Borgman

“Soms lijkt alles onwerkelijk voor me”
(A veces todo parece irreal para mí)

La leyenda urbana, es un relato perteneciente al folclore contemporáneo; se trata de un tipo de leyenda, o tradición popular, a veces emparentable con un tipo de superstición, que pese a contener elementos sobrenaturales o inverosímiles, es presentado como “hechos reales sucedidos en la actualidad”
Algunas, parten de hechos reales, pero éstos son exagerados, distorsionados, o mezclados con datos ficticios... y suelen tener como trasfondo una moraleja.
Por ejemplo, el íncubo, del latín incubus, “in” o “sobre”, y “cubare” o “yacer” o “acostarse”, es un demonio masculino, en la creencia y mitología popular europea de La Edad Media, que se supone, se posa encima de la víctima femenina durmiente, para tener relaciones sexuales con quien duerme, de acuerdo con una amplia cantidad de tradiciones mitológicas, y legendarias.
Su contraparte femenina, se llama súcubo.
Un íncubo, puede buscar tener relaciones sexuales con una mujer, para convertirse en el padre de un niño, por ejemplo.
La tradición religiosa sostiene, que tener relaciones sexuales con un íncubo, o súcubo, puede provocar un deterioro en la salud, o incluso hasta la muerte.
Las víctimas, viven la experiencia como un sueño, sin poder despertar de éste.
Una misma leyenda urbana, puede llegar a tener infinidad de versiones, situadas generalmente en el entorno de aquellos que las narran, y reciben.
La mitología nórdica, por su parte, se ha internado en la pantalla, en la modernidad.
Culpa y castigo aparente, en el abundante occidente, a manos de un mal antiguo y cercano, seres con valores y objetivos, en principio incomprensibles para nosotros, que se introducen en la intimidad, se la apropian, y juegan a merced con ella.
“En zij daalden neer opa arde om hun gelerderen te versterken”
(Y descendieron sobre la tierra para fortalecer sus filas)
Borgman es una película holandesa, de terror fantástico y suspense, del año 2013, escrita y dirigida por Alex van Warmerdam.
Protagonizada por Jan Bijvoet, Hadewych Minis, Jeroen Perceval, Tom Dewispelaere, Sara Hjort Ditlevsen, Eva van de Wijdeven, Alex van Warmerdam, entre otros.
El guión es una fábula a caballo entre cuento de hadas, leyenda y realidad social; que inicia cuando un sacerdote armado con una escopeta, y 2 ayudantes, que carga con una enorme y afilada estaca metálica, descubren en medio de un bosque, el escondite subterráneo de Camiel Borgman (Jan Bijvoet)
Éste, se ve obligado a huir, y buscar un nuevo refugio, y le avisa a sus 2 compañeros:
Pascal (Tom Dewispelaere) y Ludwig (Alex van Warmerdam), que deben irse de inmediato.
Así, Borgman va a parar a las puertas de un chalet de lujo…
De manera insistente, pide a los propietarios, entrar a ducharse y descansar, y como resultado, termina por recibir una tremenda paliza por parte del propietario Richard (Jeroen Perceval)
A la mañana siguiente, y cuando el marido se marcha a trabajar, Camiel convence a la mujer de éste, Marina (Hadewych Minis), para que lo esconda en la propiedad.
Pronto, la influencia de Borgman, y de sus letales amistades, comienza a dinamitar, desde la sombra, las bases de esta familia…
Borgman, es una sucesión de situaciones enrarecidas, casi pesadillescas, sin apenas un sentido que las una; donde el problema no es precisamente, la falta de explicación:
¿Quién es Borgman?
¿Un sueño, un demonio, una alegoría, o la encarnación de nuestros miedos?
“Ze weet niet u.
Hoor je me?
Off met u!”
(Ella no te conoce.
¿Me escuchas?
¡Vete!)
El denominado género “Home Invasion”, aquel en el que un desconocido, o grupo de ellos invade un hogar, tiene muchas más facetas, de las que los aficionados al terror, estamos acostumbrados a ver; y Borgman es una formidable fábula cinematográfica contemporánea, de este tipo, en la que los elementos propios de este universo fabulatorio, con bosque, criaturas extrañas, la casa, la hipnosis invisible, brebajes, apariciones, etc.; están convocados sin la apariencia clásica, a la que el espectador está acostumbrado.
El director Alex van Warmerdam, se dedica a recrear, y elaborar poco a poco, un mundo descontrolado donde reina el caos, donde los personajes circulan libremente, sin oposición, y donde nadie, y este es el principal impedimento de Borgman, parece molestarse en lo más mínimo por nada.
El guión, juega además con la insinuación, sugiriendo algunas cosas, para otorgarles mayor fuerza, dentro de la imaginación de los espectadores.
No todos los personajes, son deliberadamente absurdos, sino que hay algunos de los que podemos considerar “normales”, para que en su comparación con el resto, las incoherencias, sean más pronunciadas.
La forma en que se presenta a Borgman, nos hace estar de su lado durante estos primeros minutos...
Se trata de un hombre viejo, que viste ropas andrajosas, y que tiene una barba y cabello enmarañado, lo que lo asemeja a un indigente…
No sabemos la razón por la que es perseguido, pero el estar en desigualdad de condiciones, genera de inmediato, empatía entre la audiencia.
Sin embargo, esta situación es simplemente ilusoria, ya que a medida que avanza el metraje, nos damos cuenta de lo manipulador que puede llegar a ser con la mujer, Marina, y que sus intenciones son oscuras…
No obstante, sus motivaciones no son claras de principio, y es esta incertidumbre, la que va creando la tensión a lo largo del metraje.
La comparación con los cuentos de hadas, no es del todo exagerada, ya que Borgman parece pertenecer a un grupo de seres sobrenaturales, malignos, como los que dan forma a la mitología del norte de Europa.
Cuando una de las hijas de Marina, ve al invitado dentro de la casa, lo compara con un mago, aunque la palabra adecuada estaría más cerca de “brujo”
Una vez que tienen el puesto de trabajo requerido ante la ausencia del desdichado jardinero, Borgman, con Pascal y Ludwig, van haciendo el mal:
Primero a Ilonka (Eva van de Wijdeven), la criada; y luego a los niños:
Leo (Pieter-Bas de Waard), Rebecca (Dirkje van der Pijl), e Isolde (Elve Lijbaart), a los que meten algo en el interior del cuerpo, y luego a los padres de la familia…
Richard, el padre, es una persona racista, lo que se demuestra en las entrevistas de trabajo, donde rechaza a todas las personas de raza negra que optan por el puesto de jardinero.
Pero toda persona tiene su castigo, ya que no se da cuenta, que esa persona tan arreglada, a la que ha contratado en su casa, era unas horas antes, Borgman, el vagabundo lleno de harapos.
Y es que el grupo, droga a los niños y la criada, con la bebida naranja, y les introducen algo en el cuello, que no sabemos lo que es…
Puede ser un “chip” para que actúen tal como ellos les ordenan…
Lo mismo se supone que hacen con los hijos, e incluso con el padre, y el tatuaje de una “X”, que le colocan en el hombro.
Por eso, Isolde actúa como ellos, matando al señor que está en el jardín...
Son una secta, que intenta destruir a los más poderosos, y conseguir adeptos.
Las actuaciones son excelentes, pues actúan según lo esperado de la trama; reseñar lo sensacionales que están los personajes secundarios, entre los que figura el propio director y su esposa, que destilan una gracia morbosa, que te hace reír, a pesar de lo letales que son sus acciones.
También es sensacional, el papel que hace el matrimonio protagonista, odioso y crispante el marido, y sumisa hasta la estupidez la esposa, son dignos de aplauso.
Hay notables dosis de maldad, aunque no se sabe de cierto, con qué función e intención...
Sus personajes y actitudes, resultan incomprensibles y desesperantes, en especial el papel de la mujer.
Su intención es, que el espectador sea el que teorice sobre quiénes son Borgman y sus secuaces, y cuáles son sus intenciones.
Donde algunos espectadores verán una simple comedia morbosa, otros leerán una metáfora de los topos de la clase obrera, derrotando a la burguesía; y otros verán una historia de vampiros muy peculiares, con el cura, la estaca, personaje que vive bajo tierra, que sólo entra en casas tras concederle permiso, que hace extrañas incisiones en sus víctimas…
Borgman y los suyos, son portadores de infortunio y, en especial, destructores de hogares, que sugestionan a los habitantes de la casa fijada como objetivo.
Para ello, Borgman se sienta encima de uno de los huéspedes, mientras éste duerme, hecho directamente relacionado con la figura del íncubo.
Las frustraciones y deseos reprimidos sexuales de la dueña de la casa, son el punto débil, por donde estos demonios fastidiosos, agarran y no te sueltan.
Y es que Borgman inicia con una frase apocalíptica:
“Y descendieron sobre la tierra para fortalecer sus filas”
Lo que ya da una idea de la condición mitológica del personaje:
Un cura en la comunión, que pasa a tomar un rifle...
El protagonista, viviendo debajo de la tierra, como salido de algún mito europeo.
Y cuando ya tenemos toda esta imaginería ancestral, más o menos asimilada, el extraño ser, demonio, ángel caído, vagabundo mágico... saca su móvil, y hace una llamada, dejándonos muy claro, que su estirpe, por mucho que viva como una criatura del bosque, se ha adaptado perfectamente al siglo XXI.
Borgman se articula, principalmente, como una pesadilla.
De hecho, dice el director, que su idea parte del prólogo, y éste, de un sueño que tuvo.
Todo está plagado de simbolismo onírico:
“Las plantas humanas subacuáticas”, los perros de ambigua personalidad, las casas bajo tierra, la pintura...
Tanta importancia tiene los sueños, que incluso, el principal poder sobrenatural del protagonista, es inducir pesadillas.
Y es que vivimos en una sociedad, en donde la estética, el aspecto de las personas, y el dinero, dominan sobre todas las otras cosas, el mundo de las apariencias.
Cuanto más tenemos, más queremos tener, y Borgman intenta dar un giro en el poder de la sociedad, con unos personajes pertenecientes a las clases bajas, y que van ascendiendo, hasta apoderarse del resto de la sociedad.
Para ello, emplean la inteligencia, la unión, y en muchos casos, la dureza.
Se nos plantea la lucha entre el bien y el mal, y se puede entender, como una crítica a la iglesia, y a la familia burguesa.
Como dato, podemos leer que Marina quería unirse a ellos, seguramente para salvar su vida, por eso ayuda a Camiel, a matar a su marido, que el sospecha de lo que está sucediendo, pero ya muy tarde…
Pero el vagabundo prefiere matarla, ya que puede crear conflictos futuros en el grupo, y aunque nunca nos lo dicen, puede ser que Brenda (Annet Malherbe), sea la novia, o mujer de Camiel; y su hija sea Stine (Sara Hjort Ditlevsen)
Las escenas de los perros, representan a Camiel, o sus amigos, son un elemento surrealista...
Curioso que, la primera vez que aparece el animal, está sucio, como Borgman también lo estaba; y la segunda vez, ya aparece brillante y limpio, como Borgman.
Esa diferencia, nos indica que Camiel y el grupo de vagabundos, pueden tener diferente aspecto, bien sea humano, o animal.
Nótese las plantas humanas, y a Stine que se sumerge en la laguna donde están, seguramente para alimentarse de ellos, a modo de plantación de vegetales.
Del mismo modo, la pareja es enterrada en el patio frontal, que nos viene a sugerir, que “los topos”, eventualmente se alimentarán de ellos también.
El gran mensaje del director, es mostrar que hasta las familias más bien asentadas y colocadas en la sociedad, pueden verse desmontadas por individuos con un poco de ingenio, supuestamente pobres, y que no tienen escrúpulos mínimos para conseguir sus fines.
Una especie de la lucha entre lo pobre y lo rico, entre lo vanidoso, como lo dice la compra del collar, de forma muy clara; y lo terrenal; de la inteligencia primera de individuos de la calle, contra la supuesta inteligencia de estudio de los ricos.
El acierto, finalmente, viene a ser el siguiente:
Todo parece ser normal, pero los pequeños y misteriosos detalles, señalan que en lo subyacente, hay una fuerza maligna lista para atacar; el problema es que tenemos esa certeza, el qué, pero no tenemos claro, ni el cuándo, ni el cómo…
Al final, igual me queda una pregunta:
¿La familia estaba arruinada moralmente, por su carácter burgués, no menos antes de la llegada de Borgman, o todo lo visto fue simple influencia de aquel encantador hombre?
¿Quién era ese cura, cómo conoce la localización exacta de Borgman, por qué quiere liquidarlo; y por qué no lo vemos más?
Todas las lecturas son válidas, y eso es algo grande.
El problema es, cuando esta ambigüedad, termina siendo incomprensible, y la reflexión que se quería entregar, termina perdida entre el embrollo que se ha hecho.
Sinceramente, no sé si esto es una falencia de Borgman, o una decisión consciente del director, pero cuando te han guiado, durante casi 2 horas, pidiéndote que te fijes en cada uno de los detalles, hasta terminar en un desenlace, que nos deja aún más confundidos, surge una pequeña frustración.
Lo que menos me convence, es como ese grupo de gente, que parece no tiene dinero, consiguen unos trajes, y sobre todo veneno para matar al jardinero con la cerbatana, y otras cosas tan difíciles de conseguir, aunque viendo los métodos por los que consiguen apoderarse de la casa, no parece extraño que lo hayan robado…
Eso sí, me hubiese encantado conocer más del pasado de Borgman y los suyos, la elusiva identidad de éstos, sus grises propósitos, y la razón del carácter, un tanto mitológico que tienen.
“U bent mijn enige echte liefde.
U weet dat, nietwaar?”
(Tú eres mi único amor verdadero.
Lo sabes, ¿no?)
La sociedad del primer mundo:
Origen, evolución, y finalmente caída, en una era que marcará un antes y un después en los anales de la historia.
Si nos adentramos en los oscuros sentimientos del ser humano, las películas nos hablan del origen del miedo, la incompatibilidad entre personas, y el rechazo que podemos sentir por los demás, de forma racional o no, ya sea porque no se adaptan a las normas establecidas, e incluso, porque dejan de adecuarse a nuestra forma de ver el mundo.
Lo importante es encontrar films, que nos hagan darle vueltas a su significado, aunque el que consideremos más válido sea, exclusivamente, nuestro propio análisis.
¿La maldad se entiende?
La respuesta tajante es no.
La maldad es un acto irracional y visceral del ser humano, y por tanto, no hay manera de comprenderla.
Ahora, cuestión distinta es que a esa maldad, se le intente dar explicaciones, algo que responde a una necesidad que tenemos de filosofar, de dar respuestas al por qué alguien ha cometido un acto abominable.
Con la brutalidad, el sinsentido, lo absurdo está cada vez más presente en nuestro mundo.
Por mucho dinero y poder que tengamos, por muy grande que sea nuestra casa, por muy alejada que esté nuestra urbanización de los pobres, y la fealdad, siempre estaremos amenazados.
Aunque nos construyamos un mundo perfecto, el terror se mantiene latente, esperando su oportunidad.
Puede resurgir con un atentado suicida, una falsa epidemia de gripe aviar, o con un vagabundo que toca en tu puerta.
Los poderosos tienen miedo, porque tienen mucho que perder.
Por eso se alejan lo más posible, espacial, y psicológicamente de la otra realidad.
La de los Borgman.
No quieren, o queremos saber nada de lo que pasa allí afuera…
Estamos demasiado ocupados en nuestra burbuja de bienestar, viéndonos el ombligo, eligiendo pomos para las puertas de nuestra segunda residencia, o diseñando una revolución… para nuestro jardín.

“We moeten elkaar vertrouwen...”
(Debemos confiar en los demás...)



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