Under The Skin

“You're not from here?
Where are you from?”

“La Singularidad”, será un acontecimiento que sucederá dentro de unos años, con el aumento espectacular del progreso tecnológico, debido al desarrollo de “la inteligencia artificial”
Eso ocasionará cambios sociales inimaginables, imposibles de comprender, o predecir, por cualquier humano anterior al citado acontecimiento.
En esta fase de la evolución, se producirá la fusión entre tecnología e inteligencia humana; y finalmente, la tecnología dominará los métodos de la biología, hasta dar lugar a una era, en que se impondrá la inteligencia no biológica de los “posthumanos”, que se expandirá por el universo.
Está claro, que “el estatuto del cuerpo” en el cine, se ha convertido en el centro problemático, alrededor del que giran todas las películas de nuestra contemporaneidad.
La cuestión es lógica, y ya forma parte de un debate “antiguo”:
Todas las imágenes que nos rodean, tanto si entran dentro los códigos que definen cada categoría artística, como si nos acompañan en nuestra cotidianeidad, ofreciéndose como soporte de un dispositivo móvil, han conseguido que nuestro tiempo, se encuentre cerca culminar el sueño de “Pigmalión”:
“No formar simplemente una imagen para el cuerpo amado, sino otro cuerpo para la imagen, quebrar las barreras orgánicas, que impedían la incondicionada pretensión humana a la felicidad”
Primeramente, hay que diferenciar, entre “transhumano” y “posthumano”:
El primero, sería un ser humano en transformación, con algunas de sus capacidades físicas y psíquicas superiores a las de un humano normal.
En cambio, un “posthumano”, sería un ser, natural-artificial, con unas capacidades que sobrepasarían de forma excepcional, las posibilidades del hombre actual.
Esta superioridad, sería tal, que eliminaría cualquier ambigüedad entre un humano y un “posthumano”, completamente diferente y más perfecto.
Además, de que el “posthumanismo” toma cuerpo de naturaleza en la sociedad, las hipótesis sobre el surgimiento de un nuevo prototipo humano, abren un período de reflexión sobre las promesas de la tecnología.
La humanidad, está a las puertas de un nuevo salto evolutivo de la tecnología, lo que ha dado origen a diversos escenarios de evolución que, por un lado, asustan, y por otro, son motivo de esperanza.
Al final, todo dependerá del uso que los humanos demos a la tecnología…
Pero cabe preguntarse:
¿Estamos dispuestos a aceptar una especie humana mejorada tecnológicamente, a partir de la transformación radical de sus condiciones naturales?
¿Se está produciendo ya la singularidad tecnológica, que dará lugar a un salto evolutivo irreversible del género humano, hacia el “posthumano”?
“T- D, S- Z- Th, B- T- V, H- T- D- K- G, S- Z- P- B, Ba-Ba- T- T, K- Kuh- Ch, Th- V- Th, Zzz- Sss- Bzz- Ch, B-B-Buh- V-V-Vuh, G-G-Guh D-D-Duh”
Under The Skin es una película de ciencia ficción, dirigida en el año 2013, por Jonathan Glazer.
Protagonizada por Scarlett Johansson, Paul Brannigan, Robert J. Goodwin, Krystof Hádek, Scott Dymond, Michael Moreland, Jessica Mance, Jeremy McWilliams, Adam Pearson, entre otros.
El guión es de Jonathan Glazer y Walter Campbell, como adaptación de la novela de Michel Faber, del mismo título; siendo la primera novela que publicó en el año 2000, escrita e inspirada en las tierras altas escocesas.
Al igual que muchos de los trabajos de Faber, es un desafío a la fácil categorización, y contiene elementos de ficción, “thriller”, y terror, géneros que maneja de modo tal, que lo colman de elogios en la crítica literaria; siendo traducida a 17 idiomas en 2004, asegurándose una reputación en Europa.
Por su parte, Jonathan Glazer, produjo Under The Skin, por más de una década, resolviéndola en una película que toma la perspectiva de un alienígena en el mundo humano.
La mayoría de los personajes, estuvieron interpretado por no-actores, y muchas escenas eran conversaciones espontáneas, filmadas con cámara oculta en la calle.
Así, enmarcada dentro del confuso género de “art house horror” logró una recaudación de $5,735.963; y a pesar de que no pudo recuperar los $13.3 millones de presupuesto, Under The Skin recibido el elogio de críticos, particularmente por la actuación de Johansson, el estilo directivo de Glazer, y la música de Mica Levi.
En Under The Skin veremos:
Bondad y maldad, egoísmo, supervivencia, empatía, lo irresistible de ser humano; belleza, también crueldad, de la naturaleza que nos rodea.
Under The Skin gira alrededor de un alien sin nombre (Scarlett Johansson), que asume la forma de una atractiva mujer, y deambula por las calles de Escocia, llevando a hombres solitarios y confiados, a su destino fatal.
El objetivo, es que sirvan como alimento para un “ambiente”, un organismo, algo que no podemos identificar…
Pero cuando descubre que este método, trae como consecuencia el sentir como un humano, el mundo en el que se mueve, se convierte en algo peligroso.
Así, la mujer recorrerá distintos lugares, buscando presas humanas, utilizando para ello, su sexualidad voraz:
Ella es mortífera, y tremendamente eficiente, hasta que comienza a darse cuenta de la complejidad de la vida en La Tierra; y una vez que los sentimientos humanos comienzan a aflorar en ella, la alienígena se pondrá en contra de su propia especie.
Rodada en Escocia, por lo que sus majestuosos paisajes, el país se convierte en parte importante del tono frío y extraño de Under The Skin.
Con una atmósfera insana, a la que ayuda mucho la premiada banda sonora de Mica Levi, Under The Skin tiene muchas capas:
Es ciencia ficción en su variante “están entre nosotros” pero también una reflexión sobre la naturaleza humana, y sus miserias, una metáfora sobre las relaciones sociales, o quizás, una crónica previa a una invasión alienígena...
Es la fusión perfecta, entre el cine de horror que nos asusta, porque representa un miedo; y el arte intrínseco que implica realizar un trabajo audiovisual.
Un filme sobre el sexo, el amor, la vida, la muerte…
“Sobre todo, y sobre nada al mismo tiempo”, afirmó el realizador, que lo que quería era “mirar el mundo a través de los ojos de la protagonista”
“When Is the Last Time You Touched Someone?”
Magistral, hipnótica, inquietante, y arrebatadora; Under The Skines es una de las mejores realizaciones del género fantástico, y de ciencia ficción; un film destinado a convertirse en objeto de culto, y alimentar animadas veladas, sobre sus múltiples interpretaciones.
Under The Skin es perturbador y pesado, pero al mismo tiempo, visualmente perfecto; pero lamentablemente, es una película poco accesible para el público general; porque representa una línea divisiva, entre quienes disfrutan del cine como “arte”, y aquellos que solo ven el cine, como una forma de entretenimiento.
Pero esto no tiene nada que ver, con un supuesto carácter anti narrativo de la película, o con aquella idea errada, de que Under The Skin no tiene un argumento.
Todo lo contrario; si algo tiene, es que la trama es tremendamente sencilla, y muy fácil de discernir, incluso teniendo en cuenta la escasa cantidad de diálogos, y la prácticamente total ausencia de explicaciones.
Es contemplativa, y tranquila, lo que parece hecho a propósito, para que durante esas “pausas”, disfrutes de la música, de los silencios, de la fotografía, del montaje... y de su bellísima protagonista.
Siempre me han gustado las cintas de este tipo, que no te cuentan nada de forma explícita, y que te dejan sacar tus propias conclusiones, que te hacen pensar, y que intentan que tú mismo deduzcas la trama.
Además, claro está, de una impecable factura técnica, y un contundente uso de la simbología; sobre todo, en la utilización de los espacios naturales.
Así las cosas, sabemos desde el principio, que el personaje de Scarlett Johansson, es un ente inhumano, que se oculta bajo la apariencia de una joven y hermosa muchacha, para seducir hombres solitarios, y luego llevarlos a una trampa mortal, y todas estas escenas, transcurren casi sin diálogos, y sin nadie explicando lo que estamos viendo, y aun así, queda bastante claro, a pesar de los toques de misterio, como esa habitación negra, o el personaje de la moto, que constantemente sigue de cerca a la protagonista, y que se intuye, pertenece a su misma especie, aunque nunca se dice claramente…
La seducción, forma una parte fundamental del avance narrativo en la primera mitad:
Una viuda negra alienígena, una mantis religiosa, venida del espacio exterior, llega a una localidad del norte de Escocia, y comienza a desarrollar su enigmático plan, empezando por robarle el cuerpo a una mujer anónima, que aparece extrañamente muerta, en la cuneta de una carretera…
Scarlett Johansson, se nos muestra en toda su fisicidad, como nunca antes lo había hecho en toda su carrera, pues nos muestra un talento desconocido hasta el momento; el de su expresividad anatómica.
De ella, somos conscientes de sus manos, de sus uñas, de los bordes de sus ojos, del brillo de su pelo oscuro, de cada giro, y ondulación de su cuerpo; y de cada doblez de su piel.
Y es necesario, porque nos están contando una historia, que trata ni más ni menos, que de cómo se siente uno cuando, de repente, se es consciente de que se tiene un cuerpo humano, un cuerpo nuevo, un cuerpo virgen.
Nunca antes, esta actriz se nos había mostrado de una manera tan hermosa y convincente.
Sin mediar palabra, únicamente usando su físico, La Johansson nos da una sensación de calidez, dentro de lo frío de la historia; una sensación de humanidad, que resulta extraña al emanar de un ser alienígena, que todavía no sabe sentir.
Todos los momentos clave de Under The Skin, representan cambios y evoluciones de conciencia; los cuales pueden ser:
Lo cotidiano:
En un determinado momento, vemos diferentes escenas de personas en la calle...
No están haciendo nada especial, pero poco a poco, se va creando un mosaico con estos momentos.
La mente de la alienígena, interpreta lo mundano, y percibe por primera vez, los efectos de este mundo sobre ella.
Algo nos dice, que no estaba programada para percibir esto, algo en la interacción humana, ha despertado el suficiente interés, como para querer recopilar datos.
Su sistema interno, por completo alejado de nuestros preceptos, comienza a filtrar, a su modo, nuestras energías.
El mar:
Sobran las palabras para describir el poder de esta escena; es un momento clave, porque nos muestra de forma aterradora, cómo lo insignificante, puede acabar convertido en tragedia.
En un momento, unas vidas se pierden, y otras son magulladas para siempre, con lo arbitrario como base.
Según la alienígena contempla la escena, comprendemos que ella está más cerca de la naturaleza, que de las vidas que destroza.
Ella tampoco es consciente de sí misma, y fluye en sumisión como las olas, cumpliendo con lo que se le ha pedido, sin pensar en las consecuencias.
Más tarde, estando en su furgoneta, un niño llora en el coche de al lado, lo que retrotrae a la alienígena, al niño llorando en la playa...
Puede que de momento no haya culpa, pero sí hay reconocimiento, de que algo no ha ido del todo bien.
Un eco de lo humano, que reverbera en la mente, como esperando a encontrar un sentido, que sólo la compasión puede dar.
El espejo de la imagen:
Mirándose al espejo, es cuando se hace consciente de sí misma, y no puede escapar a ese conocimiento, aunque quiera.
Ahora, en vez de distanciarse, la alienígena se reconoce en esa impotencia...
Recuerda al hombre deforme al que ha condenado, y decide cambiar las tornas, y lo salva; el hombre deforme, produce la alienación del “Alien”, o mejor dicho, su humanización.
La impotencia ante las eventualidades, despierta la empatía de este “robot”, al que irán creciéndole sentimientos, cual ramas que se mezclan entre sus circuitos.
Es el punto de no-retorno.
La Paz:
Tras varios intentos fallidos, de acercarse a la humanidad, como tratar de comer un pastel, e intentar tener sexo; la alienígena consigue, por fin, una experiencia de lo humano; y paradójicamente lo consigue, cuando no trata de hacer nada.
Se tumba en una cabaña, cierra los ojos, y se deja envolver por el sueño...
En su sueño, el bosque y su figura, se confunden; y se da la sensación de unión con la naturaleza, que es uno de los mayores deleites de la experiencia humana.
Pero viene El Dolor:
Así como la familia en la playa fue víctima de la arbitrariedad de la naturaleza, ahora la protagonista, es víctima de la arbitrariedad de la naturaleza humana.
¿Por qué, justo ahora que comenzaba a amar este planeta, ha de ser expuesta a esa crueldad?
Lo más interesante de este último tramo, no es que el cazador pase a ser presa, y se complete un círculo.
Lo más interesante es que la alienígena, había sido cazadora, en un estado de conciencia dormida, sin ninguna noción de moralidad, y el hombre ejerce como cazador, estando despierto, y con esas nociones morales integradas en su ADN.
Cuando hasta una alienígena puede aprender a ser empática:
¿Por qué los seres humanos seguimos tratándonos de esa manera?
Ahora la alienígena, nos parece más humana que el humano...
Si miramos cuándo comienza y acaba la experiencia humana de la protagonista, daremos con un dato interesante:
Su humanidad, surge de un acto de compasión, con el hombre deforme; y acaba con un acto de injustificada violencia, por parte del guardabosque.
También vemos, cómo su actitud de conformarse a los estándares de belleza superficiales, corresponden a su estado de conciencia dormido, y el momento en el que desvela quien realmente es, produce que alguien le prenda fuego.
¿Tanto miedo tenemos a nuestra verdadera cara?
Las imágenes misteriosas y culminantes de Under The Skin, desafían nuestras nociones convencionales sobre la identidad humana, y nos dejan reflexionando sobre la posibilidad de que todos los seres del universo, sean extraterrestres disfrazados.
Under The Skin, no solo es valiente al apostar por un tipo de narración como la mencionada, sino que además, se destapa con una estética alucinante, hipnótica, casi narcótica, una mezcla de la más rabiosa modernidad del nuevo siglo, con cierto aroma setentero, en esa fotografía de neblinas, y de paisajes en los que se advierte una clara intención de no embellecer, de hacernos sentir la dureza criminal de las rocas de un acantilado, el frío de la madrugada sobre el asfalto mojado, el viento, y la lluvia de un clima desapacible, que nos oculta las vistas.
Y es que gran parte de las escenas, transcurren en el interior de una furgoneta, y en una inhóspita y claustrofóbica casa.
Los paisajes urbanos que se ven, son grises, fríos, y vulgares.
En contraste, también hay muchas escenas rodadas al aire libre, en espacios muy abiertos, en los que se aprecia el poder de la naturaleza.
En todos los escenarios, Glazer consigue crear la sensación de peligro inminente, de tensión, de amenaza.
Nada es acogedor, en gran parte, por el magnífico uso del sonido, en el viento, las olas, los ruidos de la ciudad, todo suena amenazante, y de la reiterativa pero eficaz banda sonora, a cargo de Mica Levy, en su debut como compositora de bandas sonoras.
Visualmente, Glazer combina los escenarios oscuros y los luminosos, los ambientes claustrofóbicos, y los amplios exteriores, los cerrados planos sobre el rostro de Scarlett, con los panorámicos del entorno…
Hay escenas grabadas, con cámaras ocultas en la furgoneta, sin planificación, en las que Scarlett se relaciona, y coquetea con habitantes de Glasgow, que ni saben quién es realmente esa mujer, ni que están participando en una película...
Esas escenas, se combinan con otras de gran planificación artística, metafórica se podría decir, que contrastan con el tono realista de la obra.
Claro, que esas son las escenas en que se muestra el lado más alienígena del personaje.
Cuando Johansson lleva a los jóvenes al lugar del encuentro carnal, por ejemplo, a un callejón apenas iluminado, el espacio se transforma en un cuarto completamente negro…
Una “alberca cósmica” se despliega inmediatamente, donde los cuerpos de estos amantes, van quedando atrapados, dándole vida al traje del extraterrestre Johansson.
El uso de prótesis, genera la impresión de terror por la amenaza extraterrestre, recordando ejemplos de cine clásico.
Los cuerpos arrugados, sin vida, flotan en el éter, líquido amniótico, que en lugar de dar vida, la roba.
Es magistral y simbólica esa escena, de la llegada a los “apartamentos”, para “el apareamiento” y el resultado final; mostrando hombres con el miembro viril apuntando al cielo, que caen en lo más profundo de la nada, mientras observan a la mujer...
Es de aplauso comprobar ese momento, en el que uno de los cuerpos acaba siendo solo piel, que parece volar, como si de un pájaro en libertad se tratase, aunque la realidad es otra muy diferente.
Es así como, aquellos que esperaban una historia de monstruos, cargada de erotismo malsano, se encuentran con una historia surrealista, de ciencia ficción introspectiva, contada desde el punto de vista de un depredador, que termina cuestionando su naturaleza, y encontrando empatía en la humanidad, a la que ha decidido cazar.
Y el erotismo frío, poco atractivo, y destinado más bien, a ser una trampa que causa un nada desdeñable grado de repulsión, y atávico miedo a los misterios de la sexualidad femenina.
Sumémosle a todo esto, el hecho de que nos muestra varias veces desnuda, la Johansson.
Hay que valorar la valentía que supone aceptar un papel de este tipo, por parte de una actriz mundialmente conocida, que sabe que no tiene que recurrir a eso, para conseguir papeles, y ganar millonadas.
Algo que la actriz encontró “muy interesante”, porque daba como resultado, escenas abstractas y muy genuinas, que hacían que su personaje, casi se fundiera con el escenario.
Existe en Under The Skin, una línea difusa, entre la realidad, y una especie de ilusión, y es una historia compleja, que le hace estar aterrada ante la reacción de la gente, a esta extraña experiencia.
Una experiencia diferente, que es precisamente lo que busca la actriz en cada uno de sus trabajos, un tipo distinto de desafío, que en Under The Skin, se basaba más en las sensaciones, según explicó el realizador.
Glazer, también busca desafíos personales y profesionales en cada nuevo proyecto, y en esta ocasión, lo encontró en el libro de Michel Faber del mismo título, “una historia perfecta, que obligaba a buscar un lenguaje visual diferente”
Para Glazer, la humanidad es un grupo lleno de soledad, desinteresado en el otro.
Un sentimiento que termina por contagiar al extraterrestre, hasta enajenarlo.
Aquí, hay en juego un duelo moral de imaginarios, de idiosincrasias, y de límites, entre la capacidad de asombro, y la solidaridad de unos y otros, la fría crueldad del extraterrestre dominador, y las perversas pulsiones terrenales de un hombre/humanidad, que sólo se concibe a sí mismo, como “centro del universo”
Hay descubrimientos propios y ajenos, hay búsquedas y pérdidas comunes a los viajeros de esta vida, y a los turistas de lo novedoso.
Hay un sistema de castigos y recompensas, y un mensaje flotante que parece advertirnos, como una moraleja vestida de timidez, sobre la vieja pauta de que todo cambio radical, toda concesión que hagamos hacia lo desconocido, hacia lo nuevo, y extraño, conllevará riesgos inimaginables.
Desde el reparto, los hombres a los que Scarlett Johansson atrae a su furgoneta, no eran actores profesionales.
El director, Jonathan Glazer, instaló cámaras ocultas dentro de la furgoneta, y después de rodar esas escenas, se les informó que estaban saliendo en una película…
Para el misterioso personaje del motociclista, se fichó al veterano campeón de motos norirlandés, Jeremy McWilliams, para recorrer a altas velocidades, las sinuosas y húmedas vías de los Highlands.
Para el personaje que sufre por deformidad en su rostro y cuerpo, el director no quería maquillaje, ni prótesis, quería realismo, y habló con la organización benéfica Changing Faces, que asiste a personas desfiguradas, y a través de ellos, fichó a Adam Pearson, que había trabajado en televisión, este incluso, dio consejos de cómo se podría relacionar con la protagonista, sugerencias aceptadas…
Pero también Under The Skin genera cuestionamientos:
¿Por qué hacen esto los alienígenas?
¿De dónde vienen?
¿Cuál es su plan exacto?
¿Nos quieren invadir, o solo quieren infiltrarse entre nosotros para estudiarnos?
¿Cuántos extraterrestres hay en estos momentos, haciéndose pasar por humanos?
¿Cuál es la relación exacta entre Scarlett y el otro alienígena; es su jefe, su compañero, su maestro?
¿Lleva mucho tiempo haciéndose pasar por humano?
La película no lo responde, y el libro del holandés Michel Faber, es una sátira, en él, la protagonista se llama Isserley, aunque en el film no tiene nombre, esta va a La Tierra, secuestra a personas musculosas, a los que cebaba para engordar, y enviar a su planeta como alimento para sus congéneres…
De esto, no se explica en el film, de hecho, la cinta anula la trama de fondo del libro, para centrarse en el despertar a la humanidad de la protagonista, cercenando al film, de las respuestas que si tiene la novela.
Y su abrupto final, aumenta esa sensación agridulce, de confusión al no tener claro que pretende realmente, o poder haber sido mucho más.
Lo interesante de Under The Skin, es ver el día a día del ser humano, desde la perspectiva curiosa de un ser diametralmente opuesto a nosotros, y nuestra propia sensación, al ver a ese ser que no entendemos.
Así, en la primera parte, somos nosotros, quienes le miramos con extrañeza e inquietud.
Incluso con desagrado y miedo, en escenas como la de la playa.
En la segunda parte, es ella la que mira al ser humano, y esa mirada le provoca turbación y dudas.
Una curiosa evolución, quizás planteada de manera excesivamente brusca.
Quizás por eso, Under The Skin sufre un bajón en el último tercio, para remontar el vuelo en un final fantástico, que nos remite al cine de terror.
Y es que sus conexiones la enlazan con un hipertexto de cine de terror, cine erótico, cine del cuerpo, cine enigmático, que rebusca más allá del drama y las relaciones humanas cotidianas, para adentrarse en las llagas de la especulación, acerca de la naturaleza de lo que es humano, y lo que no, de nuestra relación con nuestro cuerpo, y de su utilidad, y de la amenaza que supone todo, absolutamente todo, lo que nos rodea más allá de nuestra piel.
Ese miedo a lo desconocido, el rechazo hacia todo lo que no comprendemos/queremos comprender o, simplemente, hacia todo aquello que supone un cambio, ha quedado terroríficamente reflejado gracias a este “thriller”, como también lo ha hecho el controvertido dilema moral que se pregunta:
¿Qué nos hace mejores de otras especies?
Es obvio que la naturaleza de Under The Skin, parte de una postura antropológica, donde el eje, o núcleo, se encuentra en la transformación del personaje central.
Sin duda, se puede afirmar que Under The Skin, es un ejercicio sumamente melancólico, alrededor del viejo axioma del “Yo soy los otros”
No hay ni una sola pregunta, ni un solo intento por comprender la experiencia de “Narciso”, que realmente regula nuestro tiempo, y a la que nos ha condenado este sueño de “Pigmalión”, de estar constantemente enfrentados a la imagen que nos hemos auto-construido.
Digamos que el “alien”, al que da vida Scarlett, es una especie de replicante que regresa a La Tierra, para reencontrarse a través de su razón sensible con la materialidad de su cuerpo, después de que este cuerpo haya sido sustituido por otro virtual.
Y en su regreso, descubre que los humanos ya no hablan su idioma, que han perdido toda esa sensibilidad humana, que ella guarda celosamente debajo de la piel.
Pero Scarlett no está programada de antemano, ni siquiera para morir...
Y se topará con una realidad difícil de digerir, dada su naturaleza; se puede mantener una doble vida, pero solamente acontecerá una muerte; pese a que la propia condición del nuevo estatuto de las imágenes se empeñe en trasmitir la esperanza de hallar un umbral, donde se produzca el rencuentro con lo humano extraviado.
Por último, la banda sonora de Mica Levi, es perfecta en su pulcritud y resonancia espacial, solemne, contrastando con la rudeza de la imagen, que mira las cosas como son, sin efectismos embellecedores.
Esta joven compositora, que trabajó por primera vez en este filme, usó la viola como instrumento base, a lo largo de 9 meses; y su misión era corresponder a las reacciones de Johansson en tiempo real.
“You don't want to wake up, do you?”
¿Qué es, exactamente, ser humano?
Respirar, andar, moverse, hablar, mirar... probablemente bastante más sencillo que sentir, empatizar, tener curiosidad, descubrir, aprender...
No son las funciones físicas, el desafío, sino probablemente, las más intrínsecas cuestiones del ser humano, las que tienen que ver con aquello que juzgamos inexplicable, con los que nos viene “del corazón”, esa expresión que fundamenta que algo dentro de nosotros, nos lleva a hacer lo que hacemos.
Para un ser ajeno a nosotros, las funciones físicas serían un desafío asumido, y las “del corazón”... muy probablemente, un misterio indescifrable.
Así, Under The Skin, da al espectador, la oportunidad de tener una experiencia transformativa, cimentada en el auto-análisis, de hacer un recorrido vital por sus decisiones, y verlas desde otro punto de vista.
Ser capaz de reconocer, cuándo dejamos de ser nosotros mismos, para beneplácito de un tercero, o cuándo favorecemos la belleza externa, sobre la cualidad interna; o cuándo respondemos con hostilidad ante lo diferente, y preguntarnos, si merece la pena seguir por esa ruta.
Así como la alienígena desautomatiza comportamientos, nosotros también podemos hacer frente a nuestros comportamientos automáticos, tan sedimentados en la costumbre, y tan alejados de nosotros que parecen “una manifestación de lo alienígena”
En el fondo, para el ingeniero de Google, Ray Kurzweil, “La Singularidad Tecnológica” o “Singularidad” está cerca.
Nuestra especie, está a punto de evolucionar artificialmente, y convertirse en algo diferente de lo que ha sido siempre.
¿Estamos preparados para afrontarlo?
Kurzweil pronostica, que el siglo XXI, marcará la liberación de la humanidad de sus cadenas biológicas, y la consagración de la inteligencia, como el fenómeno más importante de nuestro universo.
Los ordenadores, tendrán una inteligencia que los hará indistinguibles de los humanos.
De esta forma, la línea entre humanos y máquinas, se difuminará como parte de la evolución tecnológica.
Los implantes cibernéticos, mejorarán a los seres humanos, dotándolos de nuevas habilidades físicas y cognitivas, que les permitirán actuar integradamente con las máquinas.
Estamos ante un gran debate sobre el futuro de la condición humana, la organización social, el hábitat urbano, el misterio de la iniquidad, y nuestra relación con el orden natural que rige el mundo, y el cosmos.
Con el fin de abordarlo, hace falta una gran dosis de prudencia, y de responsabilidad.
El proyecto humano, es abierto.
La integración cognitiva, será clave en esta etapa evolutiva del hombre, y la noosfera.
Necesitaremos un humanismo fundamentado en la conciencia universal, abierto a la trascendencia, centrado en la libertad y dignidad de la persona, en su esencia, belleza, y perfeccionamiento integral.
El ser humano, es aquel que equilibra condición biológica, y dimensión espiritual.
Los mecanismos clave de la evolución humana, son el amor y el altruismo.
Por tanto, la evolución va hacia el espíritu.
La racionalidad del cosmos, puede entenderse mediante “La Ley Natural”, fundamento del derecho positivo, y de la ética universal que identifica el bien común en cada momento y situación.
La conciencia, en sentido amplio, los principios morales, y una democracia adelantada y justa, permitirán fijar medidas de autocontrol, y definir los límites infranqueables ante las nuevas tecnologías, con el fin de evitar, en el futuro, el dominio absoluto de unos cuantos “posthumanos” sobre el resto de la humanidad.
Con todo, da cierto alivio, encontrarse con algo así, que nos replantee aquello que realmente buscamos, cuando nos acercamos a lo desconocido.
Siempre manteniendo la humanidad.

“Will You Come With Me?”



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