Upstream Color

“I have to apologize.
I was born with a disfigurement where my head is made of the same material as the sun”

¿Por qué precisamente, los objetos que contemplamos, forman un mundo?
“Walden” originalmente “Walden; or, Life in The Woods”, es un ensayo, publicado en 1854, cuyo autor es Henry David Thoreau; y constituye uno de los textos de no ficción, más famosos escritos por un estadounidense.
En él, el autor narra los 2 años, 2 meses, y 2 días, que vivió en una cabaña construida por él mismo, cercana al lago Walden.
Con este proyecto de vida solitaria, al aire libre, cultivando sus alimentos, y escribiendo sus vivencias, Thoreau pretendía varias cosas:
Por un lado, demostrar que la vida en la naturaleza, es la verdadera vida del hombre libre, que ansíe liberarse de las esclavitudes de la sociedad industrial.
Por otro, que la comprensión de los recursos de la naturaleza, sus reglas, sus recompensas, son un camino que el hombre no debe olvidar.
En su ascetismo, Thoreau ansiaba trascender su concepción del elogio de la pereza, alcanzando una elevación espiritual casi imposible, según sus escritos, de alcanzarse en otro medio.
¿Somos conscientes, de que hay un animal en nosotros, cuyo despertar está en razón directa al letargo de nuestra naturaleza?
“There are two approaching armies:
Hunger and fatigue, but a great wall keeps them at bay.
The wall extends to the sky and will stay up until I say otherwise”
Upstream Color es una película de ciencia ficción, escrita y dirigida por Shane Carruth, en el año 2013.
Protagonizado por Amy Seimetz, Shane Carruth, Andrew Sensenig, Thiago Martins, Juli Erickson, Ted Ferguson, Frank Mosley, Charles Reynolds, Kerry McCormick, Karen Jagger, Jack Watkins, Jeff Fenter, Cody Pottkotter, entre otros.
El director, Shane Carruth, desempeñó aquí también, el papel de productor, actor, fotógrafo, montador, compositor, director de casting, diseñador de producción, y sonido; siendo Upstream Color, su 2ª obra cinematográfica, creada 9 años después de su debut:
“Primer” (2004)
Upstream Color es una surreal historia de amor, y de alienación moderna, misteriosa y atractiva, de sugerente atmósfera, e imaginativa y compleja narración; que nos habla sobre ciencias naturales, la condición humana, la manipulación, el dominio y control, la conexión cíclica entre especies, personalidades compartidas, abstractos entre espacios y tiempos, recuerdos y vacíos, algo muy humano y admirable de ver.
Upstream Color, se centra en 2 personas:
Kris (Amy Seimetz) y Jeff (Shane Carruth), cuyas vidas quedan vinculadas a un parásito, sin ser conscientes de ello, a través de un lazo que afecta al comportamiento, y a la manera de vivir.
Este parásito, es un ser con un ciclo de vida de 3 fases, que empieza en el ser humano, sigue en el cerdo, y acaba en la orquídea.
Todo empieza, cuando Kris se ve alejada de su vida, cuando un ladrón de poca monta (Thiago Martins) la droga; pero no se trata de un simple robo, algo más está ocurriendo.
Sin saberlo, se ve arrastrada hacia el ciclo de la vida de una presencia que se introduce en el mundo microscópico, y pasa por nematodos, plantas y ganado, y así, sucesivamente.
Por el camino, ella encuentra a otro ser:
Jeff, uno que le resulta familiar, y que también ha sido arrastrado por esa poderosa fuerza.
Ambos buscan desesperadamente un lugar seguro entre ellos mismos, mientras luchan para conseguir encajar los fragmentos dispersos de sus destrozadas vidas; que incluye, entre otras cosas extrañas:
Gusanos que se crían para fabricar drogas psicotrópicas; un granjero de cerdos que compone música, inspirado por la angustia emocional de otros; y un grupo de personas que han sido secuestradas, y a quienes les han robado miles de dólares.
Upstream Color, es un film complejo, que no únicamente enlaza varias de las preguntas más antiguas que se plantea el ser humano, desde que tiene uso de razón, sino que se atreve a hacer un paralelismo tan inteligente como revelador, respecto a la forma en que los gobiernos “juegan” con nosotros, global e individualmente, con nuestro dinero y, por qué no, con nuestros sentimientos.
Lo maravilloso de Upstream Color, es que es completamente abierta, hasta que el final define y muy claramente, lo que estaba pasando.
Se reflexiona sobre la importancia de la naturaleza en la condición humana, la necesidad de buscar formas alternativas a lo preestablecido, un guiño quizás, a la propia trayectoria del realizador, abandonando su trabajo como ingeniero y matemático por el cine; y lo inexplicable y escasamente racional que puede ser el amor entre 2 personas.
Es como un manifiesto sobre la libertad de los hombres, en su estado original, en comunión con el ecosistema, al margen del vasallaje que exige la vida en sociedad.
En Upstream Color, nada es totalmente seguro, todos podemos aportar algo con nuestra propia interpretación; pues necesita más de un visionado, para quien lo soporte.
El paso del tiempo, la pondrá en su sitio.
“The water before you is somehow special.
When you drink it you feel revived and full of energy.
It is better than anything you've ever tasted.
Take a drink now”
Un sentimiento de desorientación, es una respuesta válida ante las películas de Shane Carruth, al menos tras un primer encuentro.
Sus 2 cintas, y en esto se distingue de una buena parte de los directores de su generación, no solo requieren ser vistas varias veces, sino que justifican tal esfuerzo intelectual, por la destreza formal que Carruth demuestra en cada aspecto de sus construcciones fílmicas; Upstream Color se define a sí misma, como una experiencia cerebral, mayormente especulativa, en donde el espectador, aunque no entienda en su mayoría lo que ve en pantalla, queda profundamente atrapado por la sinfonía visual que Carruth construye, y deseoso de clarificar el enrevesado argumento que allí se maneja.
La idea de la que parte Upstream Color, está anclada en códigos sociales, políticos y humanísticos, que encuentra inspiración en el ensayo “Walden” de Thoreau, al que vuelve, una y otra vez a lo largo del metraje.
En Upstream Color, el núcleo es la perspectiva de Kris, y sólo secundariamente, en forma de contraste y complemento, surge la visión de alguien como Jeff, que también ha pasado por lo mismo que ella.
Al principio, se nos presenta la figura del ladrón, que es el único personaje claramente maligno.
Según parece, ha desarrollado un sistema infalible para conseguir dinero…
Pero que se desconoce cómo lo supo, primer fallo argumental.
Va a una floristería, donde compra unas orquídeas azules, que tienen un tipo determinado de gusano.
Ese gusano genera una sustancia que, como se puede observar en los experimentos que hacen los chicos, crea un vínculo temporal entre las personas que la consumen.
El ladrón, vende alguno de esos gusanos en cápsulas, para drogar gente, y para sacar algo de dinero, pero su mayor fuente de ingresos está en los secuestros.
Así se ve como secuestra a Kris, y le hace ingerir un gusano, mientras está inconsciente.
La sustancia que libera en su organismo, tiene efectos inmediatos:
Ella se vuelve totalmente obediente y crédula, y parece haber perdido todo control sobre sí misma.
La metodología del ladrón, es metódica, siempre la misma:
La lleva a su casa, donde se aprovecha de su estado para manipularla psicológicamente y robarla, y no la permite comer ni dormir, probablemente para que no se recupere del estado hipnótico en el que se encuentra.
Mientras él duerme, la mantiene ocupada realizando acciones repetitivas y mecanizadas; como copiar a mano el libro de “Walden”, y hace cadenas de papel con las hojas, juega tablero sola, se teje una bufanda, etc.; que tienen como premio, un trago de agua que ella misma se sirve cada vez.
Durante algunos días, él la engaña para que le extienda cheques, y vaya a diferentes bancos a pedir préstamos.
Cuando acaba con su trabajo, se marcha sin más, y la deja en casa con el gusano...
Entonces, es cuando entra el juego otro de los protagonistas:
The Sampler (Andrew Sensenig); un personaje misterioso, al que acude Kris para que le saque el gusano, que realmente es el gusano el que la lleva hasta él, atraído por el sonido grave de los altavoces.
Ahí vemos como le extrae el gusano, y se lo injerta a un cerdo.
¿Y para qué lo hace?
La respuesta no es sencilla:
Como hemos visto al principio, el gusano tiene el poder de relacionar a diferentes seres, por lo que, al injertárselo al cerdo, The Sampler crea un vínculo entre el animal y Kris…
Hay que creérselo…
A partir de ese momento, siempre que él se acerque al cerdo, podrá contemplar lo que ella está haciendo, en cualquier instante de su vida.
The Sampler, es un conocedor de los cerdos, que cría en su granja, y el aura que estos manifiestan en los personajes.
Es un ser trascendental, un científico que tiene un poder casi como de deidad.
Por su parte, el amor entre Kris y Jeff, está marcado por la estrecha relación entre 2 cerdos criados por este experto, que pasa sus días estudiándolos a ellos, a otros muchos, y a los sonidos del ambiente que los rodea, grabándolos, y creando música, salvo por la parte de los cerdos, el resto, es un procedimiento muy similar al que siguió Carruth para componer la música de Upstream Color.
Por lo que pensar que el amor de 2 personas, está marcado por la proximidad de 2 cerdos en un corral, suena irrisorio, Carruth se lo toma muy en serio…
The Sampler, se convierte así, en un observador invisible, y los cerdos que tiene en la granja, en una especie de “portal de acceso a la vida de los demás”
Cuando The Sampler, que utiliza los sonidos grabados de la naturaleza para hacer su música, se ve incapaz de componer, entra en el corral con los cerdos, y pasa la mano entre ellos, en busca de una historia que le inspire…
Es entonces, cuando encuentra, por ejemplo, la del hombre con barba, cuya mujer acaba de fallecer en el hospital.
A través del cerdo, junto al que pasa sentado toda la tarde, The Sampler puede observar lo que le ocurre al sujeto, e incluso introducirse en sus recuerdos, y ve todas las veces que él salía a comprar, y que ella le decía que le quería, y que ese día sería mejor que los anteriores…
Así las cosas, tanto El Ladrón como The Sampler, son 2 presencias, el término “fuerzas” quizá ayude a entenderlo mejor, cuyas existencias son apenas esbozadas, apenas justificadas, pero esenciales para comprender el mundo alternativo que crea Carruth, para su pareja de amantes/cerdos.
Aunque no sabemos si El Ladrón y The Sampler se conocen, sabemos que comparten conocimientos sobre energías ocultas, que dominan las acciones de Kris y Jeff:
El primero, es guiado por la codicia; el segundo, parece tener razones más abstractas, pero menos inteligibles.
Son 2 polos necesarios para el equilibrio, como el Ying y el Yang, la bondad y la maldad… muy probablemente.
Respecto a la pareja, Jeff y Kris, se conocen en el tren, un año después de lo ocurrido, y acaban enamorándose…
En cierto modo, la atracción que sienten, se debe a que los cerdos que les corresponden, se han emparejado.
En ningún momento se dice explícitamente, pero hay muchas pruebas que demuestran, que Jeff también ha pasado por la misma experiencia que Kris:
Ambos tienen en la pierna la cicatriz de la operación, se quedan ensimismados al abrir el grifo, realizan acciones compulsivas parecidas, a las que hicieron durante su cautiverio:
Él amontona caramelos azules, y hace cadenas con los envoltorios de las pajitas; y ella recoge piedras del fondo de la piscina, mientras recita fragmentos de “Walden”, y han perdido grandes cantidades de dinero en el pasado, que no pueden justificar.
Las escenas surrealistas, en la que aparecen ellos tumbados en el corral después de hacer el amor, por ejemplo, solo pretenden demostrar, la relación que hay entre los personajes y los cerdos.
Kris y Jeff, son personajes al borde de sí mismos, seres excéntricos, en tensión con el mundo.
Shane Carruth, por su parte, depositó en ellos una condición frágil, y el deseo de restituirse.
El cruce entre sí, de entrada, solo les implica dudas.
Su enamoramiento, inicialmente nace de la desconfianza:
“No será mi culpa cuando esto falle”, dice ella, antes de que se besen.
Cuando Kris siente que está embarazada, es porque lo está la cerda; y a Jeff lo despiden del trabajo, justo cuando The Sampler separa a su cerdo del grupo, porque se ha vuelto agresivo; el cerdo se hace daño en el hocico, al forcejear para liberarse, mientras que Jeff se hace una herida en la nariz, al pelear con sus compañeros…
La conexión hay que creérsela…
Por eso, los 2 protagonistas se asustan tanto, cuando The Sampler lanza a las crías de los cerdos al río.
Sienten que han perdido algo, aunque no sepan lo que es.
Al morir los cochinillos, se libera la misma sustancia azul que contenían los gusanos, que llega a través del agua a las orquídeas…
Eso hace que se vuelvan de color azul, cosa que permite al ladrón reconocerlas en la floristería.
Si no tirara los cerdos, las floristas, no recogerían esas orquídeas exóticas, y el ladrón no conseguiría los gusanos, por lo que el ciclo se rompería…
El punto culminante de la historia, es la escena en la que Kris mata a The Sampler, porque piensa que es El Ladrón, cuya cara no puede recordar…
Y gracias a la desaparición de este ser poderoso, pueden vivir cerca de quienes son más similares a ellos, los cerdos, en paz junto con personas de condición similar.
Otra lectura sería, que al principio, “el ladrón/jardinero”, que no es más que el vasallo de las grandes corporaciones estatales o privadas, entiéndase político corrupto, trabajador de banca servil, ejecutivo sin escrúpulos, o también, objetos totémicos, que ha generado la sociedad actual, y que en realidad son vacuos, móviles, “tablets”, coches, etc., que nos engañan y engatusan, para despojarnos de nuestras posesiones materiales, y una vez que ya no podemos ofrecerles nada, nos abandona.
Aprovechando lo vacía e insustancial que se vuelve nuestra existencia, cuando lo hemos perdido todo, “El Gran Capital/The Sampler”, en un alarde de imaginación y vileza, se nos presenta como “el gran salvador” y “la última esperanza para retomar nuestras vidas perdidas”, y nos vuelve a engañar, para apoderándose ahora de lo más valioso que tenemos, nuestra esencia más importante que el dinero, nuestros deseos y anhelos.
Una vez The Sampler, “El Gran Capital”, es señor de nuestras almas, aprovecha el exhaustivo conocimiento que tiene de nosotros, para cual demiurgo, hacernos ir en la dirección que él quiere, y le conviene…
Somos criados como cerdos, por las grandes empresas que nos manipulan a través de la propaganda, y el marketing, entre otros mecanismos, para seguir engordándoles sus cuentas bancarias, mientras apenas llegamos a fin de mes a pesar de trabajar, los que tienen la suerte de hacerlo, como esclavos.
Pero hay una mínima esperanza, algo que nos puede hacer salir de la espiral de sumisión en la que estamos, y devolvernos a nuestra esencia primaria, que nos permita recobrar el control de nuestras decisiones:
Es esa parte animal e irracional que está asociada a los sentimientos o impulsos innatos, y normalmente llamamos amor.
Y sólo aferrándonos al lado natural de nuestra condición, de ahí la continua referencia al fabuloso libro Henry David Thoreau, “Walden”, podremos romper los grilletes que nos someten, e intentar alcanzar la libertad, la capacidad de decidir por nosotros mismos.
Divinidad, naturaleza, política, y sistemas judiciales, se cruzan entonces en Upstream Color, para que seamos cada uno de nosotros, los que nos quedemos con el mejor planteamiento, si es que estamos dispuestos a escoger.
La metáfora, está presente absolutamente a lo largo de todo el metraje, calando poco a poco en nuestras mentes, traduciendo su significado.
Es imposible quedarse con que se trata de una pareja que se enamora, y rehace su vida tras haber sufrido los 2, el ataque de un ladrón, a través de obligarles a ingerir una droga que les somete a las órdenes de su raptor...
Si en primera instancia, después de ver el final, pareció que abogaba por una especie de activismo naturalista en la que el ladrón usaba el gusano, y a “Walden” para iluminar a sus víctimas, y sacarlas de una vida vacía y materialista, después de leer algún comentario del propio Carruth, parece que no…
Resulta que “Walden”, así como la unión de anillos que el ladrón les obliga a hacer con las hojas de papel escritas, representando un ciclo, son referencias involuntarias.
Esto es un grave error, porque no es posible que algo supuestamente involuntario, potencie el mensaje.
Carruth se equivoca, al usar elementos que establecen simbolismos, pero que en realidad, quieren parecer insignificantes.
Sin embargo, parece bastante convencido en lo que dice, de que lo que quería era “romper el ciclo de la sociedad actual, y plantear algunas cuestiones sobre la fertilidad y los hijos”
Nada apunta a que al final, los humanos recuperen su capacidad de procrear.
El daño es físico, de cuando The Sampler realiza la extracción del gusano parásito, y lo traslada al cerdo.
Lo interesante es que, debido al efecto simbiótico, se queda en el aire, qué acciones son producto de la relación humana, y cuáles tienen que ver con la relación animal…
¿Usan los cosechadores, las relaciones humanas para asegurar la procreación de la piara de cerdos?
Porque, no olvidemos, son necesarias crías sacrificadas con las que “teñir” el río…
¿Hasta qué punto, la historia de amor está dirigida o no?
De hecho, se deja entrever la historia de otra pareja, supuestamente infectada, cuya relación parece que siempre está al borde de la ruptura, encerrados en un bucle condicionado…
Me refiero a la secuencia en la que una chica repite a diario la misma frase, antes de que su chico salga a la calle...
O lo más probable, es que sea al revés:
Las relaciones humanas, como efecto colateral de las relaciones animales.
Así, la pareja de la chica o del cerdo que muere, sigue junta a pesar del fracaso, y los protagonistas no pueden reprimir ni el deseo de estar juntos, esa petición tan precipitada de matrimonio; ni el encuentro de todos esos “encuentros casuales”, que él sepa dónde está su taller, y ella dónde están sus oficinas…
Sospecho que esta cruda analogía, está bastante pensada.
Y si no recordar el plano del final, en el los humanos abren las puertas de la granja:
Todos son parejas…
¿Será rizar mucho el rizo?
Por otro lado, el ciclo se rompe, cuando uno de los componentes del mismo muere.
Esto llevará a los otros miembros, a dejarse llevar por la conexión que activó el gusano, estableciendo así, un nuevo estilo de vida, donde los cerdos son de importancia capital.
Se apreciará un desplazamiento, en el que el centro de sus vidas, estará más cerca de la naturaleza, lejos de los bienes materiales, y las flores de hormigón.
Del reparto, la actuación de Shane Carruth y Amy Seimetz, no es nada del otro mundo.
Quizás, la personalidad fría e inexpresiva de los personajes, tampoco ayuda.
Temáticamente, también hay puntos de contacto fuertes, ya que Carruth revela aquí, un interés similar por un “trascendentalista” como Henry David Thoreau, y ubica a la relación entre el hombre y la naturaleza, en el centro de su preocupación.
Pero aquí, el eje no pasa tanto por lo divino y lo místico, sin que está más centrada en la idea del mundo como lugar de experiencia/experimento, algo que hay que oír y descubrir, ya que nos influye más de lo que pensamos.
¿Cuáles son las conexiones simbióticas entre The Sampler y los humanos huéspedes?
¿Por qué los humanos reproducen las búsquedas y frustraciones The Sampler?
Véase la secuencia en la que se nos muestra al sonidista, capturando toda clase de sonidos que tienen su eco en el ruido cotidiano de los protagonistas; parece que el vínculo sonoro se rompe, cuando ella corta el hilo de coser en su taller, justo después, The Sampler lanza sus partituras por el puente, exactamente igual que el personaje de Carruth, cuando arroja los papeles durante la pelea en la oficina…
Como ya se ha comentado, cuesta distinguir las decisiones formales de las concernientes a la trama.
Hay muchas analogías visuales y auditivas, que sencillamente podrían estar mostrando las correlaciones entre simbiontes, como forma de remarcar la confusión estética y narrativa del montaje.
Otros motivos icónicos, dejan igual de intrigado:
¿Por qué ella, durante el trance subacuático, percibe los lugares registrados por The Sampler, tocando una flor amarilla?
¿Qué significa, exactamente el color amarillo?
Parece ser importante, porque encontramos detalles azules y amarillos en multitud de escenas y, finalmente, cuando el colectivo humano se hace con la granja, pintan las vallas y rejas con pintura amarilla.
Una vez más, podrían mezclarse las razones simbólicas con las argumentales.
Interpretaciones del tipo Azul-Microorganismo-Colectivo frente al Amarillo-Humano-Individual, me parecerían propias de un estructuralismo rancio, pero quién sabe…
Parece que el microorganismo, es capaz de ser absorbido por diferentes tipos de planta.
Solo así se explica, que al principio, El Ladrón raspe pigmentos de una hoja verde, y busque en las raíces de diferentes especies.
¿La planta amarilla, es otra especie portadora más?
Las flores que se tiñen, podrían ser usadas por las rastreadoras, como indicadores de la presencia del microorganismo…
Muy probablemente.
Por otro lado, científicamente demostrado, nuestro cuerpo es más próximo al de un cerdo de lo que nos imaginamos.
Es más, “existen más similitudes entre los cerdos y los humanos, que entre las ratas y los ratones”, afirma Alan Archibald, Genetista de La Universidad de Edimburgo, Escocia; y uno de los autores del estudio que publica la revista “Nature”, en el que presentan la secuenciación del genoma del cerdo.
No sólo nos parecemos en el tamaño de los órganos, también compartimos similitudes genéticas, que participan en el desarrollo de enfermedades coronarias, e incluso con dolencias tan extendidas como:
La obesidad, la diabetes, la dislexia, el párkinson, y el alzhéimer.
Otra de las esperanzas de la identificación del mapa genético de los cerdos, es la biomedicina, y el desarrollo de fármacos como la heparina.
Entonces:
¿Por qué nos ocultan nuestro gran parecido con el cerdo?
Posiblemente, se deba a temas de religión, o a que simplemente, el ser humano, relaciona al cerdo, con un animal “sucio e indeseable, que solo sirve para comer”
Mucha gente imagina al cerdo, como “un cochino”, que se revuelca por el barro, que come lo que le des...
Con todo, a Shane Carruth, se le debe agradecer varias cosas:
El haber creado un universo, en el que desconocemos las normas; haber conseguido captar toda nuestra atención, al punto de no querer retirar la vista de la pantalla; y haber logrado que queramos darle significado a todo esta estructura de secuencias, en donde pasado, presente, y futuro, se funden entre sí, mientras se escuchan diálogos fuera de sincronía...
Otra de las características que le ha valido la simpatía del público, y la crítica, es que, matemático e ingeniero de profesión, y sin previos estudios en cinematografía, en sus 2 películas, es responsable del guión, el montaje, la fotografía, la realización de la música y, además, actúa en ambos filmes.
Con lo que ha demostrado que, con poco, se puede hacer mucho.
En definitiva,  Upstream Color es una crítica acerca del control que el sistema sociopolítico ejerce sobre el individuo, quien difícilmente puede liberarse, lo que le ocasiona un estado de adocenamiento crónico.
Es en esta idea, sobre la que se circunscribe una metáfora inteligente, narrada a través de una historia, donde los protagonistas son víctimas, que han sido inoculadas con un parásito que bloquea su capacidad de decisión y pensamiento, quedando en un estado de aletargamiento intelectual; siendo esclavos, a expensas de órdenes de un tercero.
“I will ask you to repeat them from memory”
Decía el economista estadounidense, de origen canadiense, John Kenneth Galbraith:
“Para manipular eficazmente a la gente, es necesario hacer creer a todos, que nadie les manipula”
La vida, como consecuencia de la muerte; su ciclo, y cómo conseguir romperlo para evolucionar; demostrar que no todo está escrito, el derecho al libre albedrío...
Amar la vida; la de los demás, y la de uno mismo.
Encontrar a tu alma gemela; superar la etiqueta, merecida o no, de “proscrito” que impone la sociedad actual...
Defenderse, en definitiva, de la presión del mundo civilizado; y seguir las reglas que marca la naturaleza, para derrocar “un gobierno”; es desafiar a Dios.

“Each drink is better than the last, leaving you with the desire to have one more”



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