올드보이 (Oldboy)

“대결의 끝, 하나는 죽어야한다”
(Fin de la confrontación, uno debe morir)

La venganza en el cine, es un recurso muy utilizado, y que ha dado pie a grandes películas, porque permite una gran variedad de consecuencias dramáticas, y un acercamiento casi automático, del espectador hacia el personaje, al que comprende con un par de destellos, “comprensión” que no justifica, por ejemplo:
Con mostrar a un personaje, cuya esposa ha sido asesinada, y cuya meta es buscar al criminal, y ajustarle cuentas, ya tienes al espectador identificado con el “vengador”, y un punto de partida para una ración de celuloide.
Por su parte, el director surcoreano, Park Chan-wook, es uno de los directores orientales que más proyección internacional tiene.
Su forma de narrar, y sus enrevesados guiones, son legendarios, y no pueden dejar a nadie indiferente.
Si algo caracteriza a las películas de Park, es una notable dosis de poesía y estilización visual, a pesar de la inmensa dosis de violencia que preña prácticamente cada fotograma.
Son 3 películas sobresalientes, la que beben de fuentes occidentales, como la famosa novela:
“Le Comte de Monte-Cristo” (1844) de Alexandre Dumas, para hibridarse con el imaginario del autor.
Con encuadres precisos, imágenes fantásticas, metáforas visuales, y una conjunción de guiones muy elaborados, y de intérpretes valientes, definen todos sus trabajos; y en primer lugar, a la propia censura de la moral tradicional, porque sus películas abordan sin tapujos, escenas de sexo, violencia, y de conductas socialmente reprobables, como:
Incesto, relaciones con menores, abusos sexuales, etc.; pero sus intérpretes, también tienen que ser capaces de hacer cosas que nadie había hecho antes, ante la cámara, y que probablemente solo podrás ver en una de las películas de Park.
“복수 삼부작” o “La Trilogía de La Venganza” es una serie de 3 películas:
“복수는 나의 것” o “Sympathy for Mr. Vengeance” (2002); “올드보이” o “Oldboy” (2003); y “친절한 금자씨” o “Sympathy for Lady Vengeance” (2005) , dirigidas por el director surcoreano, Park Chan-wook; cada una de ellas, trata de la venganza, la violencia, y la redención.
Las películas de la trilogía, no están relacionadas narrativamente entre sí, pero la crítica internacional, las clasificó en una trilogía, debido a sus relaciones temáticas; pues las 3 giran alrededor de la venganza, como disparador de emociones y acciones.
Las 3, son historias duras, contadas y desarrolladas de diferentes maneras, en las que una situación en principio, inocente, acaba por accidente en ofensa, o en tragedia, y exige una respuesta a su misma altura, o incluso mayor, y por el camino, se queda la búsqueda de la absolución, o la satisfacción…
Aunque no siempre.
El encierro, la desesperación, y el cobro de cuentas, son los ejes fundamentales de “La Trilogía de La Venganza” de Park Chan-wook, y todas comparten otro detalle clave:
La empatía.
No importa qué tan violenta sea la película, qué recursos utilicen los protagonistas…
El director se encarga de dejar claro, que para estos personajes, “el fin no solo justifica a los medios, sino que los idolatra”
Y esto nos pone a nosotros en el debate interno de:
“¿Qué haría yo sí…?”
Generando no solo reflexión, sino también incomodidad, porque tal vez descubramos que sí, que posiblemente también tomemos el camino de la oscura ¿y dulce? venganza.
La intensidad emocional, alcanza cimas insospechadas en las 3 cintas que componen esta visión del castigo, que proporciona el agraviado, y también del auto infligido, a través de la penitencia.
Las 3 películas de Park Chan-wook, muestran 3 miradas distintas del vengador, del rostro del causante del dolor; pero el problema con el dolor, es que pertenece a la experiencia personal, y es intransferible por su propia esencia.
De nada sirve hablar del dolor, o explicar nuestras dolencias...
El dolor no puede ser comunicado, directamente.
El recurso habitual en el cine, es entonces mostrarlos a través de la mirada de los personajes, pero no de aquellos que sufren dolor, si no de los que observan el sufrimiento ajeno, buscando una identificación empática con el personaje que contempla al doliente, y situando al espectador, al mismo nivel que el del personaje.
“Observadores de los observadores del dolor”
Y el victimismo, a pesar de lo que pueda parecer, se difumina en todas las cintas:
Ninguno de los actores principales es puro, ni inocente, como nadie lo es en realidad.
Esa dualidad, pone en valor, la premisa de que todos llevamos dentro, “El Cielo y El Infierno”, y es la inquietante reflexión a la que conduce esta trilogía, que eriza el vello, y asombra por su poderío visual, y argumental, no hace cuestionar:
¿Es la venganza una forma justificada de infligir dolor?
¿Alcanza el que se resarce la paz que tanto ansía?
¿Quién tiene derecho a vengarse, y hasta qué punto?
A veces, hay cosas que más vale no saber.
“웃음과 세계는 당신과 함께 웃음.
울고 당신은 혼자 눈물”
(Ríe, y el mundo reirá contigo.
Llora, y llorarás solo)
올드보이 (Oldboy) es una película de acción surcoreana, dirigida en el año 2003, por Park Chan-wook.
Protagonizado por Choi Min-sik, Yu Ji-tae, Kang Hye-jung, Ji Dae-han, Oh Dal-su, Kim Byeong-ok, Lee Seung-Shin, Yun Jin-seo, entre otros.
El guión es de Garon Tsuchiya, y está inspirado en su manga japonés, del mismo nombre, publicado en 1997; y en el dibujo de Nobuaki Minegishi.
Las historias, entre el manga y la película, siguen el mismo tema, pero los obstáculos y los motivos, son diferentes, así como los personajes, y sus personalidades.
올드보이 (Oldboy), fue una de las películas clave, del “boom del cine surcoreano” que se produjo con el inicio del siglo; con la que Park Chan-wook, conquistó a un público internacional, narrando una retorcida venganza, con grandes dosis de violencia, sentido del humor, y poesía visual.
Se presentó en 2003, como la 2ª entrega de la denominada:
“복수 삼부작” o “Trilogía de La Venganza”, estando precedida en esta serie, por:
“복수는 나의 것” o “Sympathy for Mr. Vengeance” (2002); y continuada por
“친절한 금자씨” o “Sympathy for Lady Vengeance” (2005)
올드보이 (Oldboy), habla de la historia de Oh Dae-su (Choi Min-sik), nombre que significa, paradójicamente, algo así como “llevarse bien con la gente” y es un coreano borracho, con una hija y una mujer, de las que solo se tienen constancia por una conversación telefónica al principio del metraje.
Tras dicha conversación, Oh Dae-su es raptado por una mafia, sin motivo aparente.
Esta mafia, lo mantiene enjaulado en una habitación, que podría ser perfectamente la de un hotel con televisión, cama, y baño.
Al principio, Oh Dae-su trata de escapar, y suicidarse, pero sin éxito…
Hasta que se da cuenta que no merece la pena.
Mientras continúa encarcelado, le alimentan y cuidan, también ve la televisión, y practica artes marciales contra la pared.
Hasta que un día, entra en su habitación una mujer que lo hipnotiza, y duerme.
Cuando despierta, está dentro de una maleta, en la azotea de un edificio, con un hombre que está a punto de suicidarse…
Han pasado 15 años, desde que le secuestraron.
Tras contarle su historia al hombre, abandona el lugar, dejando que este se suicide… y Oh Dae-su va deambulando por la ciudad, y poniendo en práctica todo lo auto aprendido en técnicas de combate, hasta llegar frente a un restaurante, donde un hombre le entrega un teléfono móvil, y dinero.
Al entrar al restaurante, le llaman a dicho móvil:
Es el secuestrador, que le anima a tratar de averiguar quién es, y por qué le encerró durante 15 años.
Ante tal información, Oh Dae-su se desmaya.
Al despertar, está en casa de la camarera del restaurante que le recogió, y se lo llevo.
Oh Dae-su, comenzará a investigar, quién es dicho hombre, junto a Mi-do (Kang Hye-jung)
Y descubre donde ha estado encarcelado, siguiendo a un repartidor de comida que reparte la misma comida que le servían a él; y descubre quien es su encarcelador, pero este tiene retenida a Mi-do, y no puede vengarse.
Cuando está es liberada, ambos mantienen relaciones, y seguidamente, Oh Dae-su busca en su pasado, quién podría tener motivos para castigarle de esa manera...
Rebuscando en su pasado, descubre que dicha persona, era alguien con quien iba al instituto, y al que pillo manteniendo relaciones con su propia hermana, la del secuestrador… en incesto.
La hermana, avergonzada, se suicidó saltando desde lo alto de una presa...
Una vez descubierta la identidad del secuestrador, llamado Lee Woo-jin (Yu Ji-tae), Oh Dae-su, se dirige al edificio de oficinas, del que es dueño el secuestrador.
Allí, Oh Dae-su lucha con sus guardaespaldas, y les vence.
Una vez, cara a cara con su secuestrador, este le revela que la mujer que le ha estado ayudando, y con la que se ha acostado, es en realidad su hija, y le amenaza con decírselo a ella, a Mi-do.
Oh Dae-su, desesperado, suplica porque no le diga la verdad a Mi-do, llegando al extremo de cortarse su propia lengua con unas tijeras…
El secuestrador, satisfecho con su venganza, abandona el lugar, y se dispara en la cabeza.
Al final, Oh Dae-su, es hipnotizado por la misma mujer del principio, para olvidar que Mi-do es su hija, y así poder estar juntos…
La violencia, se muestra así, en 올드보이 (Oldboy), como algo inherente al ser humano, que si no controlas, te puede llevar a la más absoluta destrucción, tanto externa como interna.
Todos podemos ser esa bestia en la que se transforma Oh Dae-su.
“이 기억 : 그것은 바위 나 모래, 물 곡물, 모두 싱크의 여부”
(Recuerda esto: “Ya se trate de una roca o un grano de arena, en el agua, ambas se hunden”)
올드보이 (Oldboy) tiene una particularidad:
No está basada en un guión original como su “predecesora”, sino que es la adaptación de un manga japonés, nacido de la dupla creativa formada por Garon Tsuchiya, y Nobuaki Minegishi; por lo que es visualmente, la más destacable de La Trilogía.
Su ambiente, opresivo y kafkiano, la no linealidad de la narración, la violencia desatada, y lo arriesgado de su estética, junto al preciso trabajo de dirección, y la actuación de Min-sik Choi, hacen de 올드보이 (Oldboy), una película sobresaliente; la cual basa gran parte de su interés, en preservar un enigma, en realidad 2, que no se despejan hasta el final, ofreciendo alguna que otra sorpresa adicional por el camino, y obliga a no desvelar demasiados detalles sobre su desarrollo argumental.
En 올드보이 (Oldboy), volvemos a ser testigos de la vida de un hombre normal, que es llevado al extremo, pero en este caso, con fines mucho más sádicos y menos “corrientes” que en la anterior película; y conocemos a Oh Dae-su, un hombre que es secuestrado y encerrado en una habitación, en 1988, sin motivo aparente.
Allí, sus captores lo manejan todo, y hacen que se entere que su esposa fue brutalmente asesinada, y que obviamente, el único sospechoso es él, que desapareció misteriosamente.
Allí comienza a obsesionarse con la culpa, con el daño que pudo provocar a los demás, y con la seguridad de que el hombre que lo capturó, y mató a su esposa, es uno de ellos.
Pero la culpa comienza a dar lugar a la furia y, con esfuerzo, intenta mantener la cordura, para poder recordar lo que más le importa:
Vengarse del hombre que le arruinó la vida.
Pero, 15 años después, así como entro, sin motivo aparente, salió…
Alguien libera gas, y él se desmaya, y cuando se despierta, se encuentra fuera, y después le suministran un celular y dinero…
Ahí comienza “un nuevo juego”:
El captor lo llama, y le dice que ahora, debe descubrir quién es él, y por qué lo secuestró…
Eso, removerá viejas arenas del pasado, y traerá nuevamente a la luz, algo que Oh Dae-su había olvidado...
El sadismo, la perversión, y la violencia, son las protagonistas de 올드보이 (Oldboy), que causó tanta admiración como escándalo, y debates sobre la moral de su argumento.
Como atrapado en “el juego del gato y el ratón”, su atormentado protagonista, será más libre, mientras permanezca en cautividad, que cuando recobre su autonomía, puesto que no es tan importante saber por qué lo han mantenido recluido, durante más de una década; sino por qué lo han soltado...
Pero 올드보이 (Oldboy) es también, un relato donde el paso del tiempo cobra un valor fundamental, es la paciente espera, la distancia que cabe superar, la memoria presente, marcando a todos los personajes por igual y, sobre todo, propiciando la naturaleza de sus relaciones; de ahí que Park Chan-wook, se encargue de recordárnoslo en todo momento, desde los títulos de crédito iniciales, cuyas cifras simulan horarios digitales, pasando por  los distintos relojes, y calendarios automáticos que aparecen de manera destacada a lo largo del metraje, hasta prácticamente el final, donde se muestra una fotografía, que registra la fecha en que ésta fue tomada.
Desde lo técnico, Park Chan-wook, ofrece a estudiantes y amantes del Séptimo Arte, una clase magistral de técnica narrativa, con el trabajo visceral de la cámara en mano, con la construcción de sofisticados planos-secuencia, con la utilización dramática del primer plano, o del plano-detalle, con el uso del fuera de campo, y de la elipsis, con la aplicación creativa, y no abusiva de los efectos generados por computadora, y con el juego de simetrías y quiebres, a partir de todas las posibilidades de la edición moderna, como última forma de la gramática cinematográfica.
올드보이 (Oldboy), ha sido anunciada, como una “película violenta”, y si bien es cierto, que dispone de ciertas escenas medianamente sanguinarias, con alguna mutilación, amputaciones, y varios ensañamientos, la cámara no se demora más de lo imprescindible en el detalle, o apenas lo refleja; no obstante, el contenido implícito es tan truculento, que surte un efecto parejo.
Porque si existe algo verdaderamente brutal en esta historia, se encuentra, en realidad, en esa tragedia que envuelve a los protagonistas, más que en las situaciones que atraviesan de forma eventual, y en el cruel destino que se les ha ido tejiendo, y que les aguarda; una severidad que ni siquiera, su negro sentido del humor, de una comicidad amarga, incómoda, logra ahuyentar.
Al lado de esas imágenes más impactantes, conviven otras especialmente hermosas, de una extraña capacidad poética, apoyada a menudo en el surrealismo, como:
La hormiga en el metro; el baúl abriéndose en medio del césped; el pulpo; la máscara antigás...
Sólo la escena del pasillo, en la que Oh Dae-su se defiende con un martillo, de toda una banda que quiere detenerle, un pausado y oscilante “travelling” lateral, merecería ser reseñada aparte:
La escena corredor/pelea, tuvo 17 tomas en 3 días para perfeccionar, y era una sola toma continua; no había edición de cualquier tipo, excepto por el cuchillo que fue apuñalado en la espalda de Oh Dae-su, que era imágenes generadas por ordenador.
En una de las escenas, se comieron 4 calamares vivos, un plato típico en Corea, lo que provocó cierta controversia en algunos países.
Los pulpos, son comidos vivos, no fue generado por computadora; y fueron utilizados durante el rodaje de esta escena.
El actor Choi Min-sik, siendo budista, dijo una oración para cada uno de ellos, antes de comérselos.
Es un hecho que existe el consumo de pulpos vivos en Corea, llamados “Sannakji” o “산낙지” en coreano; como un manjar en Asia Oriental.
Y a pesar de que se corta la toma, generalmente, no se come todo el molusco.
Cuando se le preguntó, en el Comentario de DVD, si se sentía mal por el actor Choi Min-sik, el director Park Chan-wook declaró, que sentía más lástima por el pulpo...
El director, también declaró, que él nombró el personaje principal “Oh Dae-su”, “para recordar al espectador de Edipo”
Además del tema del incesto desconocido revelado, Edipo arranca sus ojos para no ver un mundo que desprecia a su verdad; mientras que Oh Dae-su, corta su lengua, para no revelar la verdad a su mundo.
El actor, Choi Min-sik, que le dio vida, entrenó durante 6 semanas, y perdió 9 kilos para conseguir la forma para el papel; además, rodó algunas escenas que estaban previstas para un especialista.
“복수는 건강에 좋은, 하지만 고통은 당신을 다시 찾을 수”
(La venganza es buena para su salud, pero el dolor te va a encontrar de nuevo)
Cuenta la mitología griega de Sófocles, que El Rey de Tebas, fue advertido por un oráculo, de que su propio hijo, Edipo, le daría muerte.
Para evitarlo, El Rey lo abandonó en una montaña, y el niño fue adoptado…
De grande, sin saber quién era su padre, lo mató en una pelea, y se enamoró de su madre…
Un secreto no guardado para sí, puede desencadenar la peor de las pesadillas posibles.
En lugar de madre, hija.
En lugar de ojos, lengua.
En lugar de destino divino, venganza humana.
Blanco nieve, rojo sangre y pecado; negro dolor, y siempre “Evergreen”
Un hombre encerrado 15 años, frente a un televisor…
¿Por qué?
¿Cuál fue su pecado?
Oh Dae-su, deberá elegir entre venganza o verdad, pero:
¿Se puede elegir entre ambas, sin abrir La Caja de Pandora?
Todo ello, ensalzado por el Concerto Nº 4 en fa menor, Op. 8, RV 297, “L'Inverno”, contenido en “Le Quattro Stagioni”,  incluido en “Il Cimento dell'Armonia e dell'Inventione, Op. 8” de Antonio Vivaldi.
Símbolo del invierno, en la vida del protagonista, que le separa de su primaveral Mi-do.
La lengua, ese músculo que provoca sensaciones encontradas, no encuentra mejor camino, que mostrar a los demás, lo que los ojos vieron, y de donde nunca debió salir la imagen…
En cierto momento de nuestra vida, nos encontramos en esta encrucijada.
Sospechamos algo…
Nuestra intuición nos dice, que un hecho no es tal cual suponemos.
O nos vienen con un cuento sobre tal, o cual persona, que nos hace dudar.
Llegado este punto:
¿Quieres enfrentar las cosas tal cual son?
¿O es mejor hacer oídos sordos, dejar las cosas como están, y seguir adelante, sin cambios aparentes en nuestras actividades, y en nuestra rutina diaria?
Parece que si uno desconociera lo que realmente está sucediendo, le quitamos validez, o mejor aún, directamente no existe…
¿Prefieres saber la verdad o ignorarla?

“내가 괴물보다 더 해요 비록 - 나도 살 수있는 권리를 가지고 있지 않은거야?”
(A pesar de que ya no soy más que un monstruo, ¿o sí?
¿También tengo derecho a vivir?)



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