Intruso

“P.R.E.O.M.”

El sexo, fue fundamental en el pacto democrático en la España de 1978, que trajo el derecho a la diferencia, la libertad de expresión, y acabó con la actividad represora.
El mismo año, el director de cine Vicente Aranda, estrenaba “Cambio de Sexo”, un drama sobre la represión de la orientación sexual, en el que Victoria Abril, musa y ariete, provocó las peores migrañas de los bragafajas.
El proceso de democratización, avanzaba en un país sin dictador, pero con costumbres dictatoriales.
La censura y los embargos, continuaban a falta de una Constitución, y Aranda irrumpía con este buldócer, que sacaba a la luz, la España oculta, y cuestiona la “normalidad”
Viejas palabras que vuelven una y otra vez...
Aranda se levanta contra el silencio, para demostrar que “la normalidad” es lo menos “normal”, que “la anormalidad”, no es “un misterio de la naturaleza”, que la unidad de pensamiento, es la angustia de la individualidad.
Y es que Vicente Aranda, desacralizó el sexo.
Aclaró, entre otras cosas, que las mujeres también podían disfrutar, que el pecado y la culpa, son la mayor máquina represiva, jamás inventada.
Ahora vemos su cine como porno barato, como los delirios de un viejo verde...
Puede ser; pero exponer la intimidad de un país reprimido, no es develar los secretos de cama.
Lo barato de la realidad, es la verdad, aunque incomode.
Aranda cuestionó aquella España, y todo lo que suponía su “negra sombra”, que convirtió la marginalidad en una opción.
Y lo hizo con ironía y sarcasmo, con aciertos y fallos, fue vulgar y ruidoso a veces, molesto, pero necesario.
“Todavía amo con locura”
Intruso es un drama de suspenso español, dirigido por Vicente Aranda, en el año de 1993.
Protagonizado por Victoria Abril, Imanol Arias, Antonio Valero, Alicia Rozas, Carlos Moreno, Naim Thomas, Rebeca Roizo, Alicia Agut, entre otros.
El guión es de Vicente Aranda y Álvaro del Amo, sobre la plácida existencia de un pudiente matrimonio con 2 hijos, que se ve violentada por la reaparición del primer esposo de la mujer, acogido en el hogar, en vista de su estado de indigencia.
Uno de los principales temas de Intruso, es el potencial destructivo de la pasión obsesiva, y sus vínculos con la muerte y el sexo.
Intruso, forma con los otros filmes del director:
“Amantes” (1991) y “Celos” (1999), una trilogía de películas sobre el amor como pasión incontrolable, que termina trágicamente.
Estas 3 películas, se basan libremente, en historias de crímenes reales…
Intruso, también ha servido de alguna manera, para el debut de Victoria Abril en Hollywood, siendo esta, su 9ª colaboración con el director.
Con un presupuesto de 300 millones de pesetas, de los que 60 han sido aportados por Antena-3 Televisión, Intruso fue rodado a lo largo de 8 semanas en Santander, una ciudad cinematográficamente muy burguesa, en la que aparentemente, el nivel de vida es superior a la media, y en los alrededores de Madrid.
La acción sigue a un trío:
Ramiro (Antonio Valero), Ángel (Imanol Arias), y Luisa (Victoria Abril), 3 amigos que se conocieron siendo niños.
Pero 30 años después, en 1990, se reencuentran en Santander, formando un triángulo amoroso…
Luisa, se casó con Ángel, pero acabó descubriendo que en realidad, estaba enamorada de Ramiro; su marido lo comprendió, y decidió dejarles vivir su amor…
Ángel y Luisa, tenían una desahogada posición, y en su hogar, reinaba la felicidad...
Muchos años después, Luisa encuentra a Ángel enfermo, y casi convertido en un mendigo.
Ella y su actual marido, Ramiro, no dudaron en llevarlo a vivir con ellos; pero Ángel, en lugar de gratitud, sentía rencor hacia ellos.
Ramiro y Luisa, sin darse cuenta, habían metido a un intruso en su propia casa…
Por lo que Intruso funciona, al poner en un mismo espacio, a 3 personajes que se quieren y se odian.
La vena más lírica de Aranda, aparece en los “flashbacks” de Ángel, los diálogos llenos de odio de los 2 machos, o la pasión que desprende el personaje de Victoria Abril; en un cuento tenso e intenso, realzado por la complicidad de su trío de actores.
“Para reencontrarse en el otro mundo”
Paraísos infantiles, y pasiones adultas; convivencias inocentes, y emociones límite.
Miradas turbias, que invocan un pasado feliz.
Todo ello, es la esencia de Intruso.
Aranda, siempre obsesionado con los oscuros designios del deseo, la posesión, y el sexo, filma en Intruso, un “thriller” que desde el primer momento, está condenado a acabar en tragedia.
Entre sombras, y al compás de las oscuras notas de José Nieto, el director sabe explorar la psique de sus criaturas, con escenas llenas de virulencia.
La historia, con un guión descarnado del propio Aranda y de Álvaro del Amo, basado en un argumento del productor, Pedro Costa, cuenta un dramático triángulo amoroso, en el que no falta el componente erótico.
A través de una situación que responde al título del filme, se cuenta la introducción de un individuo, que rompe el equilibrio familiar de una pareja burguesa con 2 hijos, y en la que se llega a una clímax dramático y sorprendente.
Son 3 amigos inseparables de la infancia, que se ven involucrados en la adolescencia, en una amarga situación que depara en tragedia en su estado adulto.
En palabras del propio Aranda, el desenlace es imprevisible para los personajes, y también para el espectador:
“Los que han hecho Intruso, llegaron a él de una manera inesperada, y se han acostumbrado a guardar el secreto.
Son cómplices que están dispuestos a compartir su complicidad con los espectadores”, explica el director.
Y es que Vicente Aranda, dota de personalidad formal a Intruso, y lo enriquece tocando múltiples aspectos de interés propios de su filmografía:
La paráfrasis del éxito y el fracaso, con la mujer en el medio; la relación del mundo infantil y el adulto, resultando ser las situaciones de los últimos, más increíbles e infantiles que las de los propios niños; las interrelaciones sexo-muerte, y placer-dolor; unos personajes que actúan irracionalmente llevados por la pasión, etc.
El conjunto, es áspero e inquietante, y no falto de una reflexiva maliciosidad, con una lograda, oscura y apasionada fotografía de José Luis Alcaine; lo que unido a la entrega de los intérpretes, configuran una obra bastante lograda, y personal.
Aranda, hizo una petición general a los actores de Intruso, que no utilizaran la cabeza para trabajar...
Y una más concreta, dirigida a Imanol Arias, en el papel de Ángel, el esquizofrénico intruso, que se aislara del equipo, para crear en la soledad su personaje.
Rodada de una manera cronológica, algo que hace por primera vez Aranda, excepto las escenas exteriores, Intruso cuenta con un elemento innovador o vanguardista, en palabras del director:
“Quiero que sea el ojo humano, el que descubra el discurso interior del personaje que tiene enfrente, de tal manera que, a través de los rasgos y miradas de los actores, funcione toda la abstracción de su paraíso infantil, sin tener que jugar con imágenes del pasado.
Hay que trabajar sobre la abstracción, algo a lo que el ojo humano está habituado; estar muy atentos a los rasgos del actor, y a que los mecanismos interiores se correspondan con ello.
Quiero reproducir esa realidad en Intruso”, explicó Aranda.
Como algo en contra, lástima de un final poco convincente, pese a la amplitud de lecturas que admite, y de un guión demasiado desigual...
La historia, seria original, si se hubiera contado de otro modo, inclusive más riesgoso viniendo de Aranda, por ejemplo:
Hay una interpretación, de un trasfondo homoerótico/homosexual, a partir de la intensidad del triángulo adolescente.
La reacción de Ramiro, ante la presencia de Ángel, es de una amenaza con sus ataques:
En una escena en que Ángel besa a Ramiro en ambas mejillas y finalmente en los labios, Ramiro espeta:
“Si eso sucede otra vez, te rompo la frente”, en una escena muy íntima entre los hombres, que lleva a la clásica violencia de rivalidad homosocial, a la arena de la violación masculina del entorno, y sin embargo, permite una ternura violenta, no entre Ángel y Ramiro, sino entre Ángel, y lo que ha perdido...
Es decir, en ese momento final, que no se muestra entre los hombres, se desconoce qué sucede; de hecho, se desconoce su relación en la etapa adolescente, y da a entender que Ramiro, al no tener a Ángel, se casó con Luisa, o bien, al tener a Luisa, podía tener a Ángel en sus sueños…
Intruso es muy ambiguo en ese sentido, sobre la relación entre los hombres.
Otro aspecto que hizo que “se me parara la peluca” es todo lo que se dice y discute enfrente de los niños…
Con todo, y sin ser la mejor obra de Aranda, Intruso sí es una de sus obras más claustrofóbicas y dramáticas; condensado y refinado, más europeo que nunca, da forma al triángulo de amantes más desquiciado y apasionado de su filmografía.
“Espérame, soy Ángel”
Icono de una época marcada por la lucha por la libertad, en la que el cine español estaba muy influido por el clima social, y la tradición histórica y literaria, el cine de Vicente Aranda, recientemente fallecido, es hoy, tanto un reflejo extraordinario de la convulsa transición y el postfranquismo, como una ventana abierta a algunos de los episodios más sonados de la historia de España.
Con su muerte, acaecida en su casa de Madrid, se pone fin a más de 40 años de una carrera trufada de títulos capitales.
Su cine, se nutrió de la fuerza de otras intérpretes importantes, como:
Ana Belén, Paz Vega, Pilar López de Ayala, o Aitana Sánchez Gijón, protagonista que ha destacado que “rodaba como dios”, y que siempre tenía como centro “los ojos del actor”
Así le han recordado muchos colegas de profesión, como “un gran narrador y director de actores”, entre los que despuntó un hombre, Imanol Arias, que halló en él, “un padre y un maestro muy grande, con mucho carácter, que te llevaba al límite en el trabajo, y en la vida”
El “Cineasta de Las Pasiones”, como se ha referido a él, su amigo, catedrático, y escritor, Román Gubern, fue un hombre autodidacta, procedente de una familia obrera, “inteligente y culto, de ideología libertaria”, al que La Guerra Civil, recreada en su filmografía, con el recuerdo impreso de su propia infancia, que le privó de estudios.
A través de una nota de prensa, El Ministro de Educación Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, ha ensalzado a “una de las figuras más significadas de la renovación del cine español, sobre todo, a partir de la desaparición de la censura, en las primeras etapas de la democracia”
“Comenzó con un cine más comprometido, más contracultural, siguiendo las líneas que llegaban especialmente desde Francia, y después supo encontrar… su inserción en lo que podríamos denominar, un cine comercial de prestigio”, ha resaltado, Ferran Mascarell, Conceller de Cultura de La Generalitat catalana.
“Qué bien rodaba.
Técnico asombroso.
Movía la cámara con precisión.
El encuadre, siempre era único”, ha escrito el realizador, Álex de La Iglesia, en uno de los muchos mensajes de condolencia, escritos en Twitter, por gente como los actores:
Juan Diego Botto, Eduardo Noriega, y Rossy de Palma, o el director, Montxo Armendáriz.
Incluso, Antonio Resines, actual Presidente de La Academia de Cine, ha hecho uso de esta red social, para dejar unas breves palabras de recuerdo:
“Se nos ha ido uno de los grandes.
Nunca perdió el hábito de hacer cine”, ha dicho horas antes de visitar la capilla ardiente.
“Todo pasa delante de la gente, hasta que entra dentro de la alcoba, y la puerta se cierra”, decía el director.
Esa frase, resume algunos de los grandes elementos temáticos de su producción, el erotismo, y la pasión, sobre la que el propio Aranda opinó que “te puede destruir, pero te consideras más sabio, más hecho, y más formado, que el que no la ha sentido”
Gracias Aranda.

“La pasión, es algo que no eliges, te elige, es como los sentimientos”



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