La Danza de La Realidad

“Todo lo que va a ser, ya lo eres.
Lo que buscas ya está en ti.
Alégrate de tus sufrimientos, gracias a ellos, llegarás a mí”

El General Carlos Ibáñez del Campo, fue un militar y político chileno, Presidente de La República en 2 ocasiones, en los periodos 1927-1931 y 1952-1958; sus primeros 4 años, gobernó con un enfoque social y de desarrollo del Estado, por considerarlo un regenerador del país, y su lucha contra la antes todopoderosa oligarquía.
El principal énfasis de su gobierno, fue fortalecer el rol del Estado; pero La Gran Depresión de 1929, repercutió con gran fuerza en el país, desencadenando una vasta agitación social, que se tradujo en una fuerte inmigración de obreros desempleados del norte salitrero, a Santiago, con una carestía de los bienes básicos de consumo, y una fuerte persecución a los estudiantes de La Universidad de Chile; y la crisis determinó la caída del régimen.
Un movimiento de opinión, unió a los profesionales, empleados, estudiantes, y obreros, que pedían el restablecimiento de las libertades públicas, lo que fue respondido con una fuerte represión.
Abandonado por sus ministros, que renunciaron a raíz de estos hechos de violencia, y para evitar un enfrentamiento mayor, Ibáñez entregó, el 26 de julio de 1931, el mando del país, y se refugió en Argentina.
Abajo este marco histórico, Alejandro Jodorowsky Prullansky, nace el 07 de febrero de 1929,  tras vivir sus primeros 10 años en Tocopilla.
Hasta que la familia se muda en 1939, a Quinta Normal en Santiago.
De su familia, posteriormente Alejandro recordaría:
“Mi padre, a los 70 años, se fue de Chile para implantarse en Israel, acompañado de una nueva esposa.
Se burlaron de él, lo trataron de viejo loco.
Sin embargo, en ese nuevo país, pudo trabajar, engendrar 2 hijos más, y morir a los 100 años.
Si a los 70, se hubiera dicho que su vida estaba acabada, habría perdido muchos años de felicidad…”
De su infancia, cuenta Alejandro Jodorowsky:
“Me estaba separando de mi yo ilusorio, busqué desesperadamente una ruta de acceso, y un significado para la vida”
La Danza de La Realidad es una película de fantasía francesa, escrita y dirigida por Alejandro Jodorowsky, en el año 2013.
Protagonizada por Brontis Jodorowsky, Jeremías Herskovits, Pamela Flores, Alejandro Jodorowsky, Bastián Bodenhöfer, Axel Jodorowsky, Adán Jodorowsky, Andrés Cox, entre otros.
Todo inició tras la realización del documental “Jodorowsky’s Dune” (2013), que narra su infructuoso intento por adaptar la novela “Dune” de Frank Herbert, que el artista, Alejandro Jodorowsky, se reconcilió con el productor, Michel Seydoux, quien había financiado aquel fallido proyecto.
Con esta reconciliación, surgió la idea de volver a hacer una película, y Jodorowsky, que ya tiene más de 80 años de edad, decidió hacerlo en forma de autobiografía.
Por ello, el guión se basa en el libro del mismo autor, titulado “La Danza de La Realidad (Psicomagia y Psicochamanismo), publicada en el año 2001; que incluye los capítulos:
“Infancia”, “Los años oscuros”, “Primeros actos”, “El acto poético”, “El teatro como religión”, “El sueño sin fin”, “Magos, maestros, chamanes y charlatanes”, “De la magia a la psicomagia”, “De la psicomagia al psicochamanismo”, un Apéndice: “Actos psicomágicos transcritos por Marianne Costa”, y un breve epistolario psicomágico.
Según Alejandro Jodorowsky:
“El libro es un ejercicio de autobiografía imaginaria, aunque no en el sentido de ficción, pues todos los personajes, lugares, y acontecimientos, son verdaderos; sino en el hecho de que la historia profunda de mi vida, es un esfuerzo constante para expandir la imaginación, y ampliar sus límites, para aprehenderla en su potencial terapéutico, y transformador.
Ella actúa en todos los terrenos de nuestra vida, incluso en los que consideramos racionales.
Por eso, no se puede abordar la realidad, sin desarrollar la imaginación desde múltiples ángulos.
Normalmente lo visualizamos todo, según los estrechos límites de nuestras creencias condicionadas.
De la realidad misteriosa, tan vasta e imprevisible, no percibimos más que lo que se filtra a través de nuestro reducido punto de vista.
La imaginación activa, es la clave de una visión amplia:
Permite enfocar la vida desde ángulos que no son los nuestros, imaginando otros niveles de conciencia, superiores al nuestro.
Esta búsqueda, me separó de mi “Yo ilusorio”, me hizo huir de Chile, y me impulsó a buscar con desesperación un sentido a la vida.
Pero también es un libro orientado a mostrar las técnicas de la psicomagia, y el psicochamanismo, técnicas post-analíticas, a las que llegué a partir de ciertos encuentros, sufrimientos, y “maravillamientos”
Todo lo que me sirvió para entrar a un mundo que no es racional.
Pero no es propiamente una biografía, sino un manual de “Técnica Psicomágica”, para lo cual, uso mi propia biografía.
Cuento todo aquello que me condujo a crear la psicomagia.
Si fuera una biografía, exclusivamente, hablaría de otras cosas que me sucedieron, pero que dejé de lado…
Me ocupo más de todas las personas que me aportaron algo en este camino de la psicomagia.
La finalidad es, ayudar al lector.
No hablar de mí.
Mostrarle ejemplos míos, pero como fábulas, para que aprenda a resolver su propia existencia.
De cierta manera, este libro es un manual de técnicas, que puedes aplicar a tu propia vida”, concluyó el autor.
Y es que no hay ningún director, que sea igual a Alejandro Jodorowsky.
No hay ningún ser humano, que sea igual a Alejandro Jodorowsky.
Guste o no la manera en la que realiza sus múltiples incursiones en el ámbito del arte, el misticismo, el tarot, o cualquiera de las cosas a las que se vaya a dedicar en el futuro, es simplemente imposible compararlo con cualquier otra persona que esté en la esfera pública.
Y no es porque sea excesivamente único, sino porque su personalidad, es lo suficientemente esquizofrénica y animada, como para tornarse memorable, y como es que logra crear de la nada, nuevas corrientes basadas en formas de comunicación ya establecidas, como lo fue en su momento, su revolución con El Teatro Pánico, El Incal, La Psicomagia, etc.
El rodaje de La Danza de La Realidad, tuvo lugar en 2 zonas de Santiago de Chile:
El barrio Matucana, al que llegó Jodorowsky desde Tocopilla, donde transcurre la primera parte de sus producciones autobiográficas; y en El Parque Forestal, epicentro de la vida bohemia.
Con un presupuesto de $3 millones, fueron conseguidos en parte, mediante una campaña de “crowdfunding”, o mecenazgo, también llamada “financiación masiva”, en masa, o por suscripción; y trata de la primera película de Alejandro Jodorowsky, en 23 años; la cual se proyectó, por primera vez, en El Festival Internacional de Cine de Cannes, del año 2013; siendo un ejercicio de autobiografía imaginaria.
Nacido en Chile en 1929, en la pequeña ciudad de Tocopilla, Alejandro Jodorowsky, se enfrentó con una educación muy dura y violenta, en una familia desarraigada.
A pesar de que los hechos y las cifras son reales, la ficción se abre paso a través de un mundo poético, donde el director reinventa su familia, incluyendo a su padre, y su ruta a la redención, la reconciliación del hombre, y de su infancia.
Con el estilo que lo ha llevado a ser una de las figuras más reconocidas del cine fantástico, desde sus inicios como niño, el joven Alejandro (Jeremías Herskovits), recuerda su infancia en el pequeño pueblo, donde pese a las presiones de su riguroso padre, Jaime Jodorowsky (Brontis Jodorowsky), un comunista recalcitrante, y la abnegación de una madre, Sara (Pamela Flores), amorosa pero débil, tuvo que abrirse camino en medio de una sociedad, que no siempre entendió sus orígenes.
A través de La Danza de La Realidad, en el que actúan 3 de sus hijos, Jodorowsky intenta reconciliarse con su pasado; y somos testigos de los amores y desamores del chileno, de los miedos, de la condición metafórica de su país, de la posición de crecer a la sombra de un padre, con síndrome de dictador; de su amor y admiración interminable por su madre, quien la ve como una cantante de ópera, así de idealizada la tiene... pero llena de reflexión y amor, visualmente hermosa, llena de símbolos y mensajes, con una larga duración, que sin duda la necesita, ya que nos lleva por un viaje lleno de recuerdos, y una manifestación de cómo podemos haber creado nuestras propias vidas, a través de la etapa de la infancia, la cual nunca acaba, sino que se lleva por siempre en nuestro corazón, en nuestras vidas infinitas.
El viaje, como un camino de aprendizaje, y de purgamiento espiritual; La Danza de La Realidad, tal vez este sea el filme más personal de Jodorowsky, pues hay diálogos hermosos, que siguen sobresaliendo; una visión poética de una infancia difícil, que solo se soporta porque su protagonista sabia volar en su imaginación...
“La oscuridad está tragando todo.
Nos va a devorar”
La obra de Alejandro Jodorowsky, ha sido siempre, un intento por aliviar la espalda de su espíritu, sobrecargada por los traumas de una niñez terrible.
El temor a la sexualidad, y el dolor de no ser amado por los padres, han sido lastre y origen de la lucha de Jodorowsky por liberarse.
Su cine, sigue la misma senda, de alguna manera, siendo influenciado por las corrientes cinematográficas que más lo han impactado, como el surrealismo, el cine “gore”, entre muchos otros; y logra finalmente encauzar todos esos elementos pictóricos, o temáticos, en una especie de sustancia, influenciada por la visión de mundo que el director le entrega a todos los trabajos en los que se ve envuelto, una mescolanza de maestros, magos, y brujas, que lo han llevado al conocimiento de su propio ser, y aunque trate de inculcarnos ese modo de vida que ha encontrado, para explicar su biografía y su propio ser, no importa realmente si logra permearnos, ya que principalmente lo que nos queda es, una obra cinematográfica, y más allá, que es inconfundible, es su esencia, la que estamos tomando.
Así pues, La Danza de La Realidad combina la historia personal de Jodorowsky, con la metáfora, la mitología, y la poesía, lo que refleja la opinión del director, de que la realidad no es objetivo, sino más bien, un “baile creado por nuestra imaginación”, en sus palabras:
“La historia de mi vida, es un constante esfuerzo para expandir la imaginación y sus limitaciones, para capturar su potencial terapéutico y transformador.
Una imaginación activa, es la clave para una visión tan amplia, se ve la vida desde ángulos que no son los nuestros, imaginando otros niveles de conciencia superior a la nuestra”
En cuanto a la historia, la trama gira en torno a Alejandro niño, su autoritario padre, y su comprensiva y “mágica” madre, los cuales dan forma a la infancia del protagonista, en un ambiente de difícil situación económica en Chile, con una ola de pobreza y enfermedades, que aquejan a la población, y a la tan golpeada Tocopilla.
Y vemos la infancia de Alejandro, como un tímido niño que vive junto a sus padres.
Es la década de 1930, y su familia es dueña de una tienda de ropa, llamada “Casa Ukrania”
Su padre, Jaime, es un ferviente comunista, que trata a su hijo de forma autoritaria, criticando el sentimentalismo de Alejandro, e instándolo a “convertirse en un hombre como él”
Su madre, Sara, es una mujer sumisa, que debe lidiar con la mezcla de miedo y amor que siente por su marido.
La evolución de la trama pasa, primordialmente, por el desarrollo de 2 historias:
Desde Jodorowsky niño, hasta la transformación espiritual de su padre.
Aquí se relatan los inicios de La Psicomagia, terapia inventada por Jodorowsky, en la cual, su madre tiene un rol fundamental.
Es más, la madre es el pilar en la espiritualidad que desarrolla el niño, ya que ella es una mujer de fe; mientras que su padre, es un ser racional, que niega la existencia de Dios, y no duda a la hora de utilizar los métodos que sean necesarios, para que su hijo no se acerque a la religión...
Aunque ambientada en otra época, durante buena parte del metraje, esta gira alrededor de la figura del General Carlos Ibáñez del Campo (Bastian Bodenhöfer), su autoritaria presencia, el ambiente de La Segunda Guerra Mundial en ciernes, el ambiente político, asesinatos, y pensamientos; juntas e ilegalidades, comunismo y otras hierbas de ese estilo, pero sin duda, el momento más perturbador, es cuando el padre es encarcelado, y es sistemáticamente torturado, de maneras que resultan demasiado conocidas hoy en día, además de extemporáneas para la época retratada.
Tal vez, es la manera que encuentra Alejandro Jodorowsky, para tocar el tema de La Dictadura en Chile.
Como era de esperar, La Danza de La Realidad, trata temas ya conocidos en la filmografía del director, como:
El materialismo, la sexualidad, la espiritualidad, y la religión; la violencia, el mundo del circo, y los marginados de la sociedad, representados por enanos, y amputados.
El uso de personajes mutilados, es uno de los más grandes aciertos de La Danza de La Realidad, ya que introduce simbólica y físicamente, de manera visual, las precarias condiciones de trabajo en esa época, y proyecta la situación hacia el trato que reciben esas mismas personas, por parte de la sociedad.
Todo esto, con el factor de sorpresa, que constituye ver una cinta de Jodorowsky.
La Danza de La Realidad, recapitula la vida del director, buscando en su carrera artística, la explicación de un camino:
“Yo considero que el arte, debería ser para curar, no para plasmar el ego, y la neurosis en la obra.
Descubrí que se trataba, no de terapia artística, sino de arte terapéutico, a través del teatro, la pintura, y la poesía.
La cultura artística, ha rehuido la terapia, y ha llegado a un punto en el que, mientras más decadente y negativo sea el arte, y entre más vea al mundo como porquería, se dan más premios.
La “performance” de hoy, es un acto del yo, que no está mal, porque se trata de un concepto diferente de belleza, pero al no ser constructivo como debe ser el acto poético, no lleva a ningún lado.
El niño es el ego, y no debemos permitir que éste nos guíe.
En cambio, el adulto es quien no debe querer para sí nada que no quiera para los otros.
Por lo que el 90% de la humanidad, se quedó en la infancia; y gran parte la culpa, la tiene la industria, empezando por Hollywood, que enseña puras porquerías.
Por eso le tengo un altarcito a Osama bin Laden, porque si bien mató a muchas personas, también puso a temblar a Hollywood”
De ahí que en La Danza de La Realidad, se hace un buen paralelo, entre el autoritarismo que el padre de Alejandro, comparte con su ídolo Stalin, y su enemigo Carlos Ibáñez del Campo.
Esto refleja la hipocresía del personaje, que es miembro del Partido Comunista, y está dispuesto a hacer lo que sea, por seguir sus ideales, lo que contrasta con la forma en que se comporta en su hogar, donde no dista mucho de la imagen que proyectan esos 2 dictadores.
Los carteles, que están repartidos a lo largo de Tocopilla, con el rostro del militar chileno, constituyen una presencia amenazante, que nos recuerda constantemente, la represión que ocurrió en el país, durante aquella época, mientras que el cuadro de Stalin, colgado en la tienda de Jaime, hace lo propio con las atrocidades cometidas en La Unión Soviética.
Pero como en cada cinta de este autor, en La Danza de La Realidad, también hay poesía, evocaciones estéticas, y oníricas, “freaks”, psicomagia, rituales, reflexiones, y todo el misticismo que Jodorowsky insiste en mostrar en pantalla, como una forma de catarsis para el espectador.
Además, es un relato acerca del crecimiento de este niño, que a lo largo del metraje, descubre lo arbitrario, cruel, y a veces hermoso que puede llegar a ser el mundo.
En algunas escenas, vemos al mismo director aparecer en pantalla, como una especie de narrador, que nos explica lo que sintió en aquella etapa de su vida.
Pero no todo gira en torno a él.
Durante el último tercio, el enfoque de la historia, cambia hacia la figura del padre, mostrándonos sus contradicciones, y sus dudas.
Se nos explica, por ejemplo, que antes de ser un comerciante, había trabajado como artista circense, o que pese a tener una ideología comunista, su actual negocio, y la forma en que ve a los desposeídos, choca con aquella visión.
El proyecto, también parece una especie de catarsis del propio Jodorowsky, quien intenta reconciliarse con sus padres, a través de La Danza de La Realidad.
Para lograr esto, el director recurre a miembros de su familia, que participaron, a través de diversos roles:
Jaime, su padre, es interpretado por su propio hijo, Brontis, quien ya había actuado en las películas “El Topo” (1970), y “Santa sangre (1989)”
Y actúan sus otros 2 hijos:
Axel y Adán, siendo el 2º además, el compositor de la banda sonora.
Mientras que el diseño de vestuario, estuvo a cargo de la esposa del director, Pascale Montadon.
Hay una secuencia, quizás una de las más controversiales, donde la madre de Alejandro, desnuda y luego pintada completamente de negro, como lo hace con su hijo, para que así no le tenga miedo a la oscuridad; y luego, ella misma desnudarse, y esconderse, para que su hijo la encuentre, y “la coma” en un juego que nunca deja de ser inocente, pero que en nuestras cabezas se transforma en algo mucho más perverso, sobre todo debido a la voluptuosa figura de la mujer…
A ese “Golden Shower” que la misma mujer hace al esposo, además de la enorme cantidad de desnudos frontales…
Y algunas decisiones de Jodorowsky, como el hecho de que todas las líneas de su madre sean cantadas, para reflejar la afición que ella sentía por la ópera, parece algo más ridículo, que significativo...
Y es que Jodorowsky, es un cineasta difícil, pero no incoherente; su método se basa en la metaforización del mundo, es decir, en la transformación de la realidad objetiva, en una serie de impresiones, e imágenes poéticas.
Si el grito de un hombre le parece bestial, en su cine, Jodorowsky sustituye esa voz con un rugido.
Cuando en La Danza de La Realidad, los niños se masturban juntos, lo hacen con falos de madera…
Nada es literal.
El pensamiento del cineasta chileno, es uno similar a las ideas orientales que comprenden al mundo como una ilusión, y no un espacio tangible.
Se puede diferir de esta concepción, pero es imposible negar que lo que uno ve, lo que uno recuerda, es inevitablemente, una extracción parcial de la realidad, y no una comprensión absoluta; el hombre es incapaz de tal cosa…
Y Jodorowsky fundamenta su metodología, en la premisa de que el inconsciente, toma los actos simbólicos, como si fuesen hechos reales, de manera que un acto mágico-simbólico-sagrado, podría modificar el comportamiento del inconsciente, y por consiguiente, si estuviese bien aplicado, curar ciertos traumas psicológicos.
Estos actos son “diseñados a medida”, y se prescriben después de que el “psicomago” analice las peculiaridades personales del consultante, e incluso estudie su árbol genealógico.
Para esto, Jodorowsky creó “la psicogenealogía”
Esta parte de la premisa, de que determinados traumas y comportamientos inconscientes, se transmiten de generación en generación, por lo que, para que un individuo tome consciencia de ellos, y pueda desligarse de los mismos, es necesario que estudie, y haga actos psicomágicos, basados en su árbol genealógico, y en los patrones que existen en él.
De acuerdo con este método, entonces, La Danza de La Realidad, no es una visita honesta a las experiencias que formaron a Jodorowsky como niño, sino una desfiguración del pasado, para perdonar a sus padres, y encontrar la paz.
Jodorowsky, ha expresado su ambivalencia hacia la industria del cine, y su enfoque en hacer dinero, y afirmó que no quería “hacer dinero, sino perder dinero”, en la realización de La Danza de La Realidad, pidiendo que sea financiada, exclusivamente, a través de donaciones; y al parecer, debido a los costes económicos, no fue una película nada fácil de realizar.
Así lo demuestra un video del cineasta que circula en la red, donde pide a sus seguidores, su colaboración para poder financiarla, “mendicidad sagrada” le llamó a la petición, la que tuvo una buena recepción, pero la suma reunida, solo alcanzaba el 1% de la enorme cifra que se necesitaba.
Sin embargo, nuevos mecenas se sumaron la “colecta sagrada”, entre ellos, el productor francés, Michel Seydoux, con quien iba a realizar la fallida “Dune”, y aquel dinero, posteriormente les fue devuelto a sus donantes, según él mismo Jodorowsky cuenta.
No obstante, el “copyright” de los posters, imágenes, “trailers”, y clips que se incluyen para promocionar La Danza de La Realidad, pertenecen al actor Orly Terranova, quien no quiso compartir las regalías con los respectivos
autores, productoras, distribuidoras, y “sites” enlazados, encargados de promocionarla, acaparando todos los derechos reservados.
¡Tremenda ayuda!
“Encontraste en Ibáñez todo lo que admiras en Stalin.
¡Ustedes son lo mismo!
Has vivido bajo la apariencia de un tirano”
A los 100 años de edad, falleció el padre de Alejandro Jodorowsky, protagonista de uno de los momentos más crudos de su libro:
“Mi padre fue un tonto.
Fue un niño competitivo.
Yo estaba más dotado mentalmente que él, y se dio cuenta.
Su complejo era, haber tenido que ser comerciante, para ayudar a su familia.
No se pudo educar.
Entonces me traumó, me hirió, y no sólo jodió mi vida, sino que también la de mis hijos, porque al comienzo, cuando era muy neurótico, fui muy mal padre.
Les hice pagar a ellos, lo que me habían hecho a mí.
Yo comencé a iluminarme, en ese sentido, a los 40 años.
Hasta los 40, fui un neurótico, pagando, y pagando…
A partir de entonces, empecé a corregir los errores que cometí con mis hijos.
Perdonar, es simplemente comprender las razones y las causas de aquellos que te dañaron, en este caso, tus padres.
Mientras no comprendes, no perdonas.
Comprender es perdonar.
Pero ahora, yo no puedo amar a quien no se hizo amar.
Cuando los hijos no aman a los padres, no es la culpa de los hijos, es de los padres.
Un niño quiere ser amado, lucha por ello, y si no lo logra, es natural que en su alma, no haya amor.
Para mi padre, los poetas eran maricones.
Nunca se interesó por lo que yo hacía, o escribía”
De ahí que La Danza de La Realidad mezcle autobiografía, y cosas curiosas de su vida, que nos hace reflexionar de lo importante que es la psicología humana, en el transcurso de nuestra vida.
En La Danza de La Realidad, el director Alejandro Jodorowsky, hace un personalísimo repaso a su infancia, en la que la figura paterna condicionó, absolutamente, el posterior desarrollo del peculiar niño que era Alejandro Jodorowsky.
Pese a todo, el padre autoritario y tiránico, no consiguió cortar las alas de la imaginación a un niño que, apoyado en una madre muy especial, llegó a vivir esos años en su peculiar mundo, y que ahora, ya de anciano, lo refleja de manera absolutamente desbordante, consiguiendo con recursos materiales mínimos, unas cotas notables de surrealismo, como esa escena de la ola como metáfora política; que da una visión totalmente trasparente, de lo que esa época supuso para la historia de su familia, y por qué no, de su país.
Por qué al final, La Danza de La Realidad es eso, un teatro, en el que Jodorowsky arroja sus recuerdos, a la cara del espectador, pasados por el filtro de un gran guiñol, con todos los aciertos, pero también todos los excesos que eso conlleva.
Para concluir, el médico y escritor, considerado el pionero de la medicina psicosomática, Georg Groddeck, dijo en su libro llamado “El Libro del Ello”  (1923), un inusual trabajo, en el que cada capítulo está escrito en forma de una carta a una amiga nombrada como “Mi Querida” que:
“Hay problemas que el saber no soluciona.
Algún día, llegaremos a entender, que la ciencia no es sino, una especie de variedad de la fantasía, una especialidad de la misma, con todas las ventajas y peligros que la especialidad comporta”

“Tú y yo, siempre habremos sido recuerdos, nunca realidad.
Entrégate a la ilusión.
¡Vive!”



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