The Boys of St. Vincent

“Don't take me back there, please!”

En el pasado, el cine se dedicó a ilustrar la vida de grandes hombres ligados a la iglesia, la fe y la misericordia, hombres y mujeres que hicieron de sus vidas un ejemplo a seguir, y a cuales la historia en algunos casos los declaro santos o beatos…
Hay muchos personajes como San Francisco de Asís, cuya vida maravillosa ha sido llevada al cine en varias ocasiones, o la vida de un hombre más reciente, El Papa Juan XXIII, y la reciente re versionada historia de Juana de Arco, por nombrar solo algunas…
Pero en el último tiempo, las cosas han cambiado, el cine como medio de comunicación y denuncia, se ha encargado de mostrar un lado más oscuro, que se ha tratado de ocultar, y al salir a la luz provoca gran escándalo y asombro:
Los abusos sexuales y de violencia, al interior de una de las instituciones más poderosas del mundo, La Iglesia Católica:
Los orfanatos.
Como si existiera alguna clase de conspiración, los recientes años de esta década, están viendo la eclosión de innumerables casos de pederastia y abusos sexuales por parte del clero católico en todo el mundo.
La exposición mediática era demasiado obvia para ser pasada por alto por la industria del cine, de modo que luego de algunos telefilmes, los estrenos en la pantalla plateada empezaron a inicios de la década del 2000, a configurar el casi subgénero al que llamaremos “pederastia sacerdotal”
Ya en 1990, el telefilme “Judgment” de HBO, llevó al cable el caso del padre Frank Aubert, quien abusó de varios niños en su congregación de Louisiana.
Le siguió en 1992, “The Boys of St. Vincent”, con el caso de abusos sistemáticos en un orfanato de Newfoundland, Canadá; y que tuvo una 2ª parte, relacionada con el juicio a los responsables.
Estos abusos, han sucedido en todo el mundo, pero son pocas las cinematografías que se han atrevido a realizar películas que aborden el tema.
Este año fue excepcional, pues “SPOTLIGHT” (2015) fue una cinta de este tipo, que gano el premio Oscar como Mejor Película, poniendo una vez más en el tapete, un tema tan escabroso como aberrante.
Recordemos que sobre todo en latinoamericana, La Iglesia Católica es una institución muy respetada, que goza de gran poder, influencia y riqueza.
A su manera, esa cinta se añade a la larga lista de obras de ficción y documentales que señalan las mecánicas de encubrimiento institucional de crímenes pedófilos cometidos en todos los rincones del planeta, pero de modo abrumador en Irlanda, Estados Unidos, y países de América Latina, por ejemplo:
Está la historia del Cardenal Keith O'Brien, líder de La Iglesia Católica en Escocia, que renunció luego de que se revelaran acusaciones de acoso sexual contra 4 seminaristas en la década de los 80.
Otro caso es el del Cardenal Roger Mahony, quien fue acusado de encubrir a 120 sacerdotes pederastas, mientras fungía como Arzobispo de Los Ángeles.
Entre los sacerdotes que presuntamente encubrió, está el mexicano Nicolás Aguilar Rivera, acusado de abusar sexualmente a 26 menores.
En México, el caso más prominente es el de Marcial Maciel, fundador de Los Legionarios de Cristo, y que fue separado de sus funciones antes de su muerte, en enero del 2008, acusado de cometer abusos sexuales hacia estudiantes y miembros de su congregación.
El cine, tiene que adaptarse a la contingencia de los tiempos actuales, mostrando realidades muchas veces desagradables y crudas, y este tema de por sí puede herir susceptibilidades de los espectadores, pero hay que recordar, que El Séptimo Arte, siempre ha mostrado en sus películas la historia de Cristo, como el único dios grande y verdadero, eso es lo importante, y no los vicios y la decadencia de los hombres, que en su nombre, han abusado sistemáticamente de la confianza que en ellos se ha depositado.
“Anyone who is spreading these... rumors is a traitor to the orphanage, a traitor to you and a traitor to God”
The Boys of St. Vincent es un drama de terror del año 1992, dirigido por John N. Smith.
Protagonizado por Henry Czerny, Brian Dooley, Dinn Philip, Michael Wade, Greg Thomey, Brian Dodd, Ashley Billard, Jeremy Keefe, Jonathan Lewis, Johnny Morina, Alain Goulem, Sam Grana, entre otros.
El guión es de Sam Grana, John N. Smith, y Des Walsh, basado en hechos reales que tuvieron lugar en el Orfanato Mount Cashel de St. John, Newfoundland, en la costa este de Canadá; que fueron una serie de escándalos de abuso sexual infantil en La Iglesia Católica Romana; donde Los Hermanos Cristianos abusaron de niños durante más de 40 años, y aun todavía no han terminado de pagar a las víctimas.
The Boys of St. Vincent es una de las series más controvertidas, y que mayor impresión han producido entre la crítica y el público; una producción del National Film Board, Télé-Action y la cadena Canadian Broadcasting Corporation (CBC), iniciada tras estallar el escándalo en Canadá, cuando uno de los niños de un orfanato católico, en Newfoundland, denunció públicamente la escabrosa experiencia de abusos continuados.
Siendo The Boys of St. Vincent la primera parte de una película de 2 partes, hechas para la TV; y cuya 2ª parte es titulada:
“The Boys of St. Vincent: 15 Years Later”
A pesar de las presiones de La Iglesia, se sucedieron varios procesos que llevaron a la condena de los 4 sacerdotes implicados.
“The Boys of St. Vincent se inspira sobre todo en el proceso, pero los personajes y las situaciones son diferentes”, afirma el director John N. Smith; y asegura que mientras preparaba el guión, tuvo permanentemente a 4 abogados a su lado, para “evitar una acusación de difamación”
Los niños, intuían lo que estaba pasando, y no hubo dificultades con su trabajo, pese a que se produjeron críticas sobre la excesiva explicitud de las escenas.
The Boys of St. Vincent fue rodada en enero y febrero de 1992 en Montreal; y aun hoy, en algunas zonas de Canadá, la serie aún no ha podido estrenarse por presiones de instituciones eclesiásticas; de hecho, 3 días antes del estreno, en Ontario, la orden religiosa a la que pertenecen los sacerdotes encarcelados pidió la cancelación de la emisión, porque aún había procesos pendientes, y la opinión del jurado habría sido afectada por este programa, que se presenta como una historia real, y no oculta tampoco el suceso en el que se inspira.
Su emisión, produjo también problemas con los anunciantes y patrocinadores.
No obstante, obtuvo ese año el premio Fipa de Oro en El Festival Internacional de Cine de Cannes, como Mejor Serie, y como Mejor Interpretación Masculina para el actor Henry Czerny, que interpreta al sacerdote protagonista.
Esta es la historia de los niños de un orfanato católico, que se vieron sometidos a abusos por parte de los religiosos.
A esas edades, casi infantiles, los niños no sabían bien lo que estaba pasando, pero sí tenían el convencimiento de que no era normal, y tenían mucho miedo ante los sucesos que se cometían.
La justicia, estuvo investigando el caso durante mucho tiempo, pero los religiosos se oponían a aportar pruebas, ocultando todos los hechos.
La dramatización sigue la lucha desesperada de un grupo de niños residentes en un orfanato católico, para escapar de la pesadilla del abuso físico y sexual.
Sus gritos de ayuda, fueron desatendidos, aunque un portero y un policía, trataron de descubrir la verdad, y poner fin al sufrimiento.
Junto con el hermano Peter Lavin (Henry Czerny), Kevin Reevey (Johnny Morina) es la figura central de la trama.
En la primera película, Reevey es un niño de 10 años de edad, abusado sistemáticamente, que trata de evitar “las atenciones” de Lavín.
Stephen Lunney (Brian Dodd), es otro niño abusado.
Él tiene un hermano mayor, Brian (Ashley Billard), en el orfanato que trata de protegerlo, pero en el intento, es expulsado…
Durante muchos años, funcionarios de La Iglesia, la policía y altos funcionarios del gobierno, conspiraron para frenar a la justicia, y silenciarla.
Para las víctimas, sólo hay vergüenza y amargura.
Mientras la 2a parte de la miniserie, retoma la historia 15 años después:
Por una investigación, se vuelve a abrir el caso; y ahora, las víctimas tienen que enfrentarse cara a cara con sus agresores, y revivir el pasado.
Lo más destacable de The Boys of St. Vincent, es cómo trata el paso del tiempo, y todas las barreras, personales y sociales, que impiden a las víctimas que estos secretos de infancia, salgan a la luz.
Una historia que merece ser vista, para evitar que sucedan este tipo de crímenes.
“There are... rumors being spread around by certain people!”
Para la época en la que fue estrenada, The Boys of St. Vincent corrió varios riesgos al atreverse a decir la verdad.
Recientemente fue galardonada “SPOTLIGHT” (2015) con un Oscar a La Mejor Película, y su argumento, aunque similar, no se acerca con tanta franqueza a este tema, en esta película, porque los protagonistas son los niños y los sacerdotes, no una noticia y la investigación.
Y resulta ser un perfecto reflejo aun hoy, de los enfermos que pueden llegar a estar estos llamados “hombres de Dios” y de la afortunadamente conocida manipulación de La Iglesia Católica; pero primero, un poco de historia:
En 1898, La Iglesia Católica de Canadá, a través del Arzobispo Michael Francis Howel, donó un terreno a la congregación denominada “Hermanos Cristianos de Irlanda en Canadá” (CBIC)
Sí, la misma orden católica responsable del horror descubierto en Irlanda por la Comisión Ryan, el cual publicó un reporte en el 2009, comprobando el abuso sexual, tortura, crueldad y violencia en contra de más de 25.000 niños en orfanatos, reformatorios y escuelas residenciales en Irlanda, por estos supuestos hombres “cristianos”
La comisión, detalla que los abusos cometidos por la orden de los “Christian Brothers” eran sistemáticos, y reporta que todos los sacerdotes estaban implicados, porque no intervinieron o reportaron los abusos y maltratos que atestiguaban muchos de los niños.
Ahora, el mundo despierta a como esta orden católica, implemento lo mismo en varios países, incluyendo Canadá.
Así, Los Hermanos Cristianos, al recibir el terreno de La Iglesia Católica en Canadá, inició la construcción de un local, el cual se convertiría en un orfanato.
Fue en 1917, que las instalaciones estuvieron listas, y en ese mismo año, comenzaron las operaciones del “Orfanato para Varones Monte Cashel”
Los primeros huérfanos atendidos, fueron niños de Newfoundland y Labrador, aunque posteriormente empezaron a recibir niños de otras provincias de Canadá.
Desde su inicio, y hasta el año 1949, el orfanato estuvo administrado en forma conjunta entre Los Hermanos Cristianos y El Gobierno Provincial de Newfoundland y Labrador.
A partir de 1950, y hasta el cierre de sus operaciones, el orfanato fue administrado únicamente por Los Hermanos Cristianos.
En Diciembre de 1975, la policía Royal Newfoundland Constabulary (RNC), inició una investigación por presuntos delitos de abuso sexual y maltrato físico perpetrados en El Orfanato Monte Cashel.
Como resultados de esta investigación, 5 miembros de Los Hermanos Cristianos, fueron acusados por 20 jóvenes.
Aunque dicha investigación fue saboteada, y eventualmente suspendida por instrucciones del Departamento de Justicia, se comprobó que al menos 2 Hermanos Cristianos admitieron haber cometido prácticas sexuales aberradas.
No hubo más interrogatorios a residentes del orfanato, y los 2 Hermanos Cristianos encontrados culpables, fueron puestos en Centros de Rehabilitación, y posteriormente reubicados en otras instituciones, también dirigidos por los Hermanos Cristianos, en Canadá.
En 1982, La RNC, efectuó una 2ª investigación en El Orfanato Monte Cashel por delitos similares a los investigados en 1975.
Esta vez, se emitieron 13 reportes sobre el caso, 9 escritos por El Departamento de Servicio Social, y 4 por parte de la policía.
Como resultado de las investigaciones, se presentaron cargos por abusos sexuales en contra de un Hermano Cristiano, quien fue condenado y sentenciado a 4 meses de cárcel, y a 3 años de libertad condicional.
Una nota editorial, publicada en Marzo 26 de 1989, en el semanario independiente “The Sunday Express”, firmada por su editor, Michael Harris, hizo público que los abusos sexuales en Monte Cashel, datan de los años 1950 y 1960, según testimonios de víctimas entrevistadas por dicho semanario.
El editorial del Sunday, mencionó también que la investigación de La RNC, no solamente fue obstruida por El Gobierno Provincial de Newfoundland y Labrador de esa época, sino también por la misma policía, y por La Arquidiócesis de Saint John.
Ante este nuevo creciente y controversial escándalo, el gobernador interino de Newfoundland y Labrador, Tom Rideau, anunció una nueva comisión de investigación, la Royal Commission, encabezada por Samuel Hughes, El Juez retirado de La Corte Suprema de Justicia de Ontario, para que investigara la presunta obstrucción de justicia, publicada por el Sunday Express.
La Comisión Hughes, como se le conoce a esta investigación, comenzó en junio de 1989, y entrevistó a decenas de presuntas víctimas, durante un lapso de 2 años.
En Abril de 1992, emitió un reporte en el que determinó que Los Hermanos Cristianos investigados en 1975, verdaderamente debieron ser procesados y sentenciados por prácticas sexuales aberradas.
Esta Comisión, también concluyó que en realidad, El Departamento de Justicia interfirió en la investigación de la policía.
La Comisión Hughes recomendó la creación de un fondo para compensar a las víctimas.
Por su parte, La RNC, debido a la presión causada por los medios de comunicación, decidió en febrero de 1989, reabrir el caso investigado en 1975.
Como resultado de esta re investigación, fueron encontrados culpables, 24 personas:
19 Hermanos Cristianos, y 5 civiles empleados del orfanato, a los cuales se les imputaron 88 cargos por abusos sexuales y maltrato físicos.
Finalmente, en 1992, La Corte Provincial declaró convictos a 9 Hermanos Cristianos y solamente a 4 de ellos se les imputaron cargos por abusos sexuales y maltrato físicos.
En 1997, El Gobierno Provincial de Newfoundland y Labrador, en respuesta al Reporte de La Comisión Hughes, y debido a la presión de decenas de demandas civiles por parte de las víctimas de Monte Cashel, reconoció su responsabilidad ante el caso, y pagó la suma de $11.25 millones a 40 víctimas del caso del Orfanato Monte Cashel.
Posteriormente, El Gobierno buscó como recuperar este dinero, a través de la venta de las propiedades de Los Hermanos Cristianos.
En 1998, Shane Earle, una de las víctimas de abuso sexual por parte de Los Hermanos Cristianos, entabló una demanda civil por daños y perjuicios en contra del Gobierno Provincial de Newfoundland, y en contra de La Arquidiócesis de Saint John.
En ese mismo año, La Corte Provincial falló a favor del demandante, y ordenó pagar $18 millones a las 9 víctimas, incluidas en la demanda interpuesta por Shane Earle.
El pueblo canadiense, nunca se llegó a imaginar las dimensiones de este penoso y tenebroso caso, sino hasta el año 1989, cuando Los Hermanos Cristianos, decidieron cerrar el orfanato.
En abril 5 de 2002, Los Hermanos Cristianos de Irlanda en Canadá (CBIC), publicaron un comunicado, en el cual pidieron “perdón” a las víctimas del Orfanato Monte Cashel.
El Caso del Orfanato Monte Cashel, es el escándalo de abusos sexuales más grande en Canadá, y uno de los más grandes del mundo, en los que se ha visto envuelto El Vaticano y La Iglesia Católica.
En 1990, después del cierre del orfanato, los terrenos y edificios fueron decomisados y subastados, a fin de obtener recursos financieros, y así poder compensar económicamente a las víctimas, según lo ordenó La Corte de Apelaciones de Newfoundland y Labrador.
En Diciembre de 2000, el periódico “StarPhoenix” publicó un reportaje en el que menciona que se tenía conocimiento de que El Vaticano, a fin de evadir la orden de La Corte Suprema de compensar a las víctimas del orfanato, intentó cambiar los títulos de propiedades a nombre del CBIC, y traspasarlos a nombre de otras congregaciones de Los Hermanos Cristianos, fuera de Canadá.
El artículo del “StarPhoenix”, también sostiene en su reportaje que La Arquidiócesis de Vancouver, recurrió a todo tipo de artimañas para escudar a La Universidad de Vancouver, y La Universidad Tomas Moro, ambas propiedad del CBIC, a fin de que no fueran decomisadas y liquidadas, para así pagar las compensaciones ordenadas por La Corte.
Entre 1996 y 2004, las compensaciones pagadas a 140 víctimas sobrevivientes del escándalo de Monte Cashel, ascienden a unos $56.25 millones.
A pesar de haber compensado 140 víctimas, las investigaciones revelan que unos 300 residentes del orfanato, fueron sistemáticamente abusados por Los Hermanos Cristianos durante varias décadas.
En Septiembre de 2009, El Obispo Católico, Raymond Lahey, fue detenido en el aeropuerto de Ottawa, en Ontario, cuando llegaba al país después de un viaje al exterior.
La razón de su detención por parte de La Policía Montada de Canadá (RCMP), fue porque se le encontró abundante material pornográfico infantil en su computadora portátil.
Cabe mencionar, que El Obispo Lahey, fue uno de los clérigos católicos acusados de pedofilia, en la década de los 80’s, en el tenebroso caso del Orfanato Monte Cashel.
Así llegamos a la dramatización de los hechos, mostrada en la miniserie canadiense, The Boys of St. Vincent, que fue una de las primeras en abordar fríamente el abuso de sacerdotes católicos, en contra de niños, a los cuales debían proteger en un internado, pero la férrea disciplina, disfraza las verdaderas desviaciones sádicas y corruptas del padre encargado, que tiene todo el poder y la confianza de sus superiores, pues organizaba cenas y obras de caridad, lo que lo hacía ser muy admirado por su comunidad…
La historia, es narrada sin tomar partido, siempre mostrando los hechos para que sea el espectador el que juzgue.
Sí, juzgue, porque aquí se ha cometido un crimen, y hubo pocos castigados.
Toda la obra posee una ambientación tenebrosa, típica del cine de terror, no solo en los decorados, con el uso de sombras y la luz controlada, sido a través de las miradas, las elipsis, la sutileza, el vestuario y la banda sonora.
Por ejemplo, las escenas donde se abren las ventanas tras cada abuso consumado…
Las miradas sin parpadear de los abusadores, como si fueran hipnotizadores, o animales tras su presa… miradas frías y aterradoras, sin vida.
Las elipsis y la sutileza, que mientras pasa el metraje, va cayendo el velo que todo lo oculta, desde una simple mirada a las duchas, hasta las penetraciones o felaciones, todo muy horripilante, tanto que conmociona y enferma.
El vestuario, típico de los sacerdotes, como seres “draculaneanos” que solo viven de chupar la sangre a sus víctimas, que las sedan con sus miradas de psicópatas para lograr sus fines a través del uso de La Palabra, y entiéndase que para los niños, un sacerdote “es Dios representado”
El final de la primera parte, es aterrador, con las miradas resignadas de los niños protagonistas en las manos de los nuevos “hermanos” que pueden resultar ser iguales o incluso peores que los anteriores, causa esta sensación de impotencia, e induce a cuestionarse:
¿Cuántos estarán pasando por lo mismo ahora, en los orfanatos controlados por Las Iglesias?
¿Y al igual que ellos están siendo ignorados?
El final de la segunda parte, durante la investigación y juicio, Peter Lavin, ya no es sacerdote, se ha casado y permanece en la negación, declarándose inocente, incluso ante su esposa.
Pero su destino se queda sin respuesta, ante la pregunta planteada por ella, sobre si alguna vez abusó de sus 2 hijos pequeños...
Del reparto, las actuaciones en especial la de Henry Czerny y Johnny Morina, son muy convincentes y envolventes para un tema tan delicado.
Sorprende la madurez con la que este actor infantil, Johnny Morina, enfrenta su papel en muchas escenas, muchas de las cuales son muy explícitas; y el equilibrio que logró Czerny, para no caricaturizar al monstruo que representa.
Así como todos los niños, que siempre hacen un buen papel.
Para John N. Smith, director de The Boys of St. Vincent, “lo más difícil fue rodar las escenas con los niños, a las que asistieron en todo momento, los padres y un pediatra”
Las escenas de desnudos infantiles parciales, las insinuaciones sexuales, e incluso la actividad erótica explicita con niños, en especial “la escena de la tetilla” entre Czerny y Morina, son en definitiva lo que hace que esta producción sea irrepetible hoy en día, y tal vez explique porque es tan poco conocida, pero le dan a la temática, el realismo que se merece.
Otra controversia es si The Boys of St. Vincent es cine gay…
Es relativo, pues acá no se explica que los sacerdotes sean homosexuales, o que los pederastas sean homosexuales, solo se muestra que hay delito, abuso sexual, entre hombres, por lo que sí puede considerarse cine de temática.
Por último queda la banda sonora a cargo de Neil Smolar, con el uso de cantos gregorianos, que puede ser un cliché para este tipo de películas, pero en este caso, es casi sarcástico/terrorífico su uso en escenas clave, como “la declaración de amor” del hermano Lavin al pequeño Kevin, intensifica la ira que se siente al verla.
“I told the little kid he wouldn't be buggered anymore.
What do I tell him now?
That the High Holy Church and a bunch of criminal politicians don't give a damn about him!”
Como en todas las historias de este tipo, cuando aparecen quienes tratan de difundirlas, aparecen también quienes tratan de ocultarlas.
Es por eso, tanto grandes jerarcas, o simples sacerdotes, han caído en delitos de pedofilia, violencia extrema, sadismo, incluso asesinatos, contra victimas generalmente niños que tenían a su cargo, al verse acorralados, encontraron amparo en sus propia congregación, que los protegió, no por tapar los delitos, si no para evitar los escándalos, que incluso salpicarían hasta El Vaticano, y por ende al mismísimo Papa.
La Santa Sede, durante los diferentes papados, se ha visto en tela de juicio por estos hechos, y la figura de pontífices tan queridos y venerados como Juan Pablo II y Benedicto XVI, no escaparon del escándalo, al descubrirse como la única condena que recibían estos criminales, era que fuesen trasladados a otras ciudades o países, en donde al cabo de un tiempo, volvían a cometer los mismos delitos, amparados en “Crimen Sollicitationis” una instrucción en caso de denuncias de comportamientos homosexuales, pedófilos o zoófilos por parte del clero.
La directiva, imponía al penitente, la obligación de denunciar el delito de solicitación, en el plazo de un mes, bajo pena de excomunión “latae sententiae”
También, una vez realizada la denuncia, el denunciante era advertido de guardar la confidencialidad, si fuera preciso, bajo pena de excomunión.
The Boys of St. Vincent, tiene momentos perturbadores e impactantes, sacando a la luz, las barbaridades que existen en los orfanatos católicos, y hasta en las escuelas católicas, y hasta en la misma iglesia.
Este tipo de películas, no han salido en los cines, ya que por influencias de La Iglesia Católica, hacen que no las pongan en los cines; y si las ponen, rápidamente La Iglesia Católica manda a que las quiten, para que así, la gente no sepa las maldades de La Iglesia, dejándolas en ignorancia, y haciendo creer que La Iglesia Católica es la religión verdadera, salvadora y perfecta.
Las constantes son evidentes:
Una política eclesiástica de control de daños de la institución, y un desdén por la suerte final de las víctimas del abuso; encubrimiento del crimen, y traslado del ofensor de una parroquia a otra, para sustraerlo de la justicia laica, y no manchar con el escándalo, la reputación de la Iglesia; o amenazas de excomunión para quienes se atrevan a romper el código de secreto y silencio, que supuestamente une a los fieles, y a la institución católica.
Por estas razones, buena parte de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes, permanecen hoy sin castigo, no sólo por el contubernio entre autoridades eclesiásticas y judiciales, sino también, y esto lo señalan muy bien las cintas aludidas, por una religiosidad distorsionada que desde el seno familiar, disculpa sin vacilar, las peores atrocidades.
Fue hasta finales de la década de los 90, comenzaron a conocerse las primeras denuncias contra sacerdotes y religiosos en diferentes países, la mayoría de los casos, se presentaron en escuelas y orfanatos, en donde niños y adolescentes, estaban bajo el cuidado del clero.
Hoy, El Papa Francisco, se ha mostrado ser más abierto a condenar estos actos, con dureza, incluso llegando a colaborar con la justicia, para que los implicados en estos delitos, junto con ser apartados definitivamente de La Iglesia, paguen con cárcel, asumiendo su culpa y condenas, como cualquier ciudadano.
Por otra parte, la misma Iglesia ha tenido que indemnizar con millonarias sumas de dinero a las víctimas, que después de largos y penosos juicios, han logrado comprobar los hechos de abusos que los marcaron de por vida.
Porque dondequiera que haya niños, habrán quienes se los quieran echar al plato.
Iglesias, escuelas, reformatorios, no hay lugar en donde estén a salvo de los predadores.
En 2015, Canadá reconoció uno de los más “oscuros capítulos” en la historia del país:
Las residencias escolares, en donde unos 150 mil niños indígenas fueron internados por la fuerza, admitió el primer ministro Justin Trudeau, al recibir el reporte final de La Comisión de La Verdad y La Reconciliación.
La Comisión, escuchó durante 6 años, testimonios de sobrevivientes de estas residencias, donde muchos niños de las llamadas “Primeras Naciones”, concentradas en el norte de Canadá, fueron objeto de abusos físicos, psicológicos y sexuales, perpetrados por sacerdotes católicos.
Desde el siglo XIX, hasta la década de 1970, se estima que unos 150 mil niños indígenas, fueron internados en estas escuelas, administradas por sacerdotes católicos, la última de las cuales, fue cerrada en 1996.
Como resultado de esos abusos en la infancia, entre las comunidades indígenas del norte de Canadá, muchos adultos sufren de depresión, y se han suicidado, o son alcohólicos o viven con traumas.
El reporte final, de 6 volúmenes, enumera 150 mil víctimas, 6 mil testigos y 3,200 muertos como resultado de lo que los aborígenes llaman un “genocidio cultural” contra sus niños.
Trudeau, admitió que las residencias escolares tuvieron un impacto dañino en la cultura, patrimonio y lengua de los indígenas:
“Como padre de familia y ex maestro, me siento abrumadoramente conmovido por estos hechos”, dijo El Primer Ministro, quien recordó que hace 7 años, el gobierno de su antecesor Stephen Harper, ofreció una disculpa pública por este “aborrecible sistema”
El reporte, incluye 94 recomendaciones, unas de las cuales establece que en 2016, El Papa Francisco debe ofrecer una disculpa pública por los abusos de los representantes católicos.
¿Una disculpa será suficiente para borrar un crimen sistemático y generacional?

“You will rewrite this piece of pornography!
I can't send something like this out!
You will remove all references to sexual matters, is that understood?”



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