Un Enfant dans La Foule
“J'ai 12 ans”
(Tengo 12 años)
Los niños fueron las víctimas más vulnerables de los nazis; debido a que se ha estimado que más de 1 millón de niños fueron asesinados bajo el gobierno nazi en Alemania, y la Europa ocupada.
Los nazis propugnaron el infanticidio de los niños pertenecientes a grupos llamados “indeseables” o tachados de “peligrosos” de acuerdo a su ideología, ya fuera parte de su programa de limpieza étnica, o como medida de seguridad preventiva.
Los alemanes y sus aliados, asesinaron a niños amparados en dichas razones ideológicas, y como represalia para castigar supuestos ataques por parte de los miembros de la resistencia.
Y es que suele pensarse en los niños, como espectadores asombrados, con frecuencia aterrados, que presencian acontecimientos atroces y probablemente no los entienden, a pesar de sobran las evidencias de que han sido responsabilidad de los adultos, aquellos que hubieran debido protegerlos.
Si estallan los conflictos, los niños tendrían todo que perder, y muy poco que ganar.
Tampoco tendrían nada que hacer, excepto sufrir las consecuencias de un juego que no los toma en cuenta.
Cuando se narran las historias de esos niños, se les otorga habitualmente el rol de víctimas indefensas, casi siempre mudas, que se encuentran a la espera de la llegada de otros adultos, animados por las mejores intenciones, que los ayuden a superar su situación.
La imagen de niños que reaccionan, comentan y juzgan el mundo de los adultos, a partir de una experiencia temprana pero indesmentible, goza de menor credibilidad.
A pesar de su gran vulnerabilidad, muchos niños encontraron métodos para sobrevivir.
Algunos pasaban comida y medicinas a escondidas en los guetos…
Los niños que formaban parte de movimientos juveniles, participaron más adelante en actividades de resistencia clandestinas.
Muchos niños, escaparon con sus padres o parientes, y a veces en solitario, a campos de refugiados dirigidos por rebeldes judíos.
Otros, hacían lo que podían ante la demanda del cuerpo como negocio.
“Pourquoi êtes-vous toujours seul?”
(¿Por qué siempre estás solo?)
Un Enfant dans La Foule es un drama francés del año 1976, dirigido por Gérard Blain.
Protagonizado por Jean François Cimino, César Chauveau, Annie Kovaks, Cécile Cousseau, Claude Treille, Jean Bertal, Gabrielle Sassoum, Raymonde Badé-Mauffroy, Jacques Benoît-Lévy, Claude Cernay, Jurgens Doeres, entre otros.
El guión es de Gérard Blain y Michel Pérez.
El director, Gérard Blain, explicó que la historia se basa en su infancia, y en la soledad que pasó en aquellos años, tras la ocupación de Francia por Alemania.
Él mismo dijo, que había conocido sus primeras experiencias sexuales lo antes posible, con hombres y mujeres en condiciones muy duras, en relación con la pedofilia.
Un Enfant dans La Foule estuvo nominada a La Palme d’Or del Festival Internacional de Cine de Cannes; cuya historia se desarrollada en Francia, durante la ocupación alemana en La Segunda Guerra Mundial, y se centra en un chico llamado Paul (Jean François Cimino/César Chauveau), el cual no es querido por su familia, y no recibe ninguna atención en el hogar.
Para colmo, hasta su propio padre lo abandona…
Paul, tratará de buscar a un hombre que le quiera, y que le dé el cariño que su padre le negó.
En busca del calor humano, descubre, con la guerra de fondo, que puede captar la atención de determinados hombres que le aportan un afecto sensual, pero siempre furtivo.
Así, el muchacho tendrá sueños y encuentros reales con hombres que le ofrezcan amor.
La vida entorno a las necesidades causadas por la guerra, provoca lo impensable para poder subsistir, más aun, cuando hay daño emocional.
“Les Enfants du Paradis”
(Los niños del paraíso)
Uno de los rebeldes del cine francés, Gérard Blain, se hizo famoso con 3 grandes obras, 2 de las cuales:
“Le Beau Serge” (1958) y “Les Cousins” (1959), pertenecían a La Nouvelle Vague; mientras que la 3ª era una de las obras maestras de la vieja escuela:
“Voici Le Temps des Assassins” (1956)
Blain, conocido en sus inicios como el “James Dean francés”, actuó en más de 45 filmes; pasó su infancia en un barrio del extrarradio de París, y debutó como extra en “Les Enfants du Paradis” (1943), de Marcel Carné.
Aunque fue descubierto por Julien Duvivier, y su fama llegó con su actuación en las citadas obras de Chabrol.
Pero su deseo más íntimo, era el de ser realizador, pues se definía a sí mismo como “autor de filmes”
A pesar de sus trabajos con Chabrol y François Truffaut a finales de los 50, no se sintió nunca integrado en La Nouvelle Vague, y se expatrió durante un tiempo en Italia.
Las pistas para su realización como futuro director, no fueron Claude Chabrol o Julien Duvivier; su influencia más notable fue posiblemente Robert Bresson.
Y eso se nota en Un Enfant dans La Foule; en el actuar aficionado de los actores que entregan sus líneas en una voz neutral y un sentido de elipsis, todo eso recuerda a Bresson.
Fue a partir de los años 70, que Blain realizó sus propias películas, caracterizadas por la rigurosidad y el claro enfrentamiento con la vida.
Atormentado por su infancia, y marcado por misteriosas heridas que le llevaron a odiar el mundo de los adultos; Blain insistía, filme tras filme, en los mismos temas:
El mundo de los adultos cínicos, el amor, la familia, y la búsqueda de los orígenes.
“Rabia, revuelta, rebelión, no conozco otra cosa”, repetía el director.
Pero el nuevo enfoque a su carrera, no tuvo gran aceptación entre el público.
Un Infante dans La Foule, es discutiblemente la gran obra maestra perdida de los años 70 franceses, y aunque fuera nominada en El Festival de Cannes, fue un fracaso comercial.
Y es que desde “L'Enfance Nue” (1968), nadie había hecho una película tan brutalmente honesta; y Blaine, obsesionado con el dolor personal, hizo una declaración artística completa, de gran valor, e incluso, sinceridad.
Un Enfant dans La Foule nos habla sobre el rechazo de un adolescente por parte de la comunidad durante los días de la ocupación alemana en Francia.
Con los ojos borrosos, Paul habla de una madre que no puede oírlo golpeando a su puerta, como metáfora de su doloroso crecimiento.
Así seguimos al chico, y como él ayuda a los combatientes, tanto alemanes como franceses de la resistencia y aliados, para hacer que su madre lo ame, dándole los cigarros que tanto fuma como algún otro lujo ente necesidades.
Y lo vemos vagando por las calles, donde él es el único que se compadece de una “Femme Tondue”, el tipo de mujer a las que se les cortaba el pelo, se le desnudaba y se les humillaba públicamente porque dormían con el enemigo; mientras los aliados se acercan a París.
El escenario histórico de la liberación, proporciona un dramático antecedente fortuito de lo que se podría esperar de lo anterior:
Una historia sensacionalista, pero en su lugar, algo mucho mayor, una historia desgarradora de la búsqueda infructuosa de un amor eminentemente adorable.
Todo ello contada con infalible ternura y honestidad, desde el punto de vista del niño.
La historia es trágica, porque la búsqueda de Paul por el amor es tan implacable e inmerecidamente infructuosa.
Amenazada con una madre brutalmente insensible, que es el único villano real en la historia, algunas de las escenas más impactantes se refieren a sus intentos conmovedores y vanos de ganar su afecto.
Las vicisitudes de la guerra, ven como salvadores a sus amantes alemanes y estadounidenses.
Por ejemplo, un profesor casado, afectuoso, termina su enlace admitiendo francamente, que las circunstancias no le permiten darle el amor que necesita.
El patetismo de todo esto, aumenta mucho con la tierna disposición de Paul; que se mantiene en la búsqueda del amor paternal, pero que muy probablemente, los otros lo toman como abuso sexual.
Paul, nunca reacciona con otra cosa que la comprensión al rechazo de sus amantes, repetido, ni la amarga experiencia disminuye su propia ternura, capturada de manera más espantosa, cuando él solo no se une a la multitud que se burla de una mujer desnuda y afeitada por haberse acostado con un alemán…
En vez, suavemente pone su mano en su hombro, en un signo de compasión, seguramente uno de los mejores momentos del cine, que captura la inocencia, y el rito de paso de un niño a un hombre, saltándose la adolescencia, pues no olvidemos que en la guerra todos son soldados.
Es difícil encontrar una película que represente casi tan bien, los anhelos emocionales del niño pubescente, que por una razón u otra, no está recibiendo el amor que necesita.
Naturalmente, satisfacer sus nuevos anhelos sexuales, se envolverá en su búsqueda de amor, y es sólo un buen sentido de que, permitió la libertad concedida a Paul por una familia desinteresada, y el caos de la guerra, buscará el amor como Paul lo hace.
El retrato honesto de esto, se ha convertido virtualmente imposible, puesto que Un Enfant dans La Foule fue hecha debido a la nueva histeria que rodea el sexo pubescente.
Esto, sin duda, explica por qué no recibió la atención que merece, a pesar de que Blain deja el sexo subyacente a algunas de las implicaciones emocionales de Paul para ser inferido.
Por tanto, las verdades importantes, son atrevidamente expuestas, que son generalmente olvidadas o malentendidas.
La nueva capacidad del joven pubescente, para relacionarse con los adultos a través de la intimidad sexual, ha sido históricamente su medio más natural y poderoso de supervivencia, hasta que puede competir como un adulto.
¿Y por qué despreciar tal arma?
El hecho de que Un Enfant dans La Foule no juzgue a todos los implicados en esto, es otra indicación de su honestidad obstinada ante el prejuicio popular.
¿Es el chico gay, o tiene relaciones con hombres porque puede proveer comida a su familia?
Es imposible contestar en ese contexto.
Estamos más allá de cualquier moral, y la necesidad del muchacho de amor es tan intensa, que está buscando a alguien a lo largo del metraje.
Aquí no hay indicio real y explícito de homosexualidad, ninguna escena arriesgada, todo se sugiere con una increíble sensación de decencia.
Un Enfant dans La Foule, se niega a ver a Paul y a sus amigos varones, diferentes y/o especiales, como sujetos gays.
La orientación sexual, no es simplemente un tema aquí.
Al igual que la mayoría de los hombres atraídos por muchachos o adolescentes, desde tiempos antiguos, como forma de amor elegida para la represión salvaje, los hombres atraídos por Paul son, excepto un joven presuntamente todavía soltero, devotos a sus esposas e hijos, cuyas fotos les muestran sin sentido de conflicto, y por tanto, tampoco de manera para llevarlos al encuentro sexual o evidencian que son gay… o tal vez bisexuales; la verdad, dejaron demasiado a la imaginación del espectador, la idea de la temática gay, o del abuso sexual consentido con menor, y no vi ni una sola insinuación homosexual, solo diálogos sugerente del joven con algunos de los hombres, pero muy superficial.
Pero siendo sincero, Paul es muy astuto, sabe lo que puede conseguir a través del uso de su cuerpo, y lo hace.
Así tanto hombres como mujeres, serán los que suministren sus necesidades en tiempos de guerra, a espaldas de su madre, que lo rechaza.
Como dato, el actor Jean-Claude Brialy, coprotagonista del filme de Blain, en “Le Beau Serge” (1958) y “Les Cousins” (1959), escribió que fue sexualmente agredido como adolescente, y que su odio hacia los homosexuales era bastante fuerte.
Pero en Un Enfant dans La Foule, el hecho sexual no se muestran.
El final, es simple, pero este tipo de simplicidad, es absolutamente alucinante, y hasta desgarrador como desesperanzador, por la necesidad de huida; y se muestra a alguien que le pide fuego a Paul, mientras éste se dirige a su destino, un plató de cine donde sería contratado como extra...
Quien le pide fuego para el cigarro, no es otro que el mismo Gérard Blain; quien fuera un extra en el filme “Les Enfants du Paradis”
“Tout ira bien, vous verrez, il est très agréable”
(Todo irá bien, ya verás, él es muy agradable)
Muchos de los niños de la guerra, que se hicieron mayores por la crueldad del evento, sienten que tienen que descubrir esa etapa de su vida, donde se hicieron preguntas como:
¿Quién soy?
Francia, fue uno de los casos más polémicos de Europa al acabar La Segunda Guerra Mundial.
La principal razón fue, que los judíos entendían lo que les habían hecho los alemanes, sin embargo, jamás entendieron, cómo los mismos franceses, fueron los verdugos principales al ponerles “en la boca del lobo”
Al igual que la declaración innecesaria de guerra a Alemania, la estrategia corrupta que llevó a la rendición en 1940, la colaboración y la posterior depuración a las supuestas autoridades legales, el genocidio de judíos se convirtió en un escándalo más de Francia, entre la larga lista que ya expedientaba en esta guerra; pues durante El Holocausto, murieron 90.000 judíos franceses, es decir, el 26% de la población hebrea de Francia.
Pero es sabido que en la guerra, los niños y su inocencia, son las primeras víctimas, y la historia nos dice, que son objeto de vejaciones por ambos lados de la contienda, tanto por “los buenos” como por “los malos”
“Ils cherchent des extras pour un film, peut-être qu'ils vont me prendre... ”
(Están buscando extras para una película, tal vez me lleven...)
(Tengo 12 años)
Los niños fueron las víctimas más vulnerables de los nazis; debido a que se ha estimado que más de 1 millón de niños fueron asesinados bajo el gobierno nazi en Alemania, y la Europa ocupada.
Los nazis propugnaron el infanticidio de los niños pertenecientes a grupos llamados “indeseables” o tachados de “peligrosos” de acuerdo a su ideología, ya fuera parte de su programa de limpieza étnica, o como medida de seguridad preventiva.
Los alemanes y sus aliados, asesinaron a niños amparados en dichas razones ideológicas, y como represalia para castigar supuestos ataques por parte de los miembros de la resistencia.
Y es que suele pensarse en los niños, como espectadores asombrados, con frecuencia aterrados, que presencian acontecimientos atroces y probablemente no los entienden, a pesar de sobran las evidencias de que han sido responsabilidad de los adultos, aquellos que hubieran debido protegerlos.
Si estallan los conflictos, los niños tendrían todo que perder, y muy poco que ganar.
Tampoco tendrían nada que hacer, excepto sufrir las consecuencias de un juego que no los toma en cuenta.
Cuando se narran las historias de esos niños, se les otorga habitualmente el rol de víctimas indefensas, casi siempre mudas, que se encuentran a la espera de la llegada de otros adultos, animados por las mejores intenciones, que los ayuden a superar su situación.
La imagen de niños que reaccionan, comentan y juzgan el mundo de los adultos, a partir de una experiencia temprana pero indesmentible, goza de menor credibilidad.
A pesar de su gran vulnerabilidad, muchos niños encontraron métodos para sobrevivir.
Algunos pasaban comida y medicinas a escondidas en los guetos…
Los niños que formaban parte de movimientos juveniles, participaron más adelante en actividades de resistencia clandestinas.
Muchos niños, escaparon con sus padres o parientes, y a veces en solitario, a campos de refugiados dirigidos por rebeldes judíos.
Otros, hacían lo que podían ante la demanda del cuerpo como negocio.
“Pourquoi êtes-vous toujours seul?”
(¿Por qué siempre estás solo?)
Un Enfant dans La Foule es un drama francés del año 1976, dirigido por Gérard Blain.
Protagonizado por Jean François Cimino, César Chauveau, Annie Kovaks, Cécile Cousseau, Claude Treille, Jean Bertal, Gabrielle Sassoum, Raymonde Badé-Mauffroy, Jacques Benoît-Lévy, Claude Cernay, Jurgens Doeres, entre otros.
El guión es de Gérard Blain y Michel Pérez.
El director, Gérard Blain, explicó que la historia se basa en su infancia, y en la soledad que pasó en aquellos años, tras la ocupación de Francia por Alemania.
Él mismo dijo, que había conocido sus primeras experiencias sexuales lo antes posible, con hombres y mujeres en condiciones muy duras, en relación con la pedofilia.
Un Enfant dans La Foule estuvo nominada a La Palme d’Or del Festival Internacional de Cine de Cannes; cuya historia se desarrollada en Francia, durante la ocupación alemana en La Segunda Guerra Mundial, y se centra en un chico llamado Paul (Jean François Cimino/César Chauveau), el cual no es querido por su familia, y no recibe ninguna atención en el hogar.
Para colmo, hasta su propio padre lo abandona…
Paul, tratará de buscar a un hombre que le quiera, y que le dé el cariño que su padre le negó.
En busca del calor humano, descubre, con la guerra de fondo, que puede captar la atención de determinados hombres que le aportan un afecto sensual, pero siempre furtivo.
Así, el muchacho tendrá sueños y encuentros reales con hombres que le ofrezcan amor.
La vida entorno a las necesidades causadas por la guerra, provoca lo impensable para poder subsistir, más aun, cuando hay daño emocional.
“Les Enfants du Paradis”
(Los niños del paraíso)
Uno de los rebeldes del cine francés, Gérard Blain, se hizo famoso con 3 grandes obras, 2 de las cuales:
“Le Beau Serge” (1958) y “Les Cousins” (1959), pertenecían a La Nouvelle Vague; mientras que la 3ª era una de las obras maestras de la vieja escuela:
“Voici Le Temps des Assassins” (1956)
Blain, conocido en sus inicios como el “James Dean francés”, actuó en más de 45 filmes; pasó su infancia en un barrio del extrarradio de París, y debutó como extra en “Les Enfants du Paradis” (1943), de Marcel Carné.
Aunque fue descubierto por Julien Duvivier, y su fama llegó con su actuación en las citadas obras de Chabrol.
Pero su deseo más íntimo, era el de ser realizador, pues se definía a sí mismo como “autor de filmes”
A pesar de sus trabajos con Chabrol y François Truffaut a finales de los 50, no se sintió nunca integrado en La Nouvelle Vague, y se expatrió durante un tiempo en Italia.
Las pistas para su realización como futuro director, no fueron Claude Chabrol o Julien Duvivier; su influencia más notable fue posiblemente Robert Bresson.
Y eso se nota en Un Enfant dans La Foule; en el actuar aficionado de los actores que entregan sus líneas en una voz neutral y un sentido de elipsis, todo eso recuerda a Bresson.
Fue a partir de los años 70, que Blain realizó sus propias películas, caracterizadas por la rigurosidad y el claro enfrentamiento con la vida.
Atormentado por su infancia, y marcado por misteriosas heridas que le llevaron a odiar el mundo de los adultos; Blain insistía, filme tras filme, en los mismos temas:
El mundo de los adultos cínicos, el amor, la familia, y la búsqueda de los orígenes.
“Rabia, revuelta, rebelión, no conozco otra cosa”, repetía el director.
Pero el nuevo enfoque a su carrera, no tuvo gran aceptación entre el público.
Un Infante dans La Foule, es discutiblemente la gran obra maestra perdida de los años 70 franceses, y aunque fuera nominada en El Festival de Cannes, fue un fracaso comercial.
Y es que desde “L'Enfance Nue” (1968), nadie había hecho una película tan brutalmente honesta; y Blaine, obsesionado con el dolor personal, hizo una declaración artística completa, de gran valor, e incluso, sinceridad.
Un Enfant dans La Foule nos habla sobre el rechazo de un adolescente por parte de la comunidad durante los días de la ocupación alemana en Francia.
Con los ojos borrosos, Paul habla de una madre que no puede oírlo golpeando a su puerta, como metáfora de su doloroso crecimiento.
Así seguimos al chico, y como él ayuda a los combatientes, tanto alemanes como franceses de la resistencia y aliados, para hacer que su madre lo ame, dándole los cigarros que tanto fuma como algún otro lujo ente necesidades.
Y lo vemos vagando por las calles, donde él es el único que se compadece de una “Femme Tondue”, el tipo de mujer a las que se les cortaba el pelo, se le desnudaba y se les humillaba públicamente porque dormían con el enemigo; mientras los aliados se acercan a París.
El escenario histórico de la liberación, proporciona un dramático antecedente fortuito de lo que se podría esperar de lo anterior:
Una historia sensacionalista, pero en su lugar, algo mucho mayor, una historia desgarradora de la búsqueda infructuosa de un amor eminentemente adorable.
Todo ello contada con infalible ternura y honestidad, desde el punto de vista del niño.
La historia es trágica, porque la búsqueda de Paul por el amor es tan implacable e inmerecidamente infructuosa.
Amenazada con una madre brutalmente insensible, que es el único villano real en la historia, algunas de las escenas más impactantes se refieren a sus intentos conmovedores y vanos de ganar su afecto.
Las vicisitudes de la guerra, ven como salvadores a sus amantes alemanes y estadounidenses.
Por ejemplo, un profesor casado, afectuoso, termina su enlace admitiendo francamente, que las circunstancias no le permiten darle el amor que necesita.
El patetismo de todo esto, aumenta mucho con la tierna disposición de Paul; que se mantiene en la búsqueda del amor paternal, pero que muy probablemente, los otros lo toman como abuso sexual.
Paul, nunca reacciona con otra cosa que la comprensión al rechazo de sus amantes, repetido, ni la amarga experiencia disminuye su propia ternura, capturada de manera más espantosa, cuando él solo no se une a la multitud que se burla de una mujer desnuda y afeitada por haberse acostado con un alemán…
En vez, suavemente pone su mano en su hombro, en un signo de compasión, seguramente uno de los mejores momentos del cine, que captura la inocencia, y el rito de paso de un niño a un hombre, saltándose la adolescencia, pues no olvidemos que en la guerra todos son soldados.
Es difícil encontrar una película que represente casi tan bien, los anhelos emocionales del niño pubescente, que por una razón u otra, no está recibiendo el amor que necesita.
Naturalmente, satisfacer sus nuevos anhelos sexuales, se envolverá en su búsqueda de amor, y es sólo un buen sentido de que, permitió la libertad concedida a Paul por una familia desinteresada, y el caos de la guerra, buscará el amor como Paul lo hace.
El retrato honesto de esto, se ha convertido virtualmente imposible, puesto que Un Enfant dans La Foule fue hecha debido a la nueva histeria que rodea el sexo pubescente.
Esto, sin duda, explica por qué no recibió la atención que merece, a pesar de que Blain deja el sexo subyacente a algunas de las implicaciones emocionales de Paul para ser inferido.
Por tanto, las verdades importantes, son atrevidamente expuestas, que son generalmente olvidadas o malentendidas.
La nueva capacidad del joven pubescente, para relacionarse con los adultos a través de la intimidad sexual, ha sido históricamente su medio más natural y poderoso de supervivencia, hasta que puede competir como un adulto.
¿Y por qué despreciar tal arma?
El hecho de que Un Enfant dans La Foule no juzgue a todos los implicados en esto, es otra indicación de su honestidad obstinada ante el prejuicio popular.
¿Es el chico gay, o tiene relaciones con hombres porque puede proveer comida a su familia?
Es imposible contestar en ese contexto.
Estamos más allá de cualquier moral, y la necesidad del muchacho de amor es tan intensa, que está buscando a alguien a lo largo del metraje.
Aquí no hay indicio real y explícito de homosexualidad, ninguna escena arriesgada, todo se sugiere con una increíble sensación de decencia.
Un Enfant dans La Foule, se niega a ver a Paul y a sus amigos varones, diferentes y/o especiales, como sujetos gays.
La orientación sexual, no es simplemente un tema aquí.
Al igual que la mayoría de los hombres atraídos por muchachos o adolescentes, desde tiempos antiguos, como forma de amor elegida para la represión salvaje, los hombres atraídos por Paul son, excepto un joven presuntamente todavía soltero, devotos a sus esposas e hijos, cuyas fotos les muestran sin sentido de conflicto, y por tanto, tampoco de manera para llevarlos al encuentro sexual o evidencian que son gay… o tal vez bisexuales; la verdad, dejaron demasiado a la imaginación del espectador, la idea de la temática gay, o del abuso sexual consentido con menor, y no vi ni una sola insinuación homosexual, solo diálogos sugerente del joven con algunos de los hombres, pero muy superficial.
Pero siendo sincero, Paul es muy astuto, sabe lo que puede conseguir a través del uso de su cuerpo, y lo hace.
Así tanto hombres como mujeres, serán los que suministren sus necesidades en tiempos de guerra, a espaldas de su madre, que lo rechaza.
Como dato, el actor Jean-Claude Brialy, coprotagonista del filme de Blain, en “Le Beau Serge” (1958) y “Les Cousins” (1959), escribió que fue sexualmente agredido como adolescente, y que su odio hacia los homosexuales era bastante fuerte.
Pero en Un Enfant dans La Foule, el hecho sexual no se muestran.
El final, es simple, pero este tipo de simplicidad, es absolutamente alucinante, y hasta desgarrador como desesperanzador, por la necesidad de huida; y se muestra a alguien que le pide fuego a Paul, mientras éste se dirige a su destino, un plató de cine donde sería contratado como extra...
Quien le pide fuego para el cigarro, no es otro que el mismo Gérard Blain; quien fuera un extra en el filme “Les Enfants du Paradis”
“Tout ira bien, vous verrez, il est très agréable”
(Todo irá bien, ya verás, él es muy agradable)
Muchos de los niños de la guerra, que se hicieron mayores por la crueldad del evento, sienten que tienen que descubrir esa etapa de su vida, donde se hicieron preguntas como:
¿Quién soy?
Francia, fue uno de los casos más polémicos de Europa al acabar La Segunda Guerra Mundial.
La principal razón fue, que los judíos entendían lo que les habían hecho los alemanes, sin embargo, jamás entendieron, cómo los mismos franceses, fueron los verdugos principales al ponerles “en la boca del lobo”
Al igual que la declaración innecesaria de guerra a Alemania, la estrategia corrupta que llevó a la rendición en 1940, la colaboración y la posterior depuración a las supuestas autoridades legales, el genocidio de judíos se convirtió en un escándalo más de Francia, entre la larga lista que ya expedientaba en esta guerra; pues durante El Holocausto, murieron 90.000 judíos franceses, es decir, el 26% de la población hebrea de Francia.
Pero es sabido que en la guerra, los niños y su inocencia, son las primeras víctimas, y la historia nos dice, que son objeto de vejaciones por ambos lados de la contienda, tanto por “los buenos” como por “los malos”
“Ils cherchent des extras pour un film, peut-être qu'ils vont me prendre... ”
(Están buscando extras para una película, tal vez me lleven...)
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