Butch Cassidy And The Sundance Kid

“For a moment there I thought we were in trouble”

La muerte del western a lo largo de la década de los sesenta es ya por todos conocida.
Desde El hombre que mató a Liberty Valance (1962) John Ford daba un vuelco al género y permitía a sus homónimos en la dirección transformar al vaquero tradicional.
Peckinpah se desplazaba en busca de novedosos guiones con aventuras diferentes mientras que Leone exageraba los gestos hasta deformarlos.
Butch Cassidy And The Sundance Kid es inevitablemente hijo de su tiempo, por lo que se encuentra dentro de esta metamorfosis del estudio hollywoodiense no solo en cuanto al revólver, sino también en la forma y la estética.
Es imposible no ver en este largometraje la huella de los nuevos parámetros que rigen el cine de los sesenta y el primer sello del emergente cine posmoderno.
La exaltación de la anomia (la ausencia de reglas sociales), la búsqueda de nuevos horizontes, el encumbramiento del villano como ejemplo modélico, la relación amorosa de corte relativo y equívoco…
Todo ello nos hace remitirnos a películas como Easy Rider o Midnight Cowboy, tan distintas en cuanto a la forma como parecidas por su mensaje.
Por no decir de Bonnie & Clyde, que pese a sus diferencias por la justificación del fin por los medios de esta, tiene hasta un mismo final.
Téngase en cuenta el contexto social de la época, que sitúa el largometraje de Butch Cassidy And The Sundance Kid en la estela de Bonnie and Clyde (Arthur Penn, 1967).
Ambos films retratan, de manera idealizada y romántica, a una suerte de individualistas enfrentados al sistema y al capitalismo.
“Who are those guys?”
Butch Cassidy And The Sundance Kid, los bandoleros más grandes de la historia del Oeste Americano, asaltaron cuantiosas cantidades de dinero en los EE.UU, Chile y Argentina y Bolivia.
El 14 de diciembre de 1905, asaltan a mano armada el Banco de la Nación de Villa Mercedes a 400 millas del oeste de Buenos Aires (Argentina), llevándose una suma de $US 137.500; pese a los esfuerzos de las autoridades Argentinas, no lograron capturar a los mal entretenidos yanquis, quienes huyen a través de las pampas y los Andes, hasta encontrarse a salvo en Chile.
En 1916 Butch Cassidy, alias "Santiago", encontró trabajo en la mina de "Concordia" en pleno centro de los Andes de Bolivia.
En el año 1908 ocurrió un incidente que determinó su alejamiento definitivo de la mina.
Sundance en estado de ebriedad salió a la calle y se vanaglorió a viva voz de sus hazañas criminales.
Puestos por las circunstancias por los caminos del mal los dos pistoleros se dirigieron a Tupiza, atraídos por las actividades mineras donde planearon robar un banco.
En la mañana del 3 de noviembre, Carlos Peró, administrador de la Compañía Aramayo, partió de Tupiza hacia Quechisla llevando el dinero de los trabajadores, un monto de $US 90.000 los mismos que fueron asaltados por los bandoleros; después del atraco huyeron a San Vicente, población minera donde murieron en un tiroteo con el Ejército Boliviano.
Según las investigaciones de Daniel Buck los bandoleros fueron enterrados en el cementerio de San Vicente con una sola descripción en la tumba que indicaba "desconocidos", con la versión de que Butch Cassidy habría dado primero muerte a su compañero y luego él se hubiese suicidado.
Inicialmente, encontraron a Butch tirado en el suelo, una herida en la sien y otra en su brazo, y Sundance sentado en un banco detrás de la puerta, abrazado de un gran jarrón cerámico, disparado una vez en la frente y muchas veces en el brazo.
Robert LeRoy Parker y Harry Alonzo Longabaugh aka Butch Cassidy And The Sundance Kid también es una película de 1969, dirigida por George Roy Hill. Protagonizada por un ENORME Robert Redford, ENORME Paul Newman, Katharine Ross, Strother Martin, Jeff Corey, Henry Jones, Cloris Leachman, Ted Cassidy, Kenneth Mars, entre otros.
Butch Cassidy And The Sundance Kid suma "western", drama, crimen, intriga, aventuras, acción, comedia y biografía.
La película que no es una representación acabada de la verdad histórica, sin embargo popularizó la leyenda de estos personajes que fueron íconos del lejano oeste y afianzó la fama de Paul Newman y Robert Redford en el mejor momento de sus carreras.
Es la primera de las dos películas en las que trabajaron juntos Redford, Newman y Hill; la otra es The Sting de 1973.
La originalidad del tratamiento fotográfico queda patente en la utilización del ocre como color dominante en el inicio de la película, y su paso al color en una transición que prácticamente no se advierte por el espectador.
La dirección de fotografía de Conrad L. Hall es muy buena en el aspecto de la toma abierta y cerrada, además de captar muy bellos paisajes del oeste.
Los grandiosos paisajes de la primera parte de la película pertenecen al estado de Utah, mientras que los ambientes más cálidos y sureños de la segunda parte se rodaron en Nuevo México.
Rodando las dos primeras escenas en sepia George Roy Hill pretende hacer una referencia al western clásico del cual se aleja a medida que avanza la película.
Se combina el drama con la comedia de una manera espectacular, los protagonistas bromean incluso en el momento de su muerte y consiguen hacer reír al espectador.
Nunca vi tan simpático a Paul Newman, y en esta película me encantó Robert Redford.
Butch es locuaz, ocurrente, optimista e idealista.
Kid es callado, vanidoso, observador y realista.
Nótese en ellos el acabado trabajo de la ENORME Edith Head, la diseñadora de vestuario, regular en los films de Hitchcock.
Contrario al posterior y laureado film The Sting, Newman es más simpático, pero más derrochador y golfo; Redford es más serio y responsable, pero más antipático y huraño, y además, está con él porque lo conoció primero...
Es un asunto que veladamente trata la película aunque con un tono muy de fondo, inclusive algo homo erótico, nótese ciertas miradas, diálogos, incluso el tratamiento con la chica protagonista, casi de manera forzada, para aparentar algo que pudo ser.
La química despertada por sus dos protagonistas alcanza cotas inimaginables en este film de camaradería, convirtiéndolo en un poema a la amistad.
Con un intenso ritmo narrativo, George Roy Hill nos cuenta un western plagado de melancolía donde los forajidos ya no asaltan grandes motines, sino que llevan adelante pequeños robos para poder subsistir en su vida delictiva.
A pesar de realizar varios atracos Butch y Sundance no son ricos y se encuentran bastante lejos de ese status.
Aplicando la teoría de la complementación de los opuestos, Butch y Sundance tienen una amistad inquebrantable.
Más allá de ser malhechores, ambos poseen mutuo respeto y admiración, dos cimientos fundamentales que toda amistad debe tener.
Butch se asombra con el terrible pulso que posee Sundance para manejar las armas y a su vez Sundance vive haciéndole saber a Butch que: "él es el que sabe", sometiéndose ante su inteligencia y su labia.
El punto más fuerte que posee Butch Cassidy And The Sundance Kid son las excelentes interpretaciones de Newman y Redford.
Es imposible retratar una amistad como la que intenta Roy Hill sin la brillante química que tienen estos grandes actores.
Sin dudas el tándem Newman-Redford de este film representa una de las parejas más inolvidables de la historia del cine.
El final en Bolivia, el tiroteo es antológico y cuando la película termina con esa imagen de los protagonistas a punto de ser acribillados por lo que parece ser todo el ejército boliviano es debido a que nadie quiere verlos morir, son demasiado geniales para tener un final así, sin lugar a dudas uno de los finales más hermosos (y trágicos) de la historia del cine.
La gran frase de Katharine Ross y la secuencia final:
"Si me voy con vosotros no lloraré, os curaré cuando estéis heridos y remendaré vuestros calcetines, haré todo lo que me pidáis excepto una cosa.
No quiero veros morir, me perderé esa última escena"
Y en efecto, ella desaparece justo antes de la última escena anticipándonos el trágico final.
Pero George Roy Hill entiende que a esas alturas de la película ya nadie sería capaz de verles morir, y mediante uno de los congelados más impactantes que yo haya visto, nos hace a nosotros también perdernos esa última escena.
Imposible acabarla mejor.
Butch Cassidy And The Sundance Kid estuvo galardonada con 4 premios Oscar 1970, al mejor guión original (William Goldman), mejor canción original (Burt Bacharach, letrista, y B. J. Thomas, cantante, por Raindrops Keep Fallin' on my Head), mejor banda sonora original (Burt Bacharach), y mejor fotografía (Conrad L. Hall); además fue candidata a mejor película (John Foreman), mejor director (George Roy Hill) y mejor sonido (William Edmondson y David Dockendorf).
Mención aparte requiere la canción "Raindrops keep falling on my head" y la escena de la bicicleta, una de las mejores y más recordadas escenas de la historia del cine.
En 1976 la revista National Geographic, en el número de noviembre, hace un "experimento".
Crea una expedición para hacer la ruta que siguieron los verdaderos Butch y Sundance, en 1900, a caballo.
En ella también iba Robert Redford, encargado de escribir un reportaje.
En 1982 Redford creó el Sundance Institute, para jóvenes cineastas, el nombre lo tomó del pistolero que interpreta en esta película.
Tres años más tarde surge a raíz de este, el Festival de Cine de Sundance.
Butch Cassidy And The Sundance Kid está preservada desde 2003 en el National Film Registry de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos por ser considerada "culturalmente, históricamente, o estéticamente significativa".
La escena para la posteridad:
Butch y Sundance Kid huyen hacia Bolivia.
Una de las razones que esgrima Butch para convencerlo es que sabe hablar castellano.
Al llegar a Bolivia, acuden a un banco donde un cajero les habla en castellano a lo que ellos, al no entender ninguno de los dos el idioma, "contestan" yéndose lentamente con cara de no tener ni idea, como si te hablan en chino (o en español a un angloparlante, como es el caso).
Tras ello, están un tiempo aprendiendo castellano, donde Sundance hace gala de su enfado porque Butch le había dicho que sabía el castellano.
Tras ese tiempo donde en cenas, en la cama (Redford y la novia)... aprenden lo necesario de castellano, van a robar el banco donde se provoca una escena bastante cómica.
Butch olvida como se dice:
"Todos contra la pared" en la lengua de Cervantes y tiene que sacar una chuleta.
Entre los gritos y la tensión, Butch le da la chuleta a Sundance diciéndole algo así como:
"Lee tú de la chuleta".
Mejor imposible…
Butch Cassidy And The Sundance Kid plantea una reflexión sobre el destino y su carácter inevitable e irreversible o controlable.
Plantea, además, una reflexión sobre la posibilidad de redención e integración social de las personas que han vivido al margen de la ley.

“Just for the fun of it!”


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