Stand By Me

“¿Quién tuvo amigos así?”

Que decir... que esta película es otra de aquellas que también han marcado mucho mi vida.
Donde la amistad se retrata de una de las maneras más puras que he visto, incondicional y para el crecimiento mutuo.
De esas amistades únicas e irrepetibles, nuestros ángeles guardianes que caminan a nuestro lado, aquellos por los que somos privilegiados por tener el honor de existir al mismo tiempo y en el mismo lugar que ellos.
Esos que al conocerlos nos hacen mejores personas.
De esos amigos que aunque no tengamos la dicha de volverlos a ver, siempre recordamos en el fondo de nuestro ser, pues han marcado diferencia en nuestras vidas.
La aventura más grande era aquella que podías vivir con tus amigos.
Cosas simples que nos propiciaban gran alegría.
Desde una noche de cuentos e historias, hasta algo nada ordinario como el hecho de ser casi arrollados por un tren.
Se observa también el gran impacto de los padres y la sociedad hacia los personajes, y el por qué son y se comportan así, algo de lo que sería útil poder revisar: la discriminación tanto de un padre hacia sus hijos, o de la sociedad hacia el personaje de River Phoenix por ejemplo, pues son cosas que a cualquiera, y más a esa temprana edad, podría afectar severamente.
En sí, toda la película es magnífica.
Se puede observar la camaradería común en el grupo de amigos, típica de la edad, mas sin embargo, cuando se está ante esa persona con un vínculo afectivo especial, la sinceridad, preocupación y verdadero amor se hacen presentes.
Son esos los momentos que sencillamente marcan nuestra existencia.
Stand By Me constituye una oda a la verdadera amistad, esa que se inicia bien temprano, que comparte momentos inolvidables y que perdura en el tiempo a pesar de las distancias.
Todo el mundo puede identificarse con la joven pandilla y con sus aventuras ya que es una historia muy reconocible por todos.
Su director, Rob Reiner consigue atraparnos a través de una nostálgica narración con una carga emocional que va intensificándose cada vez más.
Reiner se recrea mostrándonos esa amistad que sólo encontramos en la infancia y que no crece con nosotros, esa amistad inocente y sincera que no estaba viciada de las cargas que trae la vida.
Stand By Me es una de las obras atípicas del escritor, autor, Stephen King pero, no obstante, es una de sus adaptaciones más exitosas de los 80.
En plena época de efervescencia de las comedias juveniles, Stand By Me se aprovechaba de algunas experiencias autobiográficas del propio King, como la de la escena de las sanguijuelas en el río.
La historia se desarrolla en 1959; los protagonistas son el narrador Gordie Lachance y sus tres amigos, Chris Chambers, Teddy Duchamp, y Vern Tessio, todos de doce años.
Cada uno de los personajes tiene sus defectos emocionales o físicos.
Chris vive en una familia de alcohólicos y criminales por lo que es estereotipado como tal.
Teddy sufrió abusos físicos por parte de su padre, y es emocionalmente débil. Vern, por su parte, tiene problemas de sobrepeso y es bastante cobarde.
Gordie es el menos perturbado, pero sufre por la indiferencia de su padre tras la muerte de su hermano mayor Denny en un accidente de carretera.
Es una historia ambientada en un pueblecito de Oregon llamado Castle Rock, y la historia de cuatro chicos que viven allí y se pasan las tardes jugando a las cartas y fumando ocultos en la típica casa de árbol.
Mi teoría de la conspiración también afirma que los dos amigos principales podrían ser gays encubiertos, se nota mucho en la escena cuando Gordie llora después de haber encontrado el cuerpo y Chris se sienta junto a él, por un instante, la escena parece indicar que Chris lo besa, porque justo al momento de da un corte, en el siguiente plano, los sujetos tienen otras posturas; tal vez no sea un asunto gay, tal vez es un asunto de mucho cariño inocente entre buenos amigos.
La novela, titulada The Body, fue publicada en 1982 y escrita por Stephen King y recrea los Estados Unidos de los 60, cuando cuatro jóvenes inician un viaje en busca del cuerpo de un chico muerto por un tren.
En su viaje, descubren lo cruel que puede ser el mundo, pero también cuan maravilloso puede ser.
Stand By Me es una película estadounidense de 1986, dirigida por Rob Reiner.
Protagonizada por Will Wheaton (Gordie Lachance), River Phoenix (Chris Chambers), Corey Feldman (Teddy Duchamp), Jerry O´Connell (Vern Tessio), Richard Dreyfuss (Gordon Lachance adulto), Kiefer Sutherland (líder de los Cobras), Casey Ciemaszko (Billy Tessio), Marshall Bell (Sr. Lachance), Frances Lee McCain (Sra. Lachance), Scott Beach (mayor Grundy), Gary Riley, Bradley Gregg, Jason Oliver (los Cobras), Bruce Kirby (Quidacioluo), William Bronder...
Con un guión a cargo de Bruce A. Evans & Raynold Gideon, basados en la novela de King.
Una notable y muy bien ambientada música a cargo de Jack Nitzsche.
Lo primero que tengo para decir es que si uno no lee con anterioridad que esta cinta está basada en una novela del maestro del terror Stephen King, muy difícilmente encuentre elementos característicos de su narrativa en este relato.
Pues sí, Stand By Me nominada al Oscar por mejor guión adaptado, es muy cálida y sigue un estilo muy sensible que explora la consolidación de la amistad de un grupo de preadolescentes que se embarcan en una aventura tal como si fuese una travesura de niño, y que poco a poco subirá de intensidad al tener que vivir momentos llenos de dramatismo, humor, tristeza y miedos.
Narrada en varios flashbacks, permanece como un soberbio ejemplo de trabajo cinematográfico en claves evocativas: sensibilidad en vez de sensiblería, descripción de personajes sin caer en el estereotipo, adecuada ambientación, tonalidad melancólica y trasvase de participación y complicidad emocional con el espectador.
La narración es sencilla, sin grandes ambiciones desde la elaboración misma de la historia, no hay grandes giros, no obstante desde la simplicidad de las circunstancias acaecidas el norteamericano Rob Reiner nos sumerge en una aventura de autoexploración del interior de cada uno de los personajes que resulta atractiva y por momentos profunda en emociones.
Sin dudas que generalizando los conceptos, Stand By Me es una película sobre la amistad, ésa que comienza allí en medio de diabluras y del despertar de intereses, tabúes propios del crecimiento hormonal.
A medida que la cinta sigue las contingencias propias de la aventura osada de estos cuatro jóvenes, vamos conociendo en detalles la personalidad de cada uno, sus motivaciones, fobias, intereses y traumas.
Lo cual nos pinta un panorama bien minucioso, una buena descripción de los personajes que están bien interpretados por actores de entre 12 y 16 años, todos correctísimos.
Curiosamente, en la escena cuando los niños juntan sus dineros, consiguen acumular 2 dólares con 37, resulta que es el mismo número "237" de la habitación del hotel en el filme The Shining de Stanley Kubrick y, el mismo número "237" que la celda de Red (Morgan Freeman) en el filme The Shawshank Redemption de Frank Darabont; ambos basados en trabajos de Stephen King.
Por otro lado, cabe destacar que la estructura de la historia está inspirada en la archiconocida fórmula del viaje iniciático, una forma de aprendizaje y compromiso que ha sido expuesta numerosas veces en la literatura y el cine.
Stand By Me recoge el paso de la infancia a la adolescencia a través de una historia sencilla y sincera; nos muestra ese punto de inflexión en unos protagonistas que ya no pueden volver a atrás una vez puestos en camino.
De hecho, cuando regresen al pueblo, ya no les parecerá tan grande porque ellos mismos ya no son tan niños.
Hay un momento del viaje en el que Lachance dice que ya no se sentía capaz de regresar; ver el cadáver del niño se había convertido en una obsesión para ellos.
El tema de la muerte les rodea e impregna la película de principio a fin.
Los chicos están en continuo encaramiento con ella y saben que en cualquier momento el tren puede arrollarles o la pistola dispararles.
Y están asustados.
Gordie piensa que a lo mejor el viaje no tiene por qué ser divertido cuando ya el trayecto se está trasformando en otra cosa, cuando las inocentes aventuras tornan a algo más profundo y el deseo de llegar a ser héroes ha quedado en un segundo plano.
La pérdida del peine de Vern en el puente lo marca muy bien visualmente: ya no va a necesitarlo para salir guapo en la tele, y el puente como metáfora de cambio.
En cuanto el peine cae al agua y los chicos cruzan el puente nos damos cuenta de que ya no estamos en el mismo viaje.
A todo ello se le suma el peso de la nostalgia por el tiempo perdido que el escritor impregna en cada una de las líneas y, que sin ser la diana de todos los focos y luces, sí que me parece la verdadera invitada, ese tiempo que se nos va y que es irrecuperable, esos momentos en los que se definen las personalidades del futuro y que, muchas veces, nos duele no haberlas escrito de otra manera para que el resultado final no sea el que tenemos delante de los ojos.
El haber narrado el conjunto de la historia como un flash back otorga una circularidad a la narración bien hilvanada a través de la causalidad.
Lo que se nos pone delante de los ojos son los efectos de una causa que es la personalidad de Richard Dreyfuss y esa moraleja de que ante la imposibilidad de detener el tiempo y de darnos cuenta de la crucialidad de determinados actos, aprovechemos mejor el tiempo, carpe diem, que parece ser el broche de oro.
La búsqueda del primer muerto de sus vidas es una maravillosa metáfora de la pérdida de la inocencia y la iniciación de un camino nuevo y desconocido que es la vida.
El sentimiento queda perfectamente resumido en boca del personaje de Sutherland en su frase final:
"Esto no ha hecho más que empezar".
Los niños adquieren plenamente con esta aventura algo que nadie quiere: el sentido de la propia mortalidad.
Eso define el paso a la siguiente etapa de la vida.
Esa misma nueva consciencia la adquiere en paralelo el espectador respecto a la amistad al caer en cuenta de que el tiempo hace que quienes fueron de niños amigos inseparables, se convierten de adultos en distantes, perfectos desconocidos.
Como si nunca hubieran sido las personas que fueron entonces…
Destacando fragmentos me quedo con la frase final:
¡Ya no quedan amigos como los que tenía con 12 años!
Que cierto es, desgraciadamente esa felicidad que se vivía con los amigos, en la que curiosamente uno no tiene nada, de lo que se quiere cuando eres niño (novia, dinero, coche, casa propia) que por suerte no se tiene, ya que no es necesario para divertirse.
También me quedo con la foto de la interminable vía del tren, esta me hizo pensar en que, en cualquier momento de nuestra "aparentemente larga vida" esta, puede verse interrumpida de modo indefinido; como le paso al chico que salió a coger moras.
Además de todo, mucho pesar, de la tristeza y la nostalgia que se desprende de ver a River (1970-1993) en una película que parecía anticipar ya su trágica muerte.
Tal vez muchos volvamos a esta película una y otra vez porque esos jovenzuelos nos devuelven algo de nosotros mismos y nos hacen regresar a un tiempo donde para los más afortunados, lo único que llevábamos a nuestras espaldas eran mochilas cargadas de bocadillos y de sueños.
Stand By Me es pues una hermosa película donde se rememora con mucha exactitud la forma de ser, de comportarse, de apoyarse (el título puede traducirse como "Apóyame" o "Apóyenme") de los niños normales, amigos muy unidos en la infancia que luego de adultos, aunque siempre se llevan en la memoria, siguen caminos muy diferente y rara vez se vuelven a ver.
No hay nada más maravilloso y verdadero que decirle a un amigo...
¡Cuenta conmigo!

“Chris did get out.
He enrolled in the college courses with me, and although it was hard, he gutted it out like he always did.
He went on to college and eventually became a lawyer.
Last week, he entered a fast food restaurant.
Just ahead of him, two men got into an argument; one of them pulled a knife.
Chris, who'd always made the best peace, tried to break it up.
He was stabbed in the throat; he died almost instantly.
Although I hadn't seen him for more than 10 years, I know I'll miss him forever”


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