Gorillas In The Mist: The Story Of Dian Fossey

“When you realize the value of all life, you dwell less on what is past and concentrate more on the preservation of the future”

La presencia del medio ambiente en el cine no solamente ha puesto en contacto al hombre con la naturaleza, los paisajes exóticos y el documental de naturaleza, sino que además ha sido, y sigue siendo en ocasiones, militante activo en la lucha por la defensa del medio ambiente.
Además, el cine ha sido desde su nacimiento, el más poderoso vehículo de transmisión de conocimientos y de culturas, aportando a sus espectadores infinitas posibilidades de encuentro con paisajes, naturaleza, lugares y costumbres.
Desde que en 1922, con “Nanook Of The North” de Robert Flaherty, expuso la difícil relación entre el hombre y su entorno natural, abrió así el campo de la cinematografía al cine etnográfico, el mundo se llenó de películas defensoras de costumbres exóticas y más tarde entró en el mundo de la defensa de los pueblos, de los valores culturales y de la defensa del mundo.
Pero cuando una persona entrega toda su vida por una causa, y además acaba perdiéndola por defenderla, su historia se convierte en leyenda.
Este fue precisamente el caso de la primatóloga norteamericana Dian Fossey: una heroína ambientalista.
Dian Fossey (San Francisco, Estados Unidos, 16 de enero de 1932 - Ruhengeri, Rwanda, 26 de diciembre de 1985 - 53 años ), fue una zoóloga estadounidense reconocida por su labor científica y conservacionista con los gorilas de las montañas Virunga (Gorilla beringei beringei) en Rwanda y el Congo.
Fossey se graduó en Terapia Ocupacional en el San Jose State College en 1954 pasando varios años trabajando en un hospital de Kentucky. Motivada por el trabajo de George Schaller, destacado zoólogo estadounidense que se dedicó al estudio de los gorilas, Fossey viajó a África en 1963.
Allí observó y estudió a los gorilas de las montañas en su hábitat natural y conoció al arqueólogo británico Louis Leakey, de quien aprendió la importancia del estudio de los grandes simios para comprender la evolución humana.
En 1966 logró el apoyo de la National Geographic Society y la Fundación Wilkie para trabajar en Zaire, pero pronto la agitada situación política del país la forzaría a trasladarse a Rwanda para continuar sus investigaciones.
Su paciencia y su meticulosa observación de los gorilas le permitieron comprender e imitar su comportamiento, ganando paulatinamente la aceptación de varios grupos.
Aprendió a reconocer las características únicas de cada individuo, llegando a tener con ellos una relación de confianza y afecto.
Karisoke, su lugar de estudio, se convirtió en centro internacional de investigación sobre los gorilas cuando ella fundó el Centro de Investigación de Karisoke en 1967.
En 1974 recibió el grado de doctora en Zoología por la Universidad de Cambridge y en 1983 publica “Gorillas In The Mist”, libro que expone sus observaciones y su relación con los gorilas en todos sus años de estudios de campo.
En sus 22 años de estudio con los gorilas, Fossey enfrentó y combatió la tarea de los cazadores furtivos que estaban llevando la especie de los gorilas de la montaña a la extinción.
Esta lucha le creó muchos enemigos, y se sospecha que fue el motivo de su asesinato en 1985.
Su muerte, a machetazos fue atribuida al jefe de los cazadores furtivos de gorilas contra los que luchó.
En un principio se señaló a los furtivos, pero posteriormente fue acusado Wyne McGuire, un joven doctorando que se encontraba bajo la asesoría de Fossey y al que se le acusó de ‘celos profesionales’.
McGuire huyó a Estados Unidos poco antes de que un Tribunal ruandés le acusase del crimen y le condenase a morir fusilado en cuanto pisara territorio de Rwanda.
Hoy en día sin embargo, la teoría más extendida es la del asesinato a manos de los furtivos con el apoyo de las autoridades ruandesas.
El trabajo de Fossey contribuyó en gran parte a la recuperación de la población de gorilas y a la desmitificación de su comportamiento violento.
Este mito se mantenía en el conocimiento popular alimentado por películas como King Kong.
Uno de los métodos más conocidos consistía en otorgarle un nombre propio al gorila en el preciso momento en que fuera capaz de reconocerlo, para así diferenciarlo de los demás y poder observarlo con mayor facilidad.
Podría decirse que los “personificó”.
Además, logró acercarse a los animales gracias a su intuición que le indicaba que cuanto menos se diferenciara de ellos, más le permitirían acercarse.
Pero los esfuerzos de Dian no sólo se limitaron a estudiar a estas criaturas. También se dedicó a crear una conciencia en contra de la caza furtiva la cual estaba acabando con los gorilas.
Hoy muchos opinan que si ella no hubiera dedicado su vida a esto, los gorilas pertenecerían hoy a las especies desaparecidas.
Uno de los gorilas se llamó Digit, y fue éste con el que logró mayor comunicación, incluso al nivel de que él le permitía jugar con las crías y le daba su propia mano. Digit murió en una emboscada de cazadores furtivos (llamados poachers) defendiendo a su grupo familiar.
Este hecho desencadenó una furia incontenible en Dian, quien después de la terrible pérdida se abocó a la persecución de estos cazadores a quienes odiaba con toda su alma.
Les ponía trampas y llegó a verdaderos extremos para salvar a sus amados gorilas.
También tuvo enfrentamientos con el propio gobierno de Rwanda, bien porque no hacían lo bastante para combatir a los poachers, o bien porque sospechaba de la corrupción y la complicidad de las autoridades en estas actividades.
En ocasiones Dian apelaba incluso a la superstición de la gente, presentándose como una bruja que castigaría a quienes hicieran daño a los gorilas.
Poco después, creó la Fundación Digit para recaudar fondos que ayudaran a la conservación de estos animales, los tranquilos y misteriosos seres que ella defendería hasta el fin de sus días.
Pero Fossey fue encontrada muerta en el dormitorio de su cabaña en las montañas de Virunga, Rwanda, el 26 de diciembre de 1985.
El cráneo de Fossey había sido dividido por una panga (machete), una herramienta ampliamente utilizada por los cazadores furtivos, que había sido confiscada a un cazador furtivo años anteriores y que estaba colgado como decoración en la pared de su sala de estar junto a su dormitorio.
Fossey fue encontrada muerta junto a su cama, con su pistola a su lado.
Ella estaba en el acto de cargar su arma, pero escogió el tipo incorrecto de municiones durante la lucha.
La cabina mostró signos de una lucha aunque no había vidrios rotos en el suelo y las mesas, junto con otros muebles volcados.
Todos los objetos de valor de Fossey todavía estaban en la cabina - miles de dólares en efectivo, cheques de viaje, y equipo fotográfico se mantuvieron intactos a los 2 metros de distancia en un agujero en la pared de la cabina en el día de su asesinato.
Fossey fue enterrada en el Karisoke, en un sitio que ella misma había construido para sus amigos gorilas muertos.
Fue enterrada en el cementerio al lado del gorila Digit, y cerca de los gorilas, muchos muertos por los cazadores furtivos.
Los servicios conmemorativos se llevaron a cabo también en Nueva York, Washington y California.
Fossey dejó que todo su dinero (incluidas las ganancias de la película Gorillas In The Mist: The Story Of Dian Fossey) se destinará al Fondo Digit para financiar patrullas contra la caza furtiva.
Sin embargo, su madre de Kitty desafió su voluntad y ganó.
Dian Fossey fue “una heroína" que comprendió que tan importante, o más, como estudiar el comportamiento de los gorilas era proteger su entorno, aunque con ello sabía que cavaba su tumba, no impidió que gastara su dinero en pagar patrullas contra los furtivos.
Gorillas In The Mist: The Story Of Dian Fossey es una película estadounidense de 1988, dirigida por Michael Apted.
Protagonizada por una ENORME Sigourney Weaver, John Omirah Miluwi, Bryan Brown, Julie Harris, Iain Cuthbertson, Iain Glen y Constantin Alexandrov.
Fue candidata al Premio Óscar en las categorías: Mejor actriz principal (Weaver), Mejor montaje, Mejor partitura original y Mejor guion adaptado.
Gorillas In The Mist: The Story Of Dian Fossey está basada en la historia real de la naturalista estadounidense Dian Fossey y su trabajo con los gorilas.
Debido a la decisión de Apted, de filmar los exteriores en el mismo sitio donde ocurrieron los hechos reales, el equipo de filmación debió adentrarse a pie en las selvas del Parque Nacional Los Volcanes para llegar al bosque de Bwindi.
El Parque Nacional de Virunga forma parte de una cadena de volcanes que se extiende en África oriental, a lo largo de la frontera entre Rwanda, Uganda y la República Democrática del Congo.
Se trata de una de las áreas con mayor biodiversidad del continente, con múltiples hábitats distintos como pantanos, turberas, herbazales y bosques de montaña.
Dentro de estos espacios viven muchas especies endémicas y amenazadas, pero sin duda es el reino de más de 300 gorilas de montaña, el mayor primate sobre el planeta.
No es casualidad que este lugar fuera elegido para crear el primer parque nacional de todo el continente africano.
Pero estos bosques míticos y salvajes son además un territorio en permanente tensión política.
Asolado desde hace más de dos décadas por cruentos conflictos armados entre etnias, trabajar por la conservación supone arriesgar constantemente la vida.
Ahora una nueva amenaza se cierne sobre la zona: dos compañías británicas quieren perforar estos terrenos a la búsqueda de petróleo.
Por eso y debido a la prohibición para trasladar el equipamiento en helicóptero hasta el sitio de rodaje, todo debió hacerse a pie.
Actores, sonidistas, directores y demás miembros del equipo, debieron ascender, acompañados por un extenso grupo de portadores, unos 4300 metros de altura para llegar al lugar donde habita el grupo original de gorilas que convivieron con Fossey.
Como dicen sus realizadores, llegar hasta allí y vivir en un campamento bajo las torrenciales lluvias que se dan en esta región, fue toda una aventura tras de cámaras.
Sin embargo el esfuerzo de vio fuertemente compensado, no solo por el hecho de conseguir excelentes escenas con los gorilas del grupo de Fossey, sino también, por la oportunidad de pasar un tiempo con ellos, lo que los ayudo a comprender mejor la causa de la científica norteamericana.
Weaver, se vio cautivada por la dulzura de estos animales con quienes interactuó durante las largas jornadas de rodaje.
Gorillas In The Mist: The Story Of Dian Fossey, cambio su manera de ver a estos primates y desde aquella fecha, ha destinado una buena parte de su tiempo a la conservación de los gorilas.
La actriz, al personificar a Dian, ha comprendido su causa y de cierta manera ha seguido sus pasos.
En su tiempo libre, Weaver, se ha volcado a diversas actividades en esta área.
Ha promovido el creación de un centro de gorilas en el Congo de cuyo proyecto es presidenta honoraria, ha hablado en muchas conferencias relacionadas a la conservación de los Gorilas de Montaña y en el año 2006 , ha sido la protagonista de un documental producido por Animal Planet titulado “Revisitando a los Gorilas con Sigourney Weaver”.
Cabe señalar que los efectos especiales y la creación de algunos gorilas falsos, estuvieron a cargo del talentoso Rick Baker, incluso para el ojo avezado, es difícil reconocer en qué momento se filman escenas con gorilas reales o se utilizan simios animatrónicos.
Hay que tener en cuenta, que en aquella época, aun no existían los efectos especiales de computadora, y todo se hizo mediante disfraces, robots y efectos de maquillaje, lo que le da un doble merito.
La escena más enternecedora, y que no me explico aún cómo fue posible rodarla, es cuando Weaver, en el intento de acercarse al máximo a los gorilas, se tiende sobre la hierba y extendiendo su mano con suma precaución ve como el gorila acerca también la suya y se produce un contacto animal-persona a través de las manos, lo cual si realmente fue así como ocurrió, fue supongo, muy significativo en el estudio de esos animales.
Curiosamente el filme Gorillas In The Mist: The Story Of Dian Fossey se debatía entre el enfoque documental y el melodrama, y explicaba la historia de Dian Fossey, una científica que puso todo su empeño en el estudio de los gorilas en su hábitat natural, centrándose en los primeros contactos y la posterior convivencia con los primates, y como consecuencia el alejamiento de Fossey del mundo de los humanos, representado por el distanciamiento de su amado, un fotógrafo del National Geographic encarnado por el australiano Bryan Brown; hasta su asesinato en misteriosas circunstancias, seguramente provocado por la celosa protección de su nueva familia de simios de los cazadores furtivos.
Una vida bastante documentada y de la que hemos oído y también leído bastante.
Sin duda una vida interesante, la de una mujer pasionaria, que se metió en una empresa que infravaloró al principio y la atrapó al final, hasta el final.
Quizá el gran mérito de Gorillas In The Mist: The Story Of Dian Fossey es seguir dejando muy difuminada la línea entre la cordura y la locura de la investigadora, difuminada por la defensa de unos principios siempre justos y puros, pero con acciones controvertidas y discutibles (posesión, ataque a indígenas, incomprensión del mundo en el que se hallaba...)
Por su extraña fascinación hacia estas magníficas criaturas, muchos la rechazaron y la persiguieron, pues la consideraron una persona inestable que prefería el contacto con gorilas antes que con seres humanos.
En este sentido su labor es controvertida, y algunas de las críticas que se le hacían tenían cierta justificación, ya que no debe olvidarse el drama humano que se vive en estos países, donde la mayoría de la población vive en la miseria, lo que justifica que la protección de los gorilas no sea una prioridad para las autoridades.
Lo más impresionante sobre la muerte de Fossey es que alguna gente dice que ella merecía lo que recibió.
¿La razón?
Ella era demasiado polémica, demasiado decidida a proteger a los gorilas y totalmente poco dispuesta a aceptar excusas o compromisos.
Muchos creían que sus tácticas para parar la violencia contra los gorilas eran un poco extremas.
Ella también había sido acusada de tratar mal a su equipo y a otros investigadores, otra gente hasta pensaba que estaba loca.
Sin embargo, es muy fácil tener respeto por una mujer tan increíble, que fue por su cuenta a estudiar a los gorilas de las montañas, en vez de hacer nada mientras eran asesinados.
Hoy, los gorilas de la montaña de Rwanda todavía sobreviven.
De hecho, ahora hay cientos de gorilas más desde que Fossey empezó a luchar por ellos.
Mientras que Fossey sigue siendo una figura polémica, la mayoría de los observadores coinciden en un hecho:
Si no fuera por como defendió a estos animales, los gorilas en la niebla serían solamente una memoria.
Pero un cuarto de siglo después, los gorilas siguen en peligro en el centro de África.
La deforestación, la caza furtiva, los cultivos de palma de aceite, la militarización de la selva, la corrupción, el ébola....
Infinidad de factores juegan en su contra y el Año del Gorila, celebrado en 2009, no ha logrado ponerles freno.
La única buena noticia es que el censo de este año refleja un aumento de la población de gorilas de montaña en los últimos siete años: han pasado de 380 a 480 (un 26% más).
Sumando los de Uganda, hay 786 ejemplares de 'Gorilla beringei beringei' (de montaña) en todo el planeta.
Demasiado pocos para toda una especie de primate.
Además, la situación de los gorilas de llanura ('Gorila gorila' y 'Gorila beringei graueri') también está empeorando.
Pese a que su población es mucho mayor (entre 100.000 y 150.000 en los primeros y unos 7.000 en los segundos), el ritmo al que desaparecen no se ha frenado.
Hoy la solución, según los conservacionistas, pasa por buscar el equilibrio entre la sensibilización de las sociedades locales y los recursos de los que disponen para vivir, pero también por acabar con la corrupción política y obligar a las multinacionales a seguir la misma normativa ambiental en África que en sus países.
Gorillas In The Mist: The Story Of Dian Fossey, es un valiente documento de denuncia, en contra de la destrucción de los sistemas ecológicos.
La cacería irracional y brutal de algunas especies, es puesta de manifiesto en toda su crueldad.
Las ambiciones económicas, la pobreza de África y la incomprensión del hombre hacia el equilibrio ecológico, son algunos de los problemas contra los que luchó Dian Fossey en su corta pero fructífera vida.

“Hay un lugar en donde el aire es puro y transparente.
Hay un lugar en donde el cielo es azul, y las aguas de los ríos saltan salvajemente, libres de contaminación artificial.
Hay un lugar en donde se es libre para contemplar horizontes infinitos y tierra virgen donde crece la semilla y da fruto a quien lo cosecha.
Hay un ancestral lugar en donde la bestia salvaje ruge y reina en los confines verdes de la pradera y el hombre, en primitiva libertad, quema su rostro bajo el ardiente sol del verano, rivalizando con el león que acecha.
Hay un lugar, donde las leyendas, los ritos, las costumbres y la misma vida son un reto para el hombre con su ciencia mecánica y matemática fría y sin alma.
Hay un lugar donde el hombre y la bestia retroceden en el tiempo.
Un peligroso y enigmático lugar llamado…
La Tierra.
¿Realmente existió?
En aquel mundo salvaje, en un continente llamado África; la afilada lanza contra la mirada de lince, el hombre es quizá la fiera más peligrosa de la jungla”



Comentarios

Entradas populares