Capote

“Quien no experimenta ninguna alegría por su propia vida, se vengará y preferirá destruir la vida, antes que aceptar que no puede darle ningún sentido a la propia.
Está fisiológicamente vivo, pero anímicamente muerto.
Surge así el placer intenso de la destrucción y la pasión por aniquilar a todos, incluso a sí mismo.
Este es un sentimiento muy amargo para quienes lo experimentan, y no es simple especulación suponer que el deseo de destruir es una reacción casi forzosa”.
The Art of Loving - Erich Fromm

Todos los que nos pasamos por Lecturas Cinematográficas sabemos el placer íntimo que provoca la escritura, lo complicado que es plasmar una idea que sabemos brillante en el word, utilizando solamente las palabras, la satisfacción que supone al releer lo escrito, comprobar que somos capaces de crear y cuan halagador supone que un poema, un pensamiento, una crítica y no digamos una novela cuente con el favor del público y ser admirado.
La escritura es una de las cosas que más vanidad provoca en las personas y por ello muchas veces nos sentimos tentados en copiar y pegar, plagiar aquello que nos gusta y sabemos objetivamente que es bueno en busca del merito, la admiración del prójimo, etc.
“On the night of November 14th, two men broke into a quiet farmhouse in Kansas and murdered an entire family.
Why did they do that?
Two worlds exist in this country: the quiet conservative life, and the life of those two men - the underbelly, the criminally violent.
Those two worlds converged that bloody night”
Si Capote fuera simplemente la historia de cómo uno de los más grandes escritores norteamericanos del siglo XX llegó a escribir el libro que lo hizo famoso, sería una buena película.
Si solamente contara cómo lo que inicialmente había empezado como una crónica de cuatro crímenes en Kansas se convertiría en la novela que arruinó para siempre la vida de su escritor, sería además muy interesante.
Si a esto le sumamos, además, la admirable actuación de Phillip Seymour Hoffman (el mejor papel de su vida, afirma el actor), quien no sólo imita a su personaje, sino que logra ponerlo brillantemente en escena, hasta el punto de conmovernos a pesar de todas sus perversiones, el personaje de Truman Capote en la película podría llegar a ser uno de los protagonistas más despreciables de la historia del cine, podríamos decir que verla, sin duda, es imprescindible.
Pero es sobre todo, y más allá de todo ello, porque su director y guionista lograron convertirla en una puesta en escena cuidadosa, en un análisis profundo y brillante de la mente perversa de un escritor, en un paralelo sutilmente conseguido entre la obra del artista y la del criminal –la conversación entre Truman y el jefe de policía (Chris Cooper) acerca del título del libro “In Cold Blood” parece ser la clave para entender lo que está de fondo tras dicha comparación–, que Capote tendría que ser reconocida como una de las mejores películas del año 2005, y, probablemente, como uno de esos clásicos que sólo a fuerza de ser vistos una y otra vez, logran ser apreciados en su justa medida.
Capote no es pues, al menos no solamente, la historia de cómo llegó a ser escrita "In Cold Blood" ,cuenta más bien el proceso lento y tormentoso de la decadencia psicológica de su autor: de pasar de reconocerse como la cara del espejo opuesta a la de los asesinos (“es como si hubiéramos crecido juntos –dice Capote en la película-, y un día yo hubiera salido por la puerta del frente y ellos por la puerta de atrás”), a convertirse, con ellos, en sólo otro posible reflejo del mismo crimen.
Al final, por ello, la pena de muerte, no es sentencia exclusiva de los asesinos: es, a la vez, como muestra la película, el comienzo de la muerte lenta del mismo Capote, quien nunca más sería capaz de terminar un libro, y quien, veinte años después, sería encontrado muerto por sobredosis.
El artista es, en la película, el verdadero criminal, y quien merece, por tanto, el castigo más doloroso: cargar con la culpa de todas las muertes que hicieron posible su éxito.
“Ever since I was a child, folks have thought they had me pegged, because of the way I am, the way I talk.
And they're always wrong”
Truman Capote, el escritor estadounidense considerado por muchos como uno de los Grandes de las Letras, no solo legó a la Humanidad su Obra, cuya lectura siempre es deleitante, y es que en él lo increíble no es lo que contaba, lo sublime es cómo lo hacía, sino también una de las personalidades más fascinantes del siglo XX.
Un claro ejemplo del personaje que supera y sobrevive al ser de carne y hueso.
Entre las muchas genialidades con las que nos obsequió, se encuentran las famosas cartas que, desde diversos puntos del planeta, dirigió a sus amigos, y en las que calificaba a Marilyn como: "una criatura pura y angelical"; a Montgomery como: "un amigo especial"; o al mismísimo Tennessee Williams (enemigo a ratos), como: "un columnista carente de dignidad".
El escritor, que no dudó en definir el guión de la aclamada "From Here To Eternity", como "la misma caca de vaca de siempre"; que permaneció impasible ante el éxito profesional de su mejor amiga, autora de "To Kill A Mockingbird" Harper Lee; y que sostuvo hasta el fin de sus días que "Audrey era perfecta, pero inadecuada para “Breakfast At Tiffany's”, fue, a lo largo de su vida, el alma de las estrafalarias fiestas del mundo Hollywoodiense, y el adalid de los círculos literarios de su época.
Pero....
¿Quién fue Truman Capote en realidad?
Truman Capote nacido Truman Streckfus Persons y tras ser adoptado por su padrastro cubano llamado Joe García Capote (Nueva Orleans, 30 de septiembre de 1924 - Los Ángeles, 25 de agosto de 1984) fue un periodista y escritor estadounidense.
En 1966 crea In Cold Blood que será su trabajo más celebrado.
Con ella acuñaría el término “non-fiction-novel”, creando un referente para lo que luego sería el nuevo periodismo estadounidense.
La novela, publicada tras 5 años de intensa investigación, cuenta el suceso real del asesinato de la familia Clutter, y es llevada al cine en 1967 por Richard Brooks.
Del libro se venderían más de trescientos mil ejemplares, permaneciendo en la lista de los libros más vendidos del New York Times durante treinta y siete semanas.
Junto a la escritora Harper Lee, autora de “To Kill A Mockingbird”, Capote entrevistó a la policía y a conocidos de los Clutter, aun antes de que se supiera el nombre de los sospechosos, Dick Hickock y Perry Smith.
Una vez en Kansas, Nelle fue para capote la más valiosa durante aquellos difíciles primeros días, dado que Capote estuvo tentado de renunciar a la investigación por todos los obstáculos que encontraban y ella lo alentó para que siguieran adelante.
Capote tuvo que ganarse la confianza de todos los testigos y habitantes del pueblo de Holcomb.
En un principio, por su actitud estrafalaria y extravertida, como por su pública condición de homosexual, le fue difícil.
Pero su empeño rindió frutos e incluso logró ganarse la confianza de los dos autores del delito.
De ahí salieron miles de páginas de anotaciones que irían creciendo conforme avanzaba la investigación y el juicio por los asesinatos, Capote reconoció el trabajo de Harper Lee al dedicarle el libro, conjuntamente con su novio.
Narrada en tercera persona omnisciente, "In Cold Blood" ha sido resaltada por su increíble realismo y la conjunción de una narrativa tradicional con un reporte periodístico.
Capote definió al libro como perteneciente a un nuevo género, "Non-fiction Novel" o "Novela testimonio".
Mucho se ha discutido sobre el acierto de esta calificación.
En 1957, nueve años antes, el escritor argentino Rodolfo Walsh había publicado "Operación Masacre" donde ya se utiliza el método de ficcionar hechos reales periodísticos, aplicado a un hecho de crimen de Estado.
De todos modos, se considera que “In Cold Blood” supuso una revolución en el mundo del periodismo al motivar la aparición de la corriente conocida como nuevo periodismo.
Uno de los más excéntricos personajes de Truman Capote fue él mismo.
Su éxito literario fue acompañado de un gran éxito social, lo que le permitió tratar con intimidad a buena parte de la aristocracia neoyorquina de su época.
Sus relaciones con la alta sociedad se rompieron definitivamente cuando publicó algunos capítulos de su novela inconclusa “Answered Prayers”, en la que aireaba vivencias íntimas de algunos de sus amigos más famosos apenas disfrazados de personajes de ficción.
Él hablaba de esta novela como de su gran obra, para la que había tomado como modelo al libro “In Search Of Lost Time” de Marcel Proust.
En el desgarrador autorretrato del autor y su imaginario gemelo, de su libro “Music For Chameleons”, decía de sí mismo:
"Soy alcohólico, soy drogadicto, soy homosexual, soy un genio", frase que desde entonces se asocia con él, supuso un soplo de aire fresco en la ultraconservadora sociedad americana y no cabe duda que ha influido mucho en la manera de entender la diversión que tenemos actualmente.
Este libro, último de su bibliografía, es una brillantísima colección de entrevistas, con un relato central, “Handcarved Coffins”, una clara representación del espíritu periodístico del autor.
Es también conocido por la semblanza que realiza de Marilyn Monroe en la entrevista titulada: “Una Adorable Criatura”.
Su depresión lo llevó a un proceso de autodestrucción, dependiendo cada vez más de los psicofármacos que, combinados con el alcohol, deterioraron su salud y sus relaciones con todos sus amigos, hasta morir por sobredosis en 1984.
Según se desprende de la historia contada por Bennett Miller (Capote): o un egoísta indolente, o una persona dotada de una extrema sensibilidad, sólo superada por su mitomanía,
"Nadie ha habido en este mundo como yo, y nadie habrá cuando yo me haya ido” Escribió poco antes de su muerte, ocurrida en 1984.
La cara y cruz de una personalidad perfectamente captada y mostrada por el director Bennett Miller, quien no dejará de lanzar todo tipo de preguntas indirectas al espectador.
Tras la publicación del libro “In Cold Blood”, muchos de sus colegas del elitista círculo literario en el que se movía pusieron en tela de juicio sus motivos así como la manera en que llevó sus pesquisas y entrevistas, y se centraron innecesariamente en la moral y los métodos.
¿Qué motivos impulsaron al escritor a permanecer al lado de dos asesinos confesos, y a conseguirles una apelación federal?
¿Su don de empatía con uno de ellos?
¿Su extrema sensibilidad y debilidad por las causas perdidas?
¿La gran humanidad de la que pudo hacer gala a lo largo de su vida?
¿El egoísmo más absoluto, alimentado por el afán de crear un nuevo género literario?
Tanto los defensores como los detractores del autor de "In Cold Blood", encontrarán en Capote argumentos irrefutables para sostener sus teorías; y es que la genialidad y la polémica, ésos términos eternamente inseparables que rodearon la Obra y la Vida del Famoso Literato, se dan cita en una película especialmente diseñada para satisfacer a los más exigentes.
Capote consiguió con esta novela reflejar la brecha entre dos Norteamérica: el país seguro y protegido que los Clutter conocían, y el país amoral y desarraigado en el que vivían los asesinos.
Lo que más me interesa de Truman Capote siempre ha sido su capacidad para mezclar frivolidad, altas esferas, dinero y diamantes, hipocresía, retrato de una época y situaciones... con una tremenda melancolía.
Y todo ello con la precisión de otros muchos y grandes escritores norteamericanos, la mezcla perfecta entre poeta y profesional de la literatura.
“If I leave here without understanding you, the world will see you as a monster.
Always and I don't want that”
Capote (2005) erróneamente titulada ya que no se trata de un biopic como se puede sugerir, sino del proceso de creación de "In Cold Blood " está dirigida por Bennett Miller con un guión de Dan Futterman; basado en el libro «Truman Capote: La Biografía Definitiva», de Gerald Clarke.
Protagonizada por un ENORME Philip Seymour Hoffman (Truman Capote), Catherine Keener (Nelle Harper Lee), ENORME Clifton Collins Jr. (Perry Smith), Chris Cooper (Alvin Dewey), Bruce Greenwood (Jack Dunphy), Bob Balaban (William Shawn), Amy Ryan (Marie Dewey), Mark Pellegrino (Dick Hickock), Allie Mickelson (Laura Kinney) y Marshall Bell (Alcaide Marshall Krutch).
Capote refleja la excentricidad, egolatría, manipulación, pluma, falsedad, alcoholismo, locura y genialidad de uno de los escritores americanos más significativos.
De reina de las fiestas de sociedad a perra mentirosa en la penitenciaria.
De interesado cronista de un crimen a post-participe del mismo y verdugo/salvador de los propios asesinos.
Capote es la típica en que existe un divorcio entre la crítica (la alaba) y el público (me aburre) pues la mayoría esperaba que mostrase al Truman crápula, excesivo, fatuo, festero y morboso pero el director Bennett Miller se interesa más por el escritor y muestra el proceso de producción y elaboración de la novela “In Cold Blood” en la cual investiga con fruicción las motivaciones de los dos asesinos pagándoles incluso los abogados de apelación con el único fin de mantener viva su fuente de inspiración.
La dirección de Miller tiene la mesura de quien sabe que el eje de la cinta es el talento del protagonista, y lo deja brillar sin aspavientos.
Una muestra de ello es la virtual ausencia de música incidental.
En otras manos este filme habría tenido una banda sonora manipuladora, pero la austeridad de la realización demuestra que estamos ante unos artistas que confían en su propio talento.
Y tienen razones de sobra.
Cabe destacar también, a pesar de ser su primera película como director, ha sabido darle el ritmo preciso en cada momento, comenzando con una primera media hora sublime, para después poner el temple, la pausa necesaria para poder empaparnos de cada detalle y sentir así las múltiples sensaciones que transmite.
El guion está basado en el libro de Gerald Clarke Capote, una biografía.
La novela "de no ficción", como sería calificada por el propio autor, “In Cold Blood” ya había sido llevada al cine por Richard Brooks en 1967, con ese mismo título.
El guión desarrolla completamente la historia, y además recrea muy bien el personaje de Capote.
En lugar de mostrarnos su infancia o intentar justificar sus diferentes defectos porque de pequeño vio como su hermano se caía en una marmita de líquido de frenos, se limita a mostrarlos para darle profundidad al personaje: siempre aparece con un vaso en la mano, es amanerado, vive con un hombre, siempre intenta ser el centro de atención... pero nunca deja que el personaje o su personalidad tomen las riendas del guión, o que éste se convierta en una hoja de ruta que hay que cubrir para tener contentos a los fans.
No faltará quien ponga el grito en el cielo porque la película no muestra las miserias vitales de Truman Capote, pero también hay quién se detiene a mirar los accidentes de tráfico.
La impactante interpretación de Philip Seymour Hoffman le valió conseguir, entre otros premios, el Óscar a la mejor interpretación masculina en 2005.
La película tuvo, además, cuatro nominaciones: Mejor película, Mejor director, Mejor actriz de reparto (Catherine Keener) y Mejor guión adaptado.
Truman Capote es interpretado por Hoffman, un actor que no ha tenido hasta el momento muchos papeles protagónicos, pero que este le ha dado un importante salto en su carrera.
El actor se identifica muy bien con el personaje, ya que cuentan con una cierta similitud.
Me permito exigir su visionado en inglés obligatoriamente, debido a que es irrespetuoso el doblaje al español, debido a que se omite el trabajo del actor en la caracterización del personaje y no se aprecia su calidad interpretativa al 100%.
Ya que no estamos ante de la simple caracterización de un escritor popular, sino ante la faena histriónica de un talento que ya había mostrado sus dotes como actor de reparto, pero que requería un filme como éste para explotar todo su potencial.
Mucho se ha hablado de la transformación física que sufrió Hoffman para poner su voluminoso físico al servicio de la frágil presencia de Truman Capote.
Pero el verdadero logro del actor neoyorquino radica en mostrar la transformación interna del personaje, desde la compasión que siente en sus primeros encuentros con uno de los asesinos, hasta perder cualquier rasgo de conmiseración en pos de su propio éxito.
Desde lo gestual me impresionó, una conseguida composición que muestra un Capote absolutamente afeminado, desde su voz hasta sus ademanes.
Sencillamente brillante.
Catherine Keener hace con efectividad su papel de siempre como la escritora Harper Lee, y Clifton Collins nos convence por completo como el conmovedor y perturbado Perry Smith, un trabajo formidable el de Collins Jr., correcto en la intencionalidad de mostrar el lado más “humanitario” de un asesino, sus complejos, sus tics nerviosos, su conflicto familiar, etc.
También me gustaría destacar el siempre más que correcto Chris Cooper en un muy buen papel secundario.
Refiriéndome a los aspectos propios de ese estilo de vida, el de Truman, y en este caso de su condición homosexual en la que la cinta no quiere participar en ningún momento más allá de su manera de comportarse, no hay ninguna clase de beso, no se muestra ningún tipo de imagen amorosa ni aquella con un cierto grado de afecto a lo que sería lo más normal entre dos personas que se quieren y comparten una relación.
Por el contrario, la película cuenta la trama detrás del libro, como el escritor y una colaboradora investigan, y se meten de lleno en la trágica historia que luego sería uno de los libros más vendidos en el mundo entero.
El libro cuenta la historia de dos asesinos que irrumpen en una granja y matan a una familia entera para robarles.
Truman Capote, crea una extraña relación con uno de los asesinos.
En uno de los pasajes le preguntan a Truman:
“¿Qué siente por el asesino?, si es atracción!” (ya que él es homosexual), y él responde:
“Que pareciera como que si ambos hubieran sido criados juntos, y de un día para el otro, uno sale por la puerta del frente y el asesino por la puerta de atrás y perderán la relación”.
Esto refleja un poco a que grado de inmiscución llegó Truman a tener con el asesino.
Capote era un hombre llamativo y muy solicitado dentro de las reuniones sociales, para que contara algunas de sus anécdotas.
Idolatrado por muchos seguidores, contaba con una fama que le permitía darse algunos lujos.
Capote plantea y propone la difícil circunstancia de la utilización que el escritor hizo del convicto para favorecer sus intereses creativos, ayudándolo inicialmente en la búsqueda de abogados, no siendo sincero posteriormente en sus intenciones de utilizar la relación con él, y finalmente abandonándolo a su suerte a nivel legal.
Todo ello está plasmado de forma brillantísima por el guión del apreciable actor que ha sido Dan Futtermann, en su debut en la faceta, en lo que supone una de las piedras angulares de esta propuesta, basándose en algunos de los capítulos de la biografía escrita por Gerald Clarke.
Me pareció atrapante las circunstancias que se relatan, y uno se compenetra lo suficiente con ese ambiente donde contrasta la literatura con la maldad de la naturaleza humana.
Esa química me gustó, es para analizarla bastante.
Cómo un escritor famoso se involucra tanto con el caso que comienza a tomarle cariño al asesino, a tal punto de lamentar su condena.
Al principio pensé que Capote quería "usar" al asesino Perry Smith sólo con fines utilitarios para escribir su libro "In Cold Blood" en un tono sensacionalista, pero poco a poco se va elucidando que los sentimientos de Capote eran otros, y sus intenciones estaban muy lejos de los fines comerciales.
Se había comprometido a full con el reo, logrando una simbiosis afectiva por demás de interesante, una relación que puede llegar a decirse que redunda en la amistad entre ellos.
¿Por qué es obligatorio ver Capote?
Porque es una maravilla como está filmada, actuada y narrada; porque más que contar cómo fue el proceso de escritura de la famosa novela de Capote, nos revela su contradictoria y compleja personalidad: un ser egocéntrico, seductor, talentoso, utilitarista, cobarde, inteligente, apasionado.
Capote se identifica y se enamora de Perry Smith, el que finalmente hace las ejecuciones, y a la vez utiliza esa ventaja afectiva para sacarle una confesión que es indispensable para su libro.
Capote lo usa y lo engaña pero no sale indemne: de alguna manera la muerte de Perry Smith significa el inicio de su derrumbe moral.
La mejor escena, si no es la mejor, al menos es la más dura:
Capote reza al borde de su cama para que la pena de muerte sea finalmente llevada a cabo.
La escena de las fotografías con el genial Richard Avedon son reales, es decir, sucedieron tal cual, de hecho existen fotografías de Perry Smith desnudo, similar a la tomada por el mismo Avedon a Rudolf Nureyev en un tiempo.
Vale la pena la cinematografía, los paisajes sombríos de Kansas, con los árboles sin hojas del fondo; las carreteras vacías; las fiestas concurridas atravesadas por el humo de los asistentes; las actuaciones, no es fácil hacerle contrapeso a Hoffman, pero todos los actores se sostienen en el intento; el guión que convierte un libro bien escrito en una brillante puesta en escena, etc.
“Capote” es la obsesión por saber qué siente un asesino, qué motivos llevaron a hacer lo que hicieron, y tratar de reflejarlo todo en un libro.

"More tears are shed over answered prayers than unanswered ones."



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