I Racconti di Canterbury

“Dio preservi tutta questa splendida compagnia”
(Dios guarde toda esta maravillosa empresa)

“The Canterbury Tales” es una obra del escritor inglés, Geoffrey Chaucer, que presenta una estructura semejante a “El Decamerón”, de Boccaccio.
“The Canterbury Tales” fueron escritos a finales del siglo XIV; y es una de las obras, más importantes de la literatura inglesa, y quizás, la mejor obra de La Edad Media en Inglaterra, siendo de hecho, la última obra de Geoffrey Chaucer.
La versión de la obra que prevalece hoy en día, procede de 2 manuscritos ingleses diferentes:
“El Ellesmere” y “Los Manuscritos Hengwrt”
Los cuentos, escritos en inglés medio, algunos de ellos originales, otros no, 2 escritos en prosa, y el resto en verso, están contenidos en una narrativa mayor y son contados por un grupo de peregrinos que viajan desde Southwark a Canterbury para visitar el templo de Santo Thomas Becket, en la Catedral de Canterbury.
La obra resulta de interés, tanto para sus contemporáneos como en la actualidad, porque fue la primera obra literaria escrita en inglés; antes de Chaucer, sólo se escribía en francés, o en latín, por lo que, sólo aquellos de mayor nivel cultural, podían entenderlas.
Geoffrey Chaucer, empezó a redactarlo a la muerte de su mujer en 1387.
A Chaucer se le considera, el introductor de la métrica con acentos y sílabas, como solución de repuesto para el metro anglosajón aliterativo.
También, contribuyó a regularizar el acento del sur, región de Londres, del inglés medio.
La edición original de “The Canterbury Tales” data de 1478; y es la cumbre de la literatura medieval, la cual se enmarca en la tradición de los volúmenes de cuentos y leyendas, junto a “Las Mil y Una Noches”, “El Libro de Buen Amor” o “Il Decameron”
Precisamente, fue el de Boccaccio, la principal fuente de inspiración para el escritor inglés.
El Volumen incompleto de “The Canterbury Tales”, incluye, finalmente, 24 cuentos, una cuarta parte de lo previsto, en verso, salvo 2 de los textos que fueron escritos en prosa, y de diferentes géneros, como: aventuras, romances, misterio…
Los personajes narradores, representan a la clase media de la época:
El molinero, el fraile, el carpintero, el mercader, el médico, la priora, el capellán… gente de oficio que muestran su personalidad, a través de las historias que escogen.
El contenido de “The Canterbury Tales” es:
1. Prólogo general (General Prologue)
2. Cuento del caballero (The Knight's Tale)
3. Cuento del molinero (The Miller's Tale)
4. Cuento del alguacil (The Reeve's Tale)
5. Cuento del cocinero (The Cook's Tale)
6. Cuento del magistrado (The Man of Law's Tale)
7. Cuento de la esposa (o comadre) de Bath (The Wife of Bath's Tale)
8. Cuento del fraile (The Friar's Tale)
9. Cuento del convocante (The Summoner's Tale)
10. Cuento del dependiente (The Clerk's Tale)
11. Cuento del mercader (The Merchant's Tale)
12. Cuento del escudero (The Squire's Tale)
13. Cuento del terrateniente (The Franklin's Tale)
14. Cuento del médico (The Physician's Tale)
15. Cuento del bulero (The Pardoner's Tale)
16. Cuento del marino (The Shipman's Tale)
17. Cuento de la priora (The Prioress's Tale)
18. Sir Thopas
19. Cuento de Melibeo (The Tale of Melibee)
20. Cuento del monje (The Monk's Tale)
21. Cuento del capellán de monjas (The Nun's Priest's Tale)
22. Cuento de la segunda monja (The Second Nun's Tale)
23. Cuento del criado del canónigo (The Canon's Yeoman's Tale)
24. Cuento del ecónomo (The Manciple's Tale)
25. Cuento del clérigo (The Parson's Tale)
26. Retractación de Chaucer (Chaucer's Retraction)
En el prólogo general, el anfitrión, Harry Bailly, anuncia 12 cuentos:
4 cada uno, 2 en la ida a Canterbury, y 2 en la vuelta a la taberna.
Sin embargo, el resultado final son 24 cuentos, todos ellos, en el viaje de ida.
Se ha sugerido, que el dejar el final inacabado, fue una acción deliberada por parte de Chaucer.
Otros estudiosos señalan, que es posible que la muerte sorprendiera a Chaucer, pues e supone, que este muere hacia 1400, y que de esta manera, la obra quedara inconclusa.
En cuanto a la peregrinación en sí misma, no parece ser más que un recurso literario, para juntar a tan diverso grupo.
Por ejemplo:
Un monje, raramente obtendría permiso para realizar la peregrinación, y en el caso de algunos otros personajes, resulta difícil de creer, el simple deseo de acudir.
Por otro lado, todos los peregrinos viajan a caballo, por lo que no podemos pensar, que haya ningún tipo de sufrimiento religioso.
Tampoco se menciona, ninguna visita a los muchos posibles templos del camino, o de que alguno asista a misa, de modo que la peregrinación tiene más apariencia de lo que hoy llamaríamos “un viaje turístico”
Chaucer no presta mucha atención, al avance realizado durante el viaje, y aunque apunta a que los cuentos son narrados en varios días, no detalla ninguna de las paradas del grupo para dormir.
Aunque el viaje podía realizarse en solo un día, esto sería un tiempo demasiado corto, para la correcta narración de los cuentos, y habitualmente, este tipo de viajes, tenían una duración de 2 o 3 días.
Concretamente se menciona, el 18 de abril en los Cuentos, y Walter William Skeat, editor y crítico de la obra en el siglo XIX, determinó el 17 de abril de 1387, como el primer día de narración de los cuentos.
Por otro lado, los académicos dividen el cuento en 10 fragmentos.
Entre ellos, todos los que componen un fragmento, están conectados de forma directa, frecuentemente, porque un personaje pasa el turno de palabra a otro, pero no hay ninguna introducción entre los fragmentos.
Esto significa, que no existe un orden o cronología fija en los fragmentos, por tanto, tampoco en los cuentos.
Suele argumentarse, que la mayor contribución de “The Canterbury Tales” en la literatura inglesa, fue popularizar el uso literario de la lengua vernácula, el inglés, en vez de emplear el francés, lengua de La Corte, o el latín.
Sin embargo, algunos de los contemporáneos de Chaucer, como John Gower, William Langland, o el Pearl Poet, también escribieron en inglés, lo que no nos permite aclarar, hasta qué punto Chaucer comenzó o no, esta nueva tendencia.
En nuestros años, J.K. Rowling, creadora de la saga “Harry Potter”, contó en un chat, que se inspiró en “El Cuento del Bulero” parte de “The Canterbury Tales” para crear “El Cuento de Los 3 Hermanos”, parte importante del último libro de la saga “Harry Potter”: “Harry Potter and The Deathly Hallows”
En ese libro, Rowling cuenta, cómo 3 hermanos se encuentran con la muerte, y ésta les da 3 tesoros que los harían vencerla, cuando les llegara la hora, aunque la muerte los lleva con ella tiempo después.
Para finalizar, esta parte, decir que la ciudad de Canterbury, tiene un museo dedicado a “The Canterbury Tales”
El cine, como es el caso original del cine de EEUU, puede ser el heredero de la novela, como arte de los grandes relatos, herencia que se hace efectiva en la forma en la que los realizadores representan la realidad, y asumen la capacidad del público de responder, en términos morales, a la historia contada.
En el caso de Pasolini, su lectura, traducción, o herencia, de Chaucer, se materializa en una representación de la realidad, que asume la relativa incapacidad, o necesidad de reeducación del público, para responder a los términos estéticos con los que presenta sus historias.
“Da nessuna parte così occupato un uomo come lui ci nas, eppure sembrava più impegnato di lui”
(En ninguna parte, un hombre tan ocupado como él, había y sin embargo, parecía más ocupado de lo que estaba)
I Racconti di Canterbury es una película italiana de 1972, escrita y dirigida por Pier Paolo Pasolini, basada en “The Canterbury Tales” de Geoffrey Chaucer.
Protagonizada por Franco Citti, Ninetto Davoli, Laura Betty, Josephine Chaplin, Pier Paolo Pasolini, J.P. Van Dyne, Derek Deadman, Hugh Griffith, Tom Baker, entre otros.
I Racconti di Canterbury es la 2ª las películas que conforman la “Trilogía de La Vida”, las otras son “Il Decameron” (1971) y “Il Fiore delle Mille e Una Notte” (1974), la adaptación de Pasolini, acabó siendo una de sus cintas más divertidas, satíricas, irreverentes, y gamberras.
Bien ambientado, procurando recrear la época sombría en la que fue escrito el libro, I Racconti di Canterbury traslada a la pantalla, 9 de los 24 cuentos con desigual fortuna.
La incorporación de elementos como el erotismo, que obligó a alterar historias, o el “slapstick” en homenaje a Sir Charles Chaplin, no fue del gusto de muchos, aunque su trabajo le valió El Oso de Oro, en El Festival de Berlín.
El trabajo del cineasta, que se reservó el papel de Chaucer para la ocasión, respira espontaneidad, introduciendo buena parte de sus reflexiones al material original.
Es su manera de apoderarse de las historias literarias, como queda de manifiesto en la trilogía, lo que hace de esta etapa creativa de Pasolini, un buen motivo de estudio sobre la relación entre el cine y la literatura, la fusión de ambas disciplinas, como ejemplo de la creación y recreación, con libertad absoluta, sin traicionar las fuentes.
“Los Cuentos de Canterbury” deben leerse y verse con espíritu libre, sin prejuicios, y con la sana intención de divertirse.
Los cuentos los relatan un grupo de peregrinos, que se dirigen con ansiosa fe, a La Catedral de Canterbury y, para entretenerse en las largas noches de descanso, y en los días de fatigoso caminar, se dedican a relatar cuentos como:
1. El mercader y la joven Maggio:
I Racconti di Canterbury empieza con el cuento del Mercader Ser Gennaio (Hugh Griffith) amante viejo y lascivo.
Hermano de Placebo (Willoughby Goddard) y Justinus (Peter Stephens), se casa con Maggio (Josephine Chaplin), y Damián (Oscar Fochetti), el escudero y amante de Maggio, logra estar con ella.
2. El cazador de brujas:
En esta historia vemos el amor entre hombres homosexuales, el rico poderoso, y el pobre castigado.
3. El empalagoso y bufonesco Perkin:
Este cuento del Cocinero Perkin (Ninetto Davoli) es un cuento sin concluir.
4. El molinero, el leñador y la esposa infiel:
El cuento comprende los personajes de John “El Carpintero” (Michael Balfour), marido de Alison (Jenny Runacre) que vivía en Oxford, y tiene de huésped a Nicola (Dan Thomas) “El Espabilado” estudiante de Astrología.
5. La venganza de Assalonne, el joven engañado:
Assalonne (Peter Cain) “El Sacristán” canta a Alison bajo la ventana.
6. La viuda casamentera:
La comadre de Bath “Alice” (Judy Stewart-Murray) que mata a los maridos a polvos, en I Racconti di Canterbury vemos el episodio de la muerte del 4º y casamiento del 5º marido Giannozzo (Tom Baker)
7. Los estudiantes alojados, el molinero, y su hija:
Simkin “El Molinero” (Tiziano Longo) que vive en Trumpington no lejos de Cambridge, con su esposa e hija, es visitado por 2 estudiantes.
8. Los amigos que se matan entre sí por codicia:
Los amigos son Johnny “La Gracia” (John Mclaren), Jack “La Justicia” (Martin Whelar), Dick (Edward Monteith) y Rufus (Robin Askwith)
Había en Flandes, una pandilla de jóvenes, los colegas de Rufus el muerto, entregados a toda clase de disipación, tales como el juego, orgías, frecuentación de prostíbulos, y tabernas, por codicia, encuentran la muerte.
9. El fraile que sueña con un ángel que lo lleva al infierno:
El final comprende, El Infierno Pasoliano.
Ojalá pueda ser uno de los que se salven El Día del Juicio Final:
“Qui cum patre et Spiritu Sanctu vivit et regnat Deus per omnia secula”
Amen.
Pasolini da un paseo, por una serie de historias que reflejan constantes humanas, que se repiten en todas las épocas, con sus arquetipos:
El clérigo, el homosexual perseguido, tan sufrido en sus propias carnes, el joven lujurioso, el estudiante, el patán malvado, las esposas lujuriosas, sus amantes...
Hay en I Racconti di Canterbury 2 aspectos que considero importantes de reseñar:
Por una parte, Pasolini destaca en boca de Chaucer, que aún perteneciendo a La Edad Media, no se identifica con el pueblo, aunque haya tomado sus historias de este mismo.
Es ya un burgués, y se vuelve un moralista.
Por tanto, tenemos un aspecto épico, con los héroes vulgares y llenos de vitalidad de La Edad Media y, por otro, la ironía y auto-ironía, fenómenos esencialmente burgueses, y signos de mala conciencia.
Pasolini interpreta que Chaucer, ya no representa el carácter popular de los personajes que tan bien se reflejaba en “Il Decameron” de Boccaccio.
En Chaucer, hay una especie de tristeza.
Es ya un burgués que preconiza la descomposición de esa burguesía.
Ya no es la representación del sexo como símbolo de vida, y manifestación de juventud.
Todo lo anterior, quedará reflejado de alguna manera, y aquí concluyo, en el segundo aspecto, el carácter tétrico y apocalíptico del entorno, lleno de símbolos que representan la idea de la muerte, la vejez, y la degradación física, y una larga acumulación de elementos, con signos bien claros de representación fálica, como los árboles, cruces, el campanario.
En evidente que Pasolini ha cambiado el paso.
“Il sorridente con il coltello sotto il mantello”
(El sonriente con el cuchillo bajo el manto)
Hay que reconocer que Pasolini es el típico director que gusta en Europa, y desagrada en América.
No es para menos; su narrativa confusa, y la crudeza de sus imágenes, choca con lo que se entiende en América por:
“Buen Cine”
Filmográficamente, Pasolini, que también realiza una película en relación con “Il Decameron”, necesariamente encuentra un contexto más afín a lo popular, para desarrollar la trama, y comunicar estilizadamente, la composición de una obra que se sigue refiriendo a temáticas, siempre presentes en su obra, tales como:
La sexualidad, la religión, el matrimonio, las artes, y el trabajo; ahora evocando escenas y secuencias del Medioevo, pasadas por su sensibilidad de director, y también de poeta.
Pasolini establece un código, un pasaje entre fatalismo y fantasía.
Una fantasía llevada al límite, por su capacidad creadora, donde despeja de todo margen, el oscuro pasadizo social por el que transitan los no-intérpretes.
Allí, el fatalismo, en la intertextualidad.
En el Medioevo reina la oscuridad, el saber de una vida de tránsito, a la espera inoportuna de una coronación celestial.
Una meseta, una línea sin oscilaciones, sacrificada al deber de contribución al “status quo” terrenal.
Pasolini y Chaucer, sátiro, corta las cadenas que atan a esa sociedad con los poderes concentrados:
Allí donde el poder no puede intervenir, en el sueño, la fantasía, las cuestiones de cama, les devuelve su dignidad.
Geoffrey Chaucer estructura una obra que llevará a cabo durante varios años, y se erige en torno a una peregrinación de Sowthwark a Canterbury, para visitar el templo de Santo Tomás de Beckett, en La Catedral de Canterbury, y las narraciones que de los cuentos se hacen, para quienes acompañan esta empresa.
Si bien existen afinidades entre la obra literaria de Boccaccio, “Il Decameron” y ésta, los personajes de la obra, se diferencian con respecto a los de “Il Decameron”, en cuanto a que pertenecen a la clase media, mientras que los de Boccaccio, pertenecen a una clase acomodada, entre otros elementos.
Las alusiones a una forma de ver la sociedad, desde su personal perspectiva, encuentran en I Racconti di Canterbury, la oportunidad de componer los planos y encuadres, de una adaptación que recrea estéticamente, la temperatura del color, y la cantidad de luz de un universo, que es creación de su imaginación, sobre la plantilla de la obra literaria original.
Consideradas las variaciones con respecto a ésta, y en especial en “El Cuento del Fraile”, se advierte que la historia y la literatura, son un puntal de creación para un maestro como Pasolini, y que éste tiene una particular forma de narrar su obra, cuando ésta se basa en un texto anterior, en la forma de agregación de múltiples elementos.
Muy bien realizada, al igual que “Il Decameron”, I Racconti di Canterbury representa muy bien el ambiente que representa, muy inglés, de hecho, fue rodada en Inglaterra.
Al igual que “Il Decameron”, I Racconti di Canterbury también está considerada como erótica, pero también, al igual que “Il Decameron”, es una sexualidad más natural, aunque, eso sí, esta es un poco más obscena, pero obscena no en el mismo término que las películas porno, sino obscena en el sentido de que muestra más escenas de desnudos y sexo, pero que uno, al igual que “Il Decameron” puede ver “tranquilamente”
El sexo fue un tema fundamental en la filmografía de Pasolini, las explícitas escenas de sexo, le acarrearon críticas durante toda su vida.
Muchos siguen juzgando esa sexualidad, de manera errónea.
Algunos sugieren, que era una herramienta para escandalizar, y no para expresar alguna idea.
No se trataba de un acto de inocencia, sino de poder, como esa escena, donde un hombre es enviado a la hoguera por practicar la sodomía.
Su castigo no es fruto del acto en sí, sino de no tener dinero para pagarles a las autoridades, como sí lo tiene otro de los huéspedes, acusado del mismo delito.
Asimismo, vemos que los estratos incivilizados e incultos, viven de manera más real y desinteresada.
A diferencia de sus pares millonarios, o pequeños burgueses, los primeros aún ven el sexo, de manera inocente y espontánea, el acto no acarrea intereses que lo corrompen.
El acto sexual termina por ser una celebración de vida y muerte, dependiendo de quienes lo estén llevando a cabo.
El “auteur” también reflejaría su trabajo como artista en toda “La Trilogía de La vida”
En “Il Decameron” lo vemos tomar el papel del “aprendiz más talentoso” del pintor Giotto, a quien se le ha encargado un fresco en una iglesia.
Ante las dificultades para inspirarse, decide salir a impregnarse de la realidad que lo rodea, específicamente, un mercado, y eso termina por plasmarse en la obra.
Como curiosidad, I Racconti di Canterbury presenta personajes y citas salidas de La Biblia, estos son:
Dios, Lucifer, San Pablo, Sansón, y Satanás.
Con relación al uso, en el cine, de pasajes de La Biblia u otros libros sagrados, he hallado en I Racconti di Canterbury, citas a:
1ª Corintios 6:13, Números 6:2-4, entre otros.
Una escena que me llamó bastante la atención, es en “El Cuento Final”
Al final del cuento, cuando el fraile está en el infierno, y se ve a Satán cagando frailes.
No “cagando a los frailes”, sino “cagando frailes”
Puede ser un símbolo del anticlericalismo de Pasolini…
Para I Racconti di Canterbury, el realizador italiano, decidió encarnar a Geoffrey Chaucer, que nos ayuda a apreciar, cómo la inspiración para la obra, comienza con la vida y termina con el autor.
El Chaucer de Pasolini, comienza a escribir su texto, cuando está de viaje con otros monjes, son las escenas iniciales, y concluye cuando el autor está en su estudio escribiendo las últimas líneas, donde debe ser, en el escritorio, como reflejan las pinturas de los escritores de la época.
Al igual que “Il Decameron”, los actores fueron actores habituales en el cine de Pasolini, actores no-actores, y algunos actores profesionales.
Entre los actores Pasolinianos, encontramos a Franco Citti, interpretando al Diablo, Laura Betti, como la mujer de Bath; y Ninetto Davoli, que creo yo que tiene el mejor personaje de I Racconti di Canterbury; con su interpretación y su personaje, realmente es imposible verlo, y que no recuerde en ningún momento, a Charlie Chaplin.
Está claro que su personaje, es un claro homenaje a Charlot, el vagabundo, el gran personaje creado por Charlie Chaplin, incluso, tiene un par de escenas similares a una escena de “The Kid” y otra escena de “The Circus”
Pero Davoli estuvo realmente genial en su actuación.
Entre los actores profesionales, encontramos a Hugh Griffith, en el papel de Ser Gennaio.
También actúa Josephine Chaplin, hija de Chaplin, que, felicitó a Ninetto Davoli por la recreación-homenaje que hizo de su padre, en el papel de Maggio.
La música de I Racconti di Canterbury es obra de Ennio Morricone, genial artista, que destaca entre los más famosos compositores musicales de bandas sonoras para películas, de todos los tiempos.
“Ogni uomo per se stesso, non c'è nessun altro”
(Cada uno por su lado, no hay otro)
I Racconti di Canterbury es toda una declaración de principios, que desató las iras tanto en el sector conservador, que la acusaba de pornográfica, repugnante, y claramente especulativa, aún reconociendo los valores estéticos de la obra.
Cuando hablamos de “especulativa”, quiero decir que se le acusa de hacer concesiones comerciales, frente a la galería.
Por parte del sector izquierdista, dada su militancia, incómoda para el Partido Comunista italiano por sus denuncias, en el poderoso partido, tildó a I Racconti di Canterbury, de capitalista y reaccionario, y lleno de concesiones con la sociedad de consumo.
Dado lo dificultoso y provocativo de las películas, que Pasolini había inyectado, dentro de la altamente cargada atmósfera política de finales de la década de 1960 en Italia, ideológicamente confrontando con ensayos cinematográficos, esta trilogía de películas coloridas, y altamente agradables, fueron interpretadas por muchos, como señalizando el abandono de Pasolini, de su autoproclamado rol como un tábano intelectual, y un agente “provocateur” de la burguesía italiana, un rechazo que fue ampliamente confirmado por el final de I Racconti di Canterbury, donde el mismo Pasolini, bajo la apariencia de Geoffrey Chaucer, escribe en la pantalla.
Más tarde, sin embargo, paradójico como siempre, Pasolini vigorosamente lo mantendría, las películas de La Trilogía, de cierta manera, lo más ideológico de su carrera.
Por el principio guiador de La Trilogía, afirmó, que fue una celebración de la vida, en toda su fisicalidad y carnalidad, una exaltación la cual, I Racconti di Canterbury llevó a cabo, a través de una especie de carnaval de lo primitivo, deseando los cuerpos humanos, como si instintivamente luchara, y alegremente transgrediera los límites represivos instaurados por la moralidad religiosa y burguesa.
Pasolini de este modo, volteó la excesiva previsible carga, de haber jugado demasiado con los elementos sexuales en las historias originales en una defensa.
Como repetidamente trató de explicar en entrevistas, “el sexo y los cuerpos desnudos, eran precisamente, la cuestión de sus películas; y han sido los críticos, los que se lo han perdido”
Habiendo luchado tan intensamente para eliminar el sexo de sus películas, dijo, “muchos críticos las han encontrado vacías de contenido, completamente perdiendo de vista del hecho, de que el contenido de las películas estaba ahí, en la pantalla, en ese inmenso agujero sobre sus cabezas, el cual trataron tan fuertemente de no entender”
Pero dejando las consideraciones ideológicas de lado, y volviendo a I Racconti di Canterbury, uno debe admitir, que a pesar de haber ganado El Oso de Oro de Berlín en 1972, I Racconti di Canterbury aparece, y ha permanecido, algo así como el primo pobre de La Trilogía, nunca logrando, ni la misma aclamación crítica, ni la popularidad de las otras 2 películas que la componen.
Para peor, de hecho, I Racconti di Canterbury ha sido juzgada como una inánime secuela y una “re-masticación”, como un crítico italiano expuso, de la más exitosa, y asombrosa adaptación “Il Decameron”
A lo sumo, solo por el mero placer de la narración, estas historias, sin embargo, parecen condenadas a una inhabilidad, para presentar el pulso de la vida, sin atraer la silente, pero insistente presencia de la misma muerte.

“Qui solo i Racconti di Canterbury, contati per il piacere di avere.
Amen”
(Aquí acaban los Cuentos de Canterbury, contados por el solo placer de contar.
Amén)



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