Il Fiore delle Mille e Una Notte

“La verità non sta in un solo sogno ma in molti sogni”
(La verdad no radica en un sueño, sino en muchos sueños)

El cuento es, sin duda, el género narrativo por excelencia.
En el cuento todo se halla supeditado a la narración.
En su particular lógica, no hay nada de extraño, en confiar los mayores y más íntimos pesares, a un desconocido, y que éste a su vez, los haga suyos, hasta el punto de dar la vida, si fuera menester.
En el cuento, lo único que no tiene cabida, es lo que ponga trabas en el fluir de la narración.
Ello no quiere decir, que el relato esté desnudo, pues los buenos cuentos, están repletos de simbolismo y prolijos arabescos, pero que en lugar de pausar la acción o desviarla por otros caminos, la refuerzan en su sentido.
“Las Mil y Una Noches” en árabe, “ألف ليلة وليلة”  es una célebre recopilación en árabe, de cuentos del Oriente Medio medieval, que utiliza la técnica del relato enmarcado.
El núcleo de estas historias, está formado por un antiguo libro persa llamado “Hazâr Afsâna” o “Mil Leyendas”
El compilador y traductor de estas historias al árabe es, supuestamente, el cuentista Abu abd-Allah Muhammed el-Gahshigar, que vivió en el siglo IX.
La historia principal sobre Scheherezade, que sirve de marco a los demás relatos, parece haber sido agregada en el siglo XIV.
El cuento causó gran impacto en Occidente en el siglo XIX, una época en que las metrópolis impulsaban las expediciones e investigaciones geográficas, y de culturas exóticas.
Aunque “Las Mil y Una Noches” se tradujeron, por primera vez, en 1704, esa primera versión al francés, de Antoine Galland, era una adaptación, un texto expurgado de los adulterios, y hechos de sangre, que abundan en el libro.
Una de las traducciones que alcanzó popularidad, fue la de Richard Francis Burton, diplomático, militar, explorador, y erudito de la cultura africana.
Compuesto por 3 grupos de relatos, el libro describe de forma fantástica, y algo distorsionada, la India, Persia, Siria, China, y Egipto.
Hacia el año 899, los relatos, transmitidos oralmente, habían sido agrupados en ciclos.
Se cree que muchas de las historias, fueron recogidas originariamente, de la tradición de Persia, hoy en día Irán, así como de Irak, Afganistán, Tayikistán, y Uzbekistán, y compiladas más adelante, incluyendo, historias de otros autores.
“Las Mil y Una Noches” son relatos que surgen uno del otro, es decir, al contarse uno, de repente surge otro, y ese otro, crea otro cuento, hasta que termina el primero, como cajas encerradas en otras cajas.
Las historias son muy diferentes, incluyen cuentos, historias de amor, o tanto trágicas como cómicas, poemas, parodias, y leyendas religiosas musulmanas.
Algunas de las historias más famosas de Sherezade, circulan en la cultura occidental, traducidas como “Aladino y La Lámpara Maravillosa”, “Simbad El Marino” y “Alí Babá y Los Cuarenta Ladrones”; sin embargo, “Aladino” y “Alí Babá” fueron añadidos a la compilación, en el siglo XVIII, por Antoine Galland, quien las escuchó de forma oral, de un cuentista de Alepo, en Siria.
En muchas historias se representa a genios, espíritus fantásticos, magos, y lugares legendarios, que son mezclados con personas y lugares reales; el histórico califa, Harún al-Rashid, es un protagonista usual.
A veces, algún personaje en los cuentos de Sherezade, comienza a contarles a otros personajes, una historia propia, y esa historia, puede incluir otra historia dentro de ella, lo que resulta en una textura narrativa jerárquica.
La primera versión europea, y la primera edición impresa, fue una traducción al francés, entre 1704 y 1717, de Antoine Galland, de una compilación anterior, que fue escrita en árabe.
Este libro, “Les Mille et Une Nuits, Contes Árabes Traduits en Français” en 12 volúmenes, probablemente incluía relatos que conocía el traductor, pero que no estaban incluidos en la compilación árabe.
La compilación árabe “Alf Layla” o “Mil Noches”, originada cerca del 850, fue probablemente traducida a su vez, de una versión anterior persa, llamada “Hazâr Afsâna” o “Mil Leyendas” pero quizás, se originó en la India.
El nombre actual, Alf Layla wa-Layla, literalmente “Mil Noches y Una Noche” parece haber salido en La Edad Media, y expresa la idea de un número transfinito, ya que 1000 representa la infinidad conceptual entre los grupos matemáticos árabes.
La obra “Las Mil y Una Noches” se compone de una colección de relatos, que se piensa, son tradicionales de Persia, Arabia, y la India.
Como curiosidad, algunos elementos aparecen también en “La Odisea”
Quizás la traducción más conocida por los angloparlantes, es la de Richard Francis Burton, publicada bajo el título de “The Book Of The Thousand Nights And A Night”
A diferencia de otras ediciones, su traducción de 16 volúmenes, no fue expurgada.
A pesar de haber sido publicada en La Era Victoriana, contenía todos los matices eróticos del material original.
Las versiones más recientes, y más legibles, son las del doctor francés J.C. Mardrus, traducida al inglés por Powys Mathers, y particularmente, una importante edición, basada en el manuscrito sirio del siglo XIV, en la Bibliotheque Nationale, compilado en árabe por Muhsin Mahde, y traducido al inglés por Husain Haddawy, considerada la más precisa, y elegante de todas hasta la fecha.
El libro ha sido adaptado, muchas veces, para uso de niños y adolescentes, en todos los países de Occidente.
Generalmente, se eligen para su difusión, los relatos en los que prevalecen las aventuras y la fantasía.
Por otra parte, narradores occidentales impactados por el libro, imitaron su estructura de relatos engarzados.
Así, “Las Mil y Una Noches” es libro que pertenece al Patrimonio de La Humanidad, por así decirlo.
De una u otra forma, niños y grandes lo conocen.
De hecho, Hollywood fue pródigo en usar sus cuentos, para versiones de aventuras y efectos especiales, en lo que se ha llamado “cine infantil” o “para toda la familia”
“In nome di Dio, dite o innamorati, come deve fare un ragazzo quando l'amore diventa suo padrone?”
(En el nombre de Dios, di o enamorado, ¿Qué debe hacer un hombre cuando el amor se convierte en su amo?)
Il Fiore delle Mille e Una Notte es una película de aventura y fantasía, del año 1974, escrita y dirigida por Pier Paolo Pasolini, y producida por Alberto Grimaldi.
Protagonizada por Ninetto Davoli, Franco Merli, Ines Pellegrini, Franco Citti, Tessa Bouche, Margaret Clementi, Francelise Noel, Ali Abdulla, Christian Aligny, Francesco Paolo Governale, Abadit Ghidei, Giana Idris, Alberto Argentino, Salvatore Sapienza, Fessazion Gherentiel, entre otros.
Il Fiore delle Mille e Una Notte es la última película, de la llamada “Trilogía de La Vida” en la cual, Pier Paolo Pasolini la dota de una particular visión, donde destaca la fantasía, el erotismo, y el drama.
Sobre todo de un sexo atrevido, libre, fuente de afecto, e ingenuidad, en toda una exaltación de la libertad, y una celebración de la belleza del otro.
La Trilogía pasó por los festivales de cine de Cannes, Berlín, o Venecia, y definió la deriva del último Pasolini, hacia propuestas más libres, y menos narcisistas.
A pesar de obtener Il Fiore delle Mille e Una Notte, El Gran Premio del Jurado en El Festival Internacional de Cine de Cannes, Pasolini fue atacado, una vez más, por una crítica que entendía que había renunciado a su espíritu crítico, llevándolo hacía películas más complacientes.
Il Fiore delle Mille e Una Notte está inspirada en algunos cuentos eróticos del Medio Oriente, a través del famosísimo compendio de “Las Mil y Una Noches”
Su principal historia, trata de un inocente joven, que busca a su amada, una esclava de la cual fue separado, al ser víctima de un engaño.
En Il Fiore delle Mille e Una Notte se insertan los cuentos, uno dentro del otro, y luego se vuelve atrás.
Los paisajes del Oriente presentes en Il Fiore delle Mille e Una Notte, son:
Eritrea, Esfahan, Etiopía, India, Nepal, Yemen, y los estudios Laparo Film en Roma; y te trasladan a la tierra de los sueños, de los emires, de las bellas princesas moras, de los oasis, del calor pegajoso, y de las sombras refrescantes.
Y aunque meses más tarde, el mismo Pasolini escribiera:
“Reniego de La Trilogía, aunque no me arrepienta de haberla creado”, no es razón por no disfrutarla.
Y por sobre todo, por ser una rareza en muchos sentidos.
Conocido por ser todo un provocador, Pier Paolo Pasolini solía decir que “la marca que ha dominado toda mi obra, es el anhelo de la vida, esta sensación de exclusión, que no disminuye, sino que aumenta el amor a la vida”
Ése es el sentimiento que impregna “La Trilogía de La Vida” del cineasta italiano.
La nombrada tríada está compuesta por:
“Il Decameron” (1971), “I Racconti di Canterbury” (1972) e “Il Fiore delle Mille e Una Notte” (1974)
Las cintas son adaptaciones, a ratos fieles, en otros momentos libres, de 3 obras literarias, que definieron el desarrollo lingüístico de sus regiones de origen.
En ellas, Pasolini filtra su acostumbrada visión poética/lírica de la realidad, a lo que podemos sumar, su usual crítica así la política, y la iglesia.
Decía su autor, que cada cuento de Il Fiore delle Mille e Una Notte, comienza con aparición del destino, que se manifiesta a través de una anomalía.
Sin embargo, no hay una anomalía que no produzca otra.
Y así nace una cadena de anomalías.
Además, tal cadena es lógica, cerrada, y esencial, y el cuento de “Las Mil y Una Noches” es bello, vital, lleno de exaltación.
La cadena de las anomalías, tiende siempre a retornar a la normalidad.
A lo largo de Il Fiore delle Mille e Una Notte, aparece como constante, el destino como elemento explicativo en relación con una somnolencia cotidiana.
Dormir, o dormirse, puede afectar a tu destino, y soñar o seguir el indicativo de los sueño, también.
“Si destreggia con il suo amore, nasconde il suo segreto, e ha pazienza di tutte le cose con la rassegnazione”
(Hace malabarismos con su amor, se esconde su secreto, y de todas las cosas con paciencia y resignación)
El tema de cada cuento es el siguiente:
1. Nur ed-Din (Franco Merli) y Zumurrud (Ines Pellegrini)
a) El poeta Sium y los 3 jóvenes.
b) El Rey Harún, La Reina Zeudi (Zeudi Biasolo) y la joven pareja.
c) Munis (Elisabetta Genovese) cuenta a Nur ed-Din, la historia de Dúnya (Abadit Ghidei) y Tagi (Francesco Paolo Governale)
i. Tagi encuentra a Aziz (Ninetto Davoli), quien cuenta su historia con Aziza (Tessa Bouché)
ii. Tagi escucha la historia de los monjes Shahzamàn (Alberto Argentino) y Yunàn (Salvatore Sapienza)
2. Nur ed-Din y Zumurrud se encuentran.
Il Fiore delle Mille e Una Notte es como en un “ir-hacia-atrás”, La Trilogía va adquiriendo un estado cada vez más inocente, incómodo, inquieto.
Es que, una vez abierta las puertas de la habitación, penetrada la cama, violada la intimidad del ser humano; cuando ya es imposible seguir avanzando en planos metafísicos, Pasolini retrocede, se agita un poco, y se escuda en su armoniosa creatividad, para exhortar a la raza, desde un sentimiento de iniciado.
Donde se ha mostrado todo, un poco por la revolución sexual, y otro poco por el despojo de su creador, el sexo se exhibe, y deja exhibirse como fuente de riquezas, de contemplación material, como flujo invisible, o puente, que conecta los nervios con la carne, entre 2, 3, 1.
Il Fiore delle Mille e Una Notte nos obliga volver a recapitular.
A volver al espacio perdido, entre tanto esoterismo sexual, tanta prohibición divina, tanta fantasía e irrealidad, tanto fatalismo.
Los sueños, las fábulas, adquieren una posibilidad de redescubrimiento.
Entender el germen de todo lo visto, casi hasta la náusea, paralelamente ese “ir-hacia-atrás”, nos reconecta con el nacimiento, con una vuelta al mundo de lo indecible, al mundo infantil, donde nada se explica, y todo se explora.
Donde se acumulan saberes, como por obligación, y se agolpan las experiencias como imágenes o recuerdos, hasta darle una real connotación.
En ese misterio de lo desconocido, imágenes difusas, sueños inexplicables, sexo real, noble, puro, Pasolini termina su “Trilogía de La Vida”
Entendiendo que hay que retrotraerse, a lo más instintivo de nuestro ser, para darse una idea de nuestras actitudes como ser humano:
El sexo, el goce del cuerpo, el tiempo, y su fugacidad.
“Quando ero vivo / ero polvere che era, / Ma ora sono polvere in polvere / Io sono la polvere, che mai è stato”
(Cuando estaba vivo / era el polvo que fue, / Pero ahora soy polvo en el polvo / soy polvo que nunca fue)
Il Fiore delle Mille e Una Notte es la gozosa culminación de “La Trilogía de La
Vida” que constituye la exaltación de un mundo anterior al pecado, de un pasado casi mágico, en el que la inocencia, era todavía un canto al cuerpo.
De las 3 entregas, Il Fiore delle Mille e Una Notte es la más fascinante sin duda, porque en ella se plasman nítidamente, las ideas que Pasolini quiso transmitir con su cine, en esta fase de su carrera como cineasta.
Que nadie espere encontrar a Sherezade a Simbad, o Alí-Babá en Il Fiore delle Mille e Una Notte, ni las visiones idealizadas, y edulcoradas de “lo oriental” que configuró el imaginario colectivo de occidente.
Eso es probablemente, lo que le da fuerza y originalidad a Il Fiore delle Mille e Una Notte.
Se trata de oponer al presente consumista, un pasado recientísimo en el que el cuerpo humano, y las relaciones humanas eran todavía, aunque arcaicas y prehistóricas, reales, en contraste con la irrealidad de la civilización consumista actual.
Lo que algunos denominan los simulacros de la posmodernidad; es en este momento, cuando Pasolini culmina la parte más afortunada de su trayectoria, al sentirse maduro existencialmente, y conquistador de una ligereza, y un sentido del humor proverbial.
Expresando con una sensibilidad muy personal, su visión de una sexualidad inocente y natural.
Aparece también en Il Fiore delle Mille e Una Notte, un fresco de un mundo pasado y presente, que solo puede dar El Tercer Mundo, que en aquellos años, tanto atraía y fascinaba a Pasolini.
Un ambiente pleno de sensualidad y serenidad, nunca presentes como ahora, en ninguna obra precedente.
La sensualidad y la sexualidad, acampaban aquí y allá.
Seguía la línea erótica festiva de “Il Decameron” y “The Canterbury Tales”
Toda la picardía y goce de los sentidos, estaba ya en Oriente.
Al fin y al cabo, los cuentos europeos, y su modo de hilvanarlos narrativamente, a modo de río con sus afluentes, procedían de la antigua cultura oriental.
En “Las Mil y Una Noches”, estábamos en una etapa más rebelde de la historia, importaba mucho la transgresión, y el derribe de tabús ético-morales.
De ahí la exhibición de cuerpos masculinos y femeninos.
Pero el paso del tiempo, ha jugado una mala pasada a “La Trilogía” porque sin estos planos exhibicionistas, Il Fiore delle Mille e Una Notte sería plana, un desierto carente de valor.
Y es que, Pasolini quiere mostrar, las alegrías de vivir de cierta gente, en este caso, los pueblos musulmanes, presentados como si fueran libertinos, cuando la prensa desdice, cotidianamente esta afirmación.
El mundo musulmán es muy estricto en este terreno, llegando a unos extremos intolerables…
Pasolini se contenta con ver cuerpos desnudos, sobretodo de chicos, ya que como es sabido, era homosexual, y fija su atención, preferentemente en la zona genital.
Visto con ojos de 2013, recordamos que esta parte de la anatomía masculina, continúa siendo tabú en nuestras pantallas, en parte por el pudor algo machista de los actores, que se avergüenzan del tamaño si no es el deseado, pero es la industria, que no desea perder el público familiar, quien más presiona para que en pantalla, no se vea más carne, que la permitida por un estricto código invisible...
¿“Hays”?
Otro elemento de choque, es la tremenda diferencia de criterios que muestran las historias, por muy llevadas al universo del italiano, con el mundo oriental actual, al menos en algunos países, que se mueven en la índole de esta cultura que se intuye claramente.
Precisamente lo gráfico de muchos momentos, recordando el lanzamiento del “pene al arco” por ejemplo, seguro que han hecho estragos en muchas mentes, que no conciben a la mujer tal y como se la muestra en Il Fiore delle Mille e Una Notte.
En definitiva, Il Fiore delle Mille e Una Notte es una película que busca mostrar una obsesión de director, muy personal, contando con una historia que le ayuda en su propósito, y que nos puede llevar a divagar con el pensamiento, no tanto por ser reflexiva, sino por mostrar muy libre y natural, a un ser humano, lejos de esconder sus deseos y sentimientos.
Il Fiore delle Mille e Una Notte es la gran historia de la manzana que occidente prefiere tildar de obscena, para dejar las cosas donde están, con la típica tradición cristiana.
Ni siquiera la homosexualidad y la pedofilia es escondida, y esto aún hace mucho daño en algunos sectores.
Como dato, en el centro de Il Fiore delle Mille e Una Notte, encontramos quizás, la más coherente historia contada, de cualquiera de las 3 películas, aquella en que Ninetto Davoli, quien era el novio en la vida real del director Pier Paolo Pasolini, interpreta el papel de Aziz, que abandona a su próxima esposa, Aziza, el día de su boda, y se enamora de otra mujer.
Aziza fielmente le indica a Aziz, cómo ganarse a su nuevo amor, y luego muere de un corazón roto.
Pues Davoli había sido una constante en los filmes de Pasolini, desde “Il Vangelo Secondo Matteo” (1964), su cachetona cara adolescente, es instantáneamente reconocible.
Aquí, sin embargo, él no es un adolescente, sino un hombre joven, quien ha roto recientemente, el corazón de Pasolini, al decidir casarse, dejando al director, con quien había vivido los últimos 10 años.
Es difícil no leer en esta historia central, como una alegoría de la situación personal de Pasolini…
Por otra parte, lo que más me sorprendió, fue la escena en la que utilizan a menores de edad, como protagonistas de sus juegos eróticos.
No me parece “para nada adecuado”, en esta época; y por ello, sobre todo, critican a Pasolini.
Sin embargo, los chicos de Pasolini, en todo momento sabían en qué consistía su trabajo.
No con eso quiero justificar “el abuso de los menores” por esa época…
Lo mejor de Il Fiore delle Mille e Una Notte es sin duda, la planificación de Pasolini, sus bellas imágenes, y la dirección artística, mostrando bellos palacios en el desierto.
Y es que, Il Fiore delle Mille e Una Notte, en su día tuvo éxito, pero no gustó demasiado.
Es habitual, que el cineasta italiano utilice actores aficionados, o no profesionales para sus películas, así durante 2 horas, vemos un desfile de rostros inexpresivos, de unos actores y actrices, que no paran de reírse durante la proyección.
Las localizaciones en Yemen, Etiopía, Persia, India y Nepal, conforman un increíble escenario de belleza antigua, y contribuyen a describir un mundo de sueños y de emociones, que representan la dulce y fascinante visión que tiene el director del
Tercer Mundo.
El paisaje, de grandiosa majestad, resulta asombrosamente rico en matices pictóricos, que se recogen con un sensibilísimo sentido poético y artístico.
Y por otra parte, transmiten una sensación de realismo verista incuestionable.
“Sulla strada nera di vita pensare di non trovare / O un amico o amante per la tua mente, / Se devi amare, oh allora, amore solitudine, / Per il solo solitudine è vera e gentile”
(En el camino negro de la vida no penséis encontrar / Ya sea un amigo o un amante a su mente; / Si debe amar, oh entonces, la soledad del amor, / de soledad solo es verdad y bueno)
Esta Trilogía es un canto a la vida, y en concreto Il Fiore delle Mille e Una Notte es una oda a la vida, a los sueños, y al amor.
A un amor de verdad pero onírico.
Contradictorio, sí, pero una contradicción llena de sentido en el cine.
Amor ligado al sexo, o más bien, sexo ligado al amor.
Sexo libre, ingenuo, pero nunca degradante, ni banal.
Il Fiore delle Mille e Una Notte es un bonito ejercicio, agradecido para el espectador, que todos deberíamos de ver alguna vez en la vida, al menos con intención de captar algo, negarla es negarnos a nosotros mismos, es negar que volverá a nuestros ojos, hasta que la contemplemos, no sin rubor, pero sí sin prejuicios.
Pasolini inició su “Trilogía de La Vida” con el desprecio de quienes lo tildaban de hereje, obsceno, y peligroso para la sociedad y la juventud.
Enfrentó infinidad de procesos judiciales, por vilipendio a la religión del Estado, a la moral y a las buenas costumbres, paradójicamente hoy, El Vaticano considera “Il Vangelo Secondo Matteo” (1964), como uno de los mejores acercamientos fílmicos, a la historia de Jesucristo, y aun así, en vida, recibió varias denuncias por obscenidad, la justicia italiana secuestró “Teorema” (1968) en el momento de su exhibición, y su obra póstuma, “Salò o Le 120 Giornate di Sodoma” (1975), fue prohibida durante largo tiempo.
Y luego apareció la noticia de su asesinato, nunca esclarecido, teñido de connotaciones sexuales, que parecían ocultar un trasfondo político, que quedó latente.
El éxito inesperado que le regaló “La Trilogía de La Vida” fue fruto del poder de esas imágenes, a la vez alegóricas, e hiperrealistas, que supo celebrar con alegría.
Imágenes de pobres y marginales, donde las comidas y las vestimentas, se muestran con detalle y precisión, donde aparecen los cuerpos sudados, acuciados por el calor, y el sol abrasivo.
Su salida al rescate de un mundo conservado en esas narraciones clásicas, cultoras de la oralidad y la memoria, es en esencia, el rescate de su propio compromiso con el lenguaje como arma de resistencia.
“Aun más que en “Il Decameron” (1971) y en “I Racconti di Canterbury” (1972); en “Il Fiore delle Mille e Una Notte” (1974) toma forma, y vive un Eros particularmente profundo, violento y feliz:
Es en las épocas de represión, cuando el comercio de los sentidos se hace más intenso, afortunado, y emocionante.
Lo importante es la tolerancia popular, no la tolerancia del poder”, escribía Pier Paolo Pasolini en la revista “Il Tempo” en 1974, un año antes de su muerte.
Concluye diciendo:
“Odio el mundo actual, tan pequeño, burgués, y falsamente tolerante.
Me quedo con aquel mundo desaparecido, que vive en alguna zona del Tercer Mundo, de Nápoles por abajo, aunque acosado por los modelos burgueses del consumismo.
Para alcanzar niveles de vida occidental, los pueblos árabes, acabarán abjurando de su antigua tolerancia real, y llegarán a ser horriblemente intolerantes.
Para exorcizar ese futuro, soñé con una película como “Las Mil y Una Noches”

“Ogni piacere che non trasmettere l'anima a Dio, non è tanto quanto un piacere come una calamità”
(Cada placer que no transmita el alma a Dios, no es tanto un placer como una calamidad)



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