Working Girl

“For anyone who's ever won.
For anyone who's ever lost.
And for everyone who's still in there trying”

Todos hemos soñado, alguna vez, con que se nos reconozca nuestra valía laboral, con que nuestro jefe, ese que se cree que todo lo hace bien, que desprecia tu trabajo, y que no te toma en serio; reciba una lección por su actitud, todos nos hemos sentido alguna vez humillados o despreciados por nuestra falta de titulación, idiomas, cursos o masters...
En las últimas décadas, el feminismo dominante, ha impuesto unas personalidades femeninas, y también masculinas, muy poco femeninas, hasta llegar a presentar personajes totalmente varoniles, como “tiburones” en los negocios, para bien o para mal.
“I have a head for business and a bod for sin.
Is there anything wrong with that?”
Working Girl es una película de drama romántico, del año 1988, dirigida por Mike Nichols.
Protagonizada por Harrison Ford, Sigourney Weaver, Melanie Griffith, Alec Baldwin, Joan Cusack, Caroline Aaron, Kevin Spacey, Philip Bosco, Olympia Dukakis, Oliver Platt, Nora Dunn, James Lally, Robert Easton, Amy Aquino, Jeffrey Nordling, Elizabeth Whitcraft, David Duchovny, entre otros.
El guión es de Kevin Wade.
Working Girl obtuvo 6 nominaciones al Oscar:
Mejor película, director, actriz principal (Melanie Griffith), actrices secundarias (Joan Cusack y Sigourney Weaver); y la canción de Carly Simon, “Let The River Run”, recibió el Oscar a La Mejor Canción.
Working Girl fue un éxito de taquilla, con una ganancia mundial de $103 millones, ya que contó con un presupuesto estimado de $28 millones.
Si bien, Working Girl no deja de ser una comedia romántica del montón, con una premisa sencilla:
“No dejes de perseguir tus sueños, porque se pueden cumplir”, y aparte de ser el perfecto manual de “trepadores con buenos modos”, entretiene.
Nichols presenta estos ideales, y una década esencial de la historia moderna, en bandeja de “cuento de hadas”, con raciones de sutil ironía, gracias a un modélico guión, el cual trata sobre las ambiciones desmesuradas, y los enfrentamientos en el mundo de las grandes corporaciones.
Con esta historia, Nichols reescribe esa etapa histórica, de los “tiburones” de Wall Street, de los Yuppies, de las hombreras, de la niebla constante sobre el Hudson River y el East River, y de ese ideal tan estadounidense, “del aprecio y la dedicación al trabajo”, de que con trabajo duro, podemos alcanzar nuestros sueños, aunque estos sean un despacho con ventanas en un enorme rascacielos.
En Working Girl nos encontramos en La Gran Manzana, Manhattan, “Cima del Mundo”, Centro Financiero, paraíso de los sueños inalcanzables, y una secretaria bastante común, en apariencia, Tess McGill (Melanie Griffith); una secretaria con un gran deseo de formarse y prosperar en la vida.
Ella se incorpora a una nueva empresa, como secretaria de Katherine Parker (Sigourney Weaver), una directora muy superficial.
Cuando ésta se va de vacaciones, Tess debe ocuparse de los asuntos en curso.
Buscando documentos en el despacho de Katherine, Tess descubre, que su jefa está preparando un importante plan de negocios, basado en un informe que ella había preparado, y que según le había manifestado Katherine, no tenía ningún interés, desatando todo un enredo emocional y laboral.
Working Girl nos da un suspense natural, de drama urbano, que es la lucha por la supervivencia dentro de la empresa, de una sencilla secretaria, que sin tener grandes estudios, desea a toda costa, triunfar y ascender en su monótono trabajo, de pura y rallada secretaria.
Es así que un día, llegará al despacho una nueva jefa de armas tomar.
Working Girl es muy interesante, y con buen guión, que nos habla de los problemas que las mujeres pueden experimentar en el ámbito laboral, muy ciertos todos, y válidos, no creo que hay exageración en esto.
Si alguno, incluyo a los hombres porque no, no tuvo la suerte de nacer de una familia rica, ir a buenos colegios y universidades, y tener dinero para empezar una carrera o negocio, pues toca empezar desde abajo, e ir subiendo, y muchas veces, esta “ascensión” puede resultar bastante difícil.
Pero de todo hay, deben existir, y de hecho existen casos, en los que una persona humilde pero capaz y brillante, llega a un puesto importante, sin relativamente tanto sufrimiento, pero igual existe la contracara.
Pero bueno, la vida no es justa, y pues hay que vivir al ritmo de la música que esta nos toque.
“Can I get ya anything, Mr. Trainer?
Coffee?
Tea?
Me?”
Working Girl fue una de las comedias, más significativas de los años 80.
Gracias a un argumento muy de moda en aquel momento, la crítica a los yuppies obsesionados con triunfar; el contexto histórico de Working Girl, coincide entonces, con un momento en que las mujeres comenzaban a reclamar mayor protagonismo, no era tan raro, que algunas mujeres llegaran a copar grandes puestos, en grandes empresas, aunque ni mucho menos, era lo común.
Working Girl rebosa de un feminismo saludable, de unas ganas de demostrar, lo que la gente con una pizquita de inteligencia sabe:
Las mujeres valen tanto como los hombres.
No obstante, en Working Girl, lo que llama la atención, es que las trabas para alcanzar los objetivos de la protagonista, se los pone una mujer, y no un hombre.
También llama la atención, el hecho de que la protagonista carece de estudios, en los que respaldarse para obtener resultados, ella es una persona, que obviamente no los va a necesitar, pues está en la tierra de las oportunidades, donde todo puede pasar.
El hecho es, que una mujer inteligente y sin estudios, se irá ganando a pulso, su mayor protagonismo a base de astucia y engaños, a base de dejar atrás malos hábitos, y novios nada recomendables, a base de escarbar más hondo que el resto, y encontrar tesoros, donde otros no ven nada.
No hay ningún hombre débil que sea líder, pero tampoco ninguna mujer débil, podrá llegar a ser un dirigente, si no es muy fuerte.
Lo que ocurre es que, por naturaleza, las mujeres son más débiles en carácter, no en resistencia, aunque lo parezca, pero a la hora de mandar, organizar, discutir, plantear ideas, tomar decisiones, buscar soluciones y ejecutarlas, son tan buenas, “y malas” como los hombres, sólo que hay que tener agallas, eso significa, mal carácter, hablando claro, sino tanto en hombres como en mujeres, parece imposible hoy en día, que alguien te escuche y haga caso.
Por eso, aquí se nos pinta a una jefa dura y sin escrúpulos, es decir, haciendo el papel de un hombre, en el trabajo, aunque no cuando llega a su casa.
A nivel de comedia, Working Girl consigue retratar y demostrar, que no sólo el mal carácter es lo mejor para llevar la empresa hacia adelante.
La secretaria, aparentemente tonta, es tan inteligente y lista, como la jefa que parece sobrehumana, y tan poderosa, que da incluso miedo, y sin usar especialmente su atractivo físico.
Melanie Griffith demostrará sus actitudes para poder dirigir una empresa, y llegar al triunfo como hace Sigourney Weaver, si eso es lo que quiere conseguir una simple mujer trabajadora.
Todo ello, acompañado de la casi inseparable historia de amor.
Griffith borda el papel y su compañero masculino, Jack Trainer (Harrison Ford), está a la altura de una comedia poco usual, del gran Mike Nichols, un director que sabe imprimir un sello especial y atractivo a sus películas, donde las historias son más importantes que las imágenes, y donde las imágenes resumen de manera precisa las palabras y los sentimientos.
Destacar también a Sigourney Weaver, una actriz polivalente donde las haya, que sabe encarnar a la perfección, a la típica víbora sin escrúpulos y manipuladora, que vendería su alma al diablo por el éxito y el poder.
Hay que elogiar tanto el trabajo de Melanie Griffith, impecable en el papel de “fracasada” que no pierde tiempo en desnudarse en pantalla, y como no se resigna a perder; como el papel de Sigourney Weaver:
Delgada, guapa, arrogante, e ideal para su rol de triunfadora; que cree tener el mundo y a los hombres a sus pies.
La Weaver, difícilmente interpreta papeles de inofensiva mujer, porque debe ser una luchadora nata también en su vida cotidiana.
Ella ejecutará el papel que haría cualquier hombre, y lo interpreta con pelos y señales:
Fría, déspota, a veces vulgar, sólo hay que fijarse en su rostro, intolerante, incomprensiva, egoísta, exigente, en fin, un largo etcétera de defectos, típicos en los hombres.
De Harrison Ford, La Leyenda, simplemente diré, que sigue siendo “uno de los hombres más sexys del mundo”
Working Girl también cuenta con una pequeña participación de Kevin Spacey como Bob Speck, que físicamente apenas ha cambiado, y otra más importante, de Alec Baldwin como el novio de Tess, Mick Dugan, que está irreconocible, guapo y delgado, a la que no vamos a decir que la maltrata, pero no la tiene en la debida consideración.
Cabe decir que, antes del rodaje de Working Girl, Melanie Griffith y Sigourney Weaver, dedicaron varios días, a observar ejecutivas de empresas, a fin de conocer su forma de actuar.
Entre las anécdotas y los guiños cinematográficos está, por ejemplo:
El traje de chaqueta que viste Melanie Griffith en su primera aparición en Working Girl, resulta ser el mismo que llevaba su madre, Tippi Hedren, en “The Birds” (1963) de Alfred Hitchcock.
Otra curiosidad, Melanie Griffith puso de moda, ir al trabajo en tenis con los zapatos en el bolso…
Harrison Ford, hace referencia a su papel en “Indiana Jones” cuando habla de una cicatriz de su cara; y Sigourney Weaver, también recuerda su film “Gorillas In The Mist” (1988) en el momento en el que aparece con un gorila de peluche.
Así como los rarísimos peinados femeninos de los 80...
Sobre todo el de Cynthia (Joan Cusack) hoy causan gracia y extrañeza, a todas las generaciones y todos los géneros.
El concepto de belleza femenina de aquellos años, no había que irse hasta el renacimiento para ver cómo, un importante culo como el de Melanie Griffith, era considerado indiscutidamente, algo bello y sensual.
Hoy lo defenestrarían…
O las computadoras de entonces, sus monitores ámbar, y sus gráficos prehistóricos…
Ver a Harrison Ford joven, a Kevin Spacey haciendo un papelucho, a Alec Baldwin delgado, y a Sigourney Weaver... casi igual que ahora, vale ver, así como con un guión inverosímil, y situaciones imposibles, se puede hacer un producto digno.
En resumen, Working Girl trata de una chica, que empieza desde el escalón más bajo, y que asimila con rapidez, que en esas esferas competitivas e hipócritas, la apariencia y la astucia, son las armas más efectivas para lograr los objetivos.
¡Tomen nota!
“Why that little... slut!
That goddamn little... bitch!
Secretary!”
Decir que Working Girl es una película de su tiempo, es una certeza, pero para mí, pocas como ella, evocan tan especialmente unos EEUU y una época, la década de los 80, que ya no existen.
Esta ingeniosa y vibrante visión de las mujeres en el trabajo, hace gala de un reparto excepcional, y de un avispado guión de Kevin Wade, que reconstruye eficazmente, “La Guerra de Los Sexos”, y entre sexo femenino, en el mundo corporativo de EEUU.
Así, Working Girl disfruta satirizando la vida cotidiana de la clase trabajadora, pero conserva un halo de reconocimiento, para que al espectador le resulte en todo momento creíble, y pueda sentirse identificado.
Working Girl es una historia al estilo de “Cenicienta”, sí, pero encantadora y mordaz.
Y es que ya no se hacen películas de esta factura técnica, o quizás sí, el hecho es que ahora, en la era del 3D, se ha perdido un poco esa ambientación, y esa luz que mostraban las ciudades, ahora se generan en exceso, paisajes por ordenador, donde muchas veces, se peca de falta de realismo, para dar la sensación de que todo tiene que ser perfecto, cuando no lo es.
Working Girl rescata, en este siglo XXI, la importancia que tiene en la vida, arriesgarse y creer en nuestras propias convicciones, torcerse del camino que parece preestablecido, y vivir el momento cuantas más veces se pueda mejor.
Para todos aquellos que se esfuerzan por un trabajo que no les devuelve nada a cambio, por un jefe que, lejos de potenciar su carrera, se aprovecha de su gente, incluso, se esfuerzan por una pareja que te acaba dejando en la cuneta, Working Girl será muy buena para su catarsis.

“Sometimes I sing and dance around the house in my underwear.
Doesn't make me Madonna.
Never will”



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