Risky Business

“Meet the model son who's been good too long”

El paso de los '70s a los '80s fue, en muchos sentidos, casi como un despertar.
Los '70s habían sido una década pesada y letárgica para la civilización yanqui, decepción tras decepción.
En los '80s la generación siguiente cambió la onda disco, por la electrónica y la moda funky.
La rebelión de los '80s, esa década que tomó lo más radical del individualismo setentero, y lo llevó a la exacerbación, ahora con alegría, devorando al mundo como “tiburones”, y de paso ayudando a incrementar, la cada vez mayor crisis económica que venía arrastrándose desde 1973, y que con alzas y bajas, seguiría galopando alegremente, hasta los '90s.
“Ser o no ser, ese es el dilema” diría Shakespeare; a todos nos ha pasado, y sobre todo, a los que andan en edad de pubertos, a estar tentados, seducidos por no seguir los lineamientos que nos han dado nuestros padres, tomarse un paseo por el lado oscuro, excitante nuevo y espelúznate, es lo que se toma a consideración a la hora de querer arriesgarse, a no seguir los estándares establecidos.
Ese tema en el cine, básicamente, existe en 2 tipos de comedias juveniles:
Las que solo muestran tonterías sin sentido, para intentar agradar al “exigente” público adolescente, y las que intentan entretener al espectador, con un poco menos de humor, pero con más y mejor argumento.
“There's a time for playing it safe and a time for Risky Business”
Risky Business es una película de comedia estadounidense, del año 1983, escrita y dirigida por Paul Brickman.
Protagonizada por Tom Cruise, Rebecca de Mornay, Joe Pantoliano, Richard Masur, Bronson Pinchot, Nicholas Pryor, Janet Carroll, Curtis Armstrong, entre otros.
Risky Business representa el debut de Paul Brickman como director; y está considerada, retrospectivamente hablando, como la película que lanzó a la fama a Tom Cruise.
Risky Business gira en torno al conflicto de un adolescente de Chicago, que se mete en problemas, mientras sus padres están de viaje.
Risky Business tuvo un presupuesto de $6,2 millones, y generó por la venta de taquillas, la cantidad de $64 millones en EEUU solamente, y más $30 millones por la venta de alquiler en los videoclubes.
Risky Business es una de esas películas de un Tom Cruise comenzando, con sus imprescindibles “Ray Ban Wayfarer” negras, ahora tan de moda, y su sonrisa encantadora y pícara.
Risky Business es una de esas películas, sobre ir en busca de chicas y diversión, esas en las que de verdad quieres identificarte con el protagonista, ser como él, en tono de comedia fácil, pero entretenida y ligera, típica de los 80.
Así las cosas, los padres de Joel Goodson (Tom Cruise) se van de viaje un tiempo, y éste se queda solo en casa.
Una noche, decide contratar los servicios de Lana (Rebecca De Mornay) y empiezan a verse con frecuencia, hasta que Guido (Joe Pantoliano) el proxeneta de la prostituta, empieza a ver la situación con malos ojos, y amenaza al chico si no deja de ver a Lana.
Entonces, Joel y Lana, deciden ofrecer servicios sexuales en casa de él, con compañeras de la misma Lana, lo que enfurece más al proxeneta y, por ello, decide vengarse, desarrollándose la comedia con tintes dramáticos.
La filosofía de Risky Business era, claro está, “party all night”, que encontrará su paroxismo, en cosas de despedida de solteros y similares, por no hablar de las chicas cachondas, mostrando las tetas.
Y es que Risky Business, astutamente explora el dilema adolescente, de crecer siendo bueno, pero cargado de culpas.
A Joel, sus padres le dejan la casa, porque bueno, parece responsable, lo que no impide que le colmen de instrucciones, como a un obrero cualquiera.
Además de eso, estudia negocios, para el día de mañana llegar a ser un empresario, y tener el dinero para hacer todo lo que quiera.
Cuando se mete en líos, y necesita desesperadamente dinero, ahora, para salir…
¿Qué hace?
Pues hace lo que cualquier emprendedor:
Busca e identifica un nicho de mercado sin explotar, en este caso, la necesidad de los adolescentes, para tener un lugar donde tener sexo, porque ni los moteles ni las prostitutas, se meten con menores de edad.
Así pues, monta su pequeña empresa, en su propia casa, y con eso ahorra en inversión, y hace un negocio redondo.
Al final, no consigue ni la felicidad ni una relación estable, aunque hay un “happy end”, pero fue una imposición de los estudios, y si ves Risky Business, te das más o menos cuenta, de que así como te habían presentado a los personajes, es improbable que hayan terminado de esa manera, sin pegarse un viraje tan brusco como conveniente, 5 segundos antes del final, pero bueno, hacen dinero para salir de los problemas, que es lo importante.
Y es que tiene su “cosa” que Risky Business exhiba el capitalismo en su vertiente más cruda, a través de la prostitución, con una chica que ofrece agresivamente su producto a un cliente, que a su vez, es presionada por su “pimp”, y que la salida sea más prostitución.
¿Moraleja?
Al final, todo el cuento del capitalismo, y ganar dinero a ultranza, es para tener más sexo:
El que tiene más dinero, tiene más posibilidades de tener sexo.
Y eso que Risky Business se rodó en pleno corazón de Hollywood, una de las industrias más capitalistas de todas; porque Hollywood es “La Fábrica de Los Sueños”, no una fábrica de productos útiles para la sociedad, como lo serían zapatos o comida, y bueno, eso es capitalismo puro, a unos niveles de abstracción espantosos, estudios de mercado incluidos, para introducir sus productos en el mercado.
¿Y los productores no se dieron cuenta?
Bueno, parece que les vendieron la idea de una película para adolescentes consumistas.
Pero Risky Business después de todo, es una película con mensaje.
Goodson, vaya apellido, entiéndase como “Hijo Bueno” tiene 2 opciones:
Una, seguir como hasta ahora, ser un chico responsable y con un futuro muy prometedor; o “carpe diem”, es decir, aprovechar el momento, salir de juerga, conocer chicas, o hacer cualquier cosa que no harías en tu vida de “Goodson” y que mañana pase lo que Dios quiera.
Ahora, si quisiera definir Risky Business, diría que es la película que rompió con lo establecido.
Es la cinta de tema adolescente, que como cine, alcanza por primera vez la adultez, y por eso se convirtió en un icono del cine hollywoodense.
Creo que incluso, para los parámetros de hoy, Risky Business sigue siendo una cinta fuerte, pero muy realista en la manera en que aborda el interés sexual de los adolescentes, porque combina de una manera deliciosa 3 aspectos que son fundamentales:
El deseo, la fantasía erótica y la culpa.
Creo que eso es uno de los grandes aciertos de la narrativa de Brickman, que materializa en la pantalla, cada uno de esos elementos, pero llega aun mucho más lejos, porque nos mete dentro del personaje, y nos hace ver y escuchar, lo que él ve y oye del mundo real, pero también de sus sueños.
Esto lo logra, con una narración del personaje en primera persona, y acompañada con el uso de la cámara subjetiva, es decir, lo que la cámara ve, es igual a lo que ven los ojos del protagonista.
Pero aún hay más, pues en el fondo, Risky Business es un filme que habla de la libertad, de correr el riesgo, y afrontar las consecuencias, de entender en dónde está uno parado, y decidir hacia dónde se quiere ir, y todo dentro del escenario social, que sigue enmarcando incluso a la sociedad de nuestros días:
La codicia y la lujuria.
Basta ver cualquier película, o serie de televisión actual, y ése sigue siendo el motor que las sustenta:
El dinero y el sexo.
“Go to school, Joel.
Learn something”
Risky Business está filmada en forma eficiente, manteniendo contento, a los adolecentes que iban por ver desnuda a Rebecca de Mornay, y las chicas, y chicos, por ver desnudo a Cruise.
Pero también, satirizaba muy bien su década, los 80, mostrando como la codicia, los riesgos innecesarios, y los excesos en general, estaban transformando a la gente, y sobre todo a los jóvenes.
Además del papel del protagonista, en el que podríamos decir que Cruise casi hace de sí mismo, o el papel que ha hecho en tantos filmes; hay que destacar a Rebecca de Mornay, que sale bella y graciosa en su papel, como mujer de la calle, en uno de los pocos papeles buenos que ha tenido.
Ahora, si Risky Business se conoce, es por el look “Ray Ban” y cigarrillo en los labios; y más con chaqueta gris y camiseta negra de Tom Cruise, lo hemos visto mil veces, así como su momento “estrella de rock en calzoncillos, camisa rosa y calcetines puestos”
Único.
Además, borda su interpretación de adolescente atontado, con las hormonas recalentadas, y hasta incluye una escena de masturbación.
Su personaje refleja a las claras, la frustración de las presiones:
De sus padres y de la sociedad en general, por ser exitoso, de sus amigos medio abusados, de la prostituta que se las arregla para manipularlo...
y ahí es donde Rebecca de Mornay le da la réplica, en esta comedia juvenil sobre los riesgos del paso a la madurez.
Su personaje, también tiende a romper estereotipos:
Es una prostituta, pero no es la “chica mala”, ni tampoco cínica.
Simplemente es una superviviente que hace lo que todos, sólo que usa su cuerpo, en vez de otra clase de talentos.
De hecho, Risky Business es una gran palmadita en la espalda, invitándote a tomar “ciertos riesgos” para poder triunfar.
Ahora bien, si vivir de la prostitución es un triunfo… asco debería darle a Joel, explotar de esa manera a las mujeres.
Y si los hombres de EEUU son tan puteros como los presenta Brickman, pobres mujeres estadounidenses y pobre país.
Toda esta apología del vicio y del dinero, que incluye rameras y porros, además de ser muy poco edificante, tiene un punto de irreal, tirando a casposo, que le hace perder puntos.
La escena, en donde Tom Cruise baila en ropa interior en el salón de su casa, al son de la canción “Old Time Rock And Roll” de Bob Seger, es quizás una de las más conocidas de Risky Business.
Y curiosamente, Risky Business salvó las gafas de sol Wayfarer de la marca Ray-Ban de la muerte.
La emblemática escena, en la que el personaje de Cruise baila en calzoncillos, logró que se vendieran 360 mil pares de lentes, solo en ese año.
A penas 2 años antes, la marca solo había vendido 18 mil pares de lentes, y estaban a punto de descontinuar los Wayfarer.
En Risky Business, también se hacía alusión al Porsche, cuando el protagonista  escapa de una persecución en este vehículo, y dice:
“Porsche: There is no substitute”
Con una historia que llama la atención desde el primer momento, Risky Business se convierte en un entretenimiento continuo, de principio a fin.
Sin un humor exagerado, simplemente con toques graciosos en determinados momentos, resulta un film gracioso y ameno.
Quizás lo que más llamó la atención en la época, aparte del famoso baile, fueron las escenas eróticas que contiene.
Un jovencito Tom Cruise, de tan solo 21 años, y su sensual compañera de reparto Rebecca de Mornay fueron los protagonistas de unas cuantas escenas, bastante calientes, que si bien hoy siguen sugiriendo, seguro que en los 80 causarían sensación entre el público adolescente.
Evidentemente, hoy en día, vemos eso y más en casi cualquier película juvenil.
Por ello, Risky Business en su día, fue censurada por sus escenas y lenguaje de sexo explícito.
Se alega, que Risky Business presenta, la imagen de que los jóvenes siempre están encendidos en sus pasiones.
La música de Risky Business es de Tangerine Dream, es apropiada y muy buena, confiriéndole ese toque tan “eighties”
La banda sonora tiene además, canciones como:
“After The Fall” de Journey; “In The Air Tonight” de Phil Collins, “Every Breath You Take” de The Police, y “Hungry Heart” de Bruce Springsteen, entre otras, que son un clásico escucharlas.
“My name is Joel Goodson.
I deal in human fulfillment”
En el cine, la comedia juvenil siempre ha tenido presencia, y muy frecuentemente, se trata de cintas con historias bastante tontas, insulsas, y superficiales, y lo mismo podríamos decir de sus personajes, pero ahora, al volver a ver Risky Business, entiendo por qué se convirtió en un clásico, es exactamente lo contrario.
Risky Business es una película inteligente, astuta, con una historia que crece de manera exponencial, y se complica deliciosamente, conforme avanza la proyección, y que lejos de ofender la inteligencia, la acaricia con personajes de verdad, muy humanos, y creíbles, con profundidad, simpáticos, y dignos de recordar.
Risky Business es un filme con un excelente y divertido sentido del humor, tal vez oscuro, y muy provocador, pero nunca de mal gusto.
Podemos decir, que Risky Business no es nada del otro mundo, pero si perfecta para una comedia juvenil de los 80, con bastantes escenas eróticas del género.
Es de esas, que sin proponértelo, te tragas enteras cuando las programan en la televisión, y te dejan con una buena sensación al final.
Además, Risky Business nos dejó momentos míticos, como esa escena del baile en calzoncillos, oda al adolescente exaltado por su nueva libertad, sin la supervisión de sus padres.
Aunque el enfoque de Risky Business, va claramente por el lado del género del “niño que crece y madura, y descubre el mundo real, y se hace hombre”, su mejor ángulo va por otro lado.
Es poco probable, que lo hayan hecho de manera intencional…
Pero Risky Business es una de las más devastadoras sátiras, o parodias, hechas jamás sobre el capitalismo yanqui, o mejor que sobre el capitalismo, sobre el espíritu monetarista que impulsa a la cultura de Estados Unidos, y por contagio, al resto del mundo occidental.

“I grossed over eight thousand dollars in one night.
Time of your life, huh kid?”



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