Easy Virtue

“Virtue is its own reward' they say, but 'easy virtue' is society's reward for a slandered reputation”

Los adjetivos empleados para definir la figura del director británico, Alfred Hitchcock, han quedado agotados.
No solo se trata de uno de los realizadores más importantes del cine, sino también, uno de sus principales mitos.
Durante sus 8 décadas de vida, este londinense, nacido en 1899, en el barrio de Leytonstone, alimentó su fama, con su gusto por cierto exhibicionismo, y esa mezcla de malicia y flema inglesa, que se asomaba en sus introducciones a los episodios del programa de televisión “Alfred Hitchcock presents” o en muchas de sus apariciones públicas.
Entre las varias leyendas que rodearon su carrera, persiste aquella que sugería su obsesión por las rubias, e incluso, el acoso hacia algunas de sus actrices, o aquella otra que le definía como un cineasta, capaz de prever y detallar una película, plano por plano, hasta el punto de no ser necesaria su presencia en el rodaje.
La inventiva y la audacia formal de su película “Downhill” en 1927, no encontró el respaldo del público, lo que reportará al director, una lógica consecuencia profesional:
Su productor, Michael Balcon, le impondrá el tema de su siguiente film…
Se trata de “Easy virtue”, una adaptación de una exitosa obra teatral homónima, del prestigioso Noël Coward, en las que se ilustran las penalidades atravesadas por una mujer, incapaz de ocultar un pasado “deshonroso”, marcado por el escándalo, y un obligado divorcio, circunstancia ésta última, vista muy negativamente en el seno de su sociedad de entonces.
“Virtue is not something I claim to have!”
Easy Virtue es un drama de 1928, dirigido por Alfred Hitchcock.
Protagonizado por Isabel Jeans, Franklin Dyall, Eric Bransby Williams, Ian Hunter, Robin Irvine, Violet Farebrother, Frank Elliot, Dacia Deane, Dorothy Boyd, entre otros.
El guión es de Eliot Stannard, sobre la obra teatral “Easy Virtue” (1924) de Noël Coward), que retrata los efectos de los escándalos y cotilleos sobre una mujer, que sólo quiere llevar una vida normal.
Noël Peirce Coward, fue un actor, dramaturgo, y compositor inglés; que llegó a recibir un Premio Oscar Honorífico, en la ceremonia de 1943, por su trabajo en la película “In Which We Serve”
Coward, escribió “Easy Virtue”, como una obra teatral dramática, en 3 actos, cuando tenía 25 años de edad; la cual tuvo una exitosa primera carrera en New York en 1925, y luego se abrió en Londres, en 1926; siendo revivida varias veces desde entonces, y llevada al cine en 2 ocasiones:
En 1928, y en 2008.
“Easy Virtue” le produjo a Coward una ola de éxito.
En su autobiografía, “Present Indicative”, Coward dijo que el objeto de escribir la obra, era presentar una comedia, en la estructura de una tragedia, “para comparar la mujer déclassée de hoy, con el más extravagante demi-mondaine, de la década de 1890”
Easy Virtue fue realizada en el Islington Studios de Londres; y sigue a una mujer, Larita Filton (Isabel Jeans), que es acusada por su marido, Aubrey (Franklin Dyall), un hombre borracho y celoso, de haberse enamorado de un artista, Claude (Eric Bransby Williams)
El matrimonio se divorcia entre un gran escándalo, y el artista se suicida...
El mundo de Larita se viene abajo, pues ella ha adquirido “mala reputación”, por lo que decide cambiar de identidad, y empezar una nueva vida.
Pasado un tiempo, se enamora de un joven rico, John Whittaker (Robin Irvine), y se casa con él, hasta que la madre (Violet Farebrother) averigua su turbio pasado...
Realmente Easy Virtue me ha sorprendido, ya que hace una crítica a la sociedad, y  como se puede fastidiar la vida de una persona, por culpa de algo que realmente no tiene mucha importancia, al menos ahora en pleno siglo XXI, la cosa es distinta...
No obstante, sin ser una obra mayor, Easy Virtue contiene algunas secuencias, que ya muestran el dominio cinematográfico del maestro inglés.
“Mrs. Filton, do you wish the Jury to believe the co-respondent never kissed you?”
El mayor atractivo de Easy Virtue, no es su reparto, ni su dirección, ni dada por el estilo, es su impactante tema:
En una época en que la sociedad reclamaba un código moral elevadísimo, pero que curiosamente, sus más acérrimos defensores, en ocasiones no lo cumplían.
Un drama de la mano de Hitchcock, aunque con toques trágicos, tal como a él le gusta.
También empieza a declinarse por las rubias...
Se nota que ya empieza a dominar la cámara, y se nota una película más madura técnicamente hablando.
Lástima que no hubiera el cine sonoro, que estaba a punto de salir al mercado, ya que seguro que hubiera quedado muchísimo mejor.
Es un hecho que Easy Virtue trata principalmente, con la hipocresía.
Esto es más evidente en la señora Whittaker, quien se declara ser un bastión de la moral, sino artificial, desde el principio, para arruinar el matrimonio de su hijo.
También se refleja en Marion (Dacia Deane), que tiene un novio ausente, llamado Edgar, pero juzga a su hermano, y a Larita, a través de la lente del fanatismo religioso…
Contra esto está Larita, cuya reputación como una mujer de “virtud fácil” es desmentida, como ella mantiene una fidelidad digna a su marido a lo largo de la historia.
Sarah (Enid Stamp Taylor), también muestra una gran integridad y generosidad emocional.
El Coronel Whittaker (Frank Elliot), es un individuo que claramente, asume el asunto de Larita, con inteligencia e ingenio.
La multitud de referencias de sus asuntos, a su edad y rango, indica que habría participado en La Primera Guerra Mundial.
Y John, es el producto de ambos, de la señora Whittaker y El Coronel, pero que es débil e ingenuo.
Por último, el cameo de Alfred Hitchcock, sucede a los 15 minutos aproximadamente, y se le puede ver caminando, cuando sale de una cancha de tenis, llevando un bastón.
Easy Virtue trae momentos de lo que será, claramente:
“Rebecca” (1940), por lo inquisitorio del asunto, y “To Catch a Thief” (1955) por la escenas en Cannes, Francia.
“Shoot!
There's nothing left to kill”
Irónicamente para Noël Coward, su obra de gran argumentación social, “Easy Virtue”, se convirtió en una película silente.
Siendo la única pieza que queda de diálogo de la obra, una tarjeta en la que la señora Whittaker dice:
“¿Ha tenido tantos amantes como dicen?”
Y Larita responde:
“Por supuesto que no.
Casi ninguno de ellos realmente me gustó”
Easy Virtue muestra la habilidad técnica y narrativa de Hitchcock, por ejemplo, en la forma en que crea suspenso, mientras el público espera que Larita acepte el matrimonio con John Whittaker.
Como dato, Easy Virtue parecía perdida, hasta finales de 1970, cuando una impresión surgió en Austria; y fue mostrada por primera vez, tras casi 50 años, como parte de una retrospectiva a la obra de Alfred Hitchcock.
En ese momento, dijo David Robinson, de Easy Virtue:
“Easy Virtue representa un período curioso en la obra de Hitchcock, y el Archivo Nacional de Cine, y el Österreichische Filmmuseum, que encontró la copia, merecen nuestra gratitud, por esta resurrección”
Y es que en esa época, la mujer fue la victima predilecta de los puritanos que se encontraban en las iglesias, la comunidad, y el gobierno.
La mujer, fue víctima de los prejuicios sociales por su conducta, fue restringida por una serie de tabús, y estereotipos, por lo que Easy Virtue pretende, es presentar la lucha de la mujer, contrario al hombre, contra los escándalos y chismorreos, por pretender igualdad de condiciones.
Además de historia cinematográfica, es historia social, y de género, muy feminista.
Solo ver el final, que sorprendente, pues no se espera que acabase mal.

“In our world we do not understand this code of easy virtue”



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