Take Shelter

“There's gonna be a storm!”

El Apocalipsis, está a la vuelta de la esquina, y cada día hay algo que nos lo recuerda.
Después de la calma, siempre relativa, da la sensación que va a llover abundantemente:
Mucha agua, rayos, truenos, y demás.
Para el 2012, solo se hablaba de Nostradamus, los mayas y compañía, lo tenían claro, y ahora lo pagamos con una suerte de psicosis colectiva que, con mayor o menor grado de superstición, y más o menos caso, se suma a la dichosa y sudadísima crisis mundial, síndrome inequívoco de que algo no marcha, creando paranoia.
La paranoia; es el miedo irracional, de que alguien va detrás de ti.
Qué vas a ser expuesto en cualquier momento.
La paranoia, puede apoderarse de ti, haciendo que tropieces a cada paso, y cuando por fin piensas que estás a salvo, y que el peligro ha pasado, la paranoia te recuerda que, ningún lugar es realmente seguro.
Paranoia; es también el miedo irracional, de que el mundo está en tu contra.
Pero deja de ser paranoia, cuando alguien realmente está tratando de hacerte daño...
¿Quién no mira con recelo al cielo, cada vez que oye un trueno en la lejanía?
Las tormentas naturales, ese choque de masas de aire, a diferentes temperaturas que produce un pavoroso sonido, son un cúmulo de nubes oscuras y aterradoras, capaces de arrasar con todo a su paso, pero pueden resultar, hoy predecibles y controlables en sus consecuencias por el ser humano.
Con su debida alerta, nos podemos refugiar en un lugar seguro, y esperar a que se alejen en su paso rasante, a que se pierdan en el horizonte, y den paso a la tranquilizadora claridad del sol.
Pero hay otras tormentas peores, incontrolables, e impredecibles, las tormentas psíquicas, que chocan con nuestra razón, y barren todo nuestro interior, dejando nuestras vidas a merced de su fuerza sobrenatural; haciendo de nuestras existencias, un torbellino demoledor que arrastra a nuestros seres queridos.
Ambas, independientemente de su magnitud, y de su impacto en nuestras vidas, nos despiertan un miedo ancestral, que difícilmente podemos verbalizar.
En tiempos de penumbra, el cine de catástrofes, es aquel que a menudo mejor alumbra el derrumbamiento colectivo de una sociedad contra el que, habitualmente, un individuo se rebela, y echa el resto por salir adelante en un mundo por el que nadie da ya un duro.
Pero hay un escenario más inquietante, que el clásico apocalíptico, más desasosegante que el propuesto por el amplio espectro de narraciones post apocalípticas que conocemos.
Es aquel en el que uno intuye la catástrofe, como las aves antes de la tormenta, en que queda agarrotado ante la proximidad de una desgracia, que el resto de su realidad, ni siquiera atisba.
Es cuando sabes, que ese fin es real, y que ya llega.
Pero hay que afrontar los miedos con valentía, aunque nos ataquen muchas veces.
“You think I'm crazy?
Well, listen up, there's a storm coming like nothing you've ever seen, and not a one of you is prepared for it”
Take Shelter es una película estadounidense independiente, del género dramático y fantasía, escrita y dirigida en 2011, por Jeff Nichols.
Protagonizada por Michael Shannon, Jessica Chastain, Shea Whigham, Katy Mixon, Kathy Baker, Lisa Gay Hamilton, entre otros.
Take Shelter ganó el premio del Festival Internacional de Cine de Cannes, llamado Premio FIPRESCI.
La obra, tiene como escenario un pequeño pueblo ubicado en el estado de Ohio, EEUU, en donde un hombre llamado Curtis LaForche (Michael Shannon), comienza a tener extraños sueños de carácter apocalíptico, pero mantiene a su esposa Samantha (Jessica Chastain), y a su pequeña hija Hannah (Tova Stewart), una niña sorda de 6 años, al margen.
Tras pensarlo seriamente, Curtis decide dedicarse a la construcción de un refugio para tormentas, en el patio trasero de su hogar, pero sus continuas y extrañas visiones y sueños, hacen cada vez más anormal su comportamiento con su familia, y la relación con sus allegados.
A medida que el pequeño escondite se va construyendo, Curtis teme descubrir la verdad, y el origen real de sus sueños.
Estos conflictos, le harán cuestionarse si, el auténtico motivo de la construcción de un refugio es proteger a su familia de la llegada de una tormenta cercana, o de sí mismo.
La aparente mezcla de géneros, que le abrirá las puertas de la distribución para el gran público, no es más que la cascara que envuelve una precisa disección sobre la relación del hombre con la sociedad que le rodea, sus miedos y temores personales, fruto de su pasado, y el coraje necesario para afrontar un futuro, siempre incierto, en el que la lucha por los suyos, el amor imprescindible, y el mantenimiento de su propia individualidad, le harán refugiarse ante la inevitable tormenta final.
El cine de ciencia ficción, suele funcionar muy bien como metáfora o alegoría:
¿Qué simboliza esa tormenta que ve en sus pesadillas?
¿Qué miedos innombrables oculta?
El director, da pistas suficientes, para hacer una interpretación bien fundamentada.
“Far away from the cruel world”
¿A partir de qué instante, percibe uno que está perdiendo el juicio?
¿Cómo logra sobrellevar esa lucha constante, entre la cordura y la locura, entre la realidad y la imaginación?
¿Qué tipo de sentimiento le invade, cuando comprueba la reacción de su entorno?
¿Culpabilidad, impotencia, irascibilidad?
Será difícil encontrar una película que indague en la psicología humana, como lo hace Take Shelter.
Take Shelter, no llegará con facilidad al gran público, acostumbrado a otros menesteres más fácilmente digeribles, incluso, habrá atrevidos que pensando que se encuentran ante un film de corte fantástico y ciencia ficción, salgan completamente desconcertados, rechazando por completo la valiente propuesta de Nichols.
Habrá también quien crea encontrarse ante una nueva película de culto, que dará que hablar en los próximos años.
Take Shelter es uno de los retratos más realistas de “La América Profunda”, religiosa y conservadora, supersticiosa y rural, y a su vez, una crítica feroz a la incomunicación emocional, que nos envuelve hoy en día, como lo es la metáfora de la hija sorda; por lo que Jeff Nichols, firma una obra sobre la incomunicación, en una sociedad abocada al desastre, un ensayo sobre La Lógica del Caos, desde los rincones de una mente en el abismo.
También, se llega incluso a tratar el tema, aunque más sutilmente, de la crisis financiera, y su impacto en la sociedad.
Pero además de todo esto, Take Shelter es una espectacular historia de terror, y ahí radica su genialidad:
Un miedo apocalíptico, metafísico, un miedo a lo que nos pasará, a lo que vendrá.
Nichols logra que estos 2 géneros, drama y terror, encajen a la perfección:
Se vale del fenómeno natural, como una significativa metáfora, que por momentos cae, en una reiterativa explicación de ese universo cerrado y oscuro que es la mente humana, y que se manifiesta en sueños, premoniciones, y alucinaciones de un hombre común y corriente.
Así, la naciente esquizofrenia del protagonista, se traduce en mensajes proféticos, apocalípticos, como una vía de escape de una sociedad profundamente cristiana y conservadora, que ora antes de consumir los alimentos, pero que también, estigmatiza la enfermedad psíquica que padece, y la discapacidad sensorial de su hija.
“La América Profunda”, apacible y nostálgica, pero también, cruel y castigadora; es el lugar de la odisea de Curtis, la cual es lograr un refugio seguro de la tormenta, no importa endeudarse más, este paranoico mundo actual, nos asegura la salvación en préstamos bancarios.
Construir bajo tierra, cual refugio atómico de La Guerra Fría, aprovisionarse de comida enlatada, ante la escasez de la tragedia, disponer de máscaras de gas, y todo lo que asegure la supervivencia egoísta de su núcleo familiar, ante el cataclismo que se avecina.
La tormenta exterior, amenaza y avanza inexorablemente, y el peligro es inminente.
Paradójicamente, la tormenta interior, lo sacude y lo golpea, diariamente vive las consecuencias devastadoras de su paso, lo que hace que él mismo construya su propio refugio que lo aísle, junto a su núcleo familiar, que garantice su exclusión, y deje a la sociedad fuera del peligro que él mismo representa.
La pregunta está muy bien instalada:
¿Es verdad o es mentira, esta tormenta?
Las pesadillas y el comportamiento errático del protagonista, nos acompañaran durante todo el metraje, trayéndole consecuencias indeseables para con su familia, amigos, y su hasta su trabajo.
¿Qué puede significar esta tormenta?
¿Qué tiene que ver su familia con las pesadillas?
¿Es un brote de paranoia esquizofrénica, o quizás, solo quizás, esta tormenta es real, y Curtis es un Nostradamus/Mesías del siglo XXI?
Los motivos son suficientes, como para quedarse mirando, y averiguar la verdad.
Take Shelter, trata de como una obsesión, o la obsesión de salvar a los tuyos, te puede llevar al borde de la destrucción de tu forma de vida, arriesgándote a perder a tus amigos, tu trabajo, e incluso tu familia.
Una obsesión o locura, que empieza a hacerse notar en terribles pesadillas, que se mezclan con la realidad, luego llevándote a cometer acciones en tu vida personal, las cuales van repercutiendo en los que te rodean.
De cómo nos enfrentamos a nuestros demonios en soledad, hasta que conseguimos dar el paso necesario para compartir nuestros temores con las personas allegadas.
De cómo esos temores, nos hacen dudar sobre su veracidad, haciéndonos dudar de nuestro propio juicio.
No se trata, no solo, de pesadillas que anticipan el caos, y la destrucción total, sino de un sentimiento que invade el alma, e instala la certeza de que lo peor está por venir.
Cualquier espectador, podrá reconocer en el rostro de un inmenso Michael Shannon, esa sensación de nerviosa fatalidad, y cualquiera podrá entender en el de Jessica Chastain, la voluntad de entender al ser amado, y la impotencia de no conseguirlo.
De ahí que Take Shelter es una película sobre la incomunicación:
La hija sordomuda de la pareja, en una sociedad abocada al desastre, un ensayo intimista sobre La Lógica del Caos, una incursión en los rincones menos accesibles de una mente en el abismo.
Y sobre todo, una obra con una insultante capacidad para la turbación, de una madurez asombrosa en la puesta en escena, como herramienta de construcción de la cotidianidad invadida, infectada por ese parásito que es el miedo.
Take Shelter consigue, con pocos recursos, crear una atmosfera de tensión psicológica, logrando que los miedos y paranoias del protagonista, comiencen a prepararnos para ver algo sorprendente.
En efecto, las escenas en las que Shannon aparece enfrentado a la naturaleza hostil, y que están acompañadas convenientemente, por el sonido ambiente del fenómeno, llámese:
Tormentas, relámpagos, bandada de pájaros, ventiscas; logran mostrar de manera eficaz, la profundidad del terror psicológico al que está viendo sometido.
Con un soberbio trabajo por parte del fotógrafo, poco conocido, Adam Stone, Nichols nos muestra cielos amenazantes, pájaros muertos que caen del mismo, en secuencias que nunca sabremos, si son reales, o simplemente son un retrato del interior de la cabeza del protagonista, cuyo mayor temor, además de pensar que se acerca una gran tormenta, es haber heredado la enfermedad de Sarah (Kathy Baker), su madre hospitalizada a temprana edad, por esquizofrenia.
Un dato más, que sirve para mantener el suspense y la incertidumbre que no serán desveladas hasta el plano final, en el que objetividad y subjetividad, se dan la mano como pocas veces se ha visto en el cine reciente.
Todo ello, con claras alusiones a la crisis, numerosas las escenas en las que Jessica Chastain, está contando dinero, o se habla de la precariedad, debido a la actual situación, y de subrayar la unidad familiar como bálsamo contra problemas, tanto exteriores como interiores.
Jessica Chastain, es el complemento perfecto, una mujer que va notando el cambio de su marido, lentamente, y aquí es donde el director más juega con esto de los silencios.
Michael Shannon, realiza un trabajo sobrio, y a la vez, bastante creíble, en un personaje complejo, que mezcla la locura y la desesperación.
Él le dio al personaje, lo que realmente necesitaba, con ese carácter raro, como ido de la mente, pero sin cruzar la línea de parecer un loco cualquiera, por cómo actúa, estaría en el límite de la cordura y la locura, y no es fácil de conseguir tal efecto.
Una de las cosas que más gustaron de Take Shelter, es como el director sabe manejar los silencios, no hay muchos directores que aportan eso a sus películas, a veces no hace falta poner un dialogo, tan solo con un gesto o una mirada, se puede decir mucho más, y Take Shelter es un ejemplo de eso.
El matrimonio que forman Curtis y Samantha, es profundamente conmovedor, y representa la esencia del amor incondicional, demostrando mucha química en pantalla.
Todo el metraje, juega con la duda, de si estará loco, o tendrá razón, o incluso va más allá, a medida que va avanzando el personaje, y deja que sus decisiones, las tome su miedo, planteándonos la cuestión de que puede que ese peligro que destroce su familia, pueda ser real, pero provocado por él mismo.
Deja un final a libre interpretación, es decir, fue un nuevo sueño, en el cual Curtis ahora se siente acompañado por su familia, para enfrentar a la tormenta de su locura, o es que en realidad se viene el apocalipsis…
Take Shelter puede tener varias, e interesantes lecturas, en una obra que indaga sobre el poder de la mente, la fuerza de los miedos, el camino a la locura, y varios de los instintos humanos, entre los diversos temas que trata, navegando entre lo literal y lo onírico.
También, trata de una gran crisis psicológica, donde la clave está en el personaje de la madre de Curtis, en el momento en el que se descubre que la diagnosticaron con esquizofrenia paranoide, en la treintena de edad.
Esa puede ser la clave…
Y la tormenta del final, puede ser una metáfora de lo dura que va a ser su vida desde ahora, pero como todos la ven, la tormenta significa que están juntos, y se ayudarán, pase lo que pase, como si la tormenta fuera real...
Al fin y al cabo:
¿Qué puede ser más terrible, que tener todo para ser razonablemente feliz, y ser consciente que se está a punto de perderlo?
Seguramente que pocas cosas.
En su intento de evitar el desastre, Curtis termina provocando que su mundo ideal, casi se venga abajo, sin necesidad de ningún desastre natural.
Su deseo de proteger su hogar, es tan fuerte, que casi termina destruyéndolo él mismo.
Las escenas en la mente atormentada de Curtis, que apreciamos los espectadores, son impagables, y van desde las tormentas, los pájaros, o la habitación sin gravedad…
“Sleep well in your beds.
'Cause if this thing comes true, there ain't gonna be any more”
El Fin del Mundo, es algo que apasiona.
Desata el morbo, genera una perturbadora curiosidad; y sin duda, lo que más fascina al ser humano, es aquello que parece imposible, y titánico.
Por ello, el advenimiento de una catástrofe, provoca un magnetismo malsano, que la literatura y el cine, a lo largo del tiempo, han aprovechado.
Sobre todo, tras el disparate mediático desatado con la supuesta predicción del Fin del Mundo, para diciembre de 2012, por parte de los mayas.
El halo místico y religioso, que se asocia al fin de la humanidad, ha sido reformulado en favor de mundos post apocalípticos, distópicos, en el que un puñado de supervivientes, luchan contra las consecuencias de la hecatombe, etc.
Para entonces, en el año 2011, a solo 10 años de los sucesos del 9/11; el paso del huracán Sandy, había dejado casi 100 muertos, a su paso por Estados Unidos.
Todo apunta al cambio climático, como causa sistémica.
Un problema global, producto de un orden económico enloquecido, que no tiene otro objetivo, que el máximo beneficio a corto plazo.
Se prevé que, para 2050, el aumento del nivel del mar, tenga consecuencias catastróficas en muchos lugares del planeta...
Así pues, Take Shelter es una película post 9/11, donde el género que nos ocupa, es utilizado para hablar del miedo, a no poder proteger a la familia de una amenaza que parece inminente, así como el miedo a la pérdida del empleo; sino también, un sesudo ensayo sobre los temores más enraizados de la sociedad yanqui, que resultan ser muchos de los pilares en los que se ha erigido su modo de vida.
Ahí está el miedo a que un sistema sanitario precario, no responda en el momento de máxima necesidad.
Hay sitio para el miedo, a que la familia y los principios más inamovibles, se desvanezcan.
Cómo no, sería imperdonable no mencionar el miedo a ser atacado.
Recibir daño a manos de un enemigo invisible; indefinido, podría decirse, pero igualmente letal.
Llámese:
Banda terrorista, llámese loco armado hasta los dientes, llámese nueva cepa vírica, llámese castigo divino...
Llámese tempestad, que cierto presentador de telenoticias, no dudaría en tildar de “dantesca/apocalíptica”
Una anomalía climatológica, fruto del choque de varias corrientes de aire y vientos huracanados…
Y es que cuando el drama social, se une al familiar, y de alguna manera, se refuerza con el “fantastique” y el terror, crea aquello que los hombres del tiempo esperan ver, al menos una vez a lo largo de su vida:
La tormenta perfecta, y pone el dedo en la herida incurable de una América esquizofrénica, bunkerizada en sus propios miedos.

“Is anyone seeing this?”



Comentarios

Entradas populares