The Lodger: A Story of The London Fog

“Does this lodger of yours mean any harm to Daisy?”

Siempre ha llamado la atención, descubrir o, al menos comprender, el origen de una brillante idea, de una genialidad en el cine, o el principio de los famosos “clichés”, esas escenas originalmente tan creativas, que se volvieron recurrentes en infinidad de películas posteriores.
Uno de los “clichés” favoritos, es el del “falso culpable”, aquel protagonista al que le acusan de una o varias, generalmente son varias atrocidades, todo el mundo le odia, y le busca para vengarse pero, al final, se demuestra su inocencia.
Conjeturar, suponer, especular, son actitudes comunes en los seres humanos que, en ocasiones, nos llevan por senderos de presunción, que se tornan ciertos y comprobables, pues hay “inocentes” con más oscuridad interior, de la que jamás llegaremos a suponer… pero también, y vaya si hay hartos casos, ocurre que finalmente, terminamos descubriendo cosas que nos dejarán como unos imbéciles, y hondamente avergonzados, por nuestras presunciones.
Se da, por ejemplo, el caso de alguna falta, delito, o crimen en que, ante ciertos incidentes que comienzan a presentarse, llegamos a afirmar, e incluso a jurar, que tal, o cual personaje es el responsable… pero:
¿Lo será?
“Even if he's a bit queer, he's a gentleman”
The Lodger: A Story of The London Fog es una película de suspense, del año 1927, dirigida por Alfred Hitchcock.
Protagonizada por Ivor Novello, Marie Ault, Arthur Chesney, June, Malcolm Keen, Eve Gray, Reginald Gardiner, entre otros.
El guión es de Alfred Hitchcock y Eliot Stannard, basados en la novela de Marie Belloc Lowndes, llamada “The Lodger”, publicada en el McClure's Magazine, en 1911, y novelizado en 1913; así como en la pieza teatral sobre los asesinatos cometidos por “Jack, El Destripador”, llamada “Who Is He?”, de Horace Annesley Vachell, del que Hitchcock leyó en 1915.
La obra “The Lodger” de Lowndes, ha sido llevada al cine en 5 ocasiones diferentes:
“The Lodger” (1932), dirigida por Maurice Elvey, con Ivor Novello en el rol principal.
“The Lodger” (1944), dirigida por John Brahm, con Laird Cregar.
“Man in The Attic” (1953), dirigida por Hugo Fregonese, con Jack Palance; y
“The Lodger” (2009), dirigida por David Ondaatje, con Alfred Molina.
La novela de Lowndes, fue adaptada también para una serie de Suspense de La CBS Radio, y la radio dramática de antología “Hollywood Star Time”
En “el Suspense”, en 1940, con Herbert Marshall; y en 1944, con Robert Montgomery.
En “Hollywood Star Time”, en 1946, con Vincent Price.
En “Mystery in The Air”, en 1947, con Peter Lorre y Agnes Moorehead.
Y de nuevo en “el Suspense”, en 1948, con Robert Montgomery.
Luego, “The Lodger” se convirtió en una ópera en 2 actos, compuesta por Phyllis Tate.
La reputación de Marie Belloc Lowndes, como narradora capaz de captar el horror psicológico más crudo, y combinarlo con situaciones cotidianas, se inmortalizó en esa novela, la cual relata la historia de una prosaica familia londinense, que decide alquilar un cuarto para solventar los gastos de la casa.
Un hombre extraño, taciturno, de movimientos mecánicos, y articulados, se hospeda en la gran casona, despertando cierta curiosidad al principio, y una enorme desconfianza con el correr de los días…
En pocas semanas, los miembros de la familia, comienzan a especular sobre la verdadera identidad del inquilino, a quien le asignan un pasado misterioso, y acaso criminal.
La sospecha se instala, y crece con cada actitud de aquel hombre enigmático:
¿Se tratará del famoso asesino conocido como “Jack, El Destripador”?
The Lodger: A Story of The London Fog es el 4º film, y primer gran éxito del Maestro del Suspense, Alfred Hitchcock, la cual rodó a sus 27 primaveras.
Pero es considerado como el primer film, porque es donde se sientan las bases del auténtico estilo personal del director, su particular concepción del suspenso, y la ansiedad, y la primera de sus curiosas apariciones, o clásicos cameos.
Según los críticos, y el propio director, The Lodger: A Story of The London Fog es la primera película, realmente “hitchcockiana”
Como revela Donald Spoto, en muchos de los múltiples libros que ha tratado el historiador sobre la figura de Hitchcock, el productor de The Lodger: A Story of The London Fog, pensó que Hitchcock sería la figura ideal, para retratar un ambiente tan sórdido y tenebroso, como el que desvela el argumento de la obra, seguramente, porque Hitchcock se había empapado hacía relativamente poco de la tradición cinematográfica alemana, el expresionismo alemán y sus fantasmas, en un viaje que le había llevado hacía esas tierras.
El caso es que The Lodger: A Story of The London Fog, nunca cita expresamente a “Jack, El Destripador”, pero está claro que el genial director recurre constantemente a esta figura, para que el público pueda reconocer elementos populares, y que le sean cercanos.
De hecho, la primera secuencia, es más que reveladora en este aspecto, y uno no puede dejar de recordar los ambientes de niebla, tétricos y oscuros, en los que una multitud, descubre el primer crimen del vengador.
Así pue, ese mismo año de 1927, El Cine Silente empieza hacer su retirada…
El cine sonoro, trajo nuevas técnicas cinematográficas:
La cámara perdió movilidad, quedando relegada a una posición fija, y la imagen cedió en importancia al diálogo.
Las grandes estrellas de Hollywood, vieron terminadas sus carreras, ante su mala dicción, su pésima voz, o su excesiva mímica, pero como todo, surgieron nuevos actores.
The Lodger: A Story of The London Fog fue restaurada por el Archivo Nacional del BFI, en asociación con ITV Studios Global Entertainment, Network Releasing, y Park Circus Films.
La financiación principal la proporcionó La Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood, The Film Foundation, y Simon W. Hessel.
Pero como dijo el mismo “Jack, The Ripper”:
“Vayamos por partes”
La acción de The Lodger: A Story of The London Fog, tiene lugar en Londres, entre 1925 y 1926.
Un asesino serial, conocido como “The Avenger”, está matando jóvenes rubias bajo la niebla de Londres.
Al mismo tiempo, un nuevo inquilino, Jonathan Drew (Ivor Novello), llega a la casa de los Bunting (Arthur Chesney y Marie Ault), y alquila un cuarto.
El hombre tiene hábitos peculiares:
Sale por la noche en medio de la neblina, y guarda una imagen de una rubia y joven muchacha.
La hija de los Bunting, Daisy Bunting (June Tripp), es una modelo de cabello rubio, y está comprometida con Joe Betts (Malcolm Keen), un detective de la policía.
Daisy, comienza a sentirse atraída por Jonathan, y Joe, al darse cuenta, comienza a sospechar que Jonathan podría ser el asesino, al igual que la mamá de Daisy.
Si bien la historia no es novedosa en la actualidad, debido a que infinidad de filmes han usado el mismo recurso, pero a Hitchcock hay que abonarle 2 cosas:
Ser el primero en usar el recurso del “falso culpable” con maestría, y lograr transmitir una fuerte carga simbólica, en cada una de las escenas de The Lodger: A Story of The London Fog, y más si se tiene en cuenta que es Cine Silente.
En este magnífico filme, el director Alfred Hitchcock, va a ocuparse de un caso profundamente interesante, donde va a demostrar, para que nadie lo olvide, hacia qué situaciones nos pueden llevar las conjeturas.
Contaremos con todas las herramientas para atar cabos, para presumir, y para sacar conclusiones… y quizás, podamos comprender, hasta qué punto somos capaces de juzgar con objetividad y justicia.
Aunque, quizás, las preguntas más importantes que debamos hacernos son:
¿Estoy realmente habilitado para juzgar?
¿Soy capaz de valorar las acciones de una persona sin prejuicios, sin resentimientos ocultos, y sin evidentes afanes de condena?
“When I've put a rope round the Avenger's neck, I'll put a ring around Daisy's finger”
Desde todo punto de vista, The Lodger: A Story of The London Fog, es un filme imprescindible.
El guión combina la angustia con golpes de humor e ironía, y se sirve de la arbitrariedad y la injusticia, para provocar en el público, una intensa sensación de peligro.
Hitchcock la consideraba su primera obra, haciendo creer al espectador desde el comienzo, que el asesino que están buscando, lo tienen delante de sus narices.
Un hombre que responde exactamente a la descripción de tal asesino, haciéndose llamar:
“The Avenger”
Pero nos presenta a un tipo raro, maníaco, distante, que no desea revelar un secreto guardado en una bolsa, la cual se esconde en un cajón bajo llave, hasta que se ve obligado al final de la trama.
Hitchcock nos da a entender, que no todo es lo que parece, que no debemos juzgar sin conocer, y que una multitud de gente puede lapidar a un inocente, sin tener las pruebas suficientes, movidos por la ira, sin raciocino alguno.
La obra, contiene un giro espeluznante, pues cuando todo pareciera estar resuelto, Hitchcock nos da vuelta la historia nuevamente, llevándonos a ser testigos de un linchamiento popular
Y lo ha realizado con absoluta lucidez, con una creatividad a flor de piel, que le permite servirse con brillantez de la imagen, y las escaleras expresionistas, de la sobreimpresión más cuidada, y de sugerentes ángulos de cámara.
En cada plano, hay una resuelta intención de significar, como cuando apreciamos aquella cruz sombría, que se dibuja en el rostro de Jonathan Drew, al mirar por la ventana en forma de cruz; cuando, en perspectiva oblicua, vemos aquella lámpara con 3 bombillas, que pende del techo por el que camina el nuevo huésped, y que se agita a su paso, la cual puede también asociarse con el triángulo que usa el vengador, para reivindicar sus crímenes; también busca significar el letrero “Golden Curls” o “Rizos Dorados” que, de resplandeciente, cambia cada tanto su aspecto, hasta que finalmente, lo vemos muy chico, y casi en el olvido; y... en definitiva, la historia plena, es todo un entramado de signos y significados latentes.
Sin duda, The Lodger: A Story of The London Fog es la primera obra maestra del director inglés, la cual también ha hecho historia, por contener su primera fugaz aparición; por ser su primera aproximación al tema que más le interesara, el del falso culpable… y porque también aquí, se transluce su fetichismo por los pies femeninos, que luego reiteraría en otros títulos.
Las actuaciones son admirables, fundamentalmente la de Ivor Novello, la primera estrella de cine del Reino Unido.
El perfecto uso que hace del lenguaje corporal, con énfasis en su mímica facial, suponen una de las mejores actuaciones de la primera treintena de años del siglo XX.
La interpretación de Novello, es ambigua y espeluznante, aunque de cierta forma, simpática; y resulta muy convincente como Jonathan Drew, el joven y adusto muchacho que, tras decidir tomar el cuarto habilitado en su casa por la señora Bunting, comenzará a despertar toda suerte de conjeturas, con su extraño comportamiento.
June, será la atractiva y confiada modelo Daisy Bunting, quien despertará en el huésped, sentimientos que hasta entonces, se denegaba.
Y Michael Keen, es Joe, el detective que acaba de ser asignado al caso que rememora a “Jack, El Destripador”, quien, a medida que ve como su chica se apega al nuevo inquilino, también comienza a presentir, que él no es lo que parece.
Sobre el cameo, parecer ser que se dio porque faltaba un figurante, así que Hitchcock hizo el papel.
Una vez comentó, que sus cameos salían en los primeros minutos, para que el público no se pasara toda la película distraído buscándole.
Un número de fuentes, afirman que Hitchcock tiene un segundo cameo, durante la escena masiva, cerca del final.
Utilizando el Blu-ray de 2012 de The Lodger: A Story of The London Fog, parece que el corpulento caballero, muy poco probable, que sea el director, y tiene un perfil diferente.
Dado el carácter técnico de la escena en cuestión, que requiere múltiples ángulos de cámara, sino que también, parece poco probable que Hitchcock no estuviera detrás de la cámara, dirigiendo la acción.
Algunas fuentes, identifican también, a una de las personas que oyen sobre el asesinato, en sus auriculares para radio, como la esposa de Hitchcock, Alma Reville.
Como dato, Reville se casó con Hitchcock, el 2 de diciembre 1926, poco antes de que se estrenara The Lodger: A Story of The London Fog.
Son 2 secuencias en particular, las que demuestran la voluntad por revolucionar el cine, que tenía El Maestro del Suspense:
La primera, es una secuencia en la que el inquilino anda nervioso en su cuarto, una de las formas de recalcar el sonido en El Cine Silente, es mostrarlo mediante imágenes.
Y Hitchcock se las arregla para denotar el nerviosismo en las pisadas del inquilino, usando como techo, un suelo transparente.
En la segunda, se nos muestran los recuerdos del detective de policía, a través de un “flashback”, que tienen lugar dentro de los confines de una pisada en el barro.
La influencia expresionista que Hitchcock obtuvo por su paso en Alemania, se hace evidente en varias ocasiones, como en los primeros planos, o en los juegos de sombras.
Estamos pues, ante una pieza maravillosa del Cine Silente, un perfecto ejemplo de la astucia de Alfred Hitchcock; y sus obsesiones, que luego serán permanentes en sus demás cintas, como:
El falso culpable, la policía como enemigo, los besos abrasivos, ciertos detalles visuales, e incluso, hay una mirada voyeur, típica de él, a una rubia desnuda en un baño.
Hay mucho de lo que vendría a ser “Psycho” (1960), también:
El asesino, la chica en la bañera, la escalera de la casa, el sótano donde viven los adultos…
Es curioso, como se demuestra la obsesión del protagonista varón, como héroe o villano, con la protagonista, a través del intertítulo de Daisy, que aparece dentro de un triángulo, símbolo de “The Avenger”
Y la proyección de la sombra de la ventana, en forma de cruz sobre la cara del protagonista, y la reacción posterior, es brutal, un único “flashback” para acabar de entender la historia del protagonista, y queda todo cerrado, y perfecto.
Aunque Hitchcock insistió, en que el final fuese ambiguo...
Que la duda quedara sobre quien era en realidad el asesino, tal y como se presenta en el libro, en que se basa la historia.
Pero los estudios cinematográficos no lo permitieron, pues no querían que de alguna forma afectara a la imagen de Ivor Novello, en la percepción de la gente…
Es decir, ya en una película tan primeriza como The Lodger: A Story of The London Fog, podemos rastrear esta figura, y la encarna el actor Ivor Novello.
Como ya hemos dicho, todas las sospechas caen sobre él, culminándose en una persecución que resulta seguramente, lo mejor de la obra, por la manera en como dirige la secuencia el director.
Aun así, hay que decir que el guión resulta un poco tramposo en este aspecto.
Si el propio Hitchcock deseaba que The Lodger: A Story of The London Fog quedará con un final abierto, es decir, que nunca el espectador podría saber si Novello era o no el auténtico autor de los crímenes; los productores le obligaron a dejar bien claro, que el personaje principal, no era autor de dichos crímenes, con una respuesta que tenía evidentemente, una concesión comercial hacía el espectador, que nunca habría perdonado que Novello quedara bajo sospecha…
El caso es que The Lodger: A Story of The London Fog se queda en “tierra de nadie”, porque deja sin resolver la identidad del auténtico criminal, con lo que la trama principal, se convierte en nada más que una interesante, pero endeble construcción artificial.
¿Será el asesino, un macguffin?
En conmemoración del 100 aniversario del nacimiento de Hitchcock, una nueva banda sonora orquestal, fue compuesta por Ashley Irwin.
La grabación del compositor de la partitura, fue hecha junto a la Deutsches Filmorchester Babelsberg, y fue transmitida por la cadena de televisión ARTS, en Europa, el 13 de agosto de 1999.
“Be careful, I'll get you yet”
El primer gran éxito de Hitchcock, vino con “The Lodger”, el cuento de un asesino serial, subtitulado “A Story of The London Fog”
Mientras que varias de las escenas fueron filmadas en el estudio, Westminster, el Embankment, y Charing Cross, todos aparecen en The Lodger: A Story of The London Fog.
Nathalie Morris, experta en Hitchcock, del Instituto de Cine Británico, recomienda otra locación, que dice, aparece una y otra vez, no sólo en sus películas, sino también en su vida:
Scotland Yard, los cuarteles de La Policía Metropolitana, la fuerza responsable de la capital.
“Hitchcock fue un visitante regular a Scotland Yard; visitaría El Museo Negro, el museo de la policía, en busca de inspiración, para absorber muchos de los detalles macabros para sus películas”, apunta Morris.
El museo, que abrió en 1875, es hogar de una selección espeluznante de pruebas criminales de casos notorios, incluyendo aquellos de “Jack, El Destripador” y  Dr. Crippen.
Lamentablemente, ya no está abierto al público, y en su lugar, es utilizado por la policía, y el entrenamiento forense.
La primera historia, tal vez verdaderamente influyente e impactante, sobre este tipo de crímenes, de “Jack The Ripper”, fue “The Lodger”, escrita por Marie Belloc Lowndes, siendo publicada en la revista McClure's Magazine en 1911, y novelizada un par de años después, en 1913.
En esta historia, una pareja de Londres, los Bunting, sospechan que su inquilino, un tal Sleuth, es un asesino misterioso conocido como “El Vengador”, personaje que está claramente basado en la imagen de “El Destripador”
Si bien no se da a conocer al final de la narración, si Sleuth es realmente “El Vengador”, el enfoque de este cuento corto, radica en el terror psicológico de los Bunting, el cual podría ser enteramente infundado, más allá de la veracidad en torno a la verdadera identidad de Sleuth.
El texto escrito por Lowndes, y configuró la inicial obra de ficción, que tuvo por tema de fondo, las andanzas del asesino serial, conocido como “Jack, El Destripador”
Según el relato, el estudiante de veterinaria, sospechoso de ser el criminal, había extraviado en forma definitiva su razón, una vez perpetrado el homicidio de Mary Jane Kelly, el 9 de noviembre de 1888; siendo ella la 5ª, y última víctima canónica del famoso asesino en serie, no identificado, llamado “Jack, El Destripador”, quien mató y mutiló prostitutas en la zona de Whitechapel de Londres, desde finales de agosto, a principios de noviembre de 1888.
Sus padres, posteriormente vinieron a buscarlo a Londres, y lo trasladaron a la localidad balnearia de Bournemouth, de la cual eran oriundos.
Allí, el joven terminó recluido en un hospital psiquiátrico…
La autora señaló a la prensa, que la fuente de inspiración, la había extraído de un relato que oyera por casualidad, y donde, a modo de Leyenda Urbana, se propalaba esta versión.
También, se insistió que el generador del rumor, fue el juvenil y promisorio pintor impresionista, Walter Richard Sickert.
Este artista, solía repetir esa anécdota en las reuniones sociales a las cuales acudía, y pretendía haberse alojado en la misma pensión donde viviera el sospechoso, y haberse enterado del caso, por boca de los ancianos arrendadores…
Walter Sickert, fue considerado a su vez, sospechoso de ser el verdadero asesino de Whitechapel, por escritores posteriores, destacándose el ensayo “Portrait Of A Killer: Jack The Ripper - Case Closed” (2002), de la popular autora de obras policiales, Patricia Cornwell.
Ella también planteó, que él cometió otros crímenes.
Basó sus aserciones, en comparaciones de ADN, opiniones sobre las pinturas de Sickert, y bosquejos, y la sugerencia que Sickert tenía un pene deformado de nacimiento, que lo hacía incapaz de la cópula sexual...
Con todo, ojalá, los espectadores de este tipo de cine, lograran trasladar lo que ven en The Lodger: A Story of The London Fog, con lo sucede en la realidad:
Vivimos en una sociedad tan ávida de venganza contra todo, y todos que, en muchas ocasiones, no interesa descubrir a los verdaderos responsables de ciertos crímenes, sino encontrar a alguien que pague por ellos, para sentirnos más tranquilos y satisfechos, lo cual, a título personal, resulta bastante macabro.

“Tall he was, and his face all wrapped up”



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