Hairspray

“Segregation today, segregation tomorrow, segregation forever!”

El contexto actual, muestra otra coyuntura política, social, y económica, a nivel mundial.
No es necesario adentrarse demasiado en la observación de los parámetros que dominan a la sociedad de consumo actual, prisionera del vértigo, de la acumulación, de la falta de tiempo, y de la impaciencia.
El film independiente, puso de relieve, tanto la discriminación que sufren las mujeres con sobrepeso, como la segregación racial contra los afroamericanos, en la década de 1960.
El “fat-positive feminism” o “feminismo pro-obesidad”, o “feminismo que acepta la obesidad”, es una forma de feminismo, que argumenta que las mujeres con sobrepeso, están económica, educacional, social, y físicamente en desventaja, debido a su peso.
Según Mónica Persson, el 56% de las personas obesas, y con sobrepeso, responden que han sido tratadas de forma irrespetuosa, debido a su físico; y el 46%, ven su físico como algo poco confortable.
Las “Fat Feminists” argumentan que la manera en que las mujeres experimentan discriminación, aumenta proporcionalmente en relación a su tamaño:
Las mujeres que por su naturaleza, son mayores de la media, se encuentran en un ciclo de discriminación social.
La discriminación por talla, se asocia, y es similar al racismo, sexismo, o discriminación por cuestión de edad:
Con el racismo, ya que el tamaño del cuerpo depende de la raza.
Con el argumento de la edad, ya que la mujer gana peso con los años, especialmente tras el nacimiento del primer bebé.
Además, biológicamente, las mujeres tienden a tener más grasa que los hombres, razón por la cual, la discriminación les afecta en mayor medida, que a los hombres.
Debido a esto, las feministas promueven la aceptación de la mujer de cualquier talla, y se oponen a cualquier discriminación, por razón de tamaño.
El “Fat Feminism”, se originó durante la segunda ola del feminismo, y no se unió hasta épocas recientes, a la corriente principal; de hecho, se encuentra muy cerca del “Fat Acceptance Movement”
Como complemento para esta lectura, decir que “el aerosol para el cabello”, también denominado “Hairspray”, es un producto cosmético común, que se pulveriza sobre el pelo, de manera que lo endurece, o hace que permanezca fijado un estilo de peinado.
Sin embargo, los factores que pueden influenciar los riesgos a la salud, el aerosol para cabello, incluyen en el tiempo y frecuencia de la exposición, el historial de salud personal, y otras variables no conocidas.
“The world was in a mess... but their hair was perfect!!”
Hairspray es un musical del año 1988, escrito y dirigido por John Waters.
Protagonizada por Sonny Bono, Ruth Brown, Divine, Debbie Harry, Ricki Lake, Colleen Fitzpatrick, Pia Zadora, Mink Stole, Ric Ocasek, Shawn Thompson, Jerry Stiller, entre otros.
Producida con poco presupuesto, y muchísima creatividad, de manera casi artesanal, sobresalían no sólo los notables momentos de música y baile, sino también, una tensión extra, y mucha agudeza, para retratar con acidez, una época, los 60, en un lugar como Baltimore, Estados Unidos; y varios conflictos:
La segregación racial, la mediocridad de la clase media estadounidense, etc.
Hairspray, que como gran parte de la filmografía de Waters, se considera un film de culto, era mucho más que una película de género musical:
Era la mirada sobrecargada de la ironía y extravagancia propias de un realizador genial.
El argumento, no podía pasar desapercibido para los desesperados productores de Broadway de aquel entonces, que ante la escasez de ideas nuevas, y originales, deciden reciclar en el 2002 dicha historia, y adaptarla para teatro.
Como resultado, el musical “Hairspray”, con guión de Mark O'Donnell y Thomas Meehan, música de Marc Shaiman, y letras de éste, y Scott Wittman, arrasó con los premios Tony de ese año, y sirvió a su vez, para llevar la historia nuevamente al cine, en el año 2007.
Es curioso, pero a veces suelen encontrarse a los héroes, o heroínas, respecto a las luchas sociales, y la decencia humana, donde menos te lo esperas.
La historia de Hairspray, tiene lugar en Baltimore, Maryland, en los años 60.
Tracy Turnbland (Ricki Lake), y su mejor amiga, Penny Pingleton (Leslie Ann Powers), audicionan para El Show de Corny Collins, un popular show de jóvenes bailarines de Baltimore; basado en uno de la vida real, llamado “The Buddy Deane Show”
A pesar de su sobrepeso, Tracy se vuelve un ídolo en el programa, haciéndole competencia a la aspirante a reina del show:
Amber Von Tussle (Collen Fitzpatrick), una malvada, privilegiada, y bella compañera de secundaria, cuyos padres:
Velma (Debbie Harry) y Franklin Von Tussle (Sonny Bono), son dueños del Tilted Acres Amusement Park; basado en el Gwynn Oak Amusement Park de Baltimore, donde los conflictos raciales ocurrían.
Así, Tracy roba el novio de Amber, Link Larkin (Michael St. Gerard), y compite con ella, por el título de “Miss Auto Show '93” ganando el odio de Amber.
La fama de Tracy, la hace ser la modelo para tallas grandes en la tienda del Mr. Pinky (Alan Wendl)
Además, ella impone moda con su gran peinado, por esto, es enviada a la oficina del Director, quien la envía a la sala de detención, donde conoce a compañeros de secundaria negros, y también conoce a Seaweed (Clayton Prince), hijo de la dueña de una tienda de música R&B, Motormouth Maybelle Stubbs (Ruth Brown), quién además, conduce el “Negro Day”, en el show de Collins.
Hairspray, es un fabulosa comedia camp, plena de ritmo, alegría, y sentimiento.
Lo que realmente engancha de Hairspray, es su atmósfera contagiosa, plena de humor, y toques sentimentales.
Es una troupe de personajes queribles, y villanos de cartón pintado.
La ropa, los autos, la música... las situaciones, todo está allí.
“Tracy, our souls are black, though our skin is White”
Si hay un director curioso, como pocos, ese es John Waters.
Muchos lo suelen calificar, como “el maestro del mal gusto”, en especial por su “Trilogía Trash”, de principios de su carrera, compuesta por:
“Pink Flamingos” (1972), “Desperate Living” (1977) y “Polyester” (1981)
Por lo que es considerado, un especialista en el cine bizarro.
Pero son títulos peyorativos...
John Waters, de ningún modo es un mal director, y aún en sus obras más bizarras, se puede percibir un sentido artístico.
Ciertamente, muchos de sus filmes, en especial los del inicio de su filmografía, no son para cualquiera, pero distan mucho de ser “basura”
Lo suyo es bombardear los postulados extremos del conservadurismo, que suelen ser mayormente estúpidos y superficiales, e iniciar acciones de guerrilla, contra los prejuicios, y la moralina de la sociedad.
De ningún modo, John Waters es un tonto, o un pretensioso, con aires de artista.
Todo eso hace de Hairspray, un divertido homenaje a los concursos de baile televisivos, que el director veía en su juventud, con una lograda estética, que se mueve con facilidad entre lo retro y lo sicótico.
Hairspray, nos presenta una sociedad almidonada, donde Amber Von Tussle se movería como pez en el agua, y donde las amas de casa, lucen estrafalarias pelucas, “a lo Amy Winehouse”
La reconstrucción de la época, resulta caricaturesca y exagerada, y la ambientación, destila inocencia y ligereza pop, sin perder ese toque malsano y enrarecido, marca de la casa.
Lo bueno de Waters es que, en una película, hasta cierto punto agradable como Hairspray, de repente alguien puede reventarse un grano, o vomitar, para recordarnos la mierda que todos escondemos bajo la alfombra.
Esta creación de John Waters, es híper famosa, ya sea por la gente que la vio en 1988, o por la adaptación del musical de Broadway de 2002; siendo una crítica social muy ácida, contra la idea de normalidad.
Hairspray revalora las personas gordas, y sin complejos; y a la vez, trata de ensalzar la cultura afroamericana, y la población negra, marginada en la época que recrea el film, los años 60; y se la suele considerar como la película más accesible para la mayoría de la audiencia.
Es un sensible “cuento de hadas moderno” reconstruido sobre la nostalgia e ingenuidad de la época.
Con una gran maestría, Waters empieza a meter bocadillos acerca de lo que realmente trata:
La discriminación, y específicamente la racial, mientras nos muestra este mundillo ideal, lleno de personajes carismáticos.
También, Hairspray es una loca comedia de género kitsch, a la vez que un musical desvergonzado, y sin complejos, sobre el mundo de la fama, y la clase baja de la sociedad.
Nos muestra una historia de superación, de una joven con obesidad, que desea ser la ganadora del concurso televisivo de baile más famoso.
Y para ello, no dudará en quitarse los complejos, mostrando que las personas gordas, también tienen derecho a ser famosas, y ganarse la simpatía del público.
Con este argumento tan cómico, Hairspray nos ofrece momentos sensaciones, por su carácter absurdo.
El cineasta, se rodea aquí de su equipo habitual, una troupe compuesta mayoritariamente por amigos, y vecinos suyos, y de la que destaca en un doble papel Divine, travesti y musa del director.
Divine, desarrolla el papel de una madre maravillosa, Edna Turnblad, y sobre todo muy conmovedora.
Y es que a pesar de su gran tamaño, se nota que ama a su hija Tracy, y a su esposo, sin dejar de ser un ama de casa bastante típica, a pesar de ser en realidad, un tipo disfrazado de mujer…
Además, Divine representa otro personaje, el papel de Arvin Hodgepile, un hombre sumamente racista, y esa dualidad, es parte de la gran diversión que podemos apreciar en la pantalla.
Lamentablemente, Hairspray fue la última película de Divine, y su única película con John Waters, en el que no fue protagonista.
Por otra parte, la performance de Ricki Lake, es abrumadora, tuvo que comer mucho para mantener el peso, y su apariencia física grande, porque de hecho, las clases de baile que había tomado durante el rodaje, constantemente la hacían lucir más delgada.
De igual manera, es increíble que a pesar de su obesidad, su capacidad en el baile, no se vea afectada en ningún momento, y lo hace de modo muy creíble en cada secuencia en la que aparece moviéndose como loca.
Lo más interesante sobre el carácter de Tracy, es que ella está consciente de que está gorda, pero no le importa, esta manera de conducirse en la vida, le trae como resultado, que todos los que se hallan alrededor suyo, la acepten tal cual es.
Es por esa razón también, que el tipo más guapo, termina enamorándose de ella, y es básicamente de ese modo, porque puede mirar más allá de su peso.
Y los secundarios, no se quedan atrás:
Insuperables Sonny Bono, Deborah Harry, y John Waters, que tiene un papel secundario, interpretando a un psiquiatra.
Hairspray es un mundo ingenuo, superficial, colorinche, inocente hasta la médula... siempre y cuando estén en su propia burbuja.
Con la inclusión del tema racial, Waters se mete en un terreno realmente riesgoso, pero sale triunfante.
Los malos son castigados, los buenos triunfan, y las causas justas, prevalecen.
Será naif, demasiado ideal para la época en que se desenvuelve, 1963 específicamente, pero completamente digerible, dentro del contexto.
A pesar de la distancia de la época en la que transcurre la historia, Hairspray está plagada de momentos, con el cual uno se identifica:
Los amores adolescentes, las situaciones de “apriete”, etc.
Además, siempre estamos con la protagonista, que tiene un empuje a prueba de tormentas.
Es imposible no ver Hairspray, sin tener una sonrisa en el rostro, todo el tiempo, amén de tener escenas hilarantes, como el peinado estrambótico de Debbie Harry, la loca madre de la amiga de Tracy, o el fantástico siquiatra psicotrónico, que Waters se reserva para sí mismo, y utiliza los métodos más bizarros, para hacer olvidar a Penny, su amor por los negros…
Y encima, viene con moraleja:
No importa lo ideal que sea el mundo, siempre hay una realidad mucho más amarga, que se esconde en sus cimientos.
En todo su carnaval colorinche, John Waters se las ingenia para despacharse con un fuerte mensaje contra la discriminación, y triunfa, simplemente, a fuerza de puro carisma.
La escena en que Tracy besa a su novio en un callejón, mientras se sacude una rata del zapato, es totalmente hilarante, así como cualquier encuadre que llene Divine.
La banda sonora de Hairspray, fue lanzada el 27 de enero de 1995, por MCA Records.
En el CD, aparece una canción original de Rachel Sweet, y 11 otras canciones, en su mayoría, de la década de 1960 por:
Gene Pitney, Toussaint McCall, entre otros.
“Now all of Baltimore will know...
I'm big, blonde and beautiful!”
Desde mediados de los 60, el controversial director John Waters, se especializó en realizar películas simultáneamente vulgares, amables, agresivas, y graciosas, que se regodeaban en grotescas imágenes, y sublime mal gusto, para contar sórdidas historias que, a fin de cuentas, humanizaban, y validaban estilos de vida muy alejados de lo “normal”
Eventualmente, Waters ganó peso suficiente en la “contracultura”, para ser tomado en serio por la industria fílmica, y así, a principios de los 80, comenzó su filmografía “más comercial”, y por “comercial” quiero decir “que no incluya escenas de sexo entre madre e hijo, o travestis comiendo material fecal canina”…
Y así, sus películas ochenteras, continuaron su perenne sátira del “establishment” y, particularmente, del estilo de vida blando y suburbano de la región de Baltimore, donde creció.
Todo ello hace de Hairspray, una cinta muy graciosa, con un mensaje sobre cómo vivir, y sobre la vida en sí misma.
De hecho, ese es uno de los grandes problemas del mundo en el que vivimos actualmente.
Cierta clase de personas, consideran que tienen la última palabra en todo, únicamente por su inclinación hacia alguna religión, o hacia alguna escuela filosófica, cuestionando a todos los demás, o creyendo que poseen el derecho de dictar las vidas del resto:
Dictan cómo se supone que deben hacerse las cosas, y en general, de qué manera debemos conducirnos en el mundo, todo ello de acuerdo a como perciben lo que es lo “correcto”

“Segregation never, integration now”



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