Under The Tuscan Sun
“Life offers you a thousand chances... all you have to do is take one”
Es curioso, cómo la vida a veces completa un círculo.
Algunas personas están destinadas a formar parte de tu vida.
A veces se produce una especie de sincronía, te das cuenta que vas por el camino adecuado, porque las cosas empiezan a salir tal y como las habías planeado.
Eso no significa que no vayas a encontrar obstáculos.
Pero al enfrentarte a ellos, descubres si vas por el camino adecuado, o no.
La cosa es pasar por el camino, vivir y aprender de la experiencia, de la mejor manera posible.
La Toscana, ha sido siempre, uno de los escenarios naturales preferidos por los directores de cine.
Famosa por la belleza de sus paisajes, y sus incomparables poblaciones medievales, no es ninguna sorpresa, descubrir que esta región única, ha sido escenario de muchas películas, tanto italianas como internacionales.
Se entiende, porque miles de turistas viajan año tras año a la Toscana, intentando descubrir aquellos lugares que sirvieron de plató para sus películas favoritas.
La combinación de la bella naturaleza Toscana, con la “magia del cine” ha contribuido en gran manera, a que esta región siga siendo una de las metas turísticas que va ganando adeptos con el paso del tiempo.
Este atractivo y fascinación de la zona, siguen atrayendo asimismo a los directores de cine, que continúan eligiendo la Toscana para sus rodajes.
“They built these tracks even before there was a train in existence that could make the trip.
They built it because they knew some day, the train would come”
Under The Tuscan Sun es una comedia, escrita y dirigida por Audrey Wells, en el año 2003.
Protagonizada por Diane Lane, Sandra Oh, Lindsay Duncan, Raoul Bova, Dan Bucatinsky, Vince Riotta, Giulia Steigerwalt, Kate Walsh, entre otros.
El guión está basado en el libro “Under The Tuscan Sun: At Home In Italy” (1996) de Frances Mayes, una autobiografía sobre la historia de su vida en Italia.
La novela de Mayes, fue un éxito internacional.
Vendió 2 millones de ejemplares en los Estados Unidos, y se mantuvo durante 126 semanas en la Lista de Libros Más Vendidos del New York Times.
Se ha traducido a 15 idiomas, y se va a traducir a otros más...
También, fue un “best seller” en el Reino Unido, Australia, Italia, Francia, España, Israel y Holanda.
Under The Tuscan Sun, cuenta la historia de una persona, que decide arriesgarse, y se marcha a un país extranjero.
Allí compra una casa, y cambia de vida radicalmente.
“Trata sobre una transformación”, dijo la autora.
El rodaje tuvo lugar en localizaciones de Cortona, Positano, Roma, y Florencia, Italia.
El presupuesto fue de $18 millones, y las recaudaciones ascienden a casi $59 millones.
Under The Tuscan Sun sigue a Frances Mayes (Diane Lane), una escritora estadounidense, de 35 años, cuyo reciente divorcio, le ha sumido en una profunda depresión que le impide poder escribir.
Su mejor amiga, Patti (Sandra Oh), preocupada por su estado, le regala un viaje de 10 días, a la hermosa Toscana italiana, para levantarle el ánimo.
Una vez allí, Frances se encapricha de una villa llamada “Bramasole” que significa “que anhela el sol”, que está prácticamente en ruinas, y decide comprarla, pues tiene distintos sueños, como:
Casarse en su nueva casa, o formar una familia…
La casa, necesita muchas reformas, pero ella está dispuesta a restaurarla, y empezar allí, una nueva vida.
A medida que se va acomodando en su nuevo hogar, Frances hará nuevos amigos, descubrirá las costumbres locales, se descubrirá a sí misma, y comprobará que el destino le depara aún muchas sorpresas.
¿Quién no se ha visto alguna vez en una situación así?
Esta historia, que se integraría dentro del género de la comedia romántica, nos atrae con cada una de las cautivadoras historias, en torno a los singulares personajes que hacen de la nueva vida de Frances, una segunda oportunidad para llegar a la felicidad, gracias al amor, la amistad, la pasión, y sobre todo, a la simplicidad y sencillez con la que cada uno de ellos vive su vida, a pesar de enfrentar diferentes situaciones, y tener personalidades multifacéticas.
En Under The Tuscan Sun pasan muchas cosas...
Como en la vida misma:
Uno puede pararse, después de que le hayan matado “metafóricamente”, que es lo que pasa cuando alguien te decepciona.
Pero el sol sigue saliendo cada mañana.
Y en ningún sitio, de manera tan hermosa, como en Italia...
En definitiva, Under The Tuscan Sun cuenta la historia de una mujer, en cuanto a su identidad, su futuro, su quehacer, y las vueltas que da la vida, brindando una sonrisa al espectador, e invitándole a que se tome la vida con más filosofía, perspectiva, y con menos preocupaciones.
Under The Tuscan Sun, nos intenta trasmitir también una lección moral, para que observemos las grandes maravillas del mundo, pero sin olvidar las pequeñas cosas, y las más importantes, en este caso, la gente que nos rodea.
“What is it about love that makes us so stupid?”
Tom Sternberg, y el productor ejecutivo Mark Gill, le dieron el libro a Audrey Wells, y le pidieron que estudiara la forma de adaptarlo a la gran pantalla.
“Audrey dio con la manera”, recuerda Sternberg.
“Se inventó una historia, y unos personajes que, a pesar de ser producto de su imaginación, reflejaban la ternura, y la sensualidad que constituyen las bazas del libro.
En su opinión, Under The Tuscan Sun, debería ser una comedia romántica clásica y voluptuosa, cuyo mensaje es:
“Si dejas de buscar el amor, el amor te encuentra a ti”
En junio de 2001, Wells se embarcó en el proyecto como guionista y directora, y poco después se fue de viaje a Europa con su familia.
Realizó un breve viaje a Cortona, en la Toscana, para conocer a los Mayes y su villa “Bramasole”
Wells, se dio cuenta que Mayes había escrito “una historia autobiográfica muy densa y poética, que cuenta, cómo compró una villa en la Toscana con su marido, la restauró, y se sumergió en el estilo de vida italiano.
Su obra, está repleta de detalles, reflexiones personales, y un ambiente maravilloso.
Lo único que le falta es una trama dramática para la película” relató.
Mayes, asumió que para realizar una buena adaptación a la gran pantalla de su libro, tendría que fundir sus ideas con las de Wells que, aunque inventadas, eran totalmente acordes con los temas centrales del libro:
Renovarse, y hacer de la vida, una aventura.
Al final, Mayes se convirtió en una entusiasta seguidora de las ideas de Wells.
La autora cuenta:
“Me sorprendí al descubrir que Audrey había creado una trama que no existía en mi libro, y que a pesar de ello, reconocía mi libro, y a mí misma.
Under The Tuscan Sun, está en total armonía con los cimientos de lo que escribí”
Wells, ha tomado una decisión muy valiente como creadora de la historia, al dejar los entresijos del temido divorcio, fuera de la pantalla.
De hecho, el marido de Frances, no aparece en ningún momento.
La única vez que lo vemos, es de espaldas, en forma de una sombra borrosa en una antigua foto instantánea.
Lo que esa foto nos deja claro, es que Frances ha perdido la alegría…
Eso sí que no es una sombra borrosa.
Por lo demás, Wells desarrolla la historia de su maltrecha heroína, con una fluidez, y una velocidad increíble.
Desde el principio hasta el final, lo más importante es Frances, y su nueva aventura.
Todo lo que sucedió antes, era otra vida distinta.
En el guión de Audrey Wells, al igual que en el “best seller” de Frances Mayes, la localización principal, es una casa situada en las colinas de la Toscana.
Sin embargo, a diferencia del libro de Mayes, la casa desempeña un papel clave en la recuperación de Frances.
Por eso, cuando Wells viajó a Italia con su equipo de producción, en busca de localizaciones, decidieron que “Bramasole”, del italiano “bramare”, que es “desear”, y de “sole”, “sol”, fuera el epicentro del viaje de Frances.
“Bramasole”, representa a Frances en muchos sentidos”, indica Wells.
“Así que buscábamos una casa que pudiera sufrir ese tipo de cambio:
Una casa misteriosa, con una personalidad que pudiera transformarse, físicamente a lo largo del metraje.
Al principio, está en ruinas.
Igual que el personaje de Diane Lane.
Cuando llega a Italia, tiene la moral muy baja, pero después encuentra una vida nueva.
Así que la casa y ella, se transforman al mismo tiempo.
Tenía muros de piedra, malas hierbas, arbustos de hiedra, y otras peculiaridades visuales muy valiosas.
Teníamos los cimientos y, además, teníamos que crear un jardín abandonado:
Darle el aspecto que tenía anteriormente.
Al igual que la casa, el jardín tenía que evolucionar y, al mismo tiempo, reflejar el paso de las estaciones” dijo.
Por otro lado, Under The Tuscan Sun es también una experiencia cinematográfica clave en la vida de Wells, con las referencias especificas a “Le Nozze di Cabiria” película de Federico Fellini de 1957, galardonada con El Premio de La Academia, a La Mejor Película en Lengua Extranjera.
“Giuletta Masina en esa película, sobre todo hacia el final, es uno de mis momentos preferidos de todas las películas que he visto.
Cuando la rechaza un amante, una vez más, y lo ha perdido todo definitivamente; está destruida.
O eso creemos; pero luego se recupera, se sacude el polvo, y empieza a caminar, completamente sola, por la carretera del bosque, e incluso entonces, encuentra la forma de rehacer su vida.
Deja su corazón lo suficientemente abierto, como para que la conmueva la dulzura de los jóvenes amantes, y los cómicos ambulantes que se abren paso a pie, y en sus pequeñas vespas.
En su cara, se puede ver que está renovada, mira a su alrededor, e incluso nos mira directamente a nosotros…
Ha vuelto a la vida.
¡Incluso va a volver a fracasar!
¿Qué más da?
Para mí, ese es un factor clave” dijo entonces la directora.
Lo que Wells ve, es la armonía secreta que existe entre lo que sufrimos, y en lo que debemos convertirnos.
“En mi opinión, las cosas dolorosas son divertidas”, declara.
Y añade:
“Todas esas cosas que nos hacen daño, son una mina de oro para la comedia:
Esas cosas que horrorizan, que asustan a la mayoría de las personas.
El camino de vuelta de una catástrofe personal, está repleto de peligros.
Puede ser una fuente de inspiración, algo loco y, como todas las cosas dolorosas, siniestramente divertido.
Mi objetivo era reflejar ese camino con esmero, y también con humor”
La directora añade:
“Frances aprende en su viaje, a seguir diciendo sí, a pesar de que exista la posibilidad de fracasar.
Sí a las experiencias, sí a lo inesperado, sí a las cosas que temes.
Frances no es una “Cándida” que vive en el mejor mundo posible, ni ninguno de nosotros tampoco.
Pero sigue adelante.
El mero hecho de no tirar la toalla, le reporta un enorme bienestar, en la forma de una vida nueva”, concluye.
Así pues, Audrey Wells, logra mostrar a través del colorido, y la hermosa plasmación de los pintorescos paisajes italianos, la relación con cada uno de los sentimientos que llevan a Frances, al despertar a una nueva existencia, producto de las diversas emociones que se desencadenan en ella, y que la incitan a un cambio, además de brindarle más inspiración en su trabajo como escritora, y a ayudarle a que sean las cosas simples, y no convencionales, el “motor” que mueva su nueva vida.
Por otro lado, creo que poder decir que el coro de personajes italianos, están todos perfectamente perfilados, y los actores elegidos para encarnarlos, cumplen a la perfección, dando esa sensación de mundo idílico que Under The Tuscan Sun tiene vocación de ofrecer.
La directora comenta:
“Lo que más atrajo, e intrigó a Diane Lane, fue lo decidida y arriesgada que es Frances, en el plano amoroso, y aceptó el reto de interpretar la dramática transición que vive.
Me atrajo el espíritu aventurero de Frances.
Sus amigos, le avisan de que corre el peligro de no superar nunca, su terrible experiencia, pero lo que más me atrae de ella, es cómo consigue rehacer su vida, sin ayuda de nadie”
Frances, se muestra determinada a enfrentarse a la soledad, y a su desconocimiento del idioma y cultura de su nuevo lugar de residencia, pero sigue teniendo la capacidad de reírse de sí misma, algo que la actriz transmite sin esfuerzo aparente.
El personaje de Diane Lane, es un personaje bellísimamente humano, y nunca excesivo, gracias a la superlativa labor de la magnífica actriz, que consigue hacer de ella, alguien sencillo y elegante, que transmite con su aparentemente fácil personaje, todo el recorrido vital de este, ya que si Under The Tuscan Sun, trata de comunicar algo, es esa aventura interior del personaje de “Francesca”, como en un momento en que su vida, seguía como siguen las cosas que no tienen mucho sentido, ella se encara a su destino, y decide conocer y construir la relación esencial de su vida:
La que tiene consigo misma.
Frances, tendrá que aprender a tomarse las cosas con cierta calma, para valorar lo que tiene.
Para superar estos retos, Frances cuenta con la ayuda de varios personajes, igualmente agradables:
La hedonista Katherine (Lindsay Duncan), quien se comporta como si viviera en una película de Fellini, y que tiene la habilidad de decir la frase justa, en el momento adecuado, junto con la fiel Patti.
Sobre los hombres:
El trío de albañiles polacos, que trabajan en la reconstrucción de la casa, es la cota de humor, y el apuesto Marcello (Raoul Bova), es la esperanza del futuro, y el recuerdo del pasado en el nuevo lugar, es decir, el recordatorio de no faltar a la perspectiva.
El personaje de Marcello, supera el estereotipo de “Latin lover”:
Es inteligente, agradable y divertido y, además, capaz de sentir con gran intensidad.
El otro hombre en la vida de Frances, es el amable Signore Martini, el corredor de fincas, que negocia la compra de “Bramasole” en nombre de Frances.
El actor anglo-italiano, Vincent Riotta, da vida a Martini:
“Me encanta este personaje por su dramatismo”, reconoce Riotta.
“Se enamora en silencio de Frances, pero está casado, y es un hombre íntegro.
Lucha con todas sus fuerzas, para hacer las cosas como es debido.
Hay un momento en el que tiene la posibilidad de escoger otro camino, en el que casi se deja llevar.
Pero consigue transformar sus sentimientos, en un tipo de amor distinto, más tranquilo.
Ahí radica la belleza del personaje” dijo el actor.
El Signore Martini, le habla a Frances de la fe y, en mi opinión, la fe es el motor de Under The Tuscan Sun.
Martini le da a Frances, la fe que necesita para seguir adelante, porque en ese momento, tiene la moral muy baja.
La moraleja de la historia, es que tienes que compartir tu vida con otra persona, si no quieres sentirte, terriblemente solo.
Frances ya ha construido la casa:
Sólo le falta decorarla...
Un gran acierto de Under The Tuscan Sun, es que los actores que los interpretan, lo hacen de una forma muy natural, a diferencia de otras comedias románticas, donde se esfuerzan tanto por ser simpáticos, que acaban por volverse odiosos.
Incluso las lecciones de vida que acechan a Frances, a cada paso que da, y que son otro requisito indispensable de las “chick flicks”, son manejadas de manera discreta, por lo general, bajo la forma de comentarios, o anécdotas que el resto de los personajes le mencionan a esta escritora desencantada.
Especialmente bien plasmados, están esos momentos de “ilusionamiento” que uno vive cuando intenta encontrar a otro compañero.
Esas pequeñas crestas, y esos grandes valles por los que uno que pasa cuando intenta recolocar las cosas en su sitio.
Pero si algo es estimable en Under The Tuscan Sun, es esa idea que subyace de que, aunque a veces no encontramos lo que queremos, la belleza y la felicidad sigue estando a nuestro alrededor, con muy diferentes formas.
En todo caso, la historia es un canto a la esperanza, y a la constatación de que nunca hay que renunciar, porque la ocasión puede estar detrás de cualquier esquina.
Una de las escenas clave, es en la que el Signore Martini, le cuenta a Frances la historia de los raíles de un tren, que se construyeron en los Alpes, entre Austria e Italia, a pesar de que no había ningún tren que pudiera hacer el trayecto.
Lo que Martini le está queriendo decir, es que para que el amor venga, basta con construirle un camino.
Te das cuenta que la felicidad no está solamente en tener una pareja, que pueden haber muchas otras cosas que te llenen, como el hecho de comprar una casa y reformarla, algo que a la protagonista la hace sentirse realizada consigo misma, el hecho de tratar, y conocer gente nueva, como lo son los paletas que la ayudan a reconstruir la casa, ayudar a una pareja de adolescentes que pierden la cabeza, el uno por el otro, etc.
Todos los sueños de la protagonista, se van cumpliendo uno a uno:
La boda, la familia, y cocinar para alguien, solo que se cumplen de un modo diferente al que esperaba, pero se cumplen.
De ahí que al final, tras encontrar al amor que tanto buscaba, a penas salga en más de un fotograma restándole importancia, pues la protagonista había logrado ser feliz por sí misma, antes de encontrar a esa persona especial, haberla encontrado, solo era un paso más que habría llegado, tarde o temprano.
Porque Under The Tuscan Sun, es ante todo, un precioso relato de muchas formas de amor.
Con sus pulcras imágenes, y sus sinceras palabras, consigue mostrarnos un lienzo, en el que el amor es acuarela, y sus personajes, los colores.
Está el amor de una madre por su hija, y el mundo que ellas se crean, retratado en la bellísima secuencia de Sandra Oh, bailando con su bebé.
Está el amor inocente y puro, que puede cruzar todas las dificultades, con los 2 jóvenes enamorados.
Está el amor cordial, entre personas dejadas de su tierra, por algo completamente distinto, como Diane Lane y sus 3 trabajadores.
Vemos también, lo que es el amor por un tiempo anterior, unos sueños inalcanzables, y lo que el cine representa, con los homenajes a Federico Fellini, y al antiguo cine italiano, son sencillamente espléndidos.
Está el amor que ya no volverá, y que sin embargo, perdurará por siempre, representado en el abuelo de las flores.
Y desde luego, está el amor que uno mismo tiene que encontrar, y que no necesariamente lo hará en otras personas, lugares, u objetos, sino que lo hallará al enfrentarse al dolor, y encontrar su propio camino.
Por último, habría que mencionar una de las mayores virtudes de Under The Tuscan Sun, que es retratar los paisajes, la comida, y las costumbres de Italia, de una forma que hace enteramente comprensible, que una estadounidense, decida dejar todo atrás, para instalarse ahí.
Sin duda, lo mejor es la forma en que logra ser percibido por el público, ya que la belleza de las localizaciones, y las excelentes tomas que realzan lo mejor de cada uno de los paisajes utilizados, complementan perfectamente, el efecto emocional que tiene la historia, sobre todo, en el público femenino, que al poder identificarse más fácilmente con Frances, permite aflorar su lado más sensitivo, para disfrutar aún más, de la cálida y esperanzadora historia que se inicia “bajo el cielo de Toscana”
La imagen del grifo recuperando su función, rebosante de agua, es la mejor moraleja de Under The Tuscan Sun, y de cualquiera de este mismo género.
Como punto negativo, porque hay que poner algo:
En la mayoría de las comedias románticas, los personajes son tan guapos, tan perfectos, y tan despreocupados, que uno desea fervientemente que los atropelle un camión, o les caiga un rayo, cualquier cosa con tal de frenar el despliegue de felicidad que hace de la vida del espectador, en comparación con la de los personajes, un valle de lágrimas...
Su fracaso de originalidad, llega al punto de desaprovechar la historia del lesbianismo de Patti, que se queda por la mitad, y nunca se desarrolla; una lástima, porque al menos eso era algo que podría darle cierta frescura a la historia.
Probablemente, para entonces, no había tanta apertura en el cine, para desarrollar ese tipo de historias, como lo es ahora.
Se agradecen, el resto de las referencias cinematográficas, explícitas en el personaje de Fellini, casi un carácter más, e implícitas en homenajes visuales como la vespa de “Roman Holiday” (1953), o el vestuario inspirado en Grace Kelly, en las películas que hizo con Alfred Hitchcock.
Y un detalle maravilloso, desde lo técnico, es el apartado de los efectos especiales…
“Regrets are a waste of time.
They're the past crippling you in the present”
Todo aquel que haya tenido la suerte de pasearse por la tierra de Michelangelo, disfrutará como nunca, con la contemplación de las villas de la Toscana, los caminos de piedra, las costas con sus casitas en las laderas de las montañas...
De verdad que no hay un lugar en el mundo como Italia...
Pero Under The Tuscan Sun puede desarrollarse en cualquier país, pues trata sobre aprender a vivir la vida, y tomar una actitud positiva, con el paso del tiempo.
Me pareció una bellísima película, que no tiene pretensiones de ahondar demasiado en los conflictos, sino de hacer una reflexión sobre las relaciones humanas, y sobre la construcción de nuevos caminos, después de un fracaso, o de una ruptura.
Se trata, ante todo, de cómo reinventarse, luego de las adversidades.
Lo importante de esta vida, no es llegar a una meta en concreto, como si de un trofeo se tratara, lo que realmente cuenta, es como nos levantamos cuando nos caemos, y seguimos manteniendo la esperanza por cumplir todos nuestros sueños, evitar encerrarnos en nosotros mismos, y privarnos de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, que a fin de cuentas, son las que más llenan.
Por tanto, tienes que permanecer abierto y flexible, interesarte por otras personas, y estar dispuesto a vivir experiencias nuevas; estar preparado para formar parte de la vida de otras personas.
Tienes que salir de tu drama interior.
Esa es la clave.
I dedicate this review to my dear American-italian friend:
Patricia Caruso.
“No matter what happens, always keep your childish innocence.
It's the most important thing”
Es curioso, cómo la vida a veces completa un círculo.
Algunas personas están destinadas a formar parte de tu vida.
A veces se produce una especie de sincronía, te das cuenta que vas por el camino adecuado, porque las cosas empiezan a salir tal y como las habías planeado.
Eso no significa que no vayas a encontrar obstáculos.
Pero al enfrentarte a ellos, descubres si vas por el camino adecuado, o no.
La cosa es pasar por el camino, vivir y aprender de la experiencia, de la mejor manera posible.
La Toscana, ha sido siempre, uno de los escenarios naturales preferidos por los directores de cine.
Famosa por la belleza de sus paisajes, y sus incomparables poblaciones medievales, no es ninguna sorpresa, descubrir que esta región única, ha sido escenario de muchas películas, tanto italianas como internacionales.
Se entiende, porque miles de turistas viajan año tras año a la Toscana, intentando descubrir aquellos lugares que sirvieron de plató para sus películas favoritas.
La combinación de la bella naturaleza Toscana, con la “magia del cine” ha contribuido en gran manera, a que esta región siga siendo una de las metas turísticas que va ganando adeptos con el paso del tiempo.
Este atractivo y fascinación de la zona, siguen atrayendo asimismo a los directores de cine, que continúan eligiendo la Toscana para sus rodajes.
“They built these tracks even before there was a train in existence that could make the trip.
They built it because they knew some day, the train would come”
Under The Tuscan Sun es una comedia, escrita y dirigida por Audrey Wells, en el año 2003.
Protagonizada por Diane Lane, Sandra Oh, Lindsay Duncan, Raoul Bova, Dan Bucatinsky, Vince Riotta, Giulia Steigerwalt, Kate Walsh, entre otros.
El guión está basado en el libro “Under The Tuscan Sun: At Home In Italy” (1996) de Frances Mayes, una autobiografía sobre la historia de su vida en Italia.
La novela de Mayes, fue un éxito internacional.
Vendió 2 millones de ejemplares en los Estados Unidos, y se mantuvo durante 126 semanas en la Lista de Libros Más Vendidos del New York Times.
Se ha traducido a 15 idiomas, y se va a traducir a otros más...
También, fue un “best seller” en el Reino Unido, Australia, Italia, Francia, España, Israel y Holanda.
Under The Tuscan Sun, cuenta la historia de una persona, que decide arriesgarse, y se marcha a un país extranjero.
Allí compra una casa, y cambia de vida radicalmente.
“Trata sobre una transformación”, dijo la autora.
El rodaje tuvo lugar en localizaciones de Cortona, Positano, Roma, y Florencia, Italia.
El presupuesto fue de $18 millones, y las recaudaciones ascienden a casi $59 millones.
Under The Tuscan Sun sigue a Frances Mayes (Diane Lane), una escritora estadounidense, de 35 años, cuyo reciente divorcio, le ha sumido en una profunda depresión que le impide poder escribir.
Su mejor amiga, Patti (Sandra Oh), preocupada por su estado, le regala un viaje de 10 días, a la hermosa Toscana italiana, para levantarle el ánimo.
Una vez allí, Frances se encapricha de una villa llamada “Bramasole” que significa “que anhela el sol”, que está prácticamente en ruinas, y decide comprarla, pues tiene distintos sueños, como:
Casarse en su nueva casa, o formar una familia…
La casa, necesita muchas reformas, pero ella está dispuesta a restaurarla, y empezar allí, una nueva vida.
A medida que se va acomodando en su nuevo hogar, Frances hará nuevos amigos, descubrirá las costumbres locales, se descubrirá a sí misma, y comprobará que el destino le depara aún muchas sorpresas.
¿Quién no se ha visto alguna vez en una situación así?
Esta historia, que se integraría dentro del género de la comedia romántica, nos atrae con cada una de las cautivadoras historias, en torno a los singulares personajes que hacen de la nueva vida de Frances, una segunda oportunidad para llegar a la felicidad, gracias al amor, la amistad, la pasión, y sobre todo, a la simplicidad y sencillez con la que cada uno de ellos vive su vida, a pesar de enfrentar diferentes situaciones, y tener personalidades multifacéticas.
En Under The Tuscan Sun pasan muchas cosas...
Como en la vida misma:
Uno puede pararse, después de que le hayan matado “metafóricamente”, que es lo que pasa cuando alguien te decepciona.
Pero el sol sigue saliendo cada mañana.
Y en ningún sitio, de manera tan hermosa, como en Italia...
En definitiva, Under The Tuscan Sun cuenta la historia de una mujer, en cuanto a su identidad, su futuro, su quehacer, y las vueltas que da la vida, brindando una sonrisa al espectador, e invitándole a que se tome la vida con más filosofía, perspectiva, y con menos preocupaciones.
Under The Tuscan Sun, nos intenta trasmitir también una lección moral, para que observemos las grandes maravillas del mundo, pero sin olvidar las pequeñas cosas, y las más importantes, en este caso, la gente que nos rodea.
“What is it about love that makes us so stupid?”
Tom Sternberg, y el productor ejecutivo Mark Gill, le dieron el libro a Audrey Wells, y le pidieron que estudiara la forma de adaptarlo a la gran pantalla.
“Audrey dio con la manera”, recuerda Sternberg.
“Se inventó una historia, y unos personajes que, a pesar de ser producto de su imaginación, reflejaban la ternura, y la sensualidad que constituyen las bazas del libro.
En su opinión, Under The Tuscan Sun, debería ser una comedia romántica clásica y voluptuosa, cuyo mensaje es:
“Si dejas de buscar el amor, el amor te encuentra a ti”
En junio de 2001, Wells se embarcó en el proyecto como guionista y directora, y poco después se fue de viaje a Europa con su familia.
Realizó un breve viaje a Cortona, en la Toscana, para conocer a los Mayes y su villa “Bramasole”
Wells, se dio cuenta que Mayes había escrito “una historia autobiográfica muy densa y poética, que cuenta, cómo compró una villa en la Toscana con su marido, la restauró, y se sumergió en el estilo de vida italiano.
Su obra, está repleta de detalles, reflexiones personales, y un ambiente maravilloso.
Lo único que le falta es una trama dramática para la película” relató.
Mayes, asumió que para realizar una buena adaptación a la gran pantalla de su libro, tendría que fundir sus ideas con las de Wells que, aunque inventadas, eran totalmente acordes con los temas centrales del libro:
Renovarse, y hacer de la vida, una aventura.
Al final, Mayes se convirtió en una entusiasta seguidora de las ideas de Wells.
La autora cuenta:
“Me sorprendí al descubrir que Audrey había creado una trama que no existía en mi libro, y que a pesar de ello, reconocía mi libro, y a mí misma.
Under The Tuscan Sun, está en total armonía con los cimientos de lo que escribí”
Wells, ha tomado una decisión muy valiente como creadora de la historia, al dejar los entresijos del temido divorcio, fuera de la pantalla.
De hecho, el marido de Frances, no aparece en ningún momento.
La única vez que lo vemos, es de espaldas, en forma de una sombra borrosa en una antigua foto instantánea.
Lo que esa foto nos deja claro, es que Frances ha perdido la alegría…
Eso sí que no es una sombra borrosa.
Por lo demás, Wells desarrolla la historia de su maltrecha heroína, con una fluidez, y una velocidad increíble.
Desde el principio hasta el final, lo más importante es Frances, y su nueva aventura.
Todo lo que sucedió antes, era otra vida distinta.
En el guión de Audrey Wells, al igual que en el “best seller” de Frances Mayes, la localización principal, es una casa situada en las colinas de la Toscana.
Sin embargo, a diferencia del libro de Mayes, la casa desempeña un papel clave en la recuperación de Frances.
Por eso, cuando Wells viajó a Italia con su equipo de producción, en busca de localizaciones, decidieron que “Bramasole”, del italiano “bramare”, que es “desear”, y de “sole”, “sol”, fuera el epicentro del viaje de Frances.
“Bramasole”, representa a Frances en muchos sentidos”, indica Wells.
“Así que buscábamos una casa que pudiera sufrir ese tipo de cambio:
Una casa misteriosa, con una personalidad que pudiera transformarse, físicamente a lo largo del metraje.
Al principio, está en ruinas.
Igual que el personaje de Diane Lane.
Cuando llega a Italia, tiene la moral muy baja, pero después encuentra una vida nueva.
Así que la casa y ella, se transforman al mismo tiempo.
Tenía muros de piedra, malas hierbas, arbustos de hiedra, y otras peculiaridades visuales muy valiosas.
Teníamos los cimientos y, además, teníamos que crear un jardín abandonado:
Darle el aspecto que tenía anteriormente.
Al igual que la casa, el jardín tenía que evolucionar y, al mismo tiempo, reflejar el paso de las estaciones” dijo.
Por otro lado, Under The Tuscan Sun es también una experiencia cinematográfica clave en la vida de Wells, con las referencias especificas a “Le Nozze di Cabiria” película de Federico Fellini de 1957, galardonada con El Premio de La Academia, a La Mejor Película en Lengua Extranjera.
“Giuletta Masina en esa película, sobre todo hacia el final, es uno de mis momentos preferidos de todas las películas que he visto.
Cuando la rechaza un amante, una vez más, y lo ha perdido todo definitivamente; está destruida.
O eso creemos; pero luego se recupera, se sacude el polvo, y empieza a caminar, completamente sola, por la carretera del bosque, e incluso entonces, encuentra la forma de rehacer su vida.
Deja su corazón lo suficientemente abierto, como para que la conmueva la dulzura de los jóvenes amantes, y los cómicos ambulantes que se abren paso a pie, y en sus pequeñas vespas.
En su cara, se puede ver que está renovada, mira a su alrededor, e incluso nos mira directamente a nosotros…
Ha vuelto a la vida.
¡Incluso va a volver a fracasar!
¿Qué más da?
Para mí, ese es un factor clave” dijo entonces la directora.
Lo que Wells ve, es la armonía secreta que existe entre lo que sufrimos, y en lo que debemos convertirnos.
“En mi opinión, las cosas dolorosas son divertidas”, declara.
Y añade:
“Todas esas cosas que nos hacen daño, son una mina de oro para la comedia:
Esas cosas que horrorizan, que asustan a la mayoría de las personas.
El camino de vuelta de una catástrofe personal, está repleto de peligros.
Puede ser una fuente de inspiración, algo loco y, como todas las cosas dolorosas, siniestramente divertido.
Mi objetivo era reflejar ese camino con esmero, y también con humor”
La directora añade:
“Frances aprende en su viaje, a seguir diciendo sí, a pesar de que exista la posibilidad de fracasar.
Sí a las experiencias, sí a lo inesperado, sí a las cosas que temes.
Frances no es una “Cándida” que vive en el mejor mundo posible, ni ninguno de nosotros tampoco.
Pero sigue adelante.
El mero hecho de no tirar la toalla, le reporta un enorme bienestar, en la forma de una vida nueva”, concluye.
Así pues, Audrey Wells, logra mostrar a través del colorido, y la hermosa plasmación de los pintorescos paisajes italianos, la relación con cada uno de los sentimientos que llevan a Frances, al despertar a una nueva existencia, producto de las diversas emociones que se desencadenan en ella, y que la incitan a un cambio, además de brindarle más inspiración en su trabajo como escritora, y a ayudarle a que sean las cosas simples, y no convencionales, el “motor” que mueva su nueva vida.
Por otro lado, creo que poder decir que el coro de personajes italianos, están todos perfectamente perfilados, y los actores elegidos para encarnarlos, cumplen a la perfección, dando esa sensación de mundo idílico que Under The Tuscan Sun tiene vocación de ofrecer.
La directora comenta:
“Lo que más atrajo, e intrigó a Diane Lane, fue lo decidida y arriesgada que es Frances, en el plano amoroso, y aceptó el reto de interpretar la dramática transición que vive.
Me atrajo el espíritu aventurero de Frances.
Sus amigos, le avisan de que corre el peligro de no superar nunca, su terrible experiencia, pero lo que más me atrae de ella, es cómo consigue rehacer su vida, sin ayuda de nadie”
Frances, se muestra determinada a enfrentarse a la soledad, y a su desconocimiento del idioma y cultura de su nuevo lugar de residencia, pero sigue teniendo la capacidad de reírse de sí misma, algo que la actriz transmite sin esfuerzo aparente.
El personaje de Diane Lane, es un personaje bellísimamente humano, y nunca excesivo, gracias a la superlativa labor de la magnífica actriz, que consigue hacer de ella, alguien sencillo y elegante, que transmite con su aparentemente fácil personaje, todo el recorrido vital de este, ya que si Under The Tuscan Sun, trata de comunicar algo, es esa aventura interior del personaje de “Francesca”, como en un momento en que su vida, seguía como siguen las cosas que no tienen mucho sentido, ella se encara a su destino, y decide conocer y construir la relación esencial de su vida:
La que tiene consigo misma.
Frances, tendrá que aprender a tomarse las cosas con cierta calma, para valorar lo que tiene.
Para superar estos retos, Frances cuenta con la ayuda de varios personajes, igualmente agradables:
La hedonista Katherine (Lindsay Duncan), quien se comporta como si viviera en una película de Fellini, y que tiene la habilidad de decir la frase justa, en el momento adecuado, junto con la fiel Patti.
Sobre los hombres:
El trío de albañiles polacos, que trabajan en la reconstrucción de la casa, es la cota de humor, y el apuesto Marcello (Raoul Bova), es la esperanza del futuro, y el recuerdo del pasado en el nuevo lugar, es decir, el recordatorio de no faltar a la perspectiva.
El personaje de Marcello, supera el estereotipo de “Latin lover”:
Es inteligente, agradable y divertido y, además, capaz de sentir con gran intensidad.
El otro hombre en la vida de Frances, es el amable Signore Martini, el corredor de fincas, que negocia la compra de “Bramasole” en nombre de Frances.
El actor anglo-italiano, Vincent Riotta, da vida a Martini:
“Me encanta este personaje por su dramatismo”, reconoce Riotta.
“Se enamora en silencio de Frances, pero está casado, y es un hombre íntegro.
Lucha con todas sus fuerzas, para hacer las cosas como es debido.
Hay un momento en el que tiene la posibilidad de escoger otro camino, en el que casi se deja llevar.
Pero consigue transformar sus sentimientos, en un tipo de amor distinto, más tranquilo.
Ahí radica la belleza del personaje” dijo el actor.
El Signore Martini, le habla a Frances de la fe y, en mi opinión, la fe es el motor de Under The Tuscan Sun.
Martini le da a Frances, la fe que necesita para seguir adelante, porque en ese momento, tiene la moral muy baja.
La moraleja de la historia, es que tienes que compartir tu vida con otra persona, si no quieres sentirte, terriblemente solo.
Frances ya ha construido la casa:
Sólo le falta decorarla...
Un gran acierto de Under The Tuscan Sun, es que los actores que los interpretan, lo hacen de una forma muy natural, a diferencia de otras comedias románticas, donde se esfuerzan tanto por ser simpáticos, que acaban por volverse odiosos.
Incluso las lecciones de vida que acechan a Frances, a cada paso que da, y que son otro requisito indispensable de las “chick flicks”, son manejadas de manera discreta, por lo general, bajo la forma de comentarios, o anécdotas que el resto de los personajes le mencionan a esta escritora desencantada.
Especialmente bien plasmados, están esos momentos de “ilusionamiento” que uno vive cuando intenta encontrar a otro compañero.
Esas pequeñas crestas, y esos grandes valles por los que uno que pasa cuando intenta recolocar las cosas en su sitio.
Pero si algo es estimable en Under The Tuscan Sun, es esa idea que subyace de que, aunque a veces no encontramos lo que queremos, la belleza y la felicidad sigue estando a nuestro alrededor, con muy diferentes formas.
En todo caso, la historia es un canto a la esperanza, y a la constatación de que nunca hay que renunciar, porque la ocasión puede estar detrás de cualquier esquina.
Una de las escenas clave, es en la que el Signore Martini, le cuenta a Frances la historia de los raíles de un tren, que se construyeron en los Alpes, entre Austria e Italia, a pesar de que no había ningún tren que pudiera hacer el trayecto.
Lo que Martini le está queriendo decir, es que para que el amor venga, basta con construirle un camino.
Te das cuenta que la felicidad no está solamente en tener una pareja, que pueden haber muchas otras cosas que te llenen, como el hecho de comprar una casa y reformarla, algo que a la protagonista la hace sentirse realizada consigo misma, el hecho de tratar, y conocer gente nueva, como lo son los paletas que la ayudan a reconstruir la casa, ayudar a una pareja de adolescentes que pierden la cabeza, el uno por el otro, etc.
Todos los sueños de la protagonista, se van cumpliendo uno a uno:
La boda, la familia, y cocinar para alguien, solo que se cumplen de un modo diferente al que esperaba, pero se cumplen.
De ahí que al final, tras encontrar al amor que tanto buscaba, a penas salga en más de un fotograma restándole importancia, pues la protagonista había logrado ser feliz por sí misma, antes de encontrar a esa persona especial, haberla encontrado, solo era un paso más que habría llegado, tarde o temprano.
Porque Under The Tuscan Sun, es ante todo, un precioso relato de muchas formas de amor.
Con sus pulcras imágenes, y sus sinceras palabras, consigue mostrarnos un lienzo, en el que el amor es acuarela, y sus personajes, los colores.
Está el amor de una madre por su hija, y el mundo que ellas se crean, retratado en la bellísima secuencia de Sandra Oh, bailando con su bebé.
Está el amor inocente y puro, que puede cruzar todas las dificultades, con los 2 jóvenes enamorados.
Está el amor cordial, entre personas dejadas de su tierra, por algo completamente distinto, como Diane Lane y sus 3 trabajadores.
Vemos también, lo que es el amor por un tiempo anterior, unos sueños inalcanzables, y lo que el cine representa, con los homenajes a Federico Fellini, y al antiguo cine italiano, son sencillamente espléndidos.
Está el amor que ya no volverá, y que sin embargo, perdurará por siempre, representado en el abuelo de las flores.
Y desde luego, está el amor que uno mismo tiene que encontrar, y que no necesariamente lo hará en otras personas, lugares, u objetos, sino que lo hallará al enfrentarse al dolor, y encontrar su propio camino.
Por último, habría que mencionar una de las mayores virtudes de Under The Tuscan Sun, que es retratar los paisajes, la comida, y las costumbres de Italia, de una forma que hace enteramente comprensible, que una estadounidense, decida dejar todo atrás, para instalarse ahí.
Sin duda, lo mejor es la forma en que logra ser percibido por el público, ya que la belleza de las localizaciones, y las excelentes tomas que realzan lo mejor de cada uno de los paisajes utilizados, complementan perfectamente, el efecto emocional que tiene la historia, sobre todo, en el público femenino, que al poder identificarse más fácilmente con Frances, permite aflorar su lado más sensitivo, para disfrutar aún más, de la cálida y esperanzadora historia que se inicia “bajo el cielo de Toscana”
La imagen del grifo recuperando su función, rebosante de agua, es la mejor moraleja de Under The Tuscan Sun, y de cualquiera de este mismo género.
Como punto negativo, porque hay que poner algo:
En la mayoría de las comedias románticas, los personajes son tan guapos, tan perfectos, y tan despreocupados, que uno desea fervientemente que los atropelle un camión, o les caiga un rayo, cualquier cosa con tal de frenar el despliegue de felicidad que hace de la vida del espectador, en comparación con la de los personajes, un valle de lágrimas...
Su fracaso de originalidad, llega al punto de desaprovechar la historia del lesbianismo de Patti, que se queda por la mitad, y nunca se desarrolla; una lástima, porque al menos eso era algo que podría darle cierta frescura a la historia.
Probablemente, para entonces, no había tanta apertura en el cine, para desarrollar ese tipo de historias, como lo es ahora.
Se agradecen, el resto de las referencias cinematográficas, explícitas en el personaje de Fellini, casi un carácter más, e implícitas en homenajes visuales como la vespa de “Roman Holiday” (1953), o el vestuario inspirado en Grace Kelly, en las películas que hizo con Alfred Hitchcock.
Y un detalle maravilloso, desde lo técnico, es el apartado de los efectos especiales…
“Regrets are a waste of time.
They're the past crippling you in the present”
Todo aquel que haya tenido la suerte de pasearse por la tierra de Michelangelo, disfrutará como nunca, con la contemplación de las villas de la Toscana, los caminos de piedra, las costas con sus casitas en las laderas de las montañas...
De verdad que no hay un lugar en el mundo como Italia...
Pero Under The Tuscan Sun puede desarrollarse en cualquier país, pues trata sobre aprender a vivir la vida, y tomar una actitud positiva, con el paso del tiempo.
Me pareció una bellísima película, que no tiene pretensiones de ahondar demasiado en los conflictos, sino de hacer una reflexión sobre las relaciones humanas, y sobre la construcción de nuevos caminos, después de un fracaso, o de una ruptura.
Se trata, ante todo, de cómo reinventarse, luego de las adversidades.
Lo importante de esta vida, no es llegar a una meta en concreto, como si de un trofeo se tratara, lo que realmente cuenta, es como nos levantamos cuando nos caemos, y seguimos manteniendo la esperanza por cumplir todos nuestros sueños, evitar encerrarnos en nosotros mismos, y privarnos de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, que a fin de cuentas, son las que más llenan.
Por tanto, tienes que permanecer abierto y flexible, interesarte por otras personas, y estar dispuesto a vivir experiencias nuevas; estar preparado para formar parte de la vida de otras personas.
Tienes que salir de tu drama interior.
Esa es la clave.
I dedicate this review to my dear American-italian friend:
Patricia Caruso.
“No matter what happens, always keep your childish innocence.
It's the most important thing”
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