刺客聂隐娘 (The Assassin)

“你掌握你的剑的技能,但是你的人情奴隶”
(Dominas tu espada con destreza, pero eres esclava de los sentimientos humanos)

El “wuxia”, es la fantasía heroica de los chinos; su novela de caballerías, si se prefiere; sus ingredientes principales suelen ser la venganza, las deudas de honor, la lealtad, y la traición, el individualismo, y la justicia por la mano.
En el “wuxia”, el asesino es el héroe, algo que, de entrada, siempre es bonito y hace épica; además, sus protagonistas, soldados sublevados o particulares con agallas y cualidades felinas, son capaces de hacer cabriolas sobre las aguas, brincar a la atmósfera para burlar a la muerte, y expresarse cortando en tres, un cabello al viento con el acero mitológico de sus sables.
En el marco histórico particular, La Dinastía 唐朝/Tang  (618-907) fue la sucesora de La Dinastía  隋朝/Sui, y predecesora del 五代十国/Período de Las Cinco Dinastías y Los Diez Reinos en China.
La Dinastía fue interrumpida por La Segunda Dinastía周朝/Zhou (690-705), cuando La Emperatriz Wu Zetian, usurpó el trono, y fundó su propia Dinastía.
La Dinastía唐朝/Tang, con su capital en Chang'an, actual Xi'an, fue la ciudad más poblada del mundo en ese entonces, y está considerada por los historiadores, como un momento de esplendor de la civilización china, igual o incluso superior al del Período 漢/Han.
“风
斯诺
有人轮流夜间”
(Viento.
Nieve.
Alguien vuelve de noche)
刺客聂隐娘 (The Assassin) es un drama de acción taiwanés, del año 2015, dirigido por Hou Hsiao-Hsien.
Protagonizado por Shu Qi, Chang Chen, Satoshi Tsumabuki, Ethan Ruan, Nikki Hsieh, Ni Dahong, Zhang Shijun, Michael Chang, Jiang Wen, Zuo Xiaoqing, Xu Fan, Tadanobu Asano, Zhou Yunin, entre otros.
El guión es de Hou Hsiao-Hsien, Chu Tien-Wen, y A. Cheng, utilizando el “wuxia”, el género de artes marciales del cine chino por excelencia, pero no es el factor clave de la trama.
Empeñado en diseccionar la historia de su país, a través de su peculiar mirada, Hou Hsiao-Hsien hace tiempo que dejó atrás la exploración de la sociedad actual de Taiwán, para adentrarse en un pasado remoto, y una metodología de rodaje, que vuelva a orientalizar la mirada de sus compatriotas, otorgándole la honorabilidad atávica de la que había sido despojada.
Totalmente reacio a dejar que el progreso contamine el arte, retoma ese género de antaño, que fue tan popular cuando él era un niño, el mencionado “wuxia”, y lo reinventa, para convertirlo en un producto que amalgama con mucha sutileza, las mejores coreografías marciales, el héroe/o anti heroína implacable, y una potencia visual inmaculada, con un ritmo narrativo, taimado y poético, que invita a la reflexión, y al ejercicio exegético individual en cada secuencia, tendente a prolongarse con maestría, hasta la absoluta comprensión emocional.
Cabe señalar que el título, en su versión original, hace referencia al nombre de la protagonista, aunque se ha decidido dejar su título en inglés por razones comerciales; sin embargo, Hsiao-Hsien, no tiene miedo a formular sus directrices, en una orientación que le aleje del espectador real, asumiendo su papel de autor, y ofreciendo un trabajo muy personal, dirigido exclusivamente al “espectador ideal”, esa minoría utópica, que lo encumbrará en las vertientes de culto, de un cine alternativo de difícil lectura, y escaso apoyo financiero.
Por lo que el realizador se asienta en la cima de “los autores malditos”, encarnando el paradigma de un discurso cinematográfico diferente, alejado de la normativa hollywoodiense, institucional y hegemónica, y sin renegar de la idiosincrasia dialéctica, y las referencias culturales del lugar del que procede.
Como dato, en El Festival Internacional de Cine de Cannes, Hou ganó el premio al Mejor Director; y刺客聂隐娘 (The Assassin) fue seleccionada, como la entrada de Taiwán, a La Mejor Película Extranjera en Los Premios de La Academia, en su 88ª Edición.
Estamos en China, siglo IX:
聶隱娘/Nie Yinniang (Shu Qi), la hija de 10 años del General, es secuestrada por una monja, que la inicia en las artes marciales, transformándola en una extraordinaria asesina, encargada de eliminar a los gobernadores locales, crueles y corruptos.
Un día, después de fracasar en una misión, su maestra la envía a donde nació, y le ordena matar al hombre al que estaba prometida:
田季安/Tian Ji'an (Chang Chen) un primo que controla la mayor zona militar del norte de China.
Así, después de pasar 13 años en el exilio, la joven debe enfrentarse a sus padres, a sus recuerdos, y a esos sentimientos que lleva tanto tiempo reprimiendo.
Y está obligada a cumplir con las órdenes de su maestra, así que debe escoger entre:
Sacrificar al hombre que ama, o romper para siempre con la disciplina sagrada de “La Orden de Los Asesinos”
刺客聂隐娘 (The Assassin) es una obra de aparente simplicidad, que nos presenta una compleja historia sobre la política china medieval, en la que una joven asesina, se debate entre matar o no matar; todo ello con un envoltorio precioso y absorbente, que atrapará a aquellos que aman y entienden la belleza del cine.
Y revela la maestría de un director en la cima de su carrera, un ejercicio histórico, que se mueve reflexiva y suavemente, con un vaivén que oscila entre lo esotérico y lo bélico, tratando de testimoniar, la difícil lucha de una mujer, por encontrar su camino lejos de las delimitaciones que le han sido establecidas.
Todo ello hace de 刺客聂隐娘 (The Assassin), un gran filme, pero es exigente:
Exige atención estrecha, y lectura comprensiva para entender las motivaciones de sus distintos protagonistas, hasta el punto que la aparente trama central, el intento de Yinniang de asesinar a Tian Ji'an, asoma la cabeza solo en ocasión.
Los momentos en los que pasados oscuros, y maquinaciones políticas no están siendo discutidos, 刺客聂隐娘 (The Assassin) adopta una postura contemplativa, de largos silencios, en los que los maravillosos paisajes, y la hermosa fotografía, se dejan lucir.
“在闪烁的灯,舞来回阴影”
(Bajo la lámpara vacilante, de un lado a otro danzan las sombras)
刺客聂隐娘 (The Assassin) ha requerido una producción de más de un lustro para hacerse realidad, algo que se comprende, atendiendo a su lujuriosa dirección artística, la casi patológica rigurosidad histórica de que hace gala, y el hecho de ser cine auténtico, película de 35 milímetros, que dota al producto, de una solidez formal hipnótica a la vista, e inexpugnable a la razón.
Algo que cobra tintes de milagro, cuando Hsiao-Hsien explica, que todos los efectos especiales, se incorporaron en cámara, nunca en posproducción, y que su método fue el de siempre en su cine:
No ensayar nunca las escenas, ni siquiera las de lucha, para mejor descubrirlas rodándolas…
Una caminante vestida de negro, aparece en el paisaje, surge de la nada, y hacia la nada se encamina.
Igual que aparece, desaparece.
Letal y, al tiempo, imprevisible.
Su aparición podría simbolizar la llegada de la muerte, pero también el recuerdo del pasado, una presencia que te enfrenta a tus culpas, o que hace recaer sobre ti, las culpas de los demás.
Esa es Yinniang, que parece programada, y cualquier misión de venganza le es posible con independencia del número de oponentes, o la solidez de su protección.
Naturaleza y destreza, producto del entrenamiento físico y mental, consiguen hacer de Yinniang, un ser temible, cuya presencia aterroriza a quien la ve frente a frente, si es que tiene tiempo de darse cuenta.
Son 2 escenas, en blanco y negro, y con formato convencional, no panorámico, nos presentan al personaje, y su escala de valores:
La primera reprimenda de la maestra, equivale a que Yinniang no es un ser totalmente desprovisto de valores.
Con esta presentación, parecería que nos encontramos ante una película de acción, de incontables duelos a muerte, con acrobacias incluidas...
Un ejemplo de “wuxia” a cargo de uno de esos poetas de la imagen, procedentes de Asia, que habrían desertado del cine de autor, para caer en manos de la industria del gigante continental, cambiando tesis por dólares.
Pero no es así, Hou Hsiao-Hsien, muestra en 刺客聂隐娘 (The Assassin), un gusto exquisito por el cine puramente clásico, donde no hay constantes diálogos que expliquen todo lo que ocurre, aunque no sean inexistentes, sino que son las imágenes, las que funcionan como pilar para que la historia y los personajes avancen.
El plato fuerte de esta hermosa producción asiática es, sin duda, su estética:
Ante el uso de las imágenes, uno no puede evitar quitarse el sombrero ante su realizador, que compone escenas bellísimas.
Los planos son, en casi todo momento, fijos, y no existen increíbles juegos de cámara, como en otras producciones de acción.
Y en刺客聂隐娘 (The Assassin), su director presenta una visión más intimista y clásica, de lo que sería una película de acción en La China Medieval.
Como en todo “wuxia”, la riqueza estética y conceptual, nos llega algo mediada a los espectadores occidentales, que de ningún modo vamos a ser capaces de leer más allá de lo epidérmico.
Imposible desentrañar los códigos de una película hablada en austero “guwen”, una escritura antigua, que en su naturaleza incluye matices morales, y en su enunciado, se rinde a cierta arritmia, un tono que el cineasta no duda en abrazar, para hacer de su drama, un espectáculo lacónico, y sin embargo monumental.
La cámara se coloca tras un velo, como si no tuviese permiso para observar lo que está contemplando, y el plano se eterniza ante la mirada perdida de los gobernadores.
Las telas se mueven, mientras el reflejo de las velas inunda la imagen en una coreografía en apariencia azarosa.
Las miradas persisten, y el plano continúa...
En ese momento, la imagen, sostenida eternamente en el tiempo, parece revelar una mirada sobre esa época, con una intensidad incendiaria, como si permitiese observar un período histórico, a través del ojo de una cerradura.
Un instante pleno de inspiración, que justifica por sí mismo, el largometraje.
Erigida en torno a la belleza diáfana y demoledora de Shu Qi, actriz que debe sus mayores éxitos de crítica, a sus colaboraciones con el director, 刺客聂隐娘 (The Assassin) tiene ya, un lugar distinguido en la historia del “wuxia”, no por la acrobacia y el aparato que caracterizan el género, sino por todo lo contrario, por su contención.
Porque se trata de una ópera callada, una película que ocurre en segundo plano, mientras en pantalla se sucede otra, una de gente trayendo y llevando noticias a lo largo de una trama inscrita en la narración, pero solo efectiva en lo que no muestra.
Porque a Hou Hsiao-Hsien, no le interesa el material argumental de su relato, y de hecho lo rehúye, en una operación de montaje, cuyo proceso puede intuirse absorbente.
Lo que sí es cierto, es que se trata de un filme que requiere de un atrevido salto al vacío, para poder enfrentarse a ella, porque en 刺客聂隐娘 (The Assassin), el relato no es un vehículo, sino un pretexto, y en cada una de sus imágenes, habitan historias particulares.
Es decir, las imágenes hablan, mientras el relato se vuelve críptico por momentos.
Y es complicado entender muchos detalles culturales, que son típicas de los países orientales; porque la película de Hou, es hermética, llena de aristas, dura como el pedernal, difícilmente asumible, con una diabólica trama que a los 20 minutos, puede tenerte completamente aturdido, sin saber quién es quién en esta historia de alianzas, traiciones, luchas entre Dinastías, y forja de un Imperio en manos de un único Rey, como ocurrió en la antigua China.
Allí, Yinniang y su maestra, negro y blanco, la luz y la oscuridad, el ying y el yang, encarnan la venganza en búsqueda de la recuperación del honor perdido.
Podríamos hablar de una película femenina y feminista, donde toda la acción gira alrededor de 4 mujeres, y una ausente.
Los hombres pasan a ser los detentadores del poder, pero a su fuerza física y arranques de ira, les falta la calma del pensamiento, el control de la ira, y de la venganza, para que se desate en el momento justo e inesperado.
Son misiones que jalonan el camino de una especie de samurai a punto de quedarse sin amo, de un espíritu aparentemente indomable, en el que la sensibilidad femenina va quebrando lo que parece una voluntad determinista de eliminación.
Así, Yinniang pasa de ser una amenaza, a una especie de protectora de su objetivo.
Y es que Tian Ji’an y Yinniang, tienen un pasado en común, que se irá revelando, poco a poco, de manera morosa y calculada, dejando transcurrir las imágenes, con una apariencia de desconexión, hasta que las piezas comienzan a encajar.
El director se divierte, al tiempo que intentamos ir sabiendo, cuántas historias hay dentro de una tan compleja:
La del pasado, la que la instructora de esta perfecta máquina de matar guarda en su interior, para haberse convertido en lo que ahora es.
La de los familiares del pequeño gobernante que aspira a convertirse en Rey; los 3 reinos, cuyas alianzas y fidelidades son tan fiables como perecederas; la esposa humillada por la falta de amor, y la concubina en peligro; el mago hechicero, y las maldades humanas.
Y cuando concluye todo esto, uno se queda esperando más historias, más de esa mujer permanentemente de negro, que adopta el exilio y el silencio, como respuesta a su desamor; de ese hermano que tiene que huir, y refugiarse por decir la verdad; de esa esposa descubierta en sus planes traicioneros; de esa concubina que oculta su verdadero estado, para no llamar la atención de sus enemigos en La Corte; de ese Rey llamado a ser asesinado en cualquier momento, por exceso de ambición, y equivocado cálculo de sus fuerzas.
La dificultad argumental se compensa, por un lado, con las bellísimas imágenes que componen las escenas y, por otro, con el propio universo que Hsiao-Hsien crea, el cual resulta ser terriblemente real:
Los personajes son creíbles y naturales, los decorados y el vestuario quitan el hipo, y la música es maravillosa.
Todos estos elementos, se adecuan perfectamente a ese tono tradicional de la cultura china, que 刺客聂隐娘 (The Assassin) sabe transmitir sin aparente esfuerzo, pero cuya combinación nos muestra un talento en la construcción de unos mundos, puramente cinematográficos.
Los personajes están bien construidos, y los actores los defienden muy decentemente, con interpretaciones adecuadas a la visión y al tono.
La protagonista, merece una mención especial:
La bellísima Shu Qi, resulta magnética, y encaja como asesina con problemas morales; además, no pretende hacer gala de su capacidad como actriz, sino que da breves pinceladas sobre su identidad, y su humanidad, de forma que entendemos que detrás de esa actitud fría y asesina, se esconde una joven humana, que siente y ama.
El significado mismo de 刺客聂隐娘 (The Assassin), se encuentra en el interior; va más allá de lo superficial.
Se localiza en los sentimientos contenidos de la protagonista, al debatirse sobre si asesinar a aquel con el que estuvo prometida, o traicionar a aquellos que la criaron.
Pero también podemos decir que el protagonista, no es el personaje principal, sino la puesta en escena, mostrada con un formato de aspecto que varía aleatoriamente entre escenas.
Los personajes, son una mera comparsa para justificar el hacer una película, en vez de un álbum de fotos, o un libro de fotografía.
El cine exige mucho más, que la imagen esté al servicio de la historia, no al revés.
Y aquí, la historia está tan supeditada a la poesía visual, que irremediablemente el resultado termina por exasperar al espectador, que ve como un argumento sencillo se pierde, y se vuelve irrelevante ante un aburrido y soporífero seguido de imágenes muy bellas, pero que no cuentan nada; y eso puede tornarse en su contra.
El mayor problema de esta producción es, probablemente, su tono pausado, que no convencerá a muchos en el público.
Puede que sea por la idea preconcebida, de que el cine de acción debe ser de entretenimiento puro, lo cual resulta terriblemente simplista, o porque la dificultad argumental provoca en algunos espectadores, aburrimiento e indiferencia; pero la verdad es que 刺客聂隐娘 (The Assassin) no es una película para cualquier tipo de público.
Cuando la acción comienza, generalmente acaba en segundos, sin coreografías demasiado vistosas.
Hay gracia y belleza en las peleas, como en la mayoría de los buenos ejemplos del cine “wuxia”, pero poca parafernalia innecesaria.
A diferencia de la mayoría de las películas más populares del género, 刺客聂隐娘 (The Assassin) es una película de artes marciales, que no es sobre las artes marciales…
¿Me explico?
Me encanta como resuelve alguna pelea con el silencio, y como un corte de espada llega a ser imperceptible para el espectador, pero agudo y conciso para los contrincantes.
Llego un momento, en donde el espectador tiene que hacer un esfuerzo para saber lo que pasa, o quien ha salido más victorioso, pues aquí la acción se sitúa especialmente en la sutileza, el silencio, y las miradas; y el esfuerzo del espectador en descifrar todo eso, por lo que se recomienda, más de un visionado para captarlo.
Por lo demás, los elementos fantásticos, son tan escasos como anecdóticos, y las luchas están rodadas pausadamente, y sin dinamismo.
Los duelos giran más en torno a las relaciones de sus personajes, como un brevísimo encontronazo de espadas entre Yinniang y Tian Ji'an sobre un tejado, o un duelo en bosque, entre la protagonista y otra asesina que acaba de una forma sorpresiva, pero memorable.
“无意间,在怪石,云海追”
(Sin intención, sobre las rocas, las nubes se persiguen)
刺客聂隐娘 (The Assassin) es considerada desde ya, como una película tan importante como novedosa, que parece delimitar una senda por la que el cine oriental contemporáneo podría volver a encontrar, y combinar los 2 pilares básicos en los que un día se sustentaron algunas de las mayores obras de todos los tiempos:
Estética y elocuencia.
Sin lugar a dudas, uno de los ejemplos artísticos mejor trazados que hemos visto en lo que va de siglo.
Y es que el cine demanda observación y paciencia, devoción meticulosa en la contemplación, espera paciente en su análisis; es por ello que la mirada está plena y satisfecha, los ojos sacian todo su requerimiento ante la belleza y perfección de la imagen, su cuidado estilismo, su elaborada pose, su milimétrico encuadre, un conjunto de exquisitas habilidades unidas, para conformar la más bella pieza de fotografía, hace tiempo vista; pero…
¿Cómo lo lleva tu resignación y aguante?
¿Tu cognición inquieta?
¿Se alarma ante la tardanza en la degustación?
Porque aquí, las formas y las maneras lo son todo, comunicar sin decir, expresar sin roce de habla, lo que se cuenta en un instante, utilizar la prosa para adornar la banalidad del lenguaje estándar o, lo que es más, donde las palabras se desplazan a segundo plano, en eternas imágenes de silencio obligado, donde sólo cabe esperar la vuelta del renunciado sonido, al tiempo que solicitar a tu conciencia que no se aburra, abandone, y permanezca atenta a la suntuosidad de pasos lentos y detallados, que poseen fascinante estética.
Sin embargo, sobre un fondo no tan evidente ni interesante…
Su espíritu debe llenarte, sin más explicaciones, únicamente lo mínimo para dejar presentado el enfrentamiento de 2 bandos, y sus mutuas traiciones, y así dar paso a ese baile delirante, que se mueve cual tango en solitario, cuyo sosiego, relajación, y placidez, son sus armas de fuego, encumbradas a la máxima expresión que se pueda admirar en un fotograma.
¿Lo has logrado?

“花开花落; 过度的风和雨。
不可能没有告别生活”
(Se abren las flores; viento y lluvia en exceso.
Imposible vivir sin despedidas)



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