Phone Booth

“You can't understand the pain of betrayal until you've been betrayed”

Nunca dejará ser de fascinante, el talento que tienen algunas personas de construir historias de la nada, de ordenar precisamente las partes de ese todo, para que aquel que lo está viendo, se olvide de sí mismo, y entre de pleno en la fábula, y si es para disfrutar, mejor que mejor.
Los espacios cerrados, son lugares ideales a la hora de desarrollar una historia de terror, apelando a generar una constante sensación de claustrofobia, que lleve al espectador, a sentirse en los zapatos del sufrido protagonista.
Y qué más reducido que una cabina telefónica.
En la actualidad, sabemos que las cabinas telefónicas están obsoletas, debido a la reciente aparición del teléfono móvil.
El futuro de las cabinas telefónicas, es la tecnología VoIP, la primera cabina de Skype se estrena en Estonia, donde ya puede encontrarse una estación que permite a los usuarios, utilizar la citada plataforma con sus propios datos de registro, a ingresar en una pantalla táctil, donde se muestra una interfaz similar a la que luce el programa en los PCs, y realizar así llamadas VoIP gratuitas, a cualquiera de sus contactos.
Una vez terminada la videoconferencia, solo hay que salir de la cabina, para que esta, automáticamente, cierre la sesión abierta.
Vaya usted por delante…
Una cabina telefónica, es una pequeña estructura que en su interior, contiene un teléfono público.
El diseño más conocido de las cabinas telefónicas, son las rojas usadas en varias ciudades del mundo, y están hechas para que el usuario de estas, no se moje cuando hay lluvia, y también para respetar la privacidad de quien las usa; pero que son frecuentemente vandalizadas, ya que se encuentran principalmente en lugares públicos.
Las cabinas públicas, se encuentran en vías de desaparición, por falta de rentabilidad, a pesar de estar consideradas “servicio universal en El Derecho Europeo”
¿Cómo construir suspenso, sin sacar al protagonista de una cabina telefónica?
¿Cómo generar emoción, sin poder hacer que la historia avance frenéticamente?
¿Cómo disparar la adrenalina del público, sin el uso de efectos especiales?
¿Cómo conseguir que se convirtiera en un éxito de taquilla?
“Wait till it goes national.
ABC, CBS, CNN, UPN, you're gonna have the whole alphabet”
Phone Booth es una película de suspense, del año 2003, dirigida por Joel Schumacher.
Protagonizada por Colin Farrell, Kiefer Sutherland, Forest Whitaker, Katie Holmes, Radha Mitchell, Paula Jai Parker, Richard T. Jones, Tia Texada, Julio Oscar Mechoso, John Enos III, entre otros.
El guión es de Larry Cohen; que tomó el concepto de un filme de Alfred Hitchcock, en la década de 1960.
A Hitchcock le gustaba la idea, pero él y Cohen, no pudieron encontrar una razón para justificar el confinamiento en la cabina telefónica, por lo que Hitchcock nunca concretó un filme con la idea.
Y Cohen la retomó de nuevo, a finales de la década de 1990, cuando tuvo la idea del francotirador.
“Me interesaba particularmente, explorar un miedo fundamental, provocado porque alguien te está observando, además de la pérdida de la privacidad en el mundo actual.
Lo más interesante, es que podría ocurrirle a cualquiera, es un relato de paranoia urbana”, señala el guionista, con proverbial y profética seguridad.
Luego de haber sido completada la realización, el estreno se fue demorando por Los Atentados del 11 de Setiembre de 2001.
Posteriormente, se planeaba lanzar Phone Booth en el otoño de 2002, pero fue atrasado hasta el 4 de abril de 2003, debido a los ataques de los francotiradores de Beltway, en Maryland, Virginia, y Washington D.C.
John Allen Muhammad, fue un asesino que sembró el terror en el área metropolitana de Washington D.C., junto a su cómplice e hijo adoptivo, Lee Boyd Malvo, asesinando a por lo menos 10 personas, con disparos en la cabeza, y dejando heridas a otras 3, con disparos a distancia con un rifle de Francotirador, y de haberle ocasionado heridas a otras 20 personas en los alrededores de los estados de Washington y Virginia, con el mismo método, razón por la cual, se ganó los apodos:
“D.C. Sniper”; y “Beltway Sniper”
Tras las pesquisas, fue capturado y ejecutado en El Centro Correccional de Greensville, cerca de Jarratt, Virginia, por medio de La Inyección Letal, en 2009, tras su condena a muerte en 2004.
El caso fue rotundamente difundido por la prensa estadounidense, que propagó el pánico entre la población, disipando cualquier sospecha de una paranoia urbana, y probando la existencia de siniestras amenazas cotidianas en La Unión Americana
Respecto a Phone Booth, el trabajo principal de filmación, fue completado en 10 días, con 2 días adicionales para establecer tomas y re-filmar algunas escenas; usando 4 cámaras simultáneas, y rodándola además, en sentido cronológico.
Así pues, en medio de la calle, y a plena luz del día, Stu Shepard (Colin Farrell), un ambicioso publicista de New York, se encuentra de repente, atrapado en una cabina telefónica, debido a las amenazas de un francotirador, armado con un rifle con mira telescópica que le está apuntando, al que amenaza diciéndole:
“Si cuelgas, morirás”
Pero es cuando un chulo de una prostituta viene a molestarlo para sacarle de la cabina, y es asesinado de un disparo, que la policía rodea el lugar, para negociar con lo que en un principio parece ser un desquiciado.
Para el negociador, El Capitán de la policía, Ed Ramey (Forest Whitaker), la actitud del sospechoso dentro de la cabina, le hace pensar que hay algo muy extraño con el caso, y que de hecho, Stu es una persona inocente, mientras el verdadero culpable está oculto en alguna parte de los edificios circundantes, iniciando una carrera por encontrarle, antes de que las cosas terminen con un trágico desenlace.
El ambiente de revuelo que hay en la calle, se funde con la confusión de la policía, respecto a lo que está pasando, mientras el protagonista ve latir su corazón más rápido, a medida que pasan los minutos, amenazado por el objetivo del francotirador, pero también de su propia conciencia.
Y con solo un escenario principal, tan reducido como ese, y con un protagonista al borde de un colapso de nervios, por la desesperante situación en la que se encuentra, el director logra desarrollar una historia llena de tensión, que logra mantener ese turbulento ritmo hasta el final.
“La esencia pura, se guarda en frasco pequeño”, un juego trepidante que se desarrolla en pocos metros cuadrados, llenos de energía, intensidad, y suspense con un trasfondo moral.
“That language is uncalled for”
El planteamiento del acechador, con complejo de juzgador de pecados, es bastante popular en tramas de suspenso, terror, “thriller” y acción; muy usado en los años de 1990.
Y con Phone Booth, Joel Schumacher supo manejar a la perfección su corta duración de 81 minutos, por su excelente guión, y por una dirección de actores ejemplar, con un Colin Farrell notable; y con un ritmo narrativo interesantísimo, que toma una velocidad vertiginosa, desde que el personaje de Colin Farrell queda literalmente atrapado en la cabina telefónica, tras la amenaza de muerte que recibe.
Y el director germano, hace gala de un gran número de recursos, tales como:
La multipantalla, “el ojo de pez”, o lente que deforma la imagen, provocando sensación claustrofóbica; y un sinfín de tiros de cámara, con el objetivo de transmitir al espectador, la sensación de impotencia y angustia que siente su protagonista, para mantener la tensión en una película que no cambia de localización, prácticamente.
Es una historia sobre el estrés urbano, que logra salirse de los cánones del cine rodado en Hollywood, sin dejar de plasmar lo que representan las grandes ciudades.
La historia del último ocupante de la última cabina de la calle, es estimulante, más si le agregamos un loco con un rifle, cuyo objetivo es castigar la mentira:
Stu es un agente de prensa, que se cree el mejor relacionista público de New York.
Tiene un aprendiz, Adam (Keith Nobbs), al que intenta enseñar cómo hay que vestir, comunicarse, y tratar a la gente.
Además, Stu tiene esposa, Kelly Shepard (Radha Mitchell), a la que engaña con Pamela McFadden (Katie Holmes)
En lugar de llamar a Pam desde el móvil, Stu la llama siempre desde la misma cabina para hablar con ella, para que el número no quede registrado en el celular.
Pero una vez finalizada la llamada, alguien llama a la cabina, alguien con ganas de jugar a un juego, como ya diría Jigsaw, no muchos años después…
El alguien que le llama, quiere justicia, quiere que Stu reconozca sus errores, que los admita públicamente, y que todos se enteren de quién es, y qué está haciendo a las personas, que en teoría, quiere.
La regla principal del juego, es que Stu no puede colgar, ignora a un repartidor de pizzas, que termina muerto, siendo a la vez el sospechoso de todo este juego; no hace caso a unas prostitutas, que también quieren hablar desde esa cabina; y como consecuencia de ello, el proxeneta intenta propinar una paliza a Stu, pero termina muerto a manos de la persona que tiene al teléfono a Stu, que está apuntando con una escopeta.
La policía llega, e intentan negociar con “el supuesto asesino”, que no es otro que Stu, y él no puede decir que es lo que le está pasando, por temor a la muerte.
El asunto de Phone Booth, será como hacer comprender, que Stu no es el asesino, si el francotirador le ha tendido una trampa, para que a nivel nacional, por los medios de comunicación, se redima de sus faltas, y culpas.
Todo el metraje gira en torno a ese hombre metido en una cabina de teléfono, en un casi completo monólogo.
¿Cómo lo consigue?
Con planos desde todas las ubicaciones posibles; con cámaras al hombro utilizadas magistralmente; con particiones de pantalla, y da una visión electrificadora y escalofriante de una situación límite.
Phone Booth usa la técnica de acción en tiempo real, por lo que la cantidad de tiempo en el que la película toma lugar, es igual al período que toma verla, como en la serie televisiva “24”, en la cual también participa Kiefer Sutherland.
A pesar de que Phone Booth, está ambientado en New York, fue filmado en el centro de Los Angeles, en Fifth Street, entre Broadway Street y Spring Street.
Esto se puede apreciar en los buses del LACMTA, que pasan periódicamente...
Del reparto:
Colin Farrell está perfecto, y aguanta en sus hombros, de manera ejemplar, el peso del metraje, y los diálogos que mantiene durante 80 minutos; y sobre todo con el asesino que lo amenaza, una interacción realmente impecable, y perfectamente armada.
Diálogos, discusiones, y entredichos más que interesantes, que hacen que el espectador se mantenga totalmente atento a lo que sucede, de principio a fin.
Su personaje, Stu, arranca siendo un muchacho soberbio, despreocupado de todo lo que pasa a su alrededor, y pasa a ser una persona completamente diferente, una vez que su vida es amenazada, y por la cual, por decirlo de alguna manera, “entenderá ciertas cosas de su vida”
Sobre su personaje, el actor señaló las cualidades de un treintañero vano y superficial, encumbrado en su profesión como representante de artistas, al último grito de la moda y, en breve, al último grito de la desesperación:
“Él tiene una gran habilidad para entenderse con la gente, pero más allá de su atractivo, Stu es demasiado superficial.
Miente constantemente, sin tomar conciencia de, cómo afectan sus mentiras en la gente; está tan acostumbrado a mentir, al grado de ya no poder distinguir la verdad.
Mientras el francotirador que lo contacta, se siente invencible, es un voyerista extremadamente inteligente, tiene un humor oscuro, y un intenso toque de sadismo en sus acciones.
Tiene un plan maestro, y ha elegido a Stu por muchas razones que no puede comprender”, dijo el actor Colin Farrell.
Por otra parte, tenemos a Forest Whitaker, en el papel del policía asignado al caso, y que brinda una actuación sumamente convincente, como nos tiene acostumbrados.
Finalmente, me queda hablar del actor que amenaza la vida de Stu por teléfono:
Un ejecutivo codicioso, un francotirador con complejo de “justiciero divino”
Sutherland está fantástico, y eso que sólo aparece 1 minuto en pantalla, pero su amenazante voz, presente a lo largo de todo el metraje, hace que su interpretación sea excelente.
El villano de la función, sólo desea que sus víctimas declaren sus pecados.
Se trata de un psicópata, obsesionado con la idea de que debe corregir las actitudes de los ciudadanos menos ejemplares, a los que espía, todo a base de ponerlos frente a frente con sus mentiras, y darles la oportunidad de redimirse, o morir.
No obstante, la decisión de que Kiefer Sutherland salga al final, “para dar más imponencia al hecho de escuchar su voz, y no saber de quién es”, tiene sus pros y contras:
Lo genial es darle rostro al villano, lo malo es que al aparecer en los créditos iniciales, ya uno supone, pasada la hora del metraje, que él es el villano, donde nunca debió ser así.
Phone Booth significó la 4ª colaboración entre Kiefer Sutherland y Joel Schumacher; en un guión que acumula gran cantidad de momentos, sencillamente excelentes:
Stu quitándose el anillo de compromiso, antes de realizar una llamada a la mujer con la que quiere mantener una relación adúltera; y vuelve a colocarse el anillo, cuando le ha confesado la supuesta infidelidad a su mujer.
El “flashback” que nos muestra, cómo el francotirador ya ha matado antes, lo que hace aumentar su amenaza.
Stu usando su móvil dentro de la cabina, para llamar a la policía mientras habla con el francotirador.
La sorpresa que éste le deja a Stu en el techo de la cabina…
El destino del repartidor de pizzas…
Como dato curioso, cuando Colin Farrell ya está en la cabina, se puede leer en la pared que tiene detrás, un letrero que dice:
“¿Quién te crees que eres?”
Es una referencia al comportamiento arrogante y prepotente de Stu, entre otros detalles interesantes.
Y es que en Phone Booth se pueden hacer varias lecturas:
La inseguridad ciudadana en un mundo in/controlado por cámaras y celulares.
La manera como la prensa televisiva manipula al telespectador, y hace espectáculo con la muerte.
La forma que tiene los EEUU, en su mensaje directo e subliminal, de hacerte creer en los sucesos, como ellos quieren que los veas, o la de ocultar pruebas, asesinatos, etc.
Sin embargo, la historia es bastante inverosímil, con un par de retazos vacíos, sin profundidad, sin ninguna implicación por parte del espectador:
Lo que realmente sienten las mujeres… esposa, amante, prostitutas, es bastante misógino y machista en el retrato.
La eficacia policial, y la curiosidad de los transeúntes…
Y cuando uno pide más información que alimente su interés, la cosa se acaba.
Además de esto, el toque moralista final, con el cambio de actitud del protagonista, y “la misión cumplida del francotirador con amenaza final incluida” no termina de cuajar del todo.
Porque el personaje del moralista/francotirador, aquel que se cree con derecho a tomarse la justicia por su mano, y a decidir sobre el destino de las personas que han tenido la desgracia de cruzarse con él, a no ser que esté tratado muy torpemente, está de actualidad desde que el mundo es mundo, y constituye otro de los grandes aciertos del film; junto a la “víctima”, un hombre excesivamente apegado al dinero, superficial, nada solidario, e infiel, para colmo.
Además, este justiciero, no es quién para dar clases de moral, si no miren lo que le hace al repartidor, que no tiene culpa de nada...
Por otra parte, sus motivaciones para matar, no tienen demasiado peso, ni razón, ni justificación, no solo por el hecho, sino por la relación con Stu...
Como dato, existen 2 secuencias descartadas, al comienzo:
La primera es la conversación telefónica entre Colin Farrell y un cliente.
Y la segunda, el encuentro en un callejón entre Colin Farrell y un actor, también cliente suyo, interpretado por Jared Leto.
En la versión original, la palabra “fuck” es dicha 143 veces…
A los extras, no se les entregó el guión, para que sus reacciones fueran más genuinas.
Phone Booth bien podría ser un claro homenaje a Hitchcock, pues además de haberse inspirado en él, posee todas las características de su cine:
La chica rubia, el suspense, el falso culpable, la angustia...
“TV seems to bring out the worst in people”
Es un hecho que todo lo que sea tecnología, esclaviza.
Por otra parte, el personaje central de Phone Booth, Stu, representa un estereotipo de persona que desgraciadamente existe, que vive sobre una nube, y que alimenta su triste vitalidad, a base de engaños, fanfarronadas, materialismo, y manipulaciones.
No son pocas las películas, en las que un enigmático personaje se cruza en la vida de alguien así, para redirigir sus acciones, pero en Phone Booth se ofrece la originalidad del modo en el que se plantea.
Habría que reflexionar también, en las ventajas e inconvenientes de esta filosofía de vida.
Desde luego, Phone Booth sostiene, que es mejor tener un código ético, dirigido hacia el bien, y respetarlo.
Que cada uno saque sus propias conclusiones sobre ese mensaje, que muchos relacionan con la supuesta ola de neoconservadurismo estadounidense.

“Just Keep Talking!”



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