Catch Me If You Can

“Dear Dad, you always told me that an honest man has nothing to fear, so I'm trying my best not to be afraid”

La corrupción bancaria, fraude bancario, estafa financiera, o fraude bursátil, es el delito de fraude, o estafa por prácticas ilegales, ya sea realizado por los bancos, entidades financieras, o sus directivos, en la comercialización de productos, con la intención de obtener mayores beneficios, pagar menos impuestos, o pagar menores retribuciones a los usuarios, clientes, y accionistas bancarios.
El término, también se usa para los delitos cometidos por particulares, frente a otros particulares, o frente a las oficinas de recaudación de impuestos, entidades bancarias privadas, o bancos centrales, para conseguir beneficio económico mediante el uso fraudulento de tarjetas, evasión de impuestos, elusión de impuestos, falsificación de monedas, dinero falsificado, robo de identidad, falsificación de firmas, y documentos, así como otros engaños y estafas.
Frank William Abagnale, Jr., es el director de Abagnale and Associates, compañía financiera de consultas de fraudes.
Curiosamente, él nunca fue piloto, pero llevó los mandos de numerosos aviones...
Nunca fue abogado, pero defendió a varios acusados en juicios...
Nunca tuvo un trabajo estable, pero cobró carísimos cheques…
Nunca fue médico, pero pasó consulta como pediatra…
Y todo esto antes de haber cumplido 21 años.
Abagnale tuvo una infancia feliz, hasta que su madre decidió abandonarlo a él y a su padre; a partir de este hecho, su vida dio un giro de 180 grados:
Se fue a vivir con su padre, y se hizo cargo de sus negocios, siendo a partir de ese momento, que comenzó a aprender sobre “los negocios de cuello blanco”
Durante 5 años en la década de 1960, en su adolescencia, fue un falsificador de cheques, e impostor.
En sólo 5 años, trabajó con 8 identidades diferentes, aunque utilizó también otros métodos para cobrar cheques, y pasó cheques falsos por un valor total de $2,5 millones, en 26 países.
Durante su adolescencia en New York, Frank aprendió a conseguir dinero fácil; deseaba demostrarle a su padre, cuán lejos podía llegar en la vida.
Cuando su padre le regaló su primer automóvil usado, también lo convenció de que le prestara su tarjeta de crédito para adquirir repuestos.
Con ella compró piezas que vendió más tarde a menor precio, al dueño de un taller, para tener dinero en efectivo, hasta que su padre lo descubrió.
Después, aprendió que podía realizar fraudes bancarios de varias formas, sin que nadie se percatara; y empezó a falsificar cheques, en un principio, abrió varias cuentas de banco a su nombre.
Su fortaleza era su seguridad, pero su debilidad, eran las mujeres.
En ellas gastaba lo que robaba, aunque a la vez, podían ser sus víctimas:
En una ocasión, conoció a una prostituta que le cobró $1.000 por sus servicios.
Él le dijo, que no tenía efectivo, pero sí un cheque de gerencia de $1.400.
Ella le dio $400 de cambio, sin percatarse de que el cheque era falso…
Estos no fueron los únicos tipos de actos ilícitos que realizó, pues también adquirió personalidades falsas, ejerciendo ilegalmente como médico, como copiloto de Pan Am, como abogado, como agente del Servicio Secreto, y otros.
Durante 2 años Abagnale fingió ser un piloto de la agencia aérea Pan Am, bajo el nombre de Frank Taylor, un empleado de cortesía, que necesitaba trasladarse de un país a otro.
Y lo logró gracias a que había obtenido un uniforme, y falsificado la identificación de Pan Am.
Poco a poco, fue adoptando la personalidad de Frank Conners, un pediatra del hospital de Georgia, para lo que obtuvo identificaciones falsas, y durante 11 meses “ejerció” la medicina, hasta que decidió abandonar esta práctica, cuando puso en riesgo la vida de un bebé.
Apenas a la edad de 19 años, fingió ser el abogado Robert Black, graduado de La Universidad de Harvard; y ejerció la abogacía durante varios meses.
Durante sus primeros fraudes, fue perseguido por el agente del FBI, Joseph “Joe” Shea, de quien se escapó en repetidas ocasiones, hasta que finalmente lo capturó en Francia.
Antes de cumplir 20 años, Abagnale había cometido fraudes por valor de $2,5 millones.
Entre sus personajes, también se hizo pasar por vigilante de un banco, profesor de sociología de La Universidad de Columbia, y oficial del FBI.
Arrestado, vivió en las peores condiciones durante medio año, en un calabozo de Perpignan.
Luego fue extraditado a Suecia, donde permaneció varios meses, hasta que lo enviaron a Estados Unidos.
Fue entonces, cuando realizó su gran escape:
El avión estaba aterrizando en el aeropuerto John F. Kennedy de New York, cuando pidió permiso para ir al baño…
Allí desmontó el inodoro, se introdujo en el depósito, y salió por la pista con el avión en movimiento.
En contraste, un mes después lo capturaron de una forma poco digna para su categoría criminal:
Caminando frente al Hotel Waldorf Astoria de New York.
Lo condenaron a 12 años, pero sólo estuvo recluido 5.
Durante ese tiempo, obtuvo el diploma de bachiller, y empezó estudios en leyes y contabilidad.
Entonces, un oficial le ofreció la libertad condicional, a cambio de trabajar para El FBI.
Se trataba de Joe Shea, que hoy a sus 83 años, es uno de sus mejores amigos.
“I love my job!”
Catch Me If You Can es una comedia del año 2002, dirigida por Steve Spielberg.
Protagonizada por Leonardo DiCaprio, Tom Hanks, Christopher Walken, Amy Adams, Nathalie Baye, Martin Sheen, Jennifer Garner, Brian Howe, Frank John Hughes, James Brolin, Elizabeth Banks, Chris Ellis, Ellen Pompeo, entre otros.
El guión es de Jeff Nathanson, basado en el libro de Frank W. Abagnale & Stan Redding; a su vez, basado en la vida de Frank Abagnale Jr., quien antes de cumplir 19 años de edad, consiguió millones de dólares haciéndose pasar por piloto de una empresa aérea, por médico, y por abogado.
Su principal “modus operandi” era, la falsificación de cheques, delito en el que logró tanta habilidad y experiencia, que El FBI finalmente lo reclutó como asesor en ese tipo de fraudes.
Convertido ya en un importante consultor privado de seguridad, Abagnale quiso hacer constar sus experiencias en un libro autobiográfico, que escribió junto a Stan Redding, y que fue publicado en 1980.
Una historia como ésta, era material cinematográfico de primer nivel, así que los derechos de adaptación, fueron inmediatamente vendidos.
El productor Michel Shane, los compró en 1990, para Paramount Pictures; sin embargo, nadie pareció ir en serio hasta 1997, cuando el productor Barry Kemp, compró el material, y lo llevó a la recientemente creada DreamWorks, contratando a Jeff Nathanson para que se hiciese cargo del guión.
Walter Parkes y su esposa, Laurie MacDonald, eran los jefes de producción en DreamWorks, y soñaban con que Steven Spielberg se hiciese cargo de la película, pero su apretada agenda lo hacía imposible así, que empezaron a sonar otros nombres para llevar adelante el proyecto.
Ninguno cuajo, y Spielberg se hizo con la dirección:
“Algunas de mis películas, han tratado de hogares rotos, y de gente que huye de su triste pasado.
Pero excepto esas piedras de toque, para mí son esos hilos que me hacen decir:
¿Sabes?
También hay algo de mí que puedo decir contando esta historia”
En la entrega de Los Premios Oscar, el actor Christopher Walken y el compositor John Williams, fueron nominados por mejor actor de reparto, y mejor banda sonora, respectivamente.
Catch Me If You Can se filmó en sólo 52 días, en 147 ubicaciones diferentes, por lo que DiCaprio dijo:
“Las escenas que podríamos haber hecho en 3 días, nos llevaron sólo una tarde”, y tomó países como Canadá, EEUU, y Francia.
En los años 60, Frank W. Abagnale, Jr. (Leonardo DiCaprio), era un joven y escurridizo delincuente, que adoptaba diversas identidades:
Médico, abogado, o copiloto de líneas aéreas.
Por su parte, Carl Hanratty (Tom Hanks), es un agente del FBI, que tiene la misión de seguir su pista, y capturarlo, para llevarlo ante la justicia; pero Frank siempre iba un paso por delante de él.
Haciendo las veces de un héroe destruido…
Atrás queda la mirada perdida de Frank, viendo bailar a sus padres, la historia repetida de cuando se conocieron…
Y corre buscando tranquilidad, pero la mentira no se sostiene.
Así, otra vez, los fantasmas del pasado, los ingenuos 17 años...
A veces Frank parece un niño, haciendo una travesura, pero al minuto parece un hombre calculador.
Las escenas con sus padres, los “flashbacks” nostálgicos, siempre terminan devolviéndolo a su cama, donde ojea distraídamente los comics de Flash Gordon.
Siempre me ha gustado la forma en la que Spielberg habla de las familias desestructuradas, y sobre todo en las películas donde un niño, o adolescente, busca a un sustituto de sus padres.
Y da la sensación de que sabe de lo que habla.
“Knock knock”
Steven Spielberg, ha sido un director que ha tapado bocas en las últimas décadas, mediante entregas que no son de ciencia ficción, y que son comercialmente atípicas.
Y es que siempre se caracterizó, por ser un director que se adueñaba de los veranos, con estrenos que equivalían a millones de dólares en ganancia y calidad cinematográfica.
Pero después de “Schindler’s List” (1993), el director se ha enfocado en filmar películas serias, conservando una necesidad imperativa de contar increíbles cuentos.
Y Catch Me If You Can, es una película clave, de ese movimiento; y proporciona solvencia, viveza, y buenos giros y ritmos, a un relato esquemático, ligero y trepidante, que él erróneamente sazona con gotas de sentimentalismo, muy de cosecha propia “spielbergiana” o llamémoslo “Síndrome E.T.”
Pero por debajo de todo, este anecdotario, se quiere abrir paso una historia de tintes más dramáticos, que busca en la propia familia de Abagnale, una explicación a su comportamiento, como si en realidad el chico burlara la ley a modo de travesura, de juego inmaduro, para suplir o huir de sus carencias afectivas, porque no contaba con unos referentes paternos de férrea moral.
Así, con Catch Me If You Can, Spielberg encuentra el punto de partida que le interesa:
El hogar roto.
Y construye una película con elementos de comedia elegante, en el marco de un relato criminal, que siempre es visto como lo que fue:
La persecución implacable de un joven virtuoso, que andaba constantemente tentando al destino.
El 90% del relato, sucedió de verdad, incluso el concurso televisivo que abre el film, e incluye un fuerte contenido redentor, que encaja con las intenciones del director, quien tiene la oportunidad de volver a mostrar las consecuencias de un matrimonio roto que, en esta ocasión, se ve complementado por el fracaso profesional del padre.
Y es propio de la cultura de EEUU, dar nuevas oportunidades, a aquellos que han delinquido de forma “amable”
Porque si algún elemento se presta a la reflexión, no es tanto el por qué Abagnale hacía lo que hacía, sino el por qué este encantador, bien vestido, físicamente atractivo, aseado, conseguía salirse con la suya.
Por lo que Catch Me If You Can, trata sobre hogares destruidos e infancias complicadas.
En lo personal, los padres de Spielberg, se divorciaron cuando él era adolescente, algo similar a la situación de Frank Abagnale; curiosamente Carl Hanratty también está divorciado de su esposa, quien vive con su hija en Chicago.
Y Spielberg, también quería crear una película que tratase en forma positiva la historia de un convicto, en este caso Frank Abagnale; y explicó:
“Frank fue un genio del siglo XXI, que trabajó en la inocencia de mediados de la década de 1960, cuando la gente era más confiada que hoy.
No creo que Catch Me If You Can provoque que algún espectador diga:
“Ya tengo el plan para mi futuro”
Parte de la inspiración para hacerla, fue doble:
Mostrar que se puede dar un giro de 180 grados a la vida, y convertirte en alguien mejor.
Pero eso solo ocurre en el tercer acto, y no compromete a la película, que es básicamente diversión en estado puro.
Contiene pasajes dramáticos, pero también una tremenda alegría de vivir, que es lo que representa para mí, la figura de Frank Abagnale.
Cuando me preparaba para rodarla, recordé mis primeros momentos como director, en los que también me disfrazaba de ejecutivo, teniendo 16 años, y me colaba cada día en Los Estudios Universal.
Me dejaban pasar los 3 meses de verano allí, de lunes a viernes.
De algún modo, durante esa época, yo era Abagnale.
Creo que esa fue una piedra de toque, para decirme a mí mismo:
Puedo meterme en la piel de este chico, puedo entender lo que le pasó”
El periodo en el que Abagnale coló su sarta de engaños, fue en los 60.
Tanto Parkes como Spielberg creen, que parte del éxito de Abagnale se debe, a la inocencia de esa época:
“Creo que la ingenuidad reinante entonces, hizo posible que Frank se saliera con la suya durante tanto tiempo”, comenta Parkes.
“Era la época previa a la contracultura, una época en la que se creía, que la ropa hacía al hombre, que un uniforme implicaba un cierto nivel en el mundo.
Frank lo entendió intuitivamente, y eso le permitió explotarlo.
Descubrió la forma de convertirse en un impostor extraordinario”, agregó.
Esta remarcable historia, escondía más de lo que puede verse en la superficie.
Abagnale, era un joven que se había forjado en unos estrictos valores familiares, y que no soportó que todo ello se fuera al traste.
Inició las estafas como forma de supervivencia, y nunca hizo daño a gente vulnerable.
Tenía una capacidad innata para camelarse a quien fuera, y logró salirse con la suya, en sus pequeñas incursiones como médico, abogado y, más específicamente, en su papel de piloto ayudante en vuelos comerciales de la legendaria Pan Am.
Su pericia para la manipulación, le permitió salir airoso de todo ello, sin atender nunca directamente a ningún paciente, y colocándose siempre “en situación” dentro de las cabinas de mando en los aviones.
A pesar de su juventud, aparentaba más edad, y eso le permitió ser creíble en una época de gran inocencia.
Frank era una buena persona, que tomó el camino equivocado, pero su facilidad para el camuflaje social, le convirtió en uno de los casos más extravagantes e interesantes de la historia delictiva reciente.
A pesar de haber sufrido Catch Me If You Can, varios cambios de los eventos que sucedieron en realidad, Abagnale opinó, que Spielberg era el único director “que podría realizar la película”
Sin embargo, Abagnale no se involucró mucho con la producción.
En noviembre de 2001, “no había conocido a Spielberg, ni había leído el guión.
Preferí no hacerlo.
Entiendo que mostraron a mi padre de una forma más favorable, como era verdaderamente.
Steven Spielberg le había dicho al guionista principal, Jeff Nathanson, que quería una precisión completa en las relaciones, tal como las había vivido yo”, declaró Abagnale.
“Espero que al final, Catch Me If You Can sea entretenida, emocionante, divertida, y que muestre un mensaje importante sobre la familia, la infancia, y el divorcio”
Como dato, Abagnale, nunca volvió a ver a su padre, después de escapar de su casa.
Spielberg “quiso continuar la conexión, mediante la cual, Frank siempre quería complacer a su padre, que se sintiera orgulloso de él; viéndolo con el uniforme de piloto de Pan Am, por ejemplo”
Sin embargo, Abagnale elogió la idea.
“Aunque no volví a ver a mi padre, todas las noches que siguieron a un día brillante, o a un día en que conocí a muchas mujeres, y gané mucho dinero, regresaba solo a mi habitación, y pensaba en mis padres, fantaseando con el hecho de que volviesen a estar juntos.
Luego lloraba…
Es la justificación de una fantasía”, comenta.
Por su parte, El Agente del FBI que persiguió, y finalmente detuvo a Abagnale, no aceptó prestar su nombre real para la adaptación.
Por lo que Jeff Nathanson creó a Carl Hanratty, basándose en algunas características del agente real, y reforzó el sentido de “figura paterna” que acaba representando para Abagnale.
Pero Hanratty está basado en El Agente del FBI, Joseph “Joe” Shea.
Además, Catch Me If You Can, es la primera película en 20 años, en la que Tom Hanks no es el protagonista principal.
Hanks, quedó cautivado por un personaje, que era un antagonista con tendencia protagónica.
Este tipo de papel, que está más en la recámara, pero que no por ello reduce su importancia, le ofrecía una oportunidad nueva en su carrera.
Además, quería explotar el hecho de que Hanratty, sabía que Abagnale era un niño y, por consiguiente, no quería castigarle, sino hacer que parara.
En el camino para conseguirlo, se hace evidente que, tanto uno como otro, pagan con la soledad, la dedicación a sus actividades, y ese es otro lazo que une a esta curiosa pareja, de perseguidor y perseguido.
Un dato de producción comenta que Abagnale, simplemente escapó por la parte trasera de un Boeing 737, no mediante el baño… pero Spielberg “lo añadió para causar gracia”
El verdadero Frank Abagnale, aparece como uno de los policías franceses que arrestan a su personaje.
DiCaprio, por su parte, entonces había iniciado una nueva etapa en su carrera, caracterizada por un mayor trabajo en la  preparación de los personajes.
El reto que le suponía interpretar al hombre más joven, jamás perseguido por El FBI, requería conocer directamente al propio Frank Abagnale.
En las conversaciones con su alter-ego real, DiCaprio le preguntó:
¿Cómo se sentía cuando delinquía?
El actor le seguía por todas partes con una grabadora, y registraba todas las conversaciones, en un intento de radiografiar las diferentes aristas del personaje.
La conclusión a la que llegó, es que Abagnale era un auténtico “encantador de serpientes”
Seducía de forma inconsciente, haciendo uso de un poderoso carisma que le confería seguridad y credibilidad ante los ojos de los otros.
Él se divertía con sus estafas, y aprovechaba las oportunidades para conocer mujeres, y vivir cómodamente.
Siempre supo que todo ello se acabaría, pero sus andanzas le alentaban, y no hallaba la forma de parar.
DiCaprio se propuso trasladar todo ello a la pantalla, e incluso incorporó la sutileza a la hora de cambiar el acento, para parecer más fiable, o para aparentar un nivel más alto en la escala social.
Así pues, ese detalle aúna que Catch Me If You Can se trataba de una película muy basada en la estética:
Peinados, maquillaje, ropa, estilo en general.
Situarse en el marco temporal de los años 60, le interesaba a Spielberg especialmente, porque también suponía regresar a la época apasionante, en la que realizó sus primeros pasos como director.
Necesitaba un diseño de producción, que recuperara lo mejor de la estética sesentera, en un marco glamuroso y brillante, que reflejaría un periodo de inocencia entre las clases altas de la sociedad de EEUU.
Todo ello, se lo brindó el espléndido trabajo de Jeannine Oppewall, creando escenarios y entornos que, al ser analizados con detenimiento, vemos que han sido la inspiración para el diseño de producción en proyectos televisivos como “Mad Men”
Todas las películas posteriores, cuyo marco de acción se desarrolla en ambientes parecidos, son deudoras de esa nueva frontera, que Oppewall fue capaz de abrir en Catch Me If You Can.
Y ni hablar de aspectos como la fotografía y la iluminación, que son de dejar la boca abierta por el trabajo del genio Janusz Kamiński.
En el fondo, el ingenio puesto al servicio de la supervivencia, es el motor del devenir de Frank Abagnale, y es imposible no quedar seducido, con la forma en que el realizador nos muestra la evolución del personaje, desde una cochambrosa pensión de Manhattan, hasta una casa de lujo en las afueras de Atlanta, pasando por la vida glamurosa de un supuesto piloto de Pan Am, una compañía que era un símbolo absoluto de modernidad, y el estilo…
El emblema de poder e influencia de Pan Am, se convertirá en el objetivo de un chico que, en última instancia, solo pretende reconstruir el hogar perdido.
Tanto en el material original, como en Catch Me If You Can, la idea se centra en reproducir ese componente más íntimo.
Las estafas se sitúan en un cierto segundo plano, para dejar paso al verdadero “leitmotiv”:
La supervivencia.
Pero realmente cuesta mucho tragarse, que una sola persona, un simple aunque muy inteligente chiquillo, pudiese conseguir todo lo que se propuso, sin más ayuda que la de su propia mente, y Catch Me If You Can no ahonda en el asunto, y se limita a ofrecernos la vida del protagonista, desde un punto de vista de admiración, del director y del mismo autor.
No porqué se dedique al delito, incluso se puede admirar su inteligencia y desparpajo, sino porque según el mundo recreado por Spielberg, en esta ocasión, no existe el bien, ni el mal.
En ningún momento, en Catch Me If You Can hay un juicio moral por parte de nadie, incluido el director.
Diría que los personajes se mueven con una amoralidad absoluta.
No hay remordimientos, ni dudas, ni culpa, ni propósito de enmienda, ni una reflexión sobre el delito, ni una justificación de lo que hace, ni enseñanza, ni siquiera sabemos qué pasa con el dinero sustraído…
Me temo que éste hace como los políticos corruptos, nunca devuelve lo robado.
Lo peor es que, después de tanto, le dan una palmadita en el hombro, y ya tiene trabajo honorable.
¡Qué vergüenza!
Que este delincuente se pasara sólo 5 años preso, y luego no sólo lo contratara El FBI, sino acabara haciéndose rico, gracias a su capacidad para estafar…
Ese es uno de los finales más indignantes que recuerdo, por impunidad.
Sí, es una biografía, y realmente pasó así, pero por los menos podrían haber resaltado la evolución psicológica del personaje, como se arrepiente de la vida que ha llevado, o dejar claro que devolvió el dinero...
Por último, la banda sonora corre a cargo del más oscarizado, John Williams.
El tema principal, acaba siendo una combinación de los diferentes elementos a modo de obertura clásica, maravillosa, y halla su traslación a la pantalla, con unos títulos de crédito iniciales, que están entre lo mejor que hemos visto en el presente siglo:
Es un homenaje directo al trabajo del mítico Saul Bass, y recupera un grafismo capaz de situarnos en el marco estilístico que veremos a continuación, narrando toda la historia en sus picos más altos.
Sus creadores fueron, Olivier Kuntzel y Florence Deygas, de los estudios Nexus Productions y Add a Dog, que realmente se han ganado esta mención.
La esfera musical de la película, se complementa además, con canciones emblemáticas de la época, como:
“The Christmas Song” interpretada por Nat King Cole; “You Really Got Me” de The Kinks; “The Girl from Ipanema” de Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes, en la versión de Stan Getz, con voz del propio Jobim y Astrud Gilberto; y la siempre espectacular “Come Fly with Me” interpretada por Frank Sinatra.
“Ah, people only know what you tell them, Carl”
Reclamado por una docena de países en los que había cometido delitos, Frank William Abagnale, Jr. fue condenado bajo los cargos de suplantación de identidad, fraude, falsificación documental, ejercicio ilegal de profesiones, robo de bancos, y otros; pero el gobierno de EEUU le ofreció salir de prisión, a cambio de colaborar en la lucha contra el fraude.
Desde entonces, ha escrito varios libros, y se hizo millonario al instalar una consultora especializada en la detección de fraudes económicos.
Aparte de esto, Frank ha sido el diseñador de muchos de los cheques antirrobo, más seguros que se usan actualmente en todo el mundo.
La popularidad que consiguió Frank Abagnale, fue tal, que fue invitado al famoso Show de Johnny Carson, más de 5 veces.
Y hoy sigue gozando de fama…
A sus 67 años, casado y con 3 hijos, tiene una exitosa firma de consultoría:
Abagnale & Associates, y es tal su prestigio, que se da el lujo de cobrar entre $20.000 y $30.000 por conferencia.
Con estas ganancias, es un multimillonario que ha pagado a la mayoría de entidades que estafó.
Aunque en cierta manera, su pasado le permitió estar donde está, y no se vanagloria de él.
Cuando en una oportunidad le preguntaron, cuál había sido su hazaña más increíble, no habló de aviones, ni de abogados, ni de cheques:
“Mi mayor proeza es, haberle dado un giro a mi vida”, fue su respuesta.
En julio del 2009, se estrenó una adaptación musical llamada “Catch Me If You Can”, en el 5th Avenue Theatre, en Seattle, Washington, EEUU, que ha sido reconocida con sendas nominaciones al Tony desde entonces.

“Now, all we have to do is catch him”



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