Tinker Tailor Soldier Spy

“At the height of the Cold War, only a master spy could be trusted to expose one of their own”

El primer texto histórico que se refiere a los espías, es “El Arte de La Guerra” de Sun Tzu, escrito unos 500 a.C.; pues los antecesores del espionaje fueron los ninja del Japón feudal.
La figura del agente encubierto o secreto, también conocido como “topo”, es el infiltrado en una organización que sirve a otra; y pueden dedicarse, bien a actividades ilegales, como el espionaje o la provocación; o bien a actividades legales, caso de los miembros de la policía, que investigan organizaciones sociales, políticas, sindicales, u organizaciones ilegales, o criminales.
En particular, David John Moore Cornwell, más conocido por su seudónimo John le Carré, es un novelista británico, especializado en relatos de suspense y espionaje, ambientados en la época de La Guerra Fría.
El final de esa Era, le llevó a modernizar sus temas como escritor, e introducir aquellos elementos que conforman la compleja realidad internacional de nuestra época:
Terrorismo islámico, problemática causada por el desmembramiento de La Unión Soviética, política de los Estados Unidos en Panamá, manejos de las industrias farmacéuticas...
Sus personajes, entre los que el más conocido es probablemente el agente Smiley, son complejos, y turbios.
“Tinker Tailor Soldier Spy” (1974) es la 3ª parte de la de la serie “Smiley”, y la 1ª de “La Trilogía Karla”
El personaje principal, es el un hombre de mediana edad, taciturno, llamado George Smiley, que ha sido forzado a retirarse del Servicio Secreto.
Así pues, esta historia inicia con el amor del espía británico Ricki Tarr, por la esposa de un oficial de inteligencia del centro de Moscú.
Tarr descubre, que puede haber un “topo” soviético infiltrado en “Circus”, La Central de Inteligencia Británica, ocupando un puesto de alto rango.
Su nombre en clave es “Gerald”; y tras avisar a su superior, Peter Guillam, el que a su vez avisa a un funcionario del Servicio Civil responsable de Los Servicios de Inteligencia, Oliver Lacon; éste llama de su retiro, a George Smiley; que junto con Guillam, debe investigar sin conocimiento de “Circus”
El encargado del “Circus” es Percy Allelline, y sus adjuntos:
Bill Haydon, Roy Bland, y Toby Esterhase.
Según la información de Tarr, cualquiera de ellos podría ser “el topo”
George sospecha que “el topo” ha ocasionado que algunas misiones acaben fallidas, entre ellas “La Operación Testimonio”, que tenía como fin, reunirse con una reserción del ejército checo.
Esta operación, terminó con el agente Jim Prideaux, disparado en la espalda y torturado, y con “Control”, el máximo responsable de “Circus”, despedido y posteriormente muerto.
Pero Prideaux, finalmente sobrevivió, y fue repatriado, y acabó de profesor en un colegio.
Smiley le visita, y éste le cuenta que la verdadera finalidad de la misión, era descubrir el nombre del “topo”
El personal que le torturó en El Centro de Moscú, ya sabía esto, y toda la operación era una trampa tendida con la intención de desacreditar a “Control”, y eliminar los posibles peligros que sufriera su “topo”
Percy Allelline, que era rival de “Control”, ha llegado a ser el máximo responsable de “Circus”, gracias a unos documentos con apariencia de ser de primera calidad, gracias a una fuente soviética, cuyo nombre en clave es “Merlín”, a través de “La Operación Brujería”
El material de esta operación, está a cargo de Allelline, Haydon, Bland, y Esterhase.
La investigación, lleva a Smiley a creer, que “La Operación Brujería” está siendo utilizada por Karla, que está al mando del Centro de Moscú, con el fin de influir en la dirección de “Circus”
Toda la trama, será un caldo de cultivo de intrigas, traiciones, y dobles caras, todo ello “cocinado a fuego lento” en donde brilla por sus ausencia, las escenas trepidantes de acción, para dar lugar a la trastienda, y la logística del desenmascaramiento.
“I want to talk about loyalty”
Todo ello ambientado en tiempos de La Guerra Fría.
Tinker Tailor Soldier Spy es un drama de suspense británico, dirigido en 2011 por Tomas Alfredson.
Protagonizado por Gary Oldman, Colin Firth, Tom Hardy, Mark Strong, Benedict Cumberbatch, Toby Jones, John Hurt, Simon McBurney, David Dencik, Stephen Graham, Ciarán Hinds, Svetlana Khodchenkova, Kathy Burke, Roger Lloyd-Pack, Stuart Graham, Christian McKay, Arthur Nightingale, Konstantin Khabenskiy, Philip Martin Brown, Laura Carmichael, entre otros.
El guión es de Bridget O'Connor y Peter Straughan, basados en la novela “Tinker Tailor Soldier Spy” (1974) de John le Carré.
Si pensamos en espías británicos, lo primero que se nos viene a la cabeza, es el mundo de James Bond, lleno de súper agentes metidos en persecuciones, tiroteos, y un sinfín de explosiones, con villanos que no tienen ningún reparo en contarte el plan entero, antes de que se lo tires abajo, y por supuesto, guapas mujeres alrededor del héroe.
El mundo de espías que hay en Tinker Tailor Soldier Spy, es un mundo sin disparos, ni explosiones, ni persecuciones, un mundo en el que los espías son gente cansada, incluso algo aburrida, que se sienta a tomar el té, mientras cuchichean por los pasillos; un mundo en el que realmente no existe ni la amistad ni la lealtad, y desde luego, es un mundo que hasta ahora no habíamos conocido en el cine, y que nos lleva a preguntarnos, si es un mundo al que le sienta bien el paso al celuloide.
Como dato, Tinker Tailor Soldier Spy, está dedicada a O'Connor, quien falleció de cáncer durante la producción; rodada entre Londres, Budapest, y Estambul; y recupera la mejor versión del cine clásico de espías, con historias de traición, ambición, y mentiras, ambientadas en los años de La Guerra Fría.
La obra obtuvo 3 nominaciones al Oscar:
Mejor actor (Gary Oldman), guión adaptado, y banda sonora.
Situada en los años de 1970, el fracaso de una misión especial en Hungría, provoca un cambio en la cúpula de Los Servicios Secretos Británicos.
Uno de los defenestrados, es el agente George Smiley (Gary Oldman)
Sin embargo, cuando ya se había hecho a la idea de retirarse, le encargan una misión especial…
“Control” (John Hurt) es el líder del Servicio Secreto de Inteligencia Británico, y cree que hay un “topo”, un infiltrado entre su personal.
Pero cae en desgracia, y es cesado cuando una operación en Budapest, para atraer al lado occidental a un importante General, resulta en un tiroteo en el que mueren civiles, y es apresado un agente británico.
Con él, cae también Smiley, uno de los hombres de confianza de “Control”
Este último, fallecerá al poco después...
Pasado un tiempo, se confirma la existencia de un “topo”, y entonces se llama a Smiley, para que con discreción realice una investigación.
Las sospechas de “Control”, recaían sobre algunos miembros de la cúpula del servicio:
Sir Percy Allelline/“Tinker” (Toby Jones); Toby Esterhase/“Poorman” (David Dencik); Roy Bland/“Soldier” (Ciarán Hinds); Bill Haydon/“Tailor” (Colin Firth); y el propio Smiley.
Descartado este puesto, que las filtraciones continuaron tras su retiro, con un mínimo equipo en el que destaca Peter Guillam (Benedict Cumberbatch), y Ricki Tarr (Tom Hardy), un agente en Estambul caído en desgraciada por una operación fallida, probablemente por el propio “topo”, tendrán que desenmascarar al traidor.
Y por el camino, encontrará historias de traición, ambición, y mentiras.
Nadie puede fiarse de nadie, porque las cosas no son lo que parecen, porque la supervivencia está a veces ligada a la obediencia, porque los agentes dobles, se debaten entre la lealtad al superior, y los deberes de la propia conciencia.
Todo está sobre el tablero de ajedrez, en el que hay que moverse con habilidad y prudencia.
Por tanto, Tinker Tailor Soldier Spy, es una perfecta deconstrucción del mundo del espionaje, que desnuda la frialdad y el cinismo de las cúpulas de poder.
Un retrato inteligente y desesperanzador, que lleva marchamo de clásico atemporal.
“Who can spy on the spies?”
Nos hallamos ante el primer film en inglés del director sueco, y está basado en el best seller homónimo de John Le Carré, que ya fue objeto de una adaptación televisiva de la BBC, con Sir Alec Guiness en el papel protagonista.
La esencia de la adaptación de Alfredson, está en el núcleo de un mundo, y unos personajes encerrados en la nostalgia de una guerra que les daba sentido como soldados, en la que cabía toda la honorabilidad en las artes del engaño, y la traición era un mal asumible, y no tanto un deporte deshonroso.
Desde lo técnico, la estética de Tinker Tailor Soldier Spy, está henchida de intencionalidad, aunque no se presenta llamativa en cuanto a lo que muchos llaman “puesta en escena”
La ambientación es feísta, porque así se quiere fotografiar la época, como comentará uno de los personajes:
“El Occidente se ha vuelto muy feo”
Así, aunque aparezcan envidiables vehículos, y edificios singulares, no hay brillos, sino un sentir rancio o desgastado.
La cámara de Alfredson, logra captar la atmósfera Londinense de La Guerra Fría con mucha efectividad; uno se puede dar cuenta, en momentos claves, cuando con acercamientos cortos y largos, nos impacta para generar tensión en nuestros ojos con el suspenso.
Al tratarse de un film de espionaje, se utilizan mucho estas visiones a través de los vidrios, y destaca en este sentido en particular, la escena que transcurre en un único plano, y que se nos muestra dividida por 4 ventanas iguales, por las que va desfilando una mujer que acaba de descubrir otro tipo de deslealtad; una escena que remite inmediatamente a una Obra Maestra de Hitchcock, en cuanto a puesta en escena.
Tinker Tailor Soldier Spy, absorbe visualmente con una fotografía oscura y pálida, mientras muestra las oscuras calles de Londres, contrastada por una dosis siniestra de puro espionaje complejo.
Algo que me agrada, además de la fotografía grisácea y fría, es que la trama utiliza una estructura narrativa no-lineal.
Alfredson escoge la opción sobria, de no marcar sobre pantalla con carteles, en qué ciudad transcurre cada secuencia, o de no emplear transiciones que dejen claro, cuándo se produce un salto atrás en el tiempo.
Se puede notar en varias escenas, cuando Smiley u otros personajes, están recordando a través de “flashbacks” dentro de “flashbacks”, algunos de los personajes que investigan; o en “voice over”, alguien narra, mientras presentan un hecho concreto.
Si uno no presta atención, se puede perder, y la trama resultaría confusa.
Pero ese es el punto positivo, al tener un guión inteligente, extraído totalmente de las raíces de le Carré, y una narrativa nada convencional, como aporte del cineasta, nuevamente en la puesta en escena.
En la trama, del inicio nos damos cuenta, de que la paranoia se apodera del lugar, cuando “Control”, la cabeza del MI6, con fuentes confiables, se da cuenta que hay un infiltrado, “Topo” o “Doble Agente” Soviético en el MI6.
Un “topo” significa, que quienquiera que sea el agente, está sacando información del Servicio de Inteligencia Británico, y compartiéndolo con sus aliados, en este caso, La Unión Soviética.
Después de una conversación inicial, “Control” envía a Jim Prideaux (Mark Strong), a reunirse con un General Húngaro que “posee” información relacionada con el agente infiltrado.
Una vez allí, durante una espléndida escena llena de tensión silenciosa, la misión sale mal, y “Control”, al darse cuenta del nivel de manipulación en la información, su instinto le dice que “el topo” está entre sus allegados.
En última instancia, se reúne en un cuarto sellado, con sus 5 allegados principales del MI6; estos son:
Bill Haydon, Roy Bland, Toby Esterhase, Percy Allelline, y su mano derecha, George Smiley.
Poco después de la reunión, “Control” y George Smiley se ven forzados retirarse del MI6.
Ambos confiados en que el infiltrado sigue ahí, pero nada pueden hacer…
Luego de eso, “Control” aparentemente muere de un “ataque al corazón”, y El Alto Comando del Servicio de Inteligencia Británico, decide continuar secretamente con la investigación.
Para ello, requieren los servicios del ya retirado George Smiley, para recolectar información, rastrear “el topo”, y efectivamente eliminarlo.
Lo interesante está, en que cualquiera de los allegados a “Control” son sospechosos de ser “el topo”
Y Smiley se da cuenta, que cada uno tiene un nombre código que le identifica como sospechoso:
Percy Allelline es “Tinker”, Bill Haydon es “Tailor”, Roy Bland es “Soldier”, y Toby Esterhase es “Poorman”
Y como dato, “Beggarman” es Smiley.
Con esas pistas, la recolección de información a largo plazo, y su perspicaz inteligencia, Smiley se internará secretamente en el espionaje de espías, para dar con el agente doble.
La incógnita de quién podría ser “el topo”, es el grueso de la trama; y a pesar de saber quiénes son los sospechosos, no los conocemos.
A esto puede aducirse, que la intencionalidad de Alfredson es precisamente, transmitir la soledad de sus personajes, a través de su esterilizada composición dramática.
Y con un pequeño aire triunfante, llega el final.
Hay que decir, que Tinker Tailor Soldier Spy tiene su punto inteligente, incluso intrigante, aunque esa inteligencia sea algo a lo que es complicado acceder por completo, dejándote con un sentimiento de impotencia cinéfila.
La verdad es, una vez más, pequeñas gotas diluidas en una red teñida de mentiras y traición.
Como dato acerca del título, “Control”, El Jefe del Circus/MI6, asigna los nombres en clave:
“Tinker”, “Tailor”, “Soldier”, “Poorman”, y “Beggarman”
El título, hace referencia a la canción infantil de origen inglés “Tinker, Tailor”, en su párrafo:
“Tinker, Tailor,
Soldier, Sailor,
Rich Man, Poor Man,
Beggar Man, Thief”
Y es en el trasfondo, donde los sentimientos fluyen.
Donde descubres que estos hombres no son de piedra.
Donde se ocultan los lazos que podemos ir descubriéndolos.
Donde se ocultan las historias de amor, las amistades, las traiciones, los miedos, las ambiciones…
Que son bombas de relojería que nunca estallan, sino que van fluyendo y completando una historia de espionaje.
Es un hecho que Tinker Tailor Soldier Spy, no es convencional, porque “el topo” no es quien cree serlo.
“El topo” es quien urdió toda la trama, y entonces sí que tiene sentido todo; “el topo” es quien llega al final, muy satisfecho a ocupar el puesto de Director General del M16, Smiley.
Él es el topo, y no Bill Haydon/“Tailor”
Y es que nunca George Smiley, se sintió más solo…
Bajo ese concepto, Gary Oldman interpreta a la perfección, la personalidad de un agente frío y solitario, pero que posee la experticia suficiente, para descifrar los códigos y secretos más ocultos de las grandes esferas; y realiza aquí, una buena interpretación, y no es por su falta de expresividad; sino porque su lealtad permanece férrea durante todo el metraje y, aunque eso lo pueda retratar como mejor persona, es más rico el personaje lastrado por los conflictos éticos, que el entero.
Oldman no es del tipo de actor que se oculte detrás de un papel, pero su versión de George Smiley, esencialmente es eso:
Un canoso señor de lentes, impermeables, y paraguas; pero de mucho cuidado.
Alguien construido a partir de detalles externos muy precisos, pero que al mismo tiempo, podría desaparecer sin rastro en una multitud, indistinguible de cualquier otro.
Lo que en trabajo no tiene precio; común, corriente, y todo, Smiley un suspicaz agente secreto… infiltrado.
Y Oldman interpreta al personaje fielmente al que se describe en la novela.
Smiley es una persona fría, reservada, y extremadamente inteligente.
En varias escenas, raras veces se le ve mostrando sus emociones; y honestamente, puedo decir que es una de sus mejores interpretaciones.
De esa manera, resultan más sugestivos personajes secundarios, como:
El de Tom Hardy, en quien sí se perciben esos titubeos.
No porque los intérpretes estén más en su línea, sino por lo que sugieren sus personajes.
Así, me quedo con lo que atañe a otros, ya sea a John Hurt en su escasa, pero acertada intervención; ya sea a Colin Firth, con su discreción extrema; ya sea Toby Jones, quien con su furia casi histérica, es quien más me llama la atención de todo el reparto; o el comedido Mark Strong, además del ambiguo Benedict Cumberbatch.
Cualquiera de ellos, hace patente, mejor que el principal, el absurdo; no ya de las ideas de un bando o del otro, sino de la forma de combatir que se ponía en práctica durante La Guerra Fría.
Pero casi todavía, resulta más reconfortante, la eficacia de algunos miembros del reparto con papeles mucho más pequeños, pero igualmente solventes, como:
Konstantin Khabenskiy como Polyakov; la británica Kathy Burke como Connie Sachs, cuyo personaje abre las primeras pistas sobre la homosexualidad de algunos personajes; o la espléndida Svetlana Khodchenkova como Irina, que consigue conmover al espectador con su breve intervención, que curiosamente se inicia con una secuencia que rinde un claro homenaje a una de las obras maestras de Alfred Hitchcock:
“Rear Window” (1954)
Escenas como la del robo de información dentro de “Circus”; o en la que Smiley lleva a uno de los sospechosos a una pista de aeropuerto secundaria, para sonsacarle la información; o en la que Smiley relata su encuentro con Karla; o aquella otra, en la que nos describe la metodología de Smiley, cuando va en un coche, y no pierde la calma para bajar la ventanilla, y dejar que se escape una simple e inofensiva abeja… son secuencias magistrales, salidas del enorme talento de ese director a seguir, Tomas Alfredson.
Pero como negativo, Tinker Tailor Soldier Spy es uno de esos casos, donde ni por un reparto de muchos quilates, se puede salvar la película, cuyo argumento, si ya es denso de por sí, se hace aburrido, increíblemente lento, y sin ningún aliciente de suspense o intriga, que ayuda al espectador a ser un poco más leal y comprometido con el visionado; es decir, todo “cocido a fuego lento” tan diferente, sin los “bang” que nos tienen acostumbrados el cine de espías.
Realmente, el fallo que encuentro, está en la frialdad a la hora de narrar, en la que muchos, inexplicablemente vieron una virtud, se me antojaba como una capa de hielo que me impedía implicarme emocionalmente; algo en lo que el director sabe y conoce al crear el ambiente.
Además, el realizador se precipita asumiendo que el espectador conoce el mundo de le Carré, y realmente:
¿Puede alguien entrar en ese juego de terminología, sumándole además, los complicados saltos en el tiempo, sin conocer el tema?
Y así, volvemos al principio, en el que se dejaba constancia de que Tinker Tailor Soldier Spy, es claramente una película que debe verse con la voluntad de no aceptar códigos, previamente descifrados.
Esta tarea, corresponde al espectador, que debe aprender a leer entre líneas; a encontrar las respuestas en los detalles, y a sumirse en la paciencia.
Porque la verdad no espera a ser descubierta, sino que hay que ir a buscarla:
Y se ve en la actitud y tics nerviosos del interrogado, en el pulso tembloroso de un camarero, en una llamada a destiempo... o en el reflejo de las gafas a pocos centímetros por encima de una media sonrisa del todo reveladora.
Con sutileza, con extrema elegancia, y con una narrativa de empaque añejo, pero de espíritu indudablemente moderno, Alfredson firma un sesudo y denso ejercicio de estilo, a veces tan hipnóticamente extraño, como un Santa Claus con la cara de Lenin; y a veces tan sublime, que hasta la versión disco de Julio Iglesias de “La Mer” parece la quintaesencia de la música, por no hablar de la banda sonora compuesta por Alberto Iglesias, que acompaña perfectamente al conjunto, marcando sin disimulos, todas las emociones que se quieren transmitir.
“For twenty-five years we've been the only thing standing between Moscow and the Third World War!”
“Tinker Tailor Soldier Spy”, es la novelización de las experiencias de John le Carré, de las revelaciones de la década de 1950, y 1960, que expusieron a “Los Cinco Traidores de Cambridge”, también llamado “Círculo de Cambridge”, al grupo británico de espías, reclutados por La Unión Soviética en el Trinity College de La Universidad de Cambridge, que trabajó durante La Guerra Fría del siglo XX, ellos eran:
Anthony Blunt/“Johnson” en clave; Kim Philby/“Stanley” de nombre en clave; Donald Maclean/“Homer” como nombre en clave; Guy Burgess, conocido como “Hicks” en clave; y John Cairncross, sólo se conoció su identidad por el público en 1990; y nunca reconoció públicamente, ser el 5º hombre.
Todos se infiltraron en la sociedad británica como “topos”, en la jerga de Los Servicios Secretos.
Entre 1944 y 1955, El Coronel de La KGB, Yuri Modin, controló la información facilitada a La URSS por Los Cinco de Cambridge, sobre la que luego escribió un libro.
Su trabajo, ha inspirado numerosas novelas, películas, y series de televisión de espionaje; entre ellas, la novela “Tinker Tailor Soldier Spy” (1974) de John le Carré.
Como dato, el personaje del Jefe del Centro de Moscú, Karla, está basado en El General de La KGB, Rem Krassilnikov.
Bill Haydon, se deriva de Kim Philby, quien a finales de 1950, fue sospechoso de traición en el MI6, dada su relación con el desertor de Guy Burgess.
Continuó como Oficial de Inteligencia del SIS, hasta que desertó a La URSS, en 1963.
El mismo John le Carré, trabajó como Oficial de Inteligencia para el MI6, durante el mandato de Philby.
Con estos datos, los amantes del cine de espionaje de verdad, disfrutarán con Tinker Tailor Soldier Spy más que nadie.
Pero a su vez, lo harán los cinéfilos, y aquellos espectadores que quieran ser tratados con inteligencia, y estén dispuestos a dejarse seducir durante 2 horas, por una magnífica y meditada película sobre la traición, la amistad, la soledad y, también, sobre espías.

“We are not so very different, you and I.
We've both spent our lives looking for the weaknesses in one another”



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