Dead Man Down

“Even the most damaged heart can be mended.

Suele decirse, que “el amor mueve montañas”, pero las ganas de venganza suelen, ser más que suficientes para destruir esas montañas, todas las veces que haga falta.
Es prácticamente imposible cuantificar, cuántas películas han abordado ese complejo tema, pero los “thrillers” en los que su protagonista busca vengarse, ya sea por la muerte de su familia, un buen amigo, o el primo del vecino, llevan varias décadas gozando de una popularidad indiscutible.
La venganza consiste primordialmente, en el desquite contra una persona o grupo, en respuesta a una mala acción percibida, vengarse es “equilibrar la balanza”, y ello tiene como consecuencia, que muchos aspectos de la venganza, se asemejen al concepto de “justicia”, haciendo que la diferencia entre los conceptos de venganza y justicia, sean muy difusos.
La venganza en general, persigue un objetivo más injurioso, que reparador.
El deseo de venganza consiste, en forzar a quien haya hecho algo malo en sufrir el mismo dolor que él infringió, o asegurarse de que esta persona o grupo, no volverá a cometer dichos daños otra vez.
Muchos creen, que la venganza es un acto que causa placer a quien la efectúa, aunque otros consideran que no es placer lo que se siente, sino que es la sensación del restablecimiento de la salud del que se venga, ya que la venganza traslada el daño de la víctima hacia el atacante, lo que hace que la víctima se libere de aquella “molestia”, acontecimiento el cual, al interpretarlo de manera incorrecta, es llamado “placer”
Así pues, la venganza es una de las temáticas más recurrentes de la historia del cine.
Es asimismo, una sombra que se esconde detrás de los mejores “thrillers”, tengan el carácter que tengan.
Y es igualmente un “leitmotiv” que suele justificar las acciones de su guión, apelando a los sentimientos más bajos del espectador, ya saben, a alguien le pasa algo terrible, y por consiguiente, realiza actos terribles sobre quiénes le hicieron el mal.
Y como no, al espectador le parece hasta cierto punto, “correcto”
¿Quién puede mirar a otro a los ojos, y afirmar que su padecer es más importante, o prioritario que el suyo?
¿Qué sucede cuando 2 personas que creen haberlo perdido todo, se dan cuenta de que juntos, pueden volver a crear ese todo?
“Revenge is coming”
Dead Man Down es una película de acción, del año 2013, dirigida por Niels Arden Oplev.
Protagonizada por Colin Farrell, Noomi Rapace, Dominic Cooper, Terrence Howard, F. Murray Abraham, Isabelle Huppert, Armand Assante, Raymond Mamrak, Raw Leiba, Jennifer Butler, Stu Bennett, Franky G, Luis Da Silva Jr., entre otros.
El guión es de J.H. Wyman y narra una historia de amor, ambientada en los bajos fondos de la ciudad de New York.
Laszlo Kerick/Victor (Colin Farrell), es la mano derecha de Alphonse Hoyt (Terrence Howard), un mafioso neoyorquino, que corre el peligro de ser asesinado por un individuo que está matando a todos los miembros de su banda.
Darcy (Dominic Cooper), amigo de Victor, que también trabaja para Alphonse, se obsesiona con averiguar quién es el asesino, a fin de ganarse el favor de Alphonse, y ascender en las filas de la organización.
En medio de esta situación, Victor conoce a Beatrice Louzon (Noomi Rapace), una misteriosa mujer que vive con su madre, Valentine (Isabelle Huppert), en un apartamento en el rascacielos situado justo enfrente al de Victor.
Sin embargo, aunque Victor empieza a sentirse atraído por ella, no tardará en descubrir, que Beatrice no es quien parece ser, sino más bien, la víctima de un crimen en busca de venganza, para lo que necesita la ayuda de Victor.
Pero también ella averigua que Víctor, quiere vengar la muerte de su mujer y de su hija.
Tanto Victor como Beatrice, son 2 seres heridos y obsesionados, que llevarán a cabo juntos, un oscuro y violento plan de venganza, para callar las voces interiores que claman por justicia a mano propia.
“Life is what happens to you along the way”
Dead Man Down es el primer filme “Made in Hollywood” del danés Niels Arden Oplev, y es un “thriller” de acción, con una puesta en escena muy personal:
Gélida, triste, y descorazonada; protagonizada por una pandilla de almas que busca un motivo, por pequeño que sea, para volver a aferrarse a la vida terrenal.
Gente que en muchos sentidos, anhela su fin, pero un fin al que todos temen por ser definitivo.
Y ahí, en esa preeminencia de la antipática heroicidad de quienes no son héroes, es donde el cineasta, con la ayuda de una gélida fotografía, y una extraña banda sonora, aplican un ritmo totalmente apisonador.
Dead Man Down me gusto, y mucho porque no se trata de una película de acción del todo.
Al menos no en un sentido completamente estricto; pues tiene sus cuotas de drama y comedia, muy bien dosificadas.
Aunque la comedia acabe siendo más como un aporte sutil que la misma tensión, como consecuencia directa del drama.
Dead Man Down, gira en torno a 2 personajes heridos:
Victor y Beatrice, atrapados en una espiral de violencia y venganza.
No hay futuro para ellos, solo les espera sufrimiento y muerte, pero no tienen nada que perder.
Hasta que se conocen, y se permiten soñar con la esperanza de una segunda oportunidad...
Sin duda, la relación entre ambos es lo más inspirado del metraje, y lo que mantiene el interés hasta el final, es la posibilidad de la redención, a través del amor; mientras la trama se irá desarrollando paulatinamente…
El plan para acabar con Alphonse, no es algo que suceda de un momento para otro, se observa que es un plan muy meticuloso, y muy trabajado, siguiendo unas pautas muy concretas.
Se observa que el asesino, es un personaje muy inteligente y meticuloso, que prepara su plan a conciencia, y que juega con sus futuras víctimas.
Pero esto no significa que su asesino a fin de cuentas deje de ser humano…
Por ello, se podrá observar, cómo a pesar de tenerlo todo tan planificado, siempre hay la probabilidad de cometer algún error, de que algo no salga como estaba previsto.
Este factor humano, será clave, ya que introducirá algunos giros de guión importantes, y dará cierto realismo.
Del reparto, Colin Farrell, encuentra aquí, un papel perfectamente adecuado a su en ocasiones demencial parsimonia; esa alma de triste torturado, emocionalmente, claro, y aquí logra ponerse serio, y lográndolo en cierta medida a través de sus gestos y su mirada que traspasan la pantalla.
Cubriendo sus limitaciones, esas características supuestamente “serias”, tales como; llorar casi de forma natural, expresar emociones con solo la mirada, etc., con eso genial, que sin duda alguna el irlandés tiene.
Y eso es precisamente es Victor:
Un hombre muerto, que da título al film, que descubre en Beatrice, un inesperado nuevo sentimiento al cual aferrarse.
Cosa que lo pone en una posición incómoda; la de liberar y exteriorizar el conflicto interno que tanto rato va librando.
Y es que si hay algo peor que las ganas que uno tiene de desaparecer, es el miedo que uno va almacenando, y criando, en su interior para con esas “segundas oportunidades”
Cosa que nunca termina bien, o no.
Eso es lo interesante:
Uno nunca sabe, cómo serán las cosas.
Mientras que Noomi Rapace, vuelve a mimetizarse con un personaje mutilado por dentro y por fuera.
Beatrice es una “muñeca rota”, es también una mujer insatisfecha; esto para con su venganza, y con todo lo que eso implica, no dudara, aunque esto es inevitable para ella, arrastrar a su vecino Victor, en su venganza.
Con esto no quiero decir que sea una persona manipuladora, o inescrupulosa.
Beatrice es mucho más que eso, es encantadora y perturbada, fuerte pero voluble, y ciertamente, esa combinación resulto genial.
En su entorno se ve despreciada por sus vecinos, marginada como si de un bicho raro se tratase, recordar que en su puerta está escrita la palabra “Monster”
Y es que no hay mayor crueldad, que el hecho de que unos niños pequeños, los cuales se supone que “simbolizan la pureza del espíritu”, sean los que la agredan, siendo los artífices de esta exclusión.
Por tanto, la actriz compone un personaje compacto:
Una mujer quebrada, y llena de rencores que acaba redimida por el amor.
Como pareja de corazones hechos trizas, que se saludan desde balconadas grises, y carentes de esperanza alguna, Beatrice y Victor tratarán de arrimarse el uno al otro, con resultado incierto, y ánimos difusos, mientras la pantalla nos regala las participaciones esporádicas de grandes secundarios como:
F. Murray Abraham, Armand Assante, y una gran sorpresa, la siempre maravillosa y ácida, Isabelle Huppert, todos capaces de exprimir al máximo sus pocas escenas.
Ellos aportan solidez a una historia criminal, que implica a personajes de varias nacionalidades; un detalle curioso y representativo del mundo en el que vivimos.
Y los villanos, los albanos que no se conocen a fondo, y eso puede ser un punto flojo, así como Alphonse, que se desconoce el motivo de la muerte de la familia de Victor, y hace que el inicio sea algo confuso, y por último, Darcy.
El personaje de Dominic Cooper es simplemente el ejemplo perfecto de un renacer como espejo de lo vivido por Victor.
Como dato de producción, parece ser que Oplev no quedó muy contento con la campaña publicitaria que se hizo en EEUU de Dead Man Down, en la que según él, ésta no estaba bien representada.
También alegada el director, problemas finales de presupuesto, que le hicieron tener que filmar con menos tiempo, sin tener con ello, la posibilidad de darle el resultado final que él hubiera querido.
“I have to smile a lot in my job, and most of the time it hurts to smile”
El destacado psicoanalista, psicólogo social, y filósofo humanista de origen judío alemán, Erich Seligmann Fromm, decía en su libro “The Heart Of Man, Its Genius for Good and Evil (1964) que muchas sociedades primitivas, tienen sentimientos y normas intensos, y hasta institucionalizados, de venganza, y todo el grupo se siente obligado a vengar el daño hecho a uno de sus individuos.
Es probable que desempeñen aquí, un papel decisivo, 2 factores:
El primero, el ambiente de escasez psíquica que impregna al grupo primitivo, y que convierte la venganza, en un medio necesario para la reparación de una pérdida.
El segundo es el narcisismo.
Baste decir aquí que, en vista del intenso narcisismo del que está dotado el grupo primitivo, toda afrenta a la imagen que tiene de sí mismo, es tan devastadora, que suscitará de un modo totalmente natural, una hostilidad intensa.
Según el autor, en la sociedad actual, el éxito y el fracaso, se basa en el saber invertir la vida.
La autoestima en el ser humano, depende de factores externos, y de sentirse triunfador con respecto al juicio de los demás.
Para superar ese peligro, el autor dice, que se debe vencer la enajenación, debe vencer las actitudes pasivas, y orientadas mercantilmente que ahora lo dominan, y elegir en cambio, una senda madura y productiva.
Debe volver a adquirir el sentimiento de ser él mismo, y retomar el valor de su vida interior.

“I think you're afraid that when it's over, it won't mend your heart”



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