Listen To Me Marlon

“I know I'm not an easy person to get along with, I'm no walk in the park”

“El súper macho”, “La bestia”, “El más carnal de los actores del Hollywood clásico”
Guapo hasta decir basta, sexy a morir, y con una presencia superlativa, Marlon Brando es, sin duda, la quintaesencia del Actor Leyenda, el intérprete con un plus sobrenatural, que aunaba gallardía, talento, y un “sex-appeal” arrollador.
Hombres y mujeres, han sucumbido a su magnetismo, porque es imposible quedarse indiferente ante su animalidad testosterónica, su físico de gladiador, y ese carácter dominante que atraía todas las miradas.
A pesar de haber hecho barbaridades, excesos, y otros, a lo largo de su ajetreada existencia, Marlon Brando solo hay uno, y nunca nadie le podrá sustituir, mucho menos superar, porque para muchos es “El Mejor Actor de Todos Los Tiempos”, por encima de vacas sagradas como Lawrence Olivier, y para no pocos “la criatura más hot, vista en una pantalla”
Hermoso a rabiar, tierno cuando hacía falta, y con madera de líder, si Hollywood ha tenido un Emperador, porque millones han sido sus conquistas, es este:
Stanley Kowalski… y otros más de sus personajes.
Y no quiero hablar de esa camiseta sudada y rasgada que luce en “A Streetcar Named Desire” (1951), dejando ese pedazo de espalda al aire, porque me cierran el blog…
Brando no sólo representa la intensidad interpretativa, al macho alfa, y la rebeldía absoluta, sino que incluso, ha sido y es, un icono del calibre de James Dean, Jesucristo, o Che Guevara, y un modelo a seguir, copiar, e imitar por estrellas que llegaron después.
Descendiente de franceses, que americanizaron su apellido original, “Brandeau”, Marlon Brando marcó un estilo, y se convirtió en líder de una generación; su rebeldía y dureza, hicieron que se sustituyera el tipo de galán romántico tradicional.
Tras su expulsión de una escuela militar, el joven Brando se mudó a New York, para estudiar arte dramático, en El Conservatorio de Stella Adler, y en el Actors Studio, donde perfeccionó “El Método Stanislavsky”, que consiste en recurrir a sus propias emociones, para encarnar a un personaje.
Y se convirtió en actor de teatro, a mediados de los años 1940; y en actor de cine, a comienzos de los años 1950.
También, Brando tuvo la suerte de trabajar con los mejores directores de su época, tales como:
Chaplin, Zinnemann, Kazan, Mankiewicz, Coppola, y Bertolucci; y actuar con artistas de la talla de:
Vivien Leigh, Anna Magnani, Jean Simmons, Sophia Loren, Elizabeth Taylor, y Faye Dunaway, entre otras.
Fue también un pionero, pues su original método de actuación, penetrante, intenso, y espontáneo, aprendido en el Actors Studio, sentó la pauta para el cine mundial de la posguerra, e influyó en actores como:
James Dean, Paul Newman, Sydney Poitier, Jack Nicholson, Dustin Hoffman, Al Pacino, Robert DeNiro, James Caan, Mickey Rourke, Leonardo DiCaprio, Russell Crowe, Sean Penn, y Johnny Depp, siendo estos 4 últimos, muy solicitados últimamente, y considerados por la crítica, como los más recientes herederos del estilo interpretativo, liderado por Brando.
En otros países, también se sintió su influencia, pues Richard Harris y Alan Bates en Inglaterra, y Jean- Paul Belmondo y Alain Delon en Francia, y Klaus Maria Brandauer en Alemania, aplicaban el mismo método, y elogiaban a menudo al flamante actor.
Como profesional, 6 veces nominado al Premio de La Academia, y 2 veces ganador del Oscar, se hizo conocido por sus intervenciones en películas como:
“A Streetcar Named Desire” (1951), “Viva Zapata!” (1952), “Julius Caesar” (1953), y “On The Waterfront”, entre otras.
Y recibió su primer Premio Oscar, al Mejor Actor, por su trabajo en “On The Waterfront” en el año 1954, y en 1972 ganó su segundo Oscar, por su actuación como el caporegime, Vito Andolini Corleone en “Mario Puzo's The Godfather”
Pero en esta ocasión, Marlon Brando rechazó El Oscar, siendo la 2ª vez en la historia de Hollywood, que un actor hacía esto, ya que la 1ª vez, la había rechazado el actor George C. Scott, al ganarlo por la brillante y magistral:
“Patton” (1970)
En lugar de recoger el premio, Marlon Brando envió a la ceremonia a una actriz estadounidense, de origen indio llamada Sacheen Littlefeather, que se manifestó en contra del tratamiento que recibía su pueblo en las películas de Hollywood, y por los acontecimientos que ocurrían por aquel entonces en Wounded Knee.
Durante su carrera de actor, también protagonizó películas como:
“The Wild One” (1954), “Guys and Dolls” (1955), “The Teahouse Of The August Moon” (1956), “Sayonara” (1957), “Reflections In A Golden Eye” (1967), “Last Tango In Paris” (1973), y “Apocalypse Now” (1979) entre muchas otras; y más tarde, sus intervenciones en el cine comenzaron a ser más esporádicas.
Su última película fue “The Score”, de 2001.
Así las cosas, extraordinariamente bien parecido desde niño, Marlon Brando no asumió bien el efecto que su atractivo masculino causaba en la gente, y algunos testimonios no confirmados, apuntan a que optó desde edad temprana, por castigarse físicamente, y descuidarse, como respuesta a su apariencia; aunque también la explotó para conseguir papeles, usar su buen garbo como herramienta para lidiar con un voraz apetito sexual, y tener muchas amantes ocasionales.
En lo personal, estuvo casado en 3 ocasiones, y fue padre de 11 niños.
Una de sus ex-esposas, lo acusó de ser un bisexual reprimido, cosa que Brando confirmaría en algún momento.
No obstante, Marlon Brando participó en muchas actividades en defensa de la situación de los afroamericanos e indígenas de EEUU, logrando codearse con Richard Nixon y los Kennedy en algún momento.
Y en sus últimos años, Brando los pasó en el borde de la indigencia, viviendo de su seguro social, se transformó en un ermitaño, muy obeso, y vendió sus posesiones en Tahití, para poder sobrevivir.
Todos esos detalles de su vida, lo llevaron a ser un hombre intensamente reservado, aunque desde siempre había provocado reacciones y emociones que fueron más lejos de su posición, ya sea como actor, o como activista político.
“I am myself, and if I have to hit my head against a brick wall to remain true to myself, I will do it”
Listen To Me Marlon es un documental del año 2015, dirigido por Stevan Riley.
Protagonizado por Marlon Brando, y Stella Adler, entre otros.
El guión es de Stevan Riley y Peter Ettedgui; y es la historia de Marlon Brando, no como el mundo le vio, sino como él se vio a sí mismo.
Una mirada reveladora, sorprendentemente emotiva, de un hombre complejo, problemático, y de un enorme talento.
Cabe señalar que gustaba hablar de él, no le gustaba hablar de su vida; siendo una de las mayores estrellas que ha tenido el cine, y probablemente, una de las más secretas con su intimidad.
“Siempre he considerado mi vida, un asunto privado, y sobre el que nadie puede negociar más allá de mi familia, y los que amo”, fue uno de los estandartes que Marlon Brando sentenció repetidamente a lo largo de su monumental carrera.
Sin embargo, el documental Listen To Me Marlon, revela sin precedentes al actor más influyente del siglo XX, en su propia voz, descubriéndose que sí le gustaba hablar de él, sí le gustaba hablar de su vida; eso sí, sólo con él mismo.
Así, el director tuvo acceso exclusivo a su extraordinario archivo personal, que incluye cientos de horas de audio, grabado en el transcurso de su vida, que convierte a este documental, como el definitivo sobre Marlon Brando.
Trazando su excepcional carrera como actor, y su extraordinaria vida fuera de los escenarios y la pantalla, con él mismo como su guía, Listen To Me Marlon, explora a fondo las complejidades del hombre, al contar la historia de forma única, desde su propia perspectiva, enteramente en su propia voz, como único protagonista; por lo que no hay cabezas parlantes, ni entrevistados, sólo Brando sobre Brando, la vida, y el buen hacer del director en montar toda la información; en una mirada cautivadoramente íntima a la brillante, conflictiva, y siempre carismática leyenda cinematográfica.
“The only reason I'm in Hollywood is that I don't have the moral courage to refuse the money”
A poco más de 10 años de la desaparición de Marlon Brando, el documentalista Stevan Riley, le rinde un excelente tributo, a través de este valioso documento sobre su persona.
Si bien, no se trata de una biografía, el montaje del realizador permite seguir cronológicamente su trayectoria.
Para ello, el documental Listen To Me Marlon, no recurre a las denominadas “cabezas parlantes” sino a entrevistas extraídas de material de archivo, en donde el actor transmite sus impresiones sobre episodios vividos, y su manera de pensar frente a algunos hechos de connotación social.
Por lo que Riley, ha tenido la excepcional oportunidad de acceder a 200 horas de grabaciones, realizadas por el actor a lo largo de toda su vida, y que comprenden desde reflexiones sobre el arte de la interpretación, hasta sesiones de auto hipnosis.
Precisamente, de una de ellas parte el título del film; en una de las sesiones que practicó durante los últimos años de su vida, recluido en su casa de Los Angeles, luchando contra el dolor personal.
Al ser disléxico, el actor usaría un dictáfono, como sería un bloc de notas, listas y anotaciones guionizadas para hacer las grabaciones.
Pero luego estaban los momentos de introspección y auto-análisis; las conversaciones de borrachos en la cama con sus amantes, entre otros detalles.
“Sabía que este material existía, pero no sabía cuánto había”, contó Riley.
“Marlon conservó todas estas cintas en un búnker fuera de su casa.
No guardaba nada de recuerdos en la vivienda, porque lo tenía todo ahí fuera.
Había también muchísimo material escrito y audiovisual.
Es increíble, porque él apenas hizo entrevistas”, acotó el director.
Cuando empezó a investigar en la vida de Brando, Riley leyó todas las biografías, entrevistas, y comentarios de gente que le había conocido a lo largo de su vida.
Conoció incluso a parte de esa gente, y de lo que cada uno le contaba, se encontraba con una versión distinta de Marlon Brando.
“Me di cuenta de que había compartimentado tanto su vida, y de que unas relaciones no tenían que ver con las otras”, explica el director.
“Fue lo que me llevó a darle voz a la única persona verdaderamente cualificada a revelar la esencia y el alma de Brando:
El mismo Marlon Brando”
Parte del inquietante material de archivo, proviene de conversaciones privadas, que Marlon Brando registraba con micrófonos ocultos en todas las habitaciones de su casa, por lo que se experimenta al ver el filme, en una travesía sonora, y no solo visual a niveles máximos:
Tragedias familiares, un feroz activismo a favor de los nativos de EEUU, y la figura de Stella Adler en su carrera, son algunos de los episodios más emocionantes.
Además del auto hipnosis, Brando guardaba cintas de conversaciones privadas, grabaciones que hacía mientras preparaba sus personajes, sesiones de meditación, y diarios de recuerdos y opiniones sobre compañeros de profesión:
“Coppola es un cabrón”, dice en un momento.
Todas ellas componen una ventana a su alma, que él mismo había ido develando poco a poco en sus papeles.
Por ejemplo, El Kowalski de “A Streetcar Named Desire” (1951), fue el personaje que más le superó:
“Tenía una bestia en su interior”, cuenta en el documental; una bestia a la que no quería parecerse, porque le recordaba a su padre, un maltratador, que les abandonó a él y a su madre, cuando Brando tenía 11 años.
Ese trauma infantil, es la causa de gran parte de sus acciones, de acuerdo con el mismo actor.
Alega que su padre, Marlon Brando Sr., era un hombre frío y distante, que lo envió a una escuela militar, que odió porque nunca entendió, cómo “su hijo bueno no hacía nada bien”, y que nunca podría lograr fama y fortuna.
Mientras su madre Dodie, poseía demonios internos, que la convirtieron en “la borracha del pueblo”, según afirma el actor.
La sensación de abandono que sentía, como resultado de ello, se palpa en sus cintas, a pesar de que no se cumple en ellas, lo que intentó hacer su padre:
“Amenazar con matar a un adolescente, por el abuso que recibió su madre”
Por su parte, Stevan Riley no ha utilizado el documental, para develar secretos de la vida de este icono, ni desatar nuevas polémicas, sino sólo para “quitarle la máscara”, y descubrir al verdadero Marlon Brando.
“Quería que fuera una experiencia que lleves contigo, no sólo hechos.
Quería que fuera Marlon, compartiendo su vida”, explicaba.
Por eso, Listen To Me Marlon, arranca con la cabeza parlante del actor, que él mismo mandó digitalizar en los años 80, para después continuar con un repaso a “todas las edades de Brando:
Marlon, el niño de Nebraska; Marlon, el actor; y Marlon, el hombre mayor, mirando atrás en su vida, desde su retiro de Mulholland Drive”
Y también está Marlon, el comprometido con los indios, y la población negra; y Marlon, el padre; y su episodio más doloroso, cuando su hijo Christian mató al novio de su media hermana, Cheyenne, que después acabó suicidándose; un capítulo al que Riley le dedica bastante tiempo.
En todos ellos, el director usa únicamente la voz del actor sobre imágenes de sus películas, o entrevistas televisadas que, claramente, mostraban otro Brando, muy diferente al que escuchamos.
Su madre, para quien se convirtió en actor, y a la que recuerda con dolor por su alcoholismo; y Stella Adler, su querida profesora con la que aprendió que “la interpretación consistía en encontrar la verdad”, son las personas a las que Marlon dedica sus mejores palabras.
Mientras, carga contra la fama, y todo lo relacionado con la industria del cine, los politiqueos que despreciaban el arte; su padre y el rodaje de “Mutiny On The Bounty (1962):
“Mi peor experiencia”, reconoce.
Así las cosas, realizado con la cooperación plena del legado de Brando, Listen To Me Marlon es un collage soberbiamente montado.
“Está muy personalizado...
Establecemos que él es un hombre atormentado, solo, acosado por los recuerdos en un estado de confusión, tristeza, aislamiento, trastornos... él está recogiendo información, y trozos de película que le ayudara a explicar:
¿Por qué se siente así?”
El guionista, Peter Ettedgui describe el proceso de edición con Riley, “como si hubiera 3 de nosotros” en la sala, y al final, Brando tiene la última palabra.
Él mismo es el fantasma en la sala de edición”
Y es que hay que dejar en claro, que Stevan Riley rescata esos audios, todos muy dispersos, y de muchos temas, y los monta sirviéndose de los fotogramas y las imágenes más representativas del intérprete; trazando su excepcional carrera como actor, y su extraordinaria vida fuera de los escenarios y la pantalla, con él mismo como su guía, explorando a fondo las complejidades del hombre, al contar la historia de forma única, desde la perspectiva de Marlon, enteramente en su propia voz.
No hay nadie más que Brando sobre Brando, y la vida.
“Deja que tu mente vaya hacia atrás, muy atrás en el tiempo.
A la época en que eras joven, y te levantabas muy temprano, cuando todos dormían, y caminabas por el borde del sendero, en Omaha, hasta sentarte debajo de un gran árbol.
Ves cómo el árbol deja pasar la luz, la sombra sobre las hojas.
Todo es como un sueño, mientras el suave viento te llama; puedes confiar en ese viento.
Tú eres esas memorias…”
Esa es la voz de Marlon Brando, convertida en la materia prima del documental Listen To Me Marlon, que ha vuelto a situar al actor en el centro del canon, esta vez no por sus dotes artísticas, sino por su capacidad de abrirse, autoanalizarse, desmenuzar, y tratar de comprender el increíble don que tenía entre manos.
Sus años de infancia y juventud, no han sido muy edificantes, habiéndole dejado en su recuerdo, un impacto emocional no fácil de olvidar.
Cuando el muy joven Brando decide abrirse camino por su cuenta, deja su hogar natal de Omaha, para dirigirse a New York, donde comienza sus estudios de actuación con la legendaria profesora Stella Adler, convirtiéndose en uno de sus mejores alumnos.
También tomó clases en el renombrado Actor’s Studio de Elia Kazan, donde pocos años después, se reveló como actor teatral de increíble instinto, en “A Streetcar Named Desire” (1951) de Tennessee Williams, y dirigido por Kazan, que también interpretó en la pantalla grande bajo el mismo realizador.
Después de importantes labores para el cine, llega su definitiva consagración internacional con el film “On The Waterfront” (1954), donde obtiene su primer Oscar como actor.
De allí en más, desarrolla una impresionante carrera, aunque no por ello exento de críticas por su extraña personalidad, imbuida de considerable rebeldía y anticon-formismo.
En tal sentido, se aprecia la forma sincera y honesta, con la que el actor se refiere al mundo de Hollywood, donde todo está regido por el dinero.
Lo que se hizo muy claro, es que Brando nunca estuvo del todo cómodo con él mismo, o su profesión.
“Inferioridad:
He estado muy cerca de ella toda mi vida”, dice el 2 veces ganador del Premio de La Academia.
“Estaba tan avergonzada, tan decepcionado en mi rendimiento”, se lamentaba de “On The Waterfront” (1954) por la que ganó su primer Oscar; e implora:
“Nunca te dejes intimidar por los directores”
A veces, es nihilista sobre la industria en su conjunto.
“No hay tal cosa como una gran película”, dice.
En cuanto al mismo Hollywood:
“No hay artistas.
Somos hombres de negocios, comerciantes, y no hay arte...
Lo que hay es dinero, dinero, dinero.
Si usted piensa que se trata de algo más, vas a tener moretones”
Aquellos antes que él, como Clark Gable y Humphrey Bogart eran “absurdos”, “un montón de frutas secas... lo mismo en cada papel”, argumentaba.
Sobre El Método de Actuación, estaba más cerca de su realidad:
“Cuando usted tiene razón, usted puede sentirlo en sus huesos.
Pero todavía podrías estar mintiendo, algo se pudre por todos lados.
Mentir para ganarse la vida, eso es lo que la actuación es”, explica Brando.
“Todo lo que he hecho, es aprender a ser consciente del proceso...
Cuando usted está diciendo algo que no quiere decir, o absteniéndose de algo que realmente quiere, usted está actuando...
Usted se acuesta en paz, en plena tranquilidad”, asegura.
“Pero mientes para el amor, así que todos actuamos... sólo a algunas personas se les paga por ello”
Y sin embargo, en otros lugares se aboga por el poder restaurador que el cine ofrece:
Un momento fugaz de escapismo, la pretensión de la fantasía actualizada.
“Me di cuenta, por extraño que parezca, que los actores hacen una contribución a la vida de las personas, que nos da un regalo que no se puede comprar, algo que se puede impregnar con el poder, la belleza y magnificencia.
Algo más allá de sí mismos”
En Listen To Me Marlon se ve su faceta de mujeriego en serie, por cargar con numerosos pagos de manutención de niños, sino también un hombre profundamente familiar.
“Si nunca has conocido el amor, nunca sabrás donde estás”, argumenta.
“Usted no sabe lo que parece, o cómo suena... usted mira en los lugares más inverosímiles para encontrarlo”
Su juventud, se sugiere, es la razón detrás de su infidelidad en serie, sus relaciones fallidas.
Y aunque no excusa su comportamiento, parece encontrar consuelo en la racionalización de la misma.
“A través de la introspección y el examen de mi mente, me siento como si yo voy más cerca de lo que significa ser humano”, argumenta.
“A menos que miramos hacia adentro, nunca seremos capaces de ver con claridad hacia el exterior”
Y como es de esperar, durante el metraje hay varios momentos de gran intensidad, que se destacan, uno de ellos es, cuando en ocasión de haber ganado su 2º Oscar por “The Godfather” (1972), en la velada del 5 de marzo de 1973, una mujer apache que lo representa, lee una declaración del actor, que conmociona al público por su contenido, a saber:
“En esta velada, yo represento a Marlon Brando, quien me pidió que les dijera, que él lamentablemente siente no poder aceptar este muy generoso premio.
Y las razones se deben, por el tratamiento que los Indios de EEUU reciben de la industria del cine”
Posteriormente, se escuchan aplausos y abucheos por igual…
También, se ve tensión en el rostro de Brando, cuando en 1990, su hijo Christian, es enviado a la cárcel por haber matado al amigo de su hermanastra Cheyenne, quien posteriormente se suicidaría en Tahití.
En esas escenas, se nota que el actor jamás pudo reponerse del dolor producido por esta tragedia familiar.
Entre otros aspectos, el documental no es precisamente condescendiente con el actor, al mostrar cómo Francis Ford Coppola, expresa la frustración que experimentó frente a la indisciplina y problemas ocasionados por Brando, durante la filmación de “Apocalypse Now” (1979), terminando de este modo, la amistad que había mantenido con él.
También, pondría su cabeza por encima del parapeto, con riesgo personal de sufrir algún daño en las marchas, ya sea por los derechos civiles de los negros, o por los indígenas de EEUU.
Brando cree, que si él no hubiera sido actor, se habría convertido en un estafador.
Las diferencias eran mínimas para él:
Como actor, “un buen estafador puede engañar a nadie.
Y la primera persona, como un estafador, eres tú mismo”
Hacia el final del documental, el actor dice:
“Voy a tener un micrófono especial en mi ataúd, para que cuando me despierte ahí dentro, a 2 metros bajo tierra, diga:
“Hazlo de otra manera”
Deseo casi cumplido.
De una forma más magnética, que macabra, Marlon Brando, fallecido hace 11 años, habla desde el pasado, y es el espectador el que acaba hipnotizado con su voz, y el descubrimiento del hombre que vivió detrás del icono.
El resultado, Listen To Me Marlon, es una película modélica, un placer cinéfilo, que nos permite analizar una de las figuras más importantes del Séptimo Arte.
Contada en un escrupuloso orden cronológico, Listen To Me Marlon se entretiene desgranando las contradicciones de su protagonista, ausente, y al mismo tiempo presente en cada fotograma.
La mirada de Riley, sabe aunar el respeto hacia el mito, con las oscuridades de la persona; no es condescendiente, pero tampoco hace leña del árbol caído; y a pesar de su equilibrio, Listen To Me Marlon, no acaba de resultar una narración intachable, porque al servirse de materiales elaborados por el propio autor, es consciente que debe rendirle cierta pleitesía, sin ahondar en demasiadas heridas.
Con todo, poco importa que la niñez de Brando, sus escarceos amorosos, sus desencuentros con la élite académica, y su declive final, aparezcan citados de forma escueta:
Ver al actor en los momentos cumbre de “A Streetcar Named Desire” (1951), “On The Waterfront” (1954), o “The Godfather” (1972), justifica sobradamente el visionado.
A la postre, lo más interesante de Listen To Me Marlon, son las grabaciones del propio autor:
Descubrir el hijo, el artista, y el padre arrepentido que fue Marlon Brando, en boca del propio Brando, sorprende y sacude enormemente.
Pero lo que finalmente queda, es esa voz.
Su narración, construida como un rompecabezas, a veces limpia y clara; otras, apenas audible, y al borde del colapso, confirmando de paso, la frase del poeta, enfermero voluntario, ensayista, periodista, y humanista estadounidense, Walt Whitman:
“Yo soy inmenso, contengo multitudes”
Y el resultado es fascinante.
Tanto para los estudiantes de interpretación, ya que tenemos una nueva percepción del trabajo de Brando, como para aquellos que busquen cotilleos.
Cuesta creer, que un material de esa intensidad y fragilidad, haya sido autorizado para consumo público, pero fueron los propios hijos de Brando, quienes dieron libertad a los realizadores, para indagar en los cerros de grabaciones que el intérprete de “The Godfather” (1972) dejó atrás.
Y claro, el acto tiene algo de exhumación desde el inicio mismo del filme, cuando desde el negro de la pantalla, emerge un reconocible perfil digital:
Es Brando, en brillantes pixeles azules, formando una suerte de máscara que de pronto se mueve.
Sus labios y su rostro se mueven, declamando un monólogo de Macbeth:
“La vida no es más que una sombra móvil, un pobre jugador que se retuerce en escena, hasta que ya no se le escucha:
Una historia narrada por un idiota, llena de sonido y de furia, sin significado alguno”
Esa imagen es inolvidable.
La imagen es perturbadora, inquietante, y a la vez conmovedora.
La voz del actor nos explica que se trata de un experimento científico, al que se sometió en los años 80; pero, a más de una década de su muerte, la sensación es otra:
Vemos el fantasma de Brando, convertido en espectro como el padre de Hamlet; un recuerdo hablándonos desde el trasmundo; una voz que en adelante, nos irá guiando por sus traumas, dudas, triunfos, y fracasos, certezas acerca de la perfección de su arte, pero también de lo volátil, de lo fútil que éste puede llegar a ser.
Inconsistente hasta el final, es posible que nunca sepamos qué tanto fue actuación, y que tanto era real, y quién era en realidad.
Pero hasta ahora, nadie quizás ha llegado más cerca que Riley, al mostrarnos desde el más allá, al único actor del que se hablará en los próximos 500 años.
“With so much prejudice, racial discrimination, injustice, hatred, poverty, starvation and suffering in the world, making movies seemed increasingly silly and irrelevant”
En líneas generales, no hay muchos datos sobre la vida personal de Marlon Brando, donde su persona sigue siendo un enigma aún no develado hasta el presente.
De todos modos, entrar en contacto con la voz del actor, surgida de las grabaciones efectuadas en audio, crea una increíble sensación de presencia; de este modo, entre otros aspectos, se tiene ocasión de apreciar sus excentricidades, sus inquietudes intelectuales, el rechazo a todo lo que implique celebridad, su participación social en El Movimiento de los Derechos Civiles de Estados Unidos, su espíritu “donjuanesco”, y el atractivo sexual despertado en las mujeres,  hombres, que lo convirtió en padre de más de una decena de hijos.
Por tanto, este documental adquiere importancia, por la inteligencia del realizador, en haber sabido aprovechar el material importante, de más de 300 horas de registro, para volcarlo en una magnífica edición de poco más de hora y media de duración, con los valiosos testimonios de Brando, y su proceso creativo como intérprete.
No menos relevante, es el modo en que los notables aspectos visuales del film, con algunas escenas de gran belleza, le otorgan un distintivo aire poético.
Como dato curioso, en la década de 1980, Marlon Brando hizo una predicción:
Creía que en los futuros actores, serían obsoletos, siendo reemplazados por avatares digitales.
“Los actores no van a ser reales, pues van a estar dentro de una computadora, usted lo verá, va a suceder”, argumentó.
Y tal vez, Listen To Me Marlon es “el canto del cisne” para todos nosotros.
Digitalizado y reconstituido, Brando imaginó actores tendrían una voz y vida más allá de sí mismos.
Incluso se había digitalizado su cabeza, cedido gracias a un amigo del equipo de efectos visuales, y pionero, Scott Billups, que grabó las expresiones faciales, para ser replicadas en la era digital.
Y la predicción de Brando fue al menos, parcialmente correcta.
Sabemos esto, porque él nos dice que estos pensamientos por primera vez desde el más allá, reanimado en el nuevo y poderoso documental de Stevan Riley.
El cual se lo ha calificado por retratar al brillante, grosero, considerado, arrogante, bondadoso, egoísta, generoso, egocéntrico, abnegado, justiciero, etc., Marlon Brando, convertido en un mito, en una parte importante de la historia del cine.
Que no quepa dudas que fue el actor mejor remunerado de su tiempo, pues recibió $4 millones por un papel de 10 minutos en “Superman” (1978), y el más respetado y admirado por sus pares, como uno de los artistas del Olimpo de La Actuación, a quién siempre se recurre como fuente original.
Lamentablemente falleció el 01 de julio de 2004, en Los Angeles, a los 80 años de edad, como consecuencia de una fibrosis pulmonar.
Así, Marlon Brando murió como vivió:
Orgulloso, solitario, rebelde, desafiante, caprichoso, anticonformista, e iconoclasta, tal como diría una vez:
“No puedo ser otra persona sino yo mismo, aunque me peguen en la cabeza”

“Acting is just making stuff up, but that's ok.
Life is a rehearsal, life is an improvisation.
I'm going to have a special microphone placed in my coffin, so that when I wake up in there six feet under the ground I can say:
“Do it differently!”



Comentarios

  1. Primero que nada respeto tu perspectiva.
    Pero respecto a listen to me de marlon brando compararlo con el che guevara no se que argumentos podes pensar algo asi ?.
    Pero con Jesucristo el redentor del mundo es en serio? ??.
    Perdi todo el interés de seguir con la lectura

    ResponderBorrar
  2. Gracias Deyvi por la nota, cada uno de ellos, en sus campos tan diferentes como opuestos, fueron unos GRANDES revolucionarios.
    En este sentido, Marlon Brando fue al cine como Laurence Olivier al Teatro.
    Llegar a esta conclusión, es partiendo de la cinematografía de Brando, y así quedó plasmada en el documental, en los críticos y actores más reconocidos del cine que vinieron detrás de él.
    Lamento su decisión, no puedo hacer nada al respecto.
    Gracias por su nota, y Mucha Suerte.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas populares