Trainwreck

“This is Amy.
I think you butt dialed me”

Todos sabemos cómo son las heroínas de las comedias románticas:
Insatisfechas con el mundo, van de casta cita romántica en casta cita romántica, intentando descubrir al hombre que por fin valga la pena, que no esté lleno de defectos, ni se derrame la comida encima, con el que se abrazarán tiernamente, hasta el beso apasionado final que precede a un matrimonio feliz.
En el caso particular, Amy Beth Schumer, es una actriz, comediante, escritora, y productora estadounidense; protagonista de la serie de comedia de improvisación, llamada:
“Inside Amy Schumer” que se estrenó en Comedy Central, el 30 de abril de 2013.
Schumer ha expresado, que su comedia fue influenciada por:
Judy Gold, Wendy Liebman, Sarah Silverman, Margaret Cho, Kathy Griffin, Joan Rivers, Carol Burnett, y Lucille Ball.
Además de la nueva generación de cómicas que están recogiendo el testigo de veteranas como Sarah Silverman, Tina Fey, o Amy Poehler.
Amy Schumer, no es mujer de pequeñas dosis, sino de hacerlo todo a lo grande:
Sus apuntes son mordaces, sus puyas, su ironía, sus golpes bajos, o sus comentarios sarcásticos, y corrosivos son el “pan de cada episodio”, en un personaje femenino que no estamos acostumbrados a ver, gracias al humor directo, y en muchas ocasiones, poco sutil que la distingue.
En “Inside Amy Schumer, Amy protagoniza varios sketches por episodio, hace monólogos, entrevista en profundidad a alguien, y recorre las calles haciendo preguntas a la gente; y en cierto modo, vive su vida en primera persona, con todo el mundo formando parte de sus anécdotas, y disparatadas ideas.
“I've been with a lot of guys”
Trainwreck es una comedia del año 2015, dirigida por Judd Apatow.
Protagonizada por Amy Schumer, Tilda Swinton, Bill Hader, Brie Larson, Colin Quinn, Barkhad Abdi, Mike Birbiglia, Jon Glaser, Vanessa Bayer, John Cena, Ezra Miller, LeBron James, Method Man, Jim Norton, Norman Lloyd, entre otros.
El guión es de Amy Schumer, y está inspirado en algunas de sus experiencias de la vida real, siendo ella misma, probablemente, una de las figuras más importantes del “stand up comedy” estadounidense actual.
Amy vivió de pequeña la separación de sus padres, la enfermedad de su progenitor, y sus consejos que concibió de tal forma, los hizo suyos para la posteridad.
Ella goza de mil relaciones, sin buscar más que pasar un rato, y no buscar nada serio.
De hecho, tuvo un novio atlético, que se fijaba más en su físico que en ella.
Mientras su hermana Kim, tiene un modo de vida más sano, más normal.
Amy analiza muchos detalles sobre el sexo, de ahí parte de su obsesión.
Por su parte, el director Judd Apatow, que se ha creado nombre en Hollywood, como la cabeza detrás de grandes comedias de los últimos años, de proyectos interesantes e inteligentes, y de buen desarrollo en taquilla; es el hombre que ha estado detrás de producciones como “Bridesmaids”, e incluso la serie de HBO “Girls”
En esta ocasión, Apatow es el padrino y director de la primera película de la comediante Amy Schumer, conocida por la serie en Comedy Central:
“Inside Amy Schumer”, y que por cerca de una década, se lleva haciendo un nombre en la comedia local estadounidense.
Trainwreck se rodó en New York.
La acción inicia cuando desde pequeña, Amy (Devin Fabry/Amy Schumer) ha oído a su padre, Gordon Townsend (Colin Quinn) decir, que la monogamia no es un estado realista.
Ahora como profesional, periodista, vive de acuerdo con las creencias de su padre, disfrutando de una vida sin ataduras, libre de aburridas promesas románticas.
Sin embargo, ha llegado a un punto muerto, cuando descubre que se está enamorando del hombre al que dedica un artículo, un encantador y exitoso médico deportivo llamado Aaron Conners (Bill Hader)
A partir de ese encuentro, Amy se replantea sus creencias, y su estilo de vida.
Trainwreck resulta en una combinación acertada, en el tipo de filmes que cuentan otras historias de mujeres, que dan visibilidad a otro tipo de discursos que desarrollan bien el género “chick flicks”
“Monogamy isn't realistic!”
Entre los cineastas de Hollywood más sobresalientes de los últimos años, Judd Apatow es, sin lugar a dudas, uno de los que más ha contribuido a renovar el género de la comedia:
Guionista, director, productor, su nombre es sinónimo de inteligencia y audacia para retratar los síntomas más representativos de la generación del nuevo milenio:
La adolescencia dilatada o madurez hiperretardada; la sexualidad desacoplada; y hasta cierto nihilismo crepuscular.
Su logro ha sido mostrar el camino hacia la realización de la pareja, pero sin dejar de partir de las condiciones de existencia actuales, en las que el infantilismo crece a igual proporción que el cinismo.
Pues bien, hasta hoy, las películas dirigidas por Apatow, se hacían desde un punto de vista masculino.
Mucho de lo novedoso de Trainwreck, es que se trata de una comedia romántica, en la que el director, cuenta la historia desde la perspectiva ultra femenina de su protagonista:
Amy Schumer.
Lo que la convierte en una larguísima mezcla de chistes sexuales, cameos varios, estereotipos, sentimentalismo romántico-familiar facilón, y moralina sobre la premisa de cambiar de actitud, para lograr una presunta felicidad, y vida ordenada en la aparente convención.
La Amy de la película, inspirada “en un 48%” en la auténtica Amy Schumer, según sus propias palabras; es una mujer que disfruta sin complejos de su sexualidad, que bebe como un hombre, fuma marihuana como un hombre, huye del compromiso como un hombre, y detesta a los niños pequeños como un hombre, o como muchos de ellos…
Y en Trainwreck, en principio, es la respuesta femenina a los personajes masculinos de la factoría Apatow.
Amy se comporta como uno de los personajes de la saga “Hangover” pues ella es carismática en su ridiculez, y vive a su manera, sin importarle un bledo lo que la sociedad espera de ella.
Ella es una mujer independiente, no cree en compromisos, y tiene la estima de tratar a los hombres como objetos; ya que le da poca importancia a mantener una relación.
Trabaja para una revista masculina, que publica artículos de con contenido sexual, llamada “S'Nuff”, donde se tratan temas como:
“Los niños famosos más feos de menos de seis años” o “Guía práctica para masturbarse en el trabajo”
La protagonista, debió enfrentar el divorcio de sus padres a una corta edad, pero a diferencia de su hermana Kim (Brie Larson), que logró crear una familia estable y bien constituida; Amy creció desilusionada del amor, y lleva una vida sexual frenética, teniendo miedo a cualquier tipo de compromiso; siguiendo los consejos de su padre, en una seguidilla de encuentros sexuales, donde contará chistes sobre el tamaño de los penes de sus parejas, se hará la dormida para no continuar con la faena sexual, tras alcanzar primero que su pareja un orgasmo, y echará de su apartamento a sus conquistas, porque una de sus reglas es, que jamás pasen la noche con ella.
La situación cambia, cuando en una de sus asignaciones, puesta por su jefa Dianna (Tilda Swinton), debe hacerle una entrevista al Dr. Aaron Conners, médico de moda entre los atletas de alto rendimiento.
La relación entre ambos, parte de manera distante, pero poco a poco, Amy irá sintiendo mayor afecto por su entrevistado, descubriendo que la visión que tiene sobre las relaciones afectivas, no debe ser tan pesimista.
Así pues, Trainwreck, viniendo de una comediante como Schumer, resulta bastante clásica en su estructura.
Sin embargo es la comedia, los chistes, y el tono que se usa, que van a hacer de esta, una rica comedia para disfrutar, y con su estilo particular, la comediante se burla del estilo de vida que lleva su personaje, de los hombres, de los clichés de las revistas masculinas, a través de una gran editora interpretada por una transformada Tilda Swinton, y las grandezas y ridiculeces de los atletas reconocidos como LeBron James, y películas Indies, con actores como Daniel Radcliffe.
De hecho, Trainwreck también se burla de la cultura “Sundance”, y al circuito “esnob”, cuando Amy y su pareja de turno, ven la no tan sutil parodia de una película en blanco y negro, en la que un “intelectual” y afectado Daniel Radcliffe, recita diálogos sin sentido en las bancas de un parque.
De momento, piensas que Trainwreck es una serie de “sketch”, adecuados a situaciones, es decir, cada escena es una pequeña historia dentro de la película, que bien pudiese ser parte de cualquier “Stand Up Comedy”:
Los diálogos, personajes y situaciones, podrían ser historias contadas a tus oídos por algún amigo chismoso, pero cada una de dichas historias, son extremadamente graciosas.
La historia es un “chick lit” bastante vulgar; en el aspecto humorístico, además de personajes de interés, carece de creatividad, y de enloquecimiento si se pretende emular los vínculos románticos en batalla de sexos de la “screwball comedy” clásica.
Los mensajes reprochados son pueriles, y su aspecto romántico es muy previsible, con una resolución lamentable; y a pesar de lo meritorio que son estos esfuerzos, hay una diferencia fundamental entre qué se dice, y cómo se dice.
Y es precisamente en la ejecución de sus ideas, donde Trainwreck no termina de convencer, ya que la falta de naturalidad en las situaciones narradas, resulta poco llamativa.
Judd Apatow, sigue sin controlar la duración de ciertas secuencias, lo que lleva a un elefantiásico metraje de dos horas largas, que lo condena.
La acción, está estructurada en largas secuencias cómicas, que cuentan pequeñas historias en sí mismas:
La accidentada proyección en un cine de una ridícula película Indie, protagonizada por Daniel Radcliffe o Marisa Tomei, llamada “The Dog Walker”, otro “running gag” muy estilo Apatow.
O Amy probando una cinta de ejercicios, haciendo gala de una lamentable forma física; la sesión de ridículo sexo despechado que precipita el clímax; el gabinete de crisis para Aaron, que organiza su buen amigo LeBron James, con la participación de Matthew Broderick, etc.
Todo ello con demasiado tiempo para una película con un desarrollo relativamente convencional, y un mensaje manido sobre el amor verdadero.
Por su parte, Schumer prefiere ser menos procaz que en televisión, para su primer guión para cine, no sólo para llegarle a un público más amplio, sino tal vez, para que no nos escandalicemos fácilmente, y pongamos más atención en su inteligente ataque a un modelo como el de la comedia romántica, que luce a veces agotado.
Y desbarata, escena por escena, muchas de las convenciones del género:
Su personaje, no está cansada de los hombres, ni tiene problemas de timidez; tampoco se “transformará” en alguna escena, donde de repente la veremos segura de sí misma.
Nada de eso; Amy está vestida todo el tiempo con minifalda y tacones, es ella la que le dice a su novio, cómo hablarle para excitarla.
Esta es una mujer dueña de sí misma, que un día, sin que sepa muy bien cómo, se va enamorando; y hace indistinguible, la frontera de lo público con lo privado.
Es la concreción de un nuevo tipo de mujer:
Independiente e hipersexual, en vez de dejarse conquistar, ella conquista; en vez de ser receptiva, es agresiva; en vez de ser delicada y pudorosa, es ruda y desvergonzada, etc.
Pero lo interesante es que, siendo una especie de “mujer-alpha”, y hasta cierto punto “masculinizada”, no deja de encarnar una nueva feminidad, y no deja de ser una persona profundamente frágil, y sensible.
Y acontece toda una mixtificación de prototipos, a veces casi esquizoide, ejemplificada también por una de las parejas de Amy, un enorme fisicoculturista, que pareciera encarnar al “macho” fuerte y musculoso, que no deja de verbalizar inconscientes lapsus “homosexuales”
La inversión de roles, tiene otro ejemplo con quien lucha por ser su pareja romántica:
Aaron, un médico de deportistas millonarios, que es todo lo opuesto a Amy, más bien conservador, delicado, y “pasivo”
Si Amy no cree en el compromiso ni en el matrimonio, con Aaron sucede todo lo contrario.
El problema está, en cómo Schumer interpreta a este personaje:
No es lo mismo protagonizar un “sketch” en un programa de televisión, que una película, ya que hay pocos momentos donde su personaje resulta genuino.
Sí eres de los que gusta de Amy Schumer, físicamente, es una mujer atractiva con una dosis de regordeta sexy, pero se aleja del típico prototipo de actriz-modelo deslumbrante; como en ese baile final, donde no da una.
No obstante, del reparto, Tilda Swinton luce irreconocible como la editora de la revista, siendo una arpía fría y borde donde trabaja Amy, con un hilarante acento “british” de lo más “fake” intencionado; haciendo de su actuación, lo mejor del filme, pues no falla en ningún momento.
Además vemos a LeBron James, quien hace un papel brillante, mostrando buenas dotes de actor, siendo uno de los puntos más importantes que levantan la película en sus momentos más bajos.
John Cena, como su último novio, un adicto al gimnasio de sexualidad indefinida, resulta desternillante y sorprendentemente emotivo; también cabe mencionar a Ezra Miller, como un joven con ciertas manías sádicas a pesar de ser “menor de edad”
Y la brillante y contenido hermana:
¿Cómo habría resultado todo, si alguien más hábil, como Brie Larson, hubiese sido la protagonista de Trainwreck?
Dado que el guión fue escrito por Schumer, quien tiene un estilo de humor, donde aspectos como los roles de género ocupan un lugar privilegiado, Trainwreck altera de manera interesante, los estereotipos de hombres y mujeres, en el género de la comedia romántica.
Aquí, son los personajes masculinos, quienes hablan sobre sus sentimientos con sus amigos, mientras que las mujeres están a cargo de las conversaciones sobre sexo y alcohol.
Este cambio se nota, por ejemplo, en la típica advertencia que se le hace a alguien, de no romperle el corazón a su nueva pareja, la que en vez de ir dirigida al hombre por una de las amigas de la protagonista, es recibida por Amy, quien pasa a ocupar así, un rol que tradicionalmente no es asociado a las mujeres en este tipo de películas.
El personaje interpretado por Schumer, está muy lejos del ideal pulcro que el cine, y otros medios artísticos, han tratado de instalar sobre el género femenino; y no es ni finge ser Amy Schumer, pero su incapacidad social, su desafiante y agresiva sexualidad, y su abierto rechazo a las convenciones de pareja, están bien latentes.
Subvertir los códigos de representación y de lenguaje de la comedia romántica clásica, con estrambóticos aguijonazos de “screwball comedy” para llevarla a un nuevo territorio, más contemporáneo, más acorde con los modos de vivir, de hablar, de relacionarse…
Vemos una subversión, que es la mujer que ahora ocupa el lugar del macho clásico en las películas, la que domina en las relaciones sexuales esporádicas, la que no quiere ataduras sentimentales; mientras, es el hombre, tanto el musculoso de gimnasio como el intelectual, el que busca el romanticismo, la unión duradera, la familia, los hijos…
En contraste con la otra subversión, también mostrada en el “casting”, porque la habitual actriz guapa de Brie Larson, es ahora la hermana confidente, y secundaria, y la estrella es la feúcha, que antes siempre era la amiga simpática.
No obstante, es un magnífico giro, aunque resulte extraño ver que Amy Schumer, no solo protagonista, sino también guionista en solitario, se autodefina finalmente como “simpática, pero no guapa”, en boca de otro de los personajes femeninos.
La estrategia de subvertir los estereotipos presentes en las comedias románticas, no llega a modificar la estructura de la historia en sí.
En definitiva, estamos ante la ya conocida fórmula de 2 personajes que se conocen, se enamoran, tienen un periodo de felicidad, discuten, se separan, y finalmente se reconcilian.
La elección de una trama tan cursi, funciona como una respuesta a la desilusión amorosa de la protagonista, demostrando que, incluso ella puede ser parte de una historia de amor como las de antes.
Sin embargo, el hecho de que su desarrollo sea tan predecible, le resta fuerza al producto final.
También, dificulta que el espectador conecte demasiado con la historia, el hecho de que sus protagonistas vivan en un ambiente lleno de celebridades, y cosas a las que una persona común y corriente no tiene acceso.
Esto puede servir para crear cameos que, en otras circunstancias, serían difíciles de justificar, pero por lo general, esas apariciones no aportan demasiado.
Salvo la buena participación de LeBron James, que funciona, ya que se juega con las expectativas que uno puede tener sobre él, mientras el resto de las celebridades, no son más que una anécdota.
El caso es que Schumer, que asume toda responsabilidad sobre la historia, por mucho que Apatow aparezca en los créditos como coguionista; decide en cierto momento, que su personaje requiere ser redimido.
Y es al hallar el verdadero amor, al que en un principio se resiste, cuando la Amy personaje es negada por la Amy guionista, hasta el punto de que Trainwreck parece una auto condena excesivamente severa:
“Esta historia es muy personal, la escribí hace 2 años, y habla de mí, quizás con una edad más joven que la del personaje”, explica la cómica.
Y al fin y al cabo:
¿No es exactamente ese el final que le auguramos a Amy tras los créditos finales?
Por mucho que ciertos pasajes de Trainwreck, nos hayan hecho fruncir el ceño, pensando que la Schumer guionista estaba juzgando a la Schumer personaje, para condenar su feminidad, y convertirla en la típica esposa fiel del “American Way Of Life”, quizás, y solo quizás, lo que aquí ha ocurrido, es que Amy Schumer ha invertido los roles de género a lo bestia.
En este sentido, Trainwreck es un auténtico choque de trenes, en el que las mercancías de las “romcom” hollywoodense, se da de bruces contra el expreso del feminismo inteligente:
“Creo que las feministas están en buenas manos conmigo”, afirma la actriz.
Pero ella se enamora.
Y claro, su novio no acepta tanta independencia.
Y ella acaba... tirando la bebida, la droga, la libertad, y bailando con unas animadoras de baloncesto, para el colmo del feminismo, o del machismo imperante.
Así que si quieres ser feliz, tienes que abrazar el “American Way Of Life”, buscarte una pareja heterosexual, aburrida, y convencional, sentar la cabeza, y tener docenas de hijos en la intimidad de tu respetable hogar, y nada de fiestas ni de promiscuidad…
Vamos, que Trainwreck va de transgresora, y termina siendo patrocinada por La Conferencia Episcopal:
“Hagas lo que hagas, quieres lo mismo que todas”, para eso que se hubiesen ahorrado toda la película.
Por último, entre las canciones de la banda sonora, inevitable mencionar “Uptown Girl”, que se repite bastante durante el metraje, escrita e interpretada por Billy Joel.
“I like you, Amy.
You're clever but you're not too brainy.
You're prettyish but you're not too gorgeous.
You're approachable”
En uno de los gags más hilarantes de “Inside Amy Schumer”, el show de la protagonista y guionista de Trainwreck, en Comedy Central:
Julia-Louis Dreyfus, Patricia Arquette, y Tina Fey, están de picnic en un bosque, celebrando el último día como “follable” de la primera.
Es una mordaz crítica, a como la industria del entretenimiento en general, y Hollywood en particular, dejan de considerar “deseables” a las mujeres a partir de cierta edad, mientras que tipos como Sean Connery, pueden ligarse a mujeres 40 años menores como Catherine Zeta-Jones, sin que el espectador dude de la veracidad de la trama.
Es un “sketch” que ejemplifica el modo en que Schumer, desde su programa de televisión, ha construido un discurso irónico, de claro corte feminista, en el que no hay miedo a reírse de uno mismo, para fortalecer el mensaje.
Quizás el corte más célebre del programa, sea la parodia de “Twelve Angry Men” en la que actores como Paul Giamatti o Jeff Goldblum, participan en un acalorado debate, para dilucidar si la propia Schumer, es lo suficientemente “hot” para merecerse sus 22 minutos semanales en televisión.
Los 12 tipos en cuestión, sueltan todo tipo de improperios sobre el físico y el “sex-appeal” de la actriz, pero en realidad, quien queda retratada no es ella, sino el sexismo omnipresente en los medios de comunicación, y del machismo imperante en la sociedad.
Otro hecho es su discurso al recoger el premio a La Mujer Glamour del Año, el pasado mes de junio, en un hilarante pero a la vez comprometido “speech” de 6 minutos, que ha recibido más de 3,6 millones de visitas en Internet, donde sintetiza a la perfección, el espíritu militante de Schumer:
“Mientras se ríen de las burradas que digo, yo me río de su mirada distorsionada sobre las mujeres”
Eso mismo es Trainwreck.

“We all know one”



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