The Big Short

“Everyone, deep in their hearts, is waiting for the end of the world to come”

Por “Crisis Económica de 2008 a 2015”, también denominada “Gran Recesión”, se conoce a la crisis económica mundial, que comenzó en el año 2008, y fue originada en los Estados Unidos.
Entre los principales factores que se atribuyen como causas de la crisis, se encuentra:
La desregulación económica, la gran cantidad de delitos cometidos por los bancos, la mejora de los precios de las materias primas, debido a una mayor demanda de las mismas; y a un mercado mundial más competitivo, la sobrevalorización del producto, crisis alimentaria mundial y energética, y la amenaza de una recesión en todo el mundo, así como una crisis crediticia, hipotecaria, y de confianza en los mercados.
Aunque se considera que la crisis surgió en 2008, especialmente tras la caída del banco estadounidense Lehman Brothers, los primeros síntomas aparecieron en agosto de 2007, con la quiebra de varios bancos menores de inversión, provocando la crisis que ha sido señalada por muchos especialistas internacionales como, “la crisis de los países desarrollados”, ya que sus consecuencias se observan fundamentalmente en los países más ricos del mundo.
Con la caída de los bancos estadounidenses de inversión, debido a la crisis de las hipotecas subprime, que representaba un alto porcentaje de su inversión, las bolsas y mercados de valores se derrumbaron, y provocaron la crisis financiera de 2008, en todo el mundo.
Posteriormente, debido a que los gobiernos tuvieron que realizar numerosos rescates financieros para salvar a empresas financieras, y no financieras, de una probable quiebra, la crisis acabó convirtiéndose también, en crisis de deudas en diferentes países, especialmente en los de “la eurozona”
Debido a la gran cantidad de dinero asignado a los rescates financieros, y a la fuerte caída generalizada de los ingresos en la recaudación fiscal, algunos gobiernos realizaron programas de austeridad económica, que implicaban fuertes recortes sociales, provocando contestaciones sociales, y un aumento de la pobreza generalizada en gran cantidad de países del mundo.
Gran parte de los grandes bancos internacionales, fueron sancionados por organismos de control, con miles de millones de dólares de multas, por delitos cometidos antes, y en el transcurso de la crisis.
Ben Bernanke, extitular de La Reserva Federal de Estados Unidos, sostuvo que su libro de memorias, publicado en 2015, que “ningún directivo fue condenado por la comisión de esos crímenes”
“It ain't what you don't know that gets you into trouble.
It's what you know for sure that just ain't so”
The Big Short es una comedia dramática, dirigida por Adam McKay, en 2015.
Protagonizada por Christian Bale, Ryan Gosling, Steve Carell, Brad Pitt, Karen Gillan, Marisa Tomei, Melissa Leo, Jeremy Strong, Selena Gomez, Max Greenfield, Finn Wittrock, Rafe Spall, Billy Magnussen, Hamish Linklater, Byron Mann, John Magaro, entre otros.
El guión es de Adam McKay y Charles Randolph; basados en el libro homónimo de Michael Lewis, que reflexiona sobre la quiebra del sector inmobiliario de EEUU, que originó la crisis económica y financiera mundial, del 2007 al 2010, por la acumulación de viviendas, y la burbuja económica; siguiendo a 4 especialistas, que fuera del sistema, descubren que los grandes bancos, los medios de comunicación y el gobierno, se niegan a reconocer el colapso de la economía, y tienen una idea:
“La Gran Apuesta”
Pero sus inversiones de riesgo, les conducen al lado oscuro de la banca moderna, donde deben poner en duda todo, y a todos.
La visión de Michael Lewis, ha dado mucho que hablar, pues él es periodista financiero, así que sus conocimientos y su narrativa, se juntaron para realizar novelas intensas, con la economía financiera de fondo, como “Boomerang: Travels in the New Third World” (2011), excepcional crónica del “crash” inmobiliario que originó la mayor crisis de los últimos 70 años.
Lewis, autor de algunos de los libros más vendidos en las 2 últimas décadas en Estados Unidos, como “Moneyball: The Art of Winning an Unfair Game” (2003), y “The Blind Side: Evolution of a Game” (2006), ambas adaptadas al cine con éxito, se hizo famoso con “Liar's Poker: Rising through the Wreckage on Wall Street” (1989) su primer libro, en una narración que trata sobre sus años de bróker, en el ya desaparecido banco de inversión, Salomon Brothers.
El escándalo financiero que protagonizó este banco, convirtió el libro en un fenómeno de ventas, y en el testimonio más ácido de la codicia desmesurada que vivió Wall Street en la década de los 80.
En 2013, Paramount adquirió los derechos del libro de Lewis, “The Big Short: Inside the Doomsday Machine” (2010) para desarrollarlo en una película, que Brad Pitt produciría a través de Plan B Entertainment, su productora.
El 24 de marzo de 2014, Adam McKay fue elegido para escribir y dirigir la película, la cual trata sobre la vivienda y la burbuja económica.
“Empecé a leer el libro sobre las 10:30pm y pensé:
“Me leeré 40 páginas, y ya está”, recuerda McKay.
“No podía dejarlo; y acabé leyéndomelo entero; y me lo terminé a las 06:00am.
Al día siguiente, le hablé a mi mujer de los personajes, y de cómo el libro entrelazaba las distintas tramas, y cómo es una especie de historia sobre “hacerse rico”, que trata en última instancia, sobre la caída del sistema bancario, la corrupción, y la autocomplacencia; y cómo es a la vez, divertida y desgarradora.
Y ella me dijo:
“Deberías hacerla”, recuerda el realizador.
Y es que en 2008, el mundo sufrió un desplome financiero, cuando una burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, que nadie vio venir, reventó.
Las hipotecas dejaron de pagarse, los bancos dejaron gente sin casa, y sin trabajo, miles de bancos se declararon en banca rota, y esperaron a que los contribuyentes los rescataran.
La Bolsa de Estados Unidos, sufrió un golpe durísimo, que por supuesto, arrastró a la economía mundial.
Toda esa historia se cuenta cuando un economista descubre la crisis, 4 años antes de que sucediera, mientras varios personajes escuchan la teoría, y comienzan a investigar el asunto.
Nominada a 5 Premios Oscar, gana 1:
Mejor Guión Adaptado; y obtiene 4 nominaciones:
Mejor película, director, actor de reparto (Christian Bale), y montaje.
The Big Short, describe varios de los actores clave, en la creación de la permuta de incumplimiento crediticio en el mercado, que buscaba apostar en contra de la obligación colateralizada por deuda (CDO), y terminó aprovechando la crisis financiera del 2007 al 2010.
También, destaca la naturaleza excéntrica del tipo de persona que apuesta contra el mercado, o va contra la corriente.
Pero sobre todo, sigue a personas que creían que la burbuja iba a estallar, como:
Meredith Whitney, quien predijo la desaparición de Citigroup y Bear Stearns; Steve Eisman, Gerente de Los Fondos de Cobertura; Greg Lippmann, un comerciante de Deutsche Bank; Eugene Xu, un analista cuantitativo, que creó el primer mercado de CDO, haciendo coincidir los compradores y vendedores; los fundadores de Cornwall Capital, que iniciaron un fondo de cobertura en su garaje con $110 000, y aumentó hasta llegar a los $120 millones, cuando el mercado se desplomó; y El Dr. Michael Burry, un ex neurólogo que creó Scion Capital, a pesar de sufrir ceguera en un ojo, y síndrome de Asperger.
Así como algunas personas involucradas en las mayores pérdidas originadas por la caída del mercado:
Los $300 millones que Merrill perdió, debido a la CDO del Gerente Wing Chau; Howie Hubler, infamemente conocida como la persona que perdió $9 mil millones en un comercio, la mayor pérdida en la historia; y AIG Financial Products de Joseph Cassano, que sufrió más de $99 mil millones en pérdidas.
Por supuesto, que entender cuestiones financieras, nunca ha sido fácil, sin embargo, The Big Short lo logra con una excelente dirección, buena adaptación del guión, y actuaciones que facilitan comprender términos, para quienes no somos expertos.
Pero el temo es relevante, porque la corrupción está muy viva; y cualquier paralelismo con nuestra situación actual es... real, porque, en efecto lo tiene.
“Saints don't live on Park Avenue”
De todos es conocido que La Crisis Financiera, ya ha inspirado varias películas; y The Big Short, adopta un tono tragicómico, para describir las consecuencias del estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, también conocido como “la crisis de las hipotecas subprime”
Y es un proyecto de pasión del director Adam McKay, quien llevaba años tratando de hacerla, y se nota enormemente; la energía, el ritmo, y el elenco tan fantástico, son evidencia de que McKay necesitaba contar esta historia; totalmente irreverente e impregnada de cinismo, como una de las mejores comedias del año, al menos hasta que las risas se disipan, las preocupantes realidades que nos presenta, dejan de dar gracia, y las carcajadas son reemplazadas por incredulidad, consternación, y rabia.
Mucha, mucha rabia, y no es para menos, pues en ella vemos, cómo la estupidez y la avaricia, se confabulan para enriquecer a pocos, y empobrecer a millones.
De entrada decir que en el mundo de las finanzas, un “short” hace referencia a una venta corta o “short selling”, o “shorting”, que es la práctica de vender activos o valores, que fueron tomados como préstamo de un tercero, para comprar otros valores idénticos más tarde, y luego devolvérselos al tercero.
Esto supone un beneficio económico, si el precio de los valores baja; ya que recibe la misma cantidad de valores que se tomaron como préstamo, pero con un valor monetario distinto.
Si el precio sube en vez, resulta en pérdida.
En 2005, el excéntrico gestor financiero de San José, y entusiasta del heavy-metal Michael Burry (Christian Bale), estudia miles de préstamos individuales, agrupados en bonos hipotecarios de calificación elevada, y realiza un alarmante descubrimiento:
Los productos financieros, están cargados de préstamos hipotecarios morosos, que quedarán con toda certeza, impagados en los próximos años.
Aunque los banqueros de Wall Street, y las agencias gubernamentales de regulación, ignoran esta bomba de relojería a punto de estallar, Burry inventa un instrumento financiero denominado “seguro de impago de deuda”, a fin de “vender al descubierto” en el mercado inmobiliario en auge, para consternación de los dueños, e inversores de su fondo de gestión alternativa.
Cuando el joven y avispado banquero de Wall Street, Jared Vennett (Ryan Gosling), se entera de la estrategia de Burry, utiliza una torre de bloques de Jenga que se viene abajo, para convencer al irascible gestor de fondos de gestión alternativa, Mark Baum (Steve Carell), de que él, también debería invertir millones en seguros de impago de deuda.
Baum y su discutidor equipo de analistas, jóvenes y sarcásticos:
Vinny Daniel (Jeremy Strong), Porter Collins (Hamish Linklater) y Danny Moses (Rafe Spall), se muestran inicialmente escépticos, y realizan su propia investigación.
Al estudiar el mercado inmobiliario de Florida, entrevistan a agentes hipotecarios con mucha labia, que consiguen continuamente créditos para compradores, que claramente no están cualificados, y una bailarina de striptease, que ha comprado varias propiedades, sin haber pagado entrada alguna por ninguna de ellas.
Mientras tanto, los gestores financieros de veintitantos años:
Jamie Shipley (Finn Wittrock) y Charlie Geller (John Magaro), también se topan la burbuja inmobiliaria.
Con la esperanza de ingresar en la primera división financiera, descubren con pesar, que su fondo de $30 millones se queda corto, casi por $1500 millones de lo exigido, para poder sentarse en la mesa de los mayores.
Así que reclutan al banquero convertido en agorero ecologista, Ben Rickert (Brad Pitt), que utiliza sus contactos para ayudarlos a realizar su propia apuesta contra Wall Street.
Para cuando el mercado acaba desmoronándose al fin en 2008, estos inversores inconformistas, habrán ganado miles de millones de dólares, pero su experiencia los habrá cambiado para siempre.
Pero, mientras las instituciones financieras, cuya temeraria conducta provocó el problema, son rescatadas por los contribuyentes estadounidenses, millones de ciudadanos pierden sus hogares, sus trabajos, y sus ahorros para la jubilación, en una catástrofe económica, cuyos efectos aún se siguen sintiendo en la actualidad.
Estos tipos poco convencionales, descubren lo que hacen los grandes bancos, los medios, y los reguladores gubernamentales, al ignorar el inminente colapso de la economía global.
Fue por ello que se les ocurre la idea de “La Gran Apuesta”:
Michael Burry (Christian Bale), Jared Vennett (Ryan Gosling) basado en Greg Lippmann; Mark Baum (Steve Carell) basado en Steve Eisman; Jamie Shipley (Finn Wittrock), basado en Jamie Mai; Charlie Geller (John Magaro) basado en Charlie Ledley; Ben Rickert (Brad Pitt) basado en Ben Hockett; y Ted Jiang (Stanley Wong) basado en Eugene Xu.
Los hombres, intentaron mostrar que los créditos fáciles que dichas entidades regalaban, fueron los causantes de dicha crisis.
El tema es sencillo, pues un grupo de problemáticos, anticipan la debacle económica del 2008, y buscan sacarle todo el provecho posible.
Dichos personajes, por diferentes razones y medios, “apostaron” contra los bancos, y contra la misma economía estadounidense, ganando millones en el proceso, en posición a los millones de ciudadanos que perdieron sus casas, empleos y ahorros, por la conducta de las instituciones financieras.
Michael Burry, es un ex cirujano, que compensa su absoluta carencia de gracias sociales, con una fijación obsesiva, rayana en el autismo, con los números.
Burry, es tan bueno para decidir, qué inversiones hipotecarias convienen, y por ello, sus jefes le toleran sus excentricidades, como andar descalzo por la oficina, y escuchar heavy metal a todo volumen.
Burry tiene “carta blanca” para invertir el dinero de sus clientes, en lo que quiera, y consigue engañar a varias instituciones financieras, invirtiendo dinero en lo que es básicamente, un seguro contra la catástrofe que se avecina.
En lo que es quizás, la única parte genuinamente graciosa de la historia, con los funcionarios bancarios tomando el dinero de Burry, pensando que son ellos los que se están “pasando de listos”
Pero, como le dice uno de sus jefes a Burry, en algún momento:
“¿Quién te podría tomar en serio con tus sandalias, shorts, y corte de cabello de Super Cuts?”
The Big Short logra esta hazaña, principalmente, personalizando la historia, centrándose no en abstracciones, sino en personajes pintorescos, que se dieron cuenta de la putrefacción del sistema, y trataron de ganar dinero, aprovechando ese conocimiento.
Por supuesto, sigue haciendo falta explicar todo lo que pasó…
Pero hasta las partes expositivas necesarias, funcionan sorprendentemente bien, más si uno está muy atento y le interesa el mundo bursátil, financiero y económico.
Por ejemplo, descubrimos el modo en que los préstamos de calidad dudosa, se reestructuraron y convirtieron en “obligaciones garantizadas por deuda” supuestamente seguras, gracias a una escena, en la que el chef, Anthony Bourdain explica, cómo el pescado de unos cuantos días, puede disfrazarse de guiso de pescado…
McKay ve The Big Short, como una llamada a la acción para los espectadores que estén hartos de las prácticas empresariales abusivas:
“The Big Short explora, cómo toda una cultura, puede verse atrapada en la obsesión de un sistema corrupto.
En mi caricaturesco “sueño fantástico”, espero que The Big Short consiga disgustar y enfadar a la gente, que salga del cine, y le pregunte a su Congresista:
¿Qué ha votado últimamente en cuestión de reformas del sistema bancario?
Ese sería mi sueño, que todo el mundo le dijera a su congresista:
“Si no estás a favor de desmantelar los grandes bancos, no me importa que seas de izquierda o de derecha, no tendrás mi voto”, asegura.
Y es que The Big Short está generando todo tipo de críticas, por su enfoque sobre la crisis financiera que ha sacudido la economía mundial en los últimos años, un tema complejo:
Descubrir el origen de la crisis, que entre 2007 y 2008, provocó el derrumbe de las bolsas mundiales, y puso en un precipicio, las economías de cientos de países.
Y The Big Short seguirá a 4 individuos, que lograron hacerse millonarios en plena dificultad.
Aunque recoge los fundamentos de la crisis financiera, el verdadero relato de lo que pasó, es tremendamente molesto para algunas personas muy ricas y poderosas.
En consecuencia, ellos y sus sicarios intelectuales, llevan años difundiendo una historia alternativa, que el gestor económico y bloguero, Barry Ritholtz llama “La Gran Mentira”
Es una versión que culpa de la crisis financiera a una administración demasiado grande, especialmente a los organismos gubernamentales que, supuestamente, conceden demasiados préstamos a los pobres.
Da igual que las supuestas pruebas que respaldan esta versión, hayan quedado completamente refutadas, o que antes de la crisis, algunos de esos mismos sicarios, atacasen a los citados organismos, no por prestar demasiado a los pobres, sino por no prestarles lo bastante.
Si los datos históricos contradicen lo que a los poderosos les interesa que creamos, pues no quedará más remedio que reescribir la historia.
Y la repetición constante, especialmente en los medios de comunicación serviles, mantiene en circulación esta historia imaginaria, por muchas veces que se demuestre que es falsa.
Por supuesto, The Big Short ya ha sido objeto de ataques virulentos en los periódicos controlados por Murdoch; y si se convierte en un éxito comercial, o gana premios, es de esperar que la ataquen mucho más.
Lo que deben recordar cuando vean esos ataques, es la razón por la que se producen.
La verdad es que la gente que ha participado en The Big Short, debería considerarlos una especie de cumplido:
“Es evidente que a los atacantes les preocupa que The Big Short sea lo bastante entretenida, para mostrar la verdad a una gran audiencia.
Esperemos que sus temores estén justificados”, dijo la productora.
Entre los mayores aciertos del libreto, está la manera como simplifica, para consumo de la audiencia, la complicada información, terminología, y rebuscadas fórmulas matemáticas que rigen este inescrupuloso Imperio.
Y si no se entiende del todo, lo que sí queda indiscutiblemente claro, es que estas sabandijas, nos están fastidiando económicamente.
El tema es árido, pero al menos se hace entretenido, aunque molesta la excesiva banda sonora y la narración bastante videoclipera.
Ese detalle, aunado a que no hay protagonismo, tal vez la crisis lo sea, más un tema poco comercial, es lo que le puede pasar factura.
Y es que The Big Short, trata de “pasar de lista”, sobre un grupo de especuladores de Wall Street, que se pasó de listo.
A pesar de que el tema es extraordinario, y la intención de ilustrar en términos accesibles, el complicado mundo de la burbuja hipotecaria que explotó en 2008, es buena; la chabacanería autocomplaciente, y el estilo caricaturesco, está totalmente fuera de tono con el contenido.
Lo peor es que ninguno de los personajes es ni medianamente simpático, aunque todos pretenden ser chistosos.
Aunque se siente una innegable fascinación al verla, nunca puedes olvidarte de que Paramount, probablemente hizo The Big Short, sólo por el éxito de “The Wolf of Wall Street” (2013), y luego te das cuenta, de que estaba mejor hecha, y que era más entretenida que ésta.
Si bien no está a la altura de Martin Scorsese, ¿pero quién lo está?, The Big Short podría presentarse junto a “The Wolf of Wall Street” (2013), como una tremenda doble tanda, de estudios universitarios.
La película de Scorsese, es un obvio punto de referencia, y no solo por el tono sardónico, y la narración que acompaña la trama; aquí, provista por Ryan Gosling, es un comerciante del Deutsche Bank, como uno de los corredores que rompe la cuarta pared, hablándole a la cámara; que debajo de su simpática sonrisa, contiene todo lo malo que esperamos cuando pensamos en un banquero.
Jared utiliza el Jenga, el juego de apilar bloques en forma de torre, para luego retirarlos sin que se derrumbe, para mostrar a Baum y su equipo, cómo las obligaciones de deuda garantizadas, se erigen sobre unos cimientos muy vulnerables, y es inevitable que acaben por desmoronarse.
Cuando Jared quita unos cuantos bloques, se viene todo abajo.
Jared Vennett, da la impresión de ser el típico individuo con mucha labia de Wall Street, provisto de un postizo de la estilista Adruitha Lee, y el peluquero Alex Perrone, e impecablemente vestido con trajes ajustados, creados por la diseñadora de vestuario, Susan Matheson.
Además, Jared también ejerce la labor de narrador, que a veces se dirige directamente a los espectadores; de hecho, varios lo hacen para aclarar más comúnmente la terminología y los conceptos difíciles de exponer.
A Gosling, le encantó el reto de utilizar el encanto superficial de su personaje, para aportar claridad a una historia comúnmente incomprendida.
Mientras Steve Carell, interpreta a un banquero que detesta el sistema para el que labora; es un gerente bocón de fondos de cobertura; astuto y depresivo, que se siente culpable por los estragos que causa la debacle económica a los estadounidenses:
Millones de ciudadanos, perdieron sus trabajos, sus casas, y sus ahorros.
Carell encarna la manifestación de la ira que yace en el subtexto de The Big Short, y que va “in crescendo” hasta su final.
Para ayudarlo en su cruzada, cuenta con los indispensables analistas de FrontPoint:
Danny Moses (Rafe Spall), Porter Collins (Hamish Linklater), y Vinnie Daniel (Jeremy Strong)
Estos sarcásticos jóvenes, ayudan a Baum en su causa, a base de hacer números, plantear preguntas difíciles, e investigar sobre el terreno.
“Esos chicos son unas fieras.
Por mucho que parezca que se diviertan, lo cierto es que no dejan de pensar nunca en su trabajo”, dijo el actor.
Por su parte, Steve Carell espera que The Big Short despierte la indignación de más de uno:
“Si me encontrara en un cóctel, y alguien me preguntara de qué va The Big Short, diría:
“¿Recuerdas cuando las hipotecas de alto riesgo se fueron a la ruina, y todas esas compañías quebraron, y ni una sola persona fue a la cárcel?
¿Lo recuerdas?
¿Recuerdas cómo estalló todo?
¿Y que luego llegó el gobierno, y los rescató a todos, y todo pareció estar bien?
Pues sobre esto trata The Big Short.
Es una película de miedo, y es mucho más aterradora de lo que acabo de contar”, aseguró.
Tan cínicos como Mark Baum, el grupo investiga esta absurda idea, de que el mercado de hipotecas, históricamente el más seguro del mundo, se encuentra a punto de colapsar.
Pero ellos no son los únicos:
2 jóvenes aspirantes a bonistas, Charlie Geller (John Magaro) y Jamie Shipley (Finn Wittrock), se meten a la jugada con la ayuda/guía de Ben Rickert (Brad Pitt), un ex corredor de acciones, que acepta regresar al sistema que tanto odia, por razones que nunca quedan claras, o quizás, porque la codicia pesa más que la conciencia, un tema recurrente en todo el metraje.
Por su parte, el personaje de Brad Pitt, es un neurótico catastrofista, que únicamente consume alimentos ecológicos, y está convencido de que “el fin del mundo está a la vuelta de la esquina”
Antes de filmar, Pitt se metió de lleno en el sistema de creencias antisistema de Ben Rickert.
“El tipo real cree, que el cambio climático y las economías corruptas, están destruyendo los recursos naturales”, explica McKay.
“Está convencido de que el mundo se va a acabar en los próximos 50 o 100 años.
Y Brad utilizó todo eso.
Tiene algunas escenas improvisadas estupendas, en las que dice cosas como “No utilices las semillas de Monsanto; tienes que usar semillas puras”
O lo ves en el aeropuerto, con una mascarilla puesta.
Brad quería profundizar en ese modo de pensar, porque Ben no es un simple obseso chiflado del fin del mundo.
Es un tipo genial, y todo lo que hace, está respaldado por datos, aunque la suma de todo ello pueda parecer bastante disparatada.
Ese era uno de los aspectos más divertidos para Brad, a la hora de interpretar este personaje”, dijo el director.
Michael Burry (Christian Bale), fundó la compañía Scion Capital, es un genio matemático tan bueno para encontrar patrones, como malo para comunicarse con otros.
A fuerza de imprudentes correos electrónicos, y decisiones unilaterales, Michael se convierte en el primero en apostar contra el sistema de hipotecas de Estados Unidos, una absoluta locura a los ojos de todo el mundo.
De forma similar al visionario solitario al que interpreta, Bale no interactuó con las demás estrellas de The Big Short.
Casi todas sus escenas, se desarrollan delante de un ordenador, o en una sala de descanso atestada, en la que su personaje se dedica a tocar la batería para desahogarse un poco.
Y poco vemos de las victimas pero, The Big Short nos recuerda constantemente, que todos esos millones ganados por estos chicos, son gracias a familias que se quedaron sin trabajo, sin hogar, gracias al fracaso de una industria dejada por la libre, con fraude, mala regulación, estupidez, y avaricia extrema, la misma industria que fue salvada con dinero público, casi sin ninguna consecuencia, y peor aún, sin ninguna garantía de que no volverá a suceder.
Mientras que tuvieron la visión para adelantarse a la catástrofe que se avecinaba, el propósito inicial de todos estos personajes, era enriquecerse apostando en contra de la economía y el sistema financiero estadounidense.
Aun el personaje de Brad Pitt, un genio de las finanzas que se retiró “asqueado” por la podredumbre moral de Wall Street, confiesa que su motivación para dar acceso privilegiado a un par de ineptos principiantes, fue contribuir a que se volvieran millonarios.
En un último intento de darles una salida heroica a estos especuladores, Adam McKay hace que Steve Carell se alce como la voz acusatoria de la terrible corrupción del sistema.
Este es, finalmente, el punto más reprobable de The Big Short:
Tratar hipócritamente de redimir a unos personajes, que en lugar de advertir a la ciudadanía que el gran “edificio” de la economía estaba a punto de caer, para que se salvaran a tiempo; callaron para enriquecerse un instante antes del desplome.
Ese es el peor chiste de todos.
The Big Short, también combina un estilo documental, en el que se rompe la “cuarta pared,” y los actores se dirigen a la cámara, haciendo comentarios sarcásticos sobre lo que está ocurriendo.
Para explicar uno de los complicados términos financieros, la actriz Margot Robbie sale de la nada en un baño de burbujas, tomando champaña.
Y así como ella, hay otras apariciones cameo, como el chef, Anthony Bourdain, comparando las hipotecas “chatarra”, “subprime mortgages”, con un caldo de pescado; y Selena Gómez, comparando la acción de los bancos, con una mesa de apuestas en Las Vegas.
Aunque estas colaboraciones cumplen su cometido de hacer digeribles para un público no especializado, las complicadísimas maniobras especulativas, que llevaron a la crisis del 2008, en términos de la película en su totalidad, no funcionan; principalmente porque interrumpen el flujo de la narrativa; y peca de introducir a alguien del calibre de Marisa Tomei, como Cynthia Baum, basada en Valerie Feigen, en un papel desechable, de extenderse demasiado en su duración total, y de a veces ser demasiado rebuscado con las complejidades de Wall Street, incluso cuando trae a invitados sorpresa para simplificar la información.
Pero lo de “rebuscado” aparenta ser intencional en esta comedia, en la que al final reímos con el único propósito de no llorar.
Pero es cierto que muchos protagonistas influyentes y aparentemente fiables, empezando por Alan Greenspan, insistieron no solo en que no había ninguna burbuja, sino también en que la formación de una burbuja, ni siquiera era posible.
Y, de hecho, la burbuja cuya existencia negaron, se infló en gran medida, gracias a unos planes financieros opacos que, en muchos casos, constituían un auténtico fraude; y es indignante que, al final, básicamente no se castigase a nadie por esos pecados, aparte de algunos espectadores inocentes, es decir, los millones de trabajadores que se quedaron sin trabajo, y las millones de familias que se quedaron sin casa.
¡Hijos de puta!
“Is this the world's angriest hedge fund?”
En mayo de 2009, El Congreso de EEUU, creó una comisión especial para analizar las causas de La Crisis Financiera.
La idea consistía, en emular a la célebre Comisión Pecora de la década de 1930, que empleó unos análisis históricos pormenorizados, para contribuir a la redacción de las normas que dieron a Estados Unidos, estabilidad financiera durante 2 generaciones.
Pero algunos miembros de la nueva comisión, tenían un objetivo diferente.
Como George Santayana comentó acertadamente:
“Quienes no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo”
Lo que no señaló fue, que algunas personas quieren repetir el pasado; y que a esa gente le interesa asegurarse, de que no recordemos lo que pasó, o que lo recordemos de un modo erróneo.
Por ello, The Big Short, promete convertirse en la obra de referencia sobre el sector bancario, en parte, gracias al apoyo del premio Nobel de Economía, Paul Krugman:
“Si bien somos conscientes, de que hay que aprender de las lecciones del pasado, algunas personas quieren que el pasado se repita, y por eso pretenden asegurarse de que lo estamos recordando incorrectamente”
Krugman se refiere en concreto, a que la burbuja inmobiliaria, y sus peligros para la economía real, habían dado los suficientes avisos como para que se la hiciera caso.
“Pero la mayor parte de los jugadores influyentes, Alan Greenspan incluido, salieron al paso, argumentando que no sólo, no había burbuja, sino que no era posible que existiera”, dijo.
Sus modelos matemáticos de medición del riesgo, les protegían de una debacle.
Y no solamente cerraron los ojos, sino que aceleraron los procesos, y “multiplicaron los riesgos a través de esquemas financieros opacos”, dijo.
La única posibilidad, por tanto, era que la hecatombe llegase.
Lo que sugiere Krugman, es que una vez que la catástrofe tuvo lugar, en vez de tomar las medidas precisas para volver a evitarla, se prefirió cambiar la lectura de la realidad:
“Personas muy ricas y poderosas, difundieron una visión alternativa... que coloca toda la culpa de la crisis financiera, en que había demasiado gobierno, y demasiada regulación, y especialmente, en que había muchas agencias dependientes del gobierno, que presionaron para que se dieran excesivos préstamos a los pobres.
La historia se reescribe por los poderosos”, concluye Krugman, y este es un buen ejemplo.
Los bancos terminaron sufriendo, pero los individuos que formaban parte de ellos, se hicieron ricos.
El problema en este asunto, es que “si bien nadie es explícitamente un corrupto, todos los que están en la mesa saben, que en alguna medida, hay un gran cheque para ellos, esperando para ser entregado”, dijo El Premio Nobel.
La valía de The Big Short, no es por tanto cinematográfica o literaria; depende de la cantidad de luz que pueda arrojar sobre un asunto que aún está por solventarse.
Porque quizá sepamos con alguna precisión, cómo fueron las cosas, pero, señala Krugman, “nada hemos hecho para intentar que no se vuelvan a repetir.
Todo lo contrario”
Como resultado de las crisis económicas, se acompañan de peor salud, por el aumento del paro y de la pobreza, y por el incremento de las diferencias entre pobres y ricos; pero no siempre se acompañan de mayor mortalidad.
Las crisis económicas, no aumentan las muertes en general, pero sí que aumentan las muertes por suicidio en todos los países y situaciones.
El desempleo se asocia a suicidio.
En el mundo, el suicidio es la 2ª causa de muerte, tras los accidentes de tráfico, entre los 10 y 24 años.
Se puede evitar el aumento de los suicidios, con el rechazo a las políticas que hacen caer el sistema de previsión social, la educación, la sanidad, la cultura, y el medio ambiente.
Pero por esta crisis, no hay ni un solo bróker o banquero de Wall Street procesado por la monumental estafa de las hipotecas basura.
Bernanke, Geithner, Paulson, o Greenspan, se dedicaron a rescatar a sus jefes y patrocinadores, regalando cientos de miles de millones a los bancos de inversión que manejan Wall Street, para que no que fueran a la quiebra.
Nadie tiene ni idea, de cómo va a terminar todo este asunto.
De momento la cosa va bien, y los operadores de Wall Street no han sido molestados por Obama, a pesar de sus promesas de reformar el sistema.

“Do you have any idea what you have just done?”



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