4 Luni, 3 Săptămâni Și 2 Zile (4 Months, 3 Weeks And 2 Days)

“Cât de mult ai merge pentru un prieten?”
(¿Hasta dónde irías por un amigo?)

Antes de 1967, la política rumana del aborto, era una de las más liberales en Europa; dado que la disponibilidad de métodos anticonceptivos era deficiente, el aborto era el medio más común de planificación familiar.
A través de una combinación de modernización de la comunidad rumana, la alta participación de las mujeres en el mercado de trabajo, y un bajo nivel de vida, el número de nacimientos disminuyó significativamente desde los años 50, alcanzando su valor más bajo en 1966.
Sin embargo, la cantidad de nacimientos principalmente como resultado del decreto emitido en 1957 que legalizó el aborto, para contrarrestar esta fuerte caída de la población, El Partido Comunista decidió que la población rumana debería aumentar de 23 a 30 millones de habitantes; y en 1966, fue impuesta en Rumania, una ley que prohibía el aborto, como política demográfica impuesta por el dictador Nicolae Ceaușescu.
Más de 2 millones de niños nacieron concebidos por orden de Ceaușescu en el plazo de 3 años, miles de ellos fueron abandonados, mientras unas 10.000 mujeres fallecían a consecuencia de abortos clandestinos.
La ley, no se basaba en ninguna oposición religiosa al aborto, sino en la autoridad y control del gobierno sobre sus ciudadanos.
El aborto y la contracepción, fueron declarados ilegales, excepto por:
Mujeres mayores de 45 años, más tarde bajó a 40 años; mujeres que ya habían dado a luz a 4 hijos, más tarde aumentado a 5; mujeres cuya vida sería amenazada por llevar a término el embarazo, debido a complicaciones médicas; y mujeres embarazadas por violación y/o incesto.
Durante los años del Decreto 770, los únicos métodos abortivos disponibles, todos ilegales, podrían resultar fatales para las mujeres, causando miles de muertes; también se aplicaron sanciones contra la anticoncepción.
Ceaușescu no sólo prohibió el aborto, sino todo tipo de anticonceptivos, y poco más o menos, ordenó a cada familia, que trajera más hijos al mundo y al Estado rumano.
Con El Decreto 770 impuso a las mujeres “el deber patriótico de parir la mayor cantidad posible de hijos”
Y con la denominada “ley de continuidad nacional” dictaminó que “quienes no asumen el deber de tener hijos, son desertores de la nación”
En su delirio planificador, el dictador llegó a declarar, que “el embrión humano es propiedad de toda la sociedad”, es decir, del Estado.
Los anticonceptivos desaparecieron de las estanterías.
Todos los embarazos detectados, fueron seguidos hasta el nacimiento.
La policía secreta monitoreaba las operaciones en hospitales.
Y la educación sexual se centró principalmente en los beneficios de la maternidad, incluida la ostensible satisfacción de ser “una madre heroica que le da a su patria muchos hijos”
A las mujeres, les impuso la obligación de someterse en su lugar de trabajo a pruebas mensuales de embarazo, y a entregar justificaciones médicas en los casos en que se constatase “un estado de no embarazo persistente”
Así, el embarazo era controlado por las milicias del régimen, para identificar a las que hubiesen abortado, y denunciar quienes les hubiesen ayudado.
Las infractoras, eran castigadas con la cárcel.
Al intensificarse el control policial, los abortos eran realizados en centros clandestinos sin control ni higiene, y con cuestionables métodos caseros.
Muchos de los niños nacidos bajo “El Decreto”, fueron abandonados, y terminaron viviendo en las cloacas de las grandes ciudades, o fueron recluidos en orfanatos insalubres, donde crecieron en condiciones inhumanas; en aquellos tristes establecimientos, eran abandonados pequeños afectados por las más variopintas enfermedades, El SIDA entre ellas.
En el cine, se conoce como “Noul Val Românesc” o “Nueva Ola Rumana” a una corriente cinematográfica que surgió en Rumania en 2004, que se fijan en el período de finales de 1980, hacia el final del régimen totalitario de Nicolae Ceaușescu, y exploran los temas de la libertad, y la capacidad de resistencia que contaba la dictadura, y profundiza en las formas en que la transición del socialismo al libre mercado y la democracia, han dado forma a la sociedad rumana después de 1989.
Estéticamente, las películas de La Nueva Ola Rumana, están unidos por un estilo austero, realista y, a menudo, minimalista; por otra parte, el humor negro tiende a ocupar un lugar destacado.
Cristian Mungiu, de 49 años, es considerado uno de los más importantes exponentes de esta corriente.
“Ma simt rau.
Nu pot să cred că se întâmplă asta”
(Me siento enferma.
No puedo creer que esto esté sucediendo)
4 Luni, 3 Săptămâni Și 2 Zile (4 Months, 3 Weeks And 2 Days) es un drama rumano, del año 2007, escrito y dirigido por Cristian Mungiu.
Protagonizado por Anamaria Marinca, Vlad Ivanov, Laura Vasiliu, Alexandru Potocean, entre otros.
En 1989, con la caída del dictador Nicolae Ceaușescu, quien gobernó durante 24 años, vendrían mejores tiempos para la cinematografía rumana.
En los 80, recuerda Cristian Mungiu, se hicieron películas “falsas, mal actuadas, totalmente inverosímiles, de situaciones estúpidas, y llenas de metáforas”
Lo enfurecían.
“Quise volverme director, como reacción ante ese tipo de cine”
Así nace 4 Luni, 3 Săptămâni Și 2 Zile (4 Months, 3 Weeks And 2 Days), basado en hechos reales, un relato de un viejo conocido, ambientada en los últimos años del comunismo en Rumania, y narra los problemas de 2 estudiantes que se enfrentan al embarazo no deseado de una de ellas, en una época en la que el aborto estaba prohibido por la ley.
4 Luni, 3 Săptămâni Și 2 Zile (4 Months, 3 Weeks And 2 Days) es la primera entrega de una serie llamada “Relatos de La Edad de Oro”, proyecto englobado en La Nueva Ola Rumana, cuyo objetivo es hablar del periodo comunista, a través de historias sobre las personas que lo vivieron; y cuenta con excelentes recursos cinematográficos, abordando el tema de la sobrevivencia en una sociedad que da miedo, porque siempre hay un par de ojos que no sabes dónde están, pero estás consciente de que te están espiando.
La obra se estrenó en El Festival Internacional de Cine de Cannes, donde fue galardonada con La Palme d’Or y con el premio de la crítica:
FIPRESCI; siendo esta, la primera vez que un rumano gana este premio.
Pero para 2008 en la ceremonia del Oscar, en la categoría de mejor película en lengua extranjera, el premio fue para la austriaca “Die Fälscher”, una entrada muy criticada como convencional y artísticamente inferior a 4 Luni, 3 Săptămâni Și 2 Zile (4 Months, 3 Weeks And 2 Days)
Ese sorprendente desprecio, tanto que ni siquiera fuera nominada, resultó en un intenso escrutinio, y ridículo de los premios de La Academia por parte de la comunidad internacional de cine, y finalmente inspiró reformas en el proceso de selección de esa categoría; además, 4 Luni, 3 Săptămâni Și 2 Zile (4 Months, 3 Weeks And 2 Days) se convirtió en el tema de una cierta controversia sobre la censura, el debate del aborto, y su exclusión de los Oscar; pero se ha considerado recientemente, como una de las películas principales de los años 2000.
Filmada en el otoño de 2005, aquí tenemos una muestra cinematográfica de una crisis humana y social:
La acción tiene lugar en la Rumania de 1987.
Otilia Mihartescu (Anamaria Marinca) y Gabriela "Găbița" Dragut (Laura Vasiliu), son 2 amigas que comparten habitación en una residencia universitaria.
Găbiţa está embarazada, y contacta con Viarel “Domnu” Bebe (Vlad Ivanov), para que le practique un aborto clandestino.
Con ese fin, Otilia se encarga de reservar una habitación en un hotel barato, y posteriormente, se hará pasar por la hermana de Găbiţa, para poder acompañar a su amiga durante el proceso, aún más duro y desolador de lo que en un principio habían imaginado...
En una sociedad tan destruida como la Rumania de los 80, el solo tocar el tema podía llevarte a la cárcel; pero de la película aprendemos que no hay oportunidad de ir a un sitio a hablar, y de esto, y de una posible salida.
Pero es que ni siquiera existen sitios donde puedas ir a comprar un paquete de cigarrillos...
Todo es informal, clandestino, oscuro y trivial.
Con un enfoque muy sencillo, pero con tanto poder en las imágenes, que no estás muy seguro de lo que está sucediendo desde el principio…
Todo lo que sabes, es que estas mujeres tienen este encuentro misterioso, y la película te da un gran sentido, de lo que realmente era vivir en Rumania en la década de 1980.
“Încrederea este vitală”
(La confianza es vital)
De un realismo sobrecogedor, 4 Luni, 3 Săptămâni Și 2 Zile (4 Months, 3 Weeks And 2 Days) aborda frontalmente el tema del aborto en la Rumania decadente de 1987, y logra trazar a la perfección, en una sola jornada de 24 horas, el retrato psicológico de 2 jóvenes que deben enfrentarse a una dura prueba, dando lugar a la reflexión sobre el contexto político, económico y social de los últimos años de Ceaușescu.
Y la maestría de un director, con un estilo muy depurado, alternando tomas de cámara al hombro ultra-dinámicas que siguen a la protagonista por pasillos, transporte público, etc., y de escenas pausada, muy recortadas, en espacios cerrados y reducidos, esencialmente claustrofóbicas habitaciones, que colocan desde ahora a Cristian Mungiu, como una de las mayores revelaciones cinematográficas.
Según el director:
“El guión se basa en el tipo de experiencia personal que no se suele compartir con otros.
Ocurrió algo inesperado con las personas que leyeron la historia:
También tenían una historia personal de ese tipo que compartir.
De pronto, todos tenían algo que contar acerca del tema.
Y es que resultó ser una historia muy común, que siempre se había escondido entre las sombras.
Hablando con la gente, se descubren sin duda historias realmente horribles.
No se ha usado ninguna en concreto para esta película, tan solo se trataba de entender y dar vida a conceptos muy concretos, y aquí representados”
Situada a mediados de los años 80, la película nos traslada hasta la recta final de una de las más duras dictaduras del siglo pasado.
Líder del Partido Comunista Rumano desde marzo de 1965, Presidente del Consejo de Estado y del país desde 1967, Nicolae Ceaușescu desarrolló una política cada vez más distante de la que mantenía La URSS, y mantuvo la línea leninista de su antecesor, Gheorghiu-Dej, dejando al país sumido en la pobreza y en la más absoluta falta de libertades.
El dictador y su esposa, Elena, serían detenidos, juzgados y condenados a muerte sumaria, el día de Navidad de diciembre de 1989.
Bajo ese contexto histórico, 4 Luni, 3 Săptămâni Și 2 Zile (4 Months, 3 Weeks And 2 Days) arranca en una residencia, en la que 2 estudiantes de 22 años comparten habitación, un hecho que se presenta mediante una fascinante secuencia de inicio, que le confiere una tonalidad casi documental a la película, y con un ritmo acelerado.
Tras todo esto, el tiempo corre:
La introvertida Găbița, está embarazada, y debe abortar en secreto, una práctica prohibida en Rumania de 1966 a 1989.
La extrovertida Otilia, se hace cargo de los preparativos, el dinero, el alquiler de una habitación en un hotel, en segunda instancia, la cita con la persona que va a realizar el aborto… en un ambiente urbano grisáceo, rozando el cuarto mundo económico, con tráfico, caos, edificios casi derruidos, y de sórdidas amenazas de la policía.
Pero este apoyo femenino y amistoso, no le traerá más que problemas, el aborto no se desarrollará en absoluto como las 2 chicas lo habían previsto.
El médico improvisado, resulta ser un verdadero torturador, que se aprovecha al máximo de la situación de desesperación de Găbița.
Una visión muy negra de la masculinidad, que se puede interpretar también como una metáfora del poder, pero que el cineasta y el guionista prefieren expresar poniendo énfasis en los detalles cotidianos, incluido el aborto en sí mismo, tratado con una precisión quirúrgica; siendo un instructivo viaje al lado más oscuro del hombre, con ritmo de “thriller” y beneficiado con el talento del director de fotografía, Oleg Mutu, que aporta a la película, su atmósfera asfixiante.
Y es que 4 Luni, 3 Săptămâni Și 2 Zile (4 Months, 3 Weeks And 2 Days) es una película tenebrosa y tensa; es crítica, sin discursos moralistas; es solidaria, con gestos “insignificantes”, y otros que van más allá de la simple comprensión.
El espectador, se ve obligado a participar de las acrobacias de Otilia en un solo día, gracias al acertado tratamiento de los planos largos, la cámara estática, las sombras y la cámara en movimiento, y la intensidad de sus diálogos.
Se siente demasiado real al verlo, sobre todo si tomamos en cuenta los recursos que se usan al construir un guión técnico pesado y difícil de soportar.
Planos secuencia excesivamente largos, y la ausencia de música, nos lleva por un filme que es gris por naturaleza, y en el que todo puede ocurrir.
El plano largo, es otro recurso constante, que ayuda a crear ese clima de tensión y de peligro.
La cámara permanece estática, y el personaje está principalmente solo, frente al peligro.
Como muestra, podemos ver la escena en que Otilia se reúne por primera vez con el abortista, de apellido “Bebe” vaya usted a saber… de ironías.
La cita se da en la calle, en un lugar donde hay poco movimiento.
El auto rojo, como símbolo de peligro de Bebe, está parado, y Otilia se acerca.
El encuentro es peligroso…
Ambos se van a comprometer en un acto ilegal, y en cualquier lugar, alguien los puede estar acechando.
El otro ejemplo lo encontramos cuando Otilia regresa al hotel de noche, y llama a la puerta de la habitación desesperada.
El silencio es aterrador, sus golpes y su voz, que no puede elevarse, son el presentimiento de un peligro eminente.
La cámara está al otro lado del corredor, quieta, captando todo lo que pasa.
Es como una mirada indiscreta en busca de la señal de peligro.
Hay 2 aspectos más, que no podemos olvidarnos:
El primero se refiere a las imágenes oscuras que simbolizan el miedo y la inseguridad; también la cámara en movimiento.
Cuando Otilia camina, y la cámara le acompaña, moviéndose, temblando.
Es el reflejo de ese día agónico, que parece que no tiene fin.
Es difícil imaginar, cómo las 2 actrices se mantienen en tono ante roles tan difíciles de interpretar; pero ese es el talento que los europeos han sabido dominar:
El drama llevado a la realidad de una situación posible y destructiva.
Aunque no se hacen alusiones directas a las cuestiones políticas o ideológicas del país, ni religiosas, la gente sobrevive gracias al eterno mercado negro, y el miedo está estampado en el rostro de la población, como se ve en la escena en la que Otilia toma por primera vez el autobús al emprender su ardua tarea.
Y podemos decir, que la película se divide en 2 partes:
La primera sucede en la residencia universitaria, cuando conocemos a Otilia y a Găbița.
Esta última está en el dormitorio depilándose las piernas, y luego se pone a preparar una maleta; mientras tanto, Otilia, resuelve una serie de asuntos de la vida cotidiana en la residencia.
Esos minutos le son un poco confusos al espectador, pues no se sabe lo que sucede, aunque ayudan a explicar el mundo que le rodea a ambas muchachas.
La segunda parte empieza cuando Otilia sale de la residencia, y camina hacia la parada de bus.
A partir de ese momento, se construye la historia de Otilia, el drama de Găbița, y cumplen un papel importante 3 elementos:
Los diálogos, los planos y el tiempo “real” de las escenas que están mezclados, formando un solo cuerpo.
Al final, la destrucción emocional viene reflejada en Otilia, quien no es la víctima, pero se siente como la más afligida, es casi la espectadora de un cambio de vida del cual nunca tuvo que formar parte, y que sin embargo, lo hace por lealtad a una chica, que podría ser su amiga, pero también podría ser cualquier persona.
La empatía en Otilia, es elevada al martirio.
Otilia está sentada frente a Găbița en el restaurante del hotel donde realizaron el aborto clandestino.
Al fondo se ven las figuras de las personas que participan en una fiesta…
No se escucha ningún ruido, ninguna voz.
Ambas muchachas permanecen en silencio.
Găbița luce más tranquila, y Otilia parece cansada, después de todo, anduvo el día de un lado a otro, enfrentándose a una serie de peligros, sin tener un solo instante para pensar en sí misma.
De repente, ella mira a la cámara, que permanece quieta, y su mirada parece preguntar:
Y ahora, ¿qué...?
Es imposible dejar de analizar la última escena, en la que ambas chicas están sentadas en el restaurante del hotel, pensando en lo que ambas han hecho, y cómo esto les ha cambiado en personalidad y madurez repentina.
Saben que la interacción social, nunca será la misma, y un indicio de esto es la escena de la amiga en el cumpleaños de la suegra, y que lo que hicieron, debe ser olvidado.
Pero al mismo tiempo saben que no podrán hacerlo.
Para la que no está embarazada ya, ha salido de un posible futuro incierto...
Pero para la otra, apenas empieza el camino por un futuro horrible, marcado con tinta indeleble.
La película habla del aborto, pero también habla de la empatía y la amistad.
Găbița se merece la muerte, por mala amiga, por mentirosa, por haber permitido que Otilia diera su cuerpo como pago por un aborto, a sabiendas que probablemente ella quede embarazada por ello… destruyéndole la vida hecha que ella ya tenía, es como si Găbița quisiera vengarse de su amiga, a tal punto que al final, no se hablarán, porque ya no tienen nada en común, que les una.
Găbița es una perra maldita de las mujeres de más baja calaña.
Mientras el tema del aborto, es un pretexto para tocar el tema del miedo y de la sobrevivencia, tanto es así, que desconocemos la historia de Găbița y su embarazo.
No se sabe de quién se embarazó, y por qué quiere abortar.
Ella no se pregunta si es bueno o no el hacerlo; su amiga no le cuestiona en ningún momento la decisión que ya ha tomado y, una vez hecho el aborto, la vida de ambas parece continuar…
Como una forma de reforzar esta idea, hay que mencionar el ambiente oscuro que prevalece en ciertas situaciones que provocan una angustia tanto en Otilia como en el espectador.
La película se distancia de cualquier cuestión ética-moralista, y en ningún momento toca los tabúes religiosos que, en general, perturban a la sociedad; la historia se concentra en el ambiente tenso y tenebroso que le rodea a Otilia, en los peligros que enfrenta, y en los malabarismos que debe hacer para ayudar a su “amiga”, sin que sean atrapadas por las autoridades, pues el aborto es ilegal y ambas podrían ir a la cárcel.
Ante todo, 4 Luni, 3 Săptămâni Și 2 Zile (4 Months, 3 Weeks And 2 Days) es un filme sobre la Amistad puesta a prueba.
Para rodar este relato, Mungiu cuenta con 2 actores que conocía bien:
Vlad Ivanov, el único que tenía claro al hacer el guión, explica el cineasta; y Laura Vasiliu, con los que había trabajado en publicidad.
El enorme trabajo de Ivanov, que en una sola secuencia transmite la mayor de las inmundicias, desde una frialdad y perversidad que repugna, está tan bien construido que es aborrecedor.
Para el rol protagonista, contó con Anamaria Marinca, actriz rumana instalada en Londres.
Cuando llegó, fue una desilusión, cuenta Mungiu:
“No tenía nada que ver con el personaje.
Pero, leyendo el papel, se transformó asombrosamente.
Es una gran actriz, toda la película reposa en sus hombros”
Y aunque el título de la película nos remite al tiempo de embarazo de Găbița, la historia está centrada en Otilia.
Ella es la verdadera protagonista de este drama sombrío, que hace que el espectador se involucre hasta en el más mínimo detalle, gracias inclusive a un recurso muy sencillo:
La ausencia total de banda sonora.
Es sobre Otilia que caen las responsabilidades, y la vemos hacer todo sin quejarse, aguantando los miedos, guardando el secreto, resolviendo los problemas que aparecen a última hora e, intentando, inclusive mantener el equilibrio en la relación que tiene con su enamorado, Adi Radu (Alexandru Potocean), un hombre tan machista, que solo le importa su satisfacción sexual, y no desea defraudar a su involucionada familia, padres que crecieron durante uno de los regímenes más nefastos que tuvo la humanidad.
Por ello, Otilia es un personaje riquísimo, intenso; es una mujer fuerte, determinada, ágil, que no se deja vencer con facilidad; hay momentos en que parece que va a perder la calma, pero sabe controlarse, principalmente cuando no funciona nada de lo que habían planificado con su amiga:
Les falta dinero; no consiguen la habitación en el hotel que les habían recomendado; el tiempo de embarazo de Găbița, no es el que ella había dicho.
No obstante, Otilia no se deja vencer, y sigue adelante.
Es una mujer de batallas, aunque al final pierda la guerra.
Quedan cuestionamientos:
¿Qué es lo que le inspira a Otilia, tanto sacrificio por su amiga?
La respuesta es compleja, y no aparece en ninguna línea de la película, pues en ningún momento se mencionan los hechos que le den al espectador una pista sobre el pasado de ambas mujeres, a no ser que ellas no son de ahí; vienen de otro lugar, y no quieren ser transferidas.
Sin embargo, hay que recordar, que hay un instinto de sobrevivencia, pues el problema de Găbița, le puede perjudicar directamente a Otilia, aunque ella no tenga nada que ver con el drama de su amiga; pues hay que considerar que ambas viven en un país en el que no se respeta la individualidad; por otro lado, hay que considerar el concepto de lealtad…
Otilia es más que solidaria con su amiga; y tiene un concepto profundo de lo que es la amistad.
Porque:
¿De qué otra forma se puede explicar el hecho de que Otilia, como última alternativa, acepta vender su cuerpo al hombre que le va a hacer el aborto a su amiga?
Bebe es un individuo frío y calculador.
Al principio, nos da la impresión de que es una persona honesta; sin embargo, en poco tiempo se descubre su carácter:
Es un monstruo autoritario, egoísta y manipulador de las personas con sus palabras, que usa un discurso, con un tono de voz suave, pero calculado, con el que intimida a la gente.
Es una persona dura, y solo hay una “negociación”:
La que él exige.
De esta forma, Otilia y Găbița descubren que no tienen la cantidad de dinero necesaria para pagarle a Bebe, a quien no le ablandan con las promesas de que pueden conseguir más dinero para el fin de semana…
Es entonces que Otilia, en un gesto intenso de amor por su amiga, se ofrece a tener relaciones sexuales con él, como parte del pago.
Una relación que le provoca asco, y que le hace sufrir a su amiga, pero de la cual, ambas, no dirán una sola palabra...
En su estreno internacional, 4 Luni, 3 Săptămâni Și 2 Zile (4 Months, 3 Weeks And 2 Days) se vio parcialmente a través de la lente del debate sobre el aborto:
Se señaló que la película mostraba el feto abortado, comparable al uso de estas imágenes por parte del movimiento estadounidense Pro-VIDA, pero se argumentó que la película estaba más cerca de la ideología Pro-ELECCIÓN en su enfoque, por el daño de la ley provocaba a las mujeres; así como temas sobre la lealtad de los 2 personajes.
Mungiu dijo que el rodaje del feto no estaba vinculado al movimiento Pro-VIDA, ya que los rumanos no usaban comúnmente estas representaciones, y el debate sobre el aborto, ya no era prominente allí.
También se argumentó que la película era simplemente sobre el comunismo, y el minimalismo permitió a las audiencias extranjeras, ver lo que querían, incluyendo un declarado debate sobre el aborto.
Otros vieron una película de terror, en la representación de los abusos que las mujeres sufren cuando el aborto es ilegal.
Y queda:
¿Qué pasó con la identificación de Bebe?
¿O por qué Otilia robó la navaja?
¿Dónde está la barriga de 4 meses?
¿Y tras abortar, la imbécil pregunta si enterró al feto?
¿Qué se puede esperar de una “amiga” mentirosa, manipuladora y egoísta?
Un final irónico, con la abortada que no tenía hambre, cenando ternera, cerdo, hígado, sesos empanados y tuétano…
Ciertos momentos dignos de destacar:
El interminable plano fijo de la cena con la familia del novio, las conversaciones, la cara de la chica, y sobre todo ese momento en el que suena el teléfono, y nadie contesta…
El periplo final de Otilia, intentando rehacerse del feto, con una luz lúgubre, casi negra, que consigue crear una sensación de miedo y tensión brutal.
Y por último, el plano fijo final:
La música y la gente de la fiesta de fondo, en contraste con la imagen de las 2 amigas hechas polvo, mientras las luces del tráfico de Bucarest se reflejan sobre Otilia, y ésta, un segundo antes del fundido a negro, parece girarse y mirar al espectador...
¡Brutal escena!
Y no olvidemos que 4 Luni, 3 Săptămâni Și 2 Zile (4 Months, 3 Weeks And 2 Days) refleja al género masculino como enemigo, pues da asco el abortista, porque es un auténtico cabrón, genuino representante de la gentuza más abyecta, así como el egoísta novio que no escucha, y el amigo de su padre, que le exige a Otilia, no fumar ante los padres del novio...
¿Con qué confianza?
Pero tampoco las mujeres se salvan, la madre del novio, una muda… y la amiga es tan estúpida, y tan mentirosa, que merece mucho más que un destino cruel.
“Nu te judec pentru ce sa întâmplat.
În Viață, greșim cu toții”
(No te juzgo por lo que ha sucedido.
En la vida, todos cometemos errores)
El aborto en Rumania es legal durante las primeras 14 semanas del embarazo; y durante la etapa más tardía de embarazo, es legal cuando es terapéutico.
Durante 2004, hubo 216.261 nacimientos vivos, y 191.000 abortos informados, queriendo decir que, un 46% de los 407.261 embarazos ese año, resultó en aborto.
Como dato, los niños nacidos durante ese período, especialmente entre 1966 y 1972, fueron apodados los “decreţei”, y tuvieron que soportar servicios públicos abarrotados, porque El Estado no estuvo listo para el aumento súbito.
La palabra “decreţei” tiene un matiz negativo, debido al daño físico y mental percibido, debido a los embarazos arriesgados y abortos ilegales fracasados.
Cuando llegó el final de La Era Comunista en Rumania, fuentes fidedignas aseguran que más de 500.000 mujeres habían muerto por abortar ilegalmente.
En este contexto, el aborto perdió su connotación moral; se veía más como un acto de rebelión y resistencia contra el régimen.
Después de 1989, una de las primeras medidas fue volver a legalizar el aborto.
Hubo casi un millón de abortos durante el primer año, mucho más que en cualquier país de Europa.
Todavía hoy, el aborto se usa como método anticonceptivo en Rumania, con más de 300.000 casos declarados anualmente; pero sus consecuencias se encuentran aún presentes.
En 2004, según UNICEF, en Rumania fueron abandonados 4.000 recién nacidos, un 1,8% del total.
Fenómeno que se considera consecuencia de la persistente falta de educación social y sexual, y de la pobreza que aún aflige al país.
Hay aún en la actualidad, 40.000 niños en los orfanatos; y desde 1989, otros 30.000 han sido dados en adopción.
Y es que Rumania tiene una alta prevalencia de aborto:
En una encuesta de 2007, el 50% de las mujeres dijeron que habían sufrido un aborto durante su vida.
El nuevo Código Penal, que entró en vigor en 2014, regula el procedimiento de aborto.
El artículo 201 (1), castiga la realización de un aborto cuando se hace bajo cualquiera de las siguientes circunstancias:
(a) Fuera de las instituciones médicas o consultorios autorizados a tal efecto.
(b) Por una persona que no sea un médico acreditado en el ámbito de la obstetricia y la ginecología, y que tenga la libertad de ejercer esta profesión.
(c) Si el embarazo ha pasado de 14 semanas.
Una excepción al límite de 14 semanas, se establece en el artículo 6 (6) del artículo 201, que estipula que “realizar un aborto no es un delito si se hace con fines terapéuticos por un médico certificado hasta las 24 semanas del embarazo, e incluso después de los 20, el límite de 4 semanas, si el aborto es necesario para fines terapéuticos, en interés de la madre o del feto”
“Si la mujer no consentía en el aborto; si se vio gravemente herida por el procedimiento; o si muere como resultado de ello, las penas se incrementan”, apartados 2 y 3 del artículo 201.
“Si los actos son realizados por un médico, además de la sanción penal, también se le prohíbe al médico ejercer la profesión en el futuro”, apartado 4 del artículo 201.
La sección 7 del artículo 201, estipula que “no se castigará a una mujer embarazada que provoque su propio aborto”
Una teoría sobre los nacidos bajo ese decreto, argumenta que los niños que nacen después de que sus madres se niegan a un aborto, son mucho más propensos a cometer crímenes, o se niegan a reconocer la autoridad cuando llegan a la edad adulta.
Además, los “decreţei” son exactamente las mismas personas que encabezaron el esfuerzo por derrocar violentamente el régimen de Ceaușescu en 1989.
En ese año, el “decreţei” más antiguo habría tenido 22 años, en el rango de edad general de la mayoría de los revolucionarios.
No olvidar que Rumania era el único país comunista de Europa del Este con leyes estrictas contra el aborto, y contra la anticoncepción en ese momento, y también el único país cuyo gobernante fue derrocado y asesinado violentamente, al final de La Guerra Fría.
La mayoría de esos países, experimentaron una transición tumultuosa, pero pacífica.
Sin embargo, existían otros aspectos del régimen totalitario, que promoverían una reacción violenta en lugar de una transición pacífica, como la falta de vida social y reuniones legales, un sistema más amplio de informantes y policías especiales que cualquier otro Estado que no sea la Alemania Oriental, y un culto de la personalidad, construido alrededor del líder supremo.
La violencia real de la revolución, se puede atribuir a divisiones entre la policía gobernante y militar/secreta, y el vacío de poder que resultó.
Las revoluciones se observan a menudo en oleadas, y es probable que Rumania lo hubiera experimentado, sin importar su situación demográfica.

“Știi că totul are un preț în această lume”
(Sabes que todo tiene un precio en este mundo)



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