Nightmare Alley

“He was all things to all men... but only one thing to all women!”

William Lindsay Gresham, fue un novelista estadounidense, y autor de no ficción, particularmente bien considerado entre los lectores de “noir”
Si el apellido Gresham encuentra cierta evocación cinematográfica en algún lector, es que, en efecto, la hay:
La segunda esposa del novelista, fue una poeta llamada Joy Davidman, o Joy Gresham, que en 1953 lo abandonó nada menos que por el mucho más conocido escritor inglés C.S. Lewis…
La historia de amor entre la poeta y el creador de Narnia, dio pie a una obra teatral de William Nicholson, popularizada en su día por la película “Shadowlands” (1993), en la que los papeles estuvieron a cargo de Debra Winger y Anthony Hopkins, éste hace de Lewis, no de Gresham.
Así pues, Gresham era alcohólico, y se unió a Los Alcohólicos Anónimos; como también había intentado suicidarse; por lo que desarrolló un profundo interés en el Espiritismo, habiendo ya expuesto muchas de las técnicas fraudulentas de los espiritistas populares en sus 2 libros temáticos, y habiendo escrito un libro sobre Houdini, con la ayuda del célebre escéptico James Randi.
Él era también un entusiasta temprano de la Cienciología, pero después denunció la religión como otra clase de estafa.
“Nightmare Alley” es una novela que Gresham publicó en 1946; y se trata de un estudio de las más bajas profundidades del “showbiz” y de sus habitantes, el sombrío y sombrío mundo de un carnaval de segunda categoría, lleno de prostitutas, intrigas y mujeres fatales de Maquiavelo.
Gresham, atribuyó el origen de Nightmare Alley, a las conversaciones que él tenía con un trabajador de carnaval, mientras que ambos estaban sirviendo como voluntarios con las fuerzas leales en La Guerra Civil española.
Gresham escribió la novela, la primera, mientras trabajaba como redactor de un “verdadero crimen”, una revista Pulp en la ciudad de New York, durante la década de 1940; y esbozó la trama, escribiendo los primeros 6 capítulos durante un período de 2 años, luego terminó el libro en 4 meses.
Cada capítulo está representado por una carta diferente del Tarot:
Y sigue a Stanton, que desde sus años jóvenes en la feria, la historia recoge un arco cronológico extenso; comprende pronto que lo que marca la vida de los hombres, de todos los hombres, es el miedo, y que la única forma de combatirlo, es forjando una serie de mentiras.
Y él posee la clave para que esas mentiras resulten muy convincentes y, para él, extremadamente lucrativas.
En el libro de 444 páginas, hay tiempo sobrado para relatar con minuciosidad sus andanzas; y sobre todo, Gresham puede utilizar toda la franqueza, tanto sexual, nada hay de pacatismo, ni en el lenguaje ni en la exposición del sexo, éste claro, es otra forma de manipulación; como moral, ya sin rodeo alguno, Stanton se convierte en sacerdote y gurú de la llamada Iglesia del Mensaje Celestial.
Por otra parte, la caída y degradación del personaje, que lo llevan incluso al asesinato, aquí sí constituyen un proceso progresivo, y no una brutal precipitación por un abismo.
Que alguien necesite el consuelo de la videncia, del psicoanálisis, de la mística del Tarot, del espiritualismo y la parapsicología, incluso del espejismo del amor, es lo que constituye el alimento de seres sin compasión ni escrúpulos como Stanton Carlisle, o Lilith Ritter.
Pero sus víctimas resultan tan estúpidas, tan poco dignas de simpatía, y la sociedad que amenazan esos seres implacables es tan hipócrita, y se halla tan embrutecida, que Nightmare Alley no deja salida alguna, salvo seguramente, la de obligarnos a mirar dentro de nosotros.
De ahí la raíz de su profunda perturbación.
Y eso es lo que probablemente supuso para su autor, el alcoholizado Gresham, el hombre necesitado de múltiples terapias, el buscador incansable de una intensa espiritualidad que posiblemente no encontró nunca.
Hay que agregar que según La Real Academia Española, “mentalismo” es la teoría filosófica que no tiene en cuenta las experiencias objetivas, y trata de resolver los problemas exclusivamente mediante procesos naturales, pero es también una controvertida rama del ilusionismo.
El mentalismo, es un arte de ejecución antiguo, en el cual, el practicante utiliza la agilidad mental, principios de la magia escénica o sugestión, para hacer una ilusión de lectura mental, psicoquinesis, precognición, clarividencia o control mental.
Una de las ejecuciones de mentalismo más antiguas de las cuales se tiene registro, fue realizada por el mago Girolamo Scotto en 1572.
El mentalismo, es una rama del ilusionismo, pero algunos mentalistas, como Bob Cassidy, aseguran que el mentalismo como arte escénico, es un arte independiente y diferente de la magia o el ilusionismo.
Por otro lado, se conoce con el nombre genérico de “lectura en frío”, a diversas técnicas empleadas para que un sujeto convenza a otros, de que sabe mucho más acerca de alguien de lo que conoce realmente.
Dicha práctica, es usada frecuentemente por magos de escenario, como parte de sus espectáculos, y se ha señalado que es empleada a su vez por adivinadores, quiromantes, tarotistas y videntes, entre otros, como medio para obtener información que es atribuida por éstos, a la posesión de supuestos poderes psíquicos o paranormales.
Aun sin que cuente con conocimiento inicial alguno acerca de una persona, un “lector en frío” experimentado, puede conseguir rápidamente una gran cantidad de información acerca de algún sujeto mediante el análisis y la observación meticulosa de su lenguaje corporal, forma de hablar, vestimenta, apariencia, sexo, edad, religión, origen étnico o nivel educativo.
A medida que va “leyendo”, el adivinador puede calibrar sus juicios según las reacciones corporales inconscientes que emite el sujeto, tras escuchar aciertos y desaciertos; y así lanzará una lista de problemas comunes hasta ver, según la lectura facial, un gesto de acierto o que el mismo sujeto le indique sin percatarse.
Por último, el término “mnemonista”, hace referencia a un individuo con una extraordinaria capacidad para recordar una gran cantidad de datos, por ejemplo, listas con nombres inusuales de personas, guías telefónicas, pasajes de libros, etc.
A la mayoría de estas personas, se les atribuye un tipo de memoria especial, que se ha denominado “memoria eidética”, aunque existe cierto debate acerca de si estas habilidades son realmente innatas, o si son aprendidas.
Sin embargo, muchos mnemonistas, han gozado de gran popularidad, y han pasado a formar parte de la tradición, los mitos y la cultura popular de su país.
Incluso algunos han sido objeto de estudio…
Las demostraciones “friki” o “Geek Show” eran un acto en carnavales ambulantes y circos en La América temprana, y eran a menudo parte de un acto más grande.
El diccionario en línea de la etimología, da lo siguiente para el “friki” a un “monstruo de acto” en 1916, en un carnaval en los EEUU, siendo un argot del circo; cuyo acto del ejecutante facturado, consistió en estar parado en el anillo central, para perseguir pollos vivos... y terminó con el ejecutante mordiendo las cabezas de los pollos, matándolos y tragándolos.
Las demostraciones del friki, fueron utilizadas a menudo como teloneros para lo que se conocen comúnmente como “demostraciones anormales”
Era una cuestión de orgullo entre los profesionales del circo y de carnaval, no haber viajado con una compañía que incluía “geeks”
Los frikis, eran a menudo alcohólicos o drogadictos, y eran pagados con licor, especialmente durante La Era de La Prohibición, o con narcóticos.
El término “espectáculo geek”, entonces se aplica a menudo a situaciones en las que una audiencia se siente atraída por un espectáculo que consiste en un acto horrible, que es desagradable, pero al final entretenido por las masas.
También, puede ser realizado por una sola persona, en referencia a una experiencia que él/ella encontró humillante, pero otros encontraron entretenido; por lo que se utiliza en forma de burla/peyorativa.
La forma moderna y el uso popular con referencia a esos “hombres salvajes” del circo, procede de la novela de William Lindsay Gresham, “Nightmare Alley”, un autor que al final, minado por una enfermedad incurable, por la amenaza de la ceguera, o por el abandono de todas las mujeres que se acercaron a él, acabó suicidándose, a los 53 años de edad, en un hotel de esa New York donde creció, y en cuyos antros de diversión alimentó parte de la materia de las pesadillas que afloran en su novela.
“How can a guy sink so low?”
Nightmare Alley es un drama de suspense, del año 1947, dirigido por Edmund Goulding.
Protagonizado por Tyrone Power, Joan Blondell, Coleen Gray, Helen Walker, Taylor Holmes, Mike Mazurki, Ian Keith, George Beranger, Mike Lally, Al Herman, Florence Auer, entre otros.
El guión es de Jules Furthman, basado en la novela “Nightmare Alley” (1946), escrita por William Lindsay Gresham.
El actor Tyrone Power, deseando expandirse más allá de los papeles románticos, y de bravucón que lo llevó a la fama, compró los derechos a la novela, así que él podría ser la estrella con rasgos “desagradables”:
El Gran Stanton, un intrigante pregonero de carnaval; y para hacer la película más creíble, los productores construyeron una feria/carnaval completa, en 10 acres, unos 40,000m2 en el lote siguiente de 20th Century Fox.
También, contrataron más de 100 atracciones de espectáculos, y gente de carnaval para añadir más autenticidad; por lo que la convierte en una película clásica de cine negro, con magníficos toques de cine fantástico; que trata sobre la ambición, las debilidades psicológicas humanas, y el aprovechamiento sobre las mismas; el hundimiento moral, la esperanza, el amor, la dura vida en un modesto espectáculo ambulante…
Y es que Nightmare Alley era algo inusual entre el cine negro, en tener estrellas de primera, el personal de producción, y un presupuesto relativamente grande.
A pesar de una campaña de promoción fuerte, la película no era un éxito financiero, debido en parte a las protestas contra “el contenido escandaloso”
El director del estudio, Darryl F. Zanuck, encontró la película tan desagradable, que la sacó de circulación; y las presentaciones posteriores, ya sea públicamente o por televisión, eran muy raras.
Su lanzamiento de 2005 en DVD, como parte de la serie del “noir” de 20th Century Fox, trajo Nightmare Alley de nuevo a una circulación más amplia; y ha encontrado aclamación, siendo considerada todo un clásico.
Porque Nightmare Alley posee innumerables virtudes que la convierten en un singular, ejemplo de filme único, fantástico, mágico, ambiguo, en el que la maldad aflora en sus fotogramas, en la que se observa el eterno retorno que hace de la fatalidad, el único destino posible... un extraño y malsano melodrama, que se desarrolla a la manera de un inexorable círculo vicioso, puesto que comienza en el mismo punto, escenográfico y dramático en que concluye.
Ese escenario, es el de una feria, uno de esos espacios que existen, en teoría, para convocar la diversión y la alegría, y que, sin embargo, poseen un aire siniestro, como en general, todos los lugares, fechas y celebraciones en que parece ser obligatorio “ser feliz” o, al menos, pasárselo “bien”, como se encargan de remarcar bien, tanto la literatura como el cine.
La acción tiene lugar en una feria ambulante, y Chicago, entre 1946 y 1947, a lo largo de más de un año; y narra la historia de Stanton “Stan” Carlisle (Tyrone Power), joven ambicioso, embaucador, mujeriego y cínico, que comienza como aprendiz de charlatán de feria, y asciende a protagonista de un espectáculo de adivinación, en una lujosa sala de fiestas.
Él es un aventurero, que llega a una feria deseoso de abrirse camino, y tras sentirse impactado con el “monstruo” que allí exhiben, conocerá a “Mademoiselle Zeena” Krumbein (Joan Blondell), la pitonisa de a bordo, y su compinche esposo alcohólico, Pete Krumbein (Ian Keith)
Los trucos del número de Zeena, se los revela a Stan, tras la muerte de su compañero, a quien Stanton sustituye como “partenaire”; y luego a Molly Carlisle (Coleen Gray), una preciosa joven que es cortejada por Bruno (Mike Mazurki) el musculoso de la feria, pero ella no se siente atraída.
Ella es inocente, sincera y fiel.
Entre ellas, las ambiciones de Stan empezarán a despertar... hasta trazar un proyecto donde la vida asumirá su sino implacable.
Inclusive, una “femme fatale” Lilith Ritter (Helen Walker), hará desequilibrar al mentalista.
Ella es una psicóloga no titulada, que elabora un plan siniestro para explotar la buena fe de personas adineradas y crédulas.
Las quejas de algunas de éstas, y la inmoralidad de Lilith, ponen a Stan en peligro.
El director, nos enfrenta entonces ante 2 posibilidades diferentes de la manipulación del hombre a través de la mente, pero como los engañadores se reconocen mutuamente, estos métodos se combinan para que una vez más, el citadino venza al hombre del pueblo.
A medida que su popularidad crece, Stan comienza a jugar con la prédica religiosa, y como si Dios pudiera oírlo, se lo hace pagar con la locura, y una triste regresión a un estado animal, claro que antes del plano final, deja abierta una oportunidad para la redención.
Si hay una frase que recuerda esto es:
“A aquellos a quienes Dios quiere castigar, los vuelve locos”
Su caída es impresionante y más, que el remordimiento por la muerte de Pete, lo lleva a imitar los pasos del difunto, dándose el alcohol.
Nightmare Alley es extraordinariamente pesimista y despiadada, cuenta el ascenso y caída de un “showman” de ferias ambulantes, que se convierte en un falso místico, y presenta un negro retrato de las debilidades humanas, y la corrupción social.
De una profundidad psicológica muy adelantada a la época, y con un tratamiento del personaje de Tyrone Power absolutamente magistral; que me ha turbado, la historia del desgraciado adivino, falso o no, con trampas o acechado por un destino gris inesquivable, me ha aturdido; y ello es consecuencia de que la película sencillamente está bien hecha de principio a fin.
Excelente melodrama psicológico, sin duda la mejor película del gran Edmund Goulding, y la demostración de que en ocasiones, Tyrone Power podía ser un gran actor.
Aquí está soberbio, dando credibilidad al personaje arribista e inmoral, que le toca encarnar con un convencimiento absoluto, en medio de un reparto excepcional, en el que destaca la entrañable y siempre eficaz, Joan Blondell.
De una profundidad apabullante, tan actual hoy en día como en su estreno hace 70 años, magistralmente fotografiada con claras reminiscencias expresionistas, esta apasionante historia, coquetea por momentos con el cine negro, recogiendo de este género, su ambigüedad moral, y sus opresivas atmósferas para ponerlas al servicio de una historia, cuyo interés no decae en momento alguno, y cuya lectura se renueva y amplia con cada visionado de esta magistral y bastante desconocida película.
Totalmente imprescindible para los amantes del cine clásico, y para estudiosos de la psicología oportunista y arribista, tan tristemente de moda en nuestros días; que ahora se considera como “una de las mayores gemas del film noir”
“He reached too high...”
Para muchos críticos y realizadores, Nightmare Alley es uno de los “film noir” más representativos del período, en el que el género nos deslumbró con su paisaje nocturno de personajes que representaban a la lacra de la sociedad; y es una obra maestra, un “thriller”, un drama psicológico, en el que se pone en cuestión las apariencias, a partir de una serie de oposiciones o comparaciones; la bola del vidente, puede transformarse en botella de alcohólico; la confesión ante el charlatán, ser equiparada al relato hecho en la intimidad del psicoanalista; la lectura de las cartas del tarot, es tan fiable como la reflexión psicológica, etc.
La dirección, hace uso reiterado de la elipsis, que incrementa la ambigüedad de las situaciones; pero lo más atractivo de este gran relato, es ver la prolongación de la influencia expresionista del cine alemán, que no sólo influenció al “noir” con sus luces y sombras, luchando dentro el cuadro, sino que también con la temática de una mente perversa, que planea crear una sociedad de control, manipulando a los más inocentes para beneficio propio.
Nightmare Alley es además de una gran elegancia visual, con la estupenda fotografía de Lee Garmes y, sobre todo, una prueba del enorme talento del cineasta, para dotar cada secuencia de identidad visual clara, próxima al surrealismo, y siempre al servicio de una mirada despiadada sobre el mundo; la fotografía se basa en luces expresionistas, claroscuros fuertemente contrastados y composiciones de gran belleza plástica.
El guión, crea una atmósfera de misterio, dominada por un destino siniestro e implacable; dotado de extrañas y sugestivas cualidades, supone una reflexión sobre las apariencias y el engaño, y representa una obra maestra que no pierde con el tiempo, ni un centímetro de vigencia y capacidad de atracción.
Su honda complejidad, merecerá ser redescubierta, año tras año.
Y es ante todo, un drama que nos habla de la vida con toda su crudeza y su profundidad.
Su historia tiene mucho de hechos vividos por el autor de la novela, William Lindsay Gresham, un hombre víctima del alcoholismo, que maltrató a sus 2 esposas, y a los 2 hijos que tuvo con la primera, su semejanza con Pete, el esposo de Zeena en la película, contiene recuerdos suavizados; y quien después de ingresar a Alcohólicos Anónimos, se sintió atraído por la espiritualidad, lo que lo llevó a conocer a ciertos personajes, y algunas sectas para quienes, el fraude era la razón mezquina de su existencia.
Sirviéndose de un guión escrito con rigor matemático por Jules Furthman, el director Edmund Goulding, vuelve a demostrar su gran virtuosismo con una historia de gran sentido humano, y de enorme valor sociológico.
Con una intachable dirección de actores, con un brillo constante en cada frase, y en cada escena, cumpliendo a cabalidad con esos logros del arte de que hablábamos anteriormente, Nightmare Alley se merece un sitial de honor entre los grandes clásicos del arte cinematográfico.
Con una estructura singularmente circular, la historia se abre con unos planos panorámicos, que describen la atmósfera de un sórdido y decadente mundo de los feriantes, en todo momento, la excelente labor de fotografía de Lee Garmes, es uno de los mejores aliados de Goulding.
En este inicio, contemplamos el modo de funcionamiento de una falsa vidente llamada Zeena, ante un público formado por incautos que creen las falsas adivinaciones que esta les formula.
Zeena, es una veterana en la profesión, y está secretamente enamorada de Stan Carlisle, aunque sigue casada con Pete, su antiguo compañero de andadura profesional, y que se encuentra absolutamente abandonado en su decrepitud a causa del alcohol.
Stan, es un joven ambicioso y egoísta, dotado de un gran encanto y carisma personal, y no duda en lograr de Zeena, la clave, un sistema con el que puede realizar las aparentes adivinaciones ante el público, para entre ambos, formalizar un espectáculo juntos.
Finalmente lo logra, y con la ayuda de la joven Molly, aprende todos los secretos que permiten que una sucesión de simples trucos auditivos, hacer ver que estamos ante auténticos poderes sobrenaturales.
Pero en todo ello se destaca una innata habilidad de Stan para embaucar a la gente, que poco a poco le llevará a subir los peldaños de la fama, y hacer de su espectáculo, una atracción realmente cotizada.
Zeena, simboliza la honestidad; Molly la inocencia, Lilith la deshonestidad, y Stan la ambición sin límites.
Lilith, que sin embargo queda sorprendida por las aparentes dotes de Stan, le ha tendido una trampa delante del público, pero la capacidad de psicología natural de este, la capta en pleno espectáculo.
Es por ello que pese a unas relativas reticencias, ambos deciden trabajar juntos, actuando de forma fraudulenta, y permitiendo que el falso vidente se introduzca en aparentes terrenos de lo sobrenatural, que le permitirá granjearse la estima y el dinero de conocidos y acaudalados clientes de la psicóloga.
La situación marchará viento en popa, hasta que uno de los “convencidos” del charlatán, quiera que se visualice el espíritu de una antigua novia, y este intente que su esposa se disfrace como esta, basándose en fotos que le ha facilitado Lilith.
Pese a sus crecientes reticencias, Molly accede a encarnar este espíritu, pero en plena “materialización”, finalmente desiste de ello, siendo descubierto por el influyente cliente, pues este nombró a Dios, algo que para Molly es muy importante.
Stan, ha quedado desacreditado, y huye de la ciudad, en una caída absolutamente estrepitosa, que le llevará finalmente a aceptar encarnar a un monstruo de una feria que encuentra en su huida.
Totalmente deformado y traspasado por el alcohol, Stan finalmente es reconocido por su esposa, que lo había buscado infructuosamente, renaciendo un extraño rayo de esperanza para el que la pesadilla es prácticamente su único recuerdo, pese a que aún le queden fuerzas para exhibir sus dotes como charlatán ante otros individuos igualmente vencidos por la bebida y los sinsabores de la vida.
Nightmare Alley posee un argumento que se introduce en una atmósfera asfixiante, que destaca por una constante huida de moralismos, de ahí ese aire de autenticidad que mantiene, que no duda en equiparar la psiquiatría como otra forma de charlatanería, algo bastante atrevido en un periodo en el que tanto la sociedad de EEUU, como el propio cine estaba imbuido de esa sempiterna influencia; y en el que al mismo tiempo se habla de la falta de respeto a Dios, se descubren esas formas de superchería que embaucan a los necesitados de la fe, y al mismo tiempo, se habla de tomas de postura morales:
La inocencia y fidelidad de Molly, la honestidad de Zeena, y el egoísmo y ambición mostrados por Stanton y la joven psicóloga.
De alguna manera, se establecen unas relaciones de dependencia de unos personajes con otros, en un entorno de turbia amoralidad, que finalmente tendrá la lógica consecuencia del “descenso a los infiernos” del sablista, embaucador y al mismo tiempo, atrayente personaje encarnado con tanta convicción por Tyrone Power.
La obra, está presidida por la presencia intangible del mal, el determinismo de la degradación moral, la fuerza del destino que rige, misteriosamente e inexorablemente, la vida de las personas, imponiendo el mal, y marginando la bondad de Molly, y la sinceridad de Zeena.
Las cartas revelan, infaliblemente, el futuro, y anticipan la tragedia.
La vida colectiva y la vida individual, son movidas desde un ámbito superior desconocido y poderoso, que inunda la vida de incertidumbre y ansiedad.
Los seres humanos, no son los rectores de su destino, sino sus marionetas de trapo y sus víctimas.
La conspiración maléfica de Stan y Lilith, transforma el acuerdo en duelo, y la confianza mutua en triunfo del mal superior sobre el mal limitado por la capacidad de engaño, y la credibilidad de las víctimas.
Son escenas destacadas, la sesión en que Stan ve por primera vez a Lilith, la lectura del destino de Stan por Zeena, y la soberbia escena final.
Pocas veces, el cine de Hollywood de los 40 y 50, creó una obra en la que la pulsación del mal fuera tan intensa y profunda; en un film singular y atípico como pocos, digno merecedor de su condición de obra de culto.
Su guión, nada maniqueista, inteligente, imprevisible, ocurrente, de magnífica construcción; en segundo lugar, la planificación de las escenas y el ritmo con el que se encadenan, logran que el espectador se sumerja en el torbellino de impresiones propuesto por su director.
En tercer lugar, su ambientación, mágica, oscura, onírica por momentos, maravillosas escenas iniciales en la feria, la escena de la aparición entre los árboles, magnífica en su tono ensoñador, también es necesario citar otra escena por su intensidad, la de la gala, en la que el protagonista conoce a cierta psicóloga…
Guión, planificación y ambientación, que se unen a otra gran virtud del filme:
Su reparto, encabezado con especial brillantez por Tyrone Power, ambiguo, misterioso, terrorífico por momentos en su papel, excepcional actor que nos ha legado sublimes muestras del arte de la representación, y secundado por magníficos actores como Joan Blondell o Helen Walker.
Pero es Stanton Carlisle, quien constituye uno de los más sólidos y fuertes personajes, y al mismo tiempo, las mejores actuaciones que pudo realizar en toda su carrera, el ídolo Tyrone Power.
Las mujeres que se cruzan en la vida del ambicioso y egocéntrico Stan, dan cuenta de lo multifacético y rico que suele ser el sexo femenino.
Así, Zeena la pitonisa, se balancea entre ser una esposa deshonesta, y una honesta compañera; la adorable Molly, es el amor generoso, pero siempre leal a sus principios morales; y la inefable Lilith Ritter, cuyo nombre es un presagio a tomar en cuenta, es la brillante profesional, y el poder reservado que jamás debe subestimarse…
Una de las principales cualidades que determina que se ha alcanzado el nivel de arte en una película es, cuando al apreciarla, no tardamos en sentir esa inigualable complacencia que produce el comprobar que, nuestra mente y nuestros sentimientos, perfectamente interconectados, de repente se despiertan de forma activa e incluyente.
Entonces, como aquellos ángeles que observan el comportamiento humano sin interferir en nuestras decisiones, comenzamos a hacer parte presente dentro de la historia; nos conectamos de tal manera, que no quisiéramos que absolutamente nada nos saque de esa profunda compenetración; y con los protagonistas, corremos, reímos, tememos, gozamos con sus triunfos y sufrimos con sus fracasos… y finalmente, sentimos que unas cuantas cosas quedan flotando de manera persistente en nuestros pensamientos, porque el director ha logrado su cometido, de hacernos reflexionar sobre nuestra vida, y sobre aquellas cosas que pasan en el mundo que, aunque quizás ya conocidas, ni siquiera nos habíamos tomado un instante para analizarlas.
El arte, entonces, nos introduce en el alma de las cosas, en las razones del ser, y en las más implacables consecuencias de nuestros actos.
Es decir, nos pone la vida ante un espejo.
Recibir el mensaje y aprender de él, será entonces decisión nuestra… pero el arte ya ha cumplido su función:
Mostrar un camino de luz, por el cual podemos guiarnos si queremos avanzar hacia la verdad y hacia la unicidad.
En todas las enciclopedias se habla de un final patético, con Tyrone Power convertido en monstruo de feria, que devora pollos vivos, ese plano o esa secuencia, que sería coherente con la película, no figuró en la versión final del film, probablemente porque el final era de comercialidad más que dudosa, y no soportable para un público incapaz de aguantar que tanta crueldad se cebase en su héroe; y según se dijo, esas escenas horripilantes del “geek”, ensangrentado, e insanamente destrozando a los pollos, sólo se podía esperar que fueran restauradas, pero en la edición del corte original, se destruyó la continuidad.
La escena final, patética, imprecisa y ambigua, forma parte de la historia del cine.
Goulding nos muestra los entresijos más oscuros y deprimentes de un mundo que, visto por fuera, es alegre y colorido, pero que por dentro muestra una cara mucho más amarga.
Algo que funciona como metáfora de la personalidad y la mente del protagonista, encantador por fuera, pero corrompido por dentro.
En este sentido, Nightmare Alley es muy psicoanalítica; está llena de simetrías, de momentos y frases que se repiten, y también de dobles sentidos.
Puede tener múltiples interpretaciones:
La primera de ellas, la más evidente, la de que el protagonista es un timador que con la ayuda de la psicóloga, estafa a los clientes ricos.
Se entiende el psicoanálisis como una forma de engaño más, junto con el espiritismo o incluso la religión.
Pero también puede ser que todo esté en la cabeza del protagonista, una ilusión que él mismo se ha creado en su obsesión por alcanzar éxito y poder.
El espectador, es libre de decidir, qué opción le parece mejor.
Nightmare Alley tiene además, mucho de tragedia griega:
Vemos con casi desesperación, que a la vez nos sirve de catarsis, cómo el protagonista va cavándose poco a poco su propia tumba, cada acción que realiza, le lleva a una destrucción anunciada:
Esa carta de ahorcado, que funciona como oráculo; acabando del mismo modo que siempre había querido evitar, y convirtiéndose en uno de esos desgraciados a los que siempre había despreciado.
Como una estructura circular, o un círculo vicioso del que no se puede escapar.
¿Acaso Nightmare Alley es una vuelta de tuerca de “All About Eve” (1950), en plan masculino?
Finalmente la banda sonora hace uso de solos de piano, inquietantes, melodías de feria reiterativas, y fragmentos orquestales de agudos estridentes y bajos angustiosos.
“The spook racket, I was made for it”
¿El destino está escrito en las cartas?
En el inconsciente colectivo de la humanidad, la idea se ha introducido en forma de dualismo, de separación entre el cerebro y la mente, de la lucha entre ángeles y demonios.
Se considera que en el cuerpo, hay un morador que puede presentarse como demonio o como genio, creencia que ha sido codificada en mitos y símbolos.
El principio de mentalismo, ha sido conocido a través del kybalión…
El concepto de magia y el uso de la hipnosis, son retomados por la Programación neurolingüística en los años 70.
A la habilidad para comprender y predecir la conducta de otras personas, sus conocimientos, sus intenciones, sus emociones y sus creencias, se le ha denominado “teoría de la mente”, concepto a su vez relacionado con cognición social, mentalización, psicología popular, psicología intuitiva o conducta intencional.
Se cree que las técnicas mentalistas pueden, en ocasiones, ser usadas fuera de la industria del entretenimiento para influenciar las acciones de personas prominentes, para objetivos personales o políticos, aunque según los mentalistas, la postura habitual y más ética del mentalista, es manifestarse en contra de aquellos que emplean sus mismas habilidades para estafar y engañar, en lugar de para crear entretenimiento o espectáculo.
Ejemplos famosos de este tipo de practicantes, están Grigori Rasputín y Cagliostro.
Actores como Mark Edward, Lynne Kelly, Kari Coleman, Ian Rowland y Derren Brown, han trabajado como presuntos psíquicos, ofreciendo tanto sesiones privadas de adivinación del futuro, o foros abiertos para “hablar con los muertos”, al estilo del autoproclamado médium, John Edward, y su contraparte del Reino Unido, Colin Fry.
Solo después de haber recibido la ovación y el aplauso de los espectadores, dichos intérpretes revelaron que, para realizar su espectáculo, no habían necesitado poder sobrenatural alguno, sino solo de algunos conocimientos de psicología y de “lectura en frío”
Por su parte, muchos psíquicos famosos, como Sylvia Browne, por ejemplo, afirman que sus habilidades se deben a fuentes paranormales o a la intuición, negando el empleo por su parte de las técnicas de “lectura en frío”
Por su parte, Nightmare Alley, increíblemente sugerente y redonda, no es excesivamente conocida, pero que es considerada una joya dentro del cine negro por esos mismos temas; adelantada a su época, y actual, aunque muchos años hayan pasado por ella; ya que trata un tema que sucede igualmente en nuestros días:
Siempre va a haber personas movidas únicamente por la ambición.
Siempre va a haber timadores y sinvergüenzas sin escrúpulos que intenten engañar a los demás, no hay más que poner la tele para verlo, en los mercaderes de la fe, que lo primero que piden es dinero…
Pero el destino, que es más sabio que nosotros, acaba poniendo a cada uno en su lugar.
Eso hace de Nightmare Alley, una película perfecta para reflexionar y debatir, sobre ella, y sobre lo que trata.

“You know what a geek is, don't you?”



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