Costantino Il Grande

“Tre secoli dopo la nascita di Cristo, l'imperatore romano in tutta Europa, dalla Britannia al Medio Oriente...
L'Impero era così vasto che il suo dominio era diviso:
L'Oriente era governato dall'imperatore Diocleziano; l'Occidente dai massimi...
Successivo al comando degli imperatori c'erano quelli che avevano il titolo di Cesare...

Flavius Valerius Aurelius Constantinus Augustus, fue un Emperador Romano conocido como Constantino I “El Grande”, siéndolo desde su proclamación por sus tropas el 25 de julio de 306 hasta su muerte en el 337 a los 65 años; y se le conoce como San Constantino por La Iglesia Ortodoxa, Las Antiguas Iglesias Orientales y La Iglesia Católica Bizantina Griega; por lo que no resulta fácil valorar su figura.
El símbolo en que se convirtió, aunque fuera erróneo, repercutió en la historia en nombre de una pseudo donación de Constantino de Italia al Obispo de Roma, y se constituyó en La Edad Media “el poder temporal del papado”; pero más generalmente el nombre de Constantino se asocia al triunfo del cristianismo sobre el mundo pagano; y se le considera el arquetipo de “Príncipe Cristiano, Padre de La Iglesia Católica”
No se sabe con seguridad la fecha real de su nacimiento, que se sitúa entre los 270 a 288, aunque si se tiene la certeza que nació en Nassius, siendo hijo bastardo, y fue proclamado Emperador a la muerte de su padre, pero debido a la confusa situación dinástica de la época, no consiguió el poder absoluto hasta 324, después de derrotar a sus diferentes enemigos en una larga serie de guerras civiles.
Legalizador de la religión cristiana por El Edicto de Milán en 313, Constantino es conocido también por haber refundado la ciudad de Bizancio, actual Estambul, en Turquía, llamándola “Nueva Roma” o Constantinopla, que significa “la ciudad de Constantino”; y debido a que él quiso rivalizarla con Roma, como capital de occidente, decidió que la fundación de Constantinopla sería una segunda capital, estratégicamente mejor situada; siendo éste el punto de partida involuntario del Imperio Bizantino.
Al tiempo que Constantino I convocó El Primer Concilio de Nicea en 325, que otorgó legitimidad al cristianismo en El Imperio Romano por primera vez; se considera que esto fue esencial para la expansión de esta religión, y los historiadores, desde Lucius Caelius Firmianus Lactantius, escritor latino y apologista cristiano; y Eusébios tés Kaisareías, obispo de Cesarea, conocido como “el padre de la historia de La Iglesia” porque sus escritos están entre los primeros relatos de la historia del cristianismo primitivo hasta nuestros días; presentan a “El Grande” como el primer Emperador Cristiano, si bien fue bautizado cuando ya se encontraba en su lecho de muerte, tras un largo catecumenado.
Y es que su relación con el cristianismo fue difícil, ya que fue educado en la adoración del Sol Invictus, cuyo símbolo portaba y cuyo culto estaba asociado oficialmente al del Emperador; y su conversión, de acuerdo con las fuentes oficiales cristianas, fue el resultado inmediato de un presagio antes de su victoria en La Batalla del Puente Milvio, el 28 de octubre de 312. 
La causa subyacente de ese enfrentamiento, residía en las rivalidades inherentes al sistema de gobierno instituido por Gaius Aurelius Valerius Diocletianus Augustus, de la tetrarquía, que era una forma de gobierno mediante la cual, el poder lo comparten 4 personas que se autodenominan “tetrarcas”:
Los 2 Augustus nombraron simultáneamente a los 2 César:
Gaius Galerius Valerius Maximianus Augustus, y Marcus Flavius Valerius Constantius Herculius Augustus.
Éste último fue el padre de Constantino, y fundador de La Dinastía Constantiniana.
De este modo, El Imperio quedaba bajo el mando de 2 César y 2 Augustus; donde los Augustus se encargaban de la defensa del Imperio, y los César, investidos de “imperium y diadema”, los ayudaban y reemplazaban en caso de impedimento o muerte.
Casi de inmediato, tras la renuncia al trono de Gaius Aurelius Valerius Diocletianus Augustus, y Marcus Aurelius Valerius Maximianus Herculius Augustus, los administradores provinciales comenzaron a disputarse el control del Imperio, por lo que se necesitaba un líder joven y fuerte para restablecer el orden.
Uno de los candidatos era Constantino, quien, aunque tenía derechos dinásticos al trono por ser heredero del Emperador Occidental, se veía afectado por el hecho de que la tetrarquía obviaba dichos derechos al considerar que el linaje imperial no era un requisito indispensable en Los Emperadores.
Cuando su padre murió, el 25 de julio de 306, sus tropas proclamaron a Constantino “Augustus” en Eboracum, York.
Mientras en Roma, el favorito a la sucesión era el heredero de Marcus Aurelius Valerius Maximianus Herculius Augustus, Marcus Aurelius Valerius Maxentius Augustus, quien se autoproclamó Emperador el 28 de octubre de ese mismo año.
Cerca del 312, estos 2 hombres mantenían una pésima relación conocida por los ciudadanos romanos, a pesar de que eran cuñados a través del matrimonio de Constantino con Flavia Maxima Fausta, la hermana de su rival.
Los escritos de Lucius Caelius Firmianus Lactantius, llamada “De mortibus persecutorum” o “Sobre las muertes de los perseguidores” escrita en la Galia en el 318, poco después del triunfo del cristianismo, constituyen la más importante de las fuentes contemporáneas a este acontecimiento que documentan La Batalla del Puente Milvio, entre los ejércitos de esos 2 Emperadores.
Pero la victoria de Constantino derivó en el fin de la tetrarquía; y muchos de los hombres que habían permanecido en las orillas del Tíber, fueron capturados o asesinados.
El propio Marcus Aurelius Valerius Maxentius Augustus, falleció al ahogarse en el río, en un desesperado intento por escapar, tenía 34 años.
Cuando se encontró su cuerpo, Constantino ordenó que le precediera en su entrada triunfal a la capital, como prueba de que él era el único soberano de Occidente; mientras su cuñado, Flavius Galerius Valerius Licinianus Licinius reinaba en las provincias orientales.
Esta batalla constituye pues un importante punto de inflexión en la historia del cristianismo, ya que los historiadores cristianos de esta época y posteriores, influidos por la narración de Eusébios tés Kaisareías, atribuyeron la victoria de Constantino a “una intervención divina”, en la que supuestamente él vio en el cielo una cruz con la leyenda:
“Por este signo vencerás”, lo cual le despertó esa supuesta tendencia al cristianismo, el cual legalizó como religión en El Imperio.
Por ello, parte de la importancia de esta batalla, reside en que los escritos que la relatan, se ven afectados por esa leyenda.
Una de ellas cuenta que la noche del 27 de octubre, cuando los soldados se preparaban para la inminente batalla, Constantino tuvo una visión que lo llevó a combatir bajo la protección del Dios cristiano.
No obstante, la descripción de esta visión varía en función de la fuente que la relate.
Los historiadores cristianos afirmaron que esta visión consistía en la aparición de la señal de la cruz, acompañada por una voz que le decía a Constantino, “en este signo, conquistarás” en lengua griega.
Por su parte, Lucius Caelius Firmianus Lactantius, afirma que la visión que tuvo Constantino la noche antes de la batalla, decía que “debía delinear la marca celestial en los escudos de sus soldados”
Así, el futuro Emperador obedeció y marcó los escudos con el símbolo de Cristo; y Lucius Caelius Firmianus Lactantius describe este signo como un “staurogram”, una cruz latina con su extremo superior redondeado en forma de P.
A pesar de ello, no existen pruebas de que Constantino utilizara alguna vez el “staurogram”; de hecho, ciertos historiadores defienden que empleó la famosa “chi-rho” que consiste en las letras griegas “Χ” (chi) y “Ρ” (rho), las 2 primeras del nombre de Cristo en griego “Khristós” o “el ungido”
De Eusébios tés Kaisareías, han sobrevivido 2 escritos que describen esa famosa y “divina” batalla:
El primero de ellos consiste en un pequeño extracto de su “Historia Eclesiática”, que afirma que Constantino recibió ayuda divina durante la batalla, aunque no hace mención de la visión.
No obstante, en su “Vida de Constantino”, ofrece una descripción detallada acerca de esta visión, y hace hincapié en que la había escuchado de boca del propio Emperador.
Conforme a este relato, Constantino y sus hombres se encontraban marchando, el historiador cristiano no especifica cuál era el objetivo de los constantinianos, aunque afirma que no se encontraban en la capital; cuando El Emperador levantó la vista y observó que, por encima del Sol, se alzaba una cruz luminosa con estas palabras:
“Εν Τούτῳ Νίκα”, cuya traducción al latín es “in hoc signo vinces” o “en este signo, vencerás”
En ese momento, Constantino no tenía claro cuál era el mensaje que trataba de transmitirle esta revelación...
No obstante, esa noche soñó con Cristo, que le decía que debía emplear ese signo contra sus adversarios.
En este relato, Eusébios tés Kaisareías describe el lábaro, el estandarte militar que usó Constantino durante el conflicto que le enfrentó a Flavius Galerius Valerius Licinianus Licinius, como el “chi-rho”
Estos 2 escritos, difícilmente pueden conciliarse con el resto de obras que hablan acerca de la batalla, aunque se han visto incluidos en aquellos que afirman que Constantino vio el “chi-rho” la noche anterior al combate.
Lucius Caelius Firmianus Lactantius y Eusébios tés Kaisareías, coinciden en que este símbolo no estaba destinado a representar a Cristo, ya que no existen evidencias que prueben que el “chi-rho” fuera considerado una marca cristiana antes de su reinado; al tiempo que este símbolo apareció por primera vez en una moneda de oro de La Era Constantiniana, cerca del 315; lo que viene a demostrar que Constantino había empezado a emplearlo por esta época, aunque no de una forma destacada; y solo hizo un uso extensivo del “chi-rho” y del lábaro durante el conflicto con Flavius Galerius Valerius Licinianus Licinius.
De esa manera, como “El Sol Invictus” empleado frecuentemente en el labrado de monedas y monumentos constantinianos años después de esta victoria; esta visión ha sido interpretada como un fenómeno meteorológico por ejemplo un halo que podría haber sido modificado con el fin de encajar con las creencias de los seguidores cristianos del Emperador.
Por otra parte, El Arco de Constantino, erigido para celebrar la victoria, ciertamente atribuye el éxito de Constantino a la intervención divina; sin embargo, el monumento no muestra ningún simbolismo abiertamente cristiano.
Después de la victoria de Constantino, su rival, Marcus Aurelius Valerius Maxentius Augustus fue vilipendiado y presentado como un tirano cruel, sanguinario e incompetente.
Aunque no se le contó entre los perseguidores de los cristianos por las fuentes tempranas como Lucius Caelius Firmianus Lactantius, la propaganda cristiana oficial tardía, lo puso bajo aquellos que fueron hostiles con el cristianismo.
Este punto de vista ha permanecido y dominado las fuentes que hablan de él, aun cuando el uso y análisis más extenso de fuentes no literarias, tal como monedas e inscripciones, ofrecen una imagen más completa de su figura.
Como consecuencia, la victoria de Constantino le dio el control total del Imperio Romano de Occidente, allanando el camino para que el cristianismo se convirtiera en la religión dominante para El Imperio Romano, y finalmente para Europa.
Al año siguiente, 313, Constantino y Flavius Galerius Valerius Licinianus Licinius emitió El Edicto de Milán, que convirtió al cristianismo en una religión oficialmente reconocida y tolerada en El Imperio Romano.
“Quando la Potenza della Spada e il Segno della Croce si uniscono nella più eccitante storia di fede mai raccontata”
Costantino Il Grande es un drama de acción del año 1961, dirigido por  Lionello De Felice.
Protagonizado por Cornel Wilde, Belinda Lee, Massimo Serato, Christinne Kaufmann, Fausto Tozzi, Tino Carraro, entre otros.
El guión es de Lionello De Felice y el diálogo en inglés de Michael Audley; basados en la carrera temprana del Emperador Constantino, quien primero legalizó y luego adoptó el cristianismo a principios del siglo IV; por lo que la trama es ficticia, y solo se extiende hasta su vida, terminando en La Batalla del Puente Milvio en 312 d.C.
Pero se muestras que para el 303, Constantino se convirtió en el primer Emperador de Galia; antes de esa batalla con los romanos, tuvo una revelación donde asegura a su ejército la libertad de culto para todos los cristianos; al tiempo que la epopeya muestra la derrota gráfica del ejército romano.
Comercializada internacionalmente como “Constantine and The Cross”, fue rodada en su mayoría en Roma, Italia; aunque también hay partes rodadas en Zagreb, Croacia.
La acción tiene lugar durante El Imperio Romano, entre la decadencia y su caída, durante una batalla entre César rivales; hasta que Gaius Aurelius Valerius Diocletianus Augustus, llamado Diocleziano (Annibale Ninchi), con la tetrarquía, de 2 Augustus y 2 César, impuso la paz y el orden.
Costantino (Cornelio Wilde) sería el primer Emperador cristiano, y se propone conquistar El Imperio Romano para el cristianismo, aunque su conversión fue probablemente más un hecho político que teológico:
Era hijo de Costanzo Cloro (Carlo Ninchi) y Helena (Elisa Cegani), una partidaria fundamental de los cristianos.
Costantino estaba casado con Flavia Maxima Fausta (Belinda Lee), la hija del Emperador Massimiano (Tino Carraro)
Posteriormente, Costantino publicaría El Edicto de Milán en el 313, que estableció la libertad religiosa, y reunió al Concilio de Nicea en el 325, que prohíbe el paganismo.
Por lo que él armó El Imperio Romano, pero está estableciendo Constantinopla, o “Byzancio” como la nueva capital cuando comenzó El Imperio Bizantino.
La película toma mucho tiempo para mostrar las rivalidades y la política Imperial, al tiempo que va “in crescendo” para explotar en la famosa batalla y la “visión divina”; sin olvidar pasajes de romance, conversiones, y violencia contra los cristianos; por lo que la película debió ser espectacular en su día, al mostrar al Imperio Romano en toda su grandeza y belleza; pero ahora sus colores saturados se desvanecen, y la película podría demandar una restauración; que bien lo vale por su visión histórica y religiosa, además para mostrar esa gran panorámica TotalScope, la impresionante cinematografía de Máximo Dallamano; y disfrutar de la partitura musical atmosférica de Mario Nascimbene; porque la película está bien dirigida por Lionello De Felice; y atraerá a los fanáticos del género “de espada y sandalia” al ser un buen esfuerzo en retratar un tema importante y poco estudiado; por todo ello bien vale la pena verla aquellos interesados en la historia de la religión, los cristianos y los fanáticos del cine que disfrutan de la ficción histórica épica.
“Il Cesare dell'Occidente era Constantius Chlorus.
La sua sede di governo era Treviri, che si trova nell'attuale Germania meridionale...
Da questo avamposto ha condotto una guerra implacabile contro le orde barbariche che minacciavano la frontiera settentrionale dell'Impero...
Il capo dei suoi generali era suo figlio.
Costantino”
Sigue sorprendiéndome que, hasta la fecha, esta sea la única película que se ha hecho sobre un hombre que, literalmente cambió el mundo; al tiempo que es un ejemplo decente del género “de espada y sandalia” italiana, que está muy por encima de la media; siendo más larga que el péplum habitual, pues contiene un poco más de 2 horas de metraje; con una configuración para nada barata, y actores sólidos, y un director que a menudo se olvida que hizo memorable películas de género.
Para esta producción, los guionistas inventaron una historia de 2 desafortunados amantes, Adriano (Fausto Tozzi) y Livia (Christine Kaufmann) en la que ella era una joven cristiana por supuesto; para poder confrontar las ideologías “en combate” más allá de la trama de Costantino.
Por lo que Cornel Wilde es un convincente Costantino, y recibe un buen apoyo del resto del elenco, en una epopeya entretenida, que sigue teniendo un buen valor cinematográfico total; donde el tema es, en última instancia, la historia de la cristiandad, realmente la ortodoxia oriental; al surgir de un culto oscuro y perseguido, a una de las religiones dominantes de Europa a través de su adopción por uno de los grandes conquistadores bizantinos romanos:
El Emperador Costantino.
Así se rodea al descubrimiento del Príncipe romano occidental, de su propia herencia cristiana mientras lucha para salvarlos de ser enviados a los leones.
Solo después de descubrir que los cristianos lo cuidaron hasta que recuperó la salud después de ser atacado en el camino, Costantino se preocupa por salvar vidas a pesar de que eso lo convierte en enemigo de Roma; y para aquellos que no están interesados en este tema de importancia ideológica e histórica, probablemente deberían evitar esta película, porque a veces se mueve bastante despacio, y la trama se separa por momentos de la acción principal, que no es otra que mostrar el preludio de lo que fue la conversión del Emperador, por lo que ese “duro proceso” toma mucho minutaje.
Todo empieza al regreso de La Galia, que Costantino es víctima de los sucios manejos de Marcus Aurelius Valerius Maxentius Augustus, hermano de Flavia Maxima Fausta, su prometida; porque su cuñado lo desea asesinar como Emperador de Roma, pero la confabulación fracasa, y Costantino se salva con la ayuda de algunos cristianos.
Nombrado “Augustus” de La Galia, Costantino se casa con Flavia Maxima Fausta, y en las proximidades del puente Milvio, se enfrenta al ejército de Marcus Aurelius Valerius Maxentius Augustus.
Pero la noche anterior a la batalla, Costantino tiene una visión de la cruz de Cristo y de su victoria; y tras derrotar al enemigo, él puede volver a abrazar a su mujer, y conoce por fin a su verdadera madre, Elena (Elisa Cegani), a quien Costantino tuvo que repudiar por ser cristiana.
La historia es épica y heroica, siguiendo a Costantino, Flavia Maxima Fausta, Adriano y Livia, desde su temprana edad adulta hasta el ascenso al poder como Emperador, y la eventual unificación del Imperio.
Costantino es representado como un brillante guerrero, líder y estratega, lo que ciertamente fue, con estabilidad y paz en el corazón de sus motivaciones, lo cual es discutible; pero mucho queda fuera de la historia, y se cambian muchos eventos, mientras otros se acomodan por dramatismo; por ejemplo, no hay una indicación clara del formidable intelecto y educación de Costantino, ni la ambigüedad de sus motivos y alianzas.
Gran parte de las complejas intrigas de los tiempos de Costantino, se ignoran o alteran para mantener la historia en movimiento.
Aun así, la historia puede ser un poco difícil de seguir, si aún no está familiarizado con los eventos y los personajes.
Y como es de esperar, cada epopeya religiosa debe tener una zorra de pelo oscuro, y esa es Belinda Lee, de aspecto exótico, es La Princesa romana a la que se compromete el héroe, aunque él está enamorado de un rubio campesino cristiano… no es raro para la época.
Este romance heteronormativo, pues toda la trama gira alrededor de Costantino y Fausta; también tiene algunas escenas violentas, con masacres en el campo de batalla o en la arena, con torturas en las mazmorras, con las secuelas de las violaciones grupales… tremendamente fuertes para la época; y escenas de batalla realmente sangrientas.
Al menos algo de ese mundo cobró vida, principalmente por medio de escenas de violencia, pero también por la subtrama del romance del Centurión con una adolescente, es que en esos tiempos, otras cosas sucedían; mientras que la intriga política parece más genérica, y los pretorianos impresionan más que los senadores.
Y en el caso en cuestión, Costantino y La Cruz; es cuando El Emperador, por su conversión al cristianismo, la fe de su madre Elena, fue que hizo que el cristianismo fuera la fe de Europa.
Más importante que eso, después de que la acción de esta película termina, Constantino convocó El Concilio de Nicea, que esencialmente era el cuerpo que organizaba La Biblia; y se decidió qué historias entraron, qué cuentas como ese famoso Evangelio de Thomas no hicieron el corte; y que nos ha influenciado para bien y para mal hasta el día de hoy.
Por ello, este Emperador es una figura importante y compleja, que bien merece un tratamiento mucho mejor en una biografía filmada que lo que obtiene aquí; de hecho, sería más interesante como miniserie de televisión; porque este es un relato ficticio de su sucesión como Emperador y su conversión al cristianismo; y la precisión histórica deja mucho que desear, por ejemplo:
La madre de Costantino no era cristiana…  y su destino no es exactamente lo que vemos en la película:
Ella no era una dama de alta cuna, era hija de un posadero; y Constantino no se distanció de ella hasta su victoria sobre Massimiano, pero la película la presenta con gusto; además, él tenía varios medio hermanos, estaba casado, o al menos se acostaba con alguien antes de conocer a Flavia Maxima Fausta, ya que él tenía un hijo, Flavius Julius Crispus de su primera esposa, Minervina; aunque algunos no la consideran como mujer legítima, sino como una mera concubina, ya que hay escasa documentación sobre su vida privada y ascendencia.
Por otro lado, Flavius Galerius Valerius Licinianus Licinius, era el aliado de Constantino; no Marcus Aurelius Valerius Maxentius Augustus; Galerius odiaba a Constantino, y Maxentius se ahogó, y no fue muerto por Constantino.
Sin embargo, con todo lo dicho, la película todavía envía el mensaje general que debía enviar, aunque definitivamente está fechado de caducidad.
Y es que la importancia de este Emperador es enorme para el mundo, porque le dio a los cristianos los fundamentos de su religión tal como se practica hoy; él cambió para siempre la cara del mayor Imperio en La Tierra, moviéndolo de Oeste a Este, estableciendo leyes que son la base de muchas de las nuestras hoy en día, y bien pudo haber encontrado algunas de las más profundas reliquias religiosas jamás descubiertas por la humanidad, incluida La Verdadera Cruz y La Lanza del Destino.
Al mismo tiempo, “muy religiosamente” asesinó a su propio hijo y esposa, pues hizo que Crispus se estrangulara; y que Flavia Maxima Fausta se sofocara en un baño sobrecalentado; y esculpió una sangrienta franja en toda Europa en su ascenso al trono Imperial; con tal violencia, no deja de ser un hombre fascinante, que realmente merecía el título “El Grande”; y que se merece un nuevo y gran “remake” de esta película, pero esta vez debería ser menos romance y más y mejor historia.
En tono general, Costantino Il Grande es satisfactorio, especialmente a la luz del hecho de que era principalmente una película italiana con un equipo de producción italiano; protagonizada por un estadounidense nacido en Hungría, con un alemán y un británico en papeles clave.
El estadounidense Cornel Wilde, interpreta a Costantino; Livia, una piadosa mujer cristiana amada por Adriano, es interpretada por la prodigiosa alemana, Christine Kaufmann, a la edad de 18 años, y que ya era una veterana.
Y la trágica chica de glamour británica, Belinda Lee, interpreta a la devota esposa de Costantino, Flavia Maxima Fausta, actriz que murió en un accidente automovilístico poco después de que se completara esta película.
El resto del reparto, redondea muy bien a los actores italianos, muchos de los cuales son bastante buenos, y otros desconocidos.
Pero Cornel Wilde estuvo un excelente, confrontando a su rival Massimo Serato; y los restantes paganos romanos.
Wilde era una de las muchas estrellas que viajó a Europa para escapar de los impuestos de EEUU; al mismo tiempo que los papeles se le estaban acabando; como lo hiciera Victor Mature y Alan Ladd.
Además de Wilde, los únicos otros nombres conocidos por el público occidental, serían Christine Kaufmann y Belinda Lee.
La Lee, esta fantástica como la esposa Flavia Maxima Fausta, seductora y atractiva.
Lamentablemente, no hubo más películas para ella, la voluptuosa británica que había abandonado El Reino Unido para realizar películas en Italia, donde sus atributos podrían explotarse más plenamente; murió en el sur de California en un accidente automovilístico en el que estaba de vacaciones justo después de completar este filme.
Sin duda, ella también estaba allí buscando entrar en el cine estadounidense también.
Y La Christine Kaufmann, como la amable cristiana Livia, que luego se convirtió en la segunda esposa de Tony Curtis después de conocerse en el set de su próxima película, “Taras Bulba”
Massimo Serato y Fausto Tozzi, están enormes como villano el primero y como aliado del héroe el segundo.
Lo que no se puede restaurar aquí, es el guión cliché de esta epopeya “de espada y sandalia” que Italia produjo por docenas en los años 50 y 60, usando todos esos sets construidos por MGM; que de hecho, gran parte de la trama aquí se levantó de lo que sobró del filme “Quo Vadis?”
Pero destaca en la violencia, que es inesperada y conmovedora; al tiempo que muestra escenas campestres con la presentación de Adriano; el salto de Costantino frente al león; el encuentro vespertino del Emperador con el usurpador en el puente; la batalla en el río, después de la reunión en el puente seguida por la visión; es intrigante, y como toda la película, llena de suspenso.
Las escenas de batalla son buenas, por su tiempo, y la continuidad y el flujo de la película son aceptables.
Hay varios planos generales de Roma, que en realidad son de la versión del modelo de escala del Museo de Historia de La Ciudad de Roma, pero por lo demás los decorados, el vestuario y la producción son fastuosos.
La batalla final en El Puente Milvio, es interminable, aunque se sabe quién va a ganar; pero gracias a esta victoria, el cristianismo dirige el curso de La Historia Occidental.
Lo más destacado de la película, es que Costantino vio la cruz llameante en el cielo titulada “En este signo conquista”, el martirio de los cristianos y, por supuesto, La Batalla del Puente Milvio, donde se muestran espectaculares combates.
“Con questo segno vincerai”
Sobre Marcus Aurelius Valerius Maximianus Herculius Augustus, en El Concilio de Carnuntum del día 11 de noviembre de 308, en la ciudad de Carnunto, actual Petronell-Carnuntum, en Austria; Gaius Aurelius Valerius Diocletianus Augustus y Gaius Galerius Valerius Maximianus Augustus, obligaron a Marcus Aurelius Valerius Maximianus Herculius Augustus a renunciar a sus pretensiones imperiales; no obstante, 2 años después intentaría hacerse de nuevo con el poder, mientras Constantino se encontraba de campaña en El Rin.
El levantamiento no tuvo éxito a causa de la ausencia de apoyos, y Marcus Aurelius Valerius Maximianus Herculius Augustus, sería capturado en Marsella, y condenado a muerte por Constantino; siendo obligado a suicidarse a los 60 años de edad, en el verano de 310; y durante su guerra contra Constantino, su imagen fue eliminada de todos los lugares públicos.
Sin embargo, después de que Constantino derrotase y matase a Marcus Aurelius Valerius Maxentius Augustus, la imagen de Marcus Aurelius Valerius Maximianus Herculius Augustus fue rehabilitada y se ordenó su deificación.
Por su parte, enfermo y debilitado, Gaius Aurelius Valerius Diocletianus Augustus abdicó el 1 de mayo de 305, convirtiéndose en El Primer Emperador Romano en dejar voluntariamente su cargo.
Desde entonces vivió en su Palacio en la costa de Dalmacia, dedicado al cultivo de sus jardines y huertos; y su Palacio se convertiría en el núcleo del que surgiría la actual ciudad de Split, Croacia.
Falleciendo el 3 de diciembre de 311, a los 66 años.
Posteriormente, Constantino entró en Roma el 29 de octubre de 312.
Organizó una gran ceremonia de llegada a la ciudad “adventus”, y se encontró con el júbilo popular.
El cuerpo de Marcus Aurelius Valerius Maxentius Augustus fue sacado del Tíber y decapitado; y su cabeza fue desfilada por las calles para que todos la vieran.
Después de las ceremonias, la cabeza fue enviada a Cartago como prueba de su caída, donde África no ofreció más resistencia.
La batalla le dio a Constantino el control indiscutible de la mitad occidental del Imperio Romano; y las descripciones de la entrada de Constantino en Roma, omiten mencionar que terminó su procesión en El Templo de Júpiter Capitolino, donde generalmente se ofrecía el sacrificio.
Aunque a menudo se emplea para mostrar la sensibilidad cristiana de Constantino, este silencio no puede tomarse como prueba de que Constantino era cristiano en este momento.
Eligió honrar a La Curia Senatorial con una visita, donde prometió restaurar sus privilegios ancestrales, y darle un papel seguro en su gobierno reformado:
No habría venganza contra los partidarios de Marcus Aurelius Valerius Maxentius Augustus; que fue condenado a “damnatio memoriae”, y toda su legislación fue invalidada; y Constantino usurpó todos sus considerables proyectos de construcción dentro de Roma, incluyendo El Templo de Romulus y su Basílica; y sus partidarios más fuertes en el ejército, fueron neutralizados cuando La Guardia Pretoriana y La Guardia Hípica Imperial, “equites singulares” fueron disueltas.
Se cree que Constantino reemplazó a los antiguos Guardias Imperiales con una serie de unidades de caballería llamadas “Scholae Palatinae”
También poco después de aquella famosa batalla, Constantino entregó al Papa Silvestre I, un Palacio romano que había pertenecido a Gaius Aurelius Valerius Diocletianus Augustus, y anteriormente a la familia patricia de Los Plaucios Lateranos, con el encargo de construir una basílica de culto cristiano.
El nuevo edificio se construyó sobre los cuarteles de La Guardia Pretoriana de Marcus Aurelius Valerius Maxentius Augustus, los equites singulares, convirtiéndose en sede catedralicia bajo la advocación del Salvador, substituida ésta más tarde por la de San Juan; y actualmente se la conoce como Basílica de San Juan de Letrán.
En el año 324, El Emperador hizo construir otra basílica en Roma, en el lugar donde según la tradición cristiana, martirizaron a San Pedro, es la colina del Vaticano, que actualmente acoge a La Basílica de San Pedro; y posteriormente, en el 326, Constantino apoyó financieramente la construcción de La Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén.
Desde febrero del año 313, y probablemente aconsejado por El Obispo de Córdoba Osio, Constantino se reunió con Flavius Galerius Valerius Licinianus Licinius en Milán, donde promulgaron el famoso Edicto de Milán, declarando que se permitiese a los cristianos seguir la fe de su elección; y con ello se retiraron las sanciones por profesar el cristianismo, bajo las cuales, muchos habían sido martirizados como consecuencia de las persecuciones a los cristianos, y se devolvieron las propiedades confiscadas a La Iglesia.
El edicto, no sólo protegió de la persecución religiosa a los cristianos, sino que sirvió también para las demás religiones, permitiendo que cualquier persona pudiese adorar a la divinidad que eligiese; y es que Constantino consideraba que era su deber como Emperador, designado por Dios para ello, calmar los desórdenes religiosos, y por ello convocó El Primer Concilio de Nicea el 20 de mayo al 25 de julio de 325, para terminar con algunos de los problemas doctrinales que infectaban La Iglesia de los primeros siglos; y por ello muchos consideran que Constantino “creó” La Iglesia Católica, e impulsó la doctrina de La Santísima Trinidad, presionando a los obispos reunidos en El Concilio.
Y al remitirnos a los hechos y evidencias, podemos concluir que no es así.
Los defensores de La Iglesia Católica sostienen que las bases de la doctrina ya estaban en la iglesia primitiva unos 200 años antes de Constantino, como el nombre “católico”, lo cual es cierto, pues el término proviene del griego que significa “universal”; y la veneración a María, las imágenes, La Trinidad, la naturaleza de Cristo, y otras creencias que serían dogmáticas luego, se formaron durante las discusiones de carácter teológico en El Concilio de Nicea.
De hecho, La Pascua llegó a celebrarse públicamente; y El Concilio estableció, en el año 325, la regla según la cual, La Pascua se celebraría el primer domingo tras La Luna Llena que sigue al equinoccio de primavera del hemisferio norte; mientras que los judíos, la celebran según la Tanaj, el día 14-15 del primer mes, Nisan.
Así, el domingo fue declarado día de reposo el 7 de marzo del 321, por primera vez en la historia, en el cual los mercados permanecerían cerrados, así como las oficinas públicas y talleres, excepto para el propósito de la liberación de esclavos…
Por ello no puede hablarse de una sustitución del sábado, pues en El Imperio no se reconocía, hasta entonces, ningún día legal de descanso y, solamente las comunidades judías observaban el sábado.
Otros, muchos se preguntan, por qué El Papa Silvestre I no asistió a dicho Concilio, quien era el más indicado para presidirlo… por esto, algunos creen que Constantino establecía una nueva religión, con una mezcla de elementos paganos y cristianos, que llevó a la formación de La Iglesia Católica actual; y la importancia del mismo, reside en la formulación del Credo Niceno, redactado en griego, no en latín, que esencialmente permanece inalterado en su mensaje 1700 años después, y en establecer la idea de la relación estado-iglesia que permitiría la expansión del cristianismo con una vitalidad inédita.
Así, física y metafóricamente como los grandes ojos abiertos y fijos de Constantino, es una constante en su iconografía, aunque no era un símbolo específicamente cristiano.
Esta iconografía muestra, cómo las imágenes oficiales cambiaban desde las convenciones Imperiales de los retratos realistas, hacia representaciones más esquemáticas:
El Emperador como Emperador, no simplemente como Constantino, con su amplia y característica barbilla.
Esos grandes ojos abiertos y fijos, se harían aún más grandes a medida que progresara el siglo IV; porque Constantino representa el nacimiento de la monarquía absoluta, hereditaria, y por derecho divino; y durante su reinado, se introdujeron importantes cambios que afectaron a todos los ámbitos de la sociedad del Bajo Imperio; reformó La Corte, las leyes y la estructura del ejército, además de haber sido llamado honoríficamente “El Grande” por los historiadores cristianos tras su muerte, se podía presumir de dicho título por sus éxitos militares.
Y no sólo reunificó El Imperio bajo un solo Emperador, sino que obtuvo importantes victorias sobre los francos y los alamanes entre el 306 y 308; de nuevo sobre los francos entre el 313 y 314; los visigodos en 332, y sobre los sármatas en 334.
De hecho, sobre el 336, Constantino había recuperado la mayor parte de la provincia de Dacia, perdida durante largo tiempo, y que Aureliano se había visto forzado a abandonar en 271.
Al morir Constantino, planeaba una gran expedición para poner fin a la rapiña de las provincias del este por parte del Imperio Sasánida.
Su reinado llegó a ser un momento crucial en la historia de La Iglesia, llegándosele a llamar, por su importancia “El Decimotercer Apóstol”; y a pesar de ello, Constantino no fue bautizado hasta hallarse en su lecho de muerte.
Por todo ello, puede considerarse que en su reinado se dieron pasos decisivos hacia la configuración de La Edad Media europea.
Por otra parte, la madre de Constantino, Flavia Iulia Helena Augusta, también conocida como Helena de Constantinopla, posteriormente fue proclamada como Santa de Las Iglesias, católica, luterana y ortodoxa.
En El Santoral Católico, ella es considerada “patrona de la arqueología, de la conversión y de los matrimonios difíciles”; y es tradicionalmente conocida por buscar las reliquias de La Vera Cruz, la auténtica cruz de Cristo; buscar los restos de Los Reyes Magos, que actualmente se conservan en La Catedral de Colonia así como los del Apóstol Matías, depositados en La Abadía de San Matías de Tréveris; y en su búsqueda de La Cruz donde Jesucristo murió, demolió El Templo erigido a Venus en El Monte Calvario, e hizo cavar hasta que le dieron noticias, en los primeros días de mayo, de haber encontrado La Cruz.
Helena mandó construir un templo allí, y otro en El Monte de Los Olivos.
En todas estas actividades, le acompañó El Obispo Makarios I Hierosolymōn de Jerusalén.
Mientras que la esposa de Constantino, Flavia Maxima Fausta, fue madre de 3 futuros Emperadores:
Flavius Claudius Constantinus Augustus, Flavius Julius Constantius Augustus y Flavius Julius Constans Augustus; y de 2 hijas llamadas Constantina y Helena.
Habiendo subido al mayor rango de la sociedad romana, incluso llegó a ser nombrada “Augusta” por su marido; su vida terminó de una manera trágica y miserable:
Constantino ordenó ahogarla en un baño de agua hirviendo…
Se ha discutido mucho sobre las causas de esta condena a muerte, y posterior “damnatio memoriae” o no rehabilitación pública de su honor y memoria; siendo la más probable que Flavia Maxima Fausta mantuviera una relación incestuosa con su hijastro, Flavius Julius Crispus, o que acusara a éste de haber querido violarla para deshacerse de él, potencial enemigo para sus hijos como primogénito de Constantino que era.
Por lo que El Emperador ordenó ejecutar a su hijo, y al darse cuenta posteriormente de su inocencia, castigó a la culpable con la pena máxima.
El drama de la muerte de Flavia Maxima Fausta, es el tema principal de la ópera “Fausta” del compositor italiano, Gaetano Donizetti.
Y según la versión del historiador Zosimus, atormentado por haber dado muerte a un hijo inocente, y al no ser expiados sus pecados por los sacerdotes paganos, Constantino se fue acercando al cristianismo, pues el arriano, Eusebius, le había convencido de que a través del bautismo le serían perdonadas sus faltas.
Constantino falleció por enfermedad, en el año 337, 31 años después de haber sido nombrado Emperador en Britania.

“Con la vittoria di Costantino furono chiuse le persecuzioni dei cristiani, la libertà religiosa per la prima volta giunse all'impero, il Divino messaggio d'amore e speranza e redenzione uscì gioiosamente per tutta l'umanità”



Comentarios

Entradas populares