His Girl Friday
“It all happened in “The Dark Ages” of the newspaper game, when to a reporter “Getting that story” justified anything short of murder.
Incidentally you will see in this picture no resemblance to the man and woman of the press today.
Ready?
Well, once upon a time…”
Las relaciones de pareja son complicadas; y los problemas que con el tiempo surgen entre 2 personas en numerosas ocasiones no son superados, provocando la ruptura.
¿Pero qué sucede cuando se retoma una y otra vez, cuando tras muchas idas y vueltas en esa relación de amor odio gana la primera?
En la vida real, posiblemente sería una tragedia interminable, pero en una obra de teatro sería más común que nos encontrásemos ante una comedia romántica.
“The Front Page” (1928) es una exitosa comedia de Broadway sobre los reporteros de los periódicos sensacionalistas, escrita por los ex reporteros de Chicago, Ben Hecht y Charles MacArthur.
Hecht fue un guionista, director de cine, productor, dramaturgo y novelista estadounidense, llamado “el Shakespeare de Hollywood” pues recibió créditos en la pantalla, solo o en colaboración, por las historias o guiones de unas 70 películas.
Y como autor prolífico, escribió 35 libros y creó algunos de los guiones o piezas de teatro más exitosas de Estados Unidos, siendo el primer guionista de cine que recibió un Premio Oscar al Mejor Guión Original por la película “Underworld” (1927); y según la Biblioteca Newberry de Chicago, los guiones cinematográficos escritos por Hecht, o en los que colaboró, que actualmente son considerados clásicos, es asombrosa.
En total, 6 de sus películas han sido nominadas para Premios de La Academia, resultando 2 de ellas ganadoras, “Underworld” (1927) y “The Scoundrel” (1936)
Mientras MacArthur fue un dramaturgo, guionista y ganador en 1935 del Premio de La Academia a La Mejor Historia:
“The Scoundrel” (1936), compartido con Ben Hecht; y obtuvo nominaciones para:
y “Rasputin and The Empress” (1934), y “Wuthering Heights” (1940) también compartido con Hecht.
Se cuenta que a la edad de 16 años, Hecht huyó a Chicago, donde, según sus propias palabras “frecuentaba calles, prostíbulos, comisarías de policía, juzgados, escenarios de teatro, cárceles, cantinas, tugurios, manicomios, incendios, asesinatos, disturbios, salones de banquetes y librerías”
Y en la década de 1910 y principios de 1920, Hecht se convirtió en un destacado periodista, corresponsal extranjero y figura literaria; y su obra en coautoría y tema de reportero, “The Front Page”, se convirtió en un éxito de Broadway.
Todo comenzó mientras vivía en Chicago, cuando conoció a su colega periodista Charles MacArthur, y juntos se mudaron a New York para colaborar en esta obra.
El escenario único de la obra, es la deprimente sala de prensa del Edificio de Los Tribunales Criminales de Chicago, que da a la horca detrás de La Cárcel del Condado de Cook.
Los reporteros de la mayoría de los periódicos de la ciudad, están pasando el tiempo con el póker y las bromas sobre las noticias del día; y pronto serán testigos del ahorcamiento de Earl Williams, un hombre blanco, y supuesto revolucionario comunista condenado por matar a un policía negro.
Hildy Johnson, arrogante reportera estrella del Examiner, llega tarde… pues parece decir adiós a la profesión; está renunciando para obtener un trabajo “respetable” y casarse.
De repente, los periodistas oyen que Earl Williams ha escapado de la cárcel... y todos menos Hildy van en busca de más información.
Cuando Hildy intenta decidir cómo reaccionar, Williams entra por la ventana; y le dice a Hildy que no es revolucionario, y que le disparó al oficial de policía por accidente.
La periodista se da cuenta de que este pequeño hombre desconcertado e inofensivo, fue acusado formalmente, solo para ayudar al torcido Alcalde y al Sheriff a recoger suficientes votos negros para ganar la reelección.
Es la historia de una vida, por lo que Hildy ayuda a Williams a esconderse dentro de un escritorio con ruedas.
Su desafío desalentador ahora, es sacar a Williams del edificio a un lugar seguro para una entrevista, antes de que los reporteros rivales o policías lo descubran; y no tiene más remedio que pedir ayuda a Walter Burns, editor en jefe del Examiner, un tirano astuto que haría cualquier cosa para mantener a Hildy con el periódico.
Aquí hay una obra que refleja milagrosamente las personalidades reales y literarias de los dramaturgos, donde cada línea brilla con un humor demoníaco, sórdido, insolente y travieso, hasta el punto de la franca perversidad, en la que uno reconoce instantáneamente el heroico espíritu cómico de sus autores; ya que tanto Hecht como MacArthur, deben sus orígenes literarios a los periódicos de Chicago.
De esa manera se hicieron famosos como reporteros del crimen, y sus talentos fueron primero acunados en el recuento de grandes las hazañas en incendios provocados, violaciones, asesinatos, guerras de pandillas y política municipal.
De un aluvión de historias criminales, ahorcamientos, inundaciones y saqueos, han reunido a personajes ricos y sabrosos que se relacionan en el escenario del Teatro Times Square.
Como dato, los periodistas de la obra se inspiran en el City News Bureau de Chicago, donde MacArthur había trabajado; en el Chicago Daily News, donde Hecht era periodista; y en el Chicago's American.
El personaje Earl Williams, se basa libremente en “El Terrible” Tommy O'Connor; y Walter Burns es una caricatura del editor de Hearst, Walter Howey, apenas caracterizado.
La trama experta de los autores y el diálogo rápido y callejero de la obra, deleitaron al público, y la convirtieron en un clásico instantáneo; tanto que Hecht y MacArthur influyeron fuertemente en muchos otros escritores de comics estadounidenses, especialmente en Hollywood; por su estilo de prosa y diálogo nítido, frenético y sensacionalista, que eleva su trabajo por encima de las docenas de otros reporteros que corrieron al oeste para cubrir y explotar “la historia más grande de Hollywood”:
La Revolución Sonora.
Y es que en La Era del Cine Sonoro, se colocó a estos escritores en un lugar privilegiado, porque podían escribir el diálogo en el peculiar e idiosincrásico estilo del hombre común:
Hecht, en particular, era maravilloso con la jerga, y salpicaba sus películas con el argot, también tenía un gran sentido del humor y una extraña habilidad para basar con éxito las historias más escandalosas con tramas creíbles y rápidas.
Parecía la personificación del escritor en la cima de su obra, la cima de su mundo, sin arriesgarse a dudar de sí mismo, como se decía que hacían los grandes escritores, pero con cada palabra y cada gesto que indica el placer animal que terminó escribiendo bien.
La obra “The Front Page” ha sido adaptada para el cine varias veces.
“She learned about men from him!”
His Girl Friday es una comedia del año 1940, dirigida por Howard Hawks.
Protagonizada por Cary Grant, Rosalind Russell, Ralph Bellamy, Gene Lockhart, Porter Hall, Ernest Truex, Cliff Edwards, Clarence Kolb, Roscoe Karns, Frank Jenks, Regis Toomey, Abner Biberman, Frank Orth, John Qualen, Helen Mack, Alma Kruger, Billy Gilbert, Pat West, Edwin Maxwell, entre otros.
El guión es de Charles Lederer, basado en la obra de teatro “The Front Page” de Ben Hecht y Charles MacArthur; y es un remake de las 4 adaptaciones cinematográficas que se han hecho.
La primera es “The Front Page” (1931) de Lewis Milestone con Adolphe Menjou, Pat O'Brien y Helen Kane; la tercera y la cuarta son “The Front Page” (1974) de Billy Wilder con Walter Mattheau, Jack Lemmon y Susan Sarandon; y “Switching Channels” (1988) de Ted Kotcheff con Burt Reynolds y Kathleen Turner.
La trama se centra en un editor de periódico que está a punto de perder a su nueva ex reportera, que se va a casar con otro hombre.
El editor le sugiere que cubran una historia más juntos, enredándose en el caso de un asesinato, mientras él mismo trata desesperadamente de recuperarla como su esposa.
Filmado bajo el título de trabajo de “The Bigger They Are” este remake de Howard Hawks, además de su buen hacer, refleja el cambio de mentalidad de la época.
Muy importante tener en cuenta este dato para no chocar con las épocas; transformando al protagonista que en su versión primigenia era un hombre, en una mujer; y esa modificación permitió elevar esta comedia a un nivel más alto con la hilarante “guerra de sexos”, al tiempo que disfrazó a esta comedia ácida en una crítica al periodismo, la corrupción, la pena de muerte, y la falta de escrúpulos en general.
Fue durante la década de 1930, cuando Howard Hawks estaba organizando una cena, y se habló del tema del diálogo de la obra, sacó una copia de “The Front Page” para demostrar los rápidos intercambios entre personajes; y mientras leía, Hawks se dio cuenta de que el diálogo sonaba mucho mejor con una mujer leyendo, y rápidamente aseguró los derechos para la película de Howard Hughes.
Ben Hecht, el autor de “The Front Page”, aprobó el cambio de género y el guión se puso en producción, donde la mayoría del diálogo original y todos los nombres de los personajes de la obra son los mismos, con la excepción del prometido de Hildy, Bruce Baldwin.
El título “His Girl Friday” es un título irónico, porque una chica “Friday” representa a una sirvienta de un maestro, pero aquí la periodista no es una sirvienta, sino más bien la igual a su contraparte masculina; así, el mundo en esta película no está determinado por el género, sino más bien por la inteligencia y la culpabilidad.
Al comienzo, ella dice que quiere ser “tratada como una mujer”, pero su regreso a su profesión revela su verdadero deseo de vivir una vida más libre; y el nombre alude también a “Friday”, el nativo de Robinson Crusoe en la novela de Daniel Defoe.
Y según se cuenta, el término “His Girl Friday” se usó por primera vez en 1940, el año en que se estrenó la película a nivel nacional, que resultó ser además, en el cumpleaños #36 de Cary Grant.
La película terminó de rodarse con 7 días con retraso, y esos retrasos fueron causados por la complejidad de rodar el diálogo rápido, que tuvo que ser cuidadosamente sincronizado con la trama y el movimiento; siendo la escena del restaurante, escrita directamente para la película, la que tomó el doble de tiempo de lo esperado, 4 días.
Así, la dificultad residía en la edición, ya que los personajes tenían que comer y los actores de fondo seguían caminando… pues el cronograma original solo había asignado 2 días para la escena…
La acción de esta historia se desarrolla en interiores, y transpira aromas de teatro a través del uso de espacios amplios, abiertos, y bien iluminados; planos generales, sin movimientos bruscos de cámara, y pocos cambios en el escenario.
Sin embargo, el recurso mejor utilizado es el guión, con la frenética dialéctica entre sus protagonistas que luchan verbalmente para imponer al otro su voluntad.
Allí encontramos a Hildegard “Hildy” Johnson (Rosalind Russell), una brillante periodista, pero decide cambiar de vida, y casarse con Bruce Baldwin (Ralph Bellamy), un modesto agente de seguros.
Su exmarido y empresario, Walter Burns (Cary Grant), que no quiere perderla como periodista, intentará por todos los medios impedir su partida; y comienza a cubrir las últimas horas de Earl Williams (John Qualen), un miserable que está a punto de ser ahorcado, y del que su diario, el Morning Post, espera obtener el indulto.
Hildy es una periodista vivaz, inteligente y trabajadora, que intenta abandonar su faceta como periodista para contraer matrimonio por segunda vez; y en su caminar firme y su entallado traje de chaqueta de raya diplomática, se revela una mujer elegante, segura y profesional, algo que no encaja del todo con su insulso prometido Bruce, por quien dejará su vida de independencia.
Bruce es “el antagonista”, un hombre dependiente de su madre y de su futura esposa, poco amante del riesgo, y necesitado de ser cuidado no sólo por una sino por 2 mujeres; es un personaje con un trabajo nada excitante, pues es un agente de seguros.
En contraposición está Walter, el director del periódico para quien Hildy ha trabajado; es un hombre que no necesita ser cuidado, y que no siente inseguridad ante una mujer trabajadora e inteligente, reconociendo al final, que ella es mejor escritora que él...
El enaltecimiento femenino, era algo habitual de este género cinematográfico, algo que cambió evidentemente con La Segunda Guerra Mundial.
De esa manera, Walter descoloca por completo los planes de futuro de ella.
Los personajes protagonistas, mantienen diálogos ágiles, ácidos y llenos de puyas que se lanzan mutuamente; previendo desde el inicio que ex esposa y prometido no tienen posibilidad alguna, pues el apuesto y pícaro periodista, siempre guarda un as en la manga, cayendo sus presas en todas las trampas que les tiende.
Grant aporta su encanto y su sarcasmo habitual; y el carácter de su personaje, chulesco y desenfadado, combina a la perfección con el personaje de Bellamy, que es inocente, y se deja liar por Walter.
Esto solo puede llevar a Bruce a situaciones comprometidas y desafortunadas, sin que él mismo lo vea venir.
Además, el poder de la prensa, las corruptelas políticas o la problemática de la pena de muerte, son materias enlazadas al hilarante triángulo amoroso de Hawks, empleando un humor sarcástico y crítico, engrandecido por las brillantes actuaciones de estrellas y secundarios.
El caos resultante, es genuinamente hilarante, aunque requería varios visionados para absorber cada gag, porque aquí se habla muy rápido y todo sucede con gran atletismo verbal, de hecho, el film tiene la reputación de ser “una de las comedias en las que se habla más rápido” con unos diálogos que contienen de todo, desde vulgaridades hasta tecnicismos, sarcasmo, sátira, franquead, cordialidad, ingenuidad, pero siempre a una velocidad supersónica, inteligibles y accesibles.
Se estima que la tasa normal de diálogo verbal en la mayoría de las películas es de alrededor de 90 palabras por minuto.
Aquí se ha sincronizado a 240 palabras por minuto; y se han contado al menos 9 escenas con al menos 4 palabras por segundo, y al menos 2 con más de 5 palabras por segundo.
Y es que His Girl Friday sigue siendo no solo la comedia romántica del más rápido hablar jamás hecha, sino una investigación muy complicada sobre la necesidad del amor, de perseguir un sueño, y el mejor indicador de roles de género; al tiempo que es una de las mejores adaptaciones cinematográficas de una obra de teatro.
“He forgets the office when he's with me.
He doesn't treat me like an errand boy, either, Walter.
He treats me like a woman”
El polifacético y aventurero Howard Hawks, que fiel al sistema del cine de encargo, lo mismo dirige un film de cine negro, que una historia de aventuras, y aquí arremete con una vertiginosa comedia.
Como no, a la sombra de las que, con tan buenos resultados habían impuesto en las carteleras los maestros del género:
Ernst Lubitsch o Frank Capra.
Cuando el último dirigió “It Happened On Night” (1934), ni él, ni sus 2 protagonistas, Claudette Colbert y Clark Gable, sospechaban el futuro éxito de la cinta, ni lo que supondría para el cine.
Sobre todo Gable, pues el rodaje fue el particular castigo que le impuso Louis B. Mayer después de que le pidiera un aumento de sueldo, y como represalia optó por prestarlo a la Columbia.
Esa divertida “road movie” de “guerra de sexos” entre una joven rica y un periodista, ganó 5 Premios Oscar, los 5 grandes; y creó la comedia “screwball”, algo que el conservador director, seguro no esperaba; y entre este género alocado, de ritmo frenético y de una continua lucha de sexos, hay lugar para representar otra lucha, la de clases, algo habitual del género al haber nacido en plena Gran Depresión; donde la tensión sexual, siempre presente, debía tener mucho cuidado en cómo se reflejaba, pues la época coartaba terriblemente las libertades, ya que eran los años de La Ley Seca en la calle, y en el cine del Código Hays en Hollywood.
Con estos antecedentes y muchas y muy brillantes cintas del género, como “Bringing Up Baby” (1938), Howard Hawks dirigió His Girl Friday.
Aunque inicialmente en las “screwball” era más habitual que una mujer económicamente superior al hombre, liberal y autosuficiente, fuera quien irrumpiera en la vida del personaje masculino, trastocándolo, y al punto de volverle loco, como en “Bringing Up Baby” (1938), en otras ocasiones, como aquí, él es quien carece de pareja, tratando mediante ardides de recuperar a su ex mujer, quien pretende volver a casarse.
Charles Lederer, escribió 3 borradores del guión.
Los principales cambios, desde el primer borrador hasta el guión, incluyeron hacer a Hildy menos sumisa, y transformar a su prometido de un bravucón en un cómico.
Los primeros borradores también se abrieron con una escena en un tribunal de divorcio, que indicaba que Walter y Hildy habían estado casados, y se habían divorciado 3 veces... y los 3 borradores terminaron de manera diferente:
En el primero, Burns simula un accidente, lo que lleva a Hildy a declarar su amor.
El segundo finaliza como en la obra original, con Burns dejando a Hildy irse, y luego arrestarla.
Solo el guión finaliza cuando él la deja ir con su bendición, lo que la convence de quedarse…
No filmado, sin embargo, fue la escena de la boda de esa versión.
Preocupado de que el borrador final aún no fuera lo suficientemente gracioso, Howard Hawks llamó a Morrie Ryskind para pulir el diálogo; pero Ryskind no recibiría un crédito en la película terminada, y dio a la película otro final, en el que Burns y Hildy se casaron en la sala de redacción, y luego comenzaron a pelear de inmediato, lo que llevó a uno de los invitados a comentar:
“Creo que esta vez todo saldrá bien”
Desafortunadamente, Ryskind reveló este final a otros escritores en el estudio, y antes de que la película pudiera entrar en producción, se filmó otra con el mismo final, quedando el filme con el final ahora conocido por todos.
La cinematografía de esta película, se basa en enteramente en una obra de teatro y se centra en el espacio interior, con poca exposición o idea del mundo exterior.
La edición superpuesta se usó para enfatizar la escena en la que Hildy Johnson regresa a la sala de prensa después de escoltar a Molly Malloy.
Ella comienza a abrir la puerta para regresar, y la escena se reduce a una toma de ella que continúa abriendo la puerta, pero retrocedió un poco sobre una parte del arco que la puerta ya había girado.
Esta superposición obvia, enfatizó la escena.
Pero en el fondo subyace una razón más poderosa que explica este ordenamiento, y cuyo resultado final resulta menos obvio, pero sí más efectivo que el diálogo, que no es otra que aislar la “verdad” de lo acontecido.
El espectador conoce la historia, sólo a través de lo que le cuentan los personajes que transitan por las salas, pero nunca ve lo que sucede “realmente” en el exterior.
Por ello sólo puede suponer, cuál es la verdad de lo acontecido, o al menos tratar de ajustarse a ella, reduciendo las exageraciones oídas de terceros; y con todo, la película contiene 2 tramas principales:
La romántica y la profesional.
Walter y Hildy trabajan juntos para tratar de liberar al condenado Earl Williams, mientras que la trama simultánea es Walter intentando recuperar a Hildy.
Las 2 tramas no se resuelven al mismo tiempo, pero son interdependientes porque, aunque Williams es liberado antes de que Walter y Hildy vuelvan a estar juntos, él es el motivo de su reconciliación.
La velocidad de la película es particularmente notable, y se caracteriza por un diálogo rápido y superpuesto entre las interrupciones y el habla rápida.
El movimiento de gestos, personajes y cámaras, así como la edición, sirven para complementar el diálogo, y aumentar el ritmo de la película.
De hecho hay un claro contraste entre el rápido hablar de Hildy y Walter, y el lento hablar de Bruce y Earl, que sirve para enfatizar la brecha entre lo inteligente y lo poco inteligente en la película.
El enfrentamiento y el progresivo re-enamoramiento de los 2 personajes, encaja perfectamente con la trama en torno al proceso judicial y la sátira periodística, dando como resultado una película ejemplar, que juega con todo, que se ríe de todo, y que te no suelta en ningún momento, siendo una verdadera entrega de cine inteligente, y una de las cumbres del “screwball comedy”; que funciona igual de bien cuando se centra en la hilarante relación entre los 2 protagonistas, que cuando se lanza a pisotear la labor de los periodistas o de los políticos, presentados de forma crítica y realista también.
En His Girl Friday, mientras ambos periodistas cubren una gran noticia y tratan de destapar el deplorable ardid electoral que trama El Alcalde, surge de nuevo la complicidad que en un pasado mantuvieron, y que les llevará a volver a unirse.
La adrenalina y el ritmo alocado de las acciones desembocan en ello, cuando Hildy mientras redacta absorta la noticia, deja abandonado y olvidado al pobre Bruce, su prometido, el cual se encuentra en continuos apuros con la ley, a causa de las trampas maquinadas por el astuto ex marido.
Ya en estos primeros compases, asistimos a lo que va a ser la tónica general de la película, unos diálogos tan rápidos y vertiginosos como ingeniosos y divertidos, sobre todo entre la pareja protagonista, espléndidos tanto Grant como Russell, constituyendo una de las parejas cómicas y con chispa que más gustan.
Él, como cínico pero simpático caradura, capaz de cualquier cosa, incluso aunque sea un delito, con tal de conseguir la noticia antes que nadie; y ella como intrépida y sagaz reportera, luchadora innata en un mundo de hombres, que se ha hecho respetar, y tiene un prestigio, pero que ha de tomar la difícil decisión de tener que elegir entre su vida laboral y su vida personal y familiar.
Disfrazada en la comedia, la película contiene una nada sutil crítica a varios temas, pero sobre todo se ceba en los políticos y en el mundo del periodismo.
A esos políticos capaces de condenar a muerte a un hombre, independientemente de que sea o no inocente, con tal de conseguir más votos en las próximas elecciones, y a esos periodistas que exageran y distorsionan una noticia, y si no existe la noticia, se la inventan, con tal de conseguir titulares, y que son capaces de vender hasta a su madre, si con ello le pisan una exclusiva a un compañero, auténticos buitres despiadados e insensibles.
¡Qué cosas!
Parecía que el sensacionalismo periodístico, la tergiversación y manipulación de las noticias era cosa de los tiempos actuales…
Y a pesar de que los personajes se vuelven a casar, Hawks muestra una aversión hacia el matrimonio, el hogar y la familia, a través de su enfoque de la película.
El prometido de Hildy, interpretado por Bellamy, está excluido a propósito como personaje de la película debido a la cinematografía de Hawks.
El trabajo específico y excluyente de la cámara y el control de los personajes del marco y el diálogo, retratan una sutil crítica de la domesticidad.
El tema de la domesticidad, está bastante ausente a lo largo de la película; incluso entre las relaciones entre Grant y Russell, y Bellamy y Russell, las relaciones se ubican dentro de un marco más amplio de la sala de prensa predominantemente masculina.
Hildy Johnson y Walter Burns, representan el tema cinematográfico común de 2 rivales profesionales colíderes que desarrollan una relación personal que, en el caso de His Girl Friday, es una relación romántica.
A lo largo del film, Hildy interactuará casi siempre con personajes masculinos, y en la mayoría de los casos, ella es a menudo presentada por encima de ellos en el encuadre.
En la sala de prensa, por ejemplo, hay 6 hombres que la escuchan anonadados, la mayor parte de ellos están sentados, e incluso los que están de pie no son más altos que ella.
Unos minutos más tarde, ella les habla sentada de nuevo encima de la mesa, quedando nuevamente por encima de ellos.
A parte de una mujer activa, resolutiva, Hildy está laboralmente integrada en un gremio más bien masculino; sin embargo, también se nos presenta a una Hildy compasiva que va a ver al condenado a la cárcel y le reconforta; y cuando éste se escapa de la cárcel, ella le encubre.
Al final descubrimos una Hildy dividida entre la mujer que debería ser por tradición:
Ama de casa y buena esposa y madre que se desarrolla con el personaje de Bruce; y la mujer en la que se ha convertido, una mujer activa, insertada en la vida laboral e independiente, con el personaje de Walter.
Por su parte, Hawks, es conocido por su uso de gestos repetidos o intencionales en sus películas, y en His Girl Friday, el cigarrillo en la escena entre Hildy y Earl Williams, cumple varios roles simbólicos en la película:
Primero, el cigarrillo establece un vínculo entre los personajes, cuando Williams acepta el cigarrillo aunque no fume.
Sin embargo, el hecho de que no fume y que no compartan el cigarrillo, muestra la diferencia y la separación de los mundos en los que viven los 2 personajes.
Una característica común en muchas películas de Howard Hawks en la revelación de la amoralidad del personaje principal y la incapacidad del protagonista para cambiar o desarrollarse como personaje, y en His Girl Friday, Walter Burns manipula, actúa basándose en su propio beneficio, enmarca el prometido de su ex esposa, y organiza el secuestro de una mujer mayor.
Incluso al final de la película, Burns convence a Hildy Johnson de volver a casarse con él, a pesar de lo mucho que ella lo detesta, y sus acciones cuestionables; pero tras la reconciliación de su relación, no hay romance visible entre ellos:
No se besan, ni se abrazan, ni siquiera se miran el uno al otro.
Es evidente que Burns sigue siendo la misma persona que él era en la relación anterior, ya que rápidamente sacude los planes para La Luna de Miel que nunca tuvieron, en busca de una nueva historia.
Además, él camina frente a la habitación, forzándola a llevar su propia maleta, a pesar de que Johnson ya había criticado que era poco caballero al principio de la película.
Está claro que el matrimonio está condenado a enfrentar los mismos problemas que lo terminaron antes; y la explicaron del final es como un “efecto de cierre” en lugar de “un cierre”
El final es bastante circular, y no hay desarrollo de personajes, específicamente Walter Burns, y la película termina de manera similar a como se inicia.
Además, la película termina con un breve epílogo en el que el Walter anuncia su nuevo matrimonio, y revela su intención de ir a cubrir un ataque en Albany en el camino a su Luna de Miel, y consideran quedarse con Bruce en Albany...
Se revela el destino de los personajes principales, e incluso de algunos de los personajes menores, como Earl William, excepto que hay fallas menores en la resolución.
Por ejemplo, no discuten qué le sucede a Molly Malloy después de que se resolvió el conflicto...
Sin embargo, las terminaciones de los personajes principales fueron envueltas tan bien, que eclipsaron la necesidad de que las terminaciones de los personajes menores se envuelvan.
Esto crea un “efecto de cierre” o una apariencia “de cierre”
Por otro lado, Hawks tuvo una gran dificultad para estrenar esta película:
Si bien la elección de Cary Grant fue casi instantánea, el lanzamiento de Hildy fue un proceso más extenso…
Al principio, Hawks quería a Carole Lombard, a quien había dirigido en la comedia “Twentieth Century”, pero el costo de contratar a Lombard en su nuevo estatus como profesional independiente, resultó ser demasiado caro; y Columbia no podía permitirse el lujo.
A Katharine Hepburn, Claudette Colbert, Margaret Sullavan, Ginger Rogers e Irene Dunne, se les ofreció el papel, pero Dunne lo rechazó porque consideraba que el papel era demasiado pequeño, y necesitaba ser expandido.
A Jean Arthur le ofrecieron la parte, y el estudio la suspendió cuando ella se negó a tomarla.
Según los informes, Joan Crawford también fue considerada…
Hawks luego recurrió a Rosalind Russell... y durante el rodaje, Russell se dio cuenta de que Hawks la trataba “como a un hombre”, así que lo confrontó:
“No me quieres, ¿verdad?
Bueno, estás atrapado conmigo, así que también puedes aprovecharlo al máximo”
Todo ello hace que His Girl Friday sea una de las primeras películas, precedida por “Stage Door” (1937), donde los personajes hablan sobre las líneas de otros personajes, para dar un sonido más realista.
Antes de esto, los personajes de una película completaban sus líneas antes de que comenzaran las siguientes líneas; y para capturar el diálogo de ritmo rápido de la película, Howard Hawks decidió usar micrófonos múltiples en lugar de un micrófono de “boom”; y como los micrófonos no se podían encender simultáneamente, un técnico de sonido tuvo que cambiar de micrófono a micrófono en el momento justo; tanto que algunas escenas requirieron hasta 35 interruptores; y para mantener el ritmo rápido, Howard Hawks animó al elenco a agregar diálogo divertido, y a pisar las líneas de los demás siempre que sea posible.
Por ejemplo, justo después de encontrar a Williams en el escritorio, El Alcalde le dice a Walter que está “silbando en la oscuridad; bueno, eso no te va a ayudar esta vez… ya has terminado”
Y Walter dice:
“Escuché al último hombre que me dijo que era Archie Leach una semana antes de que le cortara la garganta”
Resulta que Archibald Leach era el nombre de nacimiento de Cary Grant...
Mientras Rosalind Russell pensó mientras filmaba, que no tenía tantas buenas líneas como Cary Grant, así que contrató a un escritor de publicidad a través de su cuñado, y le hizo escribir líneas más inteligentes para el diálogo.
Desde que Howard Hawks permitió la espontaneidad y la improvisación, él y muchos del elenco y el equipo no se dieron cuenta, pero Grant sabía que ella estaba tramando algo, lo que lo llevó a saludarla todas las mañanas diciéndole:
“¿Qué tienes hoy?”
Con toda la improvisación durante el rodaje, el camarógrafo Joseph Walker tuvo dificultades para mantenerse al día:
Tenía un problema particular al disparar a Rosalind Russell de una manera halagadora, ya que él nunca supo exactamente dónde iba a estar... además la actriz tenía papada colgante que requería una iluminación cuidadosa…
Finalmente, hizo que su hombre de maquillaje pintara una sombra oscura a lo largo de su línea de la mandíbula, lo que camufló el problema de manera efectiva.
El resto del reparto está a la altura, con un Ralph Bellamy que da el tipo del tercero en discordia, un personaje ingenuo que ejerce de sufridor, blanco de todas las artimañas de Grant, para evitar perder a su amor y reportera.
Y aquí también se presenta una facturación rara en la segunda página de elenco, donde se muestra a Ralph Bellamy en la parte superior, con Gene Lockhart, Helen Mack y Porter Hall debajo.
Hall, es uno de la pandilla de reporteros, mientras que John Qualen, como Earl Williams, tiene un rol mucho más grande y más importante, pero no recibe facturas destacadas…
El resto de periodistas aparecen mucho más deshumanizados, y parece que van simplemente por carnaza, todos juntos como un banco de pirañas; llevan tanto en el mundo, que ya todo les da más o menos igual, sin ningún tipo de ética profesional.
En un momento está ocurriendo el hecho, y mientras lo ves todo, cada uno llama a su periódico para informar dando su versión de la noticia, que obviamente, añade cada uno lo que considera más emocionante…
Conviene destacar también las actuaciones de Gene Lockhart, un sheriff que está dispuesto a hacer lo que sea necesario con tal de perpetuarse en su puesto, y de Cliff Edwards como periodista cínico y sensacionalista.
Edwards, por cierto, fue un gran cantante de jazz en los años 20 y 30, bajo el nombre artístico de Ukelele Ike; y entre otras cosas, siempre será recordado por poner la voz original a Jiminy Cricket en el clásico de Disney “Pinocchio” (1940)
Otro dato es que Walter y Hildy escondieron al asesino fugitivo Earl Williams en un escritorio en la habitación de la ciudad, y ese hecho se basó en un incidente real:
Emile Gauvreau, el editor del antiguo periódico de New York, “The New York Evening Graphic”, ocultó a un asesino fugitivo en la sala de la ciudad del periódico, lo entrevistó, escribió la historia, y esperó hasta que todos en el edificio se hayan ido, antes de llamar a la policía.
Como curiosidad evidente, el calendario en la sala de prensa, es de noviembre de 1938, que fue aproximadamente 1 año antes de que la película se hiciera, y muestra días especiales, los días 8, 11 y 24 que corresponden al Día de Las Elecciones, El Día de Los Veteranos y El Día de Acción de Gracias.
Con todo, el final no gusta en estos tiempos del feminismo activo:
La decisión de la protagonista fue quedarse con el más “listo”, sin importarle la pobre moral que poseía, dejando de lado a una persona de buenos valores, el cual le pudo brindar un buen hogar, y engrandecer esa unidad familiar tan perdida en nuestros tiempos.
La escena de la maleta, por ejemplo, es la imagen de este estado de la pareja, en la que ella coge la carga, y él le da la orden de que la coja...
Viene siendo denigrante e indignante, pero estos detalles, que son los que todos debemos combatir en pos de unas relaciones sanas y respetuosas, pasan desapercibidos para la mayoría, y para rematar... el asesino queda libre:
¿No había matado a un guardia en su intento de fuga?
¿No deberían arrestarlo por ese crimen?
Cosas de épocas… y His Girl Friday es definitivamente hija de su tiempo
“You've got an old fashioned idea divorce is something that lasts forever, 'til death do us part'
Why divorce doesn't mean anything nowadays, Hildy, just a few words mumbled over you by a judge”
Uno de los clichés más actuales en la búsqueda de respuestas a la degradación moral de nuestra sociedad, se basa en la supuestamente novedosa bajeza ética de los medios de comunicación.
Parece ser que la manipulación, la mentira y el sensacionalismo son un invento actual y que, como pasa cuando se habla alegremente de cine, cualquier tiempo pasado fue mejor; y esta historia sigue siendo de los más moderna, ya que hoy en día, siguen de actualidad los mismos temas:
Las mujeres ya no han de elegir entre casarse o mantener su profesión, pero sí tienen que escurrirse las meninges para conciliar ambas cosas; la corrupción política donde se ceban concretamente con El Alcalde y El Sheriff, esto no ha cambiado nada con la policía corrupta; la desesperación de un hombre al perder su empleo; la pena de muerte en algunos países; el periodismo carroñero, tan vigente hoy como entonces; y como ya era habitual en este tipo de comedia, tras la alocada y divertida historia, narrada a un ritmo frenético por Hawks, queda el testimonio, de elogio por un lado, y censura por otro, al famoso cuarto poder, que en Estados Unidos ha venido representando la prensa, apoyada en su capacidad para ofrecer a la opinión pública los entresijos de la corrupción política, desde su supuesta “imparcialidad”
Curiosamente con His Girl Friday, Howard Hawks logró ignorar las objeciones del Código de Producción, a que Hildy soborne al carcelero para obtener una entrevista con el condenado Earl Williams, el secuestro de la madre de Bruce, y los intentos de contrabandear a Williams fuera del edificio de La Corte.
Sin embargo, una de las áreas en las que se les difirió, fue en la caracterización de los reporteros como “la escoria de la civilización occidental”; y para suavizar la descripción del “cuarto poder”, se agregó un prólogo escrito que establece la película en otra época, aunque sin ningún intento de capturar los trajes de época… diciendo al inicio:
“Todo sucedió en “La Edad Oscura” del periodismo:
Cuando un periodista “obtiene la historia” justifica cualquier cosa menos que el asesinato.
Por cierto, verá que en este filme no aparecen los hombres y mujeres de la prensa de hoy.
¿Listo?
Bueno, érase una vez...”
Y con los créditos de cierre siguientes:
“Los personajes e incidentes retratados y los nombres utilizados en este documento, son ficticios; y cualquier similitud con el nombre, el personaje o la historia de cualquier persona, es completamente accidental e involuntaria”
Desgraciadamente, muy de moda en la actualidad, el tema de la corrupción en la clase política es parte de la trama en la que se centra la película, concretamente se trata de un alcalde corrupto.
Un personaje al que la pareja protagonista persigue, y por lo que se ven unidos de nuevo.
El intento de ambos por desenmascarar al alcalde de la ciudad, es la meta común; y se trata de un ser sin escrúpulos, que intenta esconder el indulto para un hombre que ha sido condenado a la horca, y al que le queda muy poco tiempo de vida.
En medio de esta crítica situación en la que tanto Hildy como Walter se ven envueltos, e incluso son detenidos, es cuando este matrimonio recientemente divorciado, vuelve a unirse.
Además de hacer una crítica a la corrupción de la clase política, también hay otra más velada en tono cómico, la que acontece en la redacción del periódico.
Walter, el director, tiene como contactos a prostitutas, matones e incluso maneja dinero falso.
Utilizando todos estos medios para separar a su ex mujer de Bruce, su prometido, a quien mete en continuos apuros, llegando incluso a promover el secuestro de su madre…
Y es habitual que el cine sobre periodismo trate a los personajes como detectives.
Generalmente son unos profesionales que se sumergen en busca de la verdad, siguiendo e investigando las pistas que les van siendo paulatinamente desveladas, para desmantelar toda la trama de corrupción, y ponerla en conocimiento de los ciudadanos; y una de las películas más características del tema es precisamente “All The President’s Men” (1976)
Pero éste es pues el auténtico sentido de la denuncia, por así llamarlo, del film, el retratar el mundo del periodismo como una realidad paralela, diferente, un micro universo insertado en el nuestro, que impone nuestra visión de la realidad sin tan siquiera haberla vivido y, donde el lector o el espectador aplaude complacido mientras satisface sus ansias de morbo.
Aunque, por otro lado, el reproche absoluto a los métodos empleados y a los fines perseguidos, como vender más ejemplares invalidan cualquier elogio que de la historia contada pudiera desprenderse; en esta versión, aún hay otra lectura, sin duda, más personal.
Tras La Primera Guerra Mundial y el crack económico del ‘29, la mujer comienza a abandonar su habitual labor domestica, y empieza a reclamar un puesto en el mundo laboral, en principio por necesidad, pero que le irá descubriendo una independencia hasta entonces subordinada al poder económico del varón.
La relación entre los protagonistas, Cary Grant y Rosalind Russell, destapa toda una paradójica teoría sobre este punto, entre misógina y feminista.
Teoría que deja al espectador en la ambigüedad de reflexionar desde su punto de vista, sí el lugar de la mujer está en la familia o en el trabajo, el cual desempeña mejor que nadie; sí en este rol, sigue siendo explotada por el clásico machista listillo, que necesita de su incuestionable capacidad; o sí, todavía hoy, continuamos pidiendo a la mujer, simultáneamente, ambas cosas, unos y otras.
La manera en que arremeten contra un mundo tan corrupto como realista, es desesperanzadora, porque todo lo narrado aquí tiene su base en la dura realidad, con esa forma de actuar tan brutal y descarnada, con esos personajes tan atados a un negocio del que no sólo es difícil salir, sino que les resulta adictivo en cuanto meten los dedos en él.
Y resulta curioso también, ver tan fuerte, independiente y segura a la figura de la chica protagonista, cuyos pasos acaban siendo impredecibles, mostrando un final inesperado, en el cual uno no sabe a qué atenerse…
Al final la pregunta que queda es:
¿Quién controla a quién, y realmente podemos escapar de nuestra propia naturaleza?
“And that my friends, is my farewell to the newspaper game!
I'm going to be a woman; not a news-getting machine.
I'm gonna have babies and take care of them and give them cod liver oil and watch their teeth grow and… and, oh dear, if I ever see one of them look at a newspaper again, I'm going to brain 'em!”
Incidentally you will see in this picture no resemblance to the man and woman of the press today.
Ready?
Well, once upon a time…”
Las relaciones de pareja son complicadas; y los problemas que con el tiempo surgen entre 2 personas en numerosas ocasiones no son superados, provocando la ruptura.
¿Pero qué sucede cuando se retoma una y otra vez, cuando tras muchas idas y vueltas en esa relación de amor odio gana la primera?
En la vida real, posiblemente sería una tragedia interminable, pero en una obra de teatro sería más común que nos encontrásemos ante una comedia romántica.
“The Front Page” (1928) es una exitosa comedia de Broadway sobre los reporteros de los periódicos sensacionalistas, escrita por los ex reporteros de Chicago, Ben Hecht y Charles MacArthur.
Hecht fue un guionista, director de cine, productor, dramaturgo y novelista estadounidense, llamado “el Shakespeare de Hollywood” pues recibió créditos en la pantalla, solo o en colaboración, por las historias o guiones de unas 70 películas.
Y como autor prolífico, escribió 35 libros y creó algunos de los guiones o piezas de teatro más exitosas de Estados Unidos, siendo el primer guionista de cine que recibió un Premio Oscar al Mejor Guión Original por la película “Underworld” (1927); y según la Biblioteca Newberry de Chicago, los guiones cinematográficos escritos por Hecht, o en los que colaboró, que actualmente son considerados clásicos, es asombrosa.
En total, 6 de sus películas han sido nominadas para Premios de La Academia, resultando 2 de ellas ganadoras, “Underworld” (1927) y “The Scoundrel” (1936)
Mientras MacArthur fue un dramaturgo, guionista y ganador en 1935 del Premio de La Academia a La Mejor Historia:
“The Scoundrel” (1936), compartido con Ben Hecht; y obtuvo nominaciones para:
y “Rasputin and The Empress” (1934), y “Wuthering Heights” (1940) también compartido con Hecht.
Se cuenta que a la edad de 16 años, Hecht huyó a Chicago, donde, según sus propias palabras “frecuentaba calles, prostíbulos, comisarías de policía, juzgados, escenarios de teatro, cárceles, cantinas, tugurios, manicomios, incendios, asesinatos, disturbios, salones de banquetes y librerías”
Y en la década de 1910 y principios de 1920, Hecht se convirtió en un destacado periodista, corresponsal extranjero y figura literaria; y su obra en coautoría y tema de reportero, “The Front Page”, se convirtió en un éxito de Broadway.
Todo comenzó mientras vivía en Chicago, cuando conoció a su colega periodista Charles MacArthur, y juntos se mudaron a New York para colaborar en esta obra.
El escenario único de la obra, es la deprimente sala de prensa del Edificio de Los Tribunales Criminales de Chicago, que da a la horca detrás de La Cárcel del Condado de Cook.
Los reporteros de la mayoría de los periódicos de la ciudad, están pasando el tiempo con el póker y las bromas sobre las noticias del día; y pronto serán testigos del ahorcamiento de Earl Williams, un hombre blanco, y supuesto revolucionario comunista condenado por matar a un policía negro.
Hildy Johnson, arrogante reportera estrella del Examiner, llega tarde… pues parece decir adiós a la profesión; está renunciando para obtener un trabajo “respetable” y casarse.
De repente, los periodistas oyen que Earl Williams ha escapado de la cárcel... y todos menos Hildy van en busca de más información.
Cuando Hildy intenta decidir cómo reaccionar, Williams entra por la ventana; y le dice a Hildy que no es revolucionario, y que le disparó al oficial de policía por accidente.
La periodista se da cuenta de que este pequeño hombre desconcertado e inofensivo, fue acusado formalmente, solo para ayudar al torcido Alcalde y al Sheriff a recoger suficientes votos negros para ganar la reelección.
Es la historia de una vida, por lo que Hildy ayuda a Williams a esconderse dentro de un escritorio con ruedas.
Su desafío desalentador ahora, es sacar a Williams del edificio a un lugar seguro para una entrevista, antes de que los reporteros rivales o policías lo descubran; y no tiene más remedio que pedir ayuda a Walter Burns, editor en jefe del Examiner, un tirano astuto que haría cualquier cosa para mantener a Hildy con el periódico.
Aquí hay una obra que refleja milagrosamente las personalidades reales y literarias de los dramaturgos, donde cada línea brilla con un humor demoníaco, sórdido, insolente y travieso, hasta el punto de la franca perversidad, en la que uno reconoce instantáneamente el heroico espíritu cómico de sus autores; ya que tanto Hecht como MacArthur, deben sus orígenes literarios a los periódicos de Chicago.
De esa manera se hicieron famosos como reporteros del crimen, y sus talentos fueron primero acunados en el recuento de grandes las hazañas en incendios provocados, violaciones, asesinatos, guerras de pandillas y política municipal.
De un aluvión de historias criminales, ahorcamientos, inundaciones y saqueos, han reunido a personajes ricos y sabrosos que se relacionan en el escenario del Teatro Times Square.
Como dato, los periodistas de la obra se inspiran en el City News Bureau de Chicago, donde MacArthur había trabajado; en el Chicago Daily News, donde Hecht era periodista; y en el Chicago's American.
El personaje Earl Williams, se basa libremente en “El Terrible” Tommy O'Connor; y Walter Burns es una caricatura del editor de Hearst, Walter Howey, apenas caracterizado.
La trama experta de los autores y el diálogo rápido y callejero de la obra, deleitaron al público, y la convirtieron en un clásico instantáneo; tanto que Hecht y MacArthur influyeron fuertemente en muchos otros escritores de comics estadounidenses, especialmente en Hollywood; por su estilo de prosa y diálogo nítido, frenético y sensacionalista, que eleva su trabajo por encima de las docenas de otros reporteros que corrieron al oeste para cubrir y explotar “la historia más grande de Hollywood”:
La Revolución Sonora.
Y es que en La Era del Cine Sonoro, se colocó a estos escritores en un lugar privilegiado, porque podían escribir el diálogo en el peculiar e idiosincrásico estilo del hombre común:
Hecht, en particular, era maravilloso con la jerga, y salpicaba sus películas con el argot, también tenía un gran sentido del humor y una extraña habilidad para basar con éxito las historias más escandalosas con tramas creíbles y rápidas.
Parecía la personificación del escritor en la cima de su obra, la cima de su mundo, sin arriesgarse a dudar de sí mismo, como se decía que hacían los grandes escritores, pero con cada palabra y cada gesto que indica el placer animal que terminó escribiendo bien.
La obra “The Front Page” ha sido adaptada para el cine varias veces.
“She learned about men from him!”
His Girl Friday es una comedia del año 1940, dirigida por Howard Hawks.
Protagonizada por Cary Grant, Rosalind Russell, Ralph Bellamy, Gene Lockhart, Porter Hall, Ernest Truex, Cliff Edwards, Clarence Kolb, Roscoe Karns, Frank Jenks, Regis Toomey, Abner Biberman, Frank Orth, John Qualen, Helen Mack, Alma Kruger, Billy Gilbert, Pat West, Edwin Maxwell, entre otros.
El guión es de Charles Lederer, basado en la obra de teatro “The Front Page” de Ben Hecht y Charles MacArthur; y es un remake de las 4 adaptaciones cinematográficas que se han hecho.
La primera es “The Front Page” (1931) de Lewis Milestone con Adolphe Menjou, Pat O'Brien y Helen Kane; la tercera y la cuarta son “The Front Page” (1974) de Billy Wilder con Walter Mattheau, Jack Lemmon y Susan Sarandon; y “Switching Channels” (1988) de Ted Kotcheff con Burt Reynolds y Kathleen Turner.
La trama se centra en un editor de periódico que está a punto de perder a su nueva ex reportera, que se va a casar con otro hombre.
El editor le sugiere que cubran una historia más juntos, enredándose en el caso de un asesinato, mientras él mismo trata desesperadamente de recuperarla como su esposa.
Filmado bajo el título de trabajo de “The Bigger They Are” este remake de Howard Hawks, además de su buen hacer, refleja el cambio de mentalidad de la época.
Muy importante tener en cuenta este dato para no chocar con las épocas; transformando al protagonista que en su versión primigenia era un hombre, en una mujer; y esa modificación permitió elevar esta comedia a un nivel más alto con la hilarante “guerra de sexos”, al tiempo que disfrazó a esta comedia ácida en una crítica al periodismo, la corrupción, la pena de muerte, y la falta de escrúpulos en general.
Fue durante la década de 1930, cuando Howard Hawks estaba organizando una cena, y se habló del tema del diálogo de la obra, sacó una copia de “The Front Page” para demostrar los rápidos intercambios entre personajes; y mientras leía, Hawks se dio cuenta de que el diálogo sonaba mucho mejor con una mujer leyendo, y rápidamente aseguró los derechos para la película de Howard Hughes.
Ben Hecht, el autor de “The Front Page”, aprobó el cambio de género y el guión se puso en producción, donde la mayoría del diálogo original y todos los nombres de los personajes de la obra son los mismos, con la excepción del prometido de Hildy, Bruce Baldwin.
El título “His Girl Friday” es un título irónico, porque una chica “Friday” representa a una sirvienta de un maestro, pero aquí la periodista no es una sirvienta, sino más bien la igual a su contraparte masculina; así, el mundo en esta película no está determinado por el género, sino más bien por la inteligencia y la culpabilidad.
Al comienzo, ella dice que quiere ser “tratada como una mujer”, pero su regreso a su profesión revela su verdadero deseo de vivir una vida más libre; y el nombre alude también a “Friday”, el nativo de Robinson Crusoe en la novela de Daniel Defoe.
Y según se cuenta, el término “His Girl Friday” se usó por primera vez en 1940, el año en que se estrenó la película a nivel nacional, que resultó ser además, en el cumpleaños #36 de Cary Grant.
La película terminó de rodarse con 7 días con retraso, y esos retrasos fueron causados por la complejidad de rodar el diálogo rápido, que tuvo que ser cuidadosamente sincronizado con la trama y el movimiento; siendo la escena del restaurante, escrita directamente para la película, la que tomó el doble de tiempo de lo esperado, 4 días.
Así, la dificultad residía en la edición, ya que los personajes tenían que comer y los actores de fondo seguían caminando… pues el cronograma original solo había asignado 2 días para la escena…
La acción de esta historia se desarrolla en interiores, y transpira aromas de teatro a través del uso de espacios amplios, abiertos, y bien iluminados; planos generales, sin movimientos bruscos de cámara, y pocos cambios en el escenario.
Sin embargo, el recurso mejor utilizado es el guión, con la frenética dialéctica entre sus protagonistas que luchan verbalmente para imponer al otro su voluntad.
Allí encontramos a Hildegard “Hildy” Johnson (Rosalind Russell), una brillante periodista, pero decide cambiar de vida, y casarse con Bruce Baldwin (Ralph Bellamy), un modesto agente de seguros.
Su exmarido y empresario, Walter Burns (Cary Grant), que no quiere perderla como periodista, intentará por todos los medios impedir su partida; y comienza a cubrir las últimas horas de Earl Williams (John Qualen), un miserable que está a punto de ser ahorcado, y del que su diario, el Morning Post, espera obtener el indulto.
Hildy es una periodista vivaz, inteligente y trabajadora, que intenta abandonar su faceta como periodista para contraer matrimonio por segunda vez; y en su caminar firme y su entallado traje de chaqueta de raya diplomática, se revela una mujer elegante, segura y profesional, algo que no encaja del todo con su insulso prometido Bruce, por quien dejará su vida de independencia.
Bruce es “el antagonista”, un hombre dependiente de su madre y de su futura esposa, poco amante del riesgo, y necesitado de ser cuidado no sólo por una sino por 2 mujeres; es un personaje con un trabajo nada excitante, pues es un agente de seguros.
En contraposición está Walter, el director del periódico para quien Hildy ha trabajado; es un hombre que no necesita ser cuidado, y que no siente inseguridad ante una mujer trabajadora e inteligente, reconociendo al final, que ella es mejor escritora que él...
El enaltecimiento femenino, era algo habitual de este género cinematográfico, algo que cambió evidentemente con La Segunda Guerra Mundial.
De esa manera, Walter descoloca por completo los planes de futuro de ella.
Los personajes protagonistas, mantienen diálogos ágiles, ácidos y llenos de puyas que se lanzan mutuamente; previendo desde el inicio que ex esposa y prometido no tienen posibilidad alguna, pues el apuesto y pícaro periodista, siempre guarda un as en la manga, cayendo sus presas en todas las trampas que les tiende.
Grant aporta su encanto y su sarcasmo habitual; y el carácter de su personaje, chulesco y desenfadado, combina a la perfección con el personaje de Bellamy, que es inocente, y se deja liar por Walter.
Esto solo puede llevar a Bruce a situaciones comprometidas y desafortunadas, sin que él mismo lo vea venir.
Además, el poder de la prensa, las corruptelas políticas o la problemática de la pena de muerte, son materias enlazadas al hilarante triángulo amoroso de Hawks, empleando un humor sarcástico y crítico, engrandecido por las brillantes actuaciones de estrellas y secundarios.
El caos resultante, es genuinamente hilarante, aunque requería varios visionados para absorber cada gag, porque aquí se habla muy rápido y todo sucede con gran atletismo verbal, de hecho, el film tiene la reputación de ser “una de las comedias en las que se habla más rápido” con unos diálogos que contienen de todo, desde vulgaridades hasta tecnicismos, sarcasmo, sátira, franquead, cordialidad, ingenuidad, pero siempre a una velocidad supersónica, inteligibles y accesibles.
Se estima que la tasa normal de diálogo verbal en la mayoría de las películas es de alrededor de 90 palabras por minuto.
Aquí se ha sincronizado a 240 palabras por minuto; y se han contado al menos 9 escenas con al menos 4 palabras por segundo, y al menos 2 con más de 5 palabras por segundo.
Y es que His Girl Friday sigue siendo no solo la comedia romántica del más rápido hablar jamás hecha, sino una investigación muy complicada sobre la necesidad del amor, de perseguir un sueño, y el mejor indicador de roles de género; al tiempo que es una de las mejores adaptaciones cinematográficas de una obra de teatro.
“He forgets the office when he's with me.
He doesn't treat me like an errand boy, either, Walter.
He treats me like a woman”
El polifacético y aventurero Howard Hawks, que fiel al sistema del cine de encargo, lo mismo dirige un film de cine negro, que una historia de aventuras, y aquí arremete con una vertiginosa comedia.
Como no, a la sombra de las que, con tan buenos resultados habían impuesto en las carteleras los maestros del género:
Ernst Lubitsch o Frank Capra.
Cuando el último dirigió “It Happened On Night” (1934), ni él, ni sus 2 protagonistas, Claudette Colbert y Clark Gable, sospechaban el futuro éxito de la cinta, ni lo que supondría para el cine.
Sobre todo Gable, pues el rodaje fue el particular castigo que le impuso Louis B. Mayer después de que le pidiera un aumento de sueldo, y como represalia optó por prestarlo a la Columbia.
Esa divertida “road movie” de “guerra de sexos” entre una joven rica y un periodista, ganó 5 Premios Oscar, los 5 grandes; y creó la comedia “screwball”, algo que el conservador director, seguro no esperaba; y entre este género alocado, de ritmo frenético y de una continua lucha de sexos, hay lugar para representar otra lucha, la de clases, algo habitual del género al haber nacido en plena Gran Depresión; donde la tensión sexual, siempre presente, debía tener mucho cuidado en cómo se reflejaba, pues la época coartaba terriblemente las libertades, ya que eran los años de La Ley Seca en la calle, y en el cine del Código Hays en Hollywood.
Con estos antecedentes y muchas y muy brillantes cintas del género, como “Bringing Up Baby” (1938), Howard Hawks dirigió His Girl Friday.
Aunque inicialmente en las “screwball” era más habitual que una mujer económicamente superior al hombre, liberal y autosuficiente, fuera quien irrumpiera en la vida del personaje masculino, trastocándolo, y al punto de volverle loco, como en “Bringing Up Baby” (1938), en otras ocasiones, como aquí, él es quien carece de pareja, tratando mediante ardides de recuperar a su ex mujer, quien pretende volver a casarse.
Charles Lederer, escribió 3 borradores del guión.
Los principales cambios, desde el primer borrador hasta el guión, incluyeron hacer a Hildy menos sumisa, y transformar a su prometido de un bravucón en un cómico.
Los primeros borradores también se abrieron con una escena en un tribunal de divorcio, que indicaba que Walter y Hildy habían estado casados, y se habían divorciado 3 veces... y los 3 borradores terminaron de manera diferente:
En el primero, Burns simula un accidente, lo que lleva a Hildy a declarar su amor.
El segundo finaliza como en la obra original, con Burns dejando a Hildy irse, y luego arrestarla.
Solo el guión finaliza cuando él la deja ir con su bendición, lo que la convence de quedarse…
No filmado, sin embargo, fue la escena de la boda de esa versión.
Preocupado de que el borrador final aún no fuera lo suficientemente gracioso, Howard Hawks llamó a Morrie Ryskind para pulir el diálogo; pero Ryskind no recibiría un crédito en la película terminada, y dio a la película otro final, en el que Burns y Hildy se casaron en la sala de redacción, y luego comenzaron a pelear de inmediato, lo que llevó a uno de los invitados a comentar:
“Creo que esta vez todo saldrá bien”
Desafortunadamente, Ryskind reveló este final a otros escritores en el estudio, y antes de que la película pudiera entrar en producción, se filmó otra con el mismo final, quedando el filme con el final ahora conocido por todos.
La cinematografía de esta película, se basa en enteramente en una obra de teatro y se centra en el espacio interior, con poca exposición o idea del mundo exterior.
La edición superpuesta se usó para enfatizar la escena en la que Hildy Johnson regresa a la sala de prensa después de escoltar a Molly Malloy.
Ella comienza a abrir la puerta para regresar, y la escena se reduce a una toma de ella que continúa abriendo la puerta, pero retrocedió un poco sobre una parte del arco que la puerta ya había girado.
Esta superposición obvia, enfatizó la escena.
Pero en el fondo subyace una razón más poderosa que explica este ordenamiento, y cuyo resultado final resulta menos obvio, pero sí más efectivo que el diálogo, que no es otra que aislar la “verdad” de lo acontecido.
El espectador conoce la historia, sólo a través de lo que le cuentan los personajes que transitan por las salas, pero nunca ve lo que sucede “realmente” en el exterior.
Por ello sólo puede suponer, cuál es la verdad de lo acontecido, o al menos tratar de ajustarse a ella, reduciendo las exageraciones oídas de terceros; y con todo, la película contiene 2 tramas principales:
La romántica y la profesional.
Walter y Hildy trabajan juntos para tratar de liberar al condenado Earl Williams, mientras que la trama simultánea es Walter intentando recuperar a Hildy.
Las 2 tramas no se resuelven al mismo tiempo, pero son interdependientes porque, aunque Williams es liberado antes de que Walter y Hildy vuelvan a estar juntos, él es el motivo de su reconciliación.
La velocidad de la película es particularmente notable, y se caracteriza por un diálogo rápido y superpuesto entre las interrupciones y el habla rápida.
El movimiento de gestos, personajes y cámaras, así como la edición, sirven para complementar el diálogo, y aumentar el ritmo de la película.
De hecho hay un claro contraste entre el rápido hablar de Hildy y Walter, y el lento hablar de Bruce y Earl, que sirve para enfatizar la brecha entre lo inteligente y lo poco inteligente en la película.
El enfrentamiento y el progresivo re-enamoramiento de los 2 personajes, encaja perfectamente con la trama en torno al proceso judicial y la sátira periodística, dando como resultado una película ejemplar, que juega con todo, que se ríe de todo, y que te no suelta en ningún momento, siendo una verdadera entrega de cine inteligente, y una de las cumbres del “screwball comedy”; que funciona igual de bien cuando se centra en la hilarante relación entre los 2 protagonistas, que cuando se lanza a pisotear la labor de los periodistas o de los políticos, presentados de forma crítica y realista también.
En His Girl Friday, mientras ambos periodistas cubren una gran noticia y tratan de destapar el deplorable ardid electoral que trama El Alcalde, surge de nuevo la complicidad que en un pasado mantuvieron, y que les llevará a volver a unirse.
La adrenalina y el ritmo alocado de las acciones desembocan en ello, cuando Hildy mientras redacta absorta la noticia, deja abandonado y olvidado al pobre Bruce, su prometido, el cual se encuentra en continuos apuros con la ley, a causa de las trampas maquinadas por el astuto ex marido.
Ya en estos primeros compases, asistimos a lo que va a ser la tónica general de la película, unos diálogos tan rápidos y vertiginosos como ingeniosos y divertidos, sobre todo entre la pareja protagonista, espléndidos tanto Grant como Russell, constituyendo una de las parejas cómicas y con chispa que más gustan.
Él, como cínico pero simpático caradura, capaz de cualquier cosa, incluso aunque sea un delito, con tal de conseguir la noticia antes que nadie; y ella como intrépida y sagaz reportera, luchadora innata en un mundo de hombres, que se ha hecho respetar, y tiene un prestigio, pero que ha de tomar la difícil decisión de tener que elegir entre su vida laboral y su vida personal y familiar.
Disfrazada en la comedia, la película contiene una nada sutil crítica a varios temas, pero sobre todo se ceba en los políticos y en el mundo del periodismo.
A esos políticos capaces de condenar a muerte a un hombre, independientemente de que sea o no inocente, con tal de conseguir más votos en las próximas elecciones, y a esos periodistas que exageran y distorsionan una noticia, y si no existe la noticia, se la inventan, con tal de conseguir titulares, y que son capaces de vender hasta a su madre, si con ello le pisan una exclusiva a un compañero, auténticos buitres despiadados e insensibles.
¡Qué cosas!
Parecía que el sensacionalismo periodístico, la tergiversación y manipulación de las noticias era cosa de los tiempos actuales…
Y a pesar de que los personajes se vuelven a casar, Hawks muestra una aversión hacia el matrimonio, el hogar y la familia, a través de su enfoque de la película.
El prometido de Hildy, interpretado por Bellamy, está excluido a propósito como personaje de la película debido a la cinematografía de Hawks.
El trabajo específico y excluyente de la cámara y el control de los personajes del marco y el diálogo, retratan una sutil crítica de la domesticidad.
El tema de la domesticidad, está bastante ausente a lo largo de la película; incluso entre las relaciones entre Grant y Russell, y Bellamy y Russell, las relaciones se ubican dentro de un marco más amplio de la sala de prensa predominantemente masculina.
Hildy Johnson y Walter Burns, representan el tema cinematográfico común de 2 rivales profesionales colíderes que desarrollan una relación personal que, en el caso de His Girl Friday, es una relación romántica.
A lo largo del film, Hildy interactuará casi siempre con personajes masculinos, y en la mayoría de los casos, ella es a menudo presentada por encima de ellos en el encuadre.
En la sala de prensa, por ejemplo, hay 6 hombres que la escuchan anonadados, la mayor parte de ellos están sentados, e incluso los que están de pie no son más altos que ella.
Unos minutos más tarde, ella les habla sentada de nuevo encima de la mesa, quedando nuevamente por encima de ellos.
A parte de una mujer activa, resolutiva, Hildy está laboralmente integrada en un gremio más bien masculino; sin embargo, también se nos presenta a una Hildy compasiva que va a ver al condenado a la cárcel y le reconforta; y cuando éste se escapa de la cárcel, ella le encubre.
Al final descubrimos una Hildy dividida entre la mujer que debería ser por tradición:
Ama de casa y buena esposa y madre que se desarrolla con el personaje de Bruce; y la mujer en la que se ha convertido, una mujer activa, insertada en la vida laboral e independiente, con el personaje de Walter.
Por su parte, Hawks, es conocido por su uso de gestos repetidos o intencionales en sus películas, y en His Girl Friday, el cigarrillo en la escena entre Hildy y Earl Williams, cumple varios roles simbólicos en la película:
Primero, el cigarrillo establece un vínculo entre los personajes, cuando Williams acepta el cigarrillo aunque no fume.
Sin embargo, el hecho de que no fume y que no compartan el cigarrillo, muestra la diferencia y la separación de los mundos en los que viven los 2 personajes.
Una característica común en muchas películas de Howard Hawks en la revelación de la amoralidad del personaje principal y la incapacidad del protagonista para cambiar o desarrollarse como personaje, y en His Girl Friday, Walter Burns manipula, actúa basándose en su propio beneficio, enmarca el prometido de su ex esposa, y organiza el secuestro de una mujer mayor.
Incluso al final de la película, Burns convence a Hildy Johnson de volver a casarse con él, a pesar de lo mucho que ella lo detesta, y sus acciones cuestionables; pero tras la reconciliación de su relación, no hay romance visible entre ellos:
No se besan, ni se abrazan, ni siquiera se miran el uno al otro.
Es evidente que Burns sigue siendo la misma persona que él era en la relación anterior, ya que rápidamente sacude los planes para La Luna de Miel que nunca tuvieron, en busca de una nueva historia.
Además, él camina frente a la habitación, forzándola a llevar su propia maleta, a pesar de que Johnson ya había criticado que era poco caballero al principio de la película.
Está claro que el matrimonio está condenado a enfrentar los mismos problemas que lo terminaron antes; y la explicaron del final es como un “efecto de cierre” en lugar de “un cierre”
El final es bastante circular, y no hay desarrollo de personajes, específicamente Walter Burns, y la película termina de manera similar a como se inicia.
Además, la película termina con un breve epílogo en el que el Walter anuncia su nuevo matrimonio, y revela su intención de ir a cubrir un ataque en Albany en el camino a su Luna de Miel, y consideran quedarse con Bruce en Albany...
Se revela el destino de los personajes principales, e incluso de algunos de los personajes menores, como Earl William, excepto que hay fallas menores en la resolución.
Por ejemplo, no discuten qué le sucede a Molly Malloy después de que se resolvió el conflicto...
Sin embargo, las terminaciones de los personajes principales fueron envueltas tan bien, que eclipsaron la necesidad de que las terminaciones de los personajes menores se envuelvan.
Esto crea un “efecto de cierre” o una apariencia “de cierre”
Por otro lado, Hawks tuvo una gran dificultad para estrenar esta película:
Si bien la elección de Cary Grant fue casi instantánea, el lanzamiento de Hildy fue un proceso más extenso…
Al principio, Hawks quería a Carole Lombard, a quien había dirigido en la comedia “Twentieth Century”, pero el costo de contratar a Lombard en su nuevo estatus como profesional independiente, resultó ser demasiado caro; y Columbia no podía permitirse el lujo.
A Katharine Hepburn, Claudette Colbert, Margaret Sullavan, Ginger Rogers e Irene Dunne, se les ofreció el papel, pero Dunne lo rechazó porque consideraba que el papel era demasiado pequeño, y necesitaba ser expandido.
A Jean Arthur le ofrecieron la parte, y el estudio la suspendió cuando ella se negó a tomarla.
Según los informes, Joan Crawford también fue considerada…
Hawks luego recurrió a Rosalind Russell... y durante el rodaje, Russell se dio cuenta de que Hawks la trataba “como a un hombre”, así que lo confrontó:
“No me quieres, ¿verdad?
Bueno, estás atrapado conmigo, así que también puedes aprovecharlo al máximo”
Todo ello hace que His Girl Friday sea una de las primeras películas, precedida por “Stage Door” (1937), donde los personajes hablan sobre las líneas de otros personajes, para dar un sonido más realista.
Antes de esto, los personajes de una película completaban sus líneas antes de que comenzaran las siguientes líneas; y para capturar el diálogo de ritmo rápido de la película, Howard Hawks decidió usar micrófonos múltiples en lugar de un micrófono de “boom”; y como los micrófonos no se podían encender simultáneamente, un técnico de sonido tuvo que cambiar de micrófono a micrófono en el momento justo; tanto que algunas escenas requirieron hasta 35 interruptores; y para mantener el ritmo rápido, Howard Hawks animó al elenco a agregar diálogo divertido, y a pisar las líneas de los demás siempre que sea posible.
Por ejemplo, justo después de encontrar a Williams en el escritorio, El Alcalde le dice a Walter que está “silbando en la oscuridad; bueno, eso no te va a ayudar esta vez… ya has terminado”
Y Walter dice:
“Escuché al último hombre que me dijo que era Archie Leach una semana antes de que le cortara la garganta”
Resulta que Archibald Leach era el nombre de nacimiento de Cary Grant...
Mientras Rosalind Russell pensó mientras filmaba, que no tenía tantas buenas líneas como Cary Grant, así que contrató a un escritor de publicidad a través de su cuñado, y le hizo escribir líneas más inteligentes para el diálogo.
Desde que Howard Hawks permitió la espontaneidad y la improvisación, él y muchos del elenco y el equipo no se dieron cuenta, pero Grant sabía que ella estaba tramando algo, lo que lo llevó a saludarla todas las mañanas diciéndole:
“¿Qué tienes hoy?”
Con toda la improvisación durante el rodaje, el camarógrafo Joseph Walker tuvo dificultades para mantenerse al día:
Tenía un problema particular al disparar a Rosalind Russell de una manera halagadora, ya que él nunca supo exactamente dónde iba a estar... además la actriz tenía papada colgante que requería una iluminación cuidadosa…
Finalmente, hizo que su hombre de maquillaje pintara una sombra oscura a lo largo de su línea de la mandíbula, lo que camufló el problema de manera efectiva.
El resto del reparto está a la altura, con un Ralph Bellamy que da el tipo del tercero en discordia, un personaje ingenuo que ejerce de sufridor, blanco de todas las artimañas de Grant, para evitar perder a su amor y reportera.
Y aquí también se presenta una facturación rara en la segunda página de elenco, donde se muestra a Ralph Bellamy en la parte superior, con Gene Lockhart, Helen Mack y Porter Hall debajo.
Hall, es uno de la pandilla de reporteros, mientras que John Qualen, como Earl Williams, tiene un rol mucho más grande y más importante, pero no recibe facturas destacadas…
El resto de periodistas aparecen mucho más deshumanizados, y parece que van simplemente por carnaza, todos juntos como un banco de pirañas; llevan tanto en el mundo, que ya todo les da más o menos igual, sin ningún tipo de ética profesional.
En un momento está ocurriendo el hecho, y mientras lo ves todo, cada uno llama a su periódico para informar dando su versión de la noticia, que obviamente, añade cada uno lo que considera más emocionante…
Conviene destacar también las actuaciones de Gene Lockhart, un sheriff que está dispuesto a hacer lo que sea necesario con tal de perpetuarse en su puesto, y de Cliff Edwards como periodista cínico y sensacionalista.
Edwards, por cierto, fue un gran cantante de jazz en los años 20 y 30, bajo el nombre artístico de Ukelele Ike; y entre otras cosas, siempre será recordado por poner la voz original a Jiminy Cricket en el clásico de Disney “Pinocchio” (1940)
Otro dato es que Walter y Hildy escondieron al asesino fugitivo Earl Williams en un escritorio en la habitación de la ciudad, y ese hecho se basó en un incidente real:
Emile Gauvreau, el editor del antiguo periódico de New York, “The New York Evening Graphic”, ocultó a un asesino fugitivo en la sala de la ciudad del periódico, lo entrevistó, escribió la historia, y esperó hasta que todos en el edificio se hayan ido, antes de llamar a la policía.
Como curiosidad evidente, el calendario en la sala de prensa, es de noviembre de 1938, que fue aproximadamente 1 año antes de que la película se hiciera, y muestra días especiales, los días 8, 11 y 24 que corresponden al Día de Las Elecciones, El Día de Los Veteranos y El Día de Acción de Gracias.
Con todo, el final no gusta en estos tiempos del feminismo activo:
La decisión de la protagonista fue quedarse con el más “listo”, sin importarle la pobre moral que poseía, dejando de lado a una persona de buenos valores, el cual le pudo brindar un buen hogar, y engrandecer esa unidad familiar tan perdida en nuestros tiempos.
La escena de la maleta, por ejemplo, es la imagen de este estado de la pareja, en la que ella coge la carga, y él le da la orden de que la coja...
Viene siendo denigrante e indignante, pero estos detalles, que son los que todos debemos combatir en pos de unas relaciones sanas y respetuosas, pasan desapercibidos para la mayoría, y para rematar... el asesino queda libre:
¿No había matado a un guardia en su intento de fuga?
¿No deberían arrestarlo por ese crimen?
Cosas de épocas… y His Girl Friday es definitivamente hija de su tiempo
“You've got an old fashioned idea divorce is something that lasts forever, 'til death do us part'
Why divorce doesn't mean anything nowadays, Hildy, just a few words mumbled over you by a judge”
Uno de los clichés más actuales en la búsqueda de respuestas a la degradación moral de nuestra sociedad, se basa en la supuestamente novedosa bajeza ética de los medios de comunicación.
Parece ser que la manipulación, la mentira y el sensacionalismo son un invento actual y que, como pasa cuando se habla alegremente de cine, cualquier tiempo pasado fue mejor; y esta historia sigue siendo de los más moderna, ya que hoy en día, siguen de actualidad los mismos temas:
Las mujeres ya no han de elegir entre casarse o mantener su profesión, pero sí tienen que escurrirse las meninges para conciliar ambas cosas; la corrupción política donde se ceban concretamente con El Alcalde y El Sheriff, esto no ha cambiado nada con la policía corrupta; la desesperación de un hombre al perder su empleo; la pena de muerte en algunos países; el periodismo carroñero, tan vigente hoy como entonces; y como ya era habitual en este tipo de comedia, tras la alocada y divertida historia, narrada a un ritmo frenético por Hawks, queda el testimonio, de elogio por un lado, y censura por otro, al famoso cuarto poder, que en Estados Unidos ha venido representando la prensa, apoyada en su capacidad para ofrecer a la opinión pública los entresijos de la corrupción política, desde su supuesta “imparcialidad”
Curiosamente con His Girl Friday, Howard Hawks logró ignorar las objeciones del Código de Producción, a que Hildy soborne al carcelero para obtener una entrevista con el condenado Earl Williams, el secuestro de la madre de Bruce, y los intentos de contrabandear a Williams fuera del edificio de La Corte.
Sin embargo, una de las áreas en las que se les difirió, fue en la caracterización de los reporteros como “la escoria de la civilización occidental”; y para suavizar la descripción del “cuarto poder”, se agregó un prólogo escrito que establece la película en otra época, aunque sin ningún intento de capturar los trajes de época… diciendo al inicio:
“Todo sucedió en “La Edad Oscura” del periodismo:
Cuando un periodista “obtiene la historia” justifica cualquier cosa menos que el asesinato.
Por cierto, verá que en este filme no aparecen los hombres y mujeres de la prensa de hoy.
¿Listo?
Bueno, érase una vez...”
Y con los créditos de cierre siguientes:
“Los personajes e incidentes retratados y los nombres utilizados en este documento, son ficticios; y cualquier similitud con el nombre, el personaje o la historia de cualquier persona, es completamente accidental e involuntaria”
Desgraciadamente, muy de moda en la actualidad, el tema de la corrupción en la clase política es parte de la trama en la que se centra la película, concretamente se trata de un alcalde corrupto.
Un personaje al que la pareja protagonista persigue, y por lo que se ven unidos de nuevo.
El intento de ambos por desenmascarar al alcalde de la ciudad, es la meta común; y se trata de un ser sin escrúpulos, que intenta esconder el indulto para un hombre que ha sido condenado a la horca, y al que le queda muy poco tiempo de vida.
En medio de esta crítica situación en la que tanto Hildy como Walter se ven envueltos, e incluso son detenidos, es cuando este matrimonio recientemente divorciado, vuelve a unirse.
Además de hacer una crítica a la corrupción de la clase política, también hay otra más velada en tono cómico, la que acontece en la redacción del periódico.
Walter, el director, tiene como contactos a prostitutas, matones e incluso maneja dinero falso.
Utilizando todos estos medios para separar a su ex mujer de Bruce, su prometido, a quien mete en continuos apuros, llegando incluso a promover el secuestro de su madre…
Y es habitual que el cine sobre periodismo trate a los personajes como detectives.
Generalmente son unos profesionales que se sumergen en busca de la verdad, siguiendo e investigando las pistas que les van siendo paulatinamente desveladas, para desmantelar toda la trama de corrupción, y ponerla en conocimiento de los ciudadanos; y una de las películas más características del tema es precisamente “All The President’s Men” (1976)
Pero éste es pues el auténtico sentido de la denuncia, por así llamarlo, del film, el retratar el mundo del periodismo como una realidad paralela, diferente, un micro universo insertado en el nuestro, que impone nuestra visión de la realidad sin tan siquiera haberla vivido y, donde el lector o el espectador aplaude complacido mientras satisface sus ansias de morbo.
Aunque, por otro lado, el reproche absoluto a los métodos empleados y a los fines perseguidos, como vender más ejemplares invalidan cualquier elogio que de la historia contada pudiera desprenderse; en esta versión, aún hay otra lectura, sin duda, más personal.
Tras La Primera Guerra Mundial y el crack económico del ‘29, la mujer comienza a abandonar su habitual labor domestica, y empieza a reclamar un puesto en el mundo laboral, en principio por necesidad, pero que le irá descubriendo una independencia hasta entonces subordinada al poder económico del varón.
La relación entre los protagonistas, Cary Grant y Rosalind Russell, destapa toda una paradójica teoría sobre este punto, entre misógina y feminista.
Teoría que deja al espectador en la ambigüedad de reflexionar desde su punto de vista, sí el lugar de la mujer está en la familia o en el trabajo, el cual desempeña mejor que nadie; sí en este rol, sigue siendo explotada por el clásico machista listillo, que necesita de su incuestionable capacidad; o sí, todavía hoy, continuamos pidiendo a la mujer, simultáneamente, ambas cosas, unos y otras.
La manera en que arremeten contra un mundo tan corrupto como realista, es desesperanzadora, porque todo lo narrado aquí tiene su base en la dura realidad, con esa forma de actuar tan brutal y descarnada, con esos personajes tan atados a un negocio del que no sólo es difícil salir, sino que les resulta adictivo en cuanto meten los dedos en él.
Y resulta curioso también, ver tan fuerte, independiente y segura a la figura de la chica protagonista, cuyos pasos acaban siendo impredecibles, mostrando un final inesperado, en el cual uno no sabe a qué atenerse…
Al final la pregunta que queda es:
¿Quién controla a quién, y realmente podemos escapar de nuestra propia naturaleza?
“And that my friends, is my farewell to the newspaper game!
I'm going to be a woman; not a news-getting machine.
I'm gonna have babies and take care of them and give them cod liver oil and watch their teeth grow and… and, oh dear, if I ever see one of them look at a newspaper again, I'm going to brain 'em!”
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