Journey to The Center of The Earth

“Do you realize we know less about the earth we live on than about the stars and the galaxies of outer space?
The greatest mystery is right here, right under our feet!”

Viajar al centro de La Tierra es un tema popular en ciencia ficción; que implica encontrar ya sea una Tierra Hueca o el núcleo fundido de La Tierra.
La idea de una llamada “Tierra Hueca”, una vez popular en la literatura de aventuras de fantasía, es que el planeta Tierra tiene un interior hueco, y una superficie interna habitable por los seres humanos; aunque la comunidad científica ha dejado claro que esto es pseudociencia, la idea, sin embargo, es una característica menos popular de muchas historias de fantasía, ciencia ficción y de algunas teorías de conspiración.
La ficción subterránea, es un subgénero de la ficción de aventuras o la ciencia ficción, que se centra en entornos subterráneos, a veces en el centro de La Tierra, o de lo contrario en las profundidades de la superficie.
El género se basa y ha influido a su vez en la teoría de La Tierra Hueca; y los primeros trabajos en el género, fueron obras filosóficas o alegóricas de La Era de La Ilustración, en las cuales, el escenario clandestino a menudo era en gran medida incidental; sin embargo, a fines del siglo XIX, prevalecieron más motivos pseudocientíficos o proto-ciencia ficción.
Los temas comunes han incluido una representación del mundo subterráneo como más primitivo que la superficie, ya sea cultural, tecnológica o biológicamente, o en alguna combinación de los mismos.
Los casos suelen ver el escenario utilizado como un lugar para la ficción “de espada y brujería”, o criaturas extintas en la superficie, como los dinosaurios, los homínidos o los críptidos.
Un tema menos frecuente, tiene el mundo subterráneo mucho más avanzado tecnológicamente que el de la superficie, típicamente como el refugio de una civilización perdida, o más raramente como una base para los extraterrestres.
En El Poema Infierno de Dante Alighieri de “La Divina Comedia”, El Infierno es una gran caverna subterránea, y el narrador viaja a través del centro de La Tierra y del otro lado; o en la novela de Edgar Allan Poe “The Narrative of Arthur Gordon Pym of Nantucket” (1838); o la novela de Lewis Carroll “Alice's Adventures in Wonderland” (1865) que originalmente se tituló “Alice's Adventures Under Ground”
El ejemplo más famoso de una fantasía de La Tierra Hueca, es la novela de ciencia ficción de Jules Verne “Voyage au centre de la Terre” (1864), se inspiró en el libro “Geological Evidences of The Antiquity of Man” (1863) de Charles Lyell; y probablemente también influido por el trabajo innovador anterior de Lyell, “Principles of Geology” (1830)
Para entonces, los geólogos habían abandonado un relato bíblico literal del desarrollo de La Tierra y, en general, se pensaba que el final del último período glacial, marcó la primera aparición de la humanidad, pero Lyell recurrió a nuevos descubrimientos para poner el origen de los seres humanos mucho más atrás, en el profundo pasado geológico.
El libro de Lyell, también influyó en la 2ª edición de Louis Figuier “La Terre avant le déluge” (1867) que incluía dramáticas ilustraciones de hombres y mujeres salvajes, con pieles de animales y hachas de piedra, en lugar del Jardín del Edén que se muestra en la edición de 1863.
Jules Verne, muy probablemente también estuvo influenciado por las historias de Edgar Allan Poe, donde hay muchos puzles y criptogramas, para escribir su novela.
Y es que el género de la ficción subterránea, ya existía mucho antes que Verne; sin embargo, su novela aumentó considerablemente su popularidad, e influyó más tarde en tales escritos, por ejemplo, Edgar Rice Burroughs reconoció explícitamente la influencia de Verne en su propia serie “Pellucidar”; y aunque a menudo se sugiere que Jules Verne usó la idea de una Tierra parcialmente hueca en su novela “Voyage au centre de la Terre” (1864), sus personajes en realidad descienden solo 87 millas por debajo de la superficie, donde encuentran un mar subterráneo, ocupando una caverna aproximadamente del tamaño de Europa.
No hay ninguna indicación en la novela, de que Verne intentara sugerir que La Tierra era de algún modo hueca, parcialmente o de otra manera; porque esta es una aventura totalmente fantástica, pero tratada con su acostumbrado rigor científico; y para escribirla, contó con el asesoramiento del vulcanólogo Saint-Claire Deville, y la documentación suministrada por naturalistas, geólogos y mineralistas.
Además, esta obra continúa la saga de novelas de viajes fabulosos iniciada con “Cinq semaines en ballon” (1863), y que daría como resultado el conjunto de novelas más célebres de Verne; y puede comprobarse, cómo en cada una de estas novelas, Verne se centra en una de las ciencias, en el caso de “Voyage au centre de la Terre”, evidentemente se trata de la geología, de la arqueología y de la paleontología; y en la siguiente obra, “De la Terre à la Lune” (1865), entrará en juego la astronomía y la aeronáutica.
La novela “Voyage au centre de la Terre”, consta de 45 capítulos de extensión más o menos uniforme, y no titulados; los capítulos 1 a 9, podrían ser una especie de introducción a las circunstancias de la época de la narración y de los personajes; los capítulos 10 al 43, son el nudo de la acción, caracterizado por las descripciones de Verne sobre un mundo que no existe, pero que parece perfilado en su ingeniosa mente con todo detalle,
La introducción de la novela refleja también la locura de una ciencia joven, la criptología; y lo que sigue es una descripción de Islandia a finales del siglo XIX, luego una amplia introducción a otras 2 ciencias en su auge, la paleontología y la geología.
De esa manera, los temas en la novela incluyen:
El estudio de la criptología, como descifrar runas para ir al centro de La Tierra; la espeleología o descubriendo las profundidades de La Tierra; la paleontología en el descubrimiento de animales prehistóricos que se cree que han desaparecido, y del cadáver del hombre cuaternario; la mineralogía como ciencia encarnada por el Profesor Lidenbrock; y también la locura, lo fantástico, la aventura, el amor, el viaje, y la supervivencia.
La historia involucra al profesor alemán, Otto Lidenbrock, quien cree que hay tubos volcánicos que van hacia el centro de La Tierra.
Él, su sobrino Axel y su guía Hans Bjelke, descienden al volcán islandés Snæfellsjökull, encontrando muchas aventuras, incluidos animales prehistóricos y peligros naturales, antes de regresar a la superficie en el sur de Italia, en el volcán Stromboli.
La historia está narrada en primera persona por el joven Axel, quien nos presenta a su tío, el profesor Otto Lidenbrock, catedrático de Mineralogía en Hamburgo.
Cuando cae en sus manos, por casualidad, un libro del siglo XII, “Heins- Kringla” de Snorre Turleson que trata de los príncipes noruegos regentes de Islandia en aquella época; del incunable cae al suelo un pergamino del siglo XVI, escrito como criptograma por el alquimista Arne Saknussemm, personaje inspirado en el real Arne Magnussen, un islandés intelectual, escritor y recopilador de sagas nórdicas en el siglo XII; y tras muchos esfuerzos lograrán descífralo.
Saknussemm consiguió llegar al centro de La Tierra, y el pergamino indica como lo hizo; por supuesto, el profesor Lidenbrock proyectará seguir los pasos de su ilustre antecesor en la ciencia, organizará una expedición junto con Axel, parte escéptica ante el entusiasmo del profesor, y contratará al guía islandés Hans, elección acertadísima, pues les salvará la vida en plena aventura… y llegan a la capital de Islandia, Reikiavik, cerca del volcán apagado Sneffels, que es el Snaefellsjökull, formado por varios cráteres; y en las calendas de julio, es decir los últimos días de junio, la sombra del pico Scartis proyecta su sombra sobre la abertura del cráter que conduce al centro de La Tierra.
Ya en el nudo de la obra, los 3 hombres vivirán aventuras peligrosa y apasionantes a la vez:
El mundo mesozoico sepultado en las profundidades, así como un mar interior donde contemplarán la lucha de 2 reptiles prehistóricos marinos, bosque de hongos gigantes, bosques de vegetación perteneciente a la época terciaria con palmeras, pinos y helechos; donde allí observarán desde lejos un ser humano prehistórico, de enorme estatura y envergadura, pastoreando un rebaño de mastodontes; encontrarán un puñal perteneciente a Saknussemm, y finalmente provocarán involuntariamente al volar con pólvora una roca que obstruye el paso, una especie de terremoto que empuja su balsa hacia arriba, a violenta velocidad en una chimenea natural hasta salir a la superficie por el cráter de un volcán que resultará ser el Stromboli de la isla eolia del mismo nombre en pleno mar Tirreno, cerca de la costa nordeste de Sicilia.
Entraron por un volcán, y salieron por otro, situados entre sí, por más de 1200 leguas.
Los personajes principales son:
El Profesor Otto Lidenbrock, geólogo de 50 años; Axel su sobrino, estudiante cauteloso y poco aventurero que ronda los veinte; Hans Bjelke, un cazador de islandés, de habla danesa que se convierte en su guía, es confiable, ingenioso e imperturbable; Gräuben, la ahijada del profesor Lidenbrock, con quien Axel está enamorado, de la zona de Vierlande en Hamburgo, y con 17 años, es una joven irlandesa y experta en mineralogía; y Marthe, la doncella en la casa del profesor Lidenbrock, que debe aguantarle su mal genio, como dato, ella es de origen es alemán, y su aspecto físico es de una señora de avanzada edad.
Es notable que al momento de escribir, Verne no dudó en tener simpáticos protagonistas alemanes con quienes el lector podía identificarse; pero la actitud de Verne hacia los alemanes, cambiaría drásticamente después de La Guerra Franco-Prusiana de 1871.
Después de 1871, el profesor Otto Lidenbrock, simpático y excéntrico, sería reemplazado en la ficción de Verne, por el totalmente malvado y demoníaco Profesor Schultze.
Sobre los animales prehistóricos destacados de la novela tenemos:
Los dientes del deinotherium; el pterichthys; el dipterides que es un pez de 2 aletas; el leptotherium, una criatura tipo gacela; el merycotherium, una criatura parecida al ganado; el lophiodon; el anoplotherium; la mastodonte; el megatherium; un pterosaurio no identificado, probablemente pterodactylus; una especie desconocida de ave gigante, probablemente un teratorn; el ictiosauro; el plesiosaurus; la concha de un glyptodon, etc.
Ya desde el principio, Verne engancha al lector que desciende con los expedicionarios al centro de La Tierra, y sorpresa tras sorpresa, comparte con ellos la visión y el descubrimiento de flora, fauna y escenario que comprende también un inmenso mar interior; animales prehistóricos, y se capta la emoción leyendo la aventura, los peligros que acechan a los viajeros con quienes nos identificamos en seguida, y mayor será el mérito de Verne, cuando consigue emocionar con gran economía de recursos, más que en otras obras suyas; y al igual que muchas otras obras del autor, parte de tradiciones esotéricas como Los Misterios de Eleusis, de la misma alquimia, de la búsqueda del Santo Grial, del ciclo Gilgamesh o del Aggarta en el Tíbet, con sus ciudades subterráneas, etc.
El pergamino encontrado por el profesor Lidenbrock y su sobrino Axel, de 5”x4”, consta de unos misteriosos caracteres rúnicos en líneas transversales, será Axel quien logrará traducir al leer al revés el criptograma…
De esa manera, “Voyage au centre de la Terre” se abre con un recurso muy utilizado en literatura desde antiguo:
El descubrimiento del manuscrito.
Sólo que en el caso de Verne, este recurso aparece combinado con otro que también es muy del gusto de Verne, y que está relacionado con la construcción de sus obras y con su vida:
El código cifrado, un recurso que está muy vinculado con las sociedades secretas, y que está tan arraigado en la obra de Verne, que muchas de sus novelas se han querido interpretar como “mensajes cifrados”, como ocurre con los nombres de algunos de sus personajes, o incluso con su propia tumba, sobre la que existe la leyenda de un mensaje inscrito que nadie ha podido encontrar…
Pues bien, ese mensaje es, por supuesto, descifrado, y con ello da comienzo la aventura que cambiará por completo la vida de los personajes.
El eje central de la novela es casi como el hombre, de La Tierra Hueca; un mito que se remonta a las primeras manifestaciones religiosas que dividen el más allá en una dualidad de Cielo e Infierno.
Es el cristianismo, el encargado de consolidar una división que está ya tan plenamente integrada en la cultura colectiva, que condiciona necesariamente nuestra visión del mundo en lo aéreo que se ha identificado siempre con El Bien, mientras que lo infraterrenal quedaba reservado al Mal.
Hasta tal punto ha condicionado la cultura este mito, que incluso ha propiciado la aparición de numerosos grupos que interpretan el mito al pie de la letra, y que pretenden refrendar la existencia de una Tierra Hueca con datos materiales.
Así las cosas, el mito evoluciona y El Infierno se convierte en una especie de paraíso con atmósfera, con un Sol, plantas y animales antidiluvianos, y una gama de civilizaciones tecnológicamente avanzadas que van de lo terrestre a lo extraterrestre.
Y es precisamente en este contexto en el que se mueve Jules Verne, el contexto que hay que conocer para situar al profesor Otto Lidenbrock, gran defensor de la teoría de La Tierra Hueca.
El mito al que, como consecuencia, da pie el anterior es el del “descensus ad inferos”, cuyo inicio más célebre se remonta a la figura de Orfeo con repercusiones tan importantes como “el orfismo”; el descenso al Infierno, por su parte, es una variante del mito del viaje iniciático, un elemento que está presente desde los inicios de la literatura con el Gilgamesh, pero que adopta su forma definitiva con “Ulises” de Homero.
El viaje iniciático lleva a su protagonista a un territorio mítico en el que el tiempo y el espacio se anulan, ya que por una parte se ha perdido la referencia solar, base de cualquier sistema temporal; y por otra se ha anulado el tradicional desplazamiento horizontal a favor del vertical.
En este espacio mítico, Axel, el personaje principal, se ve sometido a una serie de rituales iniciáticos que le transformarán por completo.
Entra como ignorante, y cuando sale, ya posee el conocimiento, unos saberes científicos que tienen un incalculable valor, que a pesar de todo no le llevarán a refutar la teoría del centro de La Tierra incandescente.
Dice al volver de su viaje:
“Por mi parte, no puedo admitir su teoría del enfriamiento; a pesar de lo que he visto, creo y creeré siempre en el calor central”; lo que demuestra en el fondo el punto de vista del propio Verne.
Gräuben, la amante y prometida de Axel, es consciente del valor iniciático del viaje, sabe que Axel parte como un niño, pero que volverá como un hombre, preparado para casarse con ella.
Así, le anima a emprender el viaje con estas palabras:
“Al regreso, Axel, serás un hombre, su igual, libre para hablar, libre para actuar, libre al fin para…”
Precisamente aparece el mito del “descensus ad inferos” en tono paródico, en un libro que parece haber servido de base para la construcción de los personajes:
El Quijote de La Mancha.
Al igual que Don Quijote y Sancho Panza, el profesor Lidenbrock y Axel representan los 2 polos opuestos por su visión del mundo.
Al margen del hecho de que Lidenbrock es un prestigioso hombre de ciencia, parece que su intuición se mueve más por impulsos idealistas que por la lógica científica.
Su credulidad ante la veracidad del manuscrito del sabio Arne Saknussemm, una figura basada en el escritor y recopilador de sagas, Arne Magnussen, que decía haber estado en el centro de La Tierra, su obsesión por emprender este viaje para emular al sabio, resulta demoledora ante un medroso Axel, que no es capaz de hacer otra cosa más que cuanto su tío le ordena.
Axel intentará evitar por todos los medios el viaje, y aún en pleno viaje, tratará de regresar en todo momento.
Es evidente el paralelismo existente entre el profesor Lidenbrock y don Quijote, y entre Axel y Sancho Panza.
Cada uno representa una visión mítico-idealista del mundo, y materialista-realista respectivamente.
Al mismo tiempo existe una relación jerárquica en la que el idealismo está por encima del materialismo, y lo arrastra en pos de la aventura.
Pero donde las equivalencias resultan más sorprendentes, es en la evolución final de los personajes.
Después de una buena temporada descendiendo, los expedicionarios se habían acostumbrado a la oscuridad y a la soledad, tanto que sentían como si siempre hubiera sido así, como si en realidad no vinieran de la superficie:
“Ya nos habíamos habituado a esta existencia de trogloditas.
Yo ni siquiera pensaba en El Sol, las estrellas, La Luna, los árboles, las casas, las ciudades, en todas esas superfluidades terrestres de las que el ser sublunar ha hecho una necesidad.
En nuestra calidad de fósiles vivientes, desdeñábamos todas esas inútiles maravillas”
Pero el cambio significativo se produce tras las 2 experiencias que casi cuestan la vida a Axel, morir por deshidratación, y perderse para siempre en las laberínticas grutas, cuando da a parar a esa fabulosa caverna que encaja perfectamente con las descripciones que hacen los defensores de la teoría de La Tierra Hueca, como la descripción que se hace de la abundante luminosidad:
“Era como una aurora boreal, un fenómeno cósmico continuo, que llenaba aquella caverna capaz de mantener un océano…
El cielo, por llamarlo de alguna manera, parecía hecho de grandes nubes, vapores móviles y cambiantes que, por efecto de la condensación, debían, en determinados días, terminar en lluvias torrenciales…
Las capas eléctricas producían extraños juegos de luz sobre las nubes más elevadas”
Esta visión supone en Axel una transformación cualitativa, un paso agigantado que le acerca al idealismo del profesor.
En la travesía que tienen en este océano infraterrenal, Axel experimenta una visión, casi una epifanía que se formula con estas palabras:
“Toda la vida de La Tierra se resume en mí, y mi corazón es el único que late en este mundo despoblado”
Será tras el descubrimiento del cuchillo de Saknussemm, que Axel pase definitivamente al bando del profesor Lidenbrock, que por su parte, había mostrado algunas señales de desgana que le acercaban al Axel inicial.
A partir de ese momento, Axel se convertirá en un temerario obsesionado con la idea de acabar el recorrido; y como él mismo reconoce:
“El alma del profesor había penetrado enteramente en mí.
El genio de los descubrimientos me inspiraba.
Olvidaba el pasado, despreciaba el porvenir”
El tercer vértice del triángulo, es el cazador y guía Hans:
Es un personaje que se mantiene al margen de la dualidad, que no puede comunicarse con Axel, porque no domina el alemán, que no dice nada más allá de lo estrictamente imprescindible, dispuesto a seguir al profesor hasta el centro del Infierno si fuera necesario, con un sentido de la fidelidad casi inhumano.
Hans, es un personaje que, al no hablar, apenas se desarrolla psicológicamente.
De él sólo se ofrecen algunos trazos; y sin embargo, en varias ocasiones se pone de manifiesto que de no haber sido por él, la expedición habría sido un fracaso.
No parece verse afectado ni asustado ante nada, ni nada parece sorprenderle.
Desde el primer momento desconoce el objetivo y el destino del viaje, pero nada le importa salvo cumplir con su deber para con quien le ha contratado.
No deja de ser curiosa la posición ambigua que toma Verne frente a la ciencia en “Voyage au centre de la Terre”
El profesor Lidenbrock utiliza razonamientos científicos para corroborar la hipótesis de La Tierra Hueca, y más adelante confirmará ante la gruta iluminada, que cualquier maravilla de la naturaleza puede ser explicada por medio de la ciencia; pero al mismo tiempo pondrá de relieve los fallos del método científico hipotético-deductivo.
Un paradigma científico se mantiene, mientras un nuevo paradigma no venga a ocupar su lugar.
La ciencia, por tanto, se sustenta sobre un fino alambre que en cualquier momento puede ceder.
Es lo que ocurre en su regreso, cuando se encuentra la oposición de numerosos científicos en su teoría de La Tierra Hueca; una circunstancia en principio inexplicable desde el punto de vista científico le atormentará , hasta que Axel, una vez más, encuentra la explicación:
La brújula marcaba el norte, pero en realidad se dirigían hacia el sur porque sus polos estaban cambiados debido a los fenómenos electromagnéticos.
Por último, especialmente estremecedor y digno de mención, desde luego, es el momento en que Axel describe al humanoide habitante del subsuelo:
“Su estatura sobrepasaba los 12 pies.
Su cabeza, tan grande como la de un búfalo, desaparecía bajo la maraña de una cabellera inculta.
Parecía una verdadera crin, semejante a la del elefante de las primeras edades.
Su mano blandía una enorme rama, digno cayado de aquel pastor antediluviano”
Para el terreno de las especulaciones, queda qué hubiera pasado si este ser ingente hubiera entrado en contacto con los expedicionarios...
La novela se nutre así, tanto de una visión progresista del científico, como de una visión más ambigua, heredada del romanticismo y de lo fantástico; donde lo científico es original, y cuya excentricidad puede volverse una locura o volverse hacia la hechicería.
La novela de Verne, famosa hoy con entonces, ha tenido varias adaptaciones al cine y la TV, pero con licencias más o menos gratuitas, centrándose más en la aventura y la fantasía que en aspectos científicos y filosóficos.
“This I know:
The spirit of Man can not be stopped”
Journey to The Center of The Earth es una película de fantasía, del año 1959, dirigida por Henry Levin.
Protagonizada por Pat Boone, James Mason, Diane Baker, Arlene Dahl, Thayer David, Alan Napier, Red West, Peter Ronson, Bert Stevens, Alan Caillou, entre otros.
El guión es de Walter Reisch y Charles Brackett; basados en la novela homónima de Jules Verne; y es el primer filme que adaptó a la gran pantalla la clásica novela.
Journey to The Center of The Earth, fue una coproducción entre Fox y Joseph M. Schenck, quien había sido instrumental en ayudar a establecer Fox en 1935; y fue producida también por Charles Brackett, que dijo:
“Nuestra película describe acción y eventos, sin la más mínima sombra de Freud.
Lo grave de Jules Verne, es que todo lo que hace es contar una historia en episodios emocionantes, pero sus historias siempre han llevado al hombre un poco más cerca de lo desconocido.
Lo que hemos tratado de hacer, es volver a contar su historia de la mejor manera posible, en la lengua vernácula de Verne”
De ahí que la película posea algunos cambios, como el personaje de Axel se convierte en Alec, y es más aventurero que cobarde como lo es en la novela; y presenta 2 nuevos personajes principales:
Un explorador femenino, y un antagonista principal.
Walter Reisch dijo:
“Inventé una gran cantidad de nuevos personajes:
La parte de Pat Boone, la parte de la esposa del profesor interpretada por Arlene Dahl, la parte del villano, y el hecho de que todo tuvo lugar en Escocia”
El guión, deja de lado la mayor parte del contenido científico de la novela, que en 1959 estaba completamente desfasado; y en cambio, logra dotar a la película de su propia lógica, evitando que las situaciones más inverosímiles resulten risibles en las profundidades de un mundo de maravillas.
Journey to The Center of The Earth estuvo nominado para 3 Premios de La Academia:
Mejor dirección artística/Color, efectos especiales y sonido.
La gran inversión que realizó 20th Century-Fox en esta película, resultó muy rentable, ya que los ingresos de taquilla acabaron triplicando el coste; y al público le encantó esa aventura para toda la familia, que adaptaba una obra muy popular con el envoltorio de una lujosa producción.
Algunas de las secuencias subterráneas para Journey to The Center of The Earth, fueron filmadas en El Parque Nacional de Las Cavernas de Carlsbad, un parque nacional estadounidense en Las Montañas de Guadalupe, en el sureste de Nuevo México; donde la atracción principal es “La Cueva del Espectáculo”, la Carlsbad Cavern, que incluye una gran cámara de piedra caliza, llamada simplemente “La Habitación Grande”, que tiene casi 1,220m de largo, 191m de ancho, y 78m de alto en su punto más alto; siendo la 5ª cámara más grande de América del Norte, y la 28ª más grande del mundo.
Otros lugares de rodaje incluyen:
Amboy Crater y Sequit Point, California; así como también Edimburgo, Escocia.
La acción tiene lugar en el año 1880:
Oliver Lindenbrook (James Mason), es un profesor de geología de La Universidad de Edimburgo, en Escocia; y recibe como regalo de uno de sus alumnos, Alec McEwan (Pat Boone), una roca volcánica.
Lindenbrook se muestra muy interesado en el estudio de la roca, que considera extrañamente pesada; y en su interior, el geólogo encuentra una barra metálica, que a su vez guarda una misteriosa inscripción.
El profesor y su alumno, descubren que se trata de un mensaje dejado por Arne Saknussemm, un científico islandés, del que se dice que 3 siglos antes habría podido encontrar una vía de entrada hasta El Centro de La Tierra.
Excitado por el descubrimiento, Lindenbrook escribe a un reputado colega sueco, el profesor Peter Göteborg (Ivan Triesault), para conocer su opinión sobre el hallazgo; pero deslealmente intenta adelantarse a la expedición de Lindenbrook, y ser el primero en seguir los pasos de Saknussem.
De esa manera, acompañado por un grupo reducido, su alumno Alec, un islandés llamado Hans (Peter Ronson), la viuda del eminente profesor sueco, Carla Göteborg (Arlene Dahl), y el ganso Gertrude; comenzarán un viaje que no olvidarán jamás, viaje en el que tendrán que enfrentarse a un sinfín de peligros, y no sólo por lo que se encuentren en el camino, sino porque hay otros interesados en hacer que Lindenbrook fracase.
En su recorrido, los expedicionarios deberán enfrentarse a los intentos de rapto, asesinatos y sabotaje del Conde; y a los ataques de gigantescos reptiles prehistóricos, pero también encontrarán verdaderas maravillas, como una deslumbrante caverna de cuarzo, algas luminosas, un bosque de hongos gigantescos, y la civilización perdida de La Atlántida.
El viaje de Lindenbrook y sus ayudantes, está plagado así de descubrimientos, y se fomenta la idea de que las maravillas que esconde la naturaleza, sólo pueden ser reveladas mediante el conocimiento científico, la única herramienta que permite al ser humano, saciar su innata curiosidad.
Todos y cada uno de los distintos pasajes de su trama, es decir, investigación, descubrimiento, inicio de la aventura, desarrollo, sorpresas y desenlace, están resueltos con gran soltura en los que el espectáculo puro y duro tiene el principal protagonismo; y de esa manera, Journey to The Center of The Earth rebosa nostalgia y amor al cine, porque está realizada con mimo y cuidado y, al ponerla en el adecuado contexto, resulta divertida y entrañable; donde el espíritu aventurero e indómito del ser humano por descubrir los más profundos secretos de la naturaleza, están reflejados en esta agradable y muy bien lograda obra del cine.
“A fabulous world below the world”
Los Estudios Fox, dieron luz verde a esta producción cinematográfica de gran presupuesto, en parte sobre la base del éxito de las recientes adaptaciones de Jules Verne:
La de Walt Disney, “20,000 Leagues Under The Sea” (1954) y la oscarizada “Around The World In 80 Days” (1956) de Mike Todd.
Al igual que con las películas anteriores, el alto costo resultó ser una buena inversión, lo que resultó en un gran éxito en la taquilla.
Y es que aquellos eran 2 éxitos consecutivos adaptando sendas novelas de Verne, lo que sumado a que en 1955, se cumplieran 50 años de la muerte del escritor, y sus libros pasaban a ser de dominio público; hizo que todos los estudios se abalanzaran sobre la obra del francés, tratando de hacerse con su parte del pastel.
Así, entre finales de los 50 y principios de los 60, los aficionados al cine de aventuras pudieron disfrutar de una jugosa lista de títulos basados en los libros de Verne, como:
“Vynález Zkázy” (1958), “From The Earth To The Moon” (1958), “Master Of The World” (1961), “Mysterious Island” (1961), “Five Weeks in a Balloon” (1962) e “In Search Of The Castaways” (1962)
Fue un movimiento muy conservador por parte de los estudios, una mirada al pasado, que evitaba los importantes avances que en ese momento se estaban produciendo en la literatura de ciencia ficción, y que apostaba por recrear las fantasías del siglo XIX, en lugar de imaginar el futuro.
Todas esas cintas, evidenciaban no sólo el rico filón que había dejado para la posteridad el escritor galo, sino la marca de los propios estudios de Hollywood y, particularmente, su deseo de mejorar la rentabilidad, recortando costes, lo que afectó directamente tanto a los efectos especiales como a los decorados, que no estuvieron a la altura de lo deseable.
Por otra parte, “Around The World In 80 Days” (1956) sentó la base del tono ligero y cómico que copiarían el resto de las producciones.
Éstas acabaron siendo una serie de coloristas astracanadas cómicas, que evitaban cualquier enfoque polémico, y que no podían estar más alejadas del espíritu de los libros, que Verne había concebido como aventuras serias y rigurosas, con solo ligeros toques de humor en la figura de personajes puntuales.
Así , Journey to The Center of The Earth, consiguió evitar en parte lo peor de todas esas adaptaciones, y ofrecer una aventura razonablemente digna, que apelaba a la sensación de maravilla del espectador, eso sí, dejando de lado cualquier pretensión de estricta fidelidad al libro de Jules Verne.
Por su parte, Henry Levin, artesano poco conocido pero con un buen número de películas a sus espaldas, se encargó de hacer creíble lo increíble.
Hay que subrayar el hecho de que si simplemente pensamos en el argumento del film, éste puede sonar más que ridículo:
Con 3 hombres y una mujer que deciden introducirse en las entrañas de nuestro planeta, gracias a una misteriosa entrada que se encuentra en un volcán, y allá van soportando temperaturas enormes como si nada, y enfrentándose a criaturas que de ninguna forma podrían vivir allí.
Sin embargo, y gracias al enfoque aventurero del asunto, a un ritmo perfecto, sólo un poco perjudicado en su primera media hora, en la cual da la sensación de que tarda un poco en arrancar la función; a una puesta en escena espectacular, con un uso vibrante del color, unos efectos visuales efectivos, y una dirección artística ejemplar, no tenemos más remedio que creernos todo lo que nos cuentan.
Y a uno no le importa rendirse ante una historia en su base ridícula, pero apasionante en su forma.
Porque estamos en 1880:
El recién nombrado, Sir Oliver Lindenbrook, un renombrado científico que enseña en la Universidad de Edimburgo, descubre inadvertidamente evidencia que apunta a Arne Saknussemm, un científico islandés de unos pocos siglos antes, que afirmó haber encontrado un camino desde los volcanes en Islandia hasta El Centro de La Tierra.
Sir Oliver escribe al profesor sueco, Peter Göteborg, un experto en volcanes del mundo sobre sus hallazgos, y antes de proceder con una expedición para probar la evidencia de Saknussemm; pero en vez de recibir noticias de Göteborg, Lindenbrook descubre que el mismo Göteborg ha tomado la información para glorificar su nombre, a través de su propia expedición.
El estudiante Alec McEwan, comprometido con la sobrina de Lindenbrook, se une a Sir Oliver, embarcándose rápidamente hacia Islandia, derrotar a Göteborg en El Centro de La Tierra.
Ya en Islandia, ellos son atacados, secuestrados y Göteborg es asesinado.
Aparentemente hay un tercero involucrado, a quien luego sabrán que es El Conde Saknussemm (Thayer David), un descendiente de Arne, y un científico por derecho propio.
Por ahora Sir Oliver ha reclutado a Hans Bjelke, un granjero islandés con su amado pato llamado Gertrude, para que se una a ellos, pero también debe incluir a regañadientes a Carla, la viuda del profesor Göteborg, que no les proporcionará el preciado equipo de su marido.
Mientras los 4, con Gertrude, continúan su precario viaje, con Carla y Sir Oliver a menudo en desacuerdo entre ellos, al principio no están conscientes del peligroso Conde Saknussemm detrás de ellos, un hombre astuto, de corazón frío e imperioso, que inicialmente necesita confiar en la experiencia de Lindenbrook, pero que no se detendrá ante nada para derrotar a todos en El Centro de La Tierra, creyendo que este proyecto y toda su gloria asociada, le pertenecen por derecho como Saknussemm.
La pregunta final es, qué hacer si llegan al Centro de La Tierra...
Journey to The Center of The Earth es la típica película que muchos opinan que puede verse en familia, y que al venir de la pluma de Jules Verne, vamos a encontrarnos siempre invariablemente con buenos simpáticos, algún malo que se puede infiltrar a distancia, y un final feliz.
La excusa en este caso, es la de visitar las profundidades de nuestro planeta, cuya entrada y salida es un volcán, para ir descubriendo a cada escalón para abajo un camino repleto de peligros y aventuras.
El equipo consta de una mujer, constantemente martirizada por el jefe de la expedición a través de un insano machismo, algo que carece de simpatía, pero que muy curiosamente la pone como una viuda ligera de cascos, a la que el luto le dura unos meses.
Quedan preguntas que no se resuelven como:
¿Para qué había que matar al ganso?
¿Por qué introdujeron un villano que no hace maldades y que, al final, recibe una muerte tan increíblemente tonta?
¿Por qué escribieron diálogos tan sexistas y ofensivos entre el personaje de Mason y Arlene Dahl?
¿No había otra manera de hacer algo excitante, sin que nadie se pierda o se le caiga un pedazo de roca encima de la cabeza?
Lo mejor de la cinta es su imaginación para desplegar la aventura surgida de esa expedición geológica hacia El Centro de La Tierra; y sin lugar a dudas que no tiene el grado de detallismo de la novela en que se basa, pero sí hay un interesante despliegue visual desde los elementos escenográficos, aunque algunos resulten un tanto toscos por el paso del tiempo, notable cartón piedra; desde el colorido y desde algunos efectos especiales.
La ambientación de la época del siglo XIX, se halla muy cuidada, especialmente en el vestuario; también los escenarios del Centro de La Tierra, con unas acertadas inserciones de reptiles a modo de dinosaurio; donde se nota su ampliación, pero no se hace de forma cutre, como con muñecos, sino bastante digna con reptiles auténticos... y ¿maltratados?; y sin grandes elaboraciones desde el argumento ni loables interpretaciones artísticas, Journey to The Center of The Earth se preocupa más por deslumbrar desde la acción y desde la ocurrente ambientación para recrear los inhóspitos y misteriosos lugares y criaturas de las profundidades terrestres, factores claves para que aún hoy día, este filme sea recordado como un clásico de la aventura fantástica.
El guión sigue en líneas generales el de la novela, con un grupo de exploradores que se adentran en los misterios que se esconden en, y bajo la corteza terrestre, corriendo peligros, encontrando cosas asombrosas, y regresando a la superficie de una forma original pero harto inverosímil.
Hay también determinados hitos del libro que hallan su traslación en la película, como el extravío de Alec, el hallazgo del mar interior, los hongos gigantes, la tormenta, y el posterior naufragio, los dinosaurios, que en el libro eran marinos y no terrestres… e introduce la nacionalidad del profesor y su sobrino, que pasan de ser alemanes a escoceses, justificándose los guionistas en que por entonces, éstos últimos eran los más avanzados en la naciente ciencia geológica.
El nombre del profesor en la novela original, era Otto Lidenbrock, un alemán.
En la película, se cambió a Oliver Lindenbrook, un escocés.
El nombre de su asistente Axel, fue caledonizado en Alec; esto se hizo debido a la retrospectiva histórica, ya que los escoceses del siglo XIX, se habían conocido como los mejores geólogos de campo, y los alemanes preferían la geología ligada al laboratorio.
Se había realizado un cambio más drástico con la primera traducción anónima en inglés de la novela, cuando el apellido del profesor se convirtió en Hartwig, y Axel se convirtió en un estudiante de inglés llamado Henry Lawson…
Quizás, la diferencia más chocante sea la introducción de una mujer en la expedición.
El libro de Verne, era principalmente descriptivo y con pocos diálogos, algo lógico si tenemos en cuenta que sólo había 3 personajes y uno de ellos, Hans, no hablaba ni entendía el idioma de los otros; era necesario pues, incluir otro personaje que diera más juego en los diálogos.
Si además era una mujer, no sólo se atraería la atención del público femenino, sino que se podía utilizar para crear un conflicto de sexos y personalidades con el profesor Lindenbrook.
Se trataba, en definitiva, de dar peso al factor humano.
Algo parecido ocurría con la incorporación a la historia de un malvado rival con el que se entabla una suerte de competición por llegar a la meta, y que aporta un elemento de intriga, suspense, e incluso dilema ético.
Todos estos parecen cambios excusables en la traslación de una novela del siglo XIX, al medio cinematográfico de mediados del XX; y donde se halla la verdadera diferencia entre libro y película, es en el tono con que se enfoca la historia.
Verne, escribió una fantasía oscura y claustrofóbica, inscrita claramente en La Edad de La Exploración del siglo XIX; y el film de Henry Levin, por el contrario, es un espectáculo ridículamente luminoso, rodado en Cinemascope, con todas las técnicas cinematográficas de la época.
Las profundidades de La Tierra están ilógicamente recreadas en estudio como un mundo desbordante de luz y color; mientras que la novela transcurría en una interminable serie de cavernas oscuras y agobiantes.
Esa diferencia de enfoque, se evidencia también en otros detalles, como el pato que Hans lleva consigo en la expedición, atentando al más básico sentido común para diversión de los espectadores; o la escena del granero, cuando Lindenbrook y Alec se hallan secuestrados; o las veces que Pat Boone, un “teen idol” de la época, entonces en el momento álgido de su carrera, arranca a cantar o insiste en quitarse la camisa a la menor oportunidad sin más objeto que mostrar sus encantos al público; o los vestidos de fiesta que Carla elige para la expedición, más apropiados para un acontecimiento social, a lo que se añade su habilidad para mantener el perfecto maquillaje en su lugar, pese a acabar con la ropa hecha jirones; y para rematar, tras descubrir las ruinas de La Atlántida y regresar a la superficie ascendiendo por la chimenea de un volcán en erupción, a bordo de un cuenco al que empuja un chorro de lava, Pat Boone acaba atrapado, desnudo, en las ramas del árbol de un convento, agarrando una oveja para tapar sus vergüenzas ante las escandalizadas miradas de unas monjas.
Del reparto:
James Mason lo encabeza como todo un ejemplo de caballerosidad y de inteligencia, y su adaptación a multitud de situaciones, le hacen estar por encima de los demás personajes, todos un poco más unidimensionales o planos.
Resulta curioso comprobar la química que hay entre Mason y la actriz Arlene Dahl, cuando en realidad no se soportaban durante el rodaje, y todo porque el actor no aguantaba que la actriz fuese tan acicalada y maquillada.
Esto último llama la atención, porque mientras vemos que los personajes masculinos terminan hechos unas piltrafas por culpa del viaje, la actriz, a la que simplemente le rompen un poco la ropa, en realidad parece que acaba de salir de un salón de belleza.
Pat Boone, fue la primera estrella anunciada.
Él dice que era reacio a hacer la película porque era ciencia ficción, incluso después de que Fox prometió agregar algunas canciones.
Fue solo cuando le ofrecieron el 15% de las ganancias que aceptó a instancias de su gerencia; y dijo:
“Más tarde, estaba muy contento de haberla hecho, porque era divertida, tenía buena música, y se convirtió en una película muy exitosa”
Boone no desperdicia sus momentos para mostrarse con sus hormonas al máximo, por todos lados, pecho desnudo o en pantaloncitos cortos y en una inesperada escena “de zoofilia” final…
Boone recordó la filmación del clímax:
“James Mason, Arlene Dahl, Peter Ronson y yo, estábamos en una balsa, atrapados en un remolino gigante.
Fue algo difícil de rodar:
La balsa estaba en una plataforma giratoria que se inclinaba cuando daba vueltas.
Parecía que estábamos siendo arrojados violentamente, con cientos de galones de agua que nos fueron arrojados para simular un mar embravecido.
El ruido era ensordecedor, pero no lo suficiente como para ahogar a Dahl, quien comenzó a gritar mientras ella se aferraba a su vida.
Le gritó al director, Henry Levin:
“Sácame de esto.
Bájenme.
¡Me voy a desmayar!”
Ella siguió gritando… y Mason tenía poca paciencia para eso.
Pensó que Dahl ya había dicho demasiado en el papel de una criatura delicada cuando tuvimos que usar equipo muy pesado, fingiendo invierno en medio del clima muy cálido de julio, para otra escena…
Dahl se quejó entonces de la postración de calor.
Mason no se divirtió, ya que esta vez le gritó:
“¡Cállate mujer!
Vamos a tener que hacer esto 10 veces si no te callas”
Tendríamos que copiar el diálogo de todos modos, y obtuvieron la oportunidad”
Se cuenta que Dahl quedó inconsciente tras la escena, y se tardó 30 minutos en revivirla…
Por otro lado, muchas de las personas en las escenas de la multitud, eran estudiantes de la Universidad de Edimburgo.
Además, cada “estrella animal” necesita varios dobles, por lo que hubo un total de 4 Gertrude; y se suponía que Gertrude era un pato Eider de Canadá, pero Ralph Helfer no pudo conseguir uno en los Estados Unidos, porque el USDA insistió en que se emitiera un permiso antes de poder ingresarla.
Como dato, Arlene Dahl se llevaba tan bien con la Gertrude II, y se volvieron inseparables.
Una de las mejores escenas, es la que intentan descifrar unos golpes que oyen pensándose que es Código Morse, cuando en realidad es Gertrude.
Y al ver que no consiguen entender nada, intentan hablarle en diferentes idiomas…
Y en lo que se refiere a Hans, parece nefasto el enfoque que se le da a un personaje que podría haber dado más de sí.
Peter Ronson era un atleta islandés que residía en Estados Unidos por entonces, y al que se escogió para el papel en virtud de su imponente presencia y aspecto nórdico.
Por desgracia, en la película, su personaje aparece retratado como una especie de niño grande y de pocas luces, casi un retrasado, en contraste con el callado, pero muy competente y valiente guía que Verne describía en su novela.
La experiencia no le debió parecer muy gratificante a Ronson, quien a pesar de recibir una oferta para continuar en el cine, decidió regresar al deporte, llegando a participar por su país en Las Olimpiadas de 1960.
Guste o no el argumento y la forma en que está tratado, el departamento artístico sí brinda algunos momentos visuales muy bien conseguidos
Los gigantes dimetrodons representados en el centro de la secuencia de acción, eran en realidad iguanas de rinoceronte con aparatos de maquillaje grandes y pegados, añadidos a sus espaldas.
Tenían aproximadamente 3 o 6 pies de largo, y se mantuvieron como mascota en muchos lugares.
El dimetrodon en la vida real, era un tipo de reptil Synapsid, que alcanzó unos 12 pies, y vivió en el oeste de América del Norte.
El camaleón gigante visto más tarde en las ruinas de la escena de La Atlántida, era en realidad una lagartija Tegu pintada.
Se utilizó un modelo en miniatura de La Atlántida perdida para la escena del terremoto; y la lava probablemente era avena, similar a la lava en la película de 1960 “The Time Machine”
Como curiosidad, la foto enmarcada de un barco en la pared de la sala de equipos de Carla, es “Sovereign Of The Seas”, un gran buque de guerra británico, construido en 1637.
En el fondo, pedirle exactitud científica a Journey to The Center of The Earth, es absurdo.
Ciertamente, no puede esperarse que todo esto reciba una explicación mínimamente científica, y se requiere del espectador una buena capacidad de suspensión de la realidad para aceptar ideas como la del océano subterráneo iluminado de forma misteriosa cenitalmente, que en La Época Victoriana pudieron haber tenido un pase; pero que a mediados del siglo XX ya eran más producto de la fantasía desbordada, que de la especulación científica.
Recordemos que en 1864, cuando Verne publicó su novela, la geología era una ciencia muy joven, y que el interior de La Tierra estuviera hueco, era una teoría tan buena como cualquier otra.
Para ponerlo en perspectiva, digamos que no fue hasta 1912, 7 años después de la muerte de Verne, cuando Alfred Wegener propuso la hipótesis de la deriva continental, teoría que no pudo demostrarse hasta mediados de los 60 del siglo XX.
Por ello, esta es la típica película de finales de los 1950, donde se nota su marcado carácter de entretenimiento para toda la familia, incluyendo ciertas licencias para con el texto original de Verne:
Romances, personaje protagonista femenino, rival del investigador, personaje animal, claramente dirigido a captar la atención de los más pequeños; y alguna que otra canción anacrónica al ¿estilo Cole Porter a finales del siglo XIX?
Como errores:
Islandia, la democracia más antigua del mundo, no ha tenido títulos de nobleza durante casi 1000 años, por tanto, el epíteto de Saknussemm de “Conde”, no tiene sentido.
El grupo viaja bajo La Tierra durante muchos meses, sin embargo, la longitud del cabello de los hombres nunca cambia, e incluso Lindenbrook comenta cuando la corriente ascendente cerca de La Atlántida molesta a Carla haciendo que su pelo largo le golpee en la cara, dice:
“Si tuviéramos tijeras, podríamos cortarlo si fuera necesario”
No había manera de que los hombres se pudieran cortar el pelo unos a otros, y aquí su cabello nunca parece crecer a lo largo de los muchos meses que están bajo tierra.
El Conde le grita al enfurecido Hans en inglés, y aunque ambos son islandeses, El Conde ya sabe que Hans no habla inglés...
Cuando están en la balsa, el profesor Lindenbrook señala que su oro está siendo arrastrado por una gran fuerza, y dice que “debe haber una conjunción de fuerzas magnéticas desde el polo norte y el polo sur”
Incluso suponiendo que él está hablando de los polos magnéticos en lugar de geográficos, una ubicación de este tipo daría lugar a que se anule el tirón magnético de los polos.
En cualquier caso, no habría ningún efecto en el oro, ya que no es atraído por el magnetismo.
Cuando la balsa es atrapada en el remolino, una tormenta eléctrica, completa con lluvia y rayos, estalla.
Incluso dados los aspectos de fantasía de la película, no hay posibilidad de que una tormenta eléctrica, que requiere una atmósfera activa con nubes, pueda ocurrir en El Centro de La Tierra, y que aparezca tan repentinamente como lo hace.
La legendaria Atlántida, no era una ciudad perdida, sino un continente perdido.
Verne, en cambio, cederá el honor del descubrimiento al Capitán Nemo en “Vingt mille lieues sous les mers” (1870)
Después de haber encontrado La Atlántida, el grupo encuentra los restos de un humano que asumen es Arne Saknussemm.
Saknussemm no pudo haber escrito las instrucciones para comenzar el viaje, en el que afirma que él mismo lo ha completado, pues él nunca ha regresado a la superficie.
Y sobre todo, tiene su fallo en el final:
Ningún ser viviente puede ser expelido en la erupción de un volcán y salir ileso; y menos aún, aterrizar sobre la copa de un árbol, como si nada.
Vamos, esto sí que es demencial.
Así pues, me parece una buena película, con un final risible; perdonárselo o no, ya es cuestión de cada cual.
Además, creo que hay muchos cortes, pues hay ciertas escenas que no tiene lógica, como los sueños de la novia de Alec o los telegramas que reciben los que están en la superficie…
Sirva como curiosidad, el hecho de que Spielberg recurrió a esta película para 2 momentos inolvidables de “Raiders Of The Lost Ark” (1981):
La piedra rodante, y el descubrimiento del lugar exacto del Arca.
Lo mejor del presente filme, son los paisajes tanto del exterior como del interior de La Tierra, en ambos casos hay un cuidado de los detalles en busca el realismo con los medios que disponían.
En el caso de los exteriores con pinturas, y en el de los interiores con colores y cristales brillantes, aparte de la escena de las setas y el suelo arenoso en ciertas partes.
Finalmente, la película presenta una de las pocas partituras de Bernard Herrmann donde abundan los ejemplos derivados de su técnica y riqueza expresiva, y constituye el medio de expresión más arriesgado y oscuro de cuantos pudo permitirse el autor en el universo fantástico.
Sin embargo, hubo un rechazo a partes de la partitura para aprovechar la presencia del cantante Pat Boone, “para que su personaje interpretara varias canciones que hicieran más ligero y disfrutable el viaje”, pero una canción adicional, “The Faithful Heart” de Sammy Cahn y Jimmy Van Heusen, cantada por Boone, fue cortada de la versión final.
La excelente banda sonora de Herrmann, hace que muchas de las escenas tengan fuerza únicamente por su trabajo.
Atención a la música cuando Lindenbrook realiza experimentos con una pequeña roca que le han regalado, o cuando descubren la forma de adentrarse en el interior del planeta; Herrmann pasa del suspense a la épica con una facilidad asombrosa.
“You're in my world now”
Pocas obras existen tan conocidas, tan leídas no tanto ahora como en su época, y tan adaptadas como las de Jules Verne, y sin embargo, pocos autores, pocas vidas tan desconocidas y misteriosas.
El enigma que rodea a Jules Verne, ha hecho correr ríos de tinta intentando explicar por qué las predicciones de muchas de sus novelas parecen estar escritas por una persona que posee información privilegiada sobre el futuro.
Obras completas o elementos concretos, se han ido haciendo realidad a lo largo del siglo XX, con una precisión escalofriante.
Pero sobre esto habría mucho que decir, y es que precisamente versa sobre el gran error científico de Verne, sobre aquella novela que nunca se hizo, y que probablemente nunca se haga realidad.
“Voyage au centre de la Terre”
No obstante tiene su estudio:
En la antigüedad, el concepto de una tierra subterránea dentro de La Tierra, apareció en la mitología, el folclore y las leyendas.
La idea de los reinos subterráneos parecía discutible, y se entrelazó con el concepto de “lugares de origen o vida futura”, como El Inframundo griego, el Svartálfaheim r nórdico, El Infierno cristiano y el Sheol judío, con detalles que describen La Tierra interna en la literatura cabalística como el Zohar y Jesed L'Avraham.
La idea de un reino subterráneo, también se menciona en la creencia budista tibetana.
También hay historias de caballeros medievales y santos que peregrinaban a una cueva ubicada en Station Island, Condado de Donegal en Irlanda, donde hicieron viajes dentro de La Tierra a un lugar conocido como El Purgatorio.
El folklore mexicano también habla de una cueva en una montaña a 8 kilómetros al sur de Ojinaga, y de que México está poseído por criaturas diabólicas que llegaron desde el interior de La Tierra.
Los antepasados de Los Incas, supuestamente vinieron de cuevas subterráneas que se encuentran al este de Cuzco, Perú.
Edmond Halley, en 1692, planteó la idea de La Tierra consistente en un caparazón hueco de aproximadamente 800km de espesor, 2 capas internas concéntricas, y un núcleo más interno.
Las atmósferas separan estas conchas, y cada caparazón tiene sus propios polos magnéticos; y las esferas giran a diferentes velocidades.
Halley propuso este esquema para explicar las lecturas anómalas de la brújula.
Visualizó la atmósfera interior como luminosa, y posiblemente habitada; y especuló que el gas que escapó, causó La Aurora Boreal.
En 1818, John Cleves Symmes, Jr., sugirió que La Tierra consistía en un caparazón hueco de aproximadamente 1.300km de espesor, con aberturas de 2.300km en ambos polos, con 4 capas internas cada una abierta en los polos; y con ello se convirtió en el más famoso de los primeros defensores de La Tierra Hueca.
Los defensores de esta teoría, han reclamado una cantidad de lugares diferentes para las entradas que conducen dentro de La Tierra; además de los polos norte y sur, las entradas en lugares que se han citado incluyen:
París en Francia, Staffordshire en Inglaterra, Montreal en Canadá, Hangchow en China, y La Selva Amazónica.
Algunos escritores han propuesto la construcción de megaestructuras que tienen algunas similitudes con una Tierra Hueca.
Pero la evidencia encontrada es contraria:
Sobre la sismicidad, la imagen de la estructura de La Tierra a la que se llegó a través del estudio de las ondas sísmicas, es bastante diferente de la hipótesis de La Tierra Hueca.
El tiempo que tardan las ondas sísmicas en viajar a través y alrededor de La Tierra, contradice directamente una esfera hueca.
La evidencia indica que La Tierra está llena de roca sólida, manto y corteza; aleación líquida de níquel-hierro, como núcleo externo; y hierro-níquel sólido (en el núcleo interno.
Sobre la gravedad, la materia ordinaria no es lo suficientemente fuerte como para soportar una forma hueca de tamaño planetario, contra la fuerza de la gravedad; una cáscara hueca del tamaño de un planeta, con el espesor conocido y observado de la corteza terrestre, no sería capaz de alcanzar el equilibrio hidrostático con su propia masa, y colapsaría.
Sobre la observación directa; la evidencia está en la perforación de agujeros.
Los humanos han perforado más de 12 kilómetros en Sakhalin-I, un proyecto de un consorcio para la producción de petróleo y gas, en la isla de Sakhalin, la isla más grande de Rusia, por lo que es el pozo más largo del mundo.
En términos de profundidad debajo de la superficie, Kola Superdeep Borehole SG-3, conserva el récord mundial a 12,262 metros en 1989; y todavía es el punto artificial más profundo en La Tierra; y es un proyecto de perforación científica de la Unión Soviética en el distrito de Pechengsky, en la península de Kola.
El proyecto intentó perforar lo más profundo posible en la corteza terrestre; y en términos de verdadera profundidad vertical, es el pozo más profundo del mundo.
Durante 2 décadas fue también el pozo más largo del mundo en términos de profundidad medida a lo largo del pozo, hasta que fue superado en 2011 por los 12.345 metros del Sakhalin-I Odoptu OP-11 Well, en alta mar desde la isla rusa de Sakhalin.
Sin embargo, la distancia al centro de La Tierra es de casi 6.400 kilómetros; y los pozos de petróleo con profundidades más largas, no son pozos verticales; las profundidades totales citadas, son la profundidad medida (DM) o de manera equivalente, la profundidad del pozo a lo largo del pozo (AHD), ya que estos pozos se desvían a horizontales.
Por tanto, su profundidad vertical real (TVD), suele ser inferior a 4000m.
Con todo, los teóricos de La Tierra Hueca están firmes en su creencia.

“After all, we... we did hit the center of the Earth”



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