Gli ultimi giorni di Pompei

“Viewing the various witnesses of a social system which has passed from the world for ever a stranger, from that remote and barbarian Isle which the Imperial Roman shivered when he named, paused amidst the delights of the soft Campania and composed this history!”

Pompeya era una antigua ciudad romana, cerca de Nápoles, en la región de Campania de Italia, en el territorio de la comuna de Pompeya; y junto a Herculano y muchas villas en los alrededores, fue enterrado bajo 4 a 6m de ceniza volcánica y piedra pómez en la erupción de un estratovolcán, El Monte Vesubio, el 24 de agosto del año 79 d.C., solo 1 día después de Vulcanalia, la fiesta del dios romano del fuego, incluida la de los volcanes; siendo una de las erupciones más catastróficas y famosas de todos los tiempos.
El volcán expulsó una nube de piedras, cenizas y gases volcánicos a una altura de 33km, escupiendo roca fundida y piedra pómez pulverizada a razón de 6 × 105 metros cúbicos por segundo, finalmente liberando 100 mil veces la energía térmica liberada por los bombardeos de Hiroshima-Nagasaki.
Las ciudades de Pompeya y Herculano, fueron destruidas por oleadas piroclásticas y las ruinas enterradas bajo decenas de metros de tefra.
El evento, es el homónimo de las erupciones volcánicas tipo “Vesuvian”, que son erupciones volcánicas marcadas por su similitud con esta erupción.
Los habitantes totales de ambas ciudades, eran 16,000 a 20,000; y los restos de más de 1.500 personas se han encontrado en Pompeya y Herculano, pero el número total de muertos aún no está claro; pero si se supo que muchos de los habitantes fueron enterrados antes de que pudieran escapar, y es probable que la mayoría, o todas las víctimas conocidas murieran por las oleadas.
La gente atrapada en la orilla del mar en la primera oleada, murió de shock térmico; y el resto se concentró en cámaras arqueadas a una densidad de hasta 3 personas por metro cuadrado.
Como solo se han excavado 85 metros de la costa, las víctimas pueden estar esperando ser encontradas.
La erupción del año 79 d.C., fue precedida por un poderoso terremoto en el 62 d.C., que causó una destrucción generalizada alrededor de la bahía de Nápoles, y particularmente a Pompeya; y parte del daño, aún no había sido reparado cuando el volcán entró en erupción.
La muerte de 600 ovejas por el aire contaminado en las cercanías de Pompeya, indica que el terremoto de 62 d.C., pudo haber estado relacionado con una nueva actividad del Vesubio; y para los romanos, se acostumbraron a pequeños temblores de tierra en la región; el escritor Plinio “El Joven”, incluso escribió que “no eran particularmente alarmantes, porque son frecuentes en Campania”
Pequeños terremotos comenzaron a ocurrir el 20 de agosto del 79 d.C., y se volvieron más frecuentes durante los siguientes 4 días, pero las advertencias no fueron reconocidas
La catástrofe fue descrita en una carta sobreviviente de Plinio “El Joven”, que vio la erupción a distancia, y describió la muerte de su tío, Plinio “El Viejo”, un almirante de la flota romana, que intentó rescatar a los ciudadanos.
Junto con Plinio “El Viejo”, las únicas otras bajas nobles de la erupción que se conocía por su nombre, eran Agrippa, un hijo de La Princesa judía herodiana Drusilla, y El Procurador Antonius Felix y su esposa.
El sitio, finalmente se perdió de la memoria hasta su redescubrimiento inicial en 1599, y el redescubrimiento más amplio, casi 150 años más tarde, por el ingeniero español, Rocque Joaquín de Alcubierre, en 1748.
Y es que después de que gruesas capas de ceniza cubrieron Pompeya y Herculano, fueron abandonadas y, finalmente, sus nombres y lugares fueron olvidados.
La primera vez que se descubrió una parte de ellos, fue en 1599, cuando la excavación de un canal subterráneo para desviar el río Sarno se encontró con antiguas murallas cubiertas de pinturas e inscripciones.
Se llamó al arquitecto Domenico Fontana; que desenterró algunos frescos más, luego los cubrió de nuevo porque presentaban imágenes para nada pudorosas, y nada más vino del descubrimiento.
Una inscripción en la pared, había mencionado un decurio Pompeya, o El Concejal de Pompeya, pero su referencia a la ciudad romana olvidada hace tiempo se perdió…
Herculano fue redescubierto adecuadamente en 1738, por los obreros que cavaban los cimientos de un Palacio de verano para El Rey de Nápoles, Carlos de Borbón; y Pompeya fue redescubierta como resultado de excavaciones intencionales en 1748, por el ingeniero de Alcubierre.
Estas ciudades han sido excavadas desde entonces, para revelar muchos edificios intactos y pinturas murales.
Así las cosas, la ciudad romana de Pompeya se encontraba bajo excavación activa, y los artistas eran conscientes de su potencial como tema.
John Martin, había pintado “The Destruction of Pompeii and Herculaneum” en 1822, y otros habían esbozado y producido grabados del sitio.
En 1823, el pintor ruso Karl Pavlovich Bryullov, llegó a Roma con su hermano Aleksandr, a través de Venecia y Florencia.
Aleksandr participó en un estudio científico y restauración de los baños de Pompeya en 1825, lo que llevó a la publicación de su libro “Thermes de Pompéi” en París en 1829; y Karl pudo haber visitado Pompeya, donde vio los diseños de Alessandro Sanquirico para la ópera de Giovanni Pacini, “L'Ultimo Giorno di Pompei” (1825), que se representó en Nápoles y en El Teatro alla Scala de Milán, y visitó el museo de Nápoles para estudiar artefactos recuperados de la ciudad.
El resultado fue la pintura “The Last Day Of Pompeii” (1830) una gran pintura histórica sobre el tema de la erupción del Monte Vesubio; y es notable por su posicionamiento entre El Neoclasicismo, el estilo predominante en Rusia en ese momento, y El Romanticismo que se practica cada vez más en Francia.
La pintura fue recibida casi con aclamación universal, e hizo de Bryullov el primer pintor ruso en tener una reputación internacional; y en Rusia, se consideraba que demostraba que el arte ruso era tan bueno como el arte en el resto de Europa.
Los críticos en Francia y Rusia señalaron, sin embargo, que la perfección de los cuerpos modelados clásicamente, parecía estar fuera de sintonía con su situación desesperada, y el tema general de la pintura era uno romántico del poder sublime de la naturaleza en destruir la creación del hombre.
Mientras en la literatura, ya no se novelaba la historia más cercana a los propios escritores, como los ingleses en La Era Victoriana; ahora los escritores se remontaban hasta la época clásica de Grecia y Roma, en un intento por trasladar al lector de vuelta a un pasado poblado de lugares lejanos y exóticos.
Edward George Earle Lytton Bulwer-Lytton, Primer Barón Lytton, PC, fue un novelista, poeta, dramaturgo y político inglés; sus obras literarias fueron muy populares, y sus novelas más vendidas le valieron una gran fortuna; siendo el inventor de la frase “La pluma es más poderosa que la espada”
Su novela “The Last Days Of Pompeii” (1834), se inspiró en aquella pintura de Bryullov cuando la vio en Milán, y la novela está considerada por la crítica, junto a “Ben-Hur: A Tale Of The Christ” (1880) de Lew Wallace y “Quo Vadis? (1895) de Henryk Sienkiewicz, como una de las obras fundamentales para sumergirse en el mundo clásico, una referencia obligada para los fanáticos de la novela histórica y de aventuras.
El argumento trata, como indica su título, sobre los últimos días que vivieron los habitantes de Pompeya, antes de su completa destrucción.
Pero el autor inserta dentro del entramado histórico, 2 triángulos amorosos para ensalzar la trama.
No obstante, desde el principio parece quedar claro que la novela vaya a ser una mera explicación y descripción de los usos y costumbres de la época.
Así, el autor se entretiene en describir la propia ciudad de Pompeya, su ambiente en las calles, las casas romanas, la comida, los templos y las termas por citar algunos ejemplos.
Hay momentos en los que el lector puede llegar a perder el hilo narrativo al verse inmerso en largas y, en ocasiones, excesivas descripciones.
Un narrador omnisciente, presenta los hechos de un modo lineal y con sutiles anticipaciones, el título de la obra es ya en sí mismo la gran y evidente anticipación, que nos hará permanecer pendientes del trágico final que les espera a los protagonistas y a toda la sociedad de Pompeya.
El ritmo narrativo de Bulwer-Lytton se anticipa, en cierto modo, lento y pesado debido a las constantes ornamentaciones que visten la novela.
Si bien, la obra está basada en un suceso de la historia clásica, sus temas secundarios presentan un clima emocional apasionado que se relaciona, inevitable, con el tema principal:
La destrucción repentina de una ciudad en su época de máximo esplendor.
Estamos en Pompeya, año 79 d.C.
El noble ateniense Glaucus, llega a la bulliciosa y llamativa ciudad romana, y rápidamente se enamora de la hermosa griega Ione.
El antiguo guardián de Ione, el malvado hechicero egipcio Arbaces, tiene planes para Ione, y se propone destruir su floreciente felicidad.
Arbaces ya ha arruinado al hermano sensible de Ione, Apaecides, al atraerlo para que se una al sacerdocio vilipendiado de Isis.
La esclava ciega, Nydia, es rescatada de sus dueños abusivos por Glaucus; mientras Arbaces horroriza a Ione al declarar su amor por ella, y se pone furioso cuando ella lo rechaza.
Glaucus y Apaecides la rescatan de su control, pero Arbaces es derribado por un terremoto, un signo de la erupción del Vesubio.
Cada personaje de la novela, es un representante de la cultura antigua de Roma, y los más importantes muestran matices culturales muy distintivos y marcados, a la vez que son símbolos de la sociedad variopinta en la que residen.
Glaucus e Ione, se regocijan en su amor, para gran parte del tormento de Nydia, enamorada de Glaucus; mientras que Apaecides encuentra una nueva religión en el cristianismo.
Apaecides y Olinthus, son cristianos primitivos que revelan públicamente el engaño del culto de Isis.
La trama llega a su momento álgido, cuando al cabo de pocos días se organizan unos grandes espectáculos en el circo de Pompeya; donde además de luchas entre gladiadores, también hay programado el sacrificio de cristianos, así como del propio Glaucus.
Pero durante el transcurso de los festejos, El Vesubio entra en erupción, provocando tal confusión entre los presentes, que los prisioneros logran escapar.
Además de esquivar los mil y un peligros que genera la catástrofe natural, los protagonistas volverán a enfrentarse a Arbaces, quien finalmente fallece cuando le cae encima una gran columna.
Malheridos, logran alcanzar la playa donde serán evacuados, aunque desafortunadamente, Nydia no puede aguantar el esfuerzo, y fallece a bordo de uno de los barcos pues se ahogó como símbolo de su amor por Glaucus.
Pasados 10 años, y Glaucus le escribe a Salustio, que ahora vive en Roma, su felicidad y la de Ione en Atenas.
Han construido una tumba para Nydia, y ha adoptado el cristianismo.
Pero lo que más llama la atención del lector, es que al final de la carta sea el propio autor quien cuente la historia de Pompeya, y nos ilustre acerca de los hallazgos arqueológicos en torno a la ciudad.
Nos habla de las casas en las que vivieron sus personajes, o de cómo se encontraron los esqueletos de algunos de ellos en las propias calles.
Las últimas líneas, vienen a explicar y concretar como Edward George Earle Lytton Bulwer-Lytton concibió la novela tras aquella visita a Campania.
Como dato, la novela usa a sus personajes para contrastar la cultura decadente de la Roma del siglo I, con culturas antiguas y tendencias venideras.
El protagonista, Glaucus, representa a los griegos que han sido subordinados por Roma, es un apuesto noble ateniense, y prometido de Ione.
Su némesis es Arbaces, que representa la cultura aún más antigua de Egipto, es un intrigante hechicero egipcio, un gran sacerdote de Isis, y el antiguo guardián de Ione y Apaecides.
Él asesina a Apaecides y acusa a Glaucus por el crimen; al tiempo que intenta repetidamente seducir a Ione.
Ione es la bella e inteligente griega de alta alcurnia que se casará con Glaucus.
Huérfana en su niñez, ella era la pupila de Arbaces, y se convierte en el blanco de sus malvados intentos de seducción.
Olinthus es el principal representante de la naciente religión cristiana, que se presenta de manera favorable, pero no acrítica; es un cristiano que convierte Apaecides al cristianismo, y es condenado a muerte por su religión.
La Bruja del Vesubio, aunque no tiene poderes sobrenaturales, muestra el interés del autor por el ocultismo, un tema que surgiría en sus escritos posteriores.
Nydia, es una joven esclava, robada a sus padres por secuestradores en Tesalia.
Ella teje y vende guirnaldas de flores para ganar monedas para sus dueños tiránicos; y se enamora de Glaucus, pero eventualmente se suicida en lugar de sufrir amor no correspondido.
Salustio, es un epicúreo de buen corazón, y amigo de Glaucus.
Calenus, es un codicioso sacerdote del culto de Isis, que presencia a Arbaces asesinar a Apaecides; primero chantajea a Arbaces, y luego dice la verdad, cuando Arbaces se vuelve contra él.
Diomed, es un comerciante rico y dispéptico, conocido en Pompeya por sus fastuosos banquetes; y es el padre de Julia
Julia, es la hermosa pero consentida hija de Diomed; tiene ojos solo para Glaucus, y obtiene una poción que hará que la ame; en cambio, recibe una poción que lo volverá loco...
Clodio, es un noble derrochador con problemas de juego, y se convierte en el pretendiente de Julia, después de que ella pierde interés en Glaucus.
En conclusión, la novela muestra la cultura de la Roma Clásica, y como otras culturas como la griega, su predecesora; o la egipcia, su vecina, influyeron en su avance y en su historia.
No obstante, el estilo romántico y ornamentado en exceso, puede hacer en ocasiones lenta la lectura, pero sus personajes, llenos de matices y símbolos y, por encima de todo, la interesante historia que destaca en sus hojas, convierten a la novela en un clásico digno de admirar.
Tanto que ha habido muchas adaptaciones cinematográficas de la leyenda de Pompeya, pero la mayoría de ellas no han seguido la novela de Edward Bulwer-Lytton, centrándose más en la catástrofe.
La historia de la destrucción de Pompeya, fue uno de los temas más populares del cine italiano temprano, y fue filmada varias veces durante La Era del Cine Mudo.
Ha sido filmada 2 veces como una epopeya del Hollywood de catástrofes:
El primero fue producido en 1935 por Merian C. Cooper; y en 2007, Roman Polanski se unió a una adaptación cinematográfica basada en una novela de Robert Harris, ambientada en la ciudad, pero ese proyecto finalmente fue llevado a buen término por Paul W.S. Anderson en 2014, siendo llamada simplemente, “Pompeii”
La película televisiva de 1984, es la única que se ha seguido de cerca la novela original de Bulwer-Lytton.
“I hear; my heart grows sick; but the gods support me”
Gli ultimi giorni di Pompei es una película de aventuras italiana, del año 1959, dirigida por Mario Bonnard y Sergio Leone.
Protagonizada por Steve Reeves, Christine Kaufmann, Fernando Rey, Barbara Carroll, Anne-Marie Baumann, Angel Aranda, Mimmo Palmara, Guillermo Marín, Carlo Tamberlani, Mino Doro, Mario Berriatúa, entre otros.
El guión es de Sergio Corbucci, Ennio De Concini, Luigi Emmanuele, Sergio Leone y Duccio Tessari; basados en la novela de Edward George Bulwer-Lytton.
Esta película es la 8ª versión cinematográfica de la novela, que evidencia su éxito como libro de aventuras por la erupción del Vesubio.
Evidentemente, la novela es un relato ficticio de los acontecimientos que rodearon la erupción del Vesubio, y fue un ejemplo de la gran fascinación inglesa en la década de 1830, con grandes catástrofes naturales y lecciones morales para aprender.
Y las versiones cinematográficas, antes de 1959, se habían centrado en la erupción del Vesubio, en los cristianos, los leones en la arena, y el sumo sacerdote como villano, dejando el resto de la trama.
La idea de hacer una nueva película sobre el mismo tema, aprovechando Eastmancolor y una pantalla panorámica de SuperTotalScope, vino del productor y director, Paolo Moffa, que ya había producido y codirigido con Marcel L'Herbier, una versión cinematográfica de la novela, 10 años antes.
Para esta ocasión se contrató a Mario Bonnard, pero enfermó el primer día de rodaje, por lo que Sergio Leone y los guionistas terminaron la película; de hecho, el guión de Sergio Leone incluía escenas de torturas, orgías y ataques de villanos encapuchados, que muchas ideas quedaron por fuera del corte final, y otras ni siquiera se rodaron; y por supuesto, mantuvo la erupción final pero, para los estándares actuales, es apenas más que fuegos artificiales.
Según se cuenta, durante la producción de esta película, Sergio Leone, Sergio Corbucci y Duccio Tessari, vieron por primera vez el desierto de España; que luego los inspiraría como el lugar perfecto para desarrollar el famoso género que se conocería como “spaghetti westerns”
De esa manera, Gli ultimi giorni di Pompei se caracteriza por su encuadre CinemaScope, y su aspecto suntuoso, y es una de muchas películas producidas durante la década de 1960, como parte de la locura péplum “de sandalias y espadas”, estrenada originalmente junto a “Le Fatiche di Ercole” (1958) de Pietro Francisci, estrenada como “Hercules” en los Estados Unidos.
La trama de Gli ultimi giorni di Pompei, maneja claves heroicas, románticas y de intriga criminal y religiosa, con falsa acusación, ánimo de venganza, y personajes estándar.
Glaucus (Steve Reeves), es un joven centurión romano que regresa a su casa en Pompeya, y la encuentra incendiada…
Un esclavo llamado Antonius (Angel Aranda), le informa que, erróneamente a lo que se dijo, un grupo de cristianos había matado a su padre, y saqueado la hacienda…
A lo que Glaucus acude al edil Ascanius (Guillermo Marín), en demanda de justicia, al tiempo que conoce a su hija, la hermosa Ione (Christine Kaufmann)
Nadie se lo esperaba, pero ocurrió... en la cumbre de la tragedia de los personajes, de repente y sin previo aviso, El Vesubio entra en erupción, arrasando con una ciudad entera y todos sus habitantes en la situación que estuvieran.
Aquí, Sergio Leone arranca su andadura en el mundillo cinematográfico, aunque apenas participa en esta cinta; con otro péplum sobre la catástrofe de Pompeya, aunque esta vez, más que en las consecuencias y desgracias de esta, Gli ultimi giorni di Pompei se centra en la situación en la que se sumía la ciudad cuando esto ocurrió, y el imprevisto con el que pilló a sus habitantes, que incluso pilla al espectador, pues la catástrofe cubre los minutos finales, sin que haya siquiera pistas de lo que está por venir, ni temblores, ni pequeñas erupciones, nada.
El Vesubio agarró a todos desprevenidos, de ahí la magnitud de la catástrofe; y es por eso que no deben esperar ver 90 minutos de pura desgracia y drama, ya que es una cinta de aventuras, en la que se mezclan el amor, la traición, los asuntos religiosos, e incluso algún que otro momento de acción.
Con una ambientación de lujo, y muy buen trabajo de escenarios y vestuario, nos transporta a la mismísima antigua Roma, con una gran música, geniales coreografías, y sobre todo, una gran dirección componen este péplum, que no destaca por su originalidad, pero que tiene todos los alicientes para ser considerada un clásico del género.
“He whom love rules, where'er his path may be, walks safe and sacred”
Décadas después de haberse rodado varias adaptaciones del relato escrito en 1834, por Edward Bulwer-Lytton, incluso existía una versión muda de 1908 de 20 minutos de duración; la ferviente moda del péplum de los años 50 y 60 no podía quedarse atrás en ésta vistosa recreación de esa Pompeya, bajo la desafiante amenaza del Vesubio.
No obstante, la película se rodó sin los grandes presupuestos condicionantes del género, lo que tal vez se la degradaría a la segunda categoría de superproducciones de esa índole; pero como coproducción hispano-italiana, ya mereció la pena si se podía contar con la presencia de una de sus estrellas más representativas dentro de las denominadas películas “de romanos”:
Steve Reeves, actor que hizo sus pinitos en el cine a las órdenes de Ed Wood, pero que forjaría toda su carrera en Italia, reencarnando a Hércules en un film del mismo título de 1958, hasta un sinfín de péplum, y cintas de aventuras “de sandalias y espadas”
Mientras Sergio Leone codirigió y escribió con Mario Bonnard ésta entretenida película, afín a los convencionalismos de un subgénero como el péplum, muy en auge en ésa época, y que pretendía desmarcarse de las películas de temática religiosa que parecían más destinadas a adoctrinar, que a entretener.
De esa manera, el largometraje se desarrolla en la región de Pompeya, donde van a ocurrir una serie de acontecimientos que van a alterar la estabilidad de todos sus habitantes.
El personaje principal de la trama, es Glaucus, un guerrero perteneciente al Imperio de Roma, que una vez que vuelve a su hogar después de haber cumplido una nueva misión al servicio de su nación, se da cuenta de que el edificio ha sido hecho añicos.
Este hecho trastoca los planes de futuro del joven, que deberá averiguar quién ha sido el responsable de semejante fechoría.
Por suerte para él, cuenta con la confianza y el respeto de un siervo muy leal, siendo éste el encargado de notificarle que varios individuos de la religión de Pompeya y la nobleza, han acusado a los que profesan la religión cristiana, como los villanos que han propiciado el incendio de su casa, y el asesinato de su progenitor.
Por lo que el protagonista toma la decisión de honrar a su padre, y hacer que los malhechores paguen las consecuencias de sus actos, debido principalmente a que considera que un acto de semejantes características no puede quedar impune.
Además, en su camino se encontrará con Ione, una bella y atractiva joven.
Gli ultimi giorni di Pompei se basa así en la vida en El Imperio Romano en el siglo I, ambientada en la ciudad de Pompeya, quedando la erupción del famoso volcán en un segundo plano, para centrarse en los personajes y en el conflicto entre el paganismo romano de la época, y el auge cada vez mayor del cristianismo.
Tal vez peque la película en ser demasiado categórica al diferenciar los 2 bandos, no tanto por elogiar al cristianismo, sino por tratar de forma muy severa el sentimiento pagano del Imperio Romano.
Pero en el fondo, la película se basó de manera muy vaga en la novela; aunque muchos de los personajes principales están presentes, especialmente Glaucus, Arbaces, Ione y Nydia; pero las líneas argumentales sobre ellos han cambiado en gran medida, y muchos elementos quedan fuera.
El equipo de 5 escritores acreditados, incluidos Sergio Corbucci, Ennio de Concini, Sergio Leone y Duccio Tessari, en cambio tejen una nueva historia sobre los cristianos perseguidos, donde no hay siquiera evidencia histórica de la existencia de una comunidad cristiana en Pompeya, pero esto ha aparecido en la novela fuente…
El aspecto religioso de la historia, fue el resultado de que la película fue suscrita por el Opus Dei…
Y sin poseer los medios de las grandes producciones de Hollywood, sí que reconstruye de manera convincente la ciudad de Pompeya, especialmente El Circo de Gladiadores; también es digno de destacar el gran número de extras que vemos en algunas secuencias, y el vestuario.
Sí es mejorable la parte final de la erupción del Vesubio, que parece más un terremoto que un fenómeno volcánico; o bien, la imagen del volcán cambia, pues en los planos generales se aprecia su forma cónica, y en los acercamientos, parece un monte, muy probablemente debido al presupuestos y para hacer más efectivos los efectos especiales del volcán, pero la destrucción de la ciudad está muy bien montada, rodada y planificada para la época, encuadrando muy bien en el género típicamente péplum y catástrofe; aunque se vea muy artesanal, como mucha maqueta que se nota demasiado que es maqueta…
Pero el vestuario es exquisito, aunque quizás más griego que romano; y temáticamente con un gran giro de la trama hacia el final…
También considero que se debió haber cuidado más el carácter heroico del protagonismo, que sobrevive a situaciones en ocasiones inverosímiles… pero es parte de la fantasía del tema del filme…
El personaje principal, El Centurión Glaucus, es interesante:
Se encuentra dividido entre el dolor, el amor y su fidelidad al Imperio por el que siempre ha luchado.
Por ello merecería una buena actuación, ya que el musculoso Steve Reeves carecía totalmente de habilidad interpretativa, pero tiene buen ver en cada fotograma.
Y se cuenta que 2 semanas antes de que comenzara el rodaje, Reeves fue seleccionado para el papel principal, siendo esta su primera película desde que ganó fama internacional interpretando al personaje Hércules en “Hercules” (1958) y “Hercules Unchained” (1959)
Después de que fue elegido, la trama de la película se modificó para aprovechar el físico de Reeves, y agregar escenas más espectaculares, como una pelea bajo el agua con un cocodrilo; una secuencia donde se levanta la columna de un templo y la confrontación con los leones.
Pero Reeves, bien afeitado esta vez, se lastimó el hombro mientras filmaba una escena, cuando su carro chocó contra una pared, y la herida se complicó aún más durante la pelea de la escena de natación con el cocodrilo…
Esta lesión, efectivamente puso fin a su carrera de culturismo, así como finalmente lo forzó a retirarse anticipadamente del negocio del cine unos años después.
Para más INRI, la lesión presentó un problema de equilibrio para Reeves, y los dobles de riesgo se utilizaron para sus escenas a caballo.
La protagonista femenina, es interpretada por Christine Kaufmann, que tenía solo 14 años en ese momento.
El respetado actor de personajes españoles, Fernando Rey, aparece como el villano, y sumo sacerdote pagano.
Barbara Carroll interpreta a la esclava ciega Nydia; y el actor español Angel Aranda es el joven Antonius.
Mimmo Palmara, ya era conocido en el género, pues había aparecido en ambas películas de Hércules con Reeves; tiene el papel del guardia pretoriano, Gallinus.
Anne-Marie Baumann, que solo tuvo una breve carrera en el cine, interpreta a Julia, la concubina egipcia del cónsul.
Como dato, cada una de las compañías de producción contribuyentes, insistió en un nombre sobre el título, para representar y proteger su inversión.
Muchos del elenco, y miembros del equipo, serían contratados para el primer esfuerzo de dirección acreditado de Sergio Leone:
“Il Colosso di Rodi” (1961), pero ya aquí se encuentran todos los temas del director:
La inclinación sádica por la crueldad sin sentido, las caracterizaciones crudas, la violencia brutal, los primerísimos planos, etc.
“How rarely a Roman has a heart!”
Cabe decir que los objetos enterrados debajo de Pompeya, fueron bien preservados por casi 2,000 años.
La falta de aire y humedad, permite que los objetos permanezcan bajo tierra con poco o ningún deterioro; y una vez excavado, el sitio proporcionó una gran cantidad de material de origen y pruebas para el análisis, dando detalles sobre la vida de los pompeyanos.
Sin embargo, una vez expuesta, Pompeya ha estado sujeta a fuerzas tanto naturales como artificiales, que han aumentado rápidamente el deterioro:
La meteorización, la erosión, la exposición a la luz, el daño causado por el agua, los métodos de excavación, y la reconstrucción deficiente, la introducción de plantas y animales, el turismo, el vandalismo y el robo, han dañado el sitio de alguna manera.
Al menos, 2/3 de la ciudad han sido excavados, pero los restos de la ciudad se están deteriorando rápidamente.
Durante las excavaciones, se usó yeso líquido para llenar los vacíos en las cenizas que alguna vez contenían cuerpos humanos y animales, dando imágenes a menudo horripilantes de sus últimos momentos.
Por otra parte, el arte erótico en Pompeya y Herculano, ha sido exhibido como arte, y censurado como pornografía.
Estas excavaciones revelaron que las ciudades son ricas en artefactos eróticos como estatuas, frescos y artículos para el hogar, decorados con temas sexuales.
La ubicuidad de tales imágenes y elementos, indica que el tratamiento de la sexualidad en la antigua Roma, era más relajado que la cultura occidental actual.
El descubrimiento de ese arte erótico, dejó a los arqueólogos con un dilema:
Entre las costumbres de la sexualidad en la antigua Roma y en La Contrarreforma, en Europa se produjo un choque de culturas; por lo que una cantidad desconocida de descubrimientos, se escondieron de nuevo…
Un fresco de pared que representaba a Príapo, el antiguo dios del sexo y la fertilidad, con su pene extremadamente agrandado, estaba cubierto de yeso…
Una reproducción más antigua, fue encerrada “fuera de la mojigatería”, y se abrió solo a petición, y solo se redescubrió en 1998 debido a la lluvia.
También se encuentra el Pan teniendo sexo con una cabra, que es talvez la estatua mejor conservada y exhibida como arte erótico; y una gran cantidad de artefactos de las ciudades enterradas, se conservan en El Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
Ya en 1819, cuando El Rey Francisco visitó la exposición de Pompeya con su esposa y su hija, estaba tan avergonzado por la obra de arte erótica, que decidió encerrarla en el llamado “gabinetto segreto”, una galería dentro del Museo, accesible solo para “personas de edad madura y moral respetada”
Reabierto, cerrado, reabierto nuevamente, y luego cerrado de nuevo durante casi 100 años, “El Museo Secreto” de Nápoles fue brevemente accesible nuevamente a fines de la década de 1960, durante la época de la revolución sexual; y finalmente fue reabierto en el 2000.
No obstante, a los menores aún se les permite la entrada, solo en presencia de un tutor o con permiso por escrito.
De esa manera, Pompeya ha sido un destino turístico por más de 250 años.
Hoy tiene el estatus de Patrimonio de La Humanidad por La UNESCO, y es una de las atracciones turísticas más populares de Italia, con aproximadamente 2,5 millones de visitantes cada año.
Las excavaciones se han reanudado en algunas áreas inexploradas de la ciudad, y los hallazgos se informaron en abril y mayo de 2018.
Mientras El Vesubio, causante de la tragedia como si fuera el dios mismo que castigaba a sus habitantes; curiosamente pertenece a la franja horizontal que cubre Los Volcanes de la Década, que son 16 volcanes identificados por La Asociación Internacional de Vulcanología y Química del Interior de La Tierra (IAVCEI) como dignos de estudio particular a la luz de su historia de grandes erupciones destructivas, y la proximidad a áreas pobladas.
El proyecto “Decade Volcanoes” promueve estudios y actividades de conciencia pública en estos volcanes, con el objetivo de lograr una mejor comprensión de los volcanes y los peligros que presentan, y así poder reducir la gravedad de los desastres naturales.
Se llaman “Volcanes de La Década”, porque el proyecto se inició como parte del Decenio Internacional para La Reducción de Los Desastres Naturales, patrocinado por Las Naciones Unidas, en los años 90; porque las erupciones en cualquiera de esos volcanes pueden amenazar a decenas o cientos de miles de personas y, por tanto, es fundamental mitigar los riesgos de erupción.
Hoy, El Vesubio está vigilado de cerca por el Osservatorio Vesuvio en Nápoles, con amplias redes de estaciones sísmicas y gravimétricas, una combinación de una matriz geodésica basada en GPS, y un radar de apertura sintética basado en satélites para medir el movimiento del suelo y estudios locales con análisis químicos de gases emitidos de fumarolas.
Todo esto tiene como objetivo rastrear el magma que sube por debajo del volcán.
No se ha detectado ningún magma dentro de los 10km de la superficie, por lo que el volcán clasifica el volcán como un nivel básico o verde.

“It was from that feeling that you chose your summer retreat at Pompeii?”



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