The Adventures Of Robin Hood

“Only the rainbow can duplicate its brilliance!”

Desde sus comienzos el cine intentó llegar al color.
Al principio, ya en 1896, se pintaban a mano, fotograma a fotograma se coloreaban manualmente, a veces con cuatro colores distintos.
Los avances más importantes y definitivos se lograron utilizando los descubrimientos de la fotografía en color, basados en la teoría de J. C. Maxwell.
Mediante la mezcla adecuada de rojos, azules y verdes se podían reproducir todos los demás colores.
Era necesario superponer fotografías (roja, azul y verde) y proyectarlas mediante tres lámparas sobre una sola pantalla.
El primer procedimiento se llamó Cinecolorgraph (1912)
Posteriormente sucedieron otros procedimientos, Kodachrome (1915), Prizma Color (1919), Polychromide (1918), Multicolor (1928), Ufacolor (1930), Cinecolor (1932) y Trucolor (1946)
La revolución del color en el cine la hizo la compañía Technicolor.
El sistema Technicolor bicromático (rojo y verde), patentado por la compañía de Helbert T. Kalmus, hizo sus primeras apariciones en secuencias aisladas de películas.
Cuando se logró una película que no exigía pegar juntas las imágenes, sino que absorbía todos los colores nació el verdadero Technicolor (1928)
Technicolor desarrolló, coincidiendo con la irrupción del sonoro, el procedimiento tricromático (verde, rojo, azul), cuyo uso exigía una triple impresión fotográfica, incorporación de filtros cromáticos y unas cámaras de enormes dimensiones.
A partir de aquí, el uso del Technicolor se generaliza y su gama inconfundible de colores se apodera de una época de la historia del cine.
El Technicolor permitía una pureza de colores que aún no ha sido igualada.
“In the year of Our Lord 1191 when Richard, The Lionheart, set forth to drive the infidels from the Holy Land, he gave the Regency of his Kingdom to his trusted friend, Longchamps, instead of to his treacherous brother, Prince John.
Bitterly resentful, John hoped for some disaster to befall Richard so that he, with the help of the Norman barons, might seize the throne for himself.
And then on a luckless day for the Saxons...”
Cualquiera que haya viajado y leído un poco sabrá como yo que los países angloamericanos tienen grandes virtudes a los cuáles hay que agradecer pero también han aportado otras cosas muy negativas como su forma maniqueísta de ver el mundo debido a su carga religiosa de lucha entre el bien y el mal.
Y eso está presente en su literatura y en su cine de forma continua, y mucho más en las películas de aventuras de los años 30 y 40, como la paradigmática The Adventures Of Robin Hood donde no hay elección posible entre quién es el villano y el héroe, algo que gusta mucho por allí y ha condicionado mucho su cine a posteriori cuando lo vemos.
Históricamente, Robin Hood fue un arquetípico héroe y forajido del folclore inglés medieval.
Según la leyenda, Robin Hood era un barón llamado Robin Longstride o Robin de Loxsley, quien era de gran corazón y vivía fuera de la ley, escondido en el Bosque de Sherwood y de Barnsdale, cerca de la ciudad de Nottingham.
Hábil arquero, defensor de los pobres y oprimidos, luchaba contra el sheriff de Nottingham y el príncipe John Lackland, que utilizaban la fuerza pública para acaparar ilegítimamente las riquezas de los nobles que se les oponían.
En la Inglaterra del Medievo, todo individuo que se oponía a los edictos reales era considerado un forajido.
La leyenda de Robin Hood se inspira en la existencia de bandas armadas formadas por campesinos y leñadores que se dedicaban tanto al pillaje como a hostigar a la nobleza, luego del triunfo de la invasión normanda, en el siglo XI.
También se cree que su nombre era Robin Earl Huntington, aunque también conocido como Robin de Locksley.
El nombre Robin es un antiguo nombre céltico cuyo significado era el de carnero (robinet) como se llama aún robinete, rubinetto a los grifos de algunas fuentes públicas adornadas por una figura con cuernos.
Por su parte Hood (o Hud) no correspondía a la capucha; ha sido el nombre dado al leño que en inglés actual es Wood, tallado de una encina sagrada y quemado para las fiestas rituales de la primavera europea, en el mes de mayo; en tal leño se suponía la existencia de un insecto, como un "piojo", que era llamado también "hood"; se suponía que tal "piojo" lograba saltar junto a las chispas del fuego, quedando así alegremente siempre libre del peligro.
Como curiosidad cabe señalar que con el tiempo se utilizó la popular figura de Robin Hood como icono reivindicativo defensor de la causa Sajona contra los Normandos.
La figura de Lady Marian, como novia de Robin, que aparece por primera vez en Baladas del siglo XV, también fue utilizada como reivindicación de la conciencia femenina a partir del siglo XIX.
La primera mención manuscrita de Robin Hood se encuentra en Piers Plowman de William Langland en 1377, donde el sacerdote Sloth, declara:
“Conozco las rimas de Robin Hood”
Años más tarde, el cronista escocés John de Fordun escribe que de los personajes de baladas, Robin Hood “es el que más me gusta”
Walter Scott en su novela publicada en 1820 titulada “Ivanhoe” incorpora la figura de Robin como un noble Sajón de apellido Locksley.
Las diferentes recreaciones incluyen más o menos los mismos episodios:
El encuentro de Robin con Little John en el bosque y el combate con palos sobre un tronco que atraviesa un arroyo; la aparición del pícaro fray Tuck en el bosque y su captura; la burla de Robin al sheriff en el concurso de arqueros, en el que Robin participa disfrazado de mendigo tuerto; el rescate de Will Stutely; un gran número de batallas con los hombres del sheriff; el regreso del legítimo rey Richard The Lionheart y el casamiento con Marian.
Desde la Edad Media a nuestros días, canciones y baladas, piezas de teatro y comedias musicales, películas y series de televisión, han ido construyendo un mito de acuerdo a sus respectivas épocas.
Entonces vemos a Marian jugar tanto el papel de una guerrillera como el de una jovencita sumisa, o, el mismo Robin, presentado ya sea como un bandido o como un resistente que combate por una causa justa.
“Excitement...
Danger...
Suspense... as this classic adventure story sweeps across the screen!”
The Adventures Of Robin Hood es una película estadounidense de 1938 basada en la leyenda de Robin Hood.
Codirigida por Michael Curtiz y William Keighley, se trata de la primera versión en color del mito de Robin Hood.
Fue interpretada por Errol Flynn, Olivia de Havilland, Basil Rathbone, Claude Rains, Patric Knowles, Eugene Cooper, Alan Hale, Melville Cooper, Ian Hunter, Una O'Connor, entre otros.
El guión corre a cargo de Norman Reilly Raine & Seton I. Miller y la música es del ENORME Erich Wolfgang Korngold, la cual ostenta el lugar #11 del AFI's 100 Years: Film Scores.
Se considera a The Adventures Of Robin Hood una de las mejores películas de aventuras de todos los tiempos, pero ante todo es un film familiar, hay que verla con alma de niño porque si no encontraríamos demasiados fallos y problemas.
The Adventures Of Robin Hood consiguió tres Oscar de Hollywood como Mejor Decoración, Mejor Música Original y Mejor Montaje, y obtuvo nominación como mejor película.
Aunque The Adventures Of Robin Hood no tiene como objetivo profundizar en hechos históricos, ya que se trata esencialmente de un film de aventuras, la acción tiene lugar en el condado de Nottingham (suroeste de Inglaterra), en 1194, tras la 3ª Cruzada.
Robert de Locksley es un noble sajón que se ve obligado a comportarse como un bandido cuando el príncipe John Lackland intenta usurpar el trono a su hermano Richard, apresado por Leopoldo de Austria.
En los bosques de Sherwood, Robert toma el nombre de Robin Hood.
Allí reúne a los sajones proscritos, perseguidos y desheredados, entre los que se cuentan Will Scarlett, el fraile Tuck, Little John, el molinero Much, etc.
Con su apoyo se enfrenta a las ambiciones del príncipe John Lackland, se opone a los impuestos arbitrarios de Sir Guy de Gisbourne, roba a los ricos y ayuda a los pobres.
The Adventures Of Robin Hood ofrece escenas memorables como la llegada de Robin al castillo de Nottingham durante el banquete, la proyección de sombras del príncipe John Lackland y sus ayudantes en la pared cuando firman la condena a muerte de Robin, la yuxtaposición de la imagen del príncipe John Lackland preparándose para la coronación, y la de Lady Marian en la celda, sin faltar el inolvidable duelo final.
Curiosamente el sorprendente plano en que la flecha de Robin parte en dos a la anterior de la diana, no contiene ningún truco cinematográfico.
Se debe al disparo del especialista Howard Hill, que interpreta a Owen, el capitán de arqueros del Rey que compite con Robin.
Uno de los fallos más destacados son los de continuidad, en cuanto al número de flechas que lleva colgadas Robin (unas cinco), que nunca decrecen, a pesar de utilizar el arco en numerosas ocasiones, nunca se le gastan…
The Adventures Of Robin Hood costó más de 2 millones de dólares y fue una de las pocas películas de la década de los 30 filmada en color.
The Adventures Of Robin Hood fue una producción inusualmente extravagante para el estudio de Warner Bros, que hasta ese momento se había caracterizado por producir películas de gánsteres de bajo presupuesto, pero las películas de aventuras con Errol Flynn habían tenido éxito y The Adventures Of Robin Hood fue pensada para aprovechar ese momento.
The Adventures Of Robin Hood se convirtió de esta manera en la película más cara rodada por la Warner.
Utilizaron todas las cámaras de technicolor disponibles en ese momento, un total de once.
The Adventures Of Robin Hood posee una ambientación espectacular, una dosificación exacta y súper efectiva de aventura y de comedia, y un conjunto de personajes plenamente ajustados en sus respectivos bandos.
Los hay con gran magnetismo como Flynn y de Havilland; con enorme simpatía como Eugene Pallete, Una O’Connor o Melville Cooper; con suave, pero creíble maldad como Claude Rains o Basil Rathbone, y hasta con un halo de grandeza como la que revela Ian Hunter en su breve rol como el mítico Richard The Lionheart.
También The Adventures Of Robin Hood cuenta con varios records como el del mayor número de dobles empleados en el filme, y la película más taquillera de 1939, así como el hecho de que estableció definitivamente la popularidad del personaje Robin Hood en la nueva etapa sonora.
Debido a la popularidad de The Adventures Of Robin Hood, el nombre e imagen de Errol Flynn quedaron inextricablemente unidos a la figura de Robin Hood a los ojos del público, incluso más que Douglas Fairbanks, quien había interpretado el papel previamente en 1922.
Su elección fue acertadísima, ya que Flynn poseía unas grandes aptitudes físicas, un porte de bravura y además era guapo y con gran sentido del humor.
No es que Flynn fuera un dotado actoralmente, pero su simpática presencia y sobretodo su carisma eran más que notables.
Las escenas y los trajes usados por los personajes han sido imitados y parodiados continuamente.
Por ejemplo, en el corto de Bugs Bunny “Rabbit Hood”, Bugs finalmente encuentra a Robin y se puede ver que es el propio personaje de Errol Flynn en una pieza unida de la película.
Una de las herencias más inusuales de The Adventures Of Robin Hood fue la carrera de “Trigger”, el caballo que lleva Olivia de Havilland y que apareció en muchas otras producciones.
The Adventures Of Robin Hood contiene uno de los duelos de espada más espectaculares de la historia del cine:
Entre el villano, interpretado por Basil Rathborne, y Errol Flynn, en el papel de Robin Hood.
Basil era uno de los mejores espadachines en el Hollywood de la época, capaz de ganar a cualquier contrincante en un enfrentamiento real, pero dado que solía interpretar papeles de villano de manera sistemática debía dejarse ganar en la pantalla.
Por otro lado, dicen que Errol Flynn fue espía nazi; bueno no entraré a valorar eso pero sí que viendo The Adventures Of Robin Hood uno percibe un mensaje claro dirigido a la población y a los gobiernos de Londres como de Washington:
Aislacionismo y dejar las guerras de fuera para quien les interese y les afecte.
Y estamos en el 1938 cuando Hitler amenaza ya a media Europa, pero aquí el discurso es bien claro, el rey Richard nunca debió irse a una guerra lejana que no nos importa.
“It's injustice I hate, not the Normans”
Curiosamente, según algunos historiadores, se dice que Robin Hood fue ni un conde ni un justiciero de valores monárquicos y nacionalistas.
Tampoco un tipo caritativo que daba el dinero de los ricos a los pobres.
Robin Hood nació como un bandido, un criminal que se tomaba la justicia de una forma pragmática y bastante básica:
Ante los abusos de los poderosos, flechazo y muerte.
Esta es la verdadera imagen del héroe que muestran las originales Baladas de Robin Hood.
El profesor de literatura medieval inglesa de la Universidad de Oviedo, Rubén Valdés, ha sido el encargado de recopilar estos poemas, que van desde el siglo XV al XVIII, y que exhiben la evolución de un personaje que surgió como un proscrito y que según los diferentes contextos sociales y políticos, evolucionó hacia la imagen de héroe romántico y justiciero que tenemos hoy en día.
Un estereotipo que, en gran parte, se ha encargado de potenciar las películas, desde la que protagonizó Errol Flynn en 1938.
En las baladas más antiguas Robin Hood era un personaje más crudo y hay más violencia, era un bandido al margen de la ley, un personaje mucho más popular.
De hecho, los poemas que se refieren a él como un conde son del siglo XVII, cuando se intenta dar un mensaje mucho más moralizante.
En una de las primeras baladas, Robin Hood es capaz de matar a un niño "para que no dé cierta información", dice el profesor.
En el prólogo, recupera un texto de Walter Bower de 1440 en el que se describe a Robin Hood no como un caballeroso ladrón sino como "un famosus siccarius a quien el necio populacho tan desmesuradamente gusta de celebrar"
Admiten que el nombre de Robin Hood surgió de los fugitivos que estaban perseguidos por la justicia allá por el siglo XIII, bandoleros que mataban por dinero, por hambre; era común en esta época que muchos de estos bandidos tomaran como apodo este apelativo.
No hay ninguna prueba concluyente de que hubiera un tipo que realmente se llamara Robin Hood, de hecho, sólo se ha recuperado un registro de Yorkshire, al norte de Inglaterra, en el que se cita la expropiación de bienes de un fugitivo llamado Robert Hod en 1226.
No es hasta 1296 cuando aparece por primera vez el apellido Robynhood.
A pesar de que los valores de este Robin primigenio puedan parecer hoy políticamente incorrectos, las baladas antiguas también hablan de la defensa de la naturaleza y de la corrupción de la sociedad.
Se exalta mucho el valor del compañerismo, de la amistad y hay un rechazo al autoritarismo y los abusos.
Con el paso de los siglos, Robin Hood fue pasando por diversos estadios, según las circunstancias políticas y sociales del momento.
Sufrió el peso de la moral inglesa.
Fue antimonárquico, anticlerical y todo lo contrario, como en “El Derrocamiento De Las Abadías” (1553), una alegoría contra la disolución de los monasterios.
Por eso también sufrió la censura.
De hecho, un cuento verdadero de Robin Hood, en el que aparecía como anticlerical, pero cercano a la nobleza, fue prohibido durante la revolución inglesa de 1649 en la que se defendieron valores republicanos.
La historia de su amor con Lady Marian también es tardía y proviene de representaciones dramáticas, no de los poemas, surgió como una acción comercial:
La historia de dos amantes siempre atrae al público.
No es hasta el siglo XVII cuando toma cuerpo el personaje de Marian en las baladas.
El personaje vivió su cambio más pronunciado con la publicación de “Ivanhoe”, de Walter Scott, en 1819.
Es en esta novela en la que se recrea el mito del conde romántico que lucha por devolver al trono al rey legítimo Richard Lionheart.
Para Valdés, esta historia tiene, sin embargo, dos grandes errores con respecto a las primeras baladas del siglo XIII.
Una de ellas es que Robin jamás pudo coincidir con el reinado de Richard Lionheart, ya que este reinó de 1189 a 1199.
Por otro lado, Scott imagina un enfrentamiento entre sajones, que eran los legítimos ingleses a los que pertenece Robin Hood, y los normandos, enemigos y opresores.
No pudo ser así porque Robin no era más que un bandido y sin ningún tipo de connotación nacionalista.
Esta cuestión es la que le separa de otros héroes medievales como el castellano Cid Campeador.
Robin nunca defendió a ningún rey, al contrario que el Cid, por eso no se han hecho interpretaciones nacionalistas.
Es un personaje más universal.
Eso también ha posibilitado su supervivencia, a diferencia de lo que ha ocurrido con otros bandidos ingleses cantados en la época medieval como Adam Bell y William de Cloudesley.

“I've called you here as freeborn Englishmen, loyal to our king.
While he reigned over us, we lived in peace.
But since Prince John has seized the regency, Guy of Gisbourne and the rest of his traitors have murdered and pillaged.
You've all suffered from their cruelty, the ear loppings, the beatings, the blindings with hot irons, the burning of our farms and homes, the mistreatment of our women.
It's time to put an end to this!
Now, this forest is wide.
It can shelter and clothe and feed a band of good, determined men, good swordsmen, good archers, good fighters.
Men, if you're willing to fight for our people, I want you!
Are you with me?”


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