All The President's Men

“At times it looked like it might cost them their jobs, their reputations, and maybe even their lives”

Los norteamericanos, que poseen la industria de propaganda más fuerte desde el Tercer Reich, se lo han montado como nadie para hacernos creer al resto del mundo que sus problemas son los de todos, y que cuando sacan su propia basura le están haciendo un favor a la humanidad entera...
Creo que una de las mejores tradiciones del cine americano es lo que se refiere a ese cine político crítico, de denuncia y "basado en hechos reales" que tan convincentes y gloriosos resultados ha dado a lo largo de la historia.
Para comenzar cabe decir que The Washington Post es el mayor y más antiguo periódico de Washington.
Es considerado uno de los mejores diarios estadounidenses, el quinto periódico más grande en el país por circulación, junto con el New Cork Times y el Wall Street Journal.
A diferencia del Times y el Journal, se ve a sí mismo como un periódico estrictamente regional, y no imprime una edición nacional para distribución más allá de la Costa este de EEUU.
La publicación fue fundada en 1877 por Stilson Hutchins y en 1880 se convirtió en el primer periódico de publicación diaria en Washington.
El Post es generalmente visto como un diario con tendencias liberales y es citado con frecuencia por los líderes conservadores, por lo que es tachado de conservador, aunque en su primera plana asegura neutralidad política.
El escándalo del Watergate (o Watergate) fue un escándalo político en los Estados Unidos que ocurrió en 1972 durante el mandato de Richard Nixon, que culminó con la imputación de algunos consejeros muy cercanos al presidente, y con su propia dimisión el 8 de agosto de 1974.
El escándalo comenzó con el arresto de cinco hombres por el allanamiento de la sede del Comité Nacional del Partido Demócrata en el complejo de oficinas Watergate, en Washington, DC el 17 de junio de 1972.
Nixon y su equipo conspiraron para ocultar el allanamiento sólo seis días después de los hechos.
Después de dos años reuniendo pruebas contra el entorno del Presidente, que incluía a miembros de su equipo testificando contra él en una investigación del Senado de los Estados Unidos, se reveló que Nixon tenía un sistema de grabación de cintas magnéticas en sus oficinas y que había grabado una gran cantidad de conversaciones dentro de la Casa Blanca.
Estas cintas mostraron que había obstruido a la justicia e intentar tapar el robo.
Estas conversaciones grabadas serían conocidas como "The Smoking Gun".
Tras una serie de batallas legales, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos decidió de forma unánime que Nixon debía entregar las cintas; él al fin cedió.
Por otra parte, dos periodistas del Washington Post, Carl Bernstein y Bob Woodward, investigaron para desenredar una compleja maraña cuyos hilos apuntaban a la Casa Blanca a través del Comité para la Reelección del Presidente (CRP) de Richard Nixon.
Los periodistas recibieron la ayuda anónima de un informador que se hizo llamar Deep Throat (seudónimo de William Mark Felt ) cuya identidad no fue revelada hasta treinta y tres años después del escándalo.
Esta fuente reveló a Woodward que el espionaje telefónico contra el Partido Demócrata era una actividad planificada por los principales asesores de Nixon, H. R. Haldeman y John Ehrlichman, con el aval del Presidente.
En calidad de periodistas de investigación, Bernstein y Woodward utilizaron con frecuencia el teléfono y no vacilaron en contactar con centenares de interlocutores, desde secretarias hasta estudiantes, para contrastar sus fuentes con la información dada por Deep Throat.
Conscientes de la importancia del caso Watergate, consiguieron sacarlo a la luz pública.
El escritor inglés Adrian Havill, publicó en 1993 "Deep Truth. The Lives Of Bob Woodward And Carl Bernstein", donde asegura que Woodward, antes de ser periodista del Washington Post, fue agente de la CIA.
Woodward jamás contó su relación con la inteligencia naval y menos con las sociedades secretas de la Universidad de Yale donde era miembro destacado.
En un momento hubo quien creyera que esas fuentes le permitieron acceder a datos sobre prominentes asesores de la administración Nixon y conocer que el Comité de Reelección Presidencial de hecho practicaba un espionaje telefónico ilegal con la protección y connivencia de Nixon y sus asesores.
De 1970 a 1971, Woodward trabajó en el periódico Montgomery County Sentinel, de Maryland, donde logró destacar gracias a datos que le suministraba Mark Felt desde el FBI.
En Maryland, comenta Havill, el reportero hizo amistad con David Miller, ex agente de la CIA en Vietnam, quien en algún momento estuvo involucrado con Task Force 157, unidad encargada de espionaje mediante "operaciones especiales"
Como fuere el caso, lo que Woodward nunca ha revelado es su propia vinculación con esos organismos de inteligencia antes de dedicarse al periodismo.
Según tres conocidos escritores, esta conexión no sólo fue con la marina de guerra; también incluyó al Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia.
Woodward dijo que acudió a William Felt después de que él y Bernstein escribieron sobre el allanamiento a la sede del Partido Demócrata en el complejo residencial y de oficinas de Watergate en Washington.
Después de una complicada rutina, Felt y Woodward acordarían reunirse en un estacionamiento subterráneo, donde corroboró la información que los reporteros del Post habían recogido de otras fuentes para delinear la conspiración del Gobierno.
El 1 de marzo de 1974 el jurado del proceso entregó al juez John Sirica una lista de siete funcionarios y asistentes del presidente Nixon que deberían ser acusados por el espionaje telefónico en el Edificio Watergate:
H.R. Haldeman, John Ehrlichman, John Mitchell, Charles Colson, Gordon C. Strachan, Robert Mardian y Kenneth Parkinson, llamados por la prensa "Los Siete de Watergate"
En la lista de acusados se incluía secretamente al propio presidente Richard Nixon, junto con John Dean y Jeb Magruder.
Las investigaciones llevadas a cabo por el FBI y después por el Comité de Watergate en el Senado, el House Judiciary Committee y la prensa revelaron que este robo fue sólo una de las múltiples actividades ilegales autorizadas y ejecutadas por el equipo de Nixon.
También revelaron el enorme alcance de los delitos y abusos cometidos para apoyar la reelección de Richard Nixon, que incluían fraude en la campaña, espionaje político y sabotaje, intrusiones ilegales en oficinas, auditorías de impuestos falsas, escuchas ilegales a gran escala, y además la formación de un fondo secreto en bancos de México para pagar a quienes realizaban estas operaciones ilícitas.
Este fondo también se usó para comprar el silencio de los cinco hombres que fueron imputados por el robo del 17 de junio de 1972 en el Edificio Watergate.
Tras defenderse de las acusaciones, la posición de Richard Nixon se debilitó muchísimo cuando al empezar el proceso contra Los Siete de Watergate la Cámara de Representantes inició un proceso de “impeachment” (acusación/denuncia) contra él, el 27 de julio de 1974, por obstrucción a la justicia, dos días después se aprobó acusarlo por abuso de poder y el 30 de julio se agregó la acusación de desacato al Congreso.
Con esto quedaba libre el terreno para que el Senado de los Estados Unidos iniciara un proceso de “impeachment” contra Richard Nixon, pudiendo pedir inclusive su destitución del mando presidencial.
Ante esta situación, Nixon presentó su dimisión mediante un mensaje televisado en la tarde del 8 de agosto de 1974 antes de terminar el proceso, abandonando sus funciones como Presidente de los Estados Unidos y saliendo de la Casa Blanca con su familia en la mañana del día siguiente.
Richard Nixon se convirtió así en el único Presidente estadounidense que ha renunciado al cargo.
Su sucesor, Gerald Ford, asumió el poder al mediodía del 9 de agosto, su primera acción oficial fue indultar a Nixon, con lo que se detuvo todo procedimiento judicial contra él y por cualquier delito federal que hubiera cometido durante su mandato.
Woodward, Bernstein y el antiguo editor ejecutivo del Post, Ben Bradlee, confirmaron el 31 de mayo de 2005 que William Felt fue el contacto que reveló la información sobre el caso Watergate.
Felt fue designado subdirector asociado, el tercer cargo en el FBI, en 1971, y se desilusionó cuando Nixon nombró a L. Patrick Gray para dirigir la agencia después de la muerte de J. Edgar Hoover en 1972.
En su reporte sobre la muerte de William Felt, el New York Times lo catalogó:
"La fuente anónima más famosa en la historia de Estados Unidos"
Woodward y Bernstein recibieron por su trabajo el Premio Pulitzer de periodismo de investigación en 1973.
A partir de este escándalo, el sufijo "-gate" se comenzó a utilizar para nombrar a otros casos de corrupción, como por ejemplo:
Climagate, Moggigate, EREgate, etcétera.
El caso Watergate no es cualquier cosa, es uno de los momentos más importantes de la historia de Estados Unidos y uno de los triunfos más rotundos del periodismo.
“You know the results of the latest Gallup Poll?
Half the country never even heard of the word Watergate.
Nobody gives a shit”
All The President's Men es una película estadounidense de 1976, dirigida por Alan J. Pakula.
Protagonizada por Robert Redford, Dustin Hoffman, Jack Warden, Jason Robards, Martin Balsam, Jane Alexander, Hal Holbrook, entre otros.
Basada en el libro homónimo de Bob Woodward y Carl Bernstein, publicado en 1974, que relata la historia de la investigación periodística que condujo al famoso escándalo de "Watergate", que obligó a Richard Nixon a dimitir como presidente de los Estados Unidos.
All The President's Men recibió 4 Premios Oscar 1977 al Mejor Actor Secundario (Jason Robards), Mejor Dirección de Arte, Mejor Sonido, y Mejor Guion.
El guión de William Goldman, un clásico de la escritura cinematográfica, huye de las frases lapidarias para apoyar el valor moral de sus protagonistas en su comportamiento durante todo el metraje, aunque no rehúye el hecho de reflexionar, no sólo sobre las piedras angulares de la democracia, sino sobre los rasgos que caracterizan a un periodismo serio y de calidad.
El guión de Goldman es muy exhaustivo y denso, y puede llegar a hacer perder el hilo al espectador, tal es la cantidad de información que maneja, pero ciertamente está perfectamente hilvanado.
La acción principal de All The President's Men tiene lugar en Washington entre el 17 de junio de 1972 y el 8 agosto de 1974.
Narra la historia de los hechos sucedidos en la noche del sábado 17 de junio de 1972 en la sede del cuartel general del Partido Demócrata en el Hotel Watergate y sus consecuencias.
Woodward recibe de madrugada una llamada telefónica del redactor, jefe del Washington Post, le pide que vaya a los juzgados, porque Al Lewis, reportero de noche, ha estado en el Hotel Watergate y le ha puesto al corriente de lo que allí ha ocurrido durante la noche.
En el juzgado Woodward advierte que en torno a la defensa de los 5 acusados se mueven abogados de gran renombre.
Además, a los detenidos se les halla en posesión de cantidades elevadas de dinero, en billetes nuevos de numeración correlativa.
Se les acusa de intento de robo de documentos, intervención de teléfonos e instalación de sistemas de escuchas en las oficinas del Partido Demócrata.
La dirección del diario asigna a Woodward como compañero a Bernstein.
Ambos emprenden una ardua labor de investigación, que topa con grandes dificultades.
Un confidente anónimo, Deep Throat, a título de la película erótica, les aconseja que sigan "la pista del dinero", lo que les permite avanzar.
El severo y tenaz juez John Sirica consigue que el imputado James W. McCord confiese que algunos altos cargos del Gobierno, Dean y Magruder, conocían previamente el asalto a la sede demócrata.
Iniciado el proceso, Joan Dean, asesor especial de Nixon, coopera con el Jurado senatorial:
Confiesa su responsabilidad, la de John Mitchell, Ehrlichman y Haldeman y la exigencia de E. Howard Hunt de 120 mil dólares para guardar silencio.
Se conoce, además, que existen cintas magnéticas con grabaciones de las conversaciones de la Casa Blanca, que pueden demostrar que Nixon autorizó la operación Watergate.
La cinta magnética llamada el "Smoking Gun" es estregada el 5 de agosto de 1974 y tres días más tarde, el 8 de agosto de 1974, Nixon dimite.
El trabajo de los periodistas obligó a renunciar al primer mandatario e hizo tambalear al gobierno del país más poderoso del mundo.
El desenmascarar toda una conspiración implica para Bernstein y Woodward el ocultar todas sus fuentes, no sólo a «Deep Throat», sino a empleados y ex empleados de la Casa Blanca y del partido Republicano.
Les llevó a recurrir a métodos cuestionables para el común de la gente y a mentir para preservar la fuente y sonsacar información a personas de los niveles más dispares.
All The President's Men, además, inauguró el subgénero de dramas políticos, en los que se destacó Alan J. Pakula.
All The President's Men es la reivindicación del periodismo idealista, incluso heroico, que en ocasiones realmente es el último recurso ante los desmanes de un gobierno corrompido.
Los periodistas del Post son presentados como excepciones de rectitud moral en una sociedad atemorizada.
All The President's Men reflexiona asimismo acerca de los perversos efectos que sobre Nixon y sus hombres tuvo el ejercicio del poder, la ambición, la soberbia, la corrupción.
A diferencia del libro, All The President's Men en sí sólo cubre los primeros siete meses del escándalo de Watergate, desde el momento de la incursión en el Edificio Watergate (julio de 1972) hasta la toma de posesión de Richard Nixon el 20 de enero de 1973.
Mientras tanto, el libro cubre los sucesos desde la incursión al Edificio Watergate hasta junio de 1973, cuando se revela la existencia de un sistema de grabaciones secretas dentro de la Casa Blanca en abril de 1973.
Ni el libro ni la película relatan los sucesos posteriores ocurridos durante la investigación del Senado de los Estados Unidos contra el presidente Nixon ni la renuncia de éste.
No obstante, en All The President's Men se salva estas omisiones filmando una serie de noticias mecanografiadas que terminan abruptamente la película en unas pocas escenas, revelando el efecto "bola de nieve" provocado por Woodward y Bernstein, y describiendo de forma breve pero directa la forma en que terminó el Escándalo Watergate.
Soberbias actuaciones las de Jason Robards, Dustin Hoffman y Robert Redford, en una película con uno de los guiones más elaborados de la historia del cine, todo un clásico del cine político de todos los tiempos.
El objetivo de All The President's Men no es seguir con pelos y señales el desarrollo de la pesquisa, sino establecer aseveraciones claras que son traspasables a cualquier democracia occidental.
En primer lugar, que el poder tiende corromperse, y por lo tanto a ocultar su corruptela.
En segundo lugar, que siempre hay voluntarios para enfrentarse a aquellos que defienden el juego limpio aunque su fracaso sea el fracaso de todos.
Y en tercer lugar, que una prensa amordazada, ya sea por coacción o por soborno es el principio del fin de cualquier democracia que se precie de serlo.
En 2010 All The President's Men fue incluida entre los filmes que preserva el National Film Registry de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, por ser considerada «cultural, histórica, o estéticamente significativa»
All The President's Men es un excelente estudio sobre la ética y vida del periodista, refleja el convencimiento absoluto de que no hay democracia sin esa libertad, y no hay estado de derecho en el que los medios de comunicación no velen por el respeto a esa democracia.
Para ello estructura una trama de investigación en la que se dan por hechas muchas cosas, es decir, queda palpable su estructura investigadora, aún a cuenta de todas las dificultades y problemas con las autoridades del Estado, en el que se aprecia cómo el poder tiende corromperse, y por lo tanto a ocultar su corruptela.
Un grupo mediático, consciente de la importancia de abrir el camino a la verdad, lucha con todas sus fuerzas contra la censura que se le pretende imponer.
La profesión periodística necesita de buena información que a veces, de manera oficial o formal no la puede obtener, pero que mediante un convenio o un acuerdo de guardar el secreto de la fuente, se puede llegar a tener o a conocer.
Para realizar plenamente su ejercicio de informar debe estar liberado de presiones, de temores, de censuras indirectas o subliminales, sólo su conciencia debe señalarle la decisión de dar a conocer la fuente de información.
Tanto el derecho como la ética están sustancialmente comprometidos en la preservación de las fuentes de información periodística.
Sólo así podremos hablar de una prensa libre, sin ataduras o presiones del poder político, sin el temor, a una condena por el ejercicio de informar sin trabas.
El reconocimiento del secreto profesional del periodista es una garantía para el lector por varias razones:
Por una parte, éste resguarda la labor de investigación periodística al servicio del derecho a informar y del derecho de las personas a estar informadas.
Pero, por otra parte, el secreto profesional es también una garantía para aquellos ciudadanos que en alguna ocasión se convierten en fuente de información, cuando son conocedores de hechos de interés general.
Estas personas tienen la seguridad de que no se revelara su identidad si el periodista es incitado a revelar sus fuentes informativas.
El secreto profesional tiene limitaciones naturales.
Debe subordinarse a derechos y valores superiores, como los relacionados con la vida, integridad y libertad de las personas.
El secreto profesional no puede ser una coartada para encubrir delitos, sobre todo los cometidos contra las personas.
La necesidad de fuentes confidenciales tiene un fundamento, más que la actividad profesional propiamente hablando, es el interés colectivo.
Esto es el reconocimiento de un derecho social que se tiene a la información.
Se trata precisamente, de garantizar un derecho del que la sociedad es titular pasivo, pero del que el periodista emerge como un titular activo, diría yo calificado, y por supuesto agente trasmisor, sobre todo quienes publican de manera cotidiana.
El derecho internacional reconoce la protección de este tipo de secretos profesionales, diferente a otros secretos profesionales como el del abogado, el médico, el consultor técnico, lo que se reserva (al periodista) es propiamente la información, que garantiza, protege y reserva la identidad de la fuente informativa: el nombre.
Para que pueda surgir la información, guardamos el nombre de quien nos dan la información para publicarla, vínculo fundamental entre la protección del secreto profesional con la libertad de expresión.
Recientemente, Carl Bernstein acusó al periodismo actual de:
«Insultar a la inteligencia e ignorar la vida real»
La superficialidad y el culto a los «famosos» han llevado a gran parte del periodismo al chismorreo, el sensacionalismo y las polémicas prefabricadas.
El veterano reportero criticó el escaso liderazgo del periodismo moderno y su falta de «desafío a los lectores, ocupado sólo en entretenerlos estúpidamente»
Dijo que la responsabilidad radica en los grandes medios corporativos de Rupert Murdoch, como responsables de abandonar los principios de la investigación periodística inteligente y responsable «porque no les interesa la verdad, sino sólo los beneficios»
Bernstein anima a los lectores inteligentes a usar Internet para acceder a los medios creíbles y serios.

“I'll confirm what you get, try to keep you on the right track, but that's all”


Comentarios

Entradas populares