A Soldier's Story

“The worst thing you can do, in this part of the country, is pay too much attention to the death of a negro under mysterious circumstances”

Whodunit o whodunnit proviene del inglés "Who done it?" ("¿quién lo hizo?") y hace referencia a una variedad de trama compleja impulsada dentro de la novela policíaca en la que una especie de rompecabezas es su principal característica de interés.
En este subgénero se proveen al lector los indicios acerca de la identidad del autor del delito para que pueda deducirlo antes de la solución que se revela en las últimas páginas del libro.
Por lo general la investigación suele ser realizada por un excéntrico detective aficionado o profesional.
En los convulsos 70 Hollywood muchos directores se lanzaron a la política y la crítica social, y mientras pudieron, sus artistas y profesionales ofrecieron su particular visión de su país y de los sistemas democráticos mercantilistas.
Las historias raciales en el ejército, no son nada nuevas, pero siempre despiertan el interés en el espectador.
En especial cuando ambos bandos... blancos y negros están tan diferenciados.
Si a un negro, lo mata un negro... que mala suerte.
Pero si a un negro, lo mata un blanco... ser armó el problema.
“Something's wrong, ain't it, sir?
I mean, those Klan boys, they can't stand to see us in these uniforms.
They usually take the stripes and stuff off before they lynch us”
A Soldier's Story es una película dramática de 1984 dirigida por Norman Jewison, basada en la obra de teatro Off Broadway ganadora del Premio Pulitzer "A Soldier's Play"
Protagonizada por un ENORME reparto encabezado por Howard E. Rollins Jr., Adolph Caesar, Art Evans, Denzel Washington, David Alan Grier, David Harris, Dennis Lipscomb, Robert Townsend, entre otros.
Con música de Herbie Hancock.
Jewison no fue menos y entre 1975 y 1979 rodó tres films seguidos que de una u otra manera tocaban aspectos sociales y/o políticos.
Ya en plena era Reagan, cuando los héroes de acción tomaron el poder, el director canadiense se decidió a retomar el conflicto racial norteamericano y ofrecerlo desde un aspecto distinto:
Un oficial negro es enviado a investigar el homicidio de un sargento negro en Louisiana, cerca del fin de la Segunda Guerra Mundial.
A Soldier's Story es una historia sobre racismo y segregación en un regimiento negro del Ejercito de Estados Unidos, con blancos oficiales de la mentalidad de las leyes separatistas llamadas leyes “Jim Crow”, en una época y lugar en que un oficial negro era muy poco común y causaba la envidia de la mayoría.
Mientras los soldados negros se alegran de que un “hermano” sea capitán y se encargue del caso, la comunidad blanca asiste con asombro a ver a un negro uniformado y elegante.
El comandante del campamento, acatando órdenes pero visiblemente reticente a ir más allá, le advierte que debe enterrar el caso lo más pronto posible.
Su único aliado resultará ser un, en principio antagonista, capitán que sin ser racista considera que el color de la piel de Davenport sólo perjudicará la investigación.
A pesar de sus diferencias, una mutua necesidad de apoyo en el caso irá acercando las posiciones de ambos oficiales.
Entre el pelotón la opinión extendida es que el duro sargento Waters (Adolph Caesar) ha sido asesinado por miembros del ignominioso Ku Kux Klan.
Davenport (Howard E. Rollins Jr.) pronto tendrá la sospechosa de que no ha sido así.
La investigación a la que asistimos se desarrolla principalmente a través de los testimonios de los soldados y suboficiales a los que Davenport interroga.
Así, poco a poco, y mediante el uso de narraciones y flashbacks, vamos asistiendo a la construcción de los hechos mientras vamos conociendo mejor la personalidad de Waters.
Waters es un soldado duro, implacable, que a pesar del color de su piel ha sido condecorado y ha participado en la Primera Guerra Mundial.
Quizás no sea tan oscuro como los miembros de su pelotón, pero está orgulloso de su raza y cree en la integración y superación de los suyos.
"No tener nada no significa que no se pueda conseguir", afirma en una ocasión.
Su visión del problema racial es el siguiente:
“Sigamos los pasos de los blancos; estudiemos, trabajemos duro, y saldremos del pozo”
El conflicto del sargento Waters dentro del pelotón se origina alrededor de dos soldados.
El primero, C.J. Memphis (Larry Riley), es un inculto y supersticioso hijo de agricultores de Mississippi que sin embargo es el mejor jugador de béisbol del equipo y un gran cantante de blues.
El otro es el soldado Peterson (Denzel Washington), el polo opuesto de Memphis:
Peterson es culto y osado, y no está dispuesto a ser pisoteado por nadie.
Desprecia a los blancos y ve con malos ojos las burlas que Waters le dedica a Memphis.
La tensión entre estos tres personajes estallará cuando Memphis sea acusado de haber salido del campamento y haber efectuado varios disparos.
En un registro encuentran una pistola bajo su cama, y en el arresto pierde los nervios y golpea a Waters.
El negro del Sur será confinado en una celda que cada día se le irá haciendo más pequeña.
Conforme avanza A Soldier's Story, se va transformando en una historia sobre los estereotipos sociales y los conflictos no sólo entre blancos y negros sino entre los propios hombres de color y entre los propios blancos y sus respectivas visiones de lo que es un "buen negro", o, en definitiva, de su visión del ser humano.
En el otro bando tenemos a las ideas “blancas” más reaccionarias: el comandante y algunos oficiales, y a esos blancos liberales que ven en un ciudadano negro a un igual, pero que con todo les cuesta tratar con alguien así, sea por una desconfianza atávica o por mero desconocimiento de su congénere.
En medio de todo el capitán Davenport se tendrá que enfrentar a los prejuicios de unos y otros mientras que como soldado trata de cumplir con su deber y encontrar al culpable sin omitir juicios personales.
Durante el desarrollo de A Soldier's Story, Jewison nos va ofreciendo pequeñas escenas visuales que son como pequeños retazos de la vida en un pequeño pueblo segregado.
Tras la mujer del comandante descubrimos a un jardinero de color trabajando: el servilismo negro.
Mientras Davenport charla con otro oficial en el puente, en el río tres chavales juegan en una barcaza.
Dos son negros y uno es blanco.
Cuando sean adultos, todo eso quedará atrás y cada uno deberá ocupar su puesto en el escalafón social según su color de piel.
En la parte interpretativa, Adolph Caesar es un tipo que parece surgido de algún oscuro club de jazz neoyorquino de los años 20, es la fuerza motora de A Soldier's Story.
Caesar ya había interpretado al sargento en la obra teatral, y la dureza y al mismo tiempo fragilidad de la que hace gala en A Soldier's Story le valieron una nominación de la Academia.
Es difícil hablar del oscuro conflicto que vive su personaje sin revelar algunos detalles clave, pero es imperativo fijarse en esa escena clave magistralmente rodada por Jewison donde Waters, reflejado en un espejo, parece quedarse solo mientras confiesa amargos recuerdos del pasado de alguien a quien conoció en Francia.
Jewison juega con la estructura y tópicos del whodunit para que A Soldier's Story sea algo más que una mera investigación.
Y es que el tema obliga: un crimen de tintes racistas.
El esfuerzo institucional de encubrirlo hace que Davenport represente otra cosa que su papel de detective:
Davenport simboliza la conciencia crítica de los principios ilustrados de justicia e igualdad en una institución que aún se niega a aplicarlos en sus propios cuarteles, y que sólo los proclama como justificación ideológica de una guerra distante contra la Alemania Nazi.
Otro punto donde Jewison trasciende el whodunit hacia la crítica social es el tratamiento que da al Ejército, símbolo de las instituciones americanas.
Este no deja pelear a los negros en la guerra por ser negros.
Cuando los dejan pelear y los negros celebran, la alegría es contagiosa porque parece que las cosas cambian para bien en Estados Unidos.
En realidad, tras la celebración parece esconderse el miedo del Alto Mando de que estallen las tensiones raciales del Fuerte de Alabama.
Mandarlos a Europa para pelear contra Hitler es una válvula de escape del segregacionismo institucional americano, porque el Ejército de Alabama está más interesado en encubrir el crimen de indicios racistas, niega interrogar oficiales blancos, que en luchar contra la instauración del racismo nazi en Europa.
Otro ejemplo es el interés que muestran los oficiales blancos por los soldados negros:
Exclusivamente como peones deportivos a sueldo de soldado.
Los oficiales blancos capitalizan así el mencionado orgullo negro de la victoria de Joe Louis (campeón negro de boxeo) contra Max Schmeling (el campeón nazi)
Se interpreta el gesto de los soldados de perder el último partido de pelota como una rebeldía implícitamente racial contra el Ejército.
Aunque parezca inofensiva por su apariencia de whodunit, A Soldier's Story pone el dedo en la llaga del segregacionismo en la América anti nazi.
También hace que A Soldier's Story trascienda el whodunit:
La víctima es también el villano de la película, uno de los mejores que he visto en el cine, que no se enfrenta al “héroe”, el detective Davenport.
El capitán Davenport tiene su propio antagonista.
Curiosamente no es el asesino, sino el cuerpo de oficiales del Fuerte de Alabama.
Frente a los demás personajes de A Soldier's Story y del whodunit en general, Waters ostenta una psicología profunda, contradictoria y desgarrada.
Su presentación mediante flashbacks, al margen de la investigación argumental del whodunit, no sólo brinda pistas que apunten al culpable, sino que componen los trazos psicológicos cada vez más oscuros de su alma.
Su tormento es psicológico y contradictorio.
Waters se odia a sí mismo por ser negro y a todo negro por serlo.
Waters es un asesino de negros en nombre de una raza negra empalidecida, asimilada a las costumbres y maneras de los blancos.
La lucidez de A Soldier's Story reside en que a través del retrato psicológico de Waters se ofrece la clave del whodunit.
El mismo mecanismo psicológico, el auto desprecio racial, es el detonante tanto de los asesinatos de Waters como el de su propio asesinato.
Su asesino, es también víctima del desprecio racial generalizado, que acaba interiorizándose y revelándose en el asesinato de Waters:
“Un negro que no merece serlo”
Efectivamente, los crímenes del Fuerte de Alabama resultan racistas, cometidos sin embargo por sus mismos “hermanos”
Dejando atrás al whodunit, que a Jewison le ha bastado para presentar algo más que una investigación detectivesca, lo que está detrás de los asesinatos materiales y del auto desprecio psicológico de Waters y Peterson es el segregacionismo real de los Estados Unidos de los años 40 del siglo XX, anidado en el corazón institucional de una sociedad autoproclamada libre e igual, y por tanto, llena de contradicciones, como el atormentado sargento Waters.
A Soldier's Story estuvo nominada a tres Premios de la Academia: mejor película, mejor actor de reparto (Adolph Caesar) y mejor guión adaptado.
Magnífica las interpretaciones...
Howard E. Rollins Jr., sencillamente genial, lástima que su carrera fuese tan corta y una muerte prematura a la edad de 46 años.
Adolph Caesar está perfecto como incordio de la compañía.
Denzel Washington está increíblemente correcto.
Como moraleja:
Esta idea del racismo, como ahora lo es con el homosexualismo, se enseña en las escuelas, se contagia en el seno de las familias, se predica en los púlpitos, se difunde en los medios de comunicación, aparece en los discursos de políticos, en los programas de radio y televisión y en las comedias teatrales donde el “negro” como “la loca” o “la tortillera” son siempre personajes grotescos, anómalos, ridículos y peligrosos, merecedores del desprecio y el rechazo de los seres decentes, normales y corrientes.
El “negro” como el gay es, siempre, “el otro”, el que nos niega, asusta y fascina al mismo tiempo, como la mirada de la cobra mortífera o el pajarillo inocente.
Se ha avanzado mucho en la lucha contra el racismo, sin duda, aunque sin extirparlo del todo.
Hoy, por lo menos, se sabe que no se debe discriminar al negro, al amarillo, al judío, al cholo, al indio, y, en todo caso, que es de muy mal gusto proclamarse racista.
Primero que todo hay que ver la basura de nuestro propio ojo.

“You know the damage one ignorant Negro can do?
We were in France in the first war; we'd won decorations.
But the white boys had told all them French gals that we had tails.
Then they found this ignorant colored soldier, paid him to tie a tail to his ass and run around half-naked, making monkey sounds.
Put him on the big round table in the Cafe Napoleon, put a reed in his hand, crown on his head, blanket on his shoulders, and made him eat “bananas” in front of all them Frenchies.
Oh, how the white boys danced that night... passed out leaflets with that boy's picture on it.
Called him Moonshine, King of the Monkeys.
And when we slit his throat, you know that fool asked us what he had done wrong?”


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