Barabbas

“I was the opposite of everything he taught, wasn't I?
Why did He let Himself be killed instead of me?”

Barrabás es un personaje citado en el Nuevo Testamento, concretamente en relación con el proceso de Jesús ante Poncio Pilato.
Según Marcos y Lucas, estaba encarcelado por haber participado en un motín en el que se había cometido un homicidio (Mc 15,7; Lc 23,19)
Juan indica que era un bandolero (Jn 18, 40); y Mateo, se refiere a él sencillamente como "un preso famoso" (Mt 27, 16)
La pena para su crimen habría sido la crucifixión, pero según las escrituras de los evangelios habría existido una tradición que permitiría o requeriría que Pilato indultara a un preso sentenciado a muerte durante la Pascua mediante aclamación popular.
A la gente reunida, "ochlos", que se convirtió en "los judíos" o "la multitud" en las traducciones, se le ofreció la opción de liberar a Jesús o a Barrabás.
Se habría aclamado popularmente la liberación de Barrabás, con la consecuente crucifixión de Jesús.
“It wasn't for nothing that Christ died.
Mankind isn't nothing.
In His eyes, each individual man is the whole world.
He loves each man as though there were no other”
Barabbas es una película épica italiana realizada en 1962, que desarrolla la supuesta vida de Barrabás después de la muerte de Jesucristo.
Barabbas fue dirigida por Richard Fleischer y protagonizada por Anthony Quinn, Vittorio Gassman, Silvana Mangano, Jack Palance, Arthur Kennedy, Harry Andrews, Ernest Borgnine, Katy Jurado, Norman Wooland, Valentina Cortese, Arnoldo Foà, entre otros.
El guion es obra de Diego Fabbri, Ivo Perilli, Cristopher Fry y Nigel Balchin, basado en la novela homónima de Pär Lagerkvist, Premio Nobel de Literatura en 1951.
Barabbas fue rodado en la Arena de Verona y en exteriores naturales del Véneto, la Toscana y Sicilia.
La escena del oscurecimiento del cielo tras la crucifixión de Cristo, considerada la más célebre de la película, fue filmada aprovechando un eclipse solar real acontecido el 15 de febrero de 1961.
Barabbas narra el periplo existencial del bandido indultado por Pilato momentos antes de dictar la sentencia de muerte de Jesús.
Barabbas es la historia de un hombre arrollado por el torrente del destino; el mismo destino que un día lo favoreció y que lo persigue inexorablemente desde entonces hasta el final de los tiempos.
Barabbas es el paradigma del maldito, la imagen del hombre marcado para siempre con el estigma del oportunismo y del oprobio, el rostro que insufla dolor en la conciencia de sus semejantes porque sus ojos reflejan la vergüenza de quien los mira.
La atmósfera de soledad que envuelve irremisiblemente a Barabbas acaba volviéndose irrespirable, asfixiante, inhumana, letal.
Soledad física ante la crueldad humana y soledad del alma ante el imperturbable silencio de la trascendencia.
Barabbas es la historia de un hombre al que el pueblo indultó en perjuicio de Jesucristo y que, en consecuencia, tuvo que cargar sobre sus robustas espaldas el escarnio y la infamia de la cristiandad entera.
Algo que solo un superhombre, una fuerza de la naturaleza, sería capaz de soportar.
La intuición de la existencia de Dios es un constante sufrimiento y es vivido en carne propia por quien lleva la carga de la muerte de Jesús.
Esa inconstancia se encuadra en el interior de Barabbas al ensayar su debilidad eminentemente humana frente al rostro de Dios, sufre por no entender sus premisas y, sin embargo, preponderar su suerte o la caprichosa elección de alguien divino al dejarlo vivir:
"Te has llevado mi vida", dice.
Es en medio de esta indecisión que por fin elige y convencido, obra en nombre de Dios, en nombre de su mundanidad: ser cristiano.
En sus ojos brilla la destrucción para la creación:
Ha entendido la palabra de Dios ¡literalmente!
No es sólo Nerón quien engulle la ciudad en llamas, es también Dios, es el Dios de Barabbas, el hombre paria, nacido de una puta que antes de parirlo lo maldijo.
Barabbas cree; y parece un niño jugando con fósforos, porque no es la fe lo que lo conduce, es el placer por la destrucción lo que lleva a unirlo a la “función”, como podría denominar Nerón al incendio, mientras tocaba una flauta decía, que hermoso el canto que me acompaña, esto al referirse al grito de los cuerpos en llamas.
Barabbas nunca cambió, sólo mutó su condición geográfica y al contrario de lo que creía el verdadero mártir de la película, Sahek (Gassman), su vida no tenía un propósito más que el de sacrificar absurdamente a la gente que ni siquiera lo distinguía más allá de su condición de intercambiado, aquellos que habían entendido la metáfora en las prédicas, los que fueron señalados como creadores del incendio.
La conversación en la mazmorra con los cristianos perturba en cuanto demuestra la ignorancia de Barabbas respecto a la fe y además, remueve el sentimiento de culpabilidad por cuanto es él quien en última decisión, con lienzo en mano, se admite como cristiano y propone un “nuevo mundo” a vista y paciencia de los romanos que además, estaban en busca de un culpable y que mejor que englobar su locura en la religión que iba en contra de los principios del Estado.
Él responde a un estímulo, es decir el incendio, y lo relaciona con la venida del Mesías y la consiguiente separación entre pecadores y salvados, y es frente al miedo que decide “no volver a fallarle a Dios”
Ante ese indicio evidente de destrucción apocalíptica, Barabbas prefiere ser el salvado.
Lo fantástico de Barabbas, a mi juicio, es la transformación que se produce en el que acabó siendo, también a mi juicio, el primer templario de la historia universal.
Anthony Quinn borda su tosco y matizado personaje de Barabbas, siendo su interpretación lo mejor de un film que promete más de lo que da.
El productor Dino De Laurentiis no reparó en gastos y dotó a su largometraje de unos escenarios amplios y bien elaborados.
En el reparto figura su mujer, la bella Silvia Mangano, en uno de los papeles principales.
Barabbas está en permanente lucha interna desde que tiene que cargar con la muerte de otro Hombre, sobre el que poco a poco irá conociendo más detalles.
Su breve encuentro con el Nazareno y el arrojo de los primeros cristianos, le hacen reflexionar sobre el significado de esos nuevos signos de esperanza que observa y sobre su pasado como criminal.
Barabbas es un bonito tributo, en suma, a ese oscuro reverso de la épica bíblica en la que Caín, Judas y Barrabás, como no, personifican una muy, pero que muy singular Santísima Trinidad.
Momentos destacables:
Las risas locas e histéricas del personaje de Jack Palance en el circo, cuando va con su "dos caballos" a enfrentarse con los gladiadores.
Las escenas en las minas de azufre, tal vez las más conseguidas de toda la película: el ambiente claustrofóbico es angustioso para el espectador.
La lapidación de la bella Silvana Mangado: uno piensa que se salvará en el último momento por algún milagro, pero no, Fleischer tuvo las narices suficientes para eliminarla de la película no habiendo transcurrido ni la mitad del metraje.
La historia de Barrabás es utilizada con frecuencia para justificar el antisemitismo, atribuyendo por la misma al pueblo judío la posible responsabilidad de la crucifixión de Jesús.
Otras fuentes consideran que fue utilizada en los primeros tiempos del cristianismo para limpiar de culpas al Imperio Romano, para facilitar la adopción de dicha religión por los romanos y finalmente su oficialización.
¿Eran Barrabás y Jesús la misma persona?
En arameo, Bar Abba o Barrabás ( בר-אבא) significa "hijo del padre".
Hyam Maccoby, especializado en el estudio de la tradición religiosa cristiana y judía, ha propuesto la teoría de que Bar Abba era el apodo que daban a Jesús, que comenzaba siempre sus oraciones con la palabra Abba, "Padre", mientras que el uso de "barabbas" o "Bar-abbas" no parece haber sido un nombre común en dicha época.
Según esta hipótesis, cuando la multitud en la matanza exigió a Pilato que diera libertad a "Bar Abba" (Barrabás) era la libertad del mismo Jesús la que pedían.
La teoría recibe muy fuerte apoyo de manuscritos provenientes de Cesarea, del Sinaí, de Siria, etc., y de algunos manuscritos usados por Orígenes.
Dichos manuscritos llaman al supuesto "Barrabás" Iesous Ton Barabban, es decir Jesus Bar Abba o Jesús Hijo del Padre.
También podría haberse tratado de un error de traducción.
La multitud podría haber pedido la liberación de "Jesús Barrabás" (bar-Abba en arameo, "hijo del padre"), y Pilato habría rechazado la aclamación popular.
Cuando la historia fue traducida a otros idiomas, los traductores podrían no haber dominado el idioma arameo:
La petición de liberación habría permanecido, pero Barrabás habría pasado en el proceso a ser una persona diferente.
En este sentido, debe señalarse que muy poco tiempo antes, quizás menos de una semana, otra multitud compuesta de seguramente las mismas personas había aclamado a Jesús a su entrada a la ciudad.
Algunos estudiosos consideran también la posibilidad de que toda la situación respecto de Barrabás no habría ocurrido realmente, sino que sería un añadido literario a la historia, para constituir una parábola.
Se indica que la elección entre uno u otro prisionero, si es retirada de la historia, no altera el curso de los acontecimientos.
En este caso, la historia habría estado presente en los textos originales en arameo, antes de su traducción al griego.
Un posible motivo para añadir a Barrabás habría sido el de crear una contrafigura opuesta a Jesús, que estaría preso por alzarse violentamente en contra del Imperio Romano, mientras que la resistencia de Jesús rechaza por completo la violencia y predica el dar la otra mejilla.
La situación obligaría al lector, o al oyente, a tomar partido por uno u otro, y decidir qué forma de proceder es realmente la que se corresponde con Dios.
Esta opción, haría de Barrabás el mesías guerrero que algunos judíos esperaban, un zelote, para que los librase de los romanos, prefiriéndole al mesías pacífico, Jesús de Nazaret.
Barrabás podría ser también una alegoría de la humanidad.
La liberación del pecador Barrabás podría representar la liberación de la humanidad del pecado original de Adán que tuvo lugar con la crucifixión de Jesús.
Barrabás es nuestra negación a la fe, a nuestros indicios de que tal vez si existe algo, sin embargo asumimos el incendio caótico y cuando abrimos los ojos empezamos a entender el significado de las palabras que tanto nos han trazado.
Es cuando, crucificados y en busca de la comodidad, nos despedimos diciendo:
"Oscuridad, en tus manos encomiendo mi alma"

“We are only the beginning.
We won't see the time when the earth is full of the kingdom.
And yet, even now, even here, the hour at the end of life, the kingdom is within us.
There's nothing more to fear.
Upon us, the years will be but many years, many martyrdoms.
The ground of men is very stubborn to mature.
But men will look back to us in our day, and will wonder, and remember our hope.
It is the end of the day.
We shall trust ourselves to a little pain, and sleep, saying to world, Godspeed”


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