Ixcanul

“Gracias Madre Tierra, Viento, Agua, Volcán.
Bendigan a mi hija con un buen matrimonio.
Les pido por mi casa, mi trabajo y mi hija.
Es todo lo que quiero, y por eso les suplico”

El racismo en Guatemala, se define como las actitudes racistas que han ocurrido en Guatemala, principalmente contra los grupos indígenas que, a pesar de ser mayoritarios en ese país centroamericano, han quedado al margen de los avances culturales y económicos, por las políticas de los gobiernos.
Durante la época prehispánica, existían etnias indígenas, que consideraban a otras como inferiores, y luego de la conquista española, se desarrolló una discriminación hacia el indígena guatemalteco, que empezó a ser llamado “indio”; no solamente los indígenas eran discriminados, sino también lo eran los mestizos, por tener sangre indígena o africana, y los mismos criollos, a quienes las autoridades españolas consideraban superiores a las demás razas que poblaban el área, pero inferiores a los peninsulares, por el hecho de haber nacido en El Nuevo Mundo.
Por supuesto, tanto criollos como mestizos, discriminaban a los indígenas, quienes quedaron relegados a encomiendas y doctrinas, con escaso acceso a la educación.
En Guatemala, el racista criollo y mestizo, discrimina a la persona que tenga ojos achinados, nariz aguileña, pómulos salientes, pelo lacio, estatura pequeña, etc., que son rasgos asociados o definidos como pertenecientes al indígena; un ladino o mestizo guatemalteco, también es discriminado por estas razones, y tienda a esconder estos rasgos, y a sentirse mal por tenerlos.
El mestizo, es un caso particular, porque ocupa un lugar intermedio en la escala de racismo, y por lo mismo, es víctima de los criollos, y victimario de los indígenas y garífunas.
Porque en Guatemala, existe una versión de segregación:
Los grupos indígenas, han quedado confinados al altiplano y a tierras poco aptas para la agricultura; por su parte, en la misma región, ladinos han tenido las mejores tierras, y residen en el centro de los casos municipales y departamentales.
En el siglo XXI, a pesar de que el Estado ha tratado de cambiar su relación con los indígenas, y la mujer indígena, Rigoberta Menchú, fue galardonada con El Premio Nobel de La Paz en 1992, todavía se valora positivamente la piel blanca, y se desacredita o considera de menor valor, a la piel cobriza o morena.
Históricamente, la población indígena en Guatemala, ha tenido las siguientes características:
El mayor índice de analfabetismo entre la población del país; dispone de menos escuelas y maestros; muy pocos indígenas egresan de las universidades; hay muy pocos centros de salud y médicos a su disposición; menos educación en su propio idioma maya; mayor porcentaje de extrema pobreza; menos participación y representación en los organismos del Estado, etc.
En lo que respecta a la cultura, se considera normal, que lo indígena esté subordinado y desplazado ante lo occidental o mestizo, y los indígenas son vistos como cultura diferente, o residual.
El racismo, continúa presente en Guatemala; en el lenguaje coloquial guatemalteco, se utilizan los términos “indio” y “negro” como despectivos, para referirse a la inferioridad de las razas indígena y garífuna.
Finalmente, es necesario indicar, que no todos los miembros de la élite guatemalteca son racistas; hay empresas y corporaciones industriales, que están apoyando la formación de profesionales indígena, e invirtiendo en operaciones de rescate de componentes de identidad nacional pluralista.
“Tú mejor aprende el español, antes de pensar en el inglés”
Ixcanul es un drama guatemalteco, del año 2015, escrito y dirigido por Jayro Bustamante.
Protagonizado por María Mercedes Coroy, María Telón, Marvin Coroy, Manuel Manuel Antún, Justo Lorenzo, entre otros.
Ixcanul es una crítica directa al racismo y al machismo que aquejan a la sociedad guatemalteca; y también aborda el tema del tráfico y robo de niños y de recién nacidos, algo que fue un negocio redondo en Guatemala, durante la década de 1990.
Otros temas son:
Las comunidades rurales de Guatemala, en las que viven personas en extrema pobreza, que no hablan español, y no tienen acceso a los servicios básicos.
Se considera que en Ixcanul, existe realismo mágico, pues la historia está contada en maya kaqchikel, que muy sin embargo, para algunos kaqchikeles les pareció inentendible; pero hay que tomar en cuenta, que la migración surte efecto en todo, hasta en el idioma, y es de enfatizar, que no se hablan ni se pronuncian las palabras de la misma manera en los 6 departamento con el mismo idioma.
El director dijo al respecto que “la lengua maya es muy descriptiva de imágenes y no les gusta repetirse, entonces tienen muchas maneras de llamar las cosas.
Para “volcán” tienen 3 palabras, “Ixcanul”, es una palabra kaqchikel que lo define, pero también significa “la fuerza dentro de la montaña que hierve y busca cómo salir”
Hay 22 o 23 lenguas mayas, el kaqchikel, y el quiché, son las más importantes.
Yo quise hacer la película en kaqchikel, porque María, quien me inspiró, es una mujer kaqchikel, y yo crecí hasta los 14 años en esa zona en el altiplano de Guatemala, cerca de la cuenca del lago de Atitlán”
Otra de las bondades de Ixcanul, es que muestra al mundo, la maravilla de la concepción de este pueblo, a través de la traducción de ciertos conceptos; como ejemplo, la misma palabra “Ixcanul”, en esta forma de lenguaje, que es en sí, una interpretación de la realidad mostrada al mundo, gracias a proyectos como este.
El director, consigue en su debut, un estupendo equilibrio entre lirismo y violencia, en su retrato del mundo indígena, todo a partir de una fábula social muy sencilla.
Rodada en las faldas del volcán Pacaya, el cual es un volcán activo ubicado en el municipio de San Vicente Pacaya, en el departamento de Escuintla, el municipio de Amatitlán, y el municipio de Villa Canales, en el departamento de Guatemala.
Se cuenta que el día 7 de febrero de 2015, el mismo día que Ixcanul se estrenaba por todo lo alto en El Festival de Cine de Berlín, donde triunfaría, el volcán de Pacaya entraba en erupción...
La numerosa representación maya que acudía al pase, celebraron la noticia:
Era una señal de buena suerte.
Días antes de comenzar el rodaje, de hecho, todo el equipo de producción, habían participado en una emotiva ceremonia maya, para pedir permiso y bendición al volcán de Pacaya.
Ixcanul, también fue seleccionada como la entrada guatemalteca para la categoría de Mejor Película de Lengua Extranjera en los Premios de la Academia, siendo la primera vez en la historia para Guatemala, pero no fue nominada.
Basada en una historia real, Ixcanul relata la historia de María (María Mercedes Coroy), joven maya kaqchikel, de 17 años, que vive con sus padres:
Juana (María Telón) y Manuel (Manuel Antún), en una finca cafetalera, en las faldas de un volcán activo de Guatemala.
María enfrenta un matrimonio arreglado con Ignacio (Justo Lorenzo) el capataz, y a su trabajo en una finca de café en las faldas del “Ixcanul”; proyecto que no quiere aceptar, pero del que no puede huir.
Por lo que María intentará cambiar su destino, a pesar de su condición de mujer indígena.
Su tranquilidad se verá alterada, luego de una noche de amor con El Pepe (Marvin Coroy) su novio de la niñez, pero una complicación con su embarazo, la obligará a salir en busca de un hospital:
El mundo moderno con el que tanto soñó, le salvará la vida, pero a un precio demasiado alto, y se tiene que enfrentar ante la terrible realidad del tráfico de niños en Guatemala...
Es fácil identificarse con cualquiera de los personajes que aparecen en Ixcanul, porque las emociones que ofrecen, no parecen forzadas ni sobreactuadas; además, se muestran varios aspectos de la cosmovisión de los pueblos indígenas guatemaltecos, mediante tradiciones, consejos, cantos, y otros elementos.
En cuanto a la escenografía, se muestran verdes cafetales, cuestas llenas de arena volcánica, y caminos empolvados, todo ello en un formato tan realista como documental.
“Hasta las calles están alumbradas”
Rodeado de volcanes, el joven Jayro Bustamante creció entre la comunidad maya, empapándose de su cultura, su lengua, y sus tradiciones milenarias.
Y es que Guatemala es el país de América Latina, con mayor población indígena, un 60% de población maya; y la más grande densidad de hablantes de lenguas amerindias, con más de 6 millones.
Siendo Ixcanul, un debut potente y prometedor; una sólida muestra de etnografía modesta, bien observada, humanista, y empática; en un trabajo aparentemente sencillo, pero de ahí radica su grandeza:
Realizada bajo las típicas condiciones del cine centroamericano, es decir, la austeridad, Bustamante logró filmar un trabajo brillante.
La ambientación y apropiación del contexto, es simplemente sublime, y el contenido se va engrosando conforme avanza el metraje.
La naturalidad con que representa las cosas, es maravillosa, además de los extraordinarios parajes de alrededor, ese imponente volcán, y su tremendo rugido.
Aunque el director guatemalteco insista en declarar que Ixcanul no es un película etnográfica, el extraordinario trabajo del director de fotografía, Luis Armando Arteaga, consigue que nuestros ojos occidentales, ávidos de ver paisajes y tradiciones culturales de pueblos que no son pródigos en el panorama cinematográfico internacional, se deleiten con el maravilloso paisaje, con las vistosas ceremonias rituales, y con el atractivo costumbrismo de una de las civilizaciones mesoamericanas más importantes, como es el pueblo Maya.
Toda la cuestión del indigenismo, está muy bien tratado, porque logra transmitir en todo momento, el pesimismo en el cual estas personas se encuentran, debido a las condiciones lamentables en las que viven.
Siendo un trabajo que también visibiliza un problema gravísimo sobre derechos humanos, entendiendo que la obra está basada en hechos reales, y que según el propio director menciona, es la historia de muchas mujeres.
Con economía descriptiva, el discurso fílmico pareciera ser un documental en el que, sin recursos demagógicos, se hubiesen expuesto algunos aspectos de la problemática de los pueblos originarios; entre otros:
Explotación de las empresas agroexportadoras; desconocimiento del español como situación de desventaja frente a la cultura ladina; el tráfico de niños cebándose en quienes carecen de recursos jurídicos y lingüísticos para defenderse; la cultura patriarcal que dispone de la vida de la mujer, sin contar con su libre determinación; el abandono de las áreas rurales, con falta de agua potable, luz, vivienda… y el pensar que la inmigración a Estados Unidos, representa la solución de carencias y necesidades.
Si a esto sumamos que Ixcanul está íntegramente rodada en kaqchikel, una de las 30 lenguas mayas que se conservan, según la American Indian Languages; y se exhibe con subtítulos en castellano, es perfectamente comprensible nuestro deleite emocional.
Descubrimos todo esto, siguiendo la historia de María, una muchacha de 17 años, quien sufre las trágicas consecuencias de ser la hija única de una pareja de humildes campesinos, que tienen que sacrificarla para sobrevivir.
Hay una sensación auténtica que se extiende a través de esta historia de los pueblos indígenas que viven en Guatemala:
Son pobres, sin educación, pero tienen un fuerte sentido de apego, el uno al otro.
En un humilde altar, improvisado a los pies del volcán de Pacaya, las 2 mujeres mayas protagonistas, madre e hija, rezan arrodilladas al señor de la montaña, Rajawal Juyú.
La madre da gracias a los espíritus por todas sus bendiciones, y ruega especialmente por su hija.
Aunque respetuosa, la aptitud de la joven es más bien de compromiso y resignación:
Si bien no escuchamos sus rezos, nos imaginamos que sus deseos de matrimonio son contrarios al propósito de sus padres, que siguiendo la tradición y las costumbres milenarias de su pueblo, intentan una unión concertada de conveniencia familiar.
María, como joven indígena guatemalteca, quiere cambiar su destino.
Ella tiene una personalidad tímida, es muy callada, y en oportunidades se comunica solo con miradas.
Los ojos entrecerrados, parecen reconcentrados en sí misma; después, su madre Juana, le arregla el rostro y el cabello con esmero.
Poco después, María y Juana, arrastran al corral a un robusto cerdo para que preñe a la hembra, y cumplida la función de semental, el cerdo es degollado sin misericordia.
Luego, en la habitación que la familia comparte, Juana demanda del marido la caricia nocturna...
En el cafetal, cargado de frutos de rojo profundo, El Pepe la urge a que colme sus deseos, y para intentar seducirla, El Pepe le cuenta de Estados Unidos, de maravillas que están más allá del gran volcán:
Luz eléctrica permanente, y dólares a granel.
Pero María también es una muchacha de fuerte carácter, e ideas claras:
Sus sueños vuelan más allá de la cima humeante del imponente volcán.
Cuándo advierte que El Pepe, un joven trabajador de los cafetales, está decidido a viajar clandestinamente a los EEUU; pone sus ojos en ella, y la joven con ese mismo pensamiento, fuerza un encuentro, y se le ofrece sexualmente.
Si concibe un hijo de él, no le quedará más remedio que llevarla consigo en su aventura de emigrante.
Por la vaga promesa de llevársela consigo, María, entre los restos vomitivos que han dejado El Pepe, y de otros que han ingerido licor, María queda embarazada…
Desgraciadamente, las cosas no son tan sencillas, los sueños de esta gente humilde que se parten la espalda con pesadas cargas, suelen diluirse en los vapores azufrados de un volcán habitado por dioses tan totémicos, como evanescentes.
La tradición mezclada con la ignorancia, suele crear ilusiones de barro, que tras secarse con un leve soplido, sepultan la voluntad de cambio y progreso.
Sin embargo, no hay que rendirse, tal vez un día, alguna chica como María, consiga sacar los pies de las cenizas, resurgiendo como el fénix mitológico, antes de convertirse en otra triste estatua de barro.
Pero El Pepe desparece, y Juana trata de inducirle el aborto a María, pero infructuosamente; y conforme avanza el embarazo, Juana se ilusiona con el nieto que se anuncia, y toma el control de la situación:
Controla el enojo del padre, y ofrece consejos para un parto feliz.
También, intenta resolver la situación de la familia, pues Ignacio, el capataz de la finca, y prometido de María, indignado por el embarazo de su prometida, amenaza con desalojarlos de la parcela que ocupan.
Intentando salvar a la familia del desalojo, para sanear el terreno de serpientes, María camina por él, para ver si adelantan la siembra del maíz, y una serpiente la muerde.
La llevan de emergencia a un hospital en La Ciudad de Guatemala, y allí, aunque ella se salva, le indican que la recién nacida murió, y le dan el féretro, pero no les permiten ver el cadáver.
María no se conforma, y tras varios días, desentierra el ataúd y, con horror, se da cuenta que solamente hay ladrillos:
Ha sido víctima del robo de su hija.
Empleados del hospital, de acuerdo con Ignacio, quien es el único que habla español, le han quitado a la bebé.
Pero Ignacio va más allá:
En una operación de compra/venta, Ignacio y el padre de María, mediante un pago que incluye la permanencia en la parcela, acuerdan la unión del capataz con María, quien además, tendrá que cuidar a los hijos del matrimonio anterior de Ignacio.
La historia se cierra, completando la secuencia inicial:
La madre arregla el tocado de María, antes de celebrar la boda, pero aparece un arrugado velo blanco, que se coloca sobre el rostro de la novia, que posiblemente significa que el matrimonio es un túnel sin posible salida, pues el matrimonio impuesto, equivale a otra forma de esclavitud.
Ixcanul comienza donde termina, en un largo “flashback” se desarrollan los hechos, iniciando el tocado de María, sin el velo nupcial; cuya pieza será añadida al final, ya sabiendo la historia de un tótem sin vida.
Narrada en forma sencilla, y con actores no profesionales, el gran mérito de Ixcanul es la manera orgánica en la que integra el paisaje como metáfora del aislamiento y desamparo de una comunidad rezagada, y expuesta a las fuerzas más oscuras de la naturaleza salvaje.
Ubicada en el presente, la historia bien podría haber acontecido hace siglos.
Todo es tan primitivo, como la vegetación tropical.
Los habitantes indígenas del poblado, le siguen llevando ofrendas al volcán, hablando el idioma maya kaqchikel, y vistiéndose con sus trajes tradicionales.
Los usos y costumbres de la pequeña comunidad, las formas de cultivo del café y su cocina, siguen siendo las mismas desde hace décadas.
Los pobladores, mezclan sus creencias religiosas, observadas desde tiempos precolombinos con las cristianas.
Las únicas palabras en español que utilizan, son aquellas con las que denominan conceptos e implementos modernos.
Todo puede sonar muy bucólico y pintoresco, pero detrás del paisaje primitivo, se ocultan usanzas particularmente brutales para las mujeres.
La estructura narrativa, tiene muchas similitudes con la historia bíblica de La Virgen María y Jesucristo:
Una chica llamada María, pierde su virginidad a una entidad santa, pues se ve masturbándose con un árbol en la montaña; y queda embarazada, pero pierde al niño.
Y luego encuentra el cuerpo del niño, desaparecido de la tumba, tal vez una auto referencia a la mezcla de las creencias indígenas de adoración de la naturaleza, y el catolicismo en la cultura maya, representada en la película en sí.
Así como es una radiografía de los rituales de la familia, desde los más insignificantes, hasta cómo se mata a un chancho, y sus desafíos e injusticias.
Todo ello llama a una interpretación de la simbología y la escenografía:
La vida de María, es representada por el volcán, ya que, como ella, el volcán quiere hacer erupción, pero hay días que no puede, mientras que ella quiere salir del mundo en el que está, quiere ver qué hay más allá de la finca, pero no lo logra.
En los elementos de la naturaleza, encontramos la luz solar, en el verde esmeralda de la vegetación; La luna en Cuarto Creciente, alude a la vida que se está formando en el vientre de María; y la topografía, en las tierras calcinadas en las laderas del volcán.
La tierra estéril junto al volcán, donde proliferan las serpientes venenosas, y los prejuicios; el desconocimiento del idioma oficial, y de los derechos de estos hombres y mujeres muy pobres, sin posibilidad de defenderse.
El volcán, el omnipresente “Ixcanul”, es el volcán cuyos retumbos constituyen el gran recurso sonoro.
Quizás, un símbolo de la dualidad, fundamental en la cosmovisión mesoamericana:
A él se le reza para solicitar el bien y la felicidad; pero también se le teme:
Las huellas de su cólera, están presentes en las ennegrecidas rocas.
La fauna, está muy representada en las aves de corral, en sus huevos que son recogidos en el gallinero, que aluden a la nueva vida gestándose en María.
Los cerdos, en las relaciones que representan la sexualidad, en su expresión más telúrica, que solo obedece al instinto.
La secuencia inicial con los cerdos, nos revela metafóricamente, tanto el mensaje de la película, como el destino de María:
Juana arrastra inmisericorde, a un enorme puerco con una cuerda.
El animal se resiste con todas sus fuerzas, pero es finalmente sometido y encerrado con otra hembra de su especie.
La intención es que se apareen, lo cual, ni el uno ni la otra parecen dispuestos a hacer.
En la primera de muchas acciones de crueldad casual, Juana decide que solo emborrachándolos se les podrá despertar la libido...
Entre ambas mujeres, les empinan a fuerza una botella de ron.
El brutal método, resulta efectivo, y una vez cumplida su función de semental, el cerdo macho es degollado, sin trucos y con lujo de detalles, frente a la cámara.
Resulta que el animal, será preparado para un banquete, con el cual se recibirá al hombre con el que sus padres han decidido que se case María.
Ignacio tiene un buen puesto en la finca cafetalera donde trabaja Manuel, el padre de la muchacha.
La idea es que una unión con Ignacio, garantizará que Manuel conserve su posición en la finca, que incluye la humilde choza donde viven.
Tradicionalmente, sería el hijo varón, el designado para asegurar la supervivencia de sus padres, pero la pareja, solo tuvo a María.
Como el cerdo al que hay que embriagar para que cumpla su función, María se tiene que embriagar para consumar su propio sacrificio.
María le suplica a El Pepe, que no eyacule dentro de ella, pero él le miente, diciéndole que la primera vez no importa...
María queda embarazada, por lo cual, su matrimonio ya no puede tener lugar.
Lo que es peor, El Pepe la traiciona, y se va a Estados Unidos sin ella.
María queda a expensas, tanto de las costumbres arcaicas de su pueblo, como de la sociedad contemporánea guatemalteca, que estando tan cerca geográficamente, en lugar de brindarle ayuda, se aprovecha de su humilde condición para arrebatarle lo único que le queda.
La serpiente, es “sagrada”, pero, a la vez, es portadora de muerte.
Durante 90 minutos, asistimos a más sacrificios inútiles, aunque el mayor de ellos es el de la adolescente María, que ve hundirse todos sus sueños de futuro.
Y que, embargada por la culpabilidad, se entrega a las serpientes, para ayudar a su familia.
La vaca, es su agonía, y representa la inútil lucha por no morir.
Mientras en las relaciones humanas vemos al acto sexual:
Primeramente, realizado en medio de la inmundicia, en los cerdos/María y El Pepe, demuestra que no fue por amor, sino por motivaciones ajenas a este sentimiento.
La pulsión sexual, también la vemos en el hogar, que empieza siempre instigada por la madre, que emborracha a los cerdos para que copulen, y tengan una descendencia que servirá en el banquete de bodas de la hija; y que, a apenas un metro de la cama de María, le reclama sexo al marido.
Pero los intentos de María de huir de la pobreza y el aislamiento, y llegar a Estados Unidos, a una vida mejor, se dan una y otra vez de bruces con su inocencia:
No solo, no consigue huir con su novio de la infancia, sino que este desaparece de la noche a la mañana, dejándola embarazada.
Un nuevo problema, que ni mil ofrendas al volcán pueden solucionar.
La madre, ve truncadas primero sus esperanzas de casar a la hija con el capataz, aunque luego acepta la situación, con un pragmatismo ejemplar, que es de aplaudir.
El marcado interés por el deseo sexual, desde el apareamiento porcino del principio, hasta la seducción de María hacia El Pepe, pasando por la escena en la que la joven escucha los jadeos de sus padres, las bromas acerca de la hombría del capataz en la comida de la pedida de matrimonio o, como no, el desahogo de María sobre el tronco de un árbol; los apuntes nada complacientes, muy osados, como su acercamiento a la taberna, con los que se pincela el carácter de la protagonista, la comprensiva reacción de la madre, o el hecho de que todos los personajes hablen sólo kaqchikel, y no castellano, a excepción del capataz, son puntos fuertes para marcar las diferencias por sexo.
La furia está representada en el padre, descargando su furia contra un gran leño, para no desquitarse con su hija.
La venganza de Ignacio, al dar/vender la hija, por la traición de María con El Pepe…
Lo irracional, en María, durante la noche, saboreando los frutos dulces del café; los campesinos empinándose las botellas de licor en la milenaria costumbre de embriagarse para olvidar la realidad…
Y las construcciones, en el temascal, refugio religioso que por su forma redonda, como los antiguos hornos rurales, remite al vientre materno, cueva segura al inicio de la vida.
Ixcanul retrata también, una situación paradójica:
Los indígenas pueden hablar su propia lengua, pero al tener vedado el acceso al español, voluntariamente o de manera impuesta, son fácilmente manipulables por el poder establecido, Ignacio, el capataz, para el que simplemente existen como mano de obra barata, a la que sí se facilita el acceso al alcohol, que los hace triplemente manipulables.
La tragedia de María, se cimenta desde que nace:
Su existencia es una moneda de cambio para su familia.
Arreglan su matrimonio con el capataz de la plantación, un viudo con hijos pequeños, que solo la quiere como criada y cuidadora, y que cuando la tragedia estalla, no hará más que sacar provecho económico de ella, engañando a María, y a su familia, ocultándoles la auténtica naturaleza de lo que está pasando, mintiendo en la traducción de los documentos que las autoridades les piden firmar; y nuevamente, el lenguaje como símbolo de opresión, y finalmente, “vendiendo al bebé”
Ixcanul, es un ejemplo de cine comprometido con una realidad muy concreta, capaz de conmover, como ha hecho, a audiencias del mundo entero.
Los actores, en realidad no son actores, son personas comunes que Bustamante reclutó a partir de un casting en el pueblo de Santa María de Jesús, uno donde las personas siguen arraigadas en su cultura, y muy ligadas a las artes:
“Tienen muchos festivales mayas de danza, poesía; es muy único en la región.
Por ello decidí hacer un casting ahí.
Trabajar con estos actores, fue la mejor parte del proceso”
María Mercedes Coroy, obtuvo el papel, luego de un casting que el director Jayro Bustamante hizo allí.
Ella transmite una gran tristeza:
“Cuando leí el guión, dije que ésta es la realidad de Guatemala que no vemos”, subraya María Mercedes Coroy, quien habla orgullosa de sus padres, quienes, a diferencia de su familia en la ficción, le han dado plena libertad para estudiar lo que desea.
“Jamás me han cortado las alas, y nunca me han impedido soñar, y ser libre”, destaca esta joven, que pide a todos los padres que dejen “volar” a sus hijas para que “sean lo que quieran ser”
Al mismo tiempo, subraya que protagonizar Ixcanul, le ha ayudado a darse cuenta, de que puede hacer muchas cosas, en contraposición de lo que le decía mucha gente, en el sentido de que “no era capaz, porque soy mujer e indígena que vive en una zona rural”
Por ello, agradece la oportunidad que ha tenido de formar parte de un filme que aborda “el machismo y la identidad de género, en un mundo en el que hay gente que pisotea los derechos de las mujeres, sin darse cuenta de que nos van a necesitar”, dijo.
Y es que para cambiar la situación de la mujer en el país centroamericano, donde cada año se produce una media de 700 asesinatos machistas, mientras que cada día se registran 14 partos de menores de 14 años, la actriz cree que la familia es básica, dado que es donde empieza la educación.
En este sentido, critica que “hay padres machistas que imponen algo que las hijas no quieren hacer”, por lo que espera que “se den cuenta muy pronto de que esto no debería suceder en Guatemala, porque las niñas tienen derecho a pensar y ser libres”
Coroy, que es la primera vez que actúa en una película, aunque ha hecho desde niña teatro y danza folclórica, asegura que se quiere dedicar a la interpretación.
Sobre la posibilidad de triunfar en Hollywood en un futuro, afirma con una sonrisa tímida, que no lo sabe.
Como parte de los efectos de Ixcanul, María Mercedes Coroy, ha sido la primera indígena en el país, en aparecer en una revista de modas en portada.
Aunque lo anterior podría ser peligroso, generando más aspiraciones occidentales en la cultura de la región, en realidad, el efecto podría ser también el contrario, el reconocimiento en la sociedad sobre el valor de ser maya en el siglo XXI.
Y mucho ojo, que Ixcanul está basado en una historia real; pero la verdadera María, no se casó después, y tuvo que ir a la cárcel por 4 meses.
El director contó:
“Mi madre hacía campañas de salud pública en las montañas de esa área, en una época en la que había campañas de vacuna contra la polio.
Era finales de los 70, una época de guerrillas, y la gente temía que el Ejército estuviera detrás, y que las inyecciones fueran para esterilizar a las mujeres.
El país, ya vivía el genocidio.
A mediados de los 80, mi mamá conoció a María, quien le contó la historia.
Yo escribí el relato, pero pasó mucho tiempo hasta que me sintiera fuerte para contarlo.
Cuando hice el casting, y les contaba a las mujeres, el tema de la película, 7 de cada 10, me contaban que conocían a alguien que había vivido eso, o algo parecido, hasta un matrimonio forzoso”
Ixcanul es realmente, el día a día de una población que vive aislada, y no tomada en cuenta en un país de 14 millones de habitantes.
Aunque todos los actores están debutando en Ixcanul, la actuación es estelar, sobre todo de María Telón, que la comanda, y realmente ofrece algunas de las escenas más poderosas, y emocionalmente eficaces.
Sin experiencia en el mundo del cine, las 2 actrices consiguen dotar a sus personajes, de una credibilidad absoluta.
María Telón, trabaja en un mercado de fruta, y es analfabeta.
Para aprender los diálogos de Juana, contó con la ayuda de su hijo de 15 años, quien le leía el guión, hasta que ella llegó a memorizarlo; y acudió durante 6 meses a unas clases de alfabetización.
Pero un día, sin previo aviso, los profesores dejaron de acudir a su pueblo…
El gobierno de Guatemala, había suprimido el presupuesto.
¿Entonces, cómo estamos?
María Telón, como Juana, es insuperable; es una mujer fuerte e infatigable, que es el soporte de la familia.
A carcajada batiente, y con comentarios picarescos durante el banquete previo a la boda de María, lleva la iniciativa sexual con el marido.
Mientras lo cree una solución, intentando los mecanismos del aborto, pero amorosa cuando advierte que el hijo por nacer, va tornando voluminoso el vientre de María, y gozo al sentir las pataditas.
Frente a un padre que le niega la palabra, entiende que el hijo es la expresión suprema de la vida.
Imagen de la desesperación, cuando da su propio aliento intentando reanimar al inerte cuerpo de María.
Impotente, reclamando por el nieto robado.
Con muchas dificultades, después de dejar el hospital, casi sin fuerzas, carga a María para conducirla al temascal.
¡Brutal!
Ambas actrices, aparecen semidesnudas en una escena maravillosa, en la que la madre lava a su hija embarazada, algo que ya le ha costado algún comentario machista a María Telón, a través de un compañero de escuela de su hijo, a quien dijo que su madre era una “prostituta por hacer una escena de sexo en el largometraje, y mostrar su cuerpo”
Tras oír estos insultos, el hijo llegó llorando a casa, y le preguntó si eso era verdad; a lo que Telón le respondió que “no se apenara”, porque ella se siente orgullosa de protagonizar Ixcanul, y trabajar honradamente.
Por otro lado, asegura que cuando los vecinos de su pueblo, Santa María de Jesús, aseguran que ella es millonaria gracias a los premios que ha cosechado la película, siempre les responde que los galardones “no son míos, sino de Jayro Bustamante”
Al mismo tiempo les explica, que ella sigue trabajando en el mismo mercado vendiendo frutas.
Ixcanul una historia terrible y fascinante; de la de una mujer indígena, que no habla español, al que un sistema patriarcal y corrupto, le arrebata cualquier posibilidad de esperanza.
El rostro de María, pasa de la tristeza a la ilusión, y del hermetismo al dolor.
Es de esos rostros que no se olvidan.
Otro detalle, es que no hace falta que entendamos lo que dice, para sentir lo que le pasa en el alma.
En algunos casos, los actores no necesitan hablar, para que se entiendan sus sentimientos, casi como una imagen silenciosa.
En general, Ixcanul es un abrir los ojos a las personas que no están familiarizados con las realidades tristes que la gente kaqchikel tiene que pasar.
Es la primera película realizada en Guatemala, que se siente pensada, así como culturalmente importante y significativa.
Los acontecimientos denunciados por el filme, son de una gravedad extrema, e invitan a reflexionar sobre la naturaleza del ser humano, y el propio concepto de sociedad, así como la imposibilidad de vivir hoy en día, al margen de esta:
¿Cuándo se convirtieron las comunidades indígenas guatemaltecas en extranjeras dentro de su propio país, aun constituyendo la mayoría de la población del mismo?
Con ello, más allá de la denuncia, hallamos un bello retrato de una familia que, aun con su cultura anticuada, y su mentalidad cerrada, experimenta sentimientos como la alegría, la esperanza, el amor, o el desgarro, con la misma intensidad que cualquiera de nosotros:
Poco importan el lugar o el tiempo que se habiten en lo que al corazón se refiere.
Ixcanul, es un pequeño milagro, surgido del empeño de Jayro Bustamante, que contó con la implicación de todo el equipo humano que participó en el proyecto.
Con un presupuesto que apenas alcanzaba para ir cubriendo los gastos técnicos, la película no hubiera podido terminarse, sin la ayuda de la comunidad de los pueblos donde tenía lugar el rodaje.
En la aldea El Patrocinio, donde el elenco del filme vivió un mes, de diciembre 2013, a enero 2014; tuvieron que alojarse en un aula de la escuela que carecía de luz y de agua potable.
Mientras algunos vecinos, se encargaban de la dieta de los trabajadores, que incluían hasta iguanas, mientras otros aportaban mobiliario a la dirección artística.
Incluso, el hermoso volcán de Pacaya, auspiciaba de buenos augurios al rodaje, entrando en erupción:
Cuando rugía el volcán, los lugareños se reían del miedo que les entraba a los pocos extranjeros que participaron en el proyecto.
Por último acotar que Ixcanul no tiene música de fondo, y en su lugar, utiliza sonidos que ayudan a conformar la atmósfera, y le dan veracidad a la historia.
Los retumbos volcánicos, los ruidos nocturnos, el susurro del viento, y los estertores de muerte de la res a mitad del camino, son solamente unos ejemplos que sitúan al espectador dentro de esta inolvidable trama realista.
“¿Qué es Estados Unidos?”
Muchas veces, el espectador va a ver una película de su país, sólo por el bien de apoyarlo…
Ixcanul no se sintió de esa manera, es realmente una película que trasciende sus orígenes, y ofrece una historia que se siente universal.
Guatemala es un país único, es de los pocos en el mundo, donde hasta el 60% de su población, habla una lengua primigenia, sin embargo, sobre todo por la influencia de los medios de comunicación, hablar este idioma en los últimos años, ha ido tornándose en fenómeno negativo:
Hablar maya, es sinónimo del pasado, no del progreso, una idea por demás absurda.
El director de Ixcanul, Jayro Bustamante, declaró que cuando esta película recién fue exhibida, en 2015, las personas en Guatemala no comprendían con qué sentido se había filmado una película en idioma maya, y de una historia de la región; ello por los prejuicios que se tiene sobre el poco valor de esta cultura.
Su éxito internacional, sin embargo, conllevó efectos sociales importantes, en una revaloración de las raíces.
¿Ayudó Ixcanul a dar visibilidad a este problema?
El director dijo:
“No lo sé, tal vez la gente empiece a valorar las comunidades mayas que tiene al lado, si se da cuenta de que en el extranjero las valoran.
El hecho de que Rigoberta Menchú haya puesto en alto la causa indígena, ha servido, pero hay frases discriminatorias que se escuchan a diario, como ahora todos estos indios se dicen mayas”
Por lo que Ixcanul es un soplo de aire fresco entre tanta contaminación; una película sensitiva, emocional y bella.
Pero tampoco hay que engañarse, no es una cinta cuya principal valor resida únicamente en la plasticidad de sus imágenes; en su vientre, late un corazón de volcán dispuesto a sepultar bajo la lava, las injusticias de un costumbrismo tan arcaico, cómo indigno.
Ojalá la reflexión honesta que nos plantea Jayro Bustamante, sea un punto de inflexión en estas comunidades indígenas.
Porque Ixcanul no solo es una historia aislada, también un grito de socorro por parte de un modo de vida, que el mundo ha aprendido a ignorar, un auténtico volcán en erupción.
Mientras la impotencia nos embriaga, resulta imposible no pensar en todas esas comunidades indígenas, y de manera más concreta, en las chicas al borde de la madurez en mundos aún machistas, que probablemente atraviesan en estos momentos, historias muy parecidas a la visionada en pantalla.

“Grandes casas con jardines, la gente tiene autos, hay electricidad, venden las frutas peladas y todos hablan inglés”



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