I Give It A Year

“We have an incredible sex life, but that's not the point”

El matrimonio se disuelve de 2 maneras:
Por la muerte de uno de los cónyuges, o por el divorcio.
¿Incompatibilidad de caracteres, o falta de amor?
Lo malo que tiene el amor, es que es ciego, y a veces sordo.
Por eso, cuando nos enamoramos, vemos delante a la pareja perfecta.
A veces incluso nos enamoramos porque es tan diferente de nosotros, que nos sentimos complementados.
Esa pareja tan sociable, compensa con creces nuestra timidez o, al revés, la pareja reflexiva que neutraliza los efectos de nuestro exceso de naturalidad.
Luego, cuando todo pasa, cuando las mariposas del estómago son digeridas, la convivencia nos va mostrando a una persona diferente…
Tan diferente, que resulta incompatible y extraña, tan diferente, que no comparte nuestra escala de valores, que planea un futuro muy alejado del nuestro o, simplemente, que su carácter choca frontalmente con el nuestro, y resulta imposible la convivencia.
Se llama “incompatibilidad” a la incapacidad que observa alguien, ya sea para unirse, o para existir conjuntamente con otro.
Este sentido del término, comprende lo que se conoce como “incompatibilidad de caracteres”
Cabe destacar, que la mencionada “incompatibilidad de caracteres”, resulta ser una de las causas más frecuentes que se aducen o argumentan a la hora de la presentación de la demanda de un divorcio, es decir, los cónyuges que solicitan el divorcio, amparados en esta causa, normalmente justifican su decisión, a partir de la presentación de hechos concretos, pruebas, que evidencian la infelicidad y la perturbación social que su unión les reporta a cada uno de ellos.
Lo cierto es que mujeres y hombres resultan incompatibles en un sinfín de ocasiones...
Pero el amor no deja de sorprendernos, y convertir esas diferencias, en un refuerzo de la relación.
Y es que no es lo mismo una pareja incompatible, que una pareja diferente.
Una pareja diferente, se enriquece, aunque puedan surgir malentendidos algunas veces.
La incompatibilidad en la pareja, es algo difícil de determinar, porque nos gusta apostar por el amor.
Nos gusta pensar que el amor todo lo puede, y que podremos salvar nuestras diferencias.
En efecto, el amor junto con el respeto, es lo que salva las diferencias en una relación.
Pero nada podemos hacer, si esas diferencias se hacen irreconciliables.
Entre las estrellas del “star system” hollywoodense, la incompatibilidad de caracteres, se ha convertido en los últimos años, en la causa más difundida de divorcios resonados.
“It now gives me great pleasure to pronounce you...”
I Give It A Year es una comedia del año 2013, escrita y dirigida por Dan Mazer.
Protagonizada por Rose Byrne, Anna Faris, Rafe Spall, Simon Baker, Minnie Driver, Stephen Merchant, Jason Flemyng, Olivia Colman, entre otros.
I Give It A Year, pretende desmitificar la relación de amor perfecta, a través de la desmitificación de la comedia típica romántica.
O deberíamos decir “comedia anti-romántica” para romper los esquemas de la típica película romanticona, contiene su gran dosis de humor y de tonterías pero también contiene su mensaje en la pareja principal, que nos muestra cómo son las parejas de la actualidad.
Filmada en Londres, la acción sigue a Nat Redfern (Rose Byrne) y Josh Moss (Rafe Spall), una pareja de recién casados, que se mantienen unidos y felices a pesar de sus diferencias:
Josh es más reflexivo, Nat es más activa.
Aun así, sus amigos y familiares no están convencidos que puedan durar más de un año; por lo que los 2 lucharán por sobrevivir al primer año oficialmente juntos, enfrentándose a vergonzosos descubrimientos, pruebas de fuego, y el constante recuerdo de sus amigos, sobre el difícil camino que acaban de emprender como matrimonio.
La tentación se pondrá en el camino de la novia, con el conquistador y atractivo cliente estadounidense, Guy Harrap (Simon Baker), tratando de seducirla haciendo gala de todos sus encantos.
Mientras tanto, Josh se dejará orientar y aconsejar por sus amigos, sobre cómo mantener viva la pasión, y no caer en la comodidad de la monotonía.
Ahí entra la ex novia de Josh, Chloe (Anna Faris)
Tanto Guy con Chloe, podrían ser alternativas tentadoras para el matrimonio Moss.
I Give It A Year pone en relieve sus luchas durante ese primer año de matrimonio, haciendo constantes “flashbacks” mientras están en una consulta con una consejera matrimonial.
No estamos ante ninguna obra maestra, vaya esto por delante, pero sí ante una comedia que te hace reír desde el minuto 1; y eso es lo mínimo que se le pide a una película de este género.
“Everything just seemed to fit so perfectly”
La productora Working Title, lleva mucho tiempo abonada a la comedia romántica, entre otros y muy heterogéneos campos, y gracias a ella, ha cosechado numerosos éxitos que, si bien podrán gustar más o menos, son intachables en cuanto al reconocimiento popular del que gozan, bien sea en forma de risas o de alta recaudación en taquilla, o de ambas.
I Give It A Year es la primera película como director del británico Dan Mazer, después de haber sido el guionista habitual de Sacha Baron Cohen; y sin embargo, esta vez, Mazer ha preferido alejarse de ese humor absurdo y exagerado, decantándose por la típica comedia con toque anti-romántico.
El amor es lo que tiene:
Chico conoce a chica, y viceversa, se gustan, se enamoran locamente y, enamorados por el subidón de sentirse enamorados, se casan sin conocer apenas a su pareja, y sin pensar demasiado en las consecuencias que tiene el matrimonio, la principal:
Compartir tu vida con una persona que casi nunca conoces lo suficiente.
El director, adopta aquí la forma de una comedia romántica, para poco a poco ir desvelándose como su antítesis cínica y casi anti-romántica; en un recital de situaciones embarazosas y humillaciones progresivas.
El texto de Mazer, es desternillante en muchos de sus puntos, sobre todo cuando se trata de definir a los secundarios, verdaderas estrellas de la función, al menos los que más carcajadas arrancan.
Nat y Josh, se conocieron en una fiesta, y comenzaron a salir…
A pesar de sus diferencias, son felices juntos, y 7 meses después, deciden casarse, pero ni sus amigos, ni sus familias apuestan por que la relación dure más de 1 año.
Según pasan los meses, ellos mismos se dan cuenta que no son felices, pero tienen miedo a decirlo, para no herir al otro, así que deciden ir a un consejero matrimonial, que les sugiere que intenten cumplir el primer aniversario, y que luego se replanteen que hacer con su matrimonio.
Nat y Josh lo intentan, a pesar de que una antigua novia de él, acaba de volver de África, y resurge la chispa entre ambos; y de que Nat ha conocido a un atractivo empresario, con el que tiene que trabajar, y entre ambos hay una química evidente.
I Give It A Year ya da comienzo con el típico flechazo entre 2 personas:
Nat y Josh, ese que ocurre de forma maravillosa en una pantalla.
Directo al grano, con unas cuantas elipsis rápidas para ver cierta evolución, 7 meses más, y todo termina en boda.
A partir de ahí, la historia continua desde la perspectiva de una consejera matrimonial, la cual proporciona algún que otro instante delirante, a la que han asistido, porque se están dando cuenta de que no son lo que el otro pensaba.
El “feeling”, lógicamente, se ha ido, y el espectador es testigo, a modo de “flashback” interrumpido varias veces, de lo que ha sido su relación, también de lo que acabará siendo…
Gran parte del humor, está basado en situaciones ambiguas y comentarios subliminales, hasta algo soez, resultando en general, bastante predecible, como el sacerdote atragantándose a la hora de celebrar el matrimonio…
O cuando el marido se va con su mejor amiga a una tienda de lencería a comprar un regalo a su mujer, no se puede ser menos original…
El humor es una mezcla de maneras típicas del cine británico, pero sólidamente apuntaladas en el humor grosero, escatológico y zafio, y no es un comentario negativo en absoluto, que predomina en la reciente y muy popular comedia hollywoodense.
Ello provee a I Give It A Year, de sus mejores líneas de diálogo, y de las secuencias mejor trenzadas, siendo la muestra más perfecta y brillante de esto, la escena del “marco de fotos digital” en casa de los suegros.
Sin embargo, esta escena y otras, no son más que esporádicas pinceladas de buena comedia que despiertan un poco el apagado ánimo de la trama, lastrada por una vertiente dramática y anti-romántica.
La trama, resulta ser entonces una sucesión de clichés, donde los hombres actúan como retrógrados, y son los culpables de todo; y las mujeres son zorras despiadadas.
Y no sólo se beneficia de contar con una actriz tan versátil como Rose Byrne, sino que diseña “set pieces” cómicas conceptuales de humor grueso o desbordado, sobre las que no duda en lanzar a sus protagonistas:
Cierto encuentro con palomas, es tan inolvidable como el juego de mímica más incómodo de todos los tiempos.
Lo malo es que al deberse por completo a sus gags, I Give It A Year termina por olvidar a los personajes, y no duda en desdibujarlos o malearlos de un lado a otro, si eso sirve a tan superiores propósitos humorísticos.
Lo que queda entonces, es una mandíbula anestesiada por el efecto de las carcajadas, pero poco recuerdo profundo de la historia contada.
Pero, a fin de cuentas:
¿No ocurre esto con todas esas comedias románticas actuales?
Una comedia cuyo principal objetivo es hacer reír, algo que consigue con creces, el momento de ver las fotos con los padres, otro instante antológico, muy típico del humor de su guionista/director, también se permite el lujo de exponer alguna que otra pequeña reflexión sobre el mundo de la pareja.
La sensación que te deja, es que los creadores le han dado más importancia a las situaciones, que al hilo argumental.
De hecho, no importa demasiado, cómo pueda terminar, sino que esperas el próximo gag para volver a reír.
El grado de cinismo y sinceridad a la hora de tratar la farsa de la que, en mi opinión, se compone el 80% de los matrimonios, es tal que I Give It A Year se acaba viendo con gusto, pese a sus contados fallos de narración, la torpeza a la hora de presentar a algunos personajes, y la escasa personalidad del conjunto.
Efectivamente, todo funciona mejor como sucesión de gags, que como un todo coherente y consistente.
Muy curiosamente, si la pareja principal demuestra que no deben estar juntos debido a sus diferencias; la pareja formada por Minnie Driver, todas sus intervenciones son gloriosas, y Jason Flemyng, determina una pequeña sorpresa en el relato, en que las discusiones bestias no son más que una forma de avivar la llama pasional.
En cuanto al reparto, muchas caras conocidas estadounidenses, australianas y británicas:
El matrimonio protagonista es Rose Byrne y Rafe Spall, él mucho más relajado, natural y divertido que ella.
Pero Rose Byrne se confirma como la actriz favorita para las comedias irreverentes, al grado de una sorprendente Anna Faris, que demuestra tener algún registro más que el de “rubia tonta”, aunque podían haberle puesto una peluca menos evidente.
Muy desaprovechada la participación de Simon Baker, que repite su rol habitual de galán encantador.
Minnie Driver, es la impagable cínica amiga de Nat; y Stephen Merchant como Dan, es el amigo imbécil que siempre hace el comentario más inoportuno, siendo probablemente, el personaje más interesante y más divertido.
Merchant, habitual colaborador de Ricky Gervais, logra animar la función numerosas veces con sus salidas de tono en los momentos menos adecuados.
Lo mismo ocurre con los padres de los personajes centrales, unos por silenciosos, expresando todo con sus reacciones faciales; y los otros por todo lo contrario, atención al momento en el que la pareja les escucha practicar sexo una noche, impagable…
La pena es que I Give It A Year está encorsetada en un género, en el que tienes que dar ciertas concesiones a la galería, para no ofender a nadie, que es lo que creo, sin ningún prejuicio ni ánimo más que de dar su propio punto de vista de una forma corrosiva, como pretendía Dan Mazer.
Ese final catártico, y entregado a la más sincera de las verdades, no hace más que desenmascararnos, “pobres diablos, atrapados en la idealización del amor”, tal como comenta uno de los personajes, y que preferimos estar con otro, por ser lo correcto, más que por voluntad propia y compatibilidad.
La banda sonora, actúa como dialogo de lo que no dicen los personajes, y se presenta bien en las situaciones.
“But, as you know, whilst everything may seem so happy now, of course you could be struck down at any time.
Cancer, heart disease, meningitis, hit by a truck… Bam!”
¿Existe la incompatibilidad de caracteres dentro del matrimonio?
Hay combinaciones que pueden resultar explosivas, aunque las diferencias son lo que hace del matrimonio algo enriquecedor.
Si una mujer extrovertida, activa, e incluso agresiva, convive con un marido reflexivo, secundario y pausado, el coctel puede resultar muy rico en matices.
Estas grandes limitaciones presentadas en I Give It A Year, se deben a ese tono de comedia anti-romántica comercial, que es el que se ha le ha querido dar; por lo que contiene unas irrefrenables dosis de mala baba, con personajes que son caricaturas de lo que es la vida conyugal, y la crueldad que hay de trasfondo; no es más que la más cruda de las verdades, que encierra esa “santa institución” llamada matrimonio, y que el cine ha tratado siempre de salvar con finales en los que los personajes no eran más que extensiones de ese Cristo clavado en La Cruz, que arrastraba el sufrimiento y tragaba agonía, que sacrificaban su bienestar y felicidad personal es pos, supuestamente, de hacer el bien al otro.
Menuda hipocresía...
Hay mucha verdad en I Give It A Year, y con eso es con lo que hay que quedarse.
Atención pues, en observar y escuchar lo que opinan tus familiares y amigos de tu pareja…
No debes precipitarte, y dar el gran salto al matrimonio si no conoces bien a tu futura pareja.
En ocasiones, puede que el cónyuge nos sorprenda con algo que consideramos como una actitud imprevista; pero es en el noviazgo, que te puedes dar cuenta si vale la pena o no, convivir toda una vida juntos, y no terminar su matrimonio por un triste caso de “incompatibilidad de caracteres”

“I've been waiting for this moment for months, hoping it would happen”



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