Mud

“There are fierce powers at work in the world, boys.
Good, evil, poor luck, best luck.
As men, we've got to take advantage where we can”

La  adolescencia, es ese momento en la vida de todo futuro hombre, en el que su mundo se hace pedazos.
Es preciso el concurso del mito, de un gran relato, del entusiasmo, para ir introduciendo un orden menos aleatorio en esos fragmentos que recompondrán el que será nuestro mundo adulto, que no es más que un marco de referencia ofrecido por unos valores fraguados a medio camino entre la aceptación y la rebeldía, la renuncia y una cierta tolerancia a la decepción, asumiendo que algunas piezas no encajarán jamás.
Asumiendo que la débil argamasa que las mantiene unidas, puede desmoronarse en cualquier momento.
La iniciación a los amargores de la vida adulta, es una fuente eterna de relatos.
El más conocido en la literatura de EEUU es “The Adventures Of Tom Sawyer”, una novela del autor estadounidense Mark Twain, publicada en 1876, actualmente considerada una obra maestra de la literatura, que relata las aventuras de la infancia de Tom Sawyer, un niño que crece durante el antebellum del Sur de los Estados Unidos, en una población de la costa del río Mississippi.
Los viajes iniciáticos, tanto en la literatura como en el cine, funcionan porque cruzan historias extraordinarias o aventureras con pasajes de la vida a los que nos sentimos prematuramente conectados.
Todos nos hemos enfrentado al primer beso, ése que siempre dura más de lo esperado, y menos de lo deseado; hemos robado algo, sintiéndonos falsamente culpables; nos hemos peleado con quién no debíamos, y hemos crecido mientras lo hacíamos.
Así, la característica determinante de toda la crítica e ironía literaria de Twain, es la superstición en un mundo incierto, donde los personajes son testigos de la violencia y situaciones que llevan al borde de la muerte por inanición; y para justificar tan terribles experiencias, ellos inventan un mundo que existe entre la realidad y la ficción, pero su temor a la muerte, se esparce por todas partes, y es real hasta el punto en el que sus mentes, no la entienden en su totalidad, y con todas sus implicaciones; así como también establece algunos símbolos como la tormenta, que representa el peligro que significa sacar a los muchachos de su medio social, y es además, parte de un patrón de la novela, en la que los periodos de calma y tranquilidad, son sucedidos por episodios de gran peligrosidad en medio de la aventura.
Así las cosas, hay un momento en la vida, donde la infancia vuela por los aires, y deja paso a la edad adulta.
Es inevitable, y se produce generalmente por un hecho puntual:
Una persona que se cruza en nuestro camino, una experiencia única, o una acción determinada, que actúa como detonante de semejante cambio, el cual dinamita la perspectiva que se tenía hasta ese instante.
A través de la mirada de un niño, una historia puede ser diferente.
Entre la inocencia y el despertar, hay un territorio donde el niño se convierte en creador, y en un magnífico fabulador.
Y a través de su viaje iniciático hacia la madurez, o la perdida de la inocencia, su mirada sufre una transformación que le hace descubrir la puerta hacia otra etapa de la vida que no tiene por qué ser peor o mejor.
Y de ahí, de esa mirada de un niño que está a punto de descubrir el mundo adulto, surgen historias cinematográficas y literarias, claras y absolutamente maravillosas.
“Come on, son.
You gotta see this”
Mud es un drama del año 2012, escrito y dirigido por Jeff Nichols.
Protagonizado por Matthew McConaughey, Tye Sheridan, Jacob Lofland, Reese Witherspoon, Sam Shepard, Ray McKinnon, Paul Sparks, Bonnie Sturdivant, Sarah Paulson, Michael Shannon, Joe Don Baker, Stuart Greer, entre otros.
El escritor y director, Jeff Nichols, creó el concepto para la película en los años 90, y antes de rodar, describió que la película sería como “Sam Peckinpah dirigiendo un cuento de Mark Twain”, y a la vez esconde una trama de venganza, violencia, desengaños amorosos, y perdida de la inocencia; a través de la mirada de 2 jóvenes muchachos.
Una emocionante historia sobre los últimos años de la infancia, y el paso hacia la adolescencia, a la vez que es también una mirada sobre un mundo que desaparece.
Como dato, la productora Everest Entertainment, dona una parte de sus ganancias de cada película, a la caridad; por lo que al ver una película de Everest, uno ha hecho la diferencia; y eso es de agradecer.
Mud es entonces un “Tom Sawyer revisitado” que nos habla de la infancia con suficiente elegancia e inteligencia, pero a la vez es una historia cruel, tan cruda como cálida; una curiosa propuesta que bascula entre el “thriller” y el despertar juvenil a la vida, a modo de una encantadora fábula mezclada con la realidad.
El rodaje, que duró 8 semanas, tuvo lugar en la ciudad de Eudora, en Arkansas.
Estado del que procedían la mitad del equipo técnico que trabajó en el filme.
Además, se contrataron 400 ciudadanos de Arkansas, para participar como extras; por lo que Mud ha sido hasta el momento, la producción más larga filmada en ese Estado.
La acción tiene lugar en una isla de Mississippi, donde Neckbone (Jacob Lofland) y Ellis (Tye Sheridan) de 14 años, se encuentran con un hombre refugiado, que dice llamarse Mud (Matthew McConaughey), que tiene una serpiente tatuada en el brazo, una pistola, y una camisa que le da suerte.
Mud, es también un hombre que cree en el amor, algo en lo que Ellis necesita creer desesperadamente para intentar olvidar las tensiones diarias entre sus padres Senior (Ray McKinnon) y Mary Lee (Sarah Paulson)
Por lo que Mud le pide ayuda a los 2 adolescentes para reparar un barco que le permitirá abandonar la isla.
En particular, Ellis ayuda a Mud, porque comparte su deseo de proteger a las mujeres, y admira que haya matado a un hombre por el amor de su vida.
El romanticismo de la adolescencia, es convenientemente avivado por Mud en su favor.
Sin embargo, para los muchachos resulta difícil discernir lo verdadero de lo falso en las palabras de Mud.
¿Ha matado realmente a un hombre?
¿Le persigue la justicia, los caza recompensas?
Y por otro lado:
¿Quién es la chica misteriosa que acaba de desembarcar en su pequeño pueblo de Arkansas?
Porque Mud va de eso, de la capacidad de 2 niños de enfrentarse por primera vez a la realidad adulta que se le presentará hasta el resto de sus días.
Y es que Mud ha matado a un hombre para proteger al amor de su vida, Juniper (Reese Witherspoon), y ahora se oculta de los cazadores de recompensas.
Los chicos acceden a ayudarle a reunirse con Juniper, y preparar la huida, sin saber que la aparición de Mud, significará el fin de sus infancias.
Narrada desde el punto de vista de Ellis, Mud está idealizado, es un héroe que sólo ha defendido a su amada.
El paralelismo que crea el director con la primera novia del chico, le hará madurar y cambiar la idea del significado del amor que tenía en su cabeza.
Mud, también habla de trabajo, de la tierra cultivada, en este caso del río y de lo que se produce como forma de sustento, de un peligro que se cierne sobre los personajes, de una misión que cumplir.
Y también de unos niños, o de unos adolescentes que miran y aprenden a vivir, repitiendo otras historias en las que han bebido, compartiendo otras que vienen de lejos, y que cuentan y se cuentan en todas partes.
Es la vida que fluye como las aguas del río inmenso que parece traer y llevar leyendas, que esconde en el allá aventuras casi imposibles, y que incluso, abraza casas, símbolo del pasado, que parecen haber nacido en sus orillas.
Un mundo mítico, que tiende a ser destruido por la llamada de la ciudad, y el imperio de la ley que exige regular todo.
Eliminar los vestigios de un pasado, sustituyéndolo por un presente cotidiano, vulgar; pero Mud es sobre todo, una historia de fe ciega:
Fe en el amor, fe en la unidad familiar, fe en la amistad y solidaridad.
Pues nunca habrá amor tan limpio, como el que el inexperto adolescente se imagina, el que no está adulterado ni manchado.
En suma, el amor que no es adulto; que es tan frágil como un sueño, porque sólo existe en los anhelos.
Es lo que ocurre a cualquier ser humano que tiene algún concepto idealizado, y se le viene abajo como un castillo de naipes.
Realidad y magia, se juntan en Mud, que cruza, ata y desata diversos géneros cinematográficos y literarios con destreza.
Como una salida de la cueva del mito de la caverna, abre los ojos a la verdad, a la realidad, puede cegar, pero ver como los personajes están a la altura de los acontecimientos, hace empatizar con sus diferentes facetas.
Un precioso retrato adolescente, que el director describe admirablemente, con la fascinación de estos chicos hacia el peligro de lo desconocido.
“She is like a dream you don't want to wake up from”
El adentrarse en un río, el conocimiento del amor, un mundo que se resiste a desaparecer, un hombre perseguido con un pasado a cuestas, 2 adolescentes que aprenden a ser hombres, una mujer fatal… todo ello tiene cabida en este mágico filme de Jeff Nichols, uno de los directores más importantes, pescado en la aguas revueltas del cine independiente de EEUU.
La fotografía, es una de las señas de identidad de sus películas.
Los paisajes naturales del lugar, desde todos los ángulos, bien enfocando el río como los árboles; y la narrativa de Jeff Nichols, es excelente.
Brillante es la progresión de la historia, la forma en que mezcla sus ideas, en que sugiere mundos reales o imaginarios, presenta la muerte de un mundo a manos de otro, o entronca sus imágenes con la vitalidad propia de un western urbano, tal cual es el caso del tiroteo final, donde la aventura, la amistad y el paisaje, en una historia de búsqueda y venganza.
Sobre ello, la libertad de cada uno, aplastada por la imposición de una ley y un orden que niega unas determinadas formas de vida.
La historia narrada, es de aquellas denominadas “coming of age” en inglés, es decir, muestra cómo el personaje principal, Ellis, vive ciertas experiencias que lo llevan a cruzar el umbral de la niñez a la adultez.
La idea o sentimiento que sirve como hilo conductor en la trama, hace relación con el amor, que es visto por Ellis, como una idea de suma importancia, algo por lo que vale la pena luchar.
Sin embargo, a lo largo del metraje, el niño se debe enfrentar a decepciones y a golpes que la realidad le asesta de forma directa.
En Mud, el protagonista se ve envuelto en varias peleas físicas, pero los golpes más dolorosos, son los que recibe de aquellas situaciones que lo hacen pensar que el amor, tal vez no es tan bello como pensaba.
Los personajes con los que Ellis interactúa, son seres incompletos o heridos, que cojean por la vida, debido a crisis matrimoniales, a la viudez, a la orfandad, a un falso amor, o simplemente, a una relación que está destinada al fracaso.
Si bien, todo esto puede parecer muy pesimista, Mud termina con una cuota de esperanza, dando a entender, que el amor a veces puede estar acompañado de sufrimiento, pero esto no debe impedir que nos volvamos a levantar.
En su esquema, Mud casi parece un western, cambiando praderas, ranchos y bandidos; por ríos, cabañas flotantes, islas y mafiosos; y su visión sobre el sentimiento amoroso, pasa por representar 4 estados del mismo, a través de las experiencias de 4 diferentes puntos de vista, enmarcado cada uno, en una etapa diferente de la vida de todo ser humano.
La lucha, la resignación, la cobardía, y el olvido, son posibles recompensas u objetivos que empiezan dentro de uno mismo, así queda reflejado en cada personaje, cada uno a su manera; por lo que la historia se centra en las vivencias de un niño, bajo un techo familiar inestable.
En medio de una pelea entre sus padres, Ellis se esconde, y sale de madrugada, se va a jugar con su mejor amigo, Neckbone.
Sus juegos son bastante atípicos:
Tienen una lancha, y van a navegar a islas aledañas a la población.
En una de estas islas, descubren un bote incrustado en un árbol, producto de algún desastre natural que es poco definido en la película.
En este bote, vive un hombre llamado Mud.
Su carácter de fugitivo es tan obvio, que para ambos niños es fascinante; por lo que Mud les convence de ayudarles.
Ellis, como protagonista, debe decidir entre seguir un patrón familiar que no tiene sentido, o darle una oportunidad a un desconocido, Mud, que en ciertos momentos representa una figura paternal.
Y es que los padres de Ellis, están a punto de separarse:
El marido, fiel a su mundo en esa casa que se deshace, casi una reliquia, de las últimas que quedan sobre el río, dedicado a pescar y vivir de su trabajo; y ella queriendo marcharse a la ciudad para vivir en una señora de la casa.
El marido opta por la tradición y el pasado, mientras la madre por el futuro, donde los individuos ya han dejado de existir.
Y por tanto, la aventura, Ellis se pasa del uno, del individuo, a la colectividad, la muerte, en definitiva, de un mundo; y junto a los padres divididos, otros habitantes del río que se niegan a morir, como el tío del otro adolescente cogiendo imposibles, o posibles, porque en el mundo de la aventura, todo es posible, ostras con perlas gigantes, que obtiene de sus inmersiones, enfundado en complejos trajes de buzo que él mismo se va construyendo.
Como todos los habitantes de ese mundo en declive, el tío de Neckbone saca cosas, las construye de la nada, con objetos de desechos.
Mientras en la isla, el misterio de la barca en el árbol, de unas pisadas, de la existencia de alguien, del encuentro y amistad de los adolescentes con el vagabundo que ha vuelto a su pueblo en busca de su amor perdido, una y otra vez; no todo será tan fácil, porque Mud es reclamado por la justicia, y perseguido por una familia ricachona, con matones a sueldos.
Mud, película y personaje, tiene sus secretos, como el pozo de las serpientes o la mujer que ama, y que idealiza, o como su propio pasado, nunca claro, siempre oculto, entre historias de ayer que hablan de perseguidos, hombres solos luchando contra el destino, héroes de un pasado que quiere ser borrado.
Mitos, en definitiva, que forman parte de leyendas que se cuentan adolescentes soñadores, en un intento de aprehender, revivir un mundo desaparecido donde ya no hay sitio para las aventuras, ni las escapadas a mundos fantásticos.
Por entre las imágenes de Mud, se escapan ecos de otras narraciones literarias, incluso fílmicas y pictóricas, acordes con la tradición estadounidense y que entroncan con el espíritu que embarga a los personajes ideados por Jeff Nichols, autor total de esta obra que nos asombra, sugiere y deleita.
Todo es posible en esta historia de los adolescentes enfrentados al peligro de vivir:
Ellis y Neckbone, tratando de entender el mundo que habitan, y lanzados hacia un futuro no muy claro.
A lo mejor, todo lo que vemos, no ha existido más que en la imaginación de Ellis, empeñado en crear un ser con el que identificarse.
Avocados uno y otro, Ellis y Mud, a los mismos peligros, sus existencias se reflejan unas en otras.
La adolescente que enamora a Ellis, es un claro reflejo del amor desesperado, y eterno, roto, descompuesto y vuelvo a engarzar.
De Mud hacia Juniper, la culpable de gran parte de sus problemas.
La adolescente, por la que se siente atraída Ellis, al igual que Juniper, se acerca y se distancia, juega con el personaje, sabiendo que siempre lo tendrá ahí, pero nunca dispuesta a quedarse con él.
Hay más elementos de unión entre Mud y Ellis, como es la mordedura de la serpiente.
La de ayer a Mud, su peligro de muerte y el vivir siempre sabiendo que una nueva picadura, del reptil, de la vida… ya no tendrá antídoto posible.
Pero el carácter del pequeño Ellis, es prácticamente a prueba de balas, pues no le importa que un chico años mayor que éste, se enfrente con él, y siempre soltará el primer puñetazo.
Para Ellis predomina el amor y el cariño de compartir su vida con alguien, algo que está descubriendo a su tierna edad, y que lo ve aumentado cuando conoce a Mud, quien huye de la ley y de un grupo de asesinos que lo buscan, con tal de vengar la muerte de un hombre al que eliminó en defensa de Juniper.
Otro hecho significativo, es la trama de Ellis y su primer amor, su enamoramiento.
El director, mediante esa trama, nos muestra de forma indirecta, la actitud que Mud tiene con las mujeres, con Juniper concretamente.
La forma de actuar, el carácter oscuro que esconde Mud, nos lo muestran mediante la trama de Ellis.
Mediante su reacción violenta cuando se siente engañado por una chica.
Aunque sienta admiración por ese desconocido, Ellis no debe convertirse en Mud, no debe convertirse en lo que parece ser un mentor para él.
Una ligera sonrisa en la parte final, marca la diferencia entre los 2 personajes.
Una forma sutil de demostrar la evolución del personaje de Ellis, y de mostrar el verdadero carácter de Mud.
Debido a la crisis que vive el matrimonio de sus padres, Ellis ve en la historia de Mud, una pequeña luz de esperanza para el concepto que él tiene del amor.
El niño ve en este sentimiento, una virtud digna de admiración, por lo que decide ayudar a su nuevo amigo, a reencontrarse con su novia.
La separación de los padres, siempre es algo difícil de vivir, ya que uno como hijo, está acostumbrado a la idea de que se mantendrán “unidos para siempre”
La confusión e inseguridad que experimenta Ellis, lo llevan a aferrarse a la historia de Mud y Juniper.
La impotencia que siente ante el quiebre de sus padres, solo puede ser apaciguada restaurando la relación de estas 2 personas que acaba de conocer.
Pero la tarea no será sencilla, ya que Ellis pronto descubre que Mud se encuentra en una situación mucho más compleja de lo que imaginaba.
Tanto así, que llegará a cuestionarse, si lo que él le contó era realmente cierto.
Tanto el amor como la familia, son conceptos que están presentes, y se tratan durante la narración, que de un modo u otro, afectan a todos los personajes.
El joven Ellis, no entiende el porqué de las discusiones entre sus padres…
Ellis se aferra a la ilusa idea del amor, y viendo que entre sus padres parece que ya no queda ni rastro de ese amor, ve en la historia de amor imposible de Mud y Juniper, una posibilidad de un final feliz.
En Mud así se refleja:
¿Por qué ayuda Ellis a un total desconocido y a su chica?
Porque se quieren, así de simple.
Por otro lado, Neckbone, como Mud también pertenece a una familia rota.
La ausencia paterna en las vidas de ambos, ha marcado su carácter.
Neckbone, vive con Galen (Michael Shannon), su tío.
Y Mud recibe el apoyo de Tom Blankenship (Sam Shepard), un antiguo amigo de su padre, que siempre lo ha tratado como a un hijo.
Sea por problemas familiares, sea por esperanza de que los finales felices son posibles; entre Mud, Ellis y Neckbone, surge una bonita amistad que cambiará sus vidas, su carácter, y su manera de hacer frente a los problemas.
Los jóvenes se arriesgarán por él, y él se arriesgará por los jóvenes.
La naturaleza, está presente, y el río también es protagonista, pues lo inunda todo de alguna manera, aunque sea metafóricamente.
Mud, es una película notable, y cuesta entrar un poco en la historia debido a un ritmo pausado, pero termina cautivándote; además es violenta, íntima, emotiva, sutil a ratos, y a otros, endiabladamente retorcida y simbólica.
Su tonteo con el “fantastique” hace interpretar el desenlace como un deseo del niño protagonista, y responde a su mejor amigo, cuando éste le pregunta si cree que Mud sigue vivo.
Un final en el que por fin, Mud está libre y parece ir/huir hacia un cielo que no es otra cosa que mar abierto.
Sin embargo, no tiene sentido si tenemos en cuenta una escena que parece pasar desapercibida, pero que es clave por la importancia del personaje de Shannon, el cual, realizando su trabajo diario, ve el cuerpo de Mud a la deriva bien claro...
Si caemos en la cuenta, de que dicho personaje es el que da a Ellis el mejor consejo de todos:
“Cuando una chica te dice que no, tienes que seguir adelante y conseguir a otra”, es de una coherencia casi terrible, que sea él el que vea el cuerpo sin vida de Mud.
El tío de Neckbone, relega su vida sentimental a una serie de relaciones sexuales esporádicas, sin seguramente ponerle mucho sentimiento al asunto, mientras escucha la canción “Help me Rhonda” de The Beach Boys, en el momento/acto sexual, en clara alusión a que sólo lo hace para poder olvidar un gran desengaño amoroso, que seguramente tuvo, y para que no le vuelvan a herir sentimentalmente.
Mientras el personaje de Sam Shepard, Tom Blankenship, el viejo asesino que ya ha renunciado desde hace tiempo a cualquier tipo de relación sentimental, y vive totalmente apartado del mundo, debido a que su esperanza en el amor desapareció el mismo día en que murió el gran amor de su vida con su hijo dentro.
El propio padre, le dirá a su hijo que tenga cuidado con las mujeres, porque nunca se sabe lo que desean, el padre dice esto, en un momento de resentimiento máximo.
Aun así, el dolor será el elemento cohesionador que permite a la familia sobrevivir, con un final ciertamente optimista.
El propio personaje de Tye Sheridan, está enamorado de una joven un poco mayor que él, y que acabará rompiéndole el corazón.
Sin embargo, el plano final resulta simbólico en este sentido, cuando vemos a unas jóvenes saludar al protagonista, y el director nos muestra un plano de este sonriendo, con lo que se nos da a entender, que el joven muchacho seguirá abierto en el futuro al amor, como por otra parte viene siendo lógico al ser tan joven.
A estas alturas vale decir que quienes no salen muy bien paradas en Mud, son los personajes femeninos.
Sin entrar en cuestiones polémicas, sobre si Mud es una alegoría misógina, realmente todos los problemas y los conflictos que sufren los protagonistas y secundarios masculinos, están causados por las mujeres, aunque esta afirmación resulte simplista, si se ahonda en las motivaciones que llevan a las mismas a tomar las decisiones que toman, con respecto a los hombres de su vida.
Lo que sí es cierto, es que todo lo que ocurre en Mud, y sobre todo en el desarrollo del personaje de Ellis, y su avance hacia la madurez, está relacionado con la desilusión provocada por las acciones de las mujeres que le rodean; porque las mujeres no son mágicas…
Llega un momento en la vida de todo hombre, más pronto que tarde, en que descubre que las mujeres son humanas, demasiado humanas.
Las mujeres no están ahí para que se las proteja, más bien son los hombres los que hemos de aprender la ardua tarea de protegernos de ellas.
El amor, es como la ponzoña del mocasín, cuyo antídoto sólo funciona la primera vez, luego te condena.
Los 3 personajes femeninos, arrumban la primera mentira que anida el romanticismo de Ellis:
Su madre, quien por razones nunca explícitas, aunque presumibles, desea la separación.
Lo que conlleva que la casa flotante donde viven, será desmontada.
El hogar en el río que da trabajo a su padre, sucumbe ante los deseos de la mujer.
La primera novia, que nunca es tal, más que en los deseos de Ellis, le enseña una importante lección, la mujer se basta a sí misma.
Por último, Juniper, la causante de la desgracia de Mud, al tiempo que el móvil de sus afectos y sus mociones, figura que transita ante la mirada magnetizada de Ellis, por los 3 estadios de la ensoñación masculina:
La hermosa diosa inaccesible, merecedora de un amor constante, más allá de cuantas muertes sean menester para mantenerla a salvo.
Pero también la puta que folla con el primero que se le acerca; al tiempo que duda, sufre y llora el desarraigo sobre el cobertor de una cama de motel.
Y voy más allá…
Mud nos diría que “todas las mujeres son unas zorras”, cuando de lo que habla la película en ese punto, es de la incomunicación que existe entre un sexo y otro.
Y otra interpretación, alude a la expulsión de Adán y Eva del Paraíso; en la que continuamente se habla del pecado, de mujeres que hacen sufrir a hombres, y de serpientes venenosas; no es descabellado pensar, que dicho Paraíso es en realidad la infancia.
Mud habla continuamente del lugar en el que se crio, al que parece continuamente aferrado, y en el que siendo niño, Juniper le salvó la vida.
La infancia, siempre ligada a la inocencia o ingenuidad, y de la que somos expulsados cuando esta vida, que no es justa, y este mundo, totalmente imperfecto, nos asesta duros golpes, y nos empuja hacia la madurez.
En el mundo que se refleja, un niño se convierte en hombre, cuando se da cuenta de que la dureza de la vida reclama que llegue a ser un héroe.
Por lo que el director crea su propia mitología, a modo de cuento/fábula:
¿Qué es un héroe?
En el mundo que refleja Mud, es un hombre que sabe distinguir lo justo de lo injusto, más allá de la ceguera abstracta de las leyes, y que es capaz de administrar la justicia por su propia mano.
El héroe, es casi autosuficiente, aunque a veces necesite un poco de ayuda, que él sabe cómo ganarse, y vive en comunión con la naturaleza, al margen de la sociedad, de su corrupción y sus leyes.
¿Qué papel juegan las mujeres en la vida de un héroe?
Son objetos de fascinación, a los que sólo se puede mirar desde fuera, pero que, como un tatuaje indeleble, nunca te abandonan:
Sean rubias e incomprensibles, bellas y libres como los pájaros de la mano, que vuelan sobre el río.
El primer enamoramiento, va unido a la mordedura de la serpiente, ya sea real o legendaria, que supone la expulsión del Edén de la infancia.
Esta expulsión simbólica, se superpone en Mud, al abandono de la vida en la naturaleza, de la casa en el río.
La enseñanza que parece transmitir Mud, es que un padre heroico, real o simbólico, siempre es preferible a una mujer:
Él, nunca te dejará tirado cuando realmente lo necesites.
Las mujeres pretenden ser tratadas como Princesas, cambian de idea con la misma facilidad que de novio, quieren hablar en vez de afrontar lo inevitable:
Que no aman vivir en una casa flotante sobre el río, sino que prefieren un chalet en una urbanización próxima al Walmart… para comprar, comprar y comprar…
El drama es que el héroe no puede renunciar a la mujer, a la idea del amor absoluto con la que intenta llenar el vacío de amor que sintió en su adolescencia.
Así Mud refleja la idealización romántica con que los hombres miran a las mujeres, pero lo hace de forma sentimental e idealizada, ya que renuncia a mostrar el daño que les produce a ellas esa mirada.
Aquí, quien golpea a Juniper no es Mud, sino otros hombres.
De esa forma, parece que es la mujer la que no está a la altura de la visión ideal que el hombre tiene de ella; por lo que Mud asume el punto de vista del hombre, sin ninguna ambigüedad ni autocrítica; y cuenta una leyenda dirigida a hombres.
Mientras las mujeres, han tomado la palabra, y deciden por sí mismas, ya no están dispuestas a someterse incondicionalmente a los deseos del hombre, por mucho que éstos las puedan amar, y por mucho que ellas les amen.
Por eso hay una frontera tan grande entre los personajes masculinos y femeninos, una frontera que es tan grande como el propio río Mississippi.
Por eso, los hombres consideran desleales a las mujeres, pero también por eso al final comprenden, y continúan su camino hacia mar abierto.
De esa manera, el desenlace en la escena final, y las 2 últimas miradas a pantalla de los 2 protagonistas, niño y adulto, demuestran la madurez de una historia en la que 2 personajes de distintas edades, acaban por fusionar su sentir pareciendo uno solo.
El momento en el que Ellis mira a una nueva vecina, y como ésta lo saluda, muestra en su rostro de felicidad que siempre hay opción.
Así, el momento final de Mud, mirando a la expansión del río junto al mar, es perfecto, y culmina con una mirada al sol, sintiendo la brisa en su rostro, y convirtiéndose así, en un hombre libre.
Magnífico cierre, para una película más que interesante.
Al fin y al cabo, todas las historias que rodean a la principal, transitan por el mismo mundo de reflejos, de historias parejas, de insatisfacciones, relaciones difíciles de pareja, dificultad de elección, o imposiciones de forma de vida.
También, vale la pena destacar el cuestionamiento de la ley que hace Mud, no sólo con el personaje de Mud mismo, perseguido por la ley, sino también con el desahucio de la casa donde vive Ellis.
Tragedia de circunstancias, cuento de encuentros, desencuentros y disparidad de pareceres, Jeff Nichols propone un guión enfocado desde la perspectiva única que de este mundo en constante cambio ofrece la limpia, pero ruda mirada de un niño de 14 años, punto existencial en el que todo está por descubrir, y conceptos como el amor mayúsculo, se mantienen en lo más alto de la escala de los ideales.
Desde ahí, y apoyado en un estupendo espectro técnico general, el cineasta es libre para discursar acerca de los lastres y las cargas que arrastra cada cual, de la soledad, y de un espíritu libre, misterioso, errático y embriagador icono, el personaje que da título a la película, y cuyas circunstancias no resultan menos atractivas por su ambigüedad moral y humana.
En este sentido, sería coherente ese final imposible, en el cual Mud ha logrado salir victorioso de la cacería de que ha sido objeto, gracias a su amigo/padre, ese personaje secundario pero importante en el relato interpretado por Sam Shepard.
De ahí las sucesivas propuestas ante finales, de un final que nunca es final, y que concluye con la supervivencia de una leyenda:
La imposibilidad de la muerte del vagabundo/héroe solitario.
Del reparto, Matthew McConaughey es casi místico en espíritu.
No importa su situación criminal, es alguien humano, pero a la vez fascinante.
El rostro de Mud, feliz y sonriente, es clave para entender parte de su ingenuo comportamiento, acorde con sus ideales, muestra a un actor camaleónico hasta la médula, capaz de ser, más que de interpretar, un personaje.
Pero el protagonista real, es uno de los niños, interpretado por Tye Sheridan, quien en todo momento se mantiene fogoso en emociones, pero con reacciones sutiles.
Su explosión es triste, lenta y entendible, como lo es su mirada sin diálogos.
Y en conjunto, Nichols dirige al grupo de actores, de la misma manera que ha dirigido en todas sus películas:
Los suelta y los dirige hacia un posible camino, pero nunca les dice cómo hacer para llegar a una reacción deseada.
Ahí está Tye Sheridan.
Debido a la poca experiencia que tienen, los actores infantiles pueden caer en interpretaciones exageradas o poco convincentes, pero Sheridan logra transmitir muy bien las emociones que vive su personaje, lo que es bastante sorprendente, si uno considera que es recién su 2ª película, y la primera que protagoniza.
Es su pasión y su ingenuidad, lo que llena toda la historia de magia.
Su pose inocente, aunque de semblante firme y decidido ante la cámara, le hacen maravillar en pantalla cada ratito que el plano es fijo, y la escena de la discusión con McConaughey, es sencillamente brutal, al punto que se devora al oscarizado.
Como todo un pequeño caballero sureño, sin problema en tostar rostros si se le sube el genio a la mollera.
Así que cuando los chicos se encuentran a Mud, un misterioso prófugo que esconde una historia épica propia del romanticismo más decimonónico, Ellis identifica en él sus ideales y esperanzas, pese a que la crueldad de la aventura destape la dolorosa realidad del mundo.
Tye Sheridan demuestra su gran capacidad interpretativa aquí, posicionándose como uno de los jóvenes con más futuro dentro de la industria de Hollywood; mientras que Jacob Lofland le anda muy de cerca y está más que correcto, inclusive con sus diálogos, que son los mejores.
Como dato, más de 2,000 niños se presentaron al casting para representar el papel de Neckbone.
El reparto, además incluye a 2 ganadores del Oscar:
Matthew McConaughey y Reese Witherspoon; y 2 nominados:
Sam Shepard y Michael Shannon.
Un rasgo de carácter importante para Mud, es su apego emocional y supersticioso a su camisa.
Irónicamente, Matthew McConaughey ha sido objeto de burla en la vida real, por su hábito de ir sin camisa.
Los moretones y los cortes en Reese Witherspoon, son reales, ya que la actriz tuvo un accidente poco antes de comenzar el rodaje.
En lugar de cubrirlos con maquillaje, o esperar hasta que se curaran, Jeff Nichols decidió filmarla así, porque le convenía al personaje.
El nombre de Tom Blankenship, protagonizado por Sam Shepard, provino de una persona real que Mark Twain basó su personaje, Huckleberry Finn.
Blankenship, en la vida real, se rumorea que más tarde se convirtió en un juez, pero nadie sabe a ciencia cierta su destino.
Por último, Ray McKinnon, Sarah Paulson, y Michael Shannon, aparecen poco en pantalla, pero tienen grandes escenas dramáticas.
A Mud se le podría achacar, que la historia se ve lastrada por el inexplicable alejamiento, en el tramo final, de la mirada de Ellis, y la nada elegante solución del conflicto, como si de un western se tratara, la manera en que se resuelve el tiroteo en casa del chico, algo del todo innecesario, y que no me cuadrada con el tono de la película.
Y se debió dejar ir a Mud como vino, con la corriente…
Así como Ellis, pasará de la excitación ante la aventura del nuevo mundo que se le ofrece, a la frustración del escarmiento con que castiga la experiencia la bisoñez, y, por último, una tibia solución de compromiso, ya señalada, entre la realidad del hombre y el mundo de los sueños del muchacho.
El consentimiento final, esa amargo así sea, conservador o lúcido, con la rebeldía exhausta tras  horas de jornada laboral, y el romanticismo mustio, el plato frío, y el niño berrando, la añoranza de la serena libertad de ese río hecho de torrenteras y remansos, como la vida de Mud, serán la enseñanza, y el legado del Ellis adulto, cuando una mañana se mire al espejo, y vea a su padre.
Desolador futuro.
Y entonces, una noche, un sueño.
Y una tormenta… pero esa es otra historia.
Nos queda el momento en el que la novia de Ellis le parte el corazón, y se ríe de él por ser solo un niño de 14 años, es uno de los momentos más duros; tanto por lo que significa para Ellis, como por lo que desencadenará luego.
Es de aplaudir el realismo y la veracidad con el que están tratadas las relaciones entre los protagonistas, el momento en el que Mud también tiene que desengañarse de Juniper, es bastante duro también; porque no se anda con zarandajas de típica comedia romántica en la que todo sale bien.
La vida tiene sus momentos buenos, pero cuando los tiene malos, y no hay azúcar que lo suavice.
La última mirada entre Mud y Juniper, sabiendo que todo ha terminado, porque ella solo se ha dedicado a jugar con él, es el punto de inflexión de la película, y lo que marcará su final.
Y claro está, todo el fotograma que enfoca a Tye Sheridan.
Mud es una obra de redención y reconciliación, un trabajo que fluye, como el río que baña sus imágenes, hacia un horizonte luminoso, abierto, de esperanza y de sosiego.
Si en los 2 filmes previos del director, la naturaleza era un ente amenazante al que temer, de tensión de fuerzas inevitable; aquí Nichols se recrea en el elemento protector de la naturaleza, incluso sobrenatural.
El Mississippi es peligroso e imponente, trágico y furioso, pero también orgánico, mágico y poderoso.
Capaz de matar, y al mismo tiempo, de devolver la vida.
Mud es fantasía, y realidad, todo está con el ojo en que se mire, el de la niñez, o el de la adultez.
“The real reason Mud's in all the trouble he's got is because of her”
Lejos de querer angustiar al espectador con la deriva que ha tomado “La América más esquizofrénica y bunkerizada”, de lo que se trata aquí, es de servirse de las aventuras de estos Tom Sawyer y Huckleberry Finn modernos, para dejar en la audiencia, un contundente pozo sobre todo aquello que se va, en el mejor de los casos, todo lo que corre riesgo de irse.
De vez en cuando, se dice del mal momento que vive el cine de Estados Unidos, recordando con nostalgia su Época Dorada, y las grandes películas que se estrenaban antaño.
Si bien es cierto, que el cine comercial de aquel país se encuentra fatigado por fórmulas repetidas, caer en estos lamentos, es una solución bastante facilista.
Las buenas películas, siguen estrenándose, y directores como Jeff Nichols, demuestran que la esperanza no se debe perder, y que la reinvención existe.
Lo que hay que hacer, es simplemente buscar con más detenimiento; porque Jeff Nichols hace brillar una película, tanto con su dirección, con la simpleza complejidad propia de los mejores directores, como con su guión, tratando una historia quizá vista, pero repleta de magia.
El trato de las ansiedades juveniles, de los problemas humanos, no me hace sino recordar aquellos tiempos en los que en Hollywood no se necesitaba una historia compleja para fascinar al espectador, sino que la simpleza se convirtiera en casi poesía.
Bajo su temática simple, en la que 2 niños descubren a éste fugitivo, y todos entrelazan una extraña amistad, hay un punto culminante que diferencia ésta película de la gran mayoría:
Mud, es un soplo de aire fresco, que nos evoca cine de aventuras en estado puro, de iniciación y cambios por los que todos hemos transitado.
La máxima del maestro:
“Nunca permití que la escuela interfiriera en mi educación”, parece que sigue teniendo vigencia; y por “maestro”, obviamente se entiende a Mark Twain, cuyo legado artístico, a pesar del paso del tiempo, sigue vigente.
Cosas de los clásicos, y de nuevos clásicos.

“I like you two boys.
You remind me of... me”



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