Body Heat

“As the temperature rises, the suspense begins”

Pasión carnal, avaricia, planes, maquinaciones, muchas traiciones y... ¿castigo? al compás de una música más que ardiente en función de exponer más explícitamente lo sexual y mundano de las relaciones humanas.
1981 es uno de esos años en los que la producción de cine, y del bueno, fue más alta de lo habitual.
Hay innumerables títulos que ahora reposan en los libros de Historia del Cine que vieron la luz en este año.
Body Heat es un fascinante y elegante melodrama donde el sexo y el crimen andan de la mano con rumbo al infortunio, justo como en las películas de antaño.
Pues eso quizás sea el cine; un voyerismo refinado, justificado, donde a través de un único ojo de buey vamos accediendo a distintas clases de salones, donde se representan toda clase de escenas que desatan en nosotros variadas clases de efectos.
El voyerismo puede ser intelectual, emocional, corporal, pero siempre está el gusto perverso por mirar cosas ajenas, por adentrarnos en rollos que no nos pertenecen, sin ningún riesgo, lo que nos da una sensación de simulado “poder” sobre aquello en lo que depositamos nuestra mirada.
Body Heat evoca un espíritu de complicidad de un código de censura ya muy relajado, que permite reflejar con bastante realismo la pasión amorosa, sin necesidad de recurrir a elipsis.
El maravilloso triángulo infernal es uno de los argumentos más socorridos del Cine Negro, por supuesto, la historia debe de ir convenientemente adobada de fatalidad, tanto porque la mujer - femme fatale - conduce al hombre irremisiblemente hacia el abismo, como porque nada ni nadie puede torcer la inexorable maquinaria puesta en marcha por expreso deseo de la hembra tentadora, si, son relatos muy misóginos, en efecto...
En ese aspecto, Body Heat es absolutamente clásica, pues cumple al pie de la letra con todos y cada uno de los cánones del género, poniéndolos al día para adaptarlos al gusto y la sensibilidad de la Era Reagan, haciendo muy explícita la atracción fatal, en la que el sexo es indisociable de la trampa del dinero.
Body Heat es una muy interesante cinta que revitaliza el cine negro con una justa combinación de erotismo, maquinación y perfidia.
Body Heat resulta llevadera y aún con el paso del tiempo permanece como una absorbente narración donde es altamente recomendable estar con todos los sentidos alertas para esperarse lo más imprevisto, donde los personajes son execrables a tal punto que nadie expone sinceridad y en donde dejarse llevar por los bajos instintos puede ser un craso error frente a una elucubración magistral.
Todo transpira calor en Body Heat.
La temperatura de la película (ENORME William Hurt va siempre sudando) se transmite al espectador en esas escenas subidas de tono con la también debutante Kathleen Turner, que se convirtió así en uno de los mitos sexuales de los ochenta, aunque unos años después engordara demasiado con lo que perdió muchos papeles, siendo sustituida como mito erótico por Sharon Stone, ya que la Turner iba a ser la protagonista de Basic Instinct o Kim Basinger.
El calor, que hace estragos en los sofocantes veranos de Florida, tiene un efecto, científicamente probado, en el ánimo de los protagonistas: alteración de los biorritmos por calentamiento sanguíneo.
Y todos sabemos qué pasa cuando la sangre anega nuestras zonas cavernosas y nuestros cerebros en forma de ardientes marejadas, que no controlamos.
Eso, justamente es lo que sucede…
“Sometimes the shit comes down so heavy I feel like I should wear a hat”
Body Heat es una película de 1981 protagonizada por un ENORME William Hurt, ENORME Kathleen Turner, ENORME Richard Crenna, Ted Danson, Mickey Rourke, J.A. Preston, Kim Zimmer, Jane Hallaren, Lanna Saunders, Carola McGuinness, Michael Ryan y Larry Marko.
Producida y dirigida por Lawrence Kasdan, es considerada un film noir moderno.
Lawrence Kasdan, en su debut como director, mantiene el suspenso y el erotismo a raudales, con giros en el argumento por doquier.
Body Heat tenía previsto rodarse en Nueva York y Nueva Jersey, pero por culpa de una huelga de transportistas, el rodaje se trasladó a Florida y California lo que añadió ese estupendo ambiente sofocante y sudoroso a la historia.
Kasdan escribió un magnífico guión, lleno de estupendos y filosos diálogos, con una enorme carga sexual y de doble sentido, que supo ponerlo en imágenes brillantemente, dotándolo de un ritmo que funciona con la perfección de un mecanismo de relojería, y haciendo gala de una encomiable dirección de actores.
Aparte de ser una maravillosa película de sangre, sudor y semen, Body Heat es un film-revelación, que convirtió en estrellas a una pareja de jóvenes intérpretes, guapos y desconocidos, William Hurt y Kathleen Turner, posteriormente de muy dispar recorrido cinematográfico, del mismo modo que dio a conocer a otros dos actores que también estarían llamados a hacer historia en aquellos años 80 que principiaban : Ted Danson, que incorpora en ella a un ayudante del fiscal del distrito con aficiones danzarinas y el polémico, otroramente bello, Mickey Rourke, que da vida a un ex-convicto especializado en artefactos explosivos.
El fuego y el calor abren Body Heat, y nos informan de que vamos a ser testigos de una pasión abrasadora, en cuyo altar se quemarán varias vidas humanas - alguna de ellas, literalmente -.
Estamos en el Sur, en la cálida costa de Florida, donde el bochorno es asfixiante, y Ned Racine (Hurt) es un abogado mujeriego, tremendamente sexual, y no demasiado hábil en su trabajo, un cebo perfecto para Matty Walker (Turner), una mujer poderosamente atractiva y ambiciosa que no se detiene ante nada, y está dispuesta a jugar muy fuerte.
Racine se pasa de listo, se cree irresistible, y pica el anzuelo a cambio de una ardiente compañera de cama, y la promesa de una fortuna para ambos si elimina al marido forrado, maduro y molesto (Richard Crenna).
Curiosamente, para que los integrantes del equipo técnico del film se sintiesen cómodos durante la filmación de las tórridas escenas de sexo, Hurt y Turner decidieron saludarles uno por uno antes de ponerse a trabajar.
Ambos actores iban completamente desnudos en ciertos planos del film.
“You don't want to lick it?”
¿Qué decir de la música que acompaña esas imágenes?
Pues digo que sin esa obra del eterno John Barry Body Heat no valdría nada.
El score está dominado por uno de los temas más enigmáticos y sensuales de la historia del cine.
Un acierto el de Barry, el uso del saxo como tema central de esa atracción fatal.
Un tema central que es un hilo conductor apasionante que te engancha y como no te hace sudar la entrepierna.
Pero a pesar de ese tema tan jazzístico, hay espacio para las masas orquestales tan típicas del autor ("Im Burning Up") o temas plenamente románticos ("Chapeau Gratis") y un suspense fatal que domina todo el score.
Matty:
“My temperature runs a couple of degrees high, around a hundred.
I don't mind.
It's the engine or something.”
Ned:
“Maybe you need a tune up.”
Matty:
“Don't tell me.
You have just the right tool.”
¿Y qué tiene para haberme marcado tanto?
Pues para empezar, la Kathleen Turner era el icono femenino y salvaje de mi generación, porque Turner salía en pantalla y comenzaba a subir la temperatura de la sala, con ese hermoso cuerpo, en ese mítico vestido blanco que pasará a la historia de la vestimenta más iconográfica del cine.
Body Heat, fue su primera película, y no paró un instante en los sucesivos años.
Por otra parte el enormemente atractivo William Hurt, que representa perfectamente el papel de mal abogado, de anti-héroe, de hombre a medias, de pobre hombre, de cualquiera de nosotros, de tu vecino o de ése que pasa por ahí.
Tiene una carga sexual tan fuerte que exuda esperma si te le paras a la par, un hombre dominado por el sexo, un semental que de solo verlo en la pantalla, también te ganas de meterte con él y dejarle destrozar tus entrañas.
Ahora, Body Heat tiene todos los elementos del buen cine negro de los 40 o 50: la atmósfera, los decorados, el ambiente espeso casi irrespirable.
Dos elementos nuevos agregados y explosivos: el calor y el sexo, menuda combinación.
Ambos forman parte de la médula espinal de la trama: combustión lenta.
De ahí van cayendo en cascada, como gotas de sudor que resbalan por una espalda estremecida, la seducción, el crimen y la lujuria.
Una realidad distorsionada por noches asfixiantes y pasiones sin control, una realidad que en las películas de los 50 sólo podíamos imaginar y que ahora tenemos la oportunidad de ver.
Todo ello aglutinado por la música de John Barry, un inolvidable saxofón que quedará grabado en tu subconsciente para siempre, un soundtrack obligatorio para toda práctica sexual desenfrenada.
Destacaría una clásica escena de Body Heat, en la cual el personaje de la Turner lleva al personaje de Hurt, a su casa para "escuchar las campanitas moverse con el viento", para luego despedirlo bruscamente y cerrar la puerta con llave.
El personaje de Hurt se siente burlado y regresa, y al encontrar la puerta cerrada y ver que dentro esta la Turner (el personaje), ardiendo en deseo; rompe una de las ventanas para entrar y tener el sexo mas tórrido jamás.
Esta es, sin duda, una de las escenas de más alto erotismo de la historia del cine.
Bueno, al final de Body Heat entendemos que la vampiresa estaba poniendo a prueba a su víctima, para saber hasta donde era capaz de llegar…
En definitiva, Kasdan trajo al color una sensibilidad que hasta el momento sólo había conocido el blanco y negro, y consiguió forjar uno de los thrillers más significativos de los 80.
Y hablando de finales, pocas veces he visto sobre una pantalla que un film termine de una manera más árida y desolada que este, aunque sería un pecado dar más información sobre el particular.
Quienes ya conozcan la película saben muy bien de qué hablo, y seguirán disfrutando con ella a cada nueva visión, y aquellos que aun no la hayan visto, tienen una importante asignatura cinematográfica todavía por aprobar.
Cine negro con todos los elementos habituales de este género y mujer fatal (inolvidable) que sólo nos plantea una duda al final:
¿Pertenecerá a la especie humana (¡esa reflexión!) o a la de los arácnidos?
El incendio de la carne lleva, por ocultos pasadizos, a toda clase de centros de rehabilitación, penitenciarios, judiciales, además de a los consabidos juicios internos de conciencia.
En Body Heat, el placer de gozar de una hembra desnuda tan consabidamente apetecible, hace que el protagonista desoiga una serie de consejos dados 'en clave' por personajes secundarios que parecen haber abandonado por un segundo otras películas, haciendo acto de presencia en esta, sólo para dar la apremiante advertencia o consejo.
El ego, en el mejor de los casos, sólo sabe desconfiar; en el peor, sólo sabe ser cruel.
Nada como dejar que corra el aire, sobre todo por la entrepierna.
Y por el cerebro.
Hay gente que nunca aprende de unos diálogos para la Historia:

Matty:
“You're not too smart, are you?
I like that in a man.”
Ned:
“What else do you like?
Lazy?
Ugly?
Horny?
I've got 'em all.”
Matty:
“You don't look lazy.”


Comentarios

Entradas populares