Crimson Tide

“Danger runs deep”

Desde hace mucho tiempo Hollywood ha disfrutado de una relación con las fuerzas armadas de los EEUU de lo más «conveniente», remontándose a la época del cine mudo.
La relación funciona así:
Un director o productor que desee utilizar los tanques, los portaaviones, cazas, o submarinos nucleares en una película o que quiera rodar en las bases u otras instalaciones militares primero tiene que pasar por el Pentágono su guión para que le dé el visto bueno.
El Pentágono luego sugiere cambios en el guión, grandes o pequeños, para asegurar, según dicen los funcionarios, que se muestre a los militares de una manera fiel y positiva.
Detractores de dicho sistema de aprobación, como el director Oliver Stone, afirman que el Departamento de Defensa “quiere que se haga un cierto tipo de película”
No quieren tratar acerca de los inconvenientes de la guerra.
El patriotismo está a la orden del día, y la mayoría de las películas a las que les dan su aprobación son carteles de reclutamiento.
Tales son las mentiras que rechazaron a Stone la cooperación para su Born On The Fourth Of July (1989) y para Platoon (1986).
Los productores (filmmakers) que aceptan los cambios sugeridos reciben acceso al equipo militar a un precio de ganga.
Los que no los hagan tienen que rodar sus películas sin la ayuda del Pentágono, cosa que puede ser prohibitivamente cara.
Ejemplo, alquilar un caza F-15 de la fuerza aérea de Israel, uno de los pocos servicios que alquilan tales aparatos, cuesta decenas de miles de euros por hora.
La relación Hollywood-Pentágono está más organizada de lo que uno podría esperar.
El ejército estadounidense tiene tres de sus oficiales destacados en Los Angeles para actuar de nexo con los filmmakers.
La armada y las fuerzas aéreas también tienen oficinas allí.
Y hay otra oficina en el Pentágono.
El ejército tiene publicado un manual, A Producer´s Guide To U.S. Army Cooperation With The Entertainment Industry (Una Guía De Productores Para La Cooperación Del Ejército Con La Industria Del Entretenimiento).
El FBI, el Servicio Secreto y la Casa Blanca también tienen personal cuyo trabajo es obtener las mejores relaciones públicas para sus patrones.
La CIA, a mediados de los años noventa, fue la última en abrir una oficina para cuidar su imagen de cara a la industria del entretenimiento.
Este hecho ha conducido a una mejora sensible de la imagen de la agencia en varias producciones recientes.
El Pentágono insiste en que su objetivo no es otro que asegurar la fidelidad y la exactitud en cuanto a lo militar se refiere.
Lo que parece más importante y también perturbador sobre cómo se hacen las cosas hoy en día es que el Pentágono, a través de las relaciones publicas, ejerce un control más fuerte que durante plena Guerra Fría.
“War is a continuation of politics by other means”
La Guerra Nuclear y sus preparativos no sólo tuvieron un gran impacto en la política, la diplomacia y la estrategia, sino que marcaron profundamente a varias generaciones a lo largo de toda la Guerra Fría.
Además de contribuir enormemente a la difusión del pensamiento pacifista y la protesta social, surgieron numerosas expresiones artísticas, culturales y populares sobre el tema.
Curiosamente, el final de la Guerra Fría acabó con la mayor parte de las mismas porque la amenaza de guerra nuclear desapareció de la cosmovisión mediática y popular, aunque siga estando presente.
La amenaza de Guerra Nuclear y la aparente inevitabilidad de la misma imprimió también un pensamiento pesimista, apocalíptico e incluso milenarista en ámbitos tanto religiosos como seculares, desde varias profecías de la llegada del fin del mundo a un fatalismo presente en numerosas manifestaciones sociales y culturales del periodo.
Un arma nuclear es un explosivo de alta energía, que obtiene la misma mediante la fisión o fusión del núcleo atómico.
Para la fisión, se utilizan átomos pesados como el uranio o plutonio, y para la fusión átomos muy ligeros como ciertos isótopos del hidrógeno (deuterio y tritio) y el litio.
Se trata de un uso militar de la energía nuclear.
Su característica fundamental radica en la posibilidad de liberar una potencia explosiva equivalente a miles o millones de toneladas de TNT con un dispositivo de pocos kilogramos de peso, fácilmente militarizable.
No existe ningún material estructural en el universo conocido capaz de resistir el impacto térmico, mecánico y radiológico de una detonación nuclear a corta distancia.
Una carga nuclear de potencia común, adecuadamente ubicada en las proximidades del blanco, desintegrará cualquier objetivo civil o militar y causará enormes daños y mortandad en los alrededores, incluso a kilómetros de distancia.
Por esta razón, las armas nucleares se consideran el máximo exponente de las armas de destrucción masiva.
Las armas nucleares con base en el mar son cohetes similares a los que tienen base en tierra, pero que se lanzan desde plataformas navales de superficie o submarinas.
Esto les aporta una capacidad de maniobra y ocultación generalmente superior a los misiles con base en tierra, pero también puede exponerlos a riesgos superiores.
Los misiles balísticos de lanzamiento submarino (SLBM, un ICBM naval) pertenecen a esta categoría, así como ciertos torpedos, misiles de crucero y otros misiles más generalistas para Guerra Naval.
Algunos de estos vectores se suelen considerar como una forma de artillería naval superpesada.
Al igual que los ICBM, los SLBM viajan por el espacio y pueden atravesar continentes en menos de treinta minutos, así como lanzar cabezas MIRV múltiples.
Un misil balístico lanzado desde submarino o SLBM (Submarine-Launched Ballistic Missile, por sus siglas en inglés) es un misil balístico diseñado para poder lanzarse desde un submarino estratégico y otros navíos de grandes dimensiones acondicionados para tal fin.
Gracias a la movilidad y deslocalización que ofrecen tales submarinos, y debido a que para su lanzamiento y transporte son indispensables, dado que pueden albergar hasta veinte misiles balísticos intercontinentales para submarinos junto con armas de pulso electromagnético, se entiende que se les suele catalogar como las armas más peligrosas existentes en la actualidad.
Si bien los modernos avances en acústica han debilitado a estos submarinos al facilitar, relativamente, su detección cuando operan desde las llamadas bañeras nacionales, mares parcialmente cerrados de fácil control por sus armadores, como el Mar de Ojotsk ruso y el Caribe norteamericano, o bajo los hielos polares, constituyen una amenaza prácticamente invencible.
Debido a estas razones tienen una especial importancia estratégica para asegurar La Suma Cero Total o Destrucción Mutua Asegurada (Mutual Assured Destruction) que permite una frágil paz en la que nadie atacará primero por miedo a represalias, esta situación se conoce como “disuasión nuclear”.
La Estrategia De Las Armas Nucleares o Destrucción Mutua Asegurada es el conjunto de conceptos y estrategias ideadas bien para evitar la utilización de este tipo de armas o bien para obtener una hipotética ventaja en caso de Guerra Nuclear y alcanzar beneficios políticos o militares mediante la utilización de armas nucleares.
Frente a la idea generalizada, compartida por el público y por numerosos especialistas, de que la única Guerra Nuclear posible es la Guerra Nuclear Total y que esta implicaría El Fin Del Mundo, los estados mayores de las principales potencias nucleares, teorizan con diferentes estrategias, para vencer en un conflicto de estas características o al menos quedar en una posición ventajosa sin desembocar en un Conflicto Nuclear Total.
La Estrategia De La Disuasión Nuclear podría definirse entonces, como aquella que pretende renunciar a la Guerra Nuclear y hacer imposible ésta.
Se basa en que un número limitado de armas nucleares puede originar daños intolerables capaces de disuadir a un agresor potencial.
Trata de alcanzar el objetivo político, no mediante la victoria militar, sino por la acción indirecta, gracias a la paralización nuclear del adversario, es decir, gracias a la disuasión a la que se le somete.
Realmente La Disuasión Nuclear ha funcionado hasta nuestros días, ya que ninguna potencia se ha atrevido a utilizar su arsenal nuclear contra otra, temiendo una respuesta nuclear que causaría daños realmente graves y que no compensarían el ataque.
Los fundamentos de La Disuasión Nuclear se desarrollaron finalizada la Segunda Guerra Mundial, que fue cuando surgieron los primeros conceptos de la Guerra Nuclear.
Por otro lado, la clase Ohio es un tipo de submarinos, también denominados submarinos Trident, pertenecientes a las fuerzas navales de los Estados Unidos, la US Navy.
Disponen de propulsión nuclear y de misiles balísticos.
Su armamento consiste en 24 misiles balísticos Trident II con 4.000 km. de alcance cada uno.
También dispone de cuatro tubos lanzatorpedos de 533 mm en la proa.
Estados Unidos tiene 18 submarinos de esta clase:
14 submarinos estratégicos armados con 24 SLBM Trident II; y 4 submarinos de misiles de crucero, armados con 154 misiles de crucero BGM-109 Tomahawk de cabeza convencional.
Los 14 Submarinos Trident poseen cerca del 50% del total del inventario nuclear de Estados Unidos.
Debido a los tratados las cabezas nucleares de los submarinos no tienen un blanco pre establecido cuando están en patrulla, pero es capaz de redirigirlos rápidamente ya que cuentan con un canal de comunicación continua a la base.
La Clase Ohio es el submarino más grande jamás construido por la Marina de Estados Unidos, y son los submarinos de mayor tamaño después del Proyecto 941 Akula (Typhoon) de la Marina Rusa.
La Clase Ohio fue diseñada principalmente para hacer patrullas de disuasión.
Cada submarino tiene 2 tripulaciones, Azul y Oro, cada una sirviendo en intervalos de 100 días.
Poseen mucho espacio para víveres, equipo y refacciones para maximizar el tiempo en patrulla, su reactor nuclear puede durar 15 años sin recarga.
Es muy silencioso a la velocidad de 20 nudos.
El USS Alabama (SSBN-731) es el sexto submarino de la clase Ohio y el cuarto navío de la Armada de los Estados Unidos en llamarse "Alabama".
Cuenta con una tripulación de 13 oficiales y 140 entre suboficiales y marineros.
Los efectos discretos locales de las armas nucleares individuales son bien conocidos, merced a las más de 2.000 pruebas nucleares realizadas y las consecuencias de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.
En esencia, un arma nuclear es un explosivo extraordinariamente potente y muy contaminante capaz de causar gran devastación en un área determinada mediante las siguientes acciones combinadas:
Impacto radiológico:
El 80% de la energía instantánea del arma se libera en forma de radiaciones ionizantes alfa, beta, gamma y de neutrones, además de generar un destello luminoso capaz de dejar ciegas a las personas a gran distancia.
Estas radiaciones causan gran mortandad por síndrome radiactivo agudo, y pueden generar pulsos electromagnéticos que destruyen los equipos eléctricos y electrónicos.
Además, la detonación tiene la capacidad de inducir regiones de oscurecimiento, que por la alta ionización del aire impediría la circulación de ondas electromagnéticas e infrarrojas, haciendo inoperativos radares y otros sistemas de comunicación que tengan que transmitir o recibir a través de estas áreas ionizadas.
Impacto térmico:
El arma genera enormes cantidades de calor (hasta 400 millones de °C) que se transfiere al aire circundante, vaporizando y calcinando todo en sus inmediaciones y provocando incendios masivos en zonas más alejadas.
Estos incendios masivos pueden transformarse en una tormenta de fuego.
Las personas sufren graves quemaduras a decenas de kilómetros de distancia.
La tormenta de fuego, además, consume el oxígeno del aire y provoca la muerte por asfixia.
Impacto mecánico:
El aire, dilatado brutalmente por el calor, se expande a gran velocidad bajo la forma de una onda de choque ardiente de alta presión que derriba las estructuras y revienta a los seres vivos.
En las inmediaciones de la detonación, puede provocar cráteres importantes.
Es frecuente que se produzca una onda de choque secundaria en sentido contrario, conforme el aire se enfría y contrae, lo que termina de destruir el área atacada en un movimiento de vaivén.
También se produce un efecto sísmico, detectable a miles de kilómetros de distancia, que contribuye a la devastación local.
Contaminación radiactiva:
La explosión lanza a la atmósfera grandes cantidades de humos y materia pulverizada fuertemente irradiados a consecuencia del impacto radiológico.
Estas sustancias vuelven al suelo progresivamente, con frecuencia bajo la forma de lluvia radiactiva, contaminando todos los objetos expuestos a la intemperie; entre ellos se hallan el aire, las fuentes de agua y los alimentos.
Esto incrementa las bajas por síndrome radiactivo agudo y otras enfermedades asociadas a la radiactividad.
Estos efectos discretos varían significativamente entre los ataques próximos al suelo (groundburst), destinados a destruir blancos altamente reforzados o muy resistentes, y las detonaciones en altitud (airburst), que pretenden maximizar el área de devastación contra objetivos blandos como ciudades o polígonos industriales.
También dependen del número de cabezas asignadas a un mismo blanco.
Las detonaciones nucleares producen unas nubes características en forma de hongo, que pueden alcanzar tamaños enormes.
Los efectos sinérgicos generalizados de un ataque nuclear combinado a gran escala, diseñado para causar el máximo daño posible, son más difíciles de determinar.
Para empezar, no es posible predecir la naturaleza exacta de semejante ataque con antelación.
Sin embargo, resulta posible definir algunas líneas generales:
Interrupción generalizada de los suministros de alimentos, agua potable, electricidad y comunicaciones.
Las grandes ciudades, aunque no hubieran sido atacadas, serían incapaces de sobrevivir sin estos alimentos.
Esto provocaría grandes colas de millones de refugiados sin destino particular alguno, normalmente enfermos y debilitados, por lo que cabe esperar una elevada mortalidad, violencia y lacras propias de la naturaleza humana.
Dislocación de los Estados, ejércitos y cuerpos de seguridad y sanitarios como entidades organizadas.
Pillaje, saqueo, surgimiento de grupos mafiosos o mercenarios armados.
Interrupción generalizada y permanente de la actividad económica, particularmente la industrial, por destrucción de sus instalaciones o supresión del suministro eléctrico y de materias primas durante tiempo indeterminado.
Esto dificultaría y ralentizaría enormemente la atención a los afectados y la recuperación de posguerra.
Probablemente, el dinero perdería su valor al desaparecer los mercados financieros que lo determinan.
Muchos hospitales resultarían destruidos, mucho personal médico muerto, y los supervivientes no dispondrían de energía eléctrica ni suministros.
Esto incrementaría gravemente la mortalidad entre los heridos y afectados, con toda seguridad, y probablemente permitiría la rápida extensión de las epidemias.
Elevada contaminación radiactiva del aire y las fuentes de agua potable y alimentos durante semanas, y más leve durante años e incluso siglos.
Esto podría agravarse si se emplean armas específicamente diseñadas para destruir por irradiación los recursos agropecuarios, lo que produciría grandes hambrunas.
Desestructuración generalizada de la sociedad y de los modelos de civilización y modos de vida.
Posible desaparición de numerosas naciones.
Desaparición de la capa de ozono, por lo que la radiación ultravioleta del Sol acabaría matando a los pocos seres vivos que sobrevivieran al oscurecimiento nuclear.
Si bien la vida en los océanos no se vería afectada por el oscurecimiento y el invierno nuclear, el aumento de la radiación ultravioleta acabaría con el fitoplancton y con la cadena trófica en los mares, lo cual provocaría una mortandad generalizada en pocos meses.
Las drásticas diferencias de temperatura entre los continentes y los océanos generarían un caos climático gigantesco, lo que dificultaría enormemente la vida en las zonas costeras marítimas.
Posibles efectos climáticos masivos, como el invierno nuclear.
En fin, no es exagerado afirmar que una guerra nuclear a gran escala provocaría cientos o miles de millones de víctimas, y la desaparición de las naciones y modelos de civilización que conocemos.
El término mega muerte, una unidad de medida equivalente a un millón de muertos, se acuñó para manejar estas cifras aniquiladoras.
Así, por ejemplo, mil mega muertes equivale a mil millones de víctimas; mil mega muertes es una estimación media-alta razonable del número de bajas en las primeras 24 horas de una Guerra Termonuclear total con blancos demográficos que implicara a Estados Unidos, Rusia, Europa y China.
Para concluir y aterrizar en el asunto que nos desvela, El Alabama es la nave protagonista de la película Crimson Tide, donde está en patrulla ante una Guerra Civil Rusa, y es escenario de un conflicto de mando sobre una orden de lanzamiento de misiles nucleares contra ese país.
Aquí Crimson Tide apuesta a ser un intenso thriller con atmósferas claustrofóbicas y opresivas situaciones bélicas de desproporcionadas magnitudes.
Y lo logra a grandes rasgos a pesar de la "villanización" del pueblo ruso tan comúnmente retratado en las cintas americanas y de algunas licencias patrioteras que siempre están a la orden del día en producciones “mainstream” estadounidenses.
¿Qué puede pasar cuando los dos oficiales a cargo de un submarino nuclear en operaciones, en un estado de alerta previa al de guerra, reciben una orden de lanzamiento de misiles nucleares, pero no concuerdan en su cumplimiento?
El presidente norteamericano es el único que puede ordenar al submarino USS Alabama disparar contra silos nucleares rusos que están preparando un ataque sobre los EEUU.
Se cortan las comunicaciones cuando estaba entrando un mensaje que bien podría ser la contraorden...
El capitán decide disparar pero el oficial ejecutivo no concuerda y según el reglamento, el lanzamiento no se puede realizar...
“I'm Captain of this boat.
NOW SHUT THE FUCK UP!”
Crimson Tide es una película estadounidense dirigida por Tony Scott (hermano de Ridley Scott) en el año 1995.
Protagonizada por un ENORME Gene Hackman, ENORME Denzel Washington, ENORME George Dzundza, ENORME Jason Robards, Ryan Phillippe, Viggo Mortensen, James Gandolfini, Lillo Brancato, Ricky Schroder, Matt Craven, Danny Nucci, Steve Zahn, Marcello Thedford y Jaime P. Gomez.
Producida por Don Simpson y Jerry Bruckheimer, y escrita por Michael Schiffer y Richard P. Henrick.
Obtuvo 3 nominaciones al Oscar como mejor montaje, sonido y efectos de sonido.
Crimson Tide es un thriller bélico intenso, que goza de una pulseada en los protagónicos tremenda, en el dúo Gene Hackman vs Denzel Washington, tanto a nivel de interpretaciones como en los roles interpretados en sus respectivos personajes y sus diferencias marcadas de filosofías, pues la pugna de dos hombres con mucho poder para ver quién tiene la razón es el principal atractivo de este producto emotivo, pero también chauvinista.
Crimson Tide se centra en la tensión que se produce entre ellos, que deben compartir no sólo el escaso y peligroso espacio a bordo de un submarino nuclear clase Ohio, sino también el peso de la responsabilidad por los SLBM nucleares para cuyo uso están entrenados y el estrés mental de las consecuencias directas que esto produce.
Crimson Tide está dividida en dos partes, frente a la primera en la que el submarino americano es torpedeado por uno ruso, aparece una segunda demasiado innovadora y, sobre todo, apoyada en el discutible principio del "más difícil todavía".
De manera que la intriga se reduce a si el veterano comandante hijo de perra logrará apretar el botón que dispare los misiles o conseguirá impedirlo su segundo, el negro progresista.
La base de Crimson Tide es llevar a ambos personajes a una situación en la que salgan a la superficie las evidentes diferencias entre ambos, convirtiendo el submarino en un campo de batalla en el que la tripulación se dividirá entre los partidarios de uno y otro, mientras deben decidir si iniciar una guerra o no.
Lo interesante del tema es que ambos contendientes creen estar en posesión de la razón.
No hay buenos o malos en Crimson Tide, más bien hay dos personas convencidas que están actuando correctamente, aunque cada uno por diferentes motivos.
Gene Hackman, quien en la vida real fue miembro de los Marines, carga con la importancia que tiene la simpatía o la antipatía personal en la aceptación o rechazo de los consejos, los prejuicios, en definitiva.
Ramsey, el Capitán, cuyo papel representa, es un hombre justo, pero no simpatiza con Hunter (Denzel Washington).
A su vez, Hunter toma una decisión que resulta la correcta, pero precipitando una crisis por obstinación.
Un poco del alma humana...
Denzel Washington, dúctil, bien montado sobre su personaje reafirma su talento actoral y su versatilidad, a pesar de la limitación que en tal sentido impone el hecho de ser negro.
No es un filme repleto de acción, pero sí tienen tremendo desarrollo de presiones psicológicas a las que están expuestos dos personas sobre las cuales recae el peso de armar o no un holocausto nuclear.
En esta situación se debaten el liderazgo, sentido común y cadena de mando como los principales motivos de conflicto entre El Capitán y El Oficial Ejecutivo en el ambiente claustrofóbico y peligroso de submarino nuclear.
Por otro lado, la banda sonora es de Hans Zimmer, quien obtuvo un premio Grammy por la canción de los títulos, introduciendo de manera destacada el uso de una orquestación obtenida electrónicamente en lugar de los instrumentos tradicionales.
“We're here to preserve democracy, not to practice it”
A los que gustamos del género el tema nos atrae por sí mismo, pero más allá del gusto personal, hay en Crimson Tide un conflicto cuyo análisis permite sacar bastante provecho meditando sobre el problema de la autoridad.
¿Cuál es el límite?
¿Puede un inferior desobedecer lícitamente las órdenes de su superior que emanan, además, del Comando Supremo Naval porque presume que podría tratarse de un error de gravísimas consecuencias, nada menos que la muerte de millones de personas?
Si hay una película que puede, literalmente, hacerme cagar en mis pantalones es Crimson Tide
¿Por qué será?
Por todo lo expuesto anteriormente, manda huevo, por sus consecuencias, a pesar de que Crimson Tide no fue aceptada por las fuerzas armadas de los Estados Unidos por diferencias técnicas en los diálogos pero mayormente porque lo que verán puede ocurrir en cualquier momento de crisis en la vida real.
Ejemplo: 2 bombas atómicas han sido detonadas en estado de guerra, se han realizado alrededor de 2.000 pruebas nucleares, 27 de las cuales han sido realizadas para construcción y perfeccionamiento de las mismas.
Con un carácter inmediato, en caso que ocurra tal estupidez, se suelen realizar las siguientes recomendaciones:
Tener una idea general de los posibles objetivos y mantenerse apartado de los mismos.
Saber si existen refugios nucleares en las proximidades, y utilizarlos.
Disponer de reservas de alimentos enlatados, agua embotellada y otros productos de primera necesidad.
Tras el ataque, racionar y utilizar estos productos en primer lugar, mientras la radiación exterior va disminuyendo.
Conocer los recursos de protección civil existentes en el área.
Conocer las señales de aviso del sistema de protección civil.
Si el ataque es inminente, no trate de huir en vehículos privados.
Se corre el riesgo casi seguro de quedar atrapados en el previsible atasco de las carreteras y expuestos a la explosión en la intemperie.
No mire en la dirección previsible de la explosión, ni siquiera a decenas de kilómetros de distancia, para evitar la ceguera.
Ninguna clase de gafa de sol le protegerá.
Si ve un destello "brillante como el sol" o los equipos electrónicos a baterías se detienen de golpe y simultáneamente, relojes digitales, teléfonos móviles, MP3, etc., tírese al suelo inmediatamente, cúbrase la cabeza y busque protección contra la cristalería a rastras.
Si lo anterior ocurre dentro de un vehículo de motor, quite la llave de contacto, desbloquee las puertas, ponga el freno de mano, y tírese al suelo del automóvil inmediatamente.
En ambos casos, la explosión ya ha sucedido y la onda de choque llegará en cualquier momento.
Antes de que la explosión se produzca, buscar refugio bajo tierra: sótanos, cuevas estables, túneles del metro, alcantarillado, etc., o en rincones interiores de los edificios, lejos de puertas y ventanas.
Si se está al aire libre, tratar de esconderse bajo objetos sólidos.
Protegerse en la medida de lo posible de la metralla volante, y particularmente de la cristalería.
Protéjase de los cristales.
Los cristales son peligrosísimos y a las energías implicadas pueden penetrar incluso en el cemento.
Si no hay una estancia sin cristales, el mejor lugar es justo debajo, para que estallen por encima de su cabeza.
Debe prepararse mentalmente para un suceso de extrema violencia y confusión.
Es natural tener miedo, pero no se permita ceder al pánico.
Si se dispone de la "pastilla nuclear" (dosis masiva de calcio y yodo), tomarla para prevenir la fijación de cesio-137 y yodo-131 en el organismo.
Estas dos sustancias son las principales causantes del síndrome radiactivo agudo y otras enfermedades asociadas a la radiación por irradiación secundaria (contaminación), pero no primaria (directa).
Los muros gruesos de hormigón armado y las estancias subterráneas representan una protección razonable contra la irradiación directa.
Cierre las llaves del gas y el agua.
Desconecte el interruptor eléctrico principal.
Si se incendia la ropa, rodar sobre uno mismo o apagarla con mantas.
Si se dispone de tiempo, puede ser conveniente desnudarse completamente y cubrir el cuerpo entero con mantas, alfombras, lonas o capotes que se puedan apartar fácilmente en caso de que ardan; la ropa pegada al cuerpo se adherirá fácilmente a la piel en caso de que prenda o se caliente intensamente, causando grandes quemaduras o agravándolas.
Pero, por el otro extremo, la piel expuesta se quemará fácilmente.
Espere a que pase la onda de choque, puede tardar 30 segundos o más, y la onda secundaria si se produce, hasta dos minutos.
Protegerse de la deposición radiactiva, permaneciendo en los refugios o cuanto menos cubriéndose con mantas, capotes, botas de agua y mascarillas de papel.
No abandonar el refugio hasta que las autoridades permitan o recomienden la salida.
Mantenerse informado a través de la radio, si sigue funcionando.
Verificar los daños antes de penetrar o habitar en un edificio, en previsión de derrumbes o incendios.
Mantenerse apartado de las conducciones de gas y tener cuidado con las de agua y electricidad.
No penetrar en las áreas dañadas o indicadas con señales de peligro radiológico.
Evitar desplazamientos innecesarios o confrontaciones.
Cualquier herida es potencialmente mortal cuando la asistencia médica no está garantizada.
Siga educando a los niños.
Acoja a los huérfanos.
En la medida de sus posibilidades, ayude a los heridos, enfermos y desamparados.
¿Dilema moral de Crimson Tide?
Algo tan simple me quedó para siempre por haber trabajado 8 años en Control de Calidad:
Ante la duda, ALTO no actúe, pregunte y/o confirme!

“In my humble opinion, in the nuclear world, the true enemy is war itself”


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