World Trade Center

“Oh my god!”

Estar en el mirador del World Trade Center debió ser algo así como asomarse a un balcón en pleno cielo.
Las Torres Gemelas de New York no eran sólo una maravilla arquitectónica, eran uno de los distintivos más importantes de los Estados Unidos de América.
Además de eso eran un símbolo planetario: eran el centro del comercio mundial, la metáfora del libre mercado en el que están basados los sistemas democráticos occidentales y una auténtica Babel donde convivían miles de personas de muy diferentes orígenes, razas, religiones y culturas.
“Martes 11 de setiembre, 2001”
08.19:
La azafata Betty Ong del vuelo 11 de American Airlines se comunica con la oficina de reservaciones de la compañía para informar que el avión parece estar siendo secuestrado.
08.46.30:
El vuelo 11 de American se incrusta por completo en la Torre Norte del World Trade Center (WTC).
09.02.59:
El vuelo 175 de United embiste la Torre Sur del World Trade Center.
El suceso es cubierto en directo por diversas cámaras de televisión que enfocaban a las Torres Gemelas a causa de la densa humareda que surgía de la Torre Norte.
09.59:
Se derrumba la Torre Sur.
10.28:
Cae la Torre Norte.
20.30:
El presidente Bush habla a la nación desde el Despacho Oval, en la Casa Blanca anunciando que los Estados Unidos de América han sido atacados.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001, fueron una serie de atentados terroristas suicidas cometidos aquel día en los Estados Unidos por miembros de la red yihadista Al-Qaeda mediante el secuestro de aviones de línea para ser impactados contra varios objetivos y que causaron la muerte a cerca de 3000 personas y heridas a otras 6000, así como la destrucción del entorno del World Trade Center en Nueva York y graves daños en el Pentágono en el Estado de Virginia, siendo el episodio que precedería a la guerra de Afganistán y a la adopción por el gobierno estadounidense y aliados de la política denominada de Guerra contra el terrorismo.
Los atentados fueron cometidos por diecinueve miembros de la red yihadista Al-Qaeda, divididos en cuatro grupos de secuestradores, cada uno de ellos con un terrorista piloto que se encargaría de pilotar el avión una vez ya reducida la tripulación de la cabina.
Los aviones de los vuelos 11 de American Airlines y 175 de United Airlines fueron los primeros en ser secuestrados siendo ambos estrellados contra las dos Torres Gemelas del World Trade Center, el primero contra la torre Norte, el segundo poco después contra la Sur, provocando que ambos rascacielos se derrumbaran en las dos horas siguientes.
Las Torres Gemelas del World Trade Center se inauguraron en 1973; el arquitecto Minoru Yamasaki se encargó del diseño de uno de los edificios de mayor altura en el mundo.
La torre 2 tenía una altura de 415 metros, mientras que la torre 1 alcanzaba los 417 metros (más de 526 con la antena de telecomunicaciones).
Ambas Torres Gemelas tenían una anchura de 63,5 metros.
La estructura de ambas torres era del tipo “tube in tube”, sistema con el que se han construido más del 90% de los edificios de altura en las tres últimas décadas.
Se estima que las Torres Gemelas contenían 200.000 toneladas de acero, 325.000 m³ de hormigón, 300.000 m² de superficie acristalada correspondiente a 43.600 ventanas, 198 ascensores con una capacidad media de 55 personas, 71 escaleras automáticas, 93 hectáreas de oficinas, y hasta 150.000 visitantes al día, en su mayoría turistas extranjeros.
Con 110 plantas, las torres eran los edificios más altos y con mayor número de plantas en Nueva York hasta su destrucción.
Los pilotos que participaron en los atentados del 11 de septiembre, Mohammed Atta, Marwan al Shehhi, Ziad Jarrah y Ramzi Binalshib, eran estudiantes árabes en Hamburgo, Alemania.
Bin Laden los reclutó a principios del 2000 cuando supo las intenciones de los chicos de ir a pelear a Chechenia.
El autor intelectual de los atentados fue Khalid Sheikh Mohammed, conocido por sus siglas: KSM.
El nativo de Pakistán y su sobrino Ramzi propusieron la idea de los ataques a Osama Bin Laden.
Se calcula que los ataques del 9/11 costaron a Al-Qaeda medio millón de dólares.
KSM, el administrador del operativo, y los terroristas recibieron 300 mil dólares mediante 19 cuentas bancarias abiertas a nombre de los conspiradores.
Se desconoce de dónde provino el financiamiento.
El plan original de KSM era estrellar 10 aviones, además de las Torres Gemelas, del Pentágono y del Capitolio, otros objetivos eran los cuarteles generales del FBI, de la CIA, centrales nucleares sin identificar y los edificios más altos de Los Ángeles y Seattle, pero la propuesta se modificó pues Bin Laden consideró que la operación era demasiada compleja.
Bin Laden quería atacar la Casa Blanca en septiembre porque el Congreso estaría en sesiones, sin embargo, uno de los pilotos determinó que el objetivo era demasiado pequeño como para impactar con precisión en el blanco, por lo que se optó por dañar el Capitolio estadounidense.
Según las conclusiones de las investigaciones oficiales del gobierno estadounidenses, los ataques cumplían con la intención declarada de Al-Qaeda, expresada en la fatwa de 1998 de Osama Bin Laden, Ayman al-Zawahiri, Abu-Yasir Rifa'i Ahmad Taha, Shaykh Mir Hamzah, y Fazlur Rahman, emir del Movimiento Yihadista de Bangladesh, Fazlur Rahman.
Dicha fatwa lista tres "crímenes y pecados" cometidos por los estadounidenses en opinión de sus autores:
Apoyo militar de EE.UU. a Israel, ocupación militar de la península arábiga por EE.UU. y agresión estadounidense contra el pueblo de Irak.
La fatwa establece que Estados Unidos:
Saquea los recursos de la Península arábiga, dicta la política a seguir a los gobernantes de dichos países, apoya a regímenes y monarquías abusivos que oprimen a su propia gente, tiene bases e instalaciones militares en la península arábiga, violando así su Tierra Santa, con el fin de atemorizar a los estados vecinos, intenta dividir a los estados árabes con la finalidad de debilitarlos como fuerza política, apoya a Israel, y desea distraer a la opinión mundial de la ocupación de los Territorios Palestinos.
Más de 4.600 aviones aterrizaron la mañana del 11 de septiembre minutos después de los atentados.
Los controladores aéreos de Estados Unidos devolvieron todas las aeronaves a tierra en un lapso de dos horas y media.
En New York, las torres se desplomaron en 11 y 9 segundos (WTC1 y WTC2, respectivamente).
La velocidad con que cayeron es equiparable al desplome de una bola de billar en caída libre desde una altura de 110 pisos.
En las horas siguientes a los ataques, se inició una operación de búsqueda y rescate a gran escala con más de 350 perros especialmente entrenados.
Solo se lograron encontrar a unos pocos sobrevivientes malheridos, y en las semanas posteriores se hizo evidente que no se iban a hallar más.
La recuperación de cadáveres llevó meses.
Simplemente el apagar todos los fuegos que ardían entre los escombros se demoró semanas, mientras que el desescombro completo no terminó hasta mayo de 2002.
Asimismo, se iniciaron muchas recogidas de fondos para ayudar a las víctimas de los atentados y a los familiares de los fallecidos.
Una vez cumplido el plazo para pedir las indemnizaciones, el 11 de septiembre de 2003, 2.833 personas habían recibido el pago.
Los atentados del 9/11 tuvieron un efecto abrumador sobre la población.
Los cuerpos y fuerzas de seguridad (conocidos como "los primeros en responder") que intervinieron en las labores de rescate y auxilio, especialmente los bomberos, fueron aclamados como héroes.
Policías y miembros de equipos de rescate de todo el país se concentraron en Nueva York para la recuperación de cuerpos.
Las donaciones de sangre experimentaron un auge.
Otra respuesta supuestamente patriótica menos loable fue el aumento del racismo y hostigamiento contra las personas de origen árabe.
Otros grupos originarios de Oriente Medio fueron frecuentemente confundidos con los árabes y víctimas de esta xenofobia, particularmente los sijs, que tienen la tradición de llevar turbantes, signo que en Occidente se suele asociar al Islam.
El informe del National Institute of Standards and Technology (NIST) del Departamento de Comercio de los Estados Unidos concluye que la protección contra incendios de las infraestructuras de acero de las Torres Gemelas salió desprendida con el impacto inicial de los aviones y que, si esto no hubiera ocurrido, las torres probablemente habrían permanecido erguidas.
Los incendios debilitaron las cerchas que sostenían los pisos, e hicieron que los pisos se combaran.
A su vez, los pisos al combarse, tiraron de las columnas de acero exteriores hasta el punto que las columnas exteriores se inclinaron hacia el interior.
Con los daños a las columnas principales, las columnas exteriores torcidas no pudieron soportar el peso de los edificios, produciéndose el derrumbe.
Además, el informe afirma que los huecos de las escaleras de las torres no fueron reforzados adecuadamente para proporcionar una salida de emergencia para las personas que se encontraban por encima de las zonas de impacto.
Varios equipos de comunicaciones también sufrieron daños.
Sin ir más lejos, las antenas de telecomunicaciones de la Torre Norte cayeron con su derrumbe, mientras que otras antenas de radio de torres colindantes resultaron también gravemente dañadas.
Aparte del derrumbe de las Torres Gemelas y el WTC 7, otros 23 edificios fueron dañados.
Actualmente al área ocupada por los restos materiales de las Torres Gemelas se la conoce como Zona Cero.
La economía estadounidense entró en una fase de recesión desde 2001 como resultado de la inseguridad y la desconfianza creciente en la seguridad del mundo occidental después de una década de crecimiento prácticamente ininterrumpido, a pesar de que la actividad económica ya había mostrado señales de agotamiento desde 1998, efecto de la crisis asiática, con la pérdida de más de un millón de empleos en el sector industrial entre los años 1999 y 2000.
Los ataques terroristas agravaron la situación al reducirse fuertemente el consumo como consecuencia del estado de psicosis de la población, que evitaba visitar sitios concurridos o viajar.
El sector aéreo fue uno de los más afectados, pues la demanda de vuelos comerciales se redujo drásticamente, debido sobre todo al temor de que se repitieran las acciones terroristas, y también a la resistencia del público a someterse a las medidas rigurosas de seguridad en los aeropuertos.
En el sector salud, cabe decir que los miles de toneladas de escombros tóxicos resultado de la caída de las Torres Gemelas están compuestos por: un 50% de material no fibroso y escombros de construcción; un 41% de vidrio y fibra; un 9´2% de celulosa y un 0´8% de asbesto, plomo y mercurio.
Además se liberaron niveles sin precedentes de dioxinas e hidrocarburos policíclicos aromáticos en los fuegos que ardieron durante los tres meses siguientes.
Según una especulación científica, la exposición a varios productos tóxicos y los contaminantes del aire circundante a las Torres tras el derrumbe del WTC podría tener efectos negativos en el desarrollo fetal.
Debido a este riesgo potencial, un notable centro de salud de niños está actualmente analizando a los hijos de madres que estaban embarazadas durante el derrumbe del WTC y que vivían o trabajaban cerca de las torres.
El personal de este estudio evalúa a los niños usando test psicológicos cada año y entrevista a las madres cada seis meses.
El propósito del estudio es determinar si hay diferencias significativas en el desarrollo y la salud de los niños de las madres que estuvieron expuestas a los productos tóxicos, frente a niños cuyas madres no estuvieron expuestas a la contaminación.
Un total de 7.300 trabajadores de la zona cero presentaron denuncia y reclaman compensaciones a la ciudad por la exposición y manipulación de las sustancias tóxicas de las Torres.
Ningún nuevo atentado de la magnitud del 9/11 se ha producido en Estados Unidos, pero sí en Madrid (Atocha, 10 explosiones en 4 trenes, 11 de marzo de 2004), Londres (3 bombas en 3 vagones del metro, 7 de julio de 2005), India (10 ataques en Mumbai, del 26 al 29 de noviembre de 2008), y Marruecos (Marrakech, 28 de abril, 2011) todos atribuidos a la red terrorista Al-Qaeda.
Los atentados del 9/11, que fueron condenados inmediatamente como horrendos ataques terroristas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, se caracterizaron por el empleo de aviones comerciales como armamento, provocando una reacción de temor generalizado en todo el mundo y particularmente en los países occidentales, que alteró desde entonces las políticas internacionales de seguridad aérea.
Las muertes se contaron por miles, pereciendo exactamente 2.973 personas, incluyendo 246 muertos en los cuatro aparatos estrellados (ninguno de los pasajeros de los aviones secuestrados sobrevivió), 2.602 en Nueva York muertos tanto dentro de las Torres Gemelas como en la base de las mismas, y 125 muertos dentro del edificio del Pentágono.
Entre las víctimas se contaban 343 bomberos del departamento de bomberos de Nueva York, 23 policías del departamento de policía y 37 policías de la autoridad portuaria de Nueva York y Nueva Jersey.
A fecha de hoy, aún permanecen 24 personas más entre la lista de desaparecidos.
Según las cifras presentadas por el Departamento de Salud en enero de 2002, 247 latinos estuvieron entre los muertos del atentado terrorista de Al-Qaeda contra las Torres Gemelas, representando un 9% del total.
De estos, 25 eran nacionales de la República Dominicana, 18 de Colombia, 13 de Ecuador, 6 de Cuba, 4 de Argentina y 1 de Chile.
En otros sitios, se habla de 15 muertos de México, así como otros de El Salvador, Honduras, Jamaica, Perú, Venezuela, Paraguay y Guyana.
En los días siguientes al ataque, se realizaron varios memoriales y homenajes alrededor del mundo.
Muchas personas colocaron fotografías de los muertos y desaparecidos en la Zona Cero.
Un testigo declaró:
"No soy capaz de olvidar las caras de las víctimas inocentes que fueron asesinadas.
Sus fotos están en todas partes, en las cabinas telefónicas, semáforos, paredes de estaciones de metro.
Todo me recuerda a un enorme funeral, con gente callada y triste, pero también muy amable.
Antes, Nueva York me hacía sentir frío; ahora la gente se acerca para ayudarse unos a otros"
Uno de los primeros memoriales fue el “Tribute in Light”, la instalación de ochenta y ocho luces de búsqueda en el sitio donde se encontraban las Torres Gemelas, que proyectaba dos columnas verticales de luz hacia el cielo.
En cada aniversario, en la ciudad de Nueva York, se leen los nombres de las víctimas que fallecieron allí, con música fúnebre de fondo.
El World Trade Center fue una construcción simbólica que apareció en numerosas películas, así como en muchos programas de televisión, dibujos animados, cómics, videojuegos y vídeos musicales.
11 son los cameos famosos de las Torres Gemelas en el cine:
King Kong (1976), Superman (1978), Serpico (1973), Manhattan (1979), Independence Day (1996), Ghostbusters 2 (1989), Godzilla (1998), Home Alone 2: Lost in New York (1992), When Harry Met Sally (1989), Men in Black (1997), y Gangs of New York (2002).
A 10 años de la tragedia, decenas de cintas taquilleras e independientes, así como documentales con diferentes enfoques han plasmado el sentir de víctimas y protagonistas de la destrucción de las Torres Gemelas.
Uno de los primeros largometrajes que se atrevieron a tocar el tema, como ficción, en la meca del cine fueron “United 93” y “World Trade Center”, y el telefilme “Flight 93”, todos del 2006.
La primera, dirigida por Paul Greengrass, al igual que “Flight 93” narra lo que sucedió en el vuelo 93 de United Airlines, que no logró ser estrellado contra su objetivo por los secuestradores, gracias al heroísmo de los pasajeros.
En World Trade Center, de Oliver Stone, la historia se centra en las hazañas de un equipo de policías liderado por un valiente oficial.
Ver una película sobre aquel fatídico 11 de Septiembre y sus heridas en NYC es una tarea ardua no sólo para los neoyorquinos, sino también para todos aquellos que aquel día comprendieron lo que significaba aquel ataque.
No se trataba sólo de matar gente, de infundir terror, sino que se estaba ante un aviso claro de que el modo de vida liberal occidental no es del agrado de todo el mundo.
Además se estaba atentando contra el ser humano.
Si el visionado se hace difícil por los recuerdos indelebles que se mantienen en la memoria, avivados con cada nuevo atentado, o cada vez que se retira una ópera de cartel, imagínense si además es a través de una película como "World Trade Center".
“De alguna manera, América es culpable de estos ataques”
World Trade Center es un drama basado en los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas del WTC en la ciudad de Nueva York.
Está dirigida por el galardonado con tres Oscar Oliver Stone y con un guión de Andrea Berloff sobre una historia de John McLoughlin, Donna McLoughlin, William Jimeno y Allison Jimeno.
Protagonizada por los actores Nicolas Cage, Michael Peña, Maria Bello, Maggie Gyllenhaal, Jude Ciccolella, Stephen Dorff, Armando Riesco, Jay Hernandez, Michael Shannon, Donna Murphy y Nicholas Turturro, entre otros.
World Trade Center es la segunda película sobre el 9/11, tras United 93.
World Trade Center recurre a las experiencias de dos policías reales atrapados entre los escombros y sus familias, Stone les otorga una importancia desmedida, mientras los atentados actúan como un simple y vacío contexto.
Sabiamente, Stone prefiere centrar World Trade Center en ese aspecto humano, y no en la mecánica misma del ataque o en sus más amarillistas aspectos.
World Trade Center cuenta los esfuerzos por rescatar a estos hombres que quedaron sepultados tras el derrumbamiento de las torres.
Es una versión muy cercana a la realidad, con recopilaciones de datos reales de los protagonistas de estos atentados.
No obstante, la estructura del guión no es la adecuada, de tal modo que Andrea Berloff recurre a triquiñuelas más propias de una producción catastrofista que de una cinta que aspira a narrar sin los habituales artificios hollywoodienses las vivencias de varios policías de la Autoridad Portuaria de Nueva York y de sus seres queridos.
Es lo que sucede, por ejemplo, con los innecesarios «flashbacks» que se añaden al relato o con algunas escenas en las que los diálogos se podrían haber suprimido, puesto que ya sentimos el dolor de determinadas personas sin necesidad de que nos lo estén recordando constantemente.
Aun teniendo en cuenta estos defectos, World Trade Center es un largometraje que también está plagado de aciertos, empezando por el hecho de que Oliver Stone no recree visualmente los atentados o repita con insistencia unas imágenes que ya hemos visto por televisión.
Al contrario, es ejemplar la forma en la que visualizamos cómo comienza esta tragedia, con la amenazadora sombra de un avión deslizándose por calles y edificios de la ciudad.
Además, y a pesar de los excesos, el filme posee notables pasajes dramáticos, la mayoría relacionados con las mujeres de los protagonistas y esa angustiosa espera en la que no saben si éstos seguirán vivos o no.
Quizás en 50 años (si sigue el mundo rodando), se hará una nueva versión, al estilo de "TITANIC" donde no quede duda sobre esa mercantilista intención.
Pero en el presente le daré a Stone el beneficio de la duda y recomendaré esta cinta como una buena, aunque un poco cansada, obra cinematográfica.
No obstante, para realmente conocer la historia real (o tan real como sea posible), creo que los documentales televisivos llevan la ventaja, inclusive el telefilm Flight 93, que me pareció buenísimo, excepto si son sobre conspiraciones, claro está.
Inspirada en hechos reales, World Trade Center relata la historia de los policías de Autoridad Portuaria John McLoughlin (Nicolas Cage) y Will Jimeno (Michael Peña).
El 11 de septiembre de 2001, el vuelo 11 de American Airlines y el vuelo 175 de United Airlines fueron secuestrados y colisionados contra las Torres Gemelas del World Trade Center en la ciudad de Nueva York.
McLoughlin y Jimeno fueron de las primeras personas en entrar en acción.
Con un reducido grupo de voluntarios se adentraron en la torre en llamas para ayudar a las personas atrapadas.
A modo de “flashback” John McLoughlin trabajó durante tres años en la terminal de autobuses de la Autoridad Portuaria antes de que le trasladaran al World Trade Center, donde estuvo 12 años y ascendió a sargento.
Conocía los edificios mejor que nadie.
Durante el primer atentado terrorista de 1993, él y sus compañeros ayudaron a evacuar el edificio y se ocuparon de los heridos, por lo que recibió una mención.
Después de aquel día, solicitó y consiguió un puesto que le permitió conocer aún mejor las dos torres: el Puesto Nueve, control de subniveles, como responsable del equipo de emergencia de los edificios.
Se encargaba de que todo estuviera siempre en perfecto funcionamiento.
Se tomaba su trabajo muy en serio y hacía más de lo necesario.
Gracias a su experiencia como bombero y a su mentalidad planificadora, rediseñó los protocolos de seguridad y de emergencia del World Trade Center, creando planes contra sismos, terremotos, huracanes, atentados con bombas, secuestros, etc.
Además, empezó a tomar clases con la Unidad de Emergencia, una división especial de la Autoridad Portuaria entrenada para hacer frente a situaciones catastróficas.
Más tarde reconocería que NUNCA pensó en un plan contra colisión de aviones y evacuación masiva ante posible derrumbamiento.
Acabó trabajando con el FBI, los Servicios Secretos y la administración del Trade Center para diseñar formas de enfrentarse a ataques químicos y biológicos.
Dado que el World Trade Center ya había sido el objetivo de los terroristas, estaba convencido de que podían volver a hacerlo.
Volvió a la terminal de Autobuses y esperaba acabar su carrera como supervisor de Servicios de Emergencia.
Pero llegó el 9/11.
Toda nación que sufre un atentado tan trágico como el sufrido en el World Trade Center, merece como poco glorificar a las víctimas del mismo y ensalzar la figura de aquellas personas que dieron todo, hasta su vida, por ayudar a salvar la de otros.
Si ésta fuese una película corriente, no dejaría de ser una convencional historia de policías, bomberos y héroes americanos con esposas desesperadas en sus hogares sin tener noticias de los mismos, pero es una cinta que relata desde las más buenas intenciones los momentos más trágicos que aquel fatídico día se dieron cita.
Oliver Stone no consigue hacer una gran película y no exprime esta tragedia por culpa de un guión corriente que es el principal culpable de que World Trade Center no llegue a los corazones de prácticamente nadie.
Intenta ser correcto a más no poder y se nota su respeto por la tragedia.
Repasa lo que hemos visto muchas veces en televisión y lo ofrece desde el punto de vista de dos policías portuarios que quedan atrapados entre los escombros de las Torres tras su derrumbe.
Cuenta con unos buenos minutos principales pero después todo es más de lo mismo.
Se pueden reprochar muchas, muchas cosas a World Trade Center, tantas cosas como a los que han escrito centenares de críticas hablando de cosas que no existen en esta cinta, como apología a las políticas de Bush.
¿En qué momento se habla de política?
A pesar de los pesares, no deja de ser un documento interesante y bienintencionado que por momentos sabe acercar bien el dramatismo de aquel día.
World Trade Center nos habla de la vida desde casi la muerte, y ésa es su única baza.
Con el 9/11, la realidad superó claramente la ficción, de ahí que el uso de estratagemas lacrimógenas: flashbacks molestos con sábanas extendidas al aire, carantoñas en la cama y herramientas de un carpintero acariciadas…, incluido el “happy end”, resulte una inmoralidad.
Inclusive aparenta que el guión pudo haberlo firmado el mismísimo George Bush.
OJO, su peligrosa superficialidad es un manifiesto del poder, la historia la reescriben los vencedores, una nueva Guerra Fría, un sufrimiento sin catarsis.
Me pareció exagerada, evidentemente hollywoodense, y patriótica, su impostada religiosidad, atención a las imágenes de Jesús sosteniendo un refrigerio, y el enaltecimiento de únicamente seres uniformados la convierten en un tebeo católico integrista.
Una vez que se despoja a la tragedia de su carácter civil y terrorista, ya sólo queda espacio para la manipulación, y eso es algo que no se debe permitir.
Pero además de todo las fallas argumentales, World Trade Center es una película que todos deberíamos ver, por el mero hecho de que rinde un homenaje a los cuerpos de salvación que intervinieron para salvar las vidas de la gente atrapada en las torres, antes del derrumbamiento y en los escombros posteriormente.
La recomiendo por su memoria visual, como volver a verlo por las noticias, y porque realmente siempre viene bien tener presentes los horrores que el hombre ha sido capaz de crear, y sobre todo, la bondad que aun nos queda, y que se hizo visible a través de todas las personas que arriesgaron su vida para demostrar que el mal aun no ha ganado la batalla por el equilibro de la humanidad.
World Trade Center nos recuerda que no debemos olvidar que somos humanos, por eso y más es recomendable verla, porque enaltece al ser humano en tiempos de crisis.
La duda de si es o no demasiado pronto para realizar una película dramática sobre los eventos del 11 de septiembre de 2001, en Nueva York, la resuelve World Trade Center con una respuesta afirmativa: ni el belicoso y normalmente agudo Oliver Stone ha sido capaz de analizar con profundidad los atentados a las Torres Gemelas.
World Trade Center es ciertamente deslumbrante en sus apartados técnicos, heroicos o “épicos”.
Stone sigue a esos dos policías de Manhattan en la difícil labor de rescatar a las víctimas del atentado; el espectador se mantiene en vilo y angustiado ante el enorme espectáculo que Stone organiza, pues los ecos de la tragedia siguen resonando y el cineasta ha conseguido marcarlos de un verismo escalofriante.
Tan realista que pone la piel de gallina pero tan carente de preguntas y respuestas que a algunos espectadores les creará la sensación de estar sufriendo sin necesidad, creándose una angustia que ni sirve de catarsis ni arroja luz alguna sobre la nube de polvo que cubrió Manhattan.
Para mí probablemente los mejores momentos del film son el inicio y el final.
Le reclamo a World Trade Center la escena del marine, el muy imbécil, le dice a un cura que debe ir a ayudar, y no se le ocurre otra cosa que irse a la peluquería, a raparse; la de Jesús y su botellita de agua; y por último, si están en estado de emergencia, porque se la pasan caminando tan tranquilamente, como sin ánimo y perdiendo tiempo valioso…
Quizá todos esperábamos la película del 9/11...
Desde luego, no es ésta.
Las heridas están aún demasiado abiertas, y se nota.
Se evita "pudorosamente" la imagen del impacto sobre las torres, para dejarnos con la sombra de un avión sobre las calles de Nueva York.
Realmente, World Trade Center no aborda el drama de los atentados, sino dos dramas personales, particulares y unidos que podrían haber tenido lugar en el World Trade Center o en el Metro de Nueva York o en una explosión en una mina.
Repito: World Trade Center no es la película del 9/11.
Ésa está aún por hacer.
Adjunto algunos escalofriantes testimonios de testigos y sobrevivientes, así como llamadas telefónicas de algunos fallecidos en los infames ataques al World Trade Center, palabras que solo leyendo puede tocar la sensibilidad, y que fueron publicadas recientemente.
- Gracias a la fidelidad y astucia de su perro guía Tops, que nunca lo desampara, el ingeniero colombiano Omar Rivera, un hombre no vidente que trabajaba en el piso 71 de la torre uno del derruido Word Trade Center de Nueva York, se salvó de morir en el ataque terrorista del martes: bajó a pie desde su oficina:
- "Liz, soy yo, Dan...
Mi edificio ha recibido un impacto.
Estoy en el piso 78.
Estoy bien, pero voy a seguir acá para ayudar a evacuar a otros, nos vemos pronto".
Estas fueron las últimas palabras del puertorriqueño Daniel López, de 39 años, grabadas para su esposa, en el contestador telefónico de la casa.
- "Yo estaba afuera, tratando de ayudar a la gente cuando los escombros cayeron sobre mí.
No podía respirar más, vimos al menos a 200 personas que salían del edificio.
Estaban a varios metros de nosotros.
Podía escucharlos, pero el fuego nos separaba", dijo Ernie Armstead, un bombero de 53 años luego de ser rescatado de las Torres Gemelas.
- "Estaba con mi colega Mike en el ascensor que subía cuando escuché a la gente gritar que un avión se estrelló contra el edificio.
Al salir, vimos los escombros que caían del cielo, trozos del avión y gente que saltaba por las ventanas.
Era horrible", dijo Hurley Lever, bombero de 59 años.
- "Las luces estaban apagadas, el agua caía del techo alrededor nuestro.
Sólo esperábamos que la estructura comenzara a desmoronarse.
Creí que me iba a morir y cuando abrí los ojos no veía nada.
Por suerte un bombero me tomó por la cintura y me sacó de allí".
El testimonio pertenece a Marlene Cruz, quien trabajaba en el sótano de la primera torre siniestrada.
- Stephen Ferry, por su parte, tomaba fotos en el lugar de la tragedia para la revista Time Magazine.
Junto a un bombero, (cuando ya las dos torres habían caído) escuchó seis disparos que provenían de una edificación en llamas.
El bombero le dijo una frase que lo sacudió:
“En este momento está muriendo un policía”, por el sonido de las balas el bombero supo que eran tiros de un agente.
El bombero explicó también que el exceso de calor hacía que, a veces, las armas se dispararan.
- En la televisión del restaurante “Windows On The World”, Óscar Cruz empezó a ver gente que se tiraba de las Torres.
Hombres y mujeres saltaban de los pisos 96, 97 y 98.
No tenían opciones.
Era lanzarse o morir en llamas.
- Bob O'Brien, de 68 años, un empleado de mantenimiento, estaba trabajando cerca del World Trade Center, donde se erigían las Torres Gemelas:
"Cuando el avión impactó, 10 o 15 minutos más tarde vi gente tirándose por las ventanas.
Fuimos a la calle a mirar.
Pensaron que era sólo ropa.
Les dije:
No, esos son cuerpos!
Era gente saltando".
- “Hubo gente que al salir de los edificios se topaban con masas de cuerpos deformes que había caído desde lo alto de los edificios, eran deformes, no aparentaban ser cuerpos humanos, eran los compañeros de trabajo, se reconocían por las pulseras de los relojes, por algún zapato, ropa o por lo que les quedaba de cabello”.
- “La gente que salía de los edificios también corría peligro, ya que parte de la estructura caía sobre las personas que intentaban salvarse, inclusive se reportaron grandes pedazos de vidrios que al caer de forma violenta, cercenaban a personas y los grandes bloques de las torres aplastaban a varios en un esfuerzo por sobrevivir”.
- Beth Faitelewicz, de 50 años, una enfermera del Centro Médico Beth Israel en Nueva York:
"Entré al hospital -fui a emergencias- e hice lo mejor que pude hacer en situaciones de emergencia.
Lo peor es que no recibimos a nadie".
- Dawud Walid, director de la filial en Michigan del Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas, estaba en su casa en un suburbio de Detroit preparándose para irse a trabajar:
"Todo lo que podía pensar era: Oh, mi Dios, que no sean musulmanes.
En los días siguientes, todos los neumáticos de mi coche aparecieron pinchados.
Una de mis ventanas fue destrozada.
Recibí llamadas de odio.
Muchos de nosotros pasamos por eso.
Muchas mujeres dejaron de usar sus pañuelos en la cabeza por temor a ser atacadas.
Algunos hombres se afeitaron la barba.
Fue muy traumático".
- Antes del impacto del segundo avión, dijeron los sobrevivientes:
“La gente en el piso 78 tenía sentimientos ambiguos: por un lado, alivio ante los anuncios de que su edificio era más seguro que caminar por la calle y, por otro, miedo de que no fuera así.
En esos momentos críticos, la gente se arremolinaba tratando de tomar una decisión.
¿Sentarse frente a los escritorios para la apertura de los mercados o ir a buscar una taza de café abajo?
En la firma Keefe, Bruyette & Woods, los que se fueron sobrevivieron y los que se quedaron murieron”
- Faltaban 53 minutos para que la torre norte se derrumbara:
“En los pisos 104 y 106, era tanta la necesidad de aire que la gente se amontonaba, uno encima del otro, en las ventanas, semi colgados a casi 400 metros de altura.
Nunca se salvarían.
- Detrás de las ventanas que no se habían roto, la gente se apiñaba:
"Unos cinco pisos más abajo de la terraza hay cerca de 50 personas con la cara presionada contra la ventana intentando respirar", dijo un oficial de policía desde un helicóptero.
- Hoy se sabe que aproximadamente 900 personas encontraría la muerte entre los pisos 101 y 107.
- Desde el piso 106, Stuart Lee, vicepresidente de Data Synapse, envió un e-mail a su oficina en Greenwich Village:
"Ahora se está discutiendo si romper una ventana o no.
Por ahora el consenso es que no debemos hacerlo", dijo.
- A esa altura, según muestran los videotapes, las llamas ya habían arrasado los pisos donde había impactado el avión.
“Ráfagas de fuego arrojaban al vacío a la gente que estaba asomada por las ventanas rotas”
- 9:45
Faltaban 14 minutos para que se derrumbara la torre sur:
“El techo parecía una opción obvia —y la única— para la gente que estaba en los pisos superiores.
Un helicóptero había evacuado a algunas personas de la terraza de la torre norte en febrero de 1993, después de que estalló una bomba terrorista en el subsuelo del edificio.
Por varias razones, sin embargo, el departamento de bomberos y las autoridades policiales descartaron los helicópteros como parte de su plan de evacuación”.
Según relatos de sus familiares y llamadas al número de emergencias 911, para muchos de los que estaban atrapados en las torres esta decisión fue un shock.
- Faltaban 28 minutos para que cayera la torre norte:
"Mamá", preguntó Jeffrey Nussbaum.
"¿Qué fue esa explosión?"
A unos 30 kilómetros de distancia, Arline Nussbaum podía ver por televisión lo que su hijo no podía ver a 45 metros.
Ella recuerda el último diálogo entre ambos:
"La otra torre se acaba de derrumbar", dijo la señora Nussbaum a su hijo.
"Dios mío", le respondió Jeffrey.
"Te quiero", dijo él.
Después el teléfono se quedó mudo…
- 10:00:
La torre norte, en la que el avión se estrelló 16 minutos antes que en la torre sur, todavía estaba en pie.
“La gente que había quedado atrapada se moría tan lenta e irremediablemente.
Las llamadas mermaban.
Cada vez caía más gente por las ventanas”
- A las 10:18, Tom McGinnis llamó a su esposa, Iliana.
Su conversación le quedó grabada a ella en la memoria:
"Todo está muy mal", dijo Tom.
"Ya lo sé", le respondió Iliana, que todo el tiempo había albergado la esperanza de que su marido no hubiera llegado al edificio antes de que se estrellara el avión.
"Esto es muy malo para el país.
Parece la Tercera Guerra Mundial".
Algo en el tono de voz de su marido alarmó a la señora McGinnis.
"Estamos en el piso 92 en una habitación y no podemos salir.
Te amo.
Cuida a Kathleen", dijo desalentado Tom.
"No pierdas la calma", le contestó la esposa.
“Ustedes son fuertes y van a poder salir de ahí".
"No entendés", le dijo entonces Tom.
"Hay gente que está saltando al vacío desde los pisos de arriba".
Eran las 10:25.
El fuego arrasaba el lado oeste del piso 92.
La gente saltaba por las ventanas.
"No cuelgues", le rogó ella.
"Tengo que tirarme al piso", le dijo Tom.
Y, con esa frase, se cortó la comunicación telefónica.
- Eran las 10:26, dos minutos antes de que se desmoronara la torre.
El World Trade Center había quedado en silencio.
Entre las víctimas, según las llamadas telefónicas, los mensajes y las declaraciones de los testigos, había mucha gente que murió por detenerse a tenderle una mano a colegas o a extraños.
Otros actuaron con profunda ternura donde ya no quedaba nada más.
Una sola llamada telefónica no puede describir los hechos que se desencadenaban a una velocidad atroz, en muchos lugares a la vez.
En conjunto, sin embargo, las palabras desde los pisos superiores no sólo ofrecen una visión estremecedora de las zonas devastadas, sino la única ventana a actos de coraje, decencia y bondad en un momento brutal.
Se estima que 200 personas se lanzaron al vacío ese día, muchas de ellas desde la Torre Norte, y no hubo tiempo para recuperar o identificar los restos de aquellos que se vieron forzados a saltar antes de la caída de las torres.
Oficialmente, todas las muertes de los ataques fueron clasificadas como homicidios, excepto por las de los secuestradores de los aviones que impactaron contra las torres, consideradas como suicidios, y la oficina del médico legista en jefe de Nueva York ha afirmado que no clasifica a la gente que saltó al vacío el 11 de septiembre como suicida, asegurando que:
"Un suicida es alguien que va a la oficina en la mañana sabiendo que se quitará la vida... estas personas se vieron obligadas [a saltar] por las llamas."
La destrucción arrolladora en los 19 pisos superiores de la torre norte y en los 33 pisos superiores de la torre sur, fueron los lugares donde más vidas se perdieron el 11 de septiembre del año 2001.
De las muertes que provocó el atentado de Nueva York, por lo menos el 69%, es decir 1.946, ocurrieron en esos pisos superiores.
Así lo determinó un análisis del New York Times.
Los ataques del 9/11 representaron también un desafío forense único para los
Estados Unidos, ya que se desconocía el ADN de muchas de las víctimas y sólo se contaba con restos y muestras minúsculas, en parte muy deterioradas.
En ese momento, el país tampoco tenía capacidades para organizar la rápida identificación de más de 500 muertos.
Los análisis de ADN usados para identificar a una persona con los rastros dejados en la escena de un crimen o en casos de paternidad no han podido, hasta ahora, dar una respuesta definitiva a algunas personas que perdieron a seres queridos el 9/11.
De las víctimas de los atentados contra las Torres Gemelas, sólo 1.630 fueron identificadas a través de los métodos con los que trabajan las autoridades médicas neoyorquinas.
Los detalles de la suerte del resto de los muertos están ahora en el limbo hasta que haya técnicas de ADN más avanzadas.
Algunas familias recibieron partes identificadas de los cuerpos de sus familiares, a veces apenas una mano o un hueso, y organizaron un entierro.
Más de 20 mil partes corporales, a menudo fragmentos óseos o restos de carne muy pequeños para ser atribuidos a alguien, son conservadas en seco en una gran tienda blanca en las instalaciones de la Oficina Central de Exámenes Médicos de Nueva York, en la 30ª avenida del East Side de Manhattan.
Los restos serán trasladados más adelante al Museo y el Memorial Nacional del 11 de Septiembre en el reconstruido World Trade Center.
Sólo los restos de 1.630 personas pudieron ser reconocidos entre los escombros de las Torres Gemelas.
Las familias de 1.100 víctimas esperan aún la identificación de sus seres queridos.
No hay final… no hay un final real hasta que tengas la prueba definitiva.
En 2006, se encontraron más restos humanos en el tejado del edificio de 43 plantas del Deutsche Bank, ubicado unos 100 metros al sur de la Zona Cero y muy dañado tras los atentados.
Eran más de 300 pequeños fragmentos de huesos.
Y en 2010, trabajadores encontraron 72 restos humanos cuando apartaban escombros en la Zona Cero y calles aledañas durante trabajos de reconstrucción.
Ciudadanos de 80 países perecieron en las Torres Gemelas, entre ellos personas de 30 de las 34 naciones de América.
World Trade Center, la película, está dedicada a los seres humanos que murieron tras la envestida del odio y la intolerancia, una oda hacia los cuerpos de socorro, a los perros y policías que salvaron policías, bomberos que salvaron bomberos, rescatistas que salvaron rescatistas, seres humanos que rescataron a otros seres humanos hundidos en la desgracia del nuevo siglo XXI, el terrorismo.

"9/11 showed us what human beings are capable of.
The evil, yeah, sure.
But it also brought out the goodness we forgot could exist.
People taking care of each other for no other reason than it was the right thing to do.
It's important for us to talk about that good, to remember.
'Cause I saw all of it that day."


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