Matador

“Ponerse el mundo por montera”

El Arte de torear está arraigado en España desde hace muchos siglos.
Ya en las prehistóricas pinturas rupestres se pueden observar dibujos de toros.
Desde estos primeros contactos con el toro, se fue desarrollando, poco a poco, el arte de torear, hasta llegar a lo que hoy en día conocemos como:
“La Lidia del toro bravo”
En sentido amplio, la tauromaquia incluye además todo el desarrollo previo al espectáculo como tal, desde la cría del toro, a la confección de la vestimenta de los participantes, además del diseño y publicación de carteles, y otras manifestaciones artísticas, o de carácter publicitario, que varían de acuerdo a los países, y regiones donde la tauromaquia, es parte de la cultura nacional.
La tauromaquia es la evolución de los trabajos ganaderos de conducción, encierro y sacrificio en los macelos, o mataderos urbanos, que comenzaron a construirse en España durante el siglo XVI.
Antiguamente, al torero se le llamaba toreador, y se refería a todo aquel que, a pie o a caballo, entraba a la plaza a lidiar con toros.
El torero, por tanto, es la persona que tiene mayor protagonismo en los espectáculos de corridas de toros.
Su tarea es conducir, repetidamente, las embestidas del toro, de forma que resulte estéticamente vistosa, medirlo en la suerte de capote, dirigirlo a la pica, colocarle las banderillas, templarlo en la suerte de muleta, y finalmente causarle muerte, mediante la utilización de una espada llamada “estoque de muerte”
Se llama “traje de luces” a la indumentaria que visten los toreros en la corrida de toros.
Su nombre responde a los reflejos que producen las lentejuelas que lo cubren.
Está fabricado en seda y cubierto de color oro o plata, y se usa tallado, para evitar que la ropa quede enganchada en los cuernos del toro; se trata de una vestimenta tradicional, que procede del traje de los majos de finales del siglo XVIII, y que acabó convirtiéndose en una ropa exclusiva para ejercer el ritual taurino.
Con posterioridad, le fueron añadidos diversos adornos, como la montera, los bordados y los alamares.
El peso del traje es de unos 4 o 5 Kg., y un precio medio razonable de 3.000 euros.
Se tarda unos 40 días en su confección, y no se suele utilizar más de 4 veces.
Curiosamente, “el traje de luces” de los toreros españoles ha llevado, a reconocidos diseñadores de moda, a crear colecciones completas para sus marcas, tal vez, en el afán de “masculinizar el traje”
El vestirse para torear constituye, por sí mismo, un ceremonioso ritual, especialmente, en el caso del matador.
El diestro es asistido por el mozo de espadas, que le ayuda a vestirse con parsimonia en la habitación del hotel.
Una vez se dijo que:
“El toro representa la fuerza masculina, y el torero la femenina.
De ahí que, muchos argumenten que se lleva un “vestido de luces” y no “traje de luces”
“Atarse los machos”
Matador es una película, dramática de suspense española, realizada en 1986, bajo la dirección de Pedro Almodóvar.
Protagonizada por Assumpta Serna, Antonio Banderas, Nacho Martínez, Eva Cobo, Eusebio Poncela, Carmen Maura, Chus Lampreave, Julieta Serrano, Luis Ciges, Verónica Forqué, Bibi Andersen, Eva Siva, entre otros.
Matador cuenta con un guión de Pedro Almodóvar con Jesús Ferrero.
Curiosamente, el cartel de “Matador” (1986) fue realizado por el argentino Juan Gatti, con base en un dibujo de Carlos Berlanga, dando comienzo a una de las relaciones más fructíferas, que entre profesionales, se ha mantenido hasta hoy en día en el cine español.
Matador, a modo de homenaje, contiene cortes de otros films:
“愛のコリーダ”o “El Imperio de Los Sentidos” (1976) de Nagisa Oshima, “Duel In The Sun” (1946) de King Vidor, y “Cat People” (1982) de Paul Schrader, entre otras.
El director manchego inicia con Matador, un cine que busca grandes historias de amor, que busca un romanticismo desaforado, alejándose de la frivolidad de sus primeros filmes.
Matador trata sobre el arte de mezclar, sexo y muerte, con el universo taurino, y el drama psicológico de trasfondo, en una complicada trama donde nada es lo que parece.
Dos asesinos enamorados, dos madres que muestran lados opuestos, una castrante y otra amiga, dos hijos, uno con ápices de locura y otra loca de amor; el mundo de la moda, comisarios, psiquiatras, médicos, todo tiene cabida en un guión duro, y a mi parecer muy francés.
Conocido es el gusto de Pedro Almodóvar de vestir sus historias con un trasfondo de thriller.
De este modo, consigue un desarrollo de la historia complejo, en el que se puede analizar, la personalidad de los protagonistas, a lo largo de una investigación policial al tiempo que mantiene el interés del desenlace.
No obstante, en Matador la dinámica de la investigación resulta bastante inverosímil, con lo que el dibujo de los personajes queda bastante difuminado.
Matador apunta muchas cosas, pero no acaba de cuajar en la mayoría de ellas.
Matador es la historia de Diego Montes (Nacho Martínez), torero retirado a causa de una cogida, y no puede evitar el impulso de matar, se excita viendo películas de Jesús Franco y Mario Bava.
Después de compartir los placeres del amor junto a ellas, matar mujeres es su única forma de revivir la intensa emoción de las faenas, las tardes de sol y las estocadas.
María Cardenal (Assumpta Serna) es una abogado criminalista, y una admiradora fetichista del diestro, también siente el mismo impulso criminal, y mata a los hombres mientras hace el amor con ellos, con arte torero.
En manos de la pareja, la muerte es una fuente de placer físico.
En el momento culminante del amor, ella mata a sus compañeros, rememorando con sus crímenes, el mítico ritual de la tauromaquia.
Ambos, cómplices solitarios, sumergidos en un mundo opuesto a sus naturalezas, habrán de encontrarse, y nadie, ni ellos mismos, los 2 amantes, se autodestruyen en una trágica orgía de amor, posesión y violencia.
Como sucederá, con cierta reincidencia en las siguientes películas de Almodóvar, los personajes de Matador están marcados por la fatalidad, situándolos al borde del precipicio de la tragedia.
El mayor de los problemas radica en que, en ocasiones, estos personajes no parecen estar insuflados de vida propia, sino que se asemejan más a meras marionetas, movidas por la mano del destino, como si fueran zombis guiados por la estimulación de un final predeterminado.
Matador es un drama puramente pasional, el “género” que ha hecho más famoso al director manchego fuera de las fronteras españolas.
Con su habitual puesta en escena, de desprejuiciado y vistosísimo collage visual, de marca puramente española, presenta la historia de 2 seres tan brutales, como tiernos, que viven obsesionados con el sexo, y su relación con la vida y la muerte.
Alrededor de sus crímenes, se urde un thriller que, homenajeando a los grandes clásicos, aunque mezclándolos con el humor irreverente almodovariano, lleva al espectador, por una imparable oleada de excesos de toda clase, en la que el sexo y la muerte, se funden en una unidad de placer y de dolor.
El problema de Matador es que, como solía ocurrir por aquella época en sus películas, existe una sensación de dispersión que torpedea el ritmo de la narración.
En Matador, la historia de amor principal, se diluye en el mencionado thriller, que deja colgados a personajes, como el secundario interpretado por Antonio Banderas, cuya función no termina de quedar del todo clara, y que se pierde en hechos truculentos “extra”, que terminan por cargar en demasía el conjunto.
Matador es una de las películas más oscuras, y perturbadoras, de toda la filmografía almodovoriana.
Partiendo de la necrofílica relación entre un torero retirado, nostálgico de su pasado como matador, y una abogada obsesionada por el placer de matar, Almodóvar despliega toda un galería de personajes “freaks” a más no poder, una trama que se va haciendo cada vez más absurda e inverosímil, a medida que se acerca al desenlace, y un gusto un poco cargante, por esa estética “kitsch” y hortera que tanto caracteriza al realizador manchego.
Por último, simplemente apuntar que Almodóvar, nuevamente, satiriza a la religión católica.
El Opus Dei, la Iglesia, vuelve a ser un elemento almodovariano.
El director manchego, al que siempre le ha perseguido la etiqueta de ser un gran director de actrices, carga con eficacia con la misma, ya que el trabajo de Assumpta Serna es perfecto.
Chus Lampreave está deliciosa, hoy podríamos decir que es un icono más del cine de Almodóvar.
Julieta Serrano ofrece una composición de su personaje más que correcta.
Eva Cobo jamás estuvo tan bien como en Matador.
Sin embargo, yo desecho la etiqueta susodicha.
Quizás, porque el cine de Pedro Almodóvar, ha centrado el protagonismo de sus películas en la mujer, se olvidan las estupendas actuaciones que suelen ofrecer los actores de sus filmes.
En Matador, el trío masculino es de órdago:
Nacho Martínez, Antonio Banderas y Eusebio Poncela.
Por primera vez en su filmografía, Almodóvar hace un cine abiertamente homosexual, si bien hasta entonces tampoco escondía nada.
Con esa puerta abierta, los hombres empiezan a tener protagonismo en el cine del director.
La puesta en escena comienza a ser más sofisticada en el cine de Almodóvar, con un empaque visual, cada vez más imaginativo.
Secuencias como el primer asesinato de María Cardenal, la frustrada violación, y el coito final, así lo atestiguan.
Con un cine cada vez más plástico, los movimientos de cámara son dinámicos, y nada gratuitos, el montaje del filme es efectivo, y efectista, y está envuelto en una fotografía que sabe sacar partido del vestuario, y los decorados almodovarianos 100%, y en una partitura musical, bastante ajustada por parte de Bernardo Bonezzi.
Impagable el montaje de la escena de la persecución en los carros, y los reflejos de los rostros en los retrovisores, no tiene parangón.
Y como no, la escena final de Matador, en la que los 2 asesinos consuman su deseo en pleno eclipse de sol.
El director convierte así, dicha escena, en una brillante metáfora de lo que ocurre con los 2 personajes.
Me encanta el tema musical del final de Matador, “Espérame en el Cielo” cantando por Mina, muy entre siniestro, y a la vez, entristecedor.
“Cortarse la coleta”
Para ir concluyendo, si dice que el torero es un “Macho Alfa” con un lenguaje sexual impecable.
Un macho alfa que seduce a la masa, un creativo con lenguaje sexual impecable, que no pregunta si estudias o trabajas, y que cuando está con una mujer, no mira a otra; no teme al sexo opuesto, se sale con la suya, y no negocia ante el riesgo.
Es un seductor nato… y la verdad creo que estoy bastante de acuerdo, porque las grandes figuras del toreo, siempre levantan pasiones, y pasiones hacia ambos sexos, algo que quizás, va más allá de la sexualidad masculina y femenina, sino sexo y pasión emitido en otro canal.
Curiosamente, si la figura de un toreo es femenina…
¿Cómo se explica que, a la mayoría de las mujeres, se les escurren las babas frente a los toreros, y que estos sean tan mujeriegos?
¿No han visto que casi ningún torero es feo?
En los que respecta a los sentimientos, los conocedores opinan que son “esclavos” de la infidelidad.
El torero rebosa amor hacia su entorno, pero por su bajo nivel de vasopresina está más predispuesto a la infidelidad.
Todos los toreros luchan contra su infidelidad sexual, que no emocional; y eso es uno de los grandes secretos psicológicos; ya que los individuos que no tienen miedo, son los elegidos para procrear, y dar sus genes.
Las mujeres reciben señales, que les hacen sentirse atraídas por el hombre que torea, despierta su deseo sexual, y hasta los consideran padres ideales de sus hijos.
Su cerebro está moldeado por el miedo.
En esa sensación interviene la hormona vasopresina sobre la amígdala cerebral, responsable directa de la infidelidad genética.
El torero se lo encuentra, como la última consecuencia de su coqueteo, con la muerte, siendo una reacción fisiológica.
Altas dosis, de miedo y fidelidad, son un cóctel casi imposible.
El torero es el jefe del clan y, por su elevado índice de testosterona, su mente es sumamente protectora, tanto con su familia como con su cuadrilla.
Su mente es capaz también, de hacer dos cosas a la vez:
Querer a una mujer y sentirse atraído por otra.

“Echar un capote”




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