The Texas Chain Saw Massacre

“Who will survive and what will be left of them?”

Siempre he defendido que, a la hora de valorar una película, es necesario hacerlo teniendo en cuenta una perspectiva sincrónica, es decir:
El impacto que pudiera tener en el momento de su estreno, el papel de la película en cuestión, dentro del marco sociocultural en el que se gestó, y también diacrónica, es decir, hasta qué punto la película está adelantada a su época en la forma de tratar algunos temas, o rodar algunas escenas, y hasta qué punto es original e innovadora con respecto a lo que se ha hecho anteriormente.
Toda película, así como una novela o una pieza musical, es fruto de su tiempo, un reflejo de toda una serie de valores e ideas de carácter político, social y cultural, que le confieren un tremendo valor.
Todo eso, es mucho más palpable e interesante de analizar, en un género como es el terror, cuya finalidad, en un principio, no es otra que ahondar en esa serie de miedos de carácter mítico, que se encuentran en lo más profundo de nuestro ser, miedos que no son sólo exclusivos de cada individuo, sino que también reflejan las inquietudes, temores e inseguridades de un colectivo en una época determinada.
Dicho de otro modo, el terror es el género que nos anima a tratar con temas considerados políticamente incorrectos, los tabúes que subyacen en lo más profundo de nuestro ser.
Es un género que siempre debe intentar ir más allá de lo permitido, es un género que no puede permitirse el riesgo de dormirse en los laureles.
Debe ser transgresor, y nunca autocomplaciente.
Debe impactar, soliviantar al espectador.
No conformarse con los cánones establecidos, sino tener las agallas de ir más allá de los mismos, no sólo en los temas a tratar, sino en la forma de abordarlos.
El “cine slasher” o simplemente “slasher” es un subgénero del cine de terror y el cine de explotación.
Su principal característica es la presencia de un psicópata que asesina brutalmente a adolescentes y jóvenes, que se encuentran fuera de la supervisión de algún adulto.
La mayoría de las veces, las víctimas están envueltas en sexo prematuro o consumo de drogas.
El éxito de este tipo de películas entre las audiencias ha generado la producción de numerosas secuelas.
El elemento principal es el asesino, que es guiado por el deseo de venganza hacia quienes le provocaron una tragedia o humillación.
Aunque los más conocidos tienen rasgos sobrenaturales, estos pueden ser personas comunes y corrientes.
Los villanos de estas películas realizan sus asesinatos de manera rápida, no buscan torturar a sus víctimas.
Las muertes son provocadas por varios tipos de armas, destacando elementos cortantes como:
Cuchillos, machetes, sierras eléctricas o hachas.
Otra de las características son las víctimas, interpretadas por adolescentes que se encuentran en lugares aislados de cualquier tipo de ayuda.
Los adultos no tienen una mayor participación en este tipo de películas, manteniéndose alejados de la acción.
Los policías, padres y sheriff, sólo aparecen durante el tiempo suficiente para demostrar su risible incomprensión e incompetencia.
Otro elemento recurrente en el género, es la presencia de la denominada “final girl”, una joven que es perseguida por el asesino durante los últimos minutos de la película.
Ella es “inteligente, atenta, sensata; el primer personaje en sentir algún problema, y el único que deduce, de la acumulación de pruebas, el carácter y alcance de la amenaza; en otras palabras, es el único cuya perspectiva se acerca a nuestro propio entendimiento privilegiado de la situación, incluso ella es nosotros, como espectadores, omnipresentes/pasivos”
La naturaleza de este tipo de películas ha generado críticas provenientes de diversos sectores.
Estas han sido criticadas por mezclar el sexo con la violencia, al incluir escenas eróticas entre los asesinatos.
Las “cintas slasher” han sido además tildadas de sexistas, ya que gran parte de las víctimas en ellas son mujeres.
El género ha sido incluso culpado de influenciar conductas como el femicidio.
¿Sabías que muchas de las legendarias películas de terror están inspiradas en el caso de Ed Gein?
“Can you survive...
It happened”
Edward Theodore Gein (1906 - 1984) fue un asesino y ladrón de tumbas estadounidense.
Únicamente se probaron 2 asesinatos cometidos por él:
Los casos de Mary Hogan y Bernice Worden, pero debido a su afición a conservar cadáveres, tanto los de sus víctimas como los que desenterraba, y a fabricar con ellos mobiliario y ropa, se generó un gran impacto alrededor del descubrimiento de sus crímenes.
Al haber cometido menos de 3 asesinatos no encaja en la definición tradicional de “asesino en serie”
Pese a ello, sus actos despertaron gran interés en la sociedad y sirvieron de base para muchas obras de ficción.
Los agentes de la policía que investigaban la desaparición el 17 de noviembre de 1957 de Bernice Worden, dependiente de la ferretería de Plainfield (Wisconsin, sospecharon que Ed Gein estaba implicado en el caso.
Cuando entraron en su casa, encontraron el cuerpo de Worden colgado de los tobillos, decapitado y abierto por el torso.
Entre otros macabros hallazgos, encontraron también:
10 cabezas de mujer, a los que les había quitado la parte superior, pantallas de lámparas y asientos hechos de piel humana, platos de sopa hechos con calaveras, más calaveras en los postes de su cama, órganos en el frigorífico, un collar de labios humanos, una caja de zapatos con 9 vaginas, y muchos más objetos hechos de partes de cuerpos humanos.
Todos estos objetos fueron fotografiados y destruidos.
Al ser interrogado, Ed Gein admitió que abría las tumbas de mujeres recientemente fallecidas, y robaba los cuerpos, llevándolos con su furgoneta a su casa donde curtía las pieles para hacer sus posesiones.
También admitió haber asesinado a Mary Hogan, una camarera desaparecida desde 1954.
Nunca fue probado ni admitido por él que cometiera canibalismo, y también negó haber tenido relaciones sexuales con los muertos, aduciendo:
“Olían muy mal”
Gein desarrolló su fascinación por la anatomía, le fascinaban los reportajes sobre la operación de cambio de sexo, y se planteó el convertirse él mismo en mujer.
Al ser descubierto, fue declarado enfermo mental, y pasó el resto de sus días en una institución psiquiátrica, donde se destacó por su buen comportamiento.
Ed Gein falleció en el verano de 1984, a la edad de 77, años por insuficiencia respiratoria.
Se cree que su madre, Augusta, se esforzaba por impedir cualquier influencia ajena a la suya propia sobre sus dos hijos, fue en parte lo que causó su trastorno mental.
Augusta fue el último miembro de la familia cercana de Ed en morir en 1945, y este tapió por algún motivo su habitación.
Mientras Ed Gein se encontraba detenido, su casa ardió hasta los cimientos, seguramente a causa de un incendio provocado.
Su furgoneta fue subastada, y el comprador hizo negocio con ella, llevándola de tour por varias ciudades, y cobrando por ver su interior lleno de sangre y restos humanos.
El caso de Ed Gein es, desde un punto de vista médico, uno de los más complejos de la criminología:
Voyerismo, fetichismo, travestismo, y puede que necrofilia, integraban su personalidad.
Sin embargo, a medida que se iba conociendo su verdadera historia, se hizo evidente que esas perversiones eran meras manifestaciones de una psicosis profunda, un trastorno mental que tenía sus raíces en la relación anormal que tenía con la madre.
Cuando los psiquiatras comenzaron a considerar las posibles razones de su comportamiento patológico, supusieron que se trataba de un caso de “Complejo de Edipo”, que Gein estaba enamorado de su madre, y que a raíz de su muerte, se obsesionó en buscar a alguien que la sustituyera, pues se encontraron extraordinario parecido entre sus víctimas y su madre.
De niño, Ed buscaba el amor de su madre de manera obsesiva, que le era negado una y otra vez, fue así como en su mente, se desarrolló una nueva personalidad:
Un Ed que odiaba a la mujer.
Irónicamente, en la actualidad, sus restos descansan en el cementerio de Plainfield, Wisconsin, al lado de los de su madre.
Los crímenes de Ed Gein, y sobre todo la extraña y enfermiza relación que mantenía con su madre, inspiraron directamente la novela “Psycho” de Robert Bloch, que más tarde sería adaptada al cine por Sir Alfred Hitchcock.
De igual forma, la decoración de la casa de la película “The Texas Chain Saw Massacre” (1974), así como el asesino “Leatherface” y su máscara, están claramente inspirados en Gein.
“The film which you are about to see is an account of the tragedy which befell a group of five youths, in particular Sally Hardesty and her invalid brother, Franklin.
It is all the more tragic in that they were young.
But, had they lived very, very long lives, they could not have expected nor would they have wished to see as much of the mad and macabre as they were to see that day.
For them an idyllic summer afternoon drive became a nightmare.
The events of that day were to lead to the discovery of one of the most bizarre crimes in the annals of American history, The Texas Chain Saw Massacre”
The Texas Chain Saw Massacre es una película de terror independiente de 1974, producida, escrita y dirigida por Tobe Hooper.
Protagonizada por Marilyn Burns, Gunnar Hansen, Edwin Neal, Allen Danzinger, Paul A. Partain, Jim Siedow y Teri McMinn.
El título original de The Texas Chain Saw Massacre era “Leatherface” pero Warren Skaaren sugirió que fuese cambiado.
The Texas Chain Saw Massacre fue prohibida en varios países, incluyendo:
Australia y Reino Unido.
The Texas Chain Saw Massacre fue filmada en las ciudades de Austin, Round Rock y Bastrop, ubicadas en el estado de Texas.
El rodaje tuvo una duración de 4 semanas, entre el 15 de julio y el 14 de agosto de 1973.
Curiosamente, la financiación de The Texas Chain Saw Massacre provino de los beneficios obtenidos por la productora en “Deep Throat” (1972), una película para público adulto.
Al acercarme a The Texas Chain Saw Massacre como propuesta de horror viable, tenía miedo de que no me gustase por todos los méritos con los que se hizo en aquel entonces; la verdad verdadera es que creo que me gustó mucho más por todos esos detalles.
El bajo presupuesto con el que contó el director, sirvió en su momento y sigue sirviendo ahora, al presentar un escenario rural venido a menos, hostil y casi desolado en el cual el quinteto de amigos se verá inmerso minuto a minuto.
Lugares icónicos como:
La casa familiar abandonada, la casa vecina que tiene más de un horror en el interior, o la gasolinera lúgubre, sirven a la trama para reflejar el abandono que tienen los lugares, poco poblados, en Estados Unidos, y las atrocidades que pueden ocurrir en lugares tales.
De más está decir que, la historia no está basada en hechos reales, pero sí inspirada en uno de los asesinos más notorios de EEUU:
Ed Gein.
A diferencia de lo que se cree, The Texas Chain Saw Massacre no es una representación de esos hechos reales, pero como está inspirada en los crímenes cometidos por Gein, quien usaba una máscara de piel humana, pero no utilizaba una moto sierra y trabajaba solo.
Según Kim Henkel, guionista de The Texas Chain Saw Massacre, también se basaron en el asesino Elmer Wayne Henley, de Houston, Texas, uno de los cómplices del asesino Dean Arnold Corll “The Candy Man”, quien mató a 27 jóvenes.
“The Candy Man” era sádico, pedófilo, carnicero, estrangulador, asesinaba con arma de fuego, y que con la ayuda de 2 cómplices adolescentes, atraía a hombres jóvenes a su casa donde los esposaba y ataba, los torturaba, los sodomizaba y los estrangulaba, o mataba a tiros, para después enterrarlos cerca de un cobertizo.
Elmer Wayne Henley, cómplice de Corll, lo asesino el 8 de Agosto de 1973, pues su vida corría peligro, para después llamar a la policía.
Informe final revela que Henley fue condenado a 6 cargos, de 99 años cada uno, y David Brooks, el otro cómplice, recibió cadena perpetua.
El comienzo de The Texas Chain Saw Massacre hace pensar que los crímenes presentados fueron hechos reales, pero sólo es una táctica para interesar y asustar al público.
Según Tobe Hooper, la idea de incluir una moto sierra, en una película de terror, surgió cuando se encontraba en una tienda llena de gente, mientras pensaba en una manera de hacerse camino a través la multitud.
Hooper decidió filmar The Texas Chain Saw Massacre a comienzos de los años 70, cuando trabajaba como docente en la Universidad de Austin y como camarógrafo de documentales.
Uno de los principales temas que decidió tocar en The Texas Chain Saw Massacre fue el aislamiento.
El guion fue escrito por Hooper y Kim Henkel, en aproximadamente 3 semanas; otro gran elemento es su banda sonora, que fue obra del propio Hooper, que tenía ciertas nociones instrumentales, y el encargado del sonido directo, Wayne Bell:
“Hicimos toda la música en una habitación pequeña a base de métodos caseros y rudimentarios, como magnetófonos de mano.
Mezclamos toda clase de sonidos, violines, que grabábamos con micrófonos de contacto, banjos, y todo tipo de instrumentos musicales antiguos y raros que tenía en casa:
Tubas, banjos asiáticos...
También hicimos ecos, pero de la forma más tradicional que os podáis imaginar:
Grabábamos un sonido en un magnetófono, y después lo pasábamos a otro, y así sucesivamente.
En fin, pusimos en práctica, todo aquello que se nos pasó por la cabeza.
El mezclador de sonido, Ted Nicolau, un gran profesional que venía de ecualizar los berridos y gritos de “The Exorcist” (1973), hizo el resto.
El resultado fue, simplemente, espeluznante”
Pero son 2 los elementos simbólicos más representativos, y con más fuerza del largometraje.
El primero es la residencia, que, según palabras del propio Tobe Hooper:
“Quería que la casa oliera a muerte y supiera a muerte”, lo cual queda magníficamente plasmado en una escena:
La cámara, situada a ras del suelo, tomando un plano en contrapicado, como si fuera un carnívoro tras su presa, sigue a una chica que se dirige hacia la casa, con lo que a medida que avanza la muchacha, la inmensidad del edificio invade todo el plano, envolviéndola por completo.
O también otra secuencia en la que, otra fémina, se introduce en un cuarto, tropieza con algo, cae al suelo y observa detenidamente lo que hay ante sus ojos:
Restos de huesos humanos formando diabólicas esculturas y adornando el mobiliario.
El segundo elemento es “Leatherface”, un hombre alto, corpulento, que oculta su rostro tras una máscara confeccionada con piel humana, ataviado a su vez con un delantal hecho del mismo material, y portando una sierra mecánica.
Su sola presencia, transporta el miedo de los protagonistas al espectador, y ello sin emitir una sola palabra, ya que su aspecto colosal habla por sí solo.
Sus movimientos bruscos, su constitución física y, sobre todo, esa máscara, le dota de un aire sobrenatural o fantástico, personalizando el mal en estado puro.
The Texas Chain Saw Massacre es la quintaesencia de las películas de terror que involucran jóvenes en aislamiento, planteando desde un inicio ese núcleo narrativo que tantas veces se copiaría a posteriori, en el que un grupo de chicos se embarcan en un “roadtrip” rumbo a algún paraíso aislado de la civilización, para enfrentarse, desde la más absoluta indefensión, con un terror del que no tienen escapatoria.
Así las cosas, inicia The Texas Chain Saw Massacre con un prólogo explicativo de lo que se verá, y tomas de partes de cuerpos en descomposición.
Cambia la escena, y vemos que, tras enterarse por la radio que la tumba de su abuelo había sido profanada, Sally Hardesty (Marilyn Burns) y su hermano parapléjico Franklin Hardesty (Paul A. Partain), viajan por una carretera de Texas hacia el cementerio para examinar los daños; ambos son acompañados por el novio de Sally, Jerry (Allen Danzinger), su amigo Kirk (William Vail), y la novia de Kirk, Pam (Teri McMinn)
Después de comprobar que la tumba está intacta, se detienen en una gasolinera, pero descubren que no hay combustible.
Los jóvenes deciden continuar hacia la antigua casa de los Hardesty, pero son detenidos por un autoestopista (Edwin Neal), quien en su locura, se corta a sí mismo y a Franklin con una navaja.
Inmediatamente lo expulsan de la furgoneta, y el sujeto deja una mancha de sangre en el costado del vehículo.
Al llegar a la granja de los Hardesty, los jóvenes comienzan a examinar el lugar.
Mientras Kirk y Pam buscan un lugar para nadar, oyen un generador de energía en una casa cercana.
Kirk entra a la casa para pedir combustible, pero es atacado con un mazo por un hombre, Leatherface (Gunnar Hansen)
Pam entra al lugar en busca de Kirk, pero es atrapada por Leatherface, quien la cuelga en un gancho de carne.
Sally, Franklin y Jerry comienzan a preocuparse debido a la ausencia de la pareja, por lo que Jerry acude en su búsqueda.
Tras algunos minutos, encuentra a Pam dentro de una cámara frigorífica, pero es atacado por Leatherface.
Al anochecer, Sally y Franklin deciden ir en busca del resto.
Sin embargo, son perseguidos por el asesino, quien ataca a Franklin con una moto sierra y lo mata.
Sally escapa a través del bosque y llega a la gasolinera, donde pide ayuda al dueño (Jim Siedow)
Tras intentar calmarla, el hombre busca en su camioneta un saco y una soga.
Sally se da cuenta que está de parte del asesino e intenta escapar, pero es capturada y llevada a la casa donde sus amigos habían muerto.
Allí descubre que, tanto el dueño de la gasolinera como el autoestopista, son hermanos de Leatherface.
La joven es atada a una silla, donde el abuelo (John Dugan), quien practica el canibalismo, intenta asesinarla con un martillo, pero falla varias veces.
Mientras los miembros de la familia comienzan a discutir, Sally escapa a través de una ventana.
Ambos hermanos, Leatherface y el autoestopista, tratan de alcanzarla, pero llegan a la carretera, donde aparece un camión que atropella al autoestopista.
El conductor baja para ayudar a Sally, pero Leatherface los persigue con su moto sierra.
Seguidamente aparece una camioneta, Sally se monta en la parte de atrás, el conductor arranca y huyen.
Aún con la escasa duración de The Texas Chain Saw Massacre, no es necesario estirar nada, ya que en el poco tan tiempo, Tobe Hooper se encarga de presentar a los personajes, crear un poco de dimensionalidad, y empatía con algunos, y también, dejar espacio para el terror puro y duro.
No todos los personajes están conscientes de lo que les va a suceder, y así van cayendo en la trampa uno a uno; para cuando quedan apenas 2 en pie, es cuando el verdadero horror se presenta y, en una escena memorable, Hooper le da a Leatherface su moto sierra, y se inicia una persecución mortal por los matorrales, apenas iluminados por la luz de la luna.
Dicho momento es uno de los pasajes más tensos, y desesperantes vistos en el cine de terror, una escena que se queda grabada para siempre en la mente.
Y el descenso en espiral no termina ahí, falta conocer al resto de los habitantes de la casa…
Aquí no encontraremos moralinas ni “happy ends” al uso.
Al final sólo una protagonista acaba sobreviviendo, pero no es difícil suponer que los terribles acontecimientos vividos, harán que sea incapaz de volver a integrarse en el “mundo real” como al principio.
En realidad, la “final girl” ha muerto a manos de Leatherface y sus compinches, aunque no sea consciente de eso.
Psicológicamente hablando, la protagonista ha sufrido un daño irreversible.
La adolescente hippie, emblema de una nueva generación de descontento y rebeldía hacia la sociedad, de amor utópico, se ha enfrentado al lado más aterrador de la condición humana, un horror tan impactante como el de la guerra, y que no estaba preparada para afrontar.
“America's Most Bizarre and Brutal Crimes!”
Sólo una pequeña parte de los actores contratados, en The Texas Chain Saw Massacre, había trabajado con anterioridad en alguna película.
El reparto consistía mayoritariamente en actores de Texas, cuya única experiencia eran papeles en comerciales, televisión o teatro, mientras que el resto eran conocidos de Hooper.
El actor de origen islandés Gunnar Hansen fue escogido para el rol de Leatherface.
Mientras pensaba en los rasgos del personaje, Hansen decidió que Leatherface tendría un retraso mental, lo cual sería la causa de su dificultad para hablar.
Inclusive, Hansen visitó un centro de discapacitados mentales para poder estudiar sus gestos, y posteriormente adaptarlos al personaje.
La relación entre él y los demás actores fue distante, debido a que ellos querían estar verdaderamente asustados al momento de rodar las escenas.
En una entrevista, Hansen se refirió al rodaje de The Texas Chain Saw Massacre diciendo:
“Había cerca de 35 a 38 grados de temperatura mientras filmábamos en el día.
No lavaron mi traje, ya que temían que se estropeara, o que cambiara de color.
No había dinero ni siquiera para un segundo traje.
Así que tuve que usar la máscara durante 12 o 16 horas al día, 7 días a la semana, durante un mes”
Una de las señas de identidad, que marcan The Texas Chain Saw Massacre, es el uso de la luz, ya que también es sinónimo de calor, y posiblemente sea la primera que muestra el estado, calorífico y malsano, en la historia del cine.
Los rótulos iniciales, con esas las explosiones solares, se anuncia de lo que se avecina, un mundo al borde del Apocalipsis, dominado por los astros y planetas, donde la temperatura puede alterar el carácter de los seres humanos, ante fuerzas que no pueden controlar, y el concepto de “La América Profunda” reflejada en un Texas, prácticamente, desierto.
Gran parte de las escenas fueron realizadas en una granja decorada con muebles hechos de huesos de animales, los cuales fueron posteriormente cubiertos con látex para dar una apariencia de piel humana.
Para completar la escena, el director de arte, Robert A. Burns, recorrió varios lugares en busca de huesos y animales en estado de descomposición, utilizados para cubrir el suelo de la casa.
La casa de Leatherface y su familia corresponde a una granja que estaba ubicada en Quick Hill Road, cerca de la ciudad de Round Rock.
En 1998 la casa fue trasladada a Kingsland, y transformada en un restaurante, que irónico.
Los efectos especiales de The Texas Chain Saw Massacre fueron, simples y limitados, debido al bajo presupuesto con que contaban.
Sin embargo, se cuenta que la sangre utilizada en una de las escenas fue real, y es en la escena donde Leatherface alimenta al abuelo.
El equipo tuvo dificultades para que la sangre falsa saliera del cuchillo de utilería, por lo que cortaron el dedo de Burns con una navaja.
La escena donde Leatherface ataca a Kirk con la moto sierra tuvo algunas dificultades durante su rodaje.
Hansen le advirtió al actor William Vail que se mantuviera quieto, ya que tenía algunos problemas para manejar el arma con precisión.
Al momento de filmar la escena, la moto sierra pasó a escasos centímetros de la cara de Vail.
Así como la escena en la que Leatherface cuelga a la desdichada Pam en un gancho para carne, y a continuación despedaza al novio de la chica que yace muerto en la mesa de operaciones, es un claro ejemplo de esto.
El momento del gancho está rodado en plano frontal y, lo realmente fuerte es la cara de dolor, y la forma de retorcerse de la joven.
Con ello la sangre es prescindible, no tiene fuerza en ella, y Hooper acierta obviarla por completo, ya que se recreo el terror y el dolor de esos instantes que, no contento con colgar a la chica, la víctima y el espectador, han de asistir al descuartizamiento de Kirk.
Aunque este acto desagradable y atroz, apenas se vea en pantalla, supone una escalada de desesperación de manera fría y sádica.
Hacia el final de The Texas Chain Saw Massacre, una de las secuencias climáticas es la cena que celebra la familia de asesinos.
Una vez capturada Sally, incluyendo a un cadavérico abuelo, cuya edad es incalculable, pero que es tan añejo como el mal en el mundo, de hecho, tal vez eso representa, la chica es torturada emocionalmente pues, el vagabundo de la camioneta y el Leatherface, la agreden sin herirla, hasta que le cortan un dedo para que el abuelo beba con fruición, y no sin cierta carga sexual, la sangre que de éste brota.
Para lograr la inquietud y ansiedad de estas escenas, es necesario elogiar el trabajo de montaje a cargo de Sally Richardson y Larry Carroll, que logra intercalar de manera adecuada, y con el tempo ideal, los planos y contra planos de la víctima y sus agresores en “medium shots”, para continuar con una sucesión de planos que culminan con el detalle del ojo de ella, que llena la pantalla con una mirada desorbitada, representación del miedo en estado puro, y que se representa gráficamente cuando después de huir de sus captores, corre por la carretera perseguida por Leatherface y su hermano, quien es arrollado por un camión.
Sally logra subir a una camioneta y se aleja de ese infierno, mientras vemos al Leatherface dando vueltas enfurecido blandiendo su sierra.
Marilyn Burns es toda una estrella del grito, su persecución es de tomar nota.
Si bien las escenas más brutales ocurren a mitad de la noche, The Texas Chain Saw Massacre transcurre mayormente a plena luz del día, y el asesino actúa con total impunidad.
Este hecho no quita que la luminosidad no quite el tono escabroso del film, como se puede presenciar en los momentos iniciales, cuando, en pleno mediodía, se puede notar una escultura hecha con un cadáver en el cementerio.
Otro detalle es que si bien The Texas Chain Saw Massacre está tildada de brutal, y fue prohibida en varios países cuando se estrenó, al verla uno nota que no tiene tanto derramamiento de sangre como se pensaba; quizás la desensibilización que sufrimos en estas épocas con tanto “gore”, puede hacer mella en la opinión que tengamos de The Texas Chain Saw Massacre, pero me quedo mucho más tranquilo al ver que el nivel de perversión alcanzado en ella, sigue siendo un estándar alto de locura.
Años después, en 1980, The Texas Chain Saw Massacre obtuvo el reconocimiento en su patria, cuando el Museo de Arte Moderno de Nueva York decidió ingresar a su colección de patrimonio permanente, una copia de tan singular cinta de horror, donde lo verdaderamente espeluznante es que no encontramos ningún elemento demoníaco, ni brujerías o entes del espacio, únicamente la insanidad del ser humano.
“Once you stop screaming, then you'll start talking about it”
¿Hay algún villano, tanto o más icónico que, Freddy Krueger, Jason Voorhees o Michael Myers?
Años antes de que estos villanos se materializaran en celuloide para llenar de pesadillas las mentes de los espectadores, Tobe Hooper ideó un siniestro personaje, y una trama tan brutal y desconcertante para la época, que todavía ahora, sigue teniendo repercusiones en el género y es considerada, con razón, como un pilar fundamental para el “slasher” y todas las ramificaciones que tuvo con los años.
Bienvenidos al mundo de Leatherface.
Leatherface es el villano principal de las películas The Texas Chain Saw Massacre.
Es un hombre robusto y alto, pero sus características principales son la máscara que lleva y la moto sierra que usa como arma.
Su verdadero nombre es desconocido, aunque se ha dicho que es Robert Sawyer, aunque su hermano mayor lo llama “Bubba”
Leatherface lleva una máscara hecha de piel humana debido a una desfiguración y problemas psicológicos.
A diferencia de asesinos de otras películas, Leatherface no es de naturaleza sádica o maligna; al ser subnormal, es fácilmente manipulado por sus hermanos para cometer los crímenes.
La familia de Leatherface está compuesta por sus hermanos:
Drayton Sawyer, Nubbin (Edward) y Chop-Top (William), y sus 2 abuelos.
El Sheriff Hoyt también es Charles Hewitt, tío de Leatherface.
Salido del mismísimo infierno, este ser, que únicamente se comunica con cavernosos sonidos guturales, blande una sierra mecánica como única arma.
Vestido con un mandil de carnicero, su centelleante primera aparición no deja lugar a dudas de su papel:
Ingresa rápidamente, a cuadro con un mazo en la mano, y golpea brutalmente la cabeza de Kirk, asesinándolo cual si fuera una bendita res.
Más adelante lo veremos colgando por la espalda a Pam en un gancho de carne, y persiguiendo a Sally a todo lo largo del bosque con su sierra en la mano, y rugiendo desaforado, previo asesinato del inválido Franklin ante los ojos de su hermana.
La escena pareciera corresponder a un “cartoon” donde se muestran en cuadros alternos, los gritos nerviosos de la víctima y la risa implacable del agresor, pero a pesar de su “…figura esperpéntica y cómica, sólo nos retrae de la risa más gozosa la densidad del asco, y la tensión sin freno de la situación narrativa”
La gente que Leatherface mata es posteriormente convertida en barbacoa y chili, que son vendidos por su hermano mayor, Drayton.
En toda su vida, Leatherface ha alcanzado matar a 33 personas, su desfiguración facial, maltratos infantiles, y cierta tendencia transexual, motivada por trastornos psicológicos, son varios de los motivos por los que pasa parte del tiempo haciendo máscaras con piel humana, como la de “la Chica Bonita con labios pintados y maquillaje”, “la Anciana” o la infame “Máscara de Matar” que pone para motivarse en sus carnicerías.
Pese a ser un sádico, aparentemente sin escrúpulos, a medida que suceden los hechos, se va revelando cierta bondad en su personalidad, aunque se deba más a la deficiencia mental, que a su buena fue.
Esta deficiencia, unida a la poca definición de su personalidad, o la debilidad de sus múltiples personalidades, hace que Leatherface muestre una faceta sumisa dentro de la familia, a la que sirve ciegamente, y para la que suele hacer siempre los “trabajos sucios”, salvo en contadas excepciones, como durante el acoso a una radiofonista, donde llegó a mostrar incluso sentimientos “románticos”
Anteriormente, hemos comentado que el personaje Leatherface, interpretado por Gunnar Hansen, está libremente inspirado en Ed Gein; el cual solía igualmente confeccionarse máscaras con la piel de sus víctimas.
Sin embargo, existen significativas diferencias entre ambos personajes, que pasaremos a resumir a continuación:
En primer lugar, mientras que Leatherface lleva una máscara y cabellera humanas para ocultar la deformidad de su rostro, Ed Gein llevaba tales máscaras para dominar y reprimir sus deseos por ser una mujer, por “ponerse en la piel”, literal y metafóricamente, de una mujer.
Segundo, las víctimas de Ed Gein fueron asesinadas de un disparo, por lo que el uso de la famosa sierra mecánica no entra dentro del “modus operandi” del personaje real, sino de la criatura ficticia de The Texas Chain Saw Massacre.
Finalmente, el auténtico Ed Gein guarda más parecido con el personaje “Buffalo Bill” de “The Silence Of The Lambs” (1991), antes que con Leatherface.
En ese sentido, el personaje, Ted Levine, ofrece la caracterización más cercana del auténtico asesino en serie, un individuo enfermo, tímido y retraído, con un profundo trauma de carácter sexual y afectivo.
El auténtico Ed Gein, no cogería nunca una sierra, e iría descuartizando a sus víctimas, ya que esto lo hacía una vez que éstas morían de un disparo.
Leatherface, en ese sentido, es un ser más salvaje, más brutal y sanguinario, una auténtica e imparable máquina de matar, un monstruo que mata para subsistir.
Así las cosas, The Texas Chain Saw Massacre fue la consagración definitiva los monstruos sociales en detrimento de los clásicos o fantásticos, lo que acercaba el terror a nuestra propia comunidad, lo dejaba bajo nuestro felpudo, en cualquier sonido que cruzara el aire o tras esta puerta cerrada.
“La América Profunda” siempre ha sido morada de leyendas psicóticas, y el cine se ha nutrido de ello.
El paradigma de esta vuelta de tuerca al género, para bien o para mal:
The Texas Chain Saw Massacre, cuyo sicópata también se inspira, como “Norman Bates” o “Hannibal Lecter”, en el celebérrimo Ed Gein, y con este perfil se cimenta la historia.
No obstante, el problema de The Texas Chain Saw Massacre es que se queda en una violencia sin sentido, siendo muy pobre de guión, pero nadie duda de que sea una película de culto, que corta de raíz con el movimiento hippie.
En conclusión, The Texas Chain Saw Massacre, ha sido considerada como una de las mejores películas de terror de la historia, teniendo una importante influencia dentro del género, y por ello, la hace interesantísima, porque también sirve para calibrar el límite de violencia que podía aceptar la sociedad de entonces, y lo que se acepta ahora.
No hay mucho que analizar de una película tan frontal.
El miedo es el miedo, no hay segundos o dobles sentidos.
Cada cual puede ver y tomar sus propias conclusiones, sobre los motivos del accionar de esta familia de caníbales, sobre la importancia del núcleo familiar como célula primigenia de todo, lo bueno y lo malo, sobre la marginación de los elementos rurales norteamericanos, sobre los aberrantes males que subyacen tras la aparente calma de su casa victoriana, y sobre la transposición de tomar al ser humano como ganado.
Lo único que inspira a todos por igual es temor, no el horror que puede producir un espectro o un monstruo, algo que atañe al espíritu, sino el terror material de que los hechos que estamos viendo en la pantalla hayan realmente ocurrido, o quién sabe, estén ocurriendo…
En la historia del cine, The Texas Chain Saw Massacre queda como una de las más influenciables películas de terror de los años 70, con detractores, todas las grandes películas, sin excepción, los tienen, e incondicionales.
Ahora resulta nada innovador, nada nuevo bajo el sol, pero fue contundente.
Una contundencia primitiva que va directa al inconsciente, al inconsciente de toda una sociedad, la americana, donde las formas de la violencia se confunde entre las rendijas de la cotidianidad de todos los días.
Pero que nadie se lleve a engaño, en The Texas Chain Saw Massacre no hay ningún discurso moralista, no, es, simple y llanamente, un estudio milimétrico de cómo funciona la violencia.
No hay más.

“What happened is true.
Now the motion picture that's just as real”



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