The Purple Rose Of Cairo

“You make love without fading out?”

En un mundo donde las cosas no siempre van bien, donde hay tristeza y soledad, siempre podemos entrar en la sala de cine, y transportarnos a ese maravilloso mundo que nos ofrecen las películas.
Los films de la Warner Brothers en los años 20 y 30, reflejaban los problemas sociales, a la vez que fascinaban al público con sus historias de gánsteres.
Junto a otras “majors”, como Paramount, RKO, MGM y Twentieth Century Fox, la Warner fue la empresa líder en el Hollywood, de las décadas de los 20 y los 30.
Épocas sumergidas en la Gran Depresión, causada por el derrumbe financiero de Wall Street en 1929.
En esos años terribles, la población buscó evadirse de los agudos problemas mediante el entretenimiento popular.
Cuando la crisis económica golpeó al mundo industrializado, las “majors” tuvieron que reducir los costes, y comenzar a producir películas de bajo presupuesto, incluyendo films de gánsteres, de terror, musicales, otros géneros similares.
Así es como surgieron una serie de películas que trataban sobre los perdedores, y los más desamparados de la sociedad norteamericana.
Las películas de gánsteres, de crímenes, o musicales, aunque en estas hay un cierto optimismo, tienen definitivamente un compromiso social, a pesar de que se sacrifica, en muchas ocasiones, el realismo por la comercialidad.
La Warner no quería perturbar a la audiencia, y que ésta se marchara del cine con un mal sabor de boca.
Ese tiempo de crisis, ha sido fuente perdurable de inspiración para escritores y cineastas, por lo que trascurridas 8 décadas, aún no queda en el olvido.
En ocasiones, todo el mundo hemos tenido la necesidad de evadirnos de la realidad.
Sobre todo en aquellos momentos en los que la vida diaria y cotidiana nos supera, es necesario para mantener nuestra cordura, tener ensoñaciones y fantasías con otras vidas, mundos y escenarios que nos muestra el cine.
La fantasía es necesaria para vivir.
Sin ella, la vida estaría insufriblemente condenada a la cotidianeidad.
Una vuelta más de tuerca, el rizar nuevamente el rizo, es que la ficción venga hasta nosotros, en lugar de acceder nosotros a la ficción.
Esa ensoñación, esa ilusión, es en muchas ocasiones, el clavo ardiendo al que agarrarse.
Igual que el héroe que cae por un precipicio, y consigue, en el último segundo, agarrarse a un matojo que crece entre dos rocas salvando así la vida, la fantasía reversible de evadirse de la realidad, nos salva de la histeria colectiva de nuestras ajetreadas vidas.
Ese intercambio de irrealidades, esa bisagra de mundos que colisionan mezclándose entre sí, es el culmen de los espejismos.
Es una pena que siempre quede todo precisamente en eso:
Espejismos.
Por mucho que imaginemos, pensemos y soñemos, la vuelta a la realidad es inevitable.
“And I'm real”
En los turbios años de la depresión americana, soñar puede ser la única válvula de escape.
Protagonistas, el Bien y el Mal, de eterna y constante lucha, en otro frente del mismo escenario se libra otra batalla, si bien, no tan trascendente como la mentada, sí es importante, y que nos distingue de los demás seres vivos.
La realidad y la ficción son los enfrentados contendientes de esta, no por secundaria restada de interés, lucha.
Como baluarte de la cordura, la realidad es necesaria e implacable en nuestras vidas; unas vidas de paso en esta terminal aeroportuaria llamada vida.
Séale cedido, empero, terreno a la ficción con cierta regularidad, y en aras de poder adjetivar la cruda, e inevitable realidad, con el epíteto de “llevadera”
“Go with the real guy, honey, we're limited”
The Purple Rose Of Cairo es una película de fantasía, con tintes de comedia estadounidense de 1985, escrita y dirigida por Woody Allen.
Protagonizada por Mia Farrow, Jeff Daniels, Danny Aiello, Dianne Wiest, Van Johnson, Irving Metzman, Stephanie Farrow, Zoe Caldwell, John Wood, Milo O'Shea y Edward Herrmann.
Situada en la Nueva Jersey de los años 30, justo en la época de La Gran Depresión, The Purple Rose Of Cairo es una exaltación de las fantasías de la gente en esos tiempos, además de resaltar el rol que jugaba el cine en la sociedad.
Técnicamente impecable, y con un guion notable, Woody Allen construye una fábula romántica llena de contraste y elegancia visual, utilizando, además, el color y el blanco y negro según la secuencia.
Allen pone mucho énfasis en mostrar el mundo desolado y pobre de La Gran Depresión, pero también la magia del cine en épocas adversas.
The Purple Rose Of Cairo es, además, una melancólica parábola sobre la imposibilidad de alcanzar los sueños, y una de las más finas comedias de Woody Allen, aunque no contenga el tono satírico de sus comedias tempranas.
The Purple Rose Of Cairo obtuvo una nominación al Oscar por su guion, una comedia muy imaginativa y original, que propone como juego, el traspasarnos de un lado al otro, entre lo artificial y lírico del cine, al realismo crudo de la vida común y corriente.
The Purple Rose Of Cairo oscila entre la dureza de una vida llena de insatisfacción amorosa-económica, y la felicidad utópica de un amor ideal digno de ensueños.
Pone de manifiesto esas ansias de evasión de un tiempo de crisis tanto material como afectivo, y qué mejor que las fantasías que propone el cine, para fugarse de la desesperanzadora realidad, para soñar con una vida arquetípica de la felicidad.
La propuesta desborda en singularidad, absorbe por sus llamativas variantes, y por la química de la pareja protagonista, al compás de la entrañable canción “Cheek to Cheek” de Fred Astaire, y sin lugar a dudas, que sorprende por sus trucajes de imágenes superpuestas, para dar esa sensación de combinar 2 dimensiones en un mismo lugar estratégico.
La conclusión es pesimista pero sincera:
La única salida, el único modo de alcanzar la siempre limitada felicidad es, según Allen, escapar de la mísera existencia cotidiana y refugiarse en el arte, en la imaginación, en la ficción, sabiendo en cualquier caso, que cuanto más me aleje uno de la realidad, más grande será la caída al regresar a ella.
Se trata de perspectiva trágico-romántica, que al no ver la posibilidad de encontrar la trascendencia en lo concreto de todos los días, acaba provocando a una actitud vital triste, melancólica o cínica.
Así, durante los primeros años de la década de los 30, millones de estadounidenses iban cada semana al cine en busca de evasión, huyendo, de algún modo, de sus patéticas vidas y de su día a día.
The Purple Rose Of Cairo comienza con la presentación de Cecilia (Mia Farrow), una distraída y joven camarera que suele disfrutar de los films románticos en el cine local, pues también, en verdad, desea escapar de su miserable vida laboral y conyugal.
Su esposo, Monk (Danny Aiello), que ha quedado desempleado, dedica su tiempo a apostar en juegos de azar, a sus amoríos, y tiene por costumbre agredir física y psicológicamente a su mujer, de manera tal que ésta, sumisa, es quien finalmente se halla a cargo del hogar.
Luego de una de las tantas riñas con su marido, y de ser despedida del restaurante en que trabaja, Cecilia se dirige al cine para hallar, en el último estreno “The Purple Rose Of Cairo” una distracción que le aleje de sus pesares.
Proyección tras proyección, Cecilia se mantiene en su asiento observando al apuesto Tom Baxter/Gil Shepherd (Jeff Daniels), aventurero y arqueólogo, que ha sido invitado a visitar Nueva York por unos caballeros americanos y, durante su paseo por los glamorosos clubes nocturnos, conoce a una atractiva mujer de la que inmediatamente se enamorará.
Pronto, sucede algo en absoluto inesperado:
Durante una de sus líneas, Baxter dirige su mirada hacia el público, rompiendo por tanto, los límites del espacio ficcional, y con una voz suave interpela a Cecilia que, azorada, lo observa desde su butaca.
Pronto sale de la pantalla, e invita a la protagonista a un lugar donde pudiesen hablar con más tranquilidad.
Con ello, se genera un caos en la sala del cine, y el gerente se dirige a los personajes para pedirles calma, y colaboración, mientras estos desesperados discuten entre sí, y le piden que no apague el proyector pues serían aniquilados.
Para entonces, Tom y Cecilia, han llegado a un parque de diversiones desolado, y es aquí donde él revela su afecto por la protagonista, y sus intereses de quedarse con ella en el mundo real.
El encuentro, que culminará con una cena romántica, y una conversación a media luz en el carrusel del parque, nos mostrará al arqueólogo como una apasionada figura, que responde a las características y conocimientos que el autor original le ha dado, y las reconoce como tales.
Cecilia afirmando triste, ser una mujer casada, pide algo de tiempo para poder reordenar la situación.
Simultáneamente, veremos cómo los estudios, el cine y el actor que encarna a Baxter, “Gil Shepherd”, comienzan desesperadamente a buscar soluciones y viajan, para ello a New Jersey, para hallar al doble ficcional, antes que cometa un delito y le incriminen al encontrar sus huellas digitales exactas.
En una confusión, Cecilia lo toma por su pretendiente y éste, apercibiendo la situación, la interroga y pide que le lleve con su personaje.
Una infructuosa charla con aquél, implicará la necesidad de una nueva estrategia para devolverlo a la pantalla.
Gil Shepherd, el actor, recurre a ella al día siguiente para pedirle ayuda, mas terminan hablando de su carrera y él, vanidoso, le invita a continuar la charla durante el almuerzo.
El encuentro culmina con un apasionado beso, una declaración amorosa por parte del astro y, lógicamente, una evasión por parte de Cecilia.
Así planteado, la protagonista debe decidir por uno de sus 2 enamorados:
Uno perfecto, apuesto, confiable, y en absoluto devoto a ella, más ficcional, mientras que el otro, si bien es real, pertenece a otra esfera social, e indudablemente deberá ser, de seguir con él, secundaria a su éxito.
De su decisión devendrá la conclusión del film.
Se dice que Woody pudo haber cambiado el final, si buscase reventar las taquillas, pero con otro final sería sólo una gran obra, con éste, este es sencillamente perfecto, dejando claro que “no existen los príncipes azules”
The Purple Rose Of Cairo, que suma comedia, fantasía y romance, desarrolla una enternecedora parábola sobre los sueños, las relaciones entre realidad y ficción, la trascendencia del cine, la interacción entre actores, productores, realizadores y guionistas con el público, la capacidad de seducción, y ensoñación del cine, la magia del cine, las entrañables salas de cine de barrio, las 3 sesiones diarias, etc.
Propone, además, una reflexión sobre la fantasía y la ilusión, sobre la fuerza de la ficción para trasmitir conocimientos, superar frustraciones, provocar sentimientos positivos, y desarrollar afanes de resistencia y superación.
Sobre todo, The Purple Rose Of Cairo funciona como un tributo al cine, y a sus poderes.
Desarrolla una bonita fábula sobre la vida, el amor, los sueños, la ilusión, y la esperanza.
Constituye un tributo de simpatía, y admiración destinado al público de todos los tiempos, el de antes y el de ahora, simbolizado en Cecilia, y encarnado por ella.
La narración de The Purple Rose Of Cairo se desarrolla con fluidez y pulcritud, mediante unos diálogos bien construidos e ingeniosos, y haciendo uso de la figura del enfrentamiento de contrarios o contrapuestos, como la realidad y la ficción, el mundo de Hollywood y el de una pequeña población de New Jersey, la honradez de la chica y los abusos del marido, el cine y los juegos insulsos con los que se entretienen en la calle los gandules del pueblo, el pretendiente de ficción y el real, etc.
Allen parte de un guión elaborado con imaginación, tesón y talento, que combina humor, ironía, nostalgia y gracia.
El humor aprovecha la desubicación de los personajes de ficción en el mundo real, y de los personajes reales en el mundo de ficción, los contrastes y las fricciones que se dan entre realidad y fantasía, la ironía con la que se presentan los personajes y actores de Hollywood, las limitaciones de los héroes de celuloide, la combinación esporádica de ternura y caos, la mediocridad y fatuidad que envuelve a las estrellas de Hollywood, las conversaciones absurdas entre los personajes de la pantalla y los del patio de butacas, las diferencias de opinión y de reacciones de los 2 personajes encarnados por el mismo Jeff Daniels, y otros elementos hilarantes propios del film.
Por lo demás, Allen se burla de la codicia, el egoísmo, los despistes, las distracciones, la ingenuidad, el estrés, el machismo, el autoritarismo y las extravagancias.
El realizador esboza más que dibuja situaciones e incidencias.
Consecuentemente, deja en el aire numerosas preguntas, entre ellas la que trata de averiguar, si es más real lo que soñamos o lo que vivimos, la que se plantea por qué las personas reales se resisten tanto a soñar, etc.
The Purple Rose Of Cairo, que resulta de una situación verdaderamente dramática matizada con ciertas líneas y circunstancias cómicas, plantea en la protagonista con la que fácilmente puede uno identificarse, la necesidad de elegir entre estas 2 instancias dicotómicas, que en realidad no son tales.
Tanto uno como el otro, son afectos ficcionales, solo que el que propone Tom Baxter es entendido como tal, mientras que no sucede así con el de Gil Shepherd.
A ambos se contrapone la figura de Monk, el esposo, componente de esa realidad devastadora en que se encuentra, que no tiene en sí, la posibilidad de garantizarle una vida glamorosa, o de aventuras por el Cairo, sino una serie de constantes desprecios que habría, finalmente, de apagar la nimia resistencia que le vemos ofrecer durante The Purple Rose Of Cairo.
Es en el seno de este dilema, que hayamos entrometidos a los estudios cinematográficos, y medios de prensa, ávidos por mantener e incrementar, respectivamente, los ingresos luego de este episodio.
Mientras tanto, en el interior del film, se produce una desestructuración absoluta, pues sin la presencia de Tom, no puede continuarse con normalidad la narración que, función a función, deben de forjar los personajes.
El detonante de The Purple Rose Of Cairo se produce cuando ella quiere marcharse de casa, y el marido le advierte que volverá, porque ella no sabe relacionarse con la vida real.
Suponemos, por tanto, que lo que ella vive en su casa es una fantasía, de que un marido no puede ser tan sucio como el de Mia Farrow.
Es verdad, ella vuelve a casa, porque no sabe vivir en la realidad.
Al final, traicionada por el amor del actor real, deshecha la vida ficticia, y es obligada a continuar viviendo en la miseria de siempre, el mundo real.
IMPAGABLE.
Minuto a minuto, Woody Allen nos va atrapando en su fantasía.
La imaginación y sensibilidad que desprende The Purple Rose Of Cairo, se adhieren a nosotros, de la misma manera que le sucede a Cecilia cuando va al cine.
Allen sabe equilibrar los 2 mundos, el de la realidad y la fantasía, sin que uno de ellos adquiera más poder que el otro.
El humor de The Purple Rose Of Cairo, cimentado en la confrontación de la candidez del personaje, huido de la pantalla y la crueldad de la vida, mantiene un pulso sin ganador con el romanticismo de Cecilia, personaje real que vive, al fin, la vida de las películas de sus sueños.
The Purple Rose Of Cairo puede verse como una historia de amor al uso, pero también, como una reflexión en torno al papel del artista-creador, como en muchas de las películas de Allen, Dios también vuela por ahí, dentro del “feed-back” existente entre realidad y ficción.
The Purple Rose Of Cairo trata sobre las esperanzas de la gente perdedora en tiempos de crisis, donde uno agudizaba los sentidos en busca de evasión y consuelo.
Muchos fracasaban en el intento, otros lograban su propósito, aferrándose a las cosas triviales de la vida, que colman nuestras ansias, enriqueciendo nuestros espíritus.
Así, el personaje de Cecilia (Farrow) se ha convertido en una especie de emblema, o estandarte en la búsqueda de un remanso de paz y esperanza, de alegría y felicidad, cuando las circunstancias de la vida no invitan precisamente a ello.
¿Quién no ha encontrado refugio en algún momento de su vida en el cine?
The Purple Rose Of Cairo es un canto a la vida ficticia, esa vida que tantos admiramos.
Un canto al cine.
Porque la vida real, al fin y al cabo, no es tan idílica.

“I just met a wonderful new man.
He's fictional but you can't have everything”



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