Bullitt

“Look, you work your side of the street, and I'll work mine”

Una persecución de vehículos es la persecución de una persona, o grupo de personas a otra (s) mediante vehículos, generalmente entre la policía y delincuentes.
La policía debe estar preparada para perseguir a los delincuentes, que suelen escapar en automóviles, o motocicletas, luego de cometer delitos.
Ambos bandos, han desarrollado técnicas y objetos para despistar al enemigo y para detenerlo, como giros en U, y bandas de clavos respectivamente.
Las persecuciones causan problemas de seguridad vial, dado que se suele circular a altas velocidades, y sin tener en cuenta las reglas de tránsito.
Las persecuciones de vehículos son habituales en la ficción, en particular la televisión y el cine.
En algunos casos, la trama se desarrolla alrededor de persecuciones de vehículos, en especial en el cine de acción.
Habitualmente, las persecuciones involucran accidentes y explosiones, lo que lleva a reemplazar a los actores por dobles.
En los últimos años, muchas escenas son mejoradas mediante imágenes generadas por computadora, o incluso, creadas desde cero.
Éstas permiten crear secuencias imposibles de recrear, o filmar en la realidad, evitar riesgos para los conductores, y reducir los costos de filmación.
Además de automóviles y motocicletas, estas escenas pueden involucrar otros vehículos, como camiones, autobuses, motonieves, trenes y carros de combate, además de vehículos no motorizados como bicicletas y monopatines.
Además de persecuciones sobre tierra, también existen con lanchas y avionetas.
Con respeto a los automóviles, es bien conocido el Ford Mustang, un automóvil fabricado por Ford Motor Company, que cuenta con 2 versiones:
Descapotable y coupé.
Y con 2 motores:
V6 y V8.
El Ford Mustang se basó inicialmente en la segunda generación del modelo estadounidense Ford Falcon, un vehículo del segmento C.
Fue introducido al mercado el 17 de abril de 1964, y el Mustang de 1965, fue el modelo más exitoso desde el Ford A., así mismo, Mustang es la tercera saga de Ford más antigua, cuyos modelos han sufrido numerosas transformaciones hasta llegar a la actual, 5ª generación.
El Mustang dio origen a una nueva clase de vehículo estadounidense, denominado “pony car”, un coupé deportivo con largo capó delantero, y corta parte trasera.
Ha tenido entre sus máximos rivales al Chevrolet Camaro de GM, el Javelin de AMC, el Dodge Challenger, y el renovado Plymouth Barracuda de Chrysler.
También, ha inspirado a modelos como el Toyota Celica y Ford Capri, que fueron importados posteriormente a Estados Unidos.
Así fue que en plena guerra entre las marcas americanas por tener un “best seller automovilístico”, la apariencia era el principal aliciente para vender sus coches.
Y ahí es donde el Ford Mustang ganaba al Dodge Charger, otro fuerte competidor.
El 1968 Ford Mustang GT 390 Fastback, tiene un motor V8 6.392 cc (390 ci), con una potencia de 325 CV 4.800 rpm, transmisión manual de 4 velocidades o Select Shift Cruise-O-Matic, una aceleración de 0-100 km/h en 6,3 segundos y una velocidad máxima de 193 km/h.
Su precio era $2,952.00 en 1968.
“You sell whatever you want, but don't sell it here tonight”
Bullitt es una película de acción estadounidense de 1968, dirigida por Peter Yates.
Protagonizada por Steve McQueen, Jacqueline Bisset, Robert Vaughn, Don Gordon, Robert Duvall, Simon Oakland, Carl Reindel, Norman Fell, Suzanne Sommers, entre otros.
La historia de Bullitt fue adaptada para el cine, por Alan Trustman y Harry Kleiner, basados en la novela “Mute Witness” de 1963, de Robert L. Fish, también conocido como Robert L. Pike.
Lalo Schifrin compuso la banda sonora original, una mezcla de jazz, metal y percusión.
Bullitt ganó un Oscar al Mejor Montaje para Frank P. Keller, y estuvo nominada como mejor sonido.
Bullitt es recordada, principalmente, por la escena central de persecución de automóviles, a través del centro de la ciudad de San Francisco, una de las primeras, y más influyentes escenas de persecución de coches en el cine.
Bullitt está actualmente, preservada en el archivo de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
Bullitt es el primer film policial moderno que, a más de 40 años de su filmación, no ha perdido en absoluto su vigencia.
Desde el primer disparo, al último tiroteo, Bullitt rebosa autenticidad.
Rodada en las calles de San Francisco, con brillantes diálogos, Bullitt es un fiel reflejo de procedimientos policiales, hospitalarios y judiciales.
Producida por la empresa del actor, Solar Films, Bullitt trata de una película que marcó un estilo en el cine policiaco, y de acción, pues las famosas secuencias de persecución por las calles de San Francisco, fueron rápidamente imitadas en el cine posterior.
Bullitt no sólo resultó todo un éxito de taquilla, sino que sus paseos en su Ford Mustang, fueron aprovechados por la publicidad de automóviles en los años 90.
Lo primero que uno nota en Bullitt es que se trata de una película abrumadoramente lacónica.
No hay muchos diálogos, y los que hay son breves, a lo sumo un puñado de frases.
Es cierto que la trama tampoco es demasiado densa, uno asume que la decisión del director, es llenar los blancos con escenas silentes, pero ello contribuye a generar una excelente atmósfera.
A falta de diálogos, el espectador termina por atender otras minucias, pequeños detalles que hacen a los personajes.
El clima de Bullitt hace efectivo pensar, en el mundo violento donde se desenvuelve, y los largos silencios sirven para potenciar, tanto las escenas dramáticas como las de la acción.
El poder de impacto de Bullitt está intacto; y por supuesto, está la larga y memorable persecución en San Francisco.
Esa fue la primera escena de su tipo, filmada de un modo, eminentemente moderno, con planos traseros de los autos, velocidad a tope, y notable tensión.
Lo que más me impresiona de la escena, es que está filmada sin música, ni diálogos, y la única banda sonora, es el rugido de los motores de los dos “muscle cars”
Bullitt, por momentos, parece un documental; y lo interesante, es que todos los trucos del director se basan en la expresividad de Steve McQueen, que aquí da una de sus mejores “perfomances”
La acción y la intriga son las 2 bazas de la obra en todo momento, obra que podríamos situar entre el más puro cine de acción y el cine negro.
Bullitt representa la sobriedad, y es un claro ejemplo del porqué un film de ritmo pausado, no debe de ser por ello, una obra aburrida.
La trama de Bullitt inicia cuando el senador Walter Chalmers (Robert Vaughn) consigue que el mafioso Johnny Ross (Pat Renella) declare en contra del Sindicato del Crimen, y el teniente Frank Bullitt (Steve McQueen) es asignado a la custodia.
Pero las cosas van terriblemente mal, y Ross y un compañero de Bullitt, son baleados salvajemente en el cuarto de hotel donde se refugiaban.
Chalmers comienza a hostigar a Bullitt, y a reclamar su cabeza frente al jefe de la policía, pero el teniente comienza a sospechar que pasa algo raro en el atentado a Ross.
El testigo había destrabado la puerta para dejar entrar a sus asesinos.
Pero Bullitt no puede obtener ninguna confesión, ya que Ross muere en el hospital, y decide ocultar su paradero para intentar dar caza a los asesinos.
Investigando sobre el mafioso, Bullitt descubre que éste se había ofrecido al programa federal de protección de testigos, después de robar 2 millones de dólares en Chicago; y Bullitt comienza a sospechar que todo se trata de una conspiración.
En el inicio de la producción, cuando el guión de Bullitt cayó en manos del productor Philip D'Antoni, la trama, pero sobretodo el personaje de Bullitt, eran distintos.
Como un antiguo joven rebelde que había sido, McQueen no sentía demasiado aprecio por la policía, y desde luego, no estaba interesado en interpretar a uno.
Pero D'Antoni vio en la historia, un vehículo perfecto para McQueen, y su amigo y productor ejecutivo Robert Relyea, estaba de acuerdo.
La estrella siguió, sin considerar demasiado el asunto, pero dado que era su productora la que iba a realizar Bullitt, debía implicarse en el proyecto, lo que le llevó a conocer a algunos policías auténticos, que cambiaron su perspectiva sobre las cosas.
Tan sólo restaba, introducir una vibrante escena de persecución en el guión para que McQueen acabara por aceptar el papel.
Así vemos al gran Steve McQueen, llenando la pantalla con su increíble carisma, popularizando su paso entre los policías con pistolera al hombro, de hecho, a partir del estreno de Bullitt, una empresa comenzó a fabricarlos en serie.
Su personaje, melancólico y parco en palabras, se había hecho a la medida de Steve, quien no solía dar grandes parrafadas, sustituyéndolas por su poderosa mirada.
Siendo grandes amigos en la vida real, la estrella se complementó a la perfección con Don Gordon, que en Bullitt interpretaba a su compañero custodio de la ley, Delgetti.
Frank Bullitt es algo más que un buen detective, es posiblemente, el detective menos parlanchín de la historia del cine, el más discapacitado para demostrar emociones, pero el más consciente de estar inmerso en un mundo putrefacto, y sin sentido, en el que hay pocas cosas que merezcan la pena, y en el que es mejor no hacerse demasiadas preguntas.
Es sorprendente lo que hace McQueen con tan poco diálogo:
Ya en la primera secuencia, cuando Delgetti va a buscarlo a su casa, es un modelo de actuación.
Gestos totalmente naturales, un par de frases que definen su personalidad, una actitud silenciosa, inteligente y desconfiada.
Es obvio que Bullitt no sería lo mismo con otro actor; lo de McQueen es realmente subliminal, él enfatiza al héroe de moda en esos tiempos, callado, poco dialogante, pero muy correcto en su trabajo.
Lo único que le faltó, es utilizar más las armas...
También vemos en el reparto a una preciosísima Jacqueline Bisset, que interpreta a la novia de Bullitt, Cathy, convertida también, en la conciencia del callado policía.
Robert Duvall como Weissberg, se dejaba ver en un pequeño papel de taxista.
Como antagonista, Robert Vaughn resultó ser un malo tan excelente, que acabaría llenando su filmografía de personajes inquietantes y siniestros.
Vaughn está impresionante como senador-corrupto, en su afán de conseguir su puesto en la cumbre, a costa de ayudar a un mafioso, a fingir su muerte y poder escapar de la justicia.
Esta idea en el guión, me ha parecido fantástica, el cambio de personalidades del supuesto mafioso, y toda la parafernalia que le sigue.
En el trasfondo de la historia, como un personaje más, quedaba la bella ciudad de San Francisco, con sus casas bajas y sus muchas cuestas; como dato curioso, quien desee visitar el apartamento de Frank Bullitt, lo encontrará en la intersección de las calles Taylor y Clay.
A todo el conjunto, hay que añadir, por supuesto, la excepcional banda sonora de uno de los grandes de aquella era, Lalo Schifrin, cuyas composiciones marcaron época, especialmente en el género policíaco.
El actor Steve McQueen, con su ferviente pasión por el mundo del motor, no quiso ni oír hablar de rodar la escena usando viejos trucos:
Como variar la velocidad de grabación, para que luego la sensación de velocidad fuera mayor.
McQueen quería velocidad auténtica, y para ello, se preparó junto a un formidable equipo de dobles y especialistas, la estrella se encargó de tener a los mejores del ramo, llevando el Ford Mustang 390 GT 2+2 Fastback, que debía conducir a alguna carrera para familiarizarse con el vehículo, de hecho, Warner había firmado una especie de patrocinio con la Ford.
El que sería su oponente, el especialista conductor Bill Hickman, el inolvidable tipo de las gafas, hizo lo mismo al mando de su Dodge Charger.
Para Bullitt, se utilizaron una pareja de Mustangs, y otra de Chargers, pero tan sólo uno de los Mustangs sobrevivió al rodaje...
La escena principal, tiene a Bullitt en un Ford Mustang GT-390 largo, de color verde oscuro, persiguiendo a 2 asesinos a sueldo en un Dodge Charger R/T negro.
El actor rodó íntegramente la escena de casi 10 minutos.
Tristemente, ese espíritu de rodar sin dobles, no se prodiga mucho en el cine actual.
Curiosamente, el riesgo no fue la única razón, para que pensaran en dejar a McQueen fuera de las escenas más excitantes.
En su primer día de rodaje en las calles de San Francisco, la secuencia entera, de unos 9 minutos, tardó en rodarse tres semanas, el actor se equivocó en uno de los giros, por lo que tuvo que dar marcha atrás, quemando rueda para reemprender la persecución.
El error fue lo bastante cinematográfico, como para que acabara en el montaje final, pero con lo complicado que iba a resultar de por sí, rodar toda aquella locura de persecución, decidieron que era mejor que los conductores profesionales se encargaran del asunto.
Por otra parte, conseguir los permisos para rodar en San Francisco no fue fácil, dadas las altas velocidades que los coches, trucados por el experto Max Balchowsky, iban a alcanzar.
Finalmente, las autoridades dieron permiso para rodar en unos pocos bloques, aunque al parecer, luego simplemente, asignaron un par de policías a la seguridad, con lo que en cierta ocasión, un niño de 5 años estuvo a punto de colarse en una de las calles.
A partir de entonces, decidieron tener a más especialistas metidos en coches, con los que formar una barrera de protección, si algo salía mal.
Finalmente nada salió mal, y Peter Yates, los especialistas y los camarógrafos, se esforzaron en hacer realidad los sueños de McQueen, ideando ángulos extraños e imposibles, tomas excitantes, reflejos en los espejos, y demás.
El esfuerzo no sólo hizo de la persecución de Bullitt un hito de las escenas automovilísticas en Hollywood, sino que sentó precedentes estilísticos para todas las persecuciones de coches que habrían de venir, haciendo de San Francisco la ciudad ideal para las persecuciones urbanas, y valiéndole un Oscar, a Frank P. Keller, cuyo montaje, debería formar parte de la asignatura de cómo rodar persecuciones en las películas.
De hecho, esa persecución fue tan buena, que restó protagonismo a todo lo demás, incluyendo la propia trama de Bullitt, que personalmente, no creo que sea poco interesante, aunque podría haberlo sido más, pero da la impresión de que teniendo esa secuencia de coches, no hacía falta profundizar en ella mucho más.  
En 2001, Ford anunció una edición limitada de Ford Mustang GT “Bullitt” con unas prestaciones elevadas al estilo del coche de Bullitt de 1968, y que imitaba su legendario sonido.
Técnicamente maravillosa, las mejores escenas las podemos observar a través de una lámpara convexa, en los créditos de inicio, desde el interior de una moderna oficina de investigación, a modo de imagen anamórfica, una técnica geométrica muy del gusto de matemáticos y artistas.
Es también interesante, para reflexionar sobre el grado de decadencia que ha sufrido el género policial en los últimos años.
Hollywood ha bastardeado el género, principalmente por 2 factores:
Incluir exagerados pasos de comedia, y el abandono de fuentes literarias.
Todos los filmes policiales de hoy, parecen clones, con sus momentos de humor y sus escenas de romance.
Ya no hay nada fresco, todo es rutina.
Pero entre fines de los 60, y principios de los 70, el policial era otra cosa.
Era cine de ideas y atmósferas, de suspenso y de personajes tridimensionales.
Bullitt no tiene romance, o momentos de comedia, se dedica exclusivamente, a seguir y explorar al personaje central, y está filmado del modo más realista posible.
Algo que no se ha vuelto a ver.

“Look, Chalmers, let's understand each other...
I don't like you”



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