On Golden Pond

“When life is at its finest... when love is at its fullest...”

El amor es el sentimiento más noble del mundo, la familia, el techo donde debería calentarse el más exquisito de los manjares, el mundo, el lugar donde se reparte... nuestro corazón, el único sitio capaz de albergarlo todo con dignidad.
Pero triste es, ver a tantos ancianos que parecen rendidos ante la vida.
Ya no ofrecen otra cosa que un gran fardo de inutilidad, de pesadumbre y/o resentimiento.
Renuncian a pensar con optimismo, a perdonar, a aprender algo nuevo, y sobre todo, renuncian a amar la vida, esta maravillosa vida, que con ansia espera, de cada hombre, un pequeño acto de creación.
La vejez es una realidad, sobre la cual se ha producido mucho saber científico.
De la vejez se habla en el ámbito de la Biología, la Medicina, la Economía y, por supuesto, la Psicología y la Gerontología.
Pero también, han producido mucho saber implícito y popular, novelistas, poetas, pintores, fotógrafos, o cineastas, debido a la importancia de esta fase evolutiva del ser humano.
A nivel general, el cine es un medio de iniciación social que, entre otras cosas es:
Un documento de cómo se ha representado el hecho de “ser viejo” en los últimos 100 años.
Es un medio de comunicación estético, que produce emociones: placer, recuerdo, dolor, identificación...
Y representa categorías diferenciales de vejez: masculina y femenina, en función del status socioeconómico...
El cine es un medio de representación evolutiva y a nivel específico, ha establecido los grados de inferencia, para designar los abundantes tipos de vejez:
Vejez real cronológica, vejez no cronológica pero sentida, vejez real cronológica pero no sentida, vejez vista a través de los ojos de los demás, etc.
Las películas con ancianos como protagonistas, o como carácter secundario, suelen poseer una naturaleza dramática.
Temas como el sumario de la vida vivida, la rememoración ambivalente del pretérito, la angustia por el déficit de capacidades, la enfermedad, la proximidad de la muerte, el abandono, etc.
Es importante considerar la significación del cuerpo, en la teoría del cine, como medio para entender las relaciones complejas entre la naturaleza, la cultura y la sociedad.
Una teoría de la corporeidad en el cine es necesaria para entender las temáticas de la “iconización” de la vejez en el mismo, tales como la expresión de las emociones, la cultura del consumo, la belleza de la imagen del cuerpo, la sexualidad, o las relaciones entre las personas.
Interesan aquí 2 aspectos que sobresalen entre los demás:
La pregnancia perceptiva del cuerpo, y el tratamiento cognitivo del mismo.
El sentido vital, después de la jubilación, también puede buscarse en la relación con los hijos y/o en comprobar el grado de satisfacción de los hijos con sus vidas.
Solo un padre, podría lanzar al mundo, la importancia de los hijos, su clara defensa ante la injusticia de éstos, y darles siempre, ese lugar en nuestra vida, a pesar de la frialdad de algunos de ellos...
“Come here, Norman.
Hurry up.
The loons!
The loons!
They're welcoming us back”
On Golden Pond es un película dramática de 1981, dirigida por Mark Rydell.
Protagonizada por Henry Fonda, Katharine Hepburn, Jane Fonda, Doug McKeon, Dabney Coleman y William Lanteau.
On Golden Pond fue originalmente una obra de teatro representada en Broadway, y convertida, posteriormente, en un éxito cinematográfico gracias a la adaptación que hizo el guionista Ernest Thompson.
On Golden Pond ganó los Premios de la Academia en las categorías de Mejor Actor (Henry Fonda), Mejor Actriz (Katharine Hepburn) y Mejor Guion Adaptado.
También, fue candidata en las categorías de mejor actriz de reparto (Jane Fonda), fotografía, director, montaje, banda sonora, película y sonido.
Ni Henry Fonda, ni Katharine Hepburn estaban presentes para recoger su Oscar; Jane Fonda por su parte, recogió el de su padre.
El icono Katharine Hepburn, por su interpretación de Ethel Thayer, obtuvo su 4° premio Oscar de su carrera cinematográfica; convirtiéndose así, en la única actriz del celuloide, en haber ganado 4 estatuillas doradas.
On Golden Pond es la única película, en la que Henry Fonda y Katharine Hepburn trabajaron juntos.
De hecho, apenas se conocían, según recordaba el propio Fonda, el primer día que se encontraron, él se hallaba solo en el plató cuando:
“Kate entró, sonrió, me miró directamente, y exclamó:
Ya era hora”
Coincidiendo con su estreno, Jane organizó una proyección especial para su padre, que se encontraba ya bastante débil del corazón.
Tras la proyección de On Golden Pond, a la que acudió también su director, Mark Rydell, Fonda le dijo a éste:
“Gracias por la película más importante de mi vida”
El primer día de rodaje, Katharine Hepburn le hizo un regalo a Henry Fonda:
Un sombrero de fieltro marrón, que era el favorito de Spencer Tracy.
Henry, correspondiendo a este bonito gesto, pintó una acuarela con los 3 sombreros que él llevaba en On Golden Pond, y se lo regaló a Kate.
Fonda hizo después, 200 copias de esta pintura, y se las envió a todas las personas que habían trabajado en On Golden Pond.
Cada copia estaba numerada, y personalmente firmada por Fonda, con su agradecimiento personal añadido, a cada uno de los miembros del equipo.
Fonda moriría pocos meses después de finalizar el rodaje de On Golden Pond.
Los conflictos generacionales planean sobre este emotivo y tierno film.
Un viaje a la madurez, al corazón de la vida misma.
Un drama que retrata, en forma triste, la ancianidad y las incapacidades que la misma conlleva.
Pero además, On Golden Pond es un filme que muestra el temor inconsciente que sienten las personas mayores a la muerte, la cual los acecha en cada paso que dan.
On Golden Pond también muestra, en cierta forma, la disfuncionalidad de una familia en lo que se refiere al trato entre el padre y su hija, el cual estuvo siempre marcado por la aspereza que genera el trato despectivo, la filosofía de vida pesimista, el autoritarismo, el malhumor, y la agresividad constante en la forma de hablar.
A parte de los actores, sin los que On Golden Pond no sería la misma, destaca la dirección de Rydell, que logra el ritmo preciso para que narrativamente funcione, sin caer en el aburrimiento, pero considero que son muy importantes, la fotografía y la banda sonora, para introducirnos en el ambiente con el que se pretende envolvernos, siempre con un tono lírico, que multiplica la experiencia que propone On Golden Pond.
El objetivo, o su planteamiento, la acerca a un tipo de cine que fue muy característico en los finales de los 70’s, y principios de los 80’s, de corte existencial y costumbrista, a medio camino entre el drama y la comedia, y que hablaba de algo tan trivial como las familias, sus conflictos íntimos, los dramas cotidianos, huyendo de un cine más grandilocuente, y acercándose más a los espectadores, a la gente de la calle, a través de los problemas del día a día.
Es tremendamente difícil, no dejarse atrapar por la atmósfera lírica de On Golden Pond, gracias a la envolvente banda sonora de Dave Grusin, ideal para escuchar en calma, y relejarse en una atmósfera de placidez, por los idílicos paisajes del estanque del título más dorado, que nunca gracias a la fotografía crepuscular de Billy Williams, por los múltiples momentos irrepetibles que nos regala, no reconocer en los personajes, a alguien cercano, o a nosotros mismos, o en los escenarios a algún lugar que un día nos dejó ensimismados con la belleza de la naturaleza.
En On Golden Pond se plantean dilemas como:
El miedo a las debilidades y a la vulnerabilidad de la vejez.
Los problemas inter-generacionales.
El protagonista y su única hija, la cual vive lejos, mantienen una relación tensa, marcada por las disensiones.
Cuando ésta acude a visitar a sus padres, acompañada de su novio, y del hijo adolescente de éste, comienzan a salir a la luz los conflictos, que llevan rumiando desde hace mucho tiempo.
Por otro lado, el anciano matrimonio no empieza con buen pie con el chico que ha llegado para quedarse un mes en su casa, al cual, la perspectiva de estar tanto tiempo en compañía de 2 ancianos, en un lugar perdido, no lo seduce demasiado.
Todo esto, dará lugar a un montón de situaciones divertidas, tensas, amargas, y tiernas.
Las vidas de todos van a cambiar, y van a aprender muchas cosas unos de otros.
On Golden Pond se encuadra dentro de unas preciosistas locaciones fílmicas boscosas en el Lago Squam, en New Hampshire, las cuales tienen como centro, un hermoso lago, que será testigo de la interacción de un puñado de personas con problemas de relación, que buscan de alguna manera, mejorar dicho aspecto.
On Golden Pond comienza con la llegada de esta pareja de ancianos, a la casa vacacional que poseen junto a un gran lago, entorno que aporta una magnífica fotografía a la obra.
Solo con unos pocos minutos, ya se hace creíble la química entre los personajes, y desde el primer momento, ejercen su magnetismo sobre la cámara.
Ethel Thayer (Katharine Hepburn) como mujer activa, alegre, positiva, cariñosa y extrovertida.
Norman Thayer Jr. (Henry Fonda) en contraste, como un simpático cascarrabias, más pesimista e introvertido, que esconde sus sentimientos tras un humor ácido que, simplemente, me encanta.
Una tierna pareja que transmite, magistralmente, los sentimientos más allá de los diálogos.
Para mí con más autenticidad y romanticismo, que muchas de las películas edulcoradas que empalagan los carteles del cine actual.
Allí llegan a visitarlos, su hija Chelsea Thayer Wayne (Jane Fonda) con su nueva pareja Bill Ray (Dabney Coleman) quienes además, traen con ellos, a un adolescente, Billy Ray (Doug McKeon) que entablará con el anciano, una relación muy particular, debido al choque generacional que se produce entre ambos.
Pronto, fruto de una “convivencia forzada” para nada fácil, se irá dando un aprendizaje mutuo, entre el anciano y el “teenager”, donde el octogenario irá “rejuveneciendo” y el adolescente irá madurando, ya que cada uno aportará su forma de ser, para contribuir en el otro.
Y el actor juvenil, Doug McKeon, está fantástico, siempre he dicho que los actores niños y pre adolescentes, son un prodigio, ya que resultan ser muy sinceros y honestos a la hora de actuar frente a las cámaras.
“Don't you think that everyone looks back on their childhood with a certain amount of bitterness and regret about something?
You're a big girl now.
Aren't you tired of it all?
Bore, bore.
It doesn't have to ruin your life, darling.
Life marches by, Chels.
I suggest you get on with it”
On Golden Pond es una película que se centra en el mal carácter de un anciano (Henry Fonda) que siempre se ha relacionado de manera agria con los demás, incluso con su propia hija (Jane Fonda), con quien nunca ha logrado entablar un trato cordial, ya que casi ni se conocen, de lo mal que se llevan.
Norman, cercano a la muerte, temeroso de sus pérdidas de memoria, león enjaulado que no soporta que su cuerpo y mente no respondan como antaño, sólo se siente seguro y con ganas de sonreír y seguir adelante, al lado de su vieja dama, que lo alegra y sostiene, que le aferra al día a día.
Norman y Ethel nunca han sido perfectos, ni lo pretenden, su hija Chelsea los adora, pero tiene mucho que decir, ella no podía ser otra que Jane Fonda, que hizo todo lo posible, porque su padre hiciera este papel.
Los 2 entendían sus personajes, sus relaciones de padre e hija, tampoco fueron nunca fáciles, inclusive hasta con su hijo: Peter Fonda.
Porque, todos son humanos, con virtudes y defectos, como la vida misma.
Por eso On Golden Pond, muy sencillamente, logra transportarte a momentos de risas, y también a sacar, de vez en cuando, un pañuelo.
En On Golden Pond, tanto el personaje de Katharine, como el de Henry, forman ese escudo protector hacia la hija liberal, ante la mujer de mundo, contrapartida del personaje de la propia madre, mujer de dotes y dogmas clásicos, refugio de noches en vela, compañera y paciente amante, a la que todos acuden, a la que nadie acompaña.
Ethel es ese resplandor, que todos los hombres buscamos en la esposa elegida, el lecho de aromas y placeres, el camino servido por el tiempo, pero que se aviva con fuerza, con solo rozar con nuestras yemas de los dedos.
Norman se siente totalmente realizado, totalmente resguardado y amando, desde la distancia, todo ese abanico de enormes puertas abiertas que es siempre su esposa Ethel, aun a sabiendas, que posiblemente, aquel será el último verano que ambos pasaran en aquel lugar elegido por los dioses, y que poseen.
Chelsea es la propia Jane, y se presenta ante su padre con una expresión de ojos, que todavía hoy, al cabo del tiempo, recuerdo con admiración, pues la relación entre padre e hija, es algo que me toca muy de cerca, aunque de forma inversa, y siento como en mis carnes mismas, el sentimiento de ese hombre ante el encuentro de la hija, sus ansias por abrazarla, y su incontrolable sinrazón del tiempo perdido.
Nadie como Henry Fonda, y por supuesto, nadie mejor que su propia hija Jane, para dar vida a estos 2 personajes, dejando que tomemos parte en esa lucha de risas y llantos, de abrazos y desencuentros, que son todas y cada una de las secuencias en las que ambos intervienen.
Digna sinfonía, la que emplea el director, para dar fondo a un marco familiar, que va poco a poco, asfixiándose por sí mismo, viendo ya cerca, los reflejos de su muerte anunciada, pero no olvidemos algo fundamental en su concierto de almas resistiéndose a evaporarse, ellos tienen algo mejor que el recuerdo, y la esperanza de cambiarlo todo, ellos tienen a la fuerza, la ternura, la comprensión, y el amor de la esposa, la madre, ellos tienen a Ethel, y como el mismo lago, lugar de su felicidad, los rayos que brillan en sus aguas, ella es ese lecho de amor y placer que todos necesitamos.
“That son of a bitch happens to be my husband”
Hablar de las actuaciones, es decir que tanto Katharine Hepburn como Henry Fonda, logran dar vida a una pareja de ancianos en forma sobria y realista, lo normal para 2 actores con mucha experiencia y aplomo, a la hora de los registros dramáticos.
Jane Fonda sale bellísima como siempre, aunque en un papel muy secundario.
En On Golden Pond se puede comprobar, lo que son 2 buenos actores, porque es una historia sencilla, muy sencilla, pequeña cotidiana, y te arrastra.
Te arrastra la historia, de ese matrimonio que lleva toda una vida juntos, y que ahora son ancianos.
Y te arrastra como se conocen y se aman, y como saben que ya no les queda mucho juntos pero, sin embargo, ya se lo dice Ethel, a su hombre que va a cumplir 80 años:
“Eres mi caballero, no lo olvides”
Y es que, da gusto sentarse en una butaca, o ahora no hay más remedio, frente al televisor, y algunos con suerte, a lo mejor ante un cañón de luz.
Rara vez, existen ya las reposiciones, a no ser que se den en las filmotecas, o en los festivales, y sus retrospectivas, qué no se pierda esta buena costumbre, aunque yo no pueda verlas, y encontrarse con 2 grandes actores, que sólo con la manera de moverse, de mirarse, de decir sus diálogos, bien bonitos por cierto, hacen, totalmente creíble, que son un matrimonio que han vivido todo juntos.
Henry está brillante, y la Hepburn, encantadora, y los 2 tienen más química, que muchos actores jóvenes quisieran.
Hay momentos inolvidables, que perdurarán en la historia del cine, como cuando Chelsea (Jane Fonda) se preparada ante la mirada del padre (Henry Fonda), subida en la plataforma para lanzarse al agua de espaldas, cosa que nunca había conseguido de pequeña, o cuando Ethel (Katharine Hepburn) esta remando en el lago, en una idílica placidez reflejada en el estanque.
Tras cada línea de diálogo, tras cada sutil gesto, que gracias a los actores, contienen multitud de implicaciones, surgen en On Golden Pond, multitud de contenidas emociones, y en algunos momentos, explosiones de intensidad incontenible, como en ese preámbulo del final con Henry Fonda y Katherine Hepburn, rostro con rostro, que a modo de una bomba atómica emotiva, consigue derrotarme cada vez que la veo, de hecho, ya van varias veces y sigue lográndolo.
Hay muchos instantes que te remueven por dentro:
“¿Sabes viejo bobo?, eres el hombre más encantador de la tierra, pero yo soy la única que lo sabe”
Y no sólo instantes, también miradas, en eso Henry Fonda y Kate Hepburn están sensacionales, aunque también los está Jane Fonda, cuando por fin, se decide a compartir con su padre, algo tan trivial y a la vez importante para ellos, como ese salto al agua hacia atrás.
Y la Hepburn saltando desde la lancha, para ir a salvar a Henry y al chico que estaban aferrados a la roca, esta mujer es sensacional, bien decía en sus inicios, cuando era joven, que era una mujer deportista, que saltaba y corría, de ahí que fuera una de las primeras mujeres, junto con Frau Dietrich, que usara pantalones en Hollywood.
Por otra parte, se decía que Jane intentaba darle a On Golden Pond un tono autobiográfico, y Henry trataba de mantener la distancia artística y profesional.
En la escena, en la que padre e hija llegan a un acuerdo para intentar llevarse mejor, Jane alargó su brazo para tocar el de su padre, gesto que no estaba en el guión, y que pilló a Henry por sorpresa, y está grabada en el film.
Y en la maravillosa escena, en la que se funden en un abrazo final, un miembro del equipo recordaba:
“Ella estaba llorando y él también.
El resto de nosotros estábamos a punto de hacerlo”
En cuanto a la música de Dave Grusin, su banda sonora aún está inédita en edición digital, así que no sería de extrañar, que dentro de poco, posiblemente, coincidiendo con el 30º aniversario, se publique.
El score de Grusin, es un ejemplo de partitura sentimental, apoyada en la elocuencia tonal de los instrumentos de cuerda, en especial del piano.
Desde su “Main Theme”, pasando por el célebre “New Hampshire hornpipe” o el más académico “Season's End”, la banda sonora muestra el especial talento del músico nacido en Colorado, a la hora de evocar lo nostálgico y evocador, de una historia que es un modelo tardío del Hollywood Dorado.
“You know, Norman, you really are the sweetest man in the world, but I'm the only one who knows it”
¿Quién no quiere llegar a anciano, y tener una relación como la de Norman y Ethel?
Seguir queriéndose, a pesar de los años compartidos.
De las alegrías y las penas.
On Golden Pond sigue resistiendo, como pocas, el paso del tiempo y de mi propia evolución, y seguro que supera más visionados, cuando entre en la edad idónea para disfrutarla, lo que demostrará que, como ya intuyo, esta es una película profundamente emotiva, intensamente lírica, arrebatadoramente sentimental, melancólica y poética como hay pocas.
On Golden Pond es una película para siempre, y en ella vivirán siempre Norman y Ethel, como quintaesencia de esos ancianos que un día tuvimos a nuestro lado, o algún día seremos.
Un maravilloso homenaje a la vejez y a la vida, a Henry Fonda y a Katherine Hepburn.
Gracias a On Golden Pond, mucha gente descubrirá como la vida es genial a cualquier edad, y que los achaques, las manías y las arrugas, no son más que las muescas que la veteranía hace en cada uno de nuestros equipajes de vuelta.
On Golden Pond es un gran ejemplo de lucidez cinematográfica, en una época gloriosa para la industria.
Creo que On Golden Pond pretende darnos a entender, que hay esperanzas de que los ancianos, los de mediana edad, y los jovencitos, logren percatarse de que no pertenecen a mundos tan distantes.
Se nos intenta decir, que los ancianos son seres que sufren y padecen, un mensaje que se echa de menos en la actualidad, y que saben más de nosotros, de lo que creemos.
También, observamos como acaba aflorando una persona tras esos mal encarados adolescentes, con su jerga “pro” que desprecian aquello en lo que acabarán convirtiéndose, rápida e irremisiblemente.
Porque On Golden Pond, como el reflejo del sol sobre el agua, es un ejemplo para todos, no porque la vida termina, sino como tendría que terminar para todos, inclusive:
Los árboles mueren de pie.

“You're safe, you old poop and you're definitely still you picking on poor old Charlie.
After lunch, after we've gobbled up all those silly strawberries we'll take ourselves to the old town road.
We've been there a thousand times.
A thousand.
And you'll remember it all.
Listen to me, mister.
You're my knight in shining armor.
Don't you forget it.
You're gonna get back up on that horse and I'm gonna be right behind you holding on tight and away we're gonna go, go, go”



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